Pablo, escritor de cartas. SENECA

respecto a Corinto (18,1-17) y la I Corintios. Incluso la escena de Atenas, con el discurso del Areópago (17,16-34), viene a ser una explicitación anecdótica de ...
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Pablo, escritor de cartas.

Pablo, escritor de cartas. Una de las mayores genialidades del autor de los Hechos, a quien llamamos Lucas, fue escribir una especie de vida de Pablo sin mencionar para nada que escribiera cartas. Por más que, como decíamos, un hombre que ha recogido decenas de datos sobre la vida del apóstol no podía ignorar el único que tenían los demás: que Pablo había escrito cartas

Pablo, escritor de cartas. Le debió de mover a ese silencio el esquema de “vidas paralelas” que había impuesto a su obra: Pablo tenía que estar siempre en camino, como lo había estado Cristo, a juzgar por los evangelios; no quiso mostrarle sentado a la mesa, escribiendo cartas.

Pablo, escritor de cartas. También pudo moverle una cierta voluntad de “contrapeso”: Que el apóstol no fuera recordado sólo por sus cartas, en las que no faltan pasajes difíciles y polémicos, sino por su acción, realmente fundamental para todas las iglesias del Mediterráneo

Pablo, escritor de cartas. Por otro lado, es interesante descubrir una gran sintonía entre lo que los Hechos escriben sobre Filipos (16,12-40) y la Carta a los Filipenses, sobre lo que cuentan de Tesalónica (17,1 -9) y las Cartas a los Tesalonicenses o respecto a Corinto (18,1-17) y la I Corintios. Incluso la escena de Atenas, con el discurso del Areópago (17,16-34), viene a ser una explicitación anecdótica de lo que Pablo dice en I Cor 1 y 15.

Pablo, escritor de cartas. Además, la noticia sobre una estancia de tres meses del apóstol en Grecia (20,2s), después de terminado el trabajo en las costas del Egeo (cf. Rom 15,23), da el marco exacto para la composición de la Carta a los Romanos. La duración de dos años en “régimen Abierto” para las cautividades de Cesárea y Roma (resp. 24,23.27 y 28,30) presenta un marco coherente para las Cartas de la Cautividad (Filipenses, Colosenses, Efesios y Filemón) y para la II a Timoteo.

Pablo, escritor de cartas.

Lo que no puede decirnos Lucas es por qué el apóstol se decidió a escribir cartas, qué intentaba con ellas, qué modelos tuvo, cómo las compuso, hasta qué punto reflejan todo lo que Pablo decía en su predicación.

Pablo, escritor de cartas.

¿Cartas o epístolas? Un documento privado, como las cartas de Cicerón, muy funcional, desprovisto de artificio retórico y dirigido exclusivamente, con cierto sentido de secreto inviolable, al destinatario que expresamente se nombra.

Pablo, escritor de cartas. es una composición literaria que puede ser en verso, como la “Epistula ad Pisones”, de Horacio, destinada al público en general, en la que se nombra a un destinatario, pero sin que haya nada dirigido exclusivamente a él.

Pablo, escritor de cartas. En el caso de los escritos paulinos, como en el de todas las “epístolas” del Nuevo Testamento, habría que inventar un término intermedio, algo así como , porque se encuentran a mitad de camino entre ambas definiciones. Pero predomina la idea de “carta”

Pablo, escritor de cartas. ¿Por qué? Porque los destinatarios y lo que Pablo quiere decirles a ellos, aquí y ahora, ocupa un lugar primordial en la mente del autor, de manera que, si le hubieran dicho que nadie más las iba a leer, las hubiera escrito igualmente. Esa interpelación directa a unos destinatarios presentes impone un cierto grado de lenguaje familiar.

Verdaderamente les escribí con gran aflicción y angustia, y con muchas lágrimas, no para entristecerlos, sino para demostrarles el profundo afecto que les tengo…

Pablo, escritor de cartas. Por más que, si una conversación privada puede tomar aires de discurso, mucho más una conversación escrita, dirigida a un auditorio amplio, en una época en que el mero hecho de escribir era todo un lujo.

