Primeros Auxilios Psicológicos
Vanesa Jorge Martín
PAP EN ACCIDENTE DE TRÁFICO
Descripción de la situación: un grupo de 35 escolares de 8 años junto con sus dos profesoras de 38 y 43 años, se van de excursión en autocar al museo de paleontología de su comunidad. El día transcurre con normalidad y en el trayecto de regreso a casa el chófer pierde el conocimiento y se sale de la carretera. El cómputo es de dos niños muertos, cinco heridos que necesitan atención urgente (entre ellos el chófer), el resto de los ocupantes del autocar son heridos leves que no requieren ninguna atención especial y tres testigos (sin ninguna relación con los ocupantes del vehículo siniestrado) de lo que ha ocurrido que viajaban en otro vehículo detrás del autocar.
A) Fase previa de diseño de la intervención, en la que se realizarán las siguientes tareas: 1. Población afectada: niños supervivientes, adultos (chófer y profesoras), padres/familiares de los niños, los intervinientes y testigos. 2. Grados de afectación. Primer grado: los niños, el chófer y las profesoras. Segundo grado: los padres/familiares. Tercer grado: los intervinientes. Cuarto grado: los testigos. 3. Necesidades de los afectados. −
Niños, chófer y profesoras: en primer lugar, necesitan recibir atención sanitaria que compruebe su estado físico y proporcione los cuidados necesarios. También apartarlos de la zona del accidente para garantizarles un lugar seguro. Tranquilizarles. Poner en contacto con su red de apoyo social
(familiares),
fundamental
que
los
niños
estén
con
sus
padres/familiares. Ofrecerles agua y comida (si está indicado), aseo,… 1
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Padres/familiares: necesitan información sobre el estado de sus seres queridos y sobre lo ocurrido. Ver y estar con sus familiares afectados. Se debe prestar especial atención a aquellos que han perdidos a un hijo.
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Intervinientes: para los intervinientes resulta fundamental la coordinación con de los equipos que acuden a prestar los primeros auxilios, poder apoyarse en los compañeros ante dificultades, disponer de espacios seguros a los que poder dirigir a los afectados. Tras la intervención, se debe prestar cuidado a todas las posibles necesidades físicas, cognitivas y emocionales que aparezcan.
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Testigos: dirigirlos a un lugar seguro. Tranquilizarles.
4. Establecer los objetivos generales y específicos de las pautas que se van a elaborar. −
Conocer qué ha ocurrido, dónde, cómo, cuántas víctimas hay, si hay fallecidos.
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Coordinarse con el resto de equipos profesionales que intervienen.
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Identificar qué víctimas necesitan ayuda.
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Cubrir las necesidades físicas y emocionales de los afectados.
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Transmitir seguridad y adaptarse a las características y necesidades de las víctimas.
B) Fase de elaboración y entrega de las pautas psicoeducativas que ayuden y orienten a la población afectada y que recojan: 1. Posible sintomatología. En adultos: sentirse abrumado, confundido, estado de shock o por el contrario agitación y ansiedad, negación de lo ocurrido (sobre todo ante el fallecimiento de los niños), miedo, sentir cierta “anestesia” emocional, crisis de llanto, etc. Cada uno de los afectados tendrá una manifestación e intensidad de los síntomas descritos, en función de sus características y la implicación en el accidente. En niños: pueden permanecer en silencio absoluto o por el contrario preguntar una y otra vez sobre lo ocurrido, sentir miedo, realizar comportamientos de
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estadios de desarrollos previos, alteraciones del sueño, etc. También los niños pueden presentar variedad e intensidad diferentes en la manifestación de síntomas. En los intervinientes (tercer grado) puede aparecer sintomatología similar a la de las personas que han atendido y mostrar cierta resistencia a abandonar el lugar del siniestro, sentir que las víctimas le necesitan, síntomas físicos (dolores, alteraciones del sueño,…) y emocionales (apatía, cambios de humor,…). 2. Pautas de afrontamiento Entre las medidas que se pueden tomar a la hora de ayudar al niño a afrontar la situación se encuentran: −
Presentación: nos acercamos a la víctima… Hola me llamo Vanesa, he venido para ayudarte y para estar contigo hasta que lleguen tus padres,…
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Contener: veo que estás asustado por lo que ha ocurrido, pero ahora estás conmigo y tu papá y mamá vendrán dentro de muy poco… Acariciar y abrazar.
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Calmar: …con una voz muy suave… es normal que estés asustado, ¿alguna vez has estado muy asustado?... ¿y qué hiciste para que se te pasara el miedo?...
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Informar: ¿sabes lo que ha ocurrido?... Al volver de la excursión, el autobús se ha salido de la carretera y habéis tenido un accidente. Algunos de tus compañeros necesitan más atención porque tienen heridas y se las están curando….
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Normalizar: es normal que estés asustado y preocupado, nosotros estamos aquí para ayudarte. Cuando pasen días estarás menos asustado...
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Consolar: cuando estés en casa con tus padres, si te apetece puedes hacer un dibujo sobre lo que ha pasado, puedes jugar, ver a tus amigos, hacer cosas con tus padres y también puedes volver al cole.
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3. Pautas de autocuidado Dirigiéndome a los niños: “...Seguramente, cuando estés en casa con mamá y papá te sentirás menos asustado y con menos miedo y cuando pasen unos días se te habrá pasado del todo. Puedes dibujar, jugar, volver al cole, ver a tus amigos, ir al parque,… hacer todo lo que haces a diario”. Dirigiéndome a uno de los padres (sin el niño presente): “Todas las reacciones que siente son normales, y con los días irán desapareciendo. Si es posible que al colegio y a sus rutinas diarias cuanto antes le ayudará a sentirse mejor. También podéis ayudarle en casa a que hable sobre lo ocurrido a través de un dibujo o de algún juego que le guste”.
4. Evolución de la sintomatología. Posibles centros u organismos de derivación. Dirigiéndome a los niños: “El miedo que hemos comentado que sientes se irá haciendo cada vez más pequeño, pero a lo mejor cuando estés en casa te cuesta dormir, o tienes pesadilla, o estás triste y sin ganas de hacer nada, o muy enfadado…Si algo de esto te pasa, díselo a mamá y papá para que puedan ayudarte”. Dirigiéndome a uno de los padres (sin el niño presente): “Todas las reacciones que siente son normales, y con los días irán desapareciendo. Pero si pasadas 45 semanas sigue con miedo, no poder dormir, está muy agitado o muy callado,… es importante que consultéis con un profesional especializado para que os ayude a gestionar todas estas reacciones”.
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