Más que una lágrima de un niño que poco a poco se apaga
En lo que va corrido del año se han reportado, a causa del maltrato infantil 13.670 denuncias relacionadas con este fenómeno; los casos registrados no solo indican agresiones físicas y verbales, sino además, abusos sexuales, e incluso, asesinatos. Estas cifras revelan un incremento del 52,3 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado.
El pasado viernes 2 de mayo del 2014 prometía ser una noche normal, algunos habitantes de la ciudad de Bogotá estarían laborando aún, mientras que otros ya estarían en sus casas disfrutando de un descanso. Sin embargo, para Kevin Sebastián, de 11 años, y Karen Andrea, de 9; ésta, se convirtió en su última noche de vida. Ella es Diana María Rodríguez, una mujer de 32 años que vivía con sus dos hijos y con su madre, desempleada, de baja estatura, piel morena, cabello negro y crespo; quien ya anteriormente habría sido acusada de intento de homicidio y suicidio, tras haber intentado asfixiarse junto con sus hijos en una habitación en el lugar donde residían, como lo afirma ‘El Espectador’ en un artículo web: “No era la primera vez que Rodríguez intentaba suicidarse y matar a sus hijos. En alguna ocasión se encerró en un cuarto, quemó un colchón e intentó asfixiarse junto a ellos con el humo negro que salía. Eso relató la mayor de la Policía María Franco, quien apoyó esta investigación con relatos de familiares y vecinos”. En el barrio Lisboa en la localidad de Suba, durante la noche del 2 de mayo, Diana María dormía junto a su hija menor Karen Andrea, quien en esa misma noche es estrangulada por su madre con un cable de plancha; y después, en su muerte la acompañaría su hermano mayor Kevin Sebastián, ya que Diana María, su madre, “no quería dejarlo solo sufriendo”, como lo declaró ante las autoridades. Tras su probable depresión y esquizofrenia, como es señalada por los vecinos y familiares según ‘El Espectador’: “Depresión y esquizofrenia son las dos enfermedades mentales que familiares y vecinos dijeron padecía Rodríguez. Pero más allá de un dictamen médico, que aún no se conoce con certeza, para el psiquiatra Álvaro Romero, director del Programa de Medicina de la Universidad de la Sabana, lo que sí es claro es que el caso de esta mujer no es único. El 18% de los colombianos sufren de depresión, aunque los que terminan suicidándose o matando a alguien son la excepción”; Diana María se dirigió después del crimen a la represa del Sisga, ubicada en Chocontá (Cundinamarca), y tras un intento de
suicidio, la policía la rescató al sobrevivir a una caída de 60 metros al agua; pero con hipotermia y varias lesiones. Durante el traslado de Diana María al hospital de Chocontá, la homicida confesó a los policías su crimen, dándoles así indicaciones sobre el lugar de los hechos. “Rodríguez Meneses había dejado una bolsa con $2 000 000 y una nota en la que decía que el dinero era para que enterraran a los menores. Además, la Fiscalía conoció, que el año pasado, ya había intentado quitarles la vida, pero la abuela materna lo impidió”, así lo afirma la Fiscalía General de la Nación en un artículo publicado en su página web, versiones que ayudaron a uniformados de la Policía de Infancia y Adolescencia de Bogotá a hallar los cuerpos sin vida de los niños. Al salir del hospital del municipio, la policía detuvo a Diana María y fue remitida a la URI de Puente Aranda, allí, entre lágrimas se declaró culpable, aceptando el doble crimen y pidiendo perdón en los juzgados de Paloquemao. “La Juez 34 Penal Municipal de Bogotá con función de control de garantías envió a la cárcel del Buen Pastor a Diana María Rodríguez Meneses, a quien la Fiscalía imputó cargos por el delito de homicidio agravado. El Fiscal 210 Seccional de la URI de Usaquén señaló que Rodríguez Meneses es la responsable de la muerte de sus dos hijos, de 9 y 11 años de edad, luego de ahorcarlos, en la habitación de su residencia, ubicada en la localidad de Suba en Bogotá, el pasado 2 de mayo”. Así lo afirma también la Fiscalía General de la Nación después de seguir el proceso regular exigido por la ley. Por otro lado, el padre de los menores: Juan Antonio Aguirre, estuvo al tanto del procedimiento y hechos sucedidos después del homicidio, afirmando frente a las instalaciones de Medicina Legal de