ORA DE LOS RORNOS, E l PERONISMO - Biblos-e Archivo

Entre los artistas plácticos, por ejemplo, se sucedieron una serie de obras y acciones. A fines de ..... el diario La Unión de Chile (29 de octubre de 1969) registraba una polémica que, afirma- ba, estuvo a punto de ... En efecto, aunque no.
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ORA DE LOS RORNOS, E l PERONISMO IMAG[r i i C l "flUCW*

MARIAt10 E MESNAN E llcencia&en C~enciasdi Comunrcacion en ia J n i v e Edad ~ de Buenos I! lniegra el g w o de I Wstlgacion .Arte. C u hira Y Priltica en I m Años Sesentam, de la Facultad Cieiicias Saciales (UBA) cwditor de la revista Ca yAwm especializada e temas de mmunicacion y cultura. Actualmente n el pmgrama de Doctorad U**--i del Cine. en la d de Filmofia y Lr 4M w ó nr e d Wd iculo fue oublicac en la revism film (Buena Aires). i1' 21. agosto de 1996.

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adebrhomos ndoSo(wss vhl Geifm.

Cuando La hora de loS hornos (F ctavio Getino) se estirenó en las salas de Buenos AireS, a fines de 1973, los anuncios periodísticos hablaban de ala película arf!entina más;premiada y vista en el mundow. Consagrada primero en la IV Muestra Intemairional del luevo Cine de Pesaro (Italia), en junio de 1968, y a partir de allí en diversos festivaleS internacionales, h(abía alcanzado una :significativa difusión clandestin;3 o semiclandestina, siegún el penodo, a pairtir de la segunda mitad de 1968 en la Argentina. En 1973, con la apertura pialítica -lue !go de seis años de dictadura militar y de dieciocho años de proscripción f?lectoraldel movimiento político mayoritano, el peronismo-, lle!gana al cii'cuito de S: ilas con la categoría de film de #interésespecialn. La hora de los horno!c constab; i de tres partes, con una duración total de más de cuatro hoi?as. Pero en 1973 sólo se estre ?ra (Neocolonialismo y violencia), la más (:onocida y con una estructura 1 ¡Sadecuada. para el circuito comercial. is críticas periodísticas de ese año ichos casos retomaron juicios ya sdos por la crítica local o la internacional en los años previos. En general se rescatabasu valor documental, el tra bajo de montaje, así como cierta audacia de lenguaje en la combinación de variados recursos, y se cuestionaba el esquematismo y maniqueísmo de parr^ tes df?Ifilm. Según fuera el crítico, la -A opcióiIpolítica del grupo recibía mayor m. aceptiación o rechazo. Uno de los hechos más cue!jtionados 1fue la ya faimosa modificación del final de la primera parte: los últimos cualm minutos que en la \~ersiónoriginal de 1968 estaban ocupados por la imagenfija del mm del ~Chf ?S Guevara ( la del Che* muerto, el *ChecCric:o), en la versión de 1973 eran reemplazados por imágenes documentales de suce ;os significativos, movilizaciones y personajes protagonistas de la política argentina y atinoamericana en los años que separan ambas versiones. En la última, la imagen Jel Che se mantenía, aunque ya no oficiaba a modo de opción final, ocupaba mucho nenos tienipo y de algún modo aparecía diluida entre otras: junto a imágenes de dis:ursos de Juan Domirigo Perón y Evita, o la fotografía de Perón con su segunda mujer -luego pre!siderita- Isabel Martíinez, encon'tramos im: igenes del Cordobazo -aquellas aresentes i?n casi todo el cine político contestario de esos años, las del pueblo a p e jreando a la policía montada que retroceige-, la masacre de Trelew, la movilización aopular cuando la as)unción de Héctor J. (:ámpora, Iíderes regionales como Castro, rorres, Allende y Tomjos, movilizaciones enI América Latina y el Tercer Mundo, y su re oresiónl.

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salasepiedemrun cartei con la frase Incitadm tomadade m& Fanon.

