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CIENCIA / SALUD
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Miércoles 28 de julio de 2010
BIOTECNOLOGIA s AVANCE DE INVESTIGADORES DE LA UNIVERSIDAD DEL LITORAL
VICEVERSA
Logran diseñar una planta “modelo” capaz de soportar heladas y sequía Le insertaron un gen del girasol llamado HaFT que también le confiere tolerancia a la salinidad de los suelos PRISCILA FERNANDEZ PARA LA NACION La ciencia es un socio del campo. Una nueva prueba es el desarrollo de científicos de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el Conicet, que diseñaron plantas transgénicas capaces de tolerar temperaturas bajo cero, y condiciones de sequía y salinidad; en otras palabras, son capaces de sobrevivir en condiciones extremas. El frío, la falta de agua y el exceso de sales son factores que afectan a las plantas: en lenguaje biológico, las “estresan”. Para hacer frente a estas agresiones, han adquirido mecanismos que son más o menos efectivos, según la especie. Uno de esos mecanismos está presente en un gen de girasol que aislaron investigadores del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL) y luego inocularon en plantas experimentales. El resultado fue una nueva planta, con su estructura genética modificada, capaz de soportar algunas de las peores agresiones que sufren, por ejemplo, los cultivos extensivos. El equipo viene trabajando en la genética del desarrollo de girasol desde hace años. De hecho, el primer gen que aislaron (y patentaron
Científicos con estirpe innovadora No es la primera vez que este grupo de biotecnólogos obtiene “superplantas”. En 2004, la UNL, el Conicet y la empresa Bioceres patentaron conjuntamente un gen que otorga tolerancia a la sequía, el HaHb4, que luego demostró otro beneficio: protección contra los insectos.
como herramienta biotecnológica) fue el HaHB4, que confiere a las plantas experimentales tolerancia a la sequía, la salinidad y el ataque de insectos herbívoros. El nuevo gen aislado –el HaFT– confiere otras características de protección (tolerancia a la sequía, salinidad y heladas), utilizando mecanismos diferentes: “Otorga una marcada tolerancia al congelamiento y además los beneficios de mejorar el comportamiento de las plantas frente a condiciones de sequía y salinidad”, explicó Raquel Chan, directora del proyecto.
Tolerancia valiosa “Los estudios básicos nos llevaron a ver que este gen intervenía en las vías de respuesta a las temperaturas de congelamiento y que, al introducirlo como transgen en otra planta, generaba una tolerancia a estas temperaturas por debajo de cero”, agregó. Tras aislarlo e introducirlo en plantas experimentales (especímenes de Arabidopsis, cuya estructura genética poco compleja la hace ideal para experimentación) se evidenció que los ejemplares modificados con el gen “sobreviven al tratamiento en un porcentaje mucho mayor que las no modificadas”. O sea: las plantas no transformadas murieron, mientras que aquellas que tenían el nuevo gen sobrevivieron en un alto porcentaje. Según detalló la investigadora, los experimentos se hicieron a dos temperaturas: 4 grados y -8 grados. Cada una de estas condiciones dispara mecanismos moleculares diferentes, a 4ºC se produce el enfriado (o chilling, en inglés) y a -8ºC, el congelamiento (freezing). Las temperaturas inferiores a cero se mantuvieron en las experiencias durante siete y ocho horas. “No son plantas que se puedan
GENTILEZA UNL
La planta de arriba a la izq. no tiene el gen que protege de las heladas
Chan, en el centro, con su equipo de jóvenes biotecnólogos
Agenda Oncología Entre el 31 de agosto y el 3 de septiembre se realizarán las XXVI Jornadas de Oncología del Instituto Angel H. Roffo “La investigación una herramienta para el tratamiento del paciente oncológico”. Entre otros temas, se discutirá la importancia de los biobancos en oncología. Informes: www.institutoroffo.com.ar.
Cardiología Con el objetivo de concientizar y ayudar a la población a comprender que con pequeños cambios de hábitos se puede mejorar notablemente la calidad de vida, la Fundación Cardiológica Argentina, brazo comunitario de la Sociedad Argentina de Cardiología, presentará este jueves su revista Compartir Salud. Será a las 18, en el Auditorio de la Sociedad Argentina de Cardiología, Azcuénaga 980, Capital. Informes: (011) 4961-9388/6520 o en www. fundacioncardiologica.org.