Pablo, escritor de cartas. En el análisis concreto de los distintos escritos, hablaremos de “elementos epistolares” -no encontramos otra palabra- en el sentido de “propios de una carta”, junto a otros que podrían pertenecer a diferentes tipos de discurso. Bien entendido siempre que también estos últimos quedan modificados por su inclusión en una auténtica carta.

Pablo, escritor de cartas. Veamos un ejemplo en la I Tesalonicenses que tiene carácter epistolar: La repetida interpelación: “hermanos” (1,4; 2,1.9.14.17; 3,7; 4,1.10.13; 5,1.4.12.14.25);

Ustedes saben muy bien, hermanos, que la visita que les hicimos no fue inútil.

La referencia a situaciones concretas del remitente o de los destinatarios (cf. esp. 1 Tes 1,4-9; 2,1-3; 3,1-7). Después de ser maltratados e insultados en Filipos, como ya saben, Dios nos dio la audacia necesaria para anunciarles su Buena Noticia en medio de un penoso combate. Nuestra predicación no se inspira en el error, ni en la impureza, ni en el engaño.

Pablo, escritor de cartas. Por otra parte, prácticamente todas las cartas tienen lo que podríamos llamar “secciones epistolares”: UN ENCABEZAMIENTO EPISTOLAR, en el que se desarrolla el esquema: Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la Iglesia de Tesalónica, que está unida a Dios Padre y al Señor Jesucristo. Llegue a ustedes la gracia y la paz. (I Tes 1,1) UN EXORDIO EPISTOLAR (más típicamente, Rom 1,8-13), en el que se incluye una cierta captatio benevolentiae, se expresan buenos deseos y, sobre todo, el de poder “traducir” la carta en un encuentro personal, así como los motivos que se han tenido para escribir.

Pablo, escritor de cartas. Y un EPÍLOGO EPISTOLAR (cf. 1 Tes 5,12-28), en el que se acumulan las últimas recomendaciones (vv. 1622: como si se estuviera escapando el tren), los saludos que se dan y que se transmiten de parte de otros, las bendiciones (o buenos deseos) finales.

Pablo, escritor de cartas. El remitente o nombre del que escribe Podía ir acompañado de títulos que situaban su posición, sobre todo en las cartas oficiales. Pablo amplía su presentación mediante sus títulos de gloria, ligados a su vocación apostólica: “Pablo, apóstol, no de parte de los hombres ni por mediación de hombre alguno, sino por Jesucristo y Dios Padre, que le resucitó de entre los muertos, y todos los hermanos que conmigo están...” (Gal 1,1-2).

Pablo no suele aparecer sólo, sino involucrando también a otras personas. ¿Será una redacción conjunta? “Pablo, llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, y Sóstenes, el hermano” (I Cor 1,1). “Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y Timoteo, el hermano” (II Cor 1,1). “Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús” (Flp 1,1). “Pablo, Silvano y Timoteo” (I Tes 1,1). “Pablo, preso de Cristo Jesús, y Timoteo, el hermano” (Flm 1)

Pablo, escritor de cartas. Saludo En las cartas latinas Seneca Lucilio suo salutem dicit (Séneca saluda a su lo acostumbrado es amigo Lucilio) Salus (SALUD), de allí saludo. En las cartas griegas lo acostumbrado es Khaire (ALÉGRATE).

Basileus Antíokhos to adelfo Lysia khairein (El rey Antíoco saluda a su hermano Lisias) (2 Mac 11,27)

En las cartas judías es Shalom (Paz).

De parte de Simeón ben Kosiba a Yeshua ben Galgula y a los hombres de la fortaleza, ¡Shalom!

En Pablo encontraremos la combinación del saludo griego y judío

Pablo, Silvano y Timoteo, a la Iglesia de los Tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A vosotros gracia y paz (kharis kai eirene I Tes 1,1).

Pablo, escritor de cartas. La Acción de Gracias a Dios En primera persona (eukharisto)

Es algo más que una frase acostumbrada para Pablo. El reconocimiento del don de Dios otorgado por medio de Jesús es un tema central de su visión teológica: “Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de vosotros, rogando siempre y en todas mis oraciones con alegría por todos vosotros a causa de la colaboración que habéis prestado al Evangelio, desde el primer día hasta hoy” (Flp 1,3-5). “Ante todo, doy gracias a mi Dios por medio de Jesucristo, por todos vosotros, pues vuestra fe es alabada en todo el mundo” (Rom 1,8).