LOCadobam(29~30de wdel969)fueeimap ievantamimobieioy* deesosañmh~a pxür de una mMmmna a h w -1 ~am contra medidas del @m militar. La ciudad de Córdoba fuetomadapwbls manifesiantes. te@&&e ~mniasimmsdei adwihastabdimkioándela potestapor~~éram.se amit%enrni~mbobdela Licha p p ~ ~ a p e n t i ~ (inducohqinanedei Cndobao)y dim ongen a un p&dodekichade&En +ndo lugar, se conoce mmo m de T~ la W n iiegal. el 22 de agBSt0 de 1972. de d i ¡ pa~s-delas

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Estas LIIUIII~S IIIIC~S da? C U b i i ~ dut. la voluntad de encontrar un camino común con los represt?ntantesdeSI cine cubano, incluso más allá die las diferencias políticas o ideológicas de 1: is que podian ser conc:¡entes. De ahí, la pro(Iuesta de eliminar unas imágenes -. .-..:^A-...-:-(las del f ~x4-'=-\ t ~ g~-..U ~Cd~-..--.., Ui I ~ I~U ~dp~uu~audb C uaia & IUIILIUII~~ un ~~ determinado contexto (goipeando, provocando, liberando)i, en otro ((:uba) podki n resuitar agresivas, llegar a herir o tal vez hasta uoprimirn. El hecho de quit; ir estas imiBgenes para evitar que el film use .."., ,.-hl- -.,hconvierta en derrotan para el plieuiu LUUCIIIU, I I I ~ t.11 el mismo sentido señalado en la carta de no colocar *otras imágenes que daban derrota para e ai batalla y \lictona par,a los gorilas: imágenes de militares junto al cadáver, etc.mZ4. r"--c i u 11 ' 3 que resultaba *imposible*, según citamos, era #eliminartoda la st.tiut.iil;idn (el fragmeiito); porque -a diferencia de lo que pensarían en 1973 cuando decidieron achicarla- la imagen final del rostro del ~Chewmirando a cámara, con sus varios; minutos die .a..---:z---SI. UUI~LIUII. constituía el *tema de la opción. y *el único final hacia donde LUIIIIU~~.e1 film*. El olbjetivo de Ios cineast,as argentinos al colocar ese final no era otro que el de convocar ;3 la lucha revolucionaria regionalz5y, en este sentido, compartía el horizonte - - - , - m -..* gell~idl-. fepresentado pul la nev0luciÓn Cubana. Por otra parte, el rostro del *Chen muerto así como las imiigenes del cadáver (E!I aChe4risto) podían considerarte pertinentes para dicha convoc;3toria inclu!so por el hcL ---..M--cho de que se trataba de que *funcionasenn en un continente cuyda 111dbd3 pupuldres eran eminentementecristianasy, fundameni:almente, eiI una coyuntura histórica particular de expresión de tendencias pro1yesistas e incluso revolucionarias en la Iglesia Católica r- -, a escala latinoamericana e ~ ~ ~ ~ I I I:---t ~ G I U LII I I ~t.1I . &aso argentino, esto se expresa, por ejemplo dcosde fines Ide 1966 en las páginas de la revista Cristianismoy Revolución, así como en lai confluenci,a de un conjunto de sacerdotesy laicos hacia lo que en mayo de 1968 -- t- l;redciÓn pública del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. cristalizaríd e11 A escala regional, incluso antes de la Conferenciadel Episcopado latinoamericanoen 1968 en Medellín, de 1967 es el documento de los obispos de América Latina que hacían su uopción por los pobres., así como la muerte en combate del cura " euemllero colombiano Camilo Torres, que al igual que el +&he* -au nque sin alcanzar su dimensión- pronto se convertiría también en un símbolo regional.:>6 .,--..-#!-a I Y U se trata de que estos elementos fueseir LUIII~IUU~t.11 L U ~ I I Lexp~l~iiamente ~ por xuencias finales de 1 : I primera p, arte del film; pero sí de Solanas y Getino al decidir las SI que forma ban parte Ide un wclirrla de época., y debeni considerarse entre sus condicio--..-I-..:---:--la--ries prouuctivas. En Cuaiquier WSO, puede haber sido s~~~~pieiiieirte la propia fuerza simbólica y pe!rsuasiva de dichas imágenes las que impulsaron a su utilización. D Ahora lbien, la insistencia de 1a nota de Solanas sobre la imposibilidad de e L----ei iragrrierito final remite, implícitarrierire, a la aparición del tema en la converba~iuiipre via mantenida en Viña del Mar. Es decir, los dirigentes del cine cubano estaban seguramente más interesados por promover otro tipo de imágenes del ~Chem,considerando que no

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biolencia armada como medio de liberación.