la capital del país, que desde hace varios años había intentado quedarse con la custodia de sus dos hijos, tras la separación con Diana María Rodríguez hace 6 años. Sin embargo, ‘El Tiempo’ afirmó: “fuentes del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) informaron que no cuentan en el sistema con registros de una solicitud en ese sentido ni de una situación de maltrato”. Instituciones educativas hablan sobre maltrato infantil Para Oswaldo Pinilla, un hombre de baja estatura, poco cabello, de aspecto sabio y paternal, cuyo trabajo laboral consiste en ser coordinador de un colegio oficial del distrito; Orlando Higuita Rojas IED. Ubicado en la localidad séptima de Bosa en Bogotá, el maltrato infantil no se basa solo en un par de aspectos que genera la problemática; para él, las causas de esto pueden ser innumerables, las razones que él considera son las principales dentro del contexto familiar se basan en la
falta de educación por parte de los padres o las personas externas que generan este maltrato no solo físico, sino también psicológico en esta indefensa población, y por ende, se remite a la ignorancia. La “pobreza”, como él afirma es otro de los factores fundamentales que se derivan de este conflicto, ya que debido a esto, los niños resultan en condiciones inhumanas laborando y siendo parte de redes de tráfico utilizándolos para lucros económicos, y siendo expuestos a situaciones de peligro por parte de estos adultos que se ven obligados a hacerlos trabajar por su constante inestabilidad económica. El descuido de los padres, es otro de los factores que declara como importantes, el asunto cultural, del cual, según él, el machismo es trascendental porque implica directamente tales situaciones en instancias tales como el cambio de pareja de la madre y la influencia de ésta en la vida de los niños. Por otro lado, también testifica que el maltrato infantil ha disminuido. En cuanto a lo que le concierne como educador y coordinador de su colegio, allí, los casos de evidente maltrato se manifiestan con menor frecuencia que hace un par de años cuando inició su trabajo en este colegio; pero además, confirma que en cuanto a un nivel más general habría que remitirse a unas estadísticas que lo lleven a tales resultados para conocer la reiteración de esta dificultad. Igualmente Oswaldo confirma que el rango de edad infantil más afectado por esta contrariedad no se basa solo en los niños más pequeños, que podrían ser los más indefensos, sino por el contrario, afecta en cualquier tipo de edad; las niñas posterior a su desarrollo, por ejemplo, son víctimas de la violencia sexual. Y por último, Oswaldo comenta acerca de los casos que se han evidenciado en el colegio por los daños físicos ocasionados a los menores, éstos aunque pocos, se tratan en orientación de la mano con la psicóloga y los padres, o acudientes responsables de los menores afectados en un proceso de terapias y diálogos, pero manifiesta su preocupación por el maltrato que no se puede ver a la simple vista y que han sido casos que no se pueden tratar por el silencio de los menores ante esta situación, y principalmente, por las secuelas psicológicas y traumáticas que quedan en los niños, y muchas veces, estas secuelas sin vuelta alguna
porque para él, algunas personas no pueden continuar una vida normal, sino siguen sumidos en el temor y en el silencio. Es por esto, que está a favor de las denuncias y el justo castigo a estos adultos victimarios de esta situación que el país sufre cada día. Además de Oswaldo Pinilla, Oliva Velásquez también dio su opinión y experiencia acerca del tema, ella, una madre comunitaria del instituto Colombiano de Bienestar Familiar ICBF de la localidad quinta de Usme en Bogotá con practica en el oficio hace casi una década comentó sus inquietudes respecto al maltrato infantil, ya que ella, a diferencia de Oswaldo no maneja casi mil alumnos, sino nada más un pequeño grupo de 15 niños de edades no superiores a los cinco años. Esta mujer de aspecto maternal, muy bien conservada y completamente consiente de las diferencias entre los niños, comenta que la violencia se denota de varias maneras en sus niños, ya que al tener solo un pequeño grupo tiene un seguimiento a cada uno de ellos más minucioso que el que puede haber en un colegio (principalmente