Pablo, escritor de cartas. Cuerpo epistolar A. Doctrinal: En ella suele responder a consultas de las comunidades: “En cuanto a lo que me han escrito, bien está al hombre abstenerse de mujer” (I Co 7,1). “Respecto a lo inmolado a los ídolos, es cosa sabida, pues todos tenemos ciencia” (8,1). “En cuanto a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que estén en la ignorancia” (12,1). “En cuanto a la colecta a favor de los santos, hagan también ustedes como mandé a las iglesias de Galacia” (16,1). Otras veces quiere completar las enseñanzas impartidas cuando estaba con ellos: “Noche y día le pedimos insistentemente poder ver su rostro y completar lo que falta a fe de ustedes” (I Tes 3,10).

Pablo, escritor de cartas. B. Exhortativa: Allí expone las consecuencias prácticas de la fe. Pablo escribe con la inmediatez de un yo a un tú que imagina presente. Es característico su inicio con la expresión parakalo (“exhorto” o “suplico”). “Les exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcan sus cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será el culto espiritual de ustedes. Y no se acomodan al mundo presente, antes bien transfórmense mediante la renovación de su mente, de forma que puedan distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto” (Rom 12,1-2). “Así, pues, les conjuro en virtud de toda exhortación en Cristo, de toda persuasión de amor, de toda comunión en el Espíritu, de toda entrañable compasión, que colmen mi alegría, siendo todos del mismo sentir, con un mismo amor, un mismo espíritu, unos mismos sentimientos” (Flp 2,1-2).

Pablo, escritor de cartas.

¿Cómo es el lenguaje de Pablo? Un lenguaje hablado, lenguaje religioso y con convenciones retóricas… Veamos… ¿Pablo era un hombre culto? No lo podemos afirmar a priori, pero el recuento de sus palabras y la consideración del contexto en que se encuentran nos dice que sabía encontrar la palabra justa en el momento justo

(cosa que no logran todos los que utilizan palabras raras)

Pablo, escritor de cartas. No era, por otra parte, un erudito, uno que cita a poetas y filósofos, pero su griego no es un griego “traducido”, sino el de uno que ha “mamado” la lengua y comprende las esencias de su entorno cultural Pablo tiene una palabra significativa. Con él se tiene la impresión andar pisando roca firme.

Una palabra clara, cálida y penetrante. Allí hay pasión y fuerza de convicción. Son frases que se han “forjado” a base de repetirlas más veces e ir midiendo el efecto que producían

Pablo, escritor de cartas. Muchos momentos de auténtico lirismo y de auténtica habilidad (por qué no usar la palabra) retórica. Son célebres Rom 8, así como I Cor 13 y 15. Pero se encuentran muchísimos más. Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el temor, sino el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios: ¡Abba!, es decir, ¡Padre!

Pablo, escritor de cartas. Principales escritores de cartas CICERÓN (106-43 aC) Se nos han transmitido 931 cartas, que pueden ser la mitad de las que escribió. Están fechadas desde el año 68 aC hasta poco antes de su muerte.

HORACIO (65–8 aC) Desde el año 20 aC, después de haberse dedicado a otros géneros, escribió epístolas donde aborda temas históricos y explica la dificultad y seriedad del arte de la poesía.

Pablo, escritor de cartas. SENECA (c. 4 aC-65 dC). Autor de una voluminosa correspondencia, sobre todo con su amigo Lucilio. De contenido moral y escritas con miras a su posterior publicación, en muchos casos eran ensayos breves con rasgos epistolares. PLINIO EL JOVEN (62-114 dC) ha dejado un extenso epistolario que constituye un cuadro muy completo sobre su tiempo. Es importante la correspondencia que, como gobernador, mantiene con el emperador Trajano.

Pablo, escritor de cartas. Según Demetrio (s. IV aC) en su manual Sobre el estilo afirma:

Las cartas deben tener un estilo sencillo, franco y natural, en vez de buscar artificios o rodeos retóricos. La forma de ser y hablar del autor debe traslucirse en ellas. Demasiado esfuerzo en crear un estilo elevado le quita intimidad. Una carta debe ser “un retrato del alma” del que la escribe.