mantener congeladas, sino que toleran unas cuantas horas, algo similar a lo que ocurre en los campos durante las madrugadas en el invierno”, aclaró. El gen que permite este beneficio se obtiene del girasol y lo que hace es potenciar la respuesta que naturalmente tienen las plantas. Como explicó Chan, los genes poseen la información capaz de enviar señales que desencadenan funciones, de un modo similar a como actúa un interruptor. “Lo que nosotros hacemos es tomar determinados genes y ponerlos en las plantas de forma tal que estén muy expresados. Les ponemos un interruptor que hace que el gen, que normalmente sólo estaría «prendido» cuando hay una condición adversa, lo esté todo el tiempo. De esta forma la planta está protegida ante la condición adversa aunque ésta se produzca muy rápido”, comentó. El desafío que queda por delante es experimentar con plantas de interés agronómico, como el trigo, la soja y el maíz, genéticamente muy distintos del modelo experimental. Son optimistas: “Sabemos que muchos de los mecanismos moleculares están conservados entre las plantas, como los de la respuesta al estrés, que es lo que nosotros estudiamos”, señaló la investigadora. “La UNL y el Conicet hicieron un convenio con una empresa inglesa, Plant Bioscience Limited (PBL), que actúa como intermediaria para obtener financiamiento de inversores”, explicó Chan. Las patentes (de titularidad compartida entre la UNL y el Conicet) han sido presentadas en el Patent Cooperation Treaty (PCT) vía la oficina europea de patentes. Este mecanismo permite que el registro sea válido con una sola presentación en los 142 países participantes.
CARRERA CONTRA EL TIEMPO
Los físicos se acercan a la “partícula de Dios” NUEVA YORK (The New York Times).– Mil físicos que trabajan en el Acelerador Nacional Fermi, de los Estados Unidos, informaron en París que no habían encontrado la partícula de Higgs... todavía. Pero ya saben dónde no está. Su masa –en la unidad preferida por los físicos– no está en el rango que va de los 158.000 millones a los 175.000 millones de electronvoltios, de acuerdo con una charla ofrecida por Ben Kilminster, del Fermilab, en la Conferencia Internacional de Física de Altas Energías, en París. En la última década, físicos que trabajan en dos experimentos separados del Fermilab “peinaron” los desechos de mil billones (un 1 seguido de 15 ceros) de colisiones de protones y antiprotones buscando señales del bosón de Higgs, al que se considera responsable de conferirles masa a otras partículas elementales.
Rumores diseminados por un blogger de que el Higgs, llamado “la partícula de Dios” por el ex director del Fermilab, Leon Lederman, había sido detectado atrajeron la atención de la conferencia de París. Los nuevos resultados, que combinan los datos de los dos experimentos, estrechan el rango en el que el Higgs, si existe, debe estar escondiéndose. Un nuevo competidor está por entrar en la caza. Físicos del Large Hadron Collider (LHC), cerca de Ginebra, el acelerador más poderoso del mundo, anunciaron que su máquina, que comenzó a operar en marzo, había resdescubierto todas las partículas de la física conocida, y por lo tanto todo está dispuesto para comenzar a buscar el bosón de Higgs. El nuevo colisionador registró 1500 millones de colisiones, pero con más energía a su disposición espera acercarse al Fermilab en alrededor de un año.
NORA
BÄR
Qué se esconde tras el miedo a las ciencias duras espués de algunos años de descenso, lentamente se está recuperando la matrícula de aspirantes a la mayoría de las carreras de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (FCEN), uno de los centros de la formación de científicos “duros” (biólogos, químicos, físicos, matemáticos, meteorólogos, etc.) con que cuenta el país. La curva asciende, pero dada la importancia de esa “fábrica” de talentos científico-tecnológicos (entre otras cosas, para imprimir un impulso innovador a la economía), cabe preguntarse por qué la afluencia de estudiantes a las llamadas ciencias duras es tan endeble: de las diez carreras que se cursan en esa facultad, el porcentaje de retención (los alumnos que, después de inscribirse, siguen cursando) varía entre el 20 y el 50%. Para intentar superar ese obstáculo, está previsto que los aspirantes al CBC hagan una recorrida por la facultad, mantengan una charla con profesores de las disciplinas elegidas, sigan un curso de repaso de la matemática del secundario y hasta dispongan de tutores que los ayuden con sus dudas (incluso, existenciales) vía Internet. Pero, al parecer, en muchos casos ni siquiera este entorno amigable alcanza para seducir a los potenciales estudiantes. “Hay chicos que no se presentan a rendir nada (ni siquiera dan un parcial) –cuenta el decano Jorge Aliaga–. Entre los que empiezan a cursar, el gran golpe surge con Algebra y Análisis, las dos primeras materias verdaderamente «universitarias» con que se encuentran.” Seguramente, estas defecciones responden a causas múltiples. Entre otras, la tradicional percepción (muchas veces, equivocada) de que falta una adecuada demanda científicotecnológica para estos profesionales en el ámbito privado. Y hay más. “Los chicos suelen tener una falsa idea de lo que significa estudiar disciplinas como matemática o computación –reflexiona Aliaga–. Frecuentemente, identifican esta última, por ejemplo, con los «jueguitos», y si bien toda ciencia tiene un componente lúdico, ese disfrute se alcanza después de muchas horas de esfuerzo.” Pensándolo bien, en un entorno en el que el tesón está desprestigiado, resulta bastante lógico que materias como la matemática y las ciencias naturales inspiren temor. Después de todo, ya lo dijo Edison: el genio es 1% de inspiración y 99% de dedicación.
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