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(...) por ello -finaliza- aunque es poco lo que puede hacerse y no pudiendo suprimir la secuencia entera porque es el único final hacia donde confluye el film, te aconsejamos excluir la imagen del fotógrafo, que creemos es la que oprime. No sé si con esto se puede superar algo que es mucho más profundo y quizás indefinible o invaluable. Pero no queremos que el filIm se convier.- niariterieno ta en derrota Dara tu ~ueblo.Todo lo contrario. Por ello creemos que ha sido muy justu por ahora e

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funa y la denota. n cnmca de la ni gue a la muerie. !

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verdugos le d i m m. ~ u e r ypalma ~ al mito que recorretía el mundo (..)s. La analogia evidente entre estas imágenes del aChe. y las de Cristo h e trabajada por tihsos autores. Leandm W en .El día que me quiwas. por e p p l o . cita el Wümonio que remgio del fotógrafo heddy Alborta: .Tuve $ imprestón de que estaba fotografiando a CnsUh. Asimismo, se iefiefe a un am'ailo del niom ing% John Bwgeren el que mmpara las foiogmfias de Alborta con M ó n de anatomía de Rembrandt y sostiene haberse dado cuenta de que nunca más wdna obcwvarel Cristo Yacwitede Mamegna sin remdar al .C~I@.

sólo las del fotógrafo, sino en general las del cadáver y la final del rostro del ~Chenmuerto, constituinan una suerte de símbolo de derrota. En este sentido, nos decía el documentalista Santiago Álvarez: *Respecto de ese film de Solanas y Getino aquí hubo tremenda discusión. Puede ser que haya contradiccionesque surgieron en aquel momento, a las que ahora yo no les doy importancia, pero nosotros no estábamos de acuerdo con la forma en que fue puesto el cadáver del ~Chem. Eran ideas que uno tenía respecto de ver al ~Chemmuerto y la forma en que lo presentaron en el final de la primera parte del film: ese rostro del &he. muerto, con los ojos abiertos, como con la mirada a cámara. En aquel momento eso me parecía muy violento. No puedo ahora precisar las discusiones, pero los argumentos que había de un lado y del otro eran válidos. R e cuerdo que en esos años, respecto de las imágenes de los cadávares de los mártires o héroes, había como dos tesis. Por ejemplo, los vietnamitas rechazaban esas imágenes. Y en la discusión aquí yo sacaba como argumento lo mismo que sostenían losvietnamitas cuando discutían con nosotros. Cuando estuvimos en Vietnam con el noticiero (ICAIC), ellos nos decían que por qué teníamos que andar mostrando los cadáveres o los cuerpos de los heridos, que eso no era necesario; porque nosotros filmábamos también los cadáveres de los vietnamitas. Aunque no era lo mismo, porque si tú regictras secuencias de los vietnamitas muertos o heridos en los bombardeos sobre Hanoi de la población civil, esas imágenes sirven para denunciar lo que hacían los yanquis. Pero los vietnamitas eran reacios a que les filmaran un solo cadáver. Y nosotros tratábamos de convencerlosde que eso los ayudaba en los foros donde se discutía la cuestión de Vietnam. Entonces ese registro de las masacres yanquis, desde nuestro punto de vista,

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era efectivo, servía. Claro que luego, aunque eran situaciones distintas, con nuestra posición respecto de las imágenes del ~Chemparecía como que le estábamos dando la razón a los vietnamitas.a2'

Aunque efectivamente se trata de situaciones diferentes, este recuerdo remite a una cuestión que encontramos en otros testimonios recogidos entre cineastas cubanos, protagonistasdirectos o indirectosde esos debates: frente a las imágenesdel ~Chen muerto, la sensación de derrota podía mezclarse (confundirse) con una sensación de

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