Pablo, escritor de cartas. ¡Ése es el modo con que escribe Pablo! 11

Les hemos hablado, corintios, con toda franqueza y hemos abierto completamente nuestro corazón. 12 En él hay cabida para todos ustedes; en cambio, en el de ustedes no la hay para nosotros. 13 Yo deseo que me paguen con la misma moneda. Les hablo como a mis propios hijos: también ustedes abran su corazón. (II Cor 6,11-13)

Pablo, escritor de cartas. Obra de maestro y de pastor Ahora nos vamos a preguntar por el género interno, es decir ¿qué son en el fondo y qué pretenden las cartas de Pablo? Encontramos la respuesta en dos términos que se encuentran en Ef 4,11 como ministerios que se dan en la Iglesia: “maestro” y “pastor”.

El mismo texto nos da también los de “apóstol”, “profeta” y “evangelista”.

Pablo, escritor de cartas. Pablo no actúa en sus cartas como “apóstol y evangelista”, sino como “maestro y pastor”. Dicho en otros términos, también conocidos: en las cartas no encontramos propiamente el kerygma (=“anuncio”, dirigido a los no creyentes) del apóstol, sino su didakhé (=“doctrina”, dirigida a los creyentes)

Pablo, escritor de cartas. Pablo fue apóstol de los gentiles ya que se dirigió a personas totalmente ajenas a la tradición judeocristiana para conducirlas a la fe (cf. I Tes 1,9s). Además, entre sus oyentes contaba a “griegos y bárbaros, sabios e ignorantes” (Rom 1,14).

El libro de los Hechos (cf. 14,15-17 y 17,2231) nos da un cierto modelo de cómo pudo haberles hablado.

Pablo, escritor de cartas. Aquellos discursos tienen poco en común con el tipo de argumentación que conocemos por las cartas, pero no todo es culpa de Lucas: en realidad, LOS DISCURSOS que el apóstol dirigía a los paganos totales tampoco podían ser muy parecidos a las cartas: Pablo no podía hablarles en un lenguaje plagado de tecnicismos teológicos y, además, suponiendo tanta doctrina judía y cristiana como presuponen sus cartas.

Pablo, escritor de cartas. Las cartas, pues, presuponen una comunidad ya formada, instruida en las verdades de la fe Una “enseñanza” (cf. Rom 6,17; 16,17; I Cor 14,6.26) destinada a confirmar y ampliar la ya recibida.

Pablo, escritor de cartas. Tampoco son enseñanza superior en sentido propio: no hay ni un plan didáctico, ni un estilo académico ni la previsión de un “alumnado” especialmente selecto (cf. I Cor 2,6; 3,1s):

son escritos típicamente ocasionales, dirigidos a toda la comunidad.

Pablo, escritor de cartas. El elemento desencadenante debió de ser, pues, la urgencia pastoral. Por eso, un hombre que ya luchaba en cuatro o cinco frentes (el trabajo manual, la evangelización de judíos y gentiles, la catequesis de los convertidos, la formación de sus colaboradores) se decidió a añadir el más difícil para un hombre ocupado:

escribir cartas

Pablo, escritor de cartas. Lo determinante en la carta debió de ser, como es propio del género, transmitir algo de presencia personal: para continuar siendo, en un momento de peligro y de duda, “como una madre” y “como un padre” (I Tes 2,7.11) … si bien, como Apóstoles de Cristo, teníamos el derecho de hacernos valer. Al contrario, fuimos tan condescendientes con ustedes, como una madre que alimenta y cuida a sus hijos.

Pablo, escritor de cartas. Por eso, en I Tesalonicenses, la primera carta que debió de escribir, el apóstol no tiene interés en comunicar grandes novedades, sino en infundir ánimo y responder a las preguntas planteadas, a la luz de la doctrina anteriormente transmitida.

Pablo, escritor de cartas. En el fondo (¡acababan de salir de la idolatría!), no debía de considerarles capaces de grandes sabidurías. Así transcurriría todo el “segundo viaje” de Pablo (corresponde a Hch 1618).

Pablo, escritor de cartas. En Corinto tampoco les sirvió los platos más exquisitos (I Cor 3,1s; cf. 2,6).

