Miyazaki

El 'anime' más barroco. TÍTULO ORIGINAL: 'Hauru no ugoku shiro' / 'Howl's moving castle'. PAÍS: Japón. DURACIÓN: 119 minutos. El castillo ambulante.
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6 CINE

LOS ESTRENOS

el Periódico 3/4/5 de marzo del 2006

Hayao

‘EL CASTILLO AMBULANTE’ / EL PERFIL

Miyazaki

El gran maestro de la animación japonesa actual opta a su segundo Oscar

P

El autor de ‘El viaje de Chihiro’, a través de su estudio Ghibli, dirige cómo, cuándo y sólo lo que él quiere LA CRÍTICA

elícula que dirige, éxito seguro. Ésta es la fórmula que acompaña a Hayao Miyazaki (Tokio, 1941) desde que se estrenó como director. Miyazaki se ha ganado el respeto internacional con sus multipremiadas producciones de animación: Occidente lo ha descubierto hace apenas una década, pero en Oriente es un maestro desde sus inicios. Su última producción, El castillo ambulante, opta al Oscar tras haber vuelto a batir récords de taquilla en Japón. 3Inicios. Miyazaki no se interesa por la animación hasta que ve el primer largometraje de dibujos en color japonés, Hakuja den (1958). En 1963 entra en la

Toei como aprendiz, y a partir de ahí el ascenso es vertiginoso: participa en multitud de animes como Heidi (en la foto) o Marco, hasta que en 1978 dirige su primera serie, Conan, el niño del futuro, y su primer filme, Lupin III: El castillo del Cagliostro (1979). 3Ghibli. En 1984, Miyazaki dirige Nausicaä, el valle del viento . Abrumado por la gigantez de los estudios tradicionales sumisos a las reglas del mercado, decide fundar Ghibli (1985). Allí podrá aplicar los elementos que más le habían marcado: ecología e infancia en Mi vecino Totoro (1988); aventuras infantiles en El castillo en el cielo (1986) y Nicky, la aprendiz de bruja (1989), o su obsesión por la aviación en Porco Rosso (1992). El éxito es abrumador. Hasta inaugura el Museo Ghibli en 2001.

3Occidente. Amante de su trabajo y sus obras, al director japonés nunca le preocupó el dinero. EEUU llamó a su puerta y le convenció para editar Nausicaä, pero los cortes provocaron que Miyazaki se negara a vender más derechos durante muchos años. Tras La princesa Mononoke (1997), El viaje de Chihiro (2001) coronó a Miyazaki con un Oscar y el Oso de Oro en Berlín, rematado con el León de Oro en Venecia a toda su trayectoria. Disney firmó un acuerdo para la proyección y edición íntegra de sus obras, y Ghibli saltó el charco. En Japón, tres de las cinco películas más taquilleras de la historia son de Miyazaki. Pero ni la fama ni el dinero le han cambiado: dirige cómo, cuándo y sólo lo que él quiere.

JOSEP MARIA BERENGUERAS [email protected]

ANIMACIÓN

El ‘anime’ más barroco El castillo ambulante DIRECTOR: Hayao Miyazaki

EEEEE

TÍTULO ORIGINAL: ‘Hauru no ugoku shiro’ / ‘Howl’s moving castle’ PAÍS: Japón DURACIÓN: 119 minutos

H

ay espectadores a los que las fantasías de Hayao Miyazaki les sobrepasan y aturden. Es una reacción comprensible; ocurre también con el cine de Terry Gilliam, al que no pocos consideran excesivo pese a sus notables ideas.

Estreno

Viernes

3

Miyazaki tiene un estilo concreto y no va a modificarlo ahora, a sus 65 años de edad y después de más de cuarenta de carrera. Es un estilo fundamentando en una cierta idea del arte barroco. Los elementos recargados que coinciden en sus planos

están perfectamente estudiados y meditados, respondiendo, como en el caso de otro paciente maestro del anime, Katsuhiro Otomo, al intento de mostrar un mundo donde las pesadillas y la belleza se complementen. La fantasía alcanza en El castillo ambulante grados de belleza casi irreal. Más volátil que El viaje de Chihiro, la última obra del cineasta oriental –que se estrena en España en su versión original en japonés con subtítulos, así como doblada en castellano– narra las peripecias iniciáticas de una inocente chica convertida por los designios de una bruja en anciana.

En compañía de un espantapájaros digno de El mago de Oz, viaja hasta el castillo ambulante desde cuyas puertas se puede penetrar en los más recónditos espacios. En la configuración del metálico y destartalado castillo móvil, una arquitectura a

punto de desmadejarse, y la simbiosis plástica entre personajes y fondos confluyen el arte elegante y nada evanescente de su creador.

QUIM CASAS [email protected]

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