en un colegio oficial). Recuerda con cariño en su pequeño jardín que se encuentra localizado en el barrio Marichuela y con aspecto físico de paredes color azul, con un árbol genealógico a la izquierda de la entrada con las fotos de los niños y la fecha de su cumpleaños, también con varias decoraciones que adornan y le dan vida a este lugar convertido en la segunda casa de estos pequeños, un caso en especial que tuvo hace un par de años con un niño llamado Alejandro, que se presentaba todas las evidencias de secuelas psicológicas por su comportamiento ante los demás niños, describe que no era solo un niño tímido, sino retraído, con mirada perdida, poco interés con las actividades sociales del jardín y sobre todo, muy triste. Casi no hablaba, le daba pena y muchas veces lloraba por el miedo que esto le causaba, pero Oliva, sonríe y testifica que el caso de él fue muy especial en su vida de madre comunitaria porque sabe que el final de este proceso fue el esperado, su dedicación y el constante diálogo con los padres de Alejandro hicieron que la situación mejorara, puesto que al niño en casa si lo maltrataban sus padres porque querer “corregirlo” desde niño, posterior a las terapias, diálogos y la disminución y concientización de los padres ante el maltrato infantil, el niño mejoró notablemente en su vida cotidiana, ya socializaba, prestaba atención, interés, jugaba, aprendía lo que ella les enseñaba, se divertía y sobretodo, sonreía sin preocupación alguna. Confiesa que su labor, aunque es muy difícil y muy mal remunerada tiene una función vital en la vida de éstos pequeños humanos que son el futuro del país, y aun así, ella ama su trabajo y espera seguir desempeñándose en el mismo por más años. Según Oliva, el maltrato infantil es más frecuente de lo que parece, los niños crecen con traumas, dificultades y problemas que son de difícil superación sin el adecuado trato profesional, para ella, el gobierno debe brindar más ayuda a este
problema y más justicia ante casos extremos como la violación, el trabajo forzado en menores de edad, y los golpes de cualquier tipo a los niños. Debe brindar también, garantías y seguridad a los familiares que denuncien los casos, y claro, también a los niños. Estadísticas En Colombia, según el portal web de noticias RCN en un informe de Medicina Legal confirma que: “Las cifras son alarmantes, en lo que va corrido del año se han presentado 2.456 casos de abuso sexual, es decir 16 violaciones diarias. 2.237 son los casos registrados de maltrato. En promedio, diariamente 11 niños son agredidos física y verbalmente.” No solo se presentan estadísticas de estos casos, sino de también de asesinato, y que el 70% de los casos nunca han sido denunciados, y que esta cifra, va en aumento con padre y madre, como sus principales agresores. Según el diario el País, el pasado viernes 25 de abril, y “Según estadísticas del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, entre el 1 de enero y el 4 de abril de este año, se reportaron 13.670 denuncias relacionadas con este fenómeno, 7.851 de las cuales corresponden a situaciones de maltrato por negligencia, 4.519 a maltrato físico, 789 a maltrato psicológico, 309 a episodios de acoso escolar y 202 a casos de maltrato a niños en gestación. Las cifras revelan un incremento del 52,3 por ciento, ya que en el mismo periodo de 2013 se hicieron 8.975 denuncias. La institución también sumó los casos de violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes, que según el Centro de Atención Integral a Víctimas, por esta modalidad los casos ascienden 1.364 en lo corrido de 2014.” declaró el director del ICBF Marco Aurelio Zuluaga. El instituto de Bienestar Familiar también brindó declaraciones a El País manifestando que “Ante una vulneración de los derechos los menores se deben rendir declaraciones consecutivas y en cadena, la víctima termina recreando su propio drama una y otra vez, agravando las consecuencias para su salud física y mental. Así mismo, resulta indispensable que los mecanismos de aplicación de la justicia tengan un enfoque
