¿Por Qué Debo Creer en la Resurrección - ObreroFiel

Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco. Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de. Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan.
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¿Por qué debo creer en la resurrección? La resurrección es el momento decisivo Es precisamente la resurrección lo que separa a Jesús de todos los demás buenos maestros, de gurús inteligentes y de los líderes mundiales de la historia. La resurrección comprobó que Jesús era y es Dios, y demostró el hecho de que todos nosotros tendremos una vida después de esta. Jesús es ese hombre que murió y después volvió a la vida para contarnos acerca del más allá. Aún Pablo tuvo el cuidado de decirnos que sin la verdad de la resurrección, no hay nada especial ni poderoso acerca del cristianismo. 1 Corintios 15:12-19 “Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres.”(RV60) Los escépticos permanecen ¿Por qué debo creer cualquier cosa que diga la Escritura acerca de la resurrección? ¿Por qué debo aún considerar que estas afirmaciones sean verdad? A través de los siglos, muchos escépticos han argumentado que la resurrección NO ocurrió, y ellos han adoptado una de dos posiciones. O aseguran que Jesús nunca murió en la cruz, o que Jesús nunca volvió a la vida. Veamos estos argumentos de los escépticos, y descubramos si se mantienen ante la razón y un cuidadoso escrutinio. PRIMER argumento - Jesús no murió El primer argumento que vamos a examinar, es la afirmación de que, en primer lugar, Jesús nunca murió en la cruz. Estas personas aseguran que Jesús solo fue herido en la cruz. Más tarde, cuando fue bajado de ella, él se encontraba desmayado, en un estado de semi-inconsciencia y solo parecía estar muerto. Posteriormente, cuando volvió en sí y apareció ante el mundo, no como un hombre que había vuelto a la vida, sino como un hombre que se había recobrado de sus heridas. Muy bien, este es el argumento; ahora, vemos si es que este argumento permanece o no ante el escrutinio. Los soldados romanos nunca lo habrían permitido Los soldados romanos pagaban con un tremendo castigo si permitían que un criminal mayor escapara, o evitara la sentencia a la que había sido condenado. El soldado mismo tendría que sufrir ese castigo. Había pena de muerte para el soldado que arruinara una ejecución. Por esta razón, los soldados romanos eran brutales y meticulosos, ejecutando sus órdenes con absoluta precisión, para asegurarse de que no fueran ellos los que acabaran en la cruz. Los soldados romanos JAMÁS pondrían en riesgo una ejecución de esta naturaleza, y la historia verifica esta verdad. Vean cómo describe la Biblia la muerte de Jesús: Juan 19:31-35 “Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la pascua, a fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo (pues aquel día de reposo era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados de allí. Vinieron, pues,

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los soldados, y quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro que había sido crucificado son él. Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas. Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis” (RV60). Los soldados no quebraron las piernas de Jesús Los solados siempre confirmaban que las ejecuciones fueran consumadas, asegurándose que cada uno de los hombres en la cruz estuviera muerto antes de bajarlo. Si no lo estaba, el soldado usaba un garrote para quebrar sus piernas, a fin de que su propio peso corporal lo asfixiara. La incapacidad para apoyarse en sus piernas hacia arriba para respirar, y la debilidad para continuar impulsándose hacia arriba con sus brazos, las víctimas simplemente se sofocaban bajo sus propio peso, incapaces de poder respirar. Los evangelios nos dicen que los soldados vinieron para quebrar las piernas de Jesús, pero vieron que él ya había muerto. Juan vio salir agua del costado de Jesús No solo eso, sino que los evangelios también nos dicen que uno de los soldados atravesó a Jesús en el área del corazón con una lanza, y que de la abertura brotó agua y sangre. Eso no es poco común en alguien que ha estado muerto por algún tiempo. La cavidad del cuerpo comienza a llenarse de un líquido claro, procedente del propio cuerpo. La sangre en este caso parece acuosa y esto es consistente con alguien que ya haya muerto. Los médicos forenses saben hoy que esto ocurre, pero el ver esta descripción en un documento tan antiguo, es notable. ¿Y dónde fue entonces? Por si esto no fuera suficiente, aún tenemos el asunto de dónde fue Jesús después que se recuperó. Si es que él no resucitó de los muertos y luego ascendió al cielo, ¿dónde fue? No existe ningún documento histórico en el que siquiera se intente comentar sobre un Jesús recuperado en algún lugar lejano. Habiendo considerado todo esto, la idea de que Jesús no murió es ridícula. La Biblia ofrece un testigo presencial para verificar la muerte Miren la descripción de la sepultura de Jesús ofrecida en el evangelio de Marcos. Noten la descripción de José de Arimatea: Marcos 15:42-46 “Cuando llegó la noche, porque era la preparación, es decir, la víspera del día de reposo, José de Arimatea, miembro noble del concilio, que también esperaba el reino de Dios, vino y entró osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se sorprendió de que ya hubiese muerto; y haciendo venir al centurión, le preguntó si ya estaba muerto. E informado por el centurión, dio el cuerpo a José, el cual compró una sábana, y quitándolo, lo envolvió en la sábana, y lo puso en el sepulcro que estaba cavado en una peña, e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro”. (RV60) Se preguntarán el por qué de esta descripción tan detallada de José en este pasaje. ¿Está Marcos tratando de validar la muerte de Jesús usando a un prominente judío (¡aún integrante del concilio!) para verificar la sepultura? ¿Está Marcos tratando de impresionar a sus lectores judíos? No lo parece, puesto que aparentemente él sintió la necesidad de describir al lector el significado del “día de la víspera”. Parece ser aquí, que la audiencia de Marcos no son judíos. José no va a impresionar a los no judíos. Así que ¿por qué lo

