El estudio de la evolución cultural se inicia con los hechos e inferencias de la arqueología prehistórica. La arqueología es a la antropología lo que la paleontología a la biología. Sin la arqueología, los antropólogos no pueden ni describir ni explicar el curso de la evolución cultural. Debido a la gran extensión en el tiempo y el espacio estudiado por los arqueólogos, la antropología goza de una posición única entre las ciencias sociales, porque los antropólogos pueden observar tendencias de largo alcance, y formular y contrastar teorías causales de la evolución cultural. Este capítulo traza la evolución de las culturas del Viejo Mundo (europea, asiática y africana) desde los artefactos más antiguos que se conocen, indicativos de modos de producción basados en la recolección, la caza y recogida de desechos, hasta el umbral de la domesticación de plantas y animales.
Períodos prehistóricos Los instrumentos de piedra proporcionan la mayor parte de los datos sobre las fases más antiguas de la evolución cultural. De ahí que los arqueólogos dividan -todo el período de la antigua prehistoria en edades líticas (esto es, «edades de piedra»). Se reconocen tres de estas edades en la evolución cultural de Europa: Paleolítico (edad de piedra antigua), Mesolítico (edad de piedra media) y Neolítico (edad de piedra nueva). Estas edades fueron de duraciones drásticamente diferentes: el Paleolítico duró más de 2 millones de años (más en Africa y Asia) mientras que el Mesolítico y el Neolítico juntos no duraron más de 10.000 años. Las culturas del Paleolítico se basaban en la caza, pesca y recolección más que en la agricultura o ganadería. Los grupos eran pequeños, la población total del mundo ascendía tan sólo a unos pocos millones de habitantes y los grupos estaban muy dispersos. Para 185
utilizar con eficiencia los recursos de plantas y animales disponibles, los grupos de cazadores y recolectores recorrían extensos territorios y, probablemente, no se establecían en ningún campamento, cueva o abrigo durante más de unas cuantas semanas o meses. Én general se reconocen tres subdivisiones: 1) el largo Paleolítico inferior, dominado por sencillos útiles olduvaienses, bifaces sobre nycleo y útiles sencillos sobre lasca; 2) el breve Paleolítico medio, caracterizado por un repertorio amplio y refinado de útiles sobre núcleo, punta sobre lasca y otros útiles sobre lasca; 3) el aún más breve Paleolítico superior, caracterizado por un repertorio amplio y refinado de útiles sobre hoja (véase pág. 190) y por numerosos instrumentos y artefactos especializados de marfil, hueso y asta. En la misma perspectiva general, se puede caracterizar al Neolítico como la edad de los sistemas culturales basados en la domesticación de plantas y animales. El
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Arqueología y prehistoria
tamaño del grupo y la población total eran más grandes y el asentamiento más nucleado. Para explotar con eficiencia las plantas domesticadas, los asentamientos permanentes o poblados reemplazaron a los campamentos temporales de los cazadores y recolectores del Paleolítico. La transición a las comunidades agrícolas del Neolítico tuvo lugar bajo una variedad de condiciones en diversas partes del Viejo y Nuevo Mundo. El Mesolítico representa esta edad transicional en Europa. Las edades transicionales entre las estructuras de caza y recolección y las estructuras agrícolas en otras partes del mundo tienen nombres locales o regionales.
Algo más acerca del despegue cultural C o m o hemos visto (cap. 5), existe una correlación global entre la aparición de nuevas especies de homínidos en el registro fósil, y la aparición de nuevos repertorios de útiles en el registro arqueológico. De este modo, si bien los autralopitecinos de pequeño cráneo fueron probablemente rudimentarios fabricantes de útiles (pág. 87), hasta la época del Homo habilis y del Homo erectus no comienzan a. encontrarse grandes concentraciones de instrumentos de piedra de buena factura. Estas primeras tradiciones de instrumentos líricos (esto es, útiles que se hacen según un modelo definido), la olduvaiense y la achelense, ya han sido descritas, y también se ha hablado de su ritmo de cambio extraordinariamente lento (cap. 5). Nuevas tradiciones líricas importantes aparecen sólo después de un intervalo de unos 1,3 i i n i i. coincidiendo con la transición del Homm erectus al Homo sapiens arcaico. F í n a i a n s e , como veremos en este capítulo, con la aparición del Homo sapiens el ritmo de cmmtmo de los útiles y otros artefactos c y f c w ü o se dispara y ex-
perimenta una continua aceleración hasta alcanzar la velocidad vertiginosa del cambio cultural de los tiempos modernos. La interpretación más plausible para comprender este patrón es que durante millones de años la evolución de la cultura se vio estrechamente limitada por las contradicciones biológicas del cuerpo y el cerebro del homínido. Pero en algún momento entre la emergencia del Homo sapiens arcaico y la del Homo sapiens sapiens, la base genética para el aprendizaje rápido y la comunicación simbólica alcanzó un punto crítico de «despegue». Desde entonces, la abrumadora pluralidad de cambios culturales surgió como un hecho enteramente independiente de cambios en las frecuencias de los genes, y el ritmo del cambio cultural excedió con creces el ritmo del cambio genético. Así, por ejemplo, durante los últimos 25.000 años el tamaño del cerebro humano ha permanecido más o menos idéntico, mientras que se han desarrollado enormes cambios en
¡Caramba, parece como si cada verano hubiera más cosas de éstas por aquí!