Por mi parte, no pude hablarles como a hombres espirituales, sino como a hombres carnales, como a quienes todavía son niños en Cristo.

Pablo, escritor de cartas. Pasó algo de tiempo: los cristianos maduraron; entre tanto, el apóstol estuvo en Cesárea, Jerusalén y Antioquía (Hch 18,22) y pudo ver cómo en las antiguas comunidades se iba abriendo paso una cierta sabiduría cristiana (la que se refleja en I Cor 2,6-16), cultivada en un principio por unos pocos. Llegado a Efeso (Hch 19,1), empezaron a lloverle noticias sobre Corinto.

Pablo, escritor de cartas. Entre otras, la de que se le achacaba falta de “sabiduría” (hoy día diríamos: de profundidad teológica) Y a eso Pablo tiene que responder (cf. II Cor 11,6: “Seré un cualquiera en la palabra,

¡pero no en el conocimiento!”) vertiendo sabiduría en sus escritos.

Pablo, escritor de cartas.

A partir de ese momento, diríamos, sus cartas son un combinado de y de : nace para nosotros , en distinta medida para cada carta, según veremos.

Pablo, escritor de cartas.

En un extremo estaría I Corintios, donde todo proviene de las noticias que le han llegado o de las preguntas que le han planteado

Pablo, escritor de cartas.

en el otro estaría Romanos, donde casi todo, en el cuerpo de la carta, es teológico y sólo en algunos momentos (esp. 14,1-15,13) se “desciende” a lo pastoral

Pablo, escritor de cartas. Unidad e integridad de las cartas La “crítica de las fuentes” mediante la cual, por ejemplo, Wellhausen descubrió “cuatro fuentes” para el Pentateuco y “dos fuentes” para los evangelios sinópticos, tiene poco campo de acción en el área de los escritos paulinos. Es cierto, de todos modos, que las cartas han llegado a nosotros en forma de colección y que quien prepara una colección puede intervenir en ella: juntando documentos, incorporando fragmentos que andaban dispersos e incluso rellenando algún hueco

Pablo, escritor de cartas. Varios autores han señalado fragmentos desplazados y han “reconstruido” el orden primitivo. Veremos algún caso concreto a propósito de las distintas cartas.

Lo malo es que esas “reconstrucciones” tienen que optar necesariamente entre muchas posibilidades.

Eso ocurre, sobre todo, con las reconstrucciones de Filipenses y de la correspondencia tesalonicense. Hay un caso, de todos modos, en el que la posibilidad de cartas distintas parece evidente: II Corintios.

Pablo, escritor de cartas. Veamos un pequeño ejemplo en II Cor 6,14-7,1:

a) que formara parte de la carta a que se alude en I Cor 5,9; b) que sea un simple fragmento disperso; c) que sea simplemente interpolado.

Pablo, escritor de cartas. Respecto de Rom 16, se duda de que Pablo conociera a tanta gente en Roma: sus destinatarios podrían ser los efesios. 1Les

recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la Iglesia de Cencreas, 2 para que la reciban en el Señor, como corresponde a los santos, ayudándola en todo lo que necesite de ustedes: ella ha protegido a muchos hermanos y también a mí. 3 Saluden a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús. 4 Ellos arriesgaron su vida para salvarme, y no sólo yo, sino también todas las iglesias de origen pagano, tienen con ellos una deuda de gratitud. 5 Saluden, igualmente, a la Iglesia que se reúne en su casa. No se olviden de saludar a mi amigo Epéneto, el primero que se convirtió a Cristo en Asia Menor. 6 Saluden a María, que tanto ha trabajado por ustedes; 7 a Andrónico y a Junia, mis parientes y compañeros de cárcel, que son apóstoles insignes y creyeron en Cristo antes que yo. 8 Saluden a Ampliato, mi amigo querido en el Señor; 9 a Urbano, nuestro colaborador en Cristo, y también a Estaquis, mi querido amigo. 10 Saluden a Apeles, que ha dado pruebas de fidelidad a Cristo, y también a los de la familia de Aristóbulo...