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menciona con tanto detalle? Este es el por qué: ¡Marcos quiere que el lector tenga la oportunidad de preguntarle al mismo José! Marcos le está proporcionando al lector un testigo presencial viviente quien no solo vio la crucifixión, sino que tocó y envolvió el cuerpo muerto de Jesucristo. Es ridículo pensar que de alguna forma, todos los discípulos de Jesús, quienes bajaron este cuerpo de la cruz grotescamente golpeado, lo envolvieron en lino, lo perfumaron con especias y lo prepararon para su sepultura sin haber notado que él aún vivía. Deben tomar esto muy en cuenta. No tiene ningún sentido. SEGUNDO argumento - Los discípulos lo imaginaron Una vez que hemos examinado este tema, y reconocido que Jesús verdaderamente murió en la cruz, la siguiente duda que encontrarán es si Jesús realmente resucitó de los muertos después de la crucifixión. Aquellos que niegan esto, entran en tres áreas, la primera de las cuales propone que los discípulos imaginaron toda la resurrección. Esta es llamada comúnmente la teoría de la ‘alucinación’. Los discípulos, en su increíble duelo y frustración, imaginaron toda la resurrección como una especie de alucinación. Y ya que la resurrección no es una verdad científica, sencillamente fue algo que los discípulos honestamente creyeron haber visto, debido a su tristeza y desesperación. Pero no existe tal cosa como una alucinación colectiva. Imagínense ustedes mismos teniendo una alucinación y luego salir de ella, solo para descubrir que su mejor amigo tuvo exactamente la misma alucinación, ¡hasta el último detalle! Eso sencillamente no sucede. Las alucinaciones son personales. No existe tal cosa como una alucinación colectiva. Y ese habría sido el caso aquí con los discípulos. Cuando dos personas son interrogadas separadamente y te dicen exactamente la misma historia, sabes que estás tratando con testimonios de testigos presenciales, ¡no con imaginaciones creativas! No solo eso, sino que imagina una alucinación que perdure por días y semanas. Eso tampoco ha sucedido jamás, y ese habría sido el caso aquí, si es que crees que la resurrección fue solo una alucinación. Jesús se apareció a sus seguidores por 40 días. ¿Y qué hay del cuerpo? ¿Debemos creer también que después de haber experimentado esta alucinación, los discípulos no habrían ido a revisar la tumba? Eventualmente ellos habrían descubierto el cuerpo, y se habrían dado cuenta de que la alucinación fue solo eso. Pero, desde luego, el cuerpo no se encontró… ¡Ellos aseguraron ser más que sinceros! El mayor problema con la teoría de la alucinación es que no se aplica sobre la visión de Jesús en la cual todos, incluyendo los incrédulos como Tomás, tuvieron la oportunidad de comer con Jesús, hablar con él, tocarlo y ser tocados por Jesús mismo. Estas experiencias cambian la resurrección del terreno de la alucinación al de la realidad. ¿Es posible ser sincero respecto a lo que uno cree, y sin embargo estar sinceramente equivocado? ¡Por supuesto! Pero los discípulos aseguraron ser más que sinceros, ellos aseguraron haber sido testigos oculares: Juan 21:24-25 “Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero. Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir”. (RV60)