El Paleolítico del Viejo Mundo
los aspectos infraestructurales, estructurales y superestructurales de la vida social. Es evidente que la capacidad para el despegue cultural fue un resultado de la evolución biológica. Pero si queremos comprender el período que va de los últimos 50.000 a 100.000 años de evolución cultural, debemos recurrir a los procesos distintivos de la selección cultural antes que a los de la selección natural. Resumiremos nuestra relación de los datos arqueológicos disponibles para dar cuenta de la evolución de la cultura sirviéndonos de los cambios en los tipos de útiles que comienzan a aparecer al final del Paleolítico inferior. En esta época, hace aproximadamente 125.000 años, los repertorios de útiles achelenses en Europa y Africa empezaron a ser completados por útiles hechos a base de lascas producidos por medio de un ingenioso método conocido como (técnica de Levallois (fig. 9.1). Se preparaba un núcleo de sílex én forma de tortuga como para producir una gruesa hacha de mano (bifaz) tallada a mano, salvo que el tallado se aplicaba sólo en una cara del núcleo. Después se aplicaba un golpe transversal en un extremo del mismo, produciendo un saliente o plano de rercusión. Se descargaba entonces un golDe longitudinal al plano de percusión, desprendiendo una lasca alargada y delgada c on bordes rectos y afilados. Se han encon ntrado núcleos y lascas levalloisienses a lo largo y ancho de Africa y Europa y, generalmente, marcan la transición a las -rustrías del Paleolítico medio. El utillaje del Paleolítico medio euroafricano también comprende diferentes porcentajes de bifac es (hachas de mano) y otros instrumentos de tipo achelense. Hacen su aparición puntas que tal vez se fijaran a lanzas. Están talladas a partir de lascas levalloisienses y de otros tipos de lascas y eran lo ba stante ligeras y afiladas como para Haber servido de eficaces proyectiles.
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FlG. 9.1 Técnica del núcleo de tortuga levalloisiense Izquierda: lasca levalloisiense. Derecha (de arriba abajo): preparación del plano; extracción de la lasca por percusión; vista desde arriba del núcleo tras el desprendimiento de la lasca.
En muchas regiones, las tradiciones de útiles sobre lasca del Paleolítico medio se ajustan al tipo de industria conocido como musteriense. Estos útiles consisten en pequeñas lascas extraídas de núcleos levalloisienses y de otros tipos de núcleos de forma discoidal. Eran sometidos a un lascado secundario por medio de golpes ejecutados con materiales blandos, como el hueso o el asta, o presiones ejercidas alrededor de sus bordes (fig. 9.2). Así, el utillaje del Paleolítico medio normalmente comprendía algunos bifaces (hachas de mano) y numerosos útiles sobre lasca, tales como diversas variedades de puntas, raederas, lascas denticuladas para desbastar madera, buriles y perforadores. Se había logrado un alto grado de dominio en el lascado secundario o retoque de los bordes, y se han hallado instrumentos especiales de hueso que se creen fueron empleados para este fin en numerosos yacimientos del Paleolítico medio. Se ha demostrado que también se puede lograr un
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ARQUEOLOGICOS DEL VIEJO MUNDO
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TAILANDIA 39. -Cueva Spirít 40. Barí Cfttang 41. Non Nok Tha CHINA • 42. Ordos 43. Pan-p'o
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