Pablo, escritor de cartas. U otras dos pequeñas interpolaciones: I Tes 2,15s y I Cor 14,33b-36, significan que el apóstol pudo no haber dicho tanto mal de los judíos y pudo no haber dicho que las mujeres callaran en las asambleas. Pero también hay quien se resigna a que el apóstol no diga siempre lo que nosotros le hubiéramos hecho decir.

Como en todas las Iglesias de los santos, que las mujeres permanezcan calladas durante las asambleas: a ellas no les está permitido hablar. Que se sometan, como lo manda la Ley.

Pablo, escritor de cartas. Formas y tradiciones A través de ella se puede llegar, de algún modo, al “taller” del redactor final: una serie de características literarias nos hacen descubrir pequeñas “piezas” literarias, que el redactor final habría incorporado con sólo pequeños retoques. Además de las citas del Antiguo Testamento, frecuentemente señaladas con palabras explícitas (“Está escrito”, “Dice la Escritura”, etc.), los estudiosos descubren también confesiones de fe, fórmulas litúrgicas, himnos y piezas catequéticas

Pablo, escritor de cartas. confesiones de fe I Cor 15,3-7 3

Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura. 4 Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura. 5 Se apareció a Pedro y después a los Doce. 6 Luego se apareció a más de quinientos hermanos al mismo tiempo, la mayor parte de los cuales vive aún, y algunos han muerto. 7 Además, se apareció a Santiago y de nuevo a todos los Apóstoles.

Rom 1,3s; 3,25-26a; 4,25; 10,9; I Cor 8,6; I Tes 1,9s; Ef 4,5s

Pablo, escritor de cartas. fórmula litúrgica Suele señalarse la tradición de I Cor 11,23-26, así como la aclamación de Ef 5,14, que se introduce casi como texto de la Escritura

Por eso se dice: Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará.

Pablo, escritor de cartas. piezas catequéticas Una serie de listas de vicios y virtudes (como Rom 1,29-31; 13,13; I Cor 5,10s; Gal 5,19-23; Col 3,58.12-14), así como las llamadas “tablas domésticas” de Col 3,18-4,1 y Ef 5,21-6,9. 5

Por lo tanto, hagan morir en sus miembros todo lo que es terrenal: la lujuria, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos y también la avaricia, que es una forma de idolatría. 6 Estas cosas provocan la ira de Dios. 7 Ustedes mismos se comportaban así en otro tiempo, viviendo desordenadamente. 8 Pero ahora es necesario que acaben con la ira, el rencor, la maldad, las injurias y las conversaciones groseras.

Pablo, escritor de cartas. El taller o la escuela de Pablo Algunos autores a hablar de la escuela de Pablo, en la que se habrían formado los que en las cartas aparecen como co-autores (Silvano, Timoteo, Sostenes) y pudieron continuar la producción después de la muerte del apóstol.

Pablo, escritor de cartas. Esta actividad escolar tendría su reflejo en el seno de las cartas indiscutibles: el apóstol, en compañía de sus discípulos, habría elaborado pequeñas piezas, como resúmenes de predicación, y luego los habría incorporado en sus cartas.

Pablo, escritor de cartas. Podríamos pensar más que en la “escuela”, en la “carpeta” del apóstol:

Él mismo tenía que hablar a distintos públicos en distintas ocasiones y, en algún momento, podía incorporar a sus cartas aquello que había preparado como pauta para su predicación.

Pablo, escritor de cartas. Hemos hablado del “taller” de Pablo como de una mesa de redacción. Pero la carta como objeto que un remitente manda a un destinatario también tiene que pasar por un cierto “taller”. En ese “taller” había algún “obrero”. En Rom 16,22 saluda un tal Tercio, “el amanuense de esta carta”. En otras cartas se da tan poca amplitud a lo que el apóstol escribió de puño y letra (Gal 6,11; Col 4,18; Flm 19), que hay que suponer que para el resto también había contado con un colaborador.

Pablo, escritor de cartas. Lo difícil es saber en qué cartas y en qué medida ese “colaborador” ha tenido ocasión de poner algo propio, que le convirtiera en co-autor de la carta. 11

Y como recordarán, los hemos exhortado y animado a cada uno personalmente, como un padre a sus hijos, 12 instándoles a que lleven una vida digna del Dios que los llamó a su Reino y a su gloria.

I Tes 2, 11-12