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2 Pedro 1:16 “Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad”. (RV60) TERCER argumento - ¡Es solo una leyenda! Muchos de aquellos que niegan la verdad de la resurrección, tratarán de decirles que era una leyenda que fue desarrollada con el tiempo por la gente además de los discípulos, gente que escuchó historias y las distorsionó o malinterpretó, o las inventó con el fin de crear el sistema de fe que tenemos hoy. Ellos argumentarán que todo es un mito, una leyenda creada a través del tiempo. ¡Pero no hay tiempo suficiente! Pero aquí está el problema: no ha pasado el suficiente tiempo como para que se desarrolle este tipo de leyenda. Esta teoría del mito requiere que pasen varias generaciones, para que ya no queden testigos presenciales que disputen la mitología. Pero los primeros documentos cristianos que registran la vida de Cristo, aparecen en escena dentro de la primera generación de testigos presenciales. Ellos estaban en la posibilidad de revisar las historias y testificar sobre su validez. Nadie pudo haber iniciado la mitología sin su conocimiento. Pero esto no es todo. También hay registros históricos no cristianos sobre Jesús, que datan de fechas en las que aún vivían los testigos oculares. Estos historiadores no tenían ninguna razón para perpetuar la mitología y atestiguar el hecho de que algo en realidad sucedió aquí en el planeta tierra hace 2000 años. Vean estos primitivos registros históricos: Talos (52 d.C.) Talos es probablemente el escritor secular más primitivo que menciona a Jesús y es tan antiguo que sus escritos ya no existen. Pero los escritos de Julio Africano, alrededor del 221 d.C. citan a Talos, quien previamente trató de justificar la oscuridad que se produjo al momento de la crucifixión de Jesús: “Talos, en el tercer libro de sus historias, justifica esta oscuridad como un eclipse solar…” Este registro de Talos, confirma que Jesús vivió y fue crucificado, y que algo espectacular e inexplicable sucedió en ese terrible día. Si solo pudiera encontrarse algo más de los registros de Talos, veríamos que cada aspecto de la vida de Jesús podía ser verificado mediante una fuente no bíblica. Mara Bar-Serapion (70 d.C.) En algún momento, después del año 70 d.C., un filósofo sirio llamado Mara BarSerapion, escribiendo para animar a su hijo, compara la vida y persecución de Jesús con aquella de otros filósofos quienes fueron perseguidos por sus ideas. El hecho de que Jesús sea conocido por ser una persona real con esta clase de influencia es importante. De hecho, Mara Bar-Serapion se refiere a Jesús como el “rey sabio”. Flavio Josefo (93 d.C.) En forma más detallada que ningún otro historiador no-bíblico, Josefo escribe acerca de Jesús en su “Antigüedades judías” en el 93 d.C. Josefo era un consultor para los rabinos judíos a la edad de trece años, y un comandante militar galileo a la edad de dieciséis. Bajo el gobierno romano del emperador Vespasiano, le fue permitido escribir una historia de los judíos. Esta historia incluye tres pasajes acerca de los cristianos, en uno de los cuales él describe la muerte de Juan el Bautista, otro en el que menciona la ejecución de Jacobo y lo describe como el hermano de Jesús el Cristo, y un último pasaje en el cual describe a Jesús como un hombre sabio y el Mesías, ¡repitiendo la historia de la resurrección!

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Plinio el joven (112 d.C.) Los primeros cristianos también son descritos en la historia secular. Plinio el joven, en una carta al emperador romano Trajano, describe el estilo de vida de los primeros cristianos. Se dice que tenían una fe inquebrantable en Cristo, que se reunían una vez por semana antes de la salida del sol, cantaban himnos a Cristo, prometían hacer buenas obras, y comían juntos en fraternidad. Cornelio Tácito (116 d.C.) Cornelio Tácito era conocido por su análisis y examen de documentos históricos y está entre los historiadores antiguos más confiables. Fue un senador bajo el emperador Vespasiano y también fue procónsul de Asia. En “los anales” del 116 d.C., él describe al emperador Nerón como responsable del gran incendio de Roma y la decisión de Nerón de que eran los cristianos quienes debían ser culpados por ello. En el proceso, él describe la persecución y ejecución de Jesús bajo Poncio Pilato y la persecución de los primeros cristianos. Flegón (140 d.C.) De manera similar a Talos, africano también menciona a un historiador llamado Flegón, quien escribió una crónica de historia alrededor del 140 d.C. En esta historia, Flegón también menciona la oscuridad que rodeó la crucifixión en un esfuerzo por explicarla, pero aún más interesante, resulta el hecho de que él menciona la habilidad de Jesús para predecir el futuro y describir la vida de nuestro salvador. Este es el punto de todo eso. Registros no-bíblicos confirman que la historia de la resurrección parece ser muy TEMPRANA y dentro del tiempo en que aún vivían los primeros testigos. No puede haber duda de que estos testigos presenciales habrían estado en posición de testificar EN CONTRA de la resurrección, si es que fuera solo una leyenda que estaba formándose. La idea de que la resurrección es una leyenda simplemente no se ajusta al pensamiento crítico. Y los primeros testigos ¡fueron mujeres! Este ‘pequeño’ detalle es ignorado cuando la gente quiere pensar que la realidad de la resurrección de Jesús es solo un mito. Los primeros testigos de la resurrección fueron mujeres. Esto está claramente registrado en todos los evangelios. Y recuerden que las mujeres en este tiempo de la historia y en esta cultura, tenían un estatus social muy bajo. Ni siquiera se les permitía testificar en una corte. Ellas no eran consideradas con un estatus que las hubiera hecho testigos confiables. Sin embargo estas historias son brutalmente francas en la forma en que describen a las mujeres como los primeros testigos: Mateo 28:8-10 “Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies y le adoraron. Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán”. (RV60) Si alguien estaba tratando de establecer la validez de una leyenda y darle crédito y credibilidad, ellos jamás hubieran elegido mujeres como los primeros testigos. De hecho, habrían puesto como primer testigo a un hombre de considerable reputación. Pero