diferencial por edades y género, pues el impacto del maltrato no es el mismo para la totalidad de la población infantil, a lo cual hay que añadir la necesidad de que se garantice el conocimiento de los derechos que le asisten a los niños, niñas y adolescentes cuando son violentados bajo cualquier modalidad de maltrato". Este problemática preocupa al país no solo porque ataca de manera silenciosa sino porque además, va en aumento y con escasas soluciones y castigos justos a los agresores victimarios de este problema social. Lo que dice la justicia El maltrato infantil es un problema mundial, se da en todos los estratos, pero generalmente en los estratos bajos, como lo explica la asistente fiscal Consuelo Flora Rojas: “Los padres ponen de excusa el mal comportamiento de sus hijos para corregirlos con una correa o agresiones tanto físicas como verbales”. Según lo anterior, existen dos clases de maltrato; el primero es el maltrato físico: pegarles a los niños, darles patadas, puños, etc., así se vio reflejado en el caso de Kevin Sebastián y Karen Andrea, pues su madre Diana Rodríguez los asesina ahorcándolos con un cable de una plancha. La segunda clase de maltrato infantil es el psicológico, que se da cuando hay una mala expresión verbal hacia los niños; la Comunicadora Social y actualmente asistente fiscal, Consuelo Flora, afirma: “El maltrato verbal se da cuando los tratan mal con la palabra, como: ‘usted no sirve para nada’, ‘usted no ayuda’, ‘usted es un bobo’ ”. “Se calcula que cada año mueren por homicidio 34 000 menores de 15 años. Esta cifra subestima la verdadera magnitud del problema, dado que una importante proporción de las muertes debidas al maltrato infantil se atribuyen erróneamente a caídas, quemaduras, ahogamientos y otras causas”. Así lo afirma la Organización mundial de la salud. Varias denuncias han sido recibidas por la policía a causa del maltrato infantil, los denunciantes en su mayoría son vecinos, amigos y conocidos de las víctimas. Al procesar el caso, se lleva a cabo una investigación a los padres de familia o responsables de los menores, para que así concluir si son o no aptos para tenerlos bajo custodia; si este resultado llegara a ser negativo, el Instituto de Bienestar Familiar los acoge para darlos en adopción, y mientras que esto sucede, se llevan a los jóvenes a una casa de hogar para mantenerlos alejados de la presión de sus padres. El espectador afirma que “El caso de los pequeños Kevin Sebastián y Karen Andrea recuerda, con el dolor de lo inevitable, que los niños siguen siendo las principales víctimas de la violencia en la capital. El subsecretario de Convivencia y
Seguridad Ciudadana, Jonathan Nieto Blanco, citó ayer un estudio de la Secretaría Distrital que señala que entre enero y marzo de 2014 se presentaron 536 casos de maltrato infantil, donde el 86,8% de los agresores fueron los padres de familia. Los índices más altos de esta violencia se dan en Ciudad Bolívar, con el 14,2%; Bosa, con el 13,6%; San Cristóbal, con el 10,3%; Kennedy, con el 9,9%; Suba, con el 9,5%, y Usme, con el 8,4%”. La Policía Nacional asegura la protección integral de los niños, niñas y adolescentes a través de unas leyes; teniendo en cuenta la condición en que fue maltratado el niño o la niña, se toma la decisión de hacer pagar a los padres durante 6 a 14 años bajo la ley, según la formulación de diputación; además, el agresor tiene que ir a una charla psicológica, para mejorar su condición. Aproximadamente 1800 proceso vinculan en la fiscalía de los cuales el 50% son menores. El maltrato infantil trae mucho sufrimiento para los niños y las familias, puede llegar a tener consecuencias a largo plazo, como por ejemplo: depresión consumo de tabaco, obesidad, embarazos no deseados, niños drogadictos, lesbianas, gays, niños agresores, consumo indebido de alcohol, drogas, estrés, alterando el desarrollo del sistema nervioso e inmunitario y se asocia a trastornos del desarrollo cerebral temprano. Así es como finalmente se concluyeron los sucesos frente a un caso que llamó fuertemente la atención en los ciudadanos, ya que este acontecimiento lleva a pensar en lo profundo el tema del maltrato infantil, un tema actual e ignorado por la misma sociedad, que desprende violaciones, homicidios, lesiones, traumas, problemas psicológicos, entre otros. Olvidando por completo las graves consecuencias que puede traer un acto fuera de control, tal y como vivieron Kevin Sebastián y Karen Andrea, víctimas de su propia madre. Por: Angie Gualteros, Carolina Ruiz y Paola Mejía.