Los relatos de Leida Hongwaree Raitao
Título: Los relatos de Leida D.R. © de la presente obra en su totalidad: Hongwaree Raitao, 2015 Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito del autor.
Ayer por la tarde, cinco perros atacaron a dos mujeres provocándoles la muerte. Las víctimas fueron identificadas como... - Qué horrible. - Sí, Papá. Los vecinos dicen que no es la primera vez que ocurre. - Sus amos siempre les dejan sueltos. Vivimos atemorizados. Es hora de que alguien haga algo. Los dueños de los animales serán citados a declarar en... - Qué miedo, Mamá. - La gente irresponsable no debería tener perros. Observo el vapor que emana de mi taza. Pienso en lo terrible que ha de ser morir a causa del ataque de un perro. Morir ya es malo. Papá cambia a otro canal. Es una película: 龍拳(Puño de dragón). - Mi querido esposo, has matado a San-Thye por la aventura amorosa que tuve con él hace años antes de casarme contigo. Nunca lo
olvidaste, y le has matado deliberadamente. Ha sido un asesinato, y ahora yo me sacrifico porque te quiero, con la esperanza de que los dioses te perdonen. Solo espero que tengas una buena vida y seas justo con los demás hombres. Nos encontraremos en el cielo. Tu amada esposa. - Papá, ¿por qué el señor grita después de leer la carta? - Porque se ha cortado la pierna. - ¿Y cómo sabes eso? - Porque uno se entera más adelante. - O sea que ya la has visto. - Sí... - No creo que Leida deba ver ese tipo de largometraje - interrumpe mi madre -. Es muy pequeña para dimensionar ciertas cosas. Mi padre asiente con la cabeza y cambia a otro canal. Ahora es una serie animada de Japón: ママレード・ボーイ(La familia crece). - ¿Qué significa dimensionar, Mamá? - pregunto, ignorando ya la televisión. - Olvídalo hija, lo entenderás cuando seas más grande. - Al parecer soy muy joven para muchas cosas. Mi madre se limita a sonreírme y entonces se retira de la mesa. Al mediodía, le pido a mi padre que telefonee a casa de mi prima Michelle para invitarle a pasar el tiempo conmigo.
Arriba en media hora. - Michelle, me alegra que hayas llegado bien. - Vivo a solo una cuadra. - Exactamente - levanto una ceja. - Ya entiendo. Reímos. - Siento la demora - se disculpa Michelle. - ¿Una partida de ajedrez? - ¿Con una barra de chocolate? - Por supuesto. Mi prima nació y vivió en Polonia hasta hace un año, cuando ella y su familia se mudaron aquí. En su país de origen, asistió a una prestigiosa escuela de ajedrez; no obstante, ganar contra mí le es tarea ardua. - Tú eres magnífica para esto, ¿sabes? - Gracias por el cumplido. Pero no es para tanto. - Lo es, en verdad. Me has vencido casi todas las veces, desde que me mudé aquí. Y yo estudié con los mejores. - Eso quiere decir nada. Tengo certeza de que allá afuera hay muchos jugadores geniales, mejores que tú y yo, y que no asisten a una escuela. - Después de eso, ni creas que volveré a jugar ajedrez contigo. - Ah, está bien. Lo lamento. - Siempre destrulles mis ilusiones. Pero esta vez, yo te destruiré a ti - me mira levantando su mentón, con una gran sonrisa -. Jaque Mate. - Ranas guisadas, me has vencido. No me lo puedo creer. - Dame otra barra, ¿quieres?
- De acuerdo, te la has ganado. En la tarde del día siguiente, yo y mi prima estamos sentadas bajo un árbol, en el exterior inmediato a la reja que cerca mi casa. Observamos a mi conejillo de Indias alimentarse. - Es muy mono - comenta Michelle, acariciando al roedor - ¿Por qué le has llamado Conejo? - Porque come las mismas cosas. - Ya veo - ríe. Súbitamente aparece un can. A mi prima le parece encantador; a mí me disgusta. Lo espanto con una patada. - Leida, qué mala eres - dice Michelle -. Es solo un perrito. - No me agradan los perros. Justo en ese instante, llega un niño que aparenta ser de nuestra edad. - ¿Qué dice, Michelle? - Pregunta por qué le has pegado al perro. - Porque no me gustan los perros. Dile. - Pregunta si te gustaría que él le diese una patada a tu mascota. - Dile esto: un conejillo de Indias es un animal muy frágil. Una patada podría matarle. ¿Te atreverías a hacer algo así? El muchacho no emite palabra, pero me mira con desprecio.
- Dile esto - tomo a mi mascota con una mano - : mira lo hermoso y tierno que es. Ahora lo dejaré frente a ti para que lo patees. En vez de lastimar al roedor, me hala fuertemente del cabello. A mí no me importa mucho, empero a mi prima no le agrada nada, y le persigue hasta que logra lastimarle en la entrepierna. De regreso en el árbol, Michelle me asegura que yo estoy mal de la cabeza... pero dice entonces que como soy su prima, a ella le da igual. No le encuentro mucho sentido a aquello, mas no digo nada.