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sencillamente eso no sucedió, y la verdad fue registrada en la Escritura, a pesar del impacto que esto pudiera tener sobre los primeros lectores. Este pequeño detalle es increíblemente importante, y testifica la realidad de lo que sucedió. CUARTO argumento - ¡Solo mintieron sobre ello! Esto nos lleva al último obstáculo que encontraremos con la gente que niega la resurrección. Después de examinar la imposibilidad de que la resurrección sea una alucinación o una leyenda, muchos simplemente argumentarán que los discípulos lo inventaron. Dirán que todo es ficción y que los discípulos conspiraron para engañar al mundo. Eran mentirosos consumados. Esta teoría se conoce como ‘la teoría de la conspiración’. ¡Pero ellos no habrían podido retirar el cuerpo! El mayor problema con esta teoría es el hecho de que no había manera de que los discípulos sacaran el cuerpo de la tumba sin alertar a los guardias. Los judíos sabían que tenían que custodiar el cuerpo a fin de prevenir su robo. Ellos quisieron colgar el cuerpo para mostrar que Jesús era solo un hombre. Y convencieron a las autoridades para colocar una guardia romana en la tumba. Ellos resguardaron la tumba con la misma efectividad con la que confirmaron la muerte de Jesús. ¡Y los lugareños se habrían enterado! Pero tengan en cuenta que también habría sido imposible que los discípulos perpetuaran una mentira en un ambiente relativamente pequeño, en el que se decía que Jesús caminó y se apareció a más de 500 personas de acuerdo a Pablo: 1 Corintios 15:3-8 “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apreció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí”. (RV60) Estos lectores pudieron haber hablado con los testigos originales y se habrían dado cuenta de la mentira. Ellos habrían podido escribir mucho acerca del hecho de que todo era mentira. Sin embargo, no existe nada que exponga que la resurrección sea una mentira. ¡Y no tuvieron ningún motivo! Pero más que todo, los discípulos no tenían ningún motivo, y de hecho, ellos pusieron sus vidas en peligro al sostener la verdad de la resurrección. En la actualidad, muchos de nosotros que creemos, arriesgaremos nuestras vidas para defender nuestra fe. Eso es porque verdaderamente creemos y no tenemos evidencia de que lo que creemos sea mentira. Pero eso no fue el caso para los primeros discípulos. Si la resurrección no era verdad, ellos habrían sabido que era una mentira. ¿Llevarían esta conspiración hasta la muerte, sabiendo perfectamente que todo era una mentira? Cuando menos, uno de ellos ¿no se habría rendido bajo la tortura y los golpes y haber confesado la verdad? ¿Cómo es que este grupo de inadaptados llegaron a ser capaces de soportar todo esto? Ellos fueron transformados no por una mentira, sino por la verdad. Y sabiendo que la muerte ya no era algo que debían temer, se mantuvieron valientemente firmes. Díganme si estos hombres iban a conspirar para perpetuar la mentira más grande jamás dicha en la

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historia del hombre. Simplemente no tiene ningún sentido. Los discípulos tuvieron que haber estado LOCOS todos ellos como para haber sostenido una mentira que eventualmente les costó su propia vida. Una vez que ustedes hayan disipado los argumentos que apoyan de la teoría del desmayo, van a tener que concluir que Jesús realmente murió, y después de disipar también las teorías de la alucinación, conspiración y mito, van a tener que concluir que Jesús de hecho sí resucitó. Ahora ustedes se encuentran en otra posición de la teoría y el entendimiento. Ahora están en posición de lo que conocemos tradicionalmente como el cristianismo. Jesús sí murió en la cruz. Después de tres días, Jesús volvió a la vida. ¿Cómo puede ser eso? Puede ser verdad, porque Jesús es Dios mismo, capaz de manipular las leyes de la naturaleza que él estableció desde el principio de los tiempos.

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