Este problema ecológico se remonta a los inicios de la Revolución Industrial, momento en que se incrementaron los niveles de ácido, desde ese momento, que por mecanismos eólicos, fueron depositados o transferidos a zonas alejadas no industrializadas. La primera vez que se planteó este inconveniente en un foro ecológico fue en el año 1972 durante la Conferencia de las Naciones Unidas en Estocolmo.
En ese encuentro, el gobierno de Suecia presentó un amplio informe en relación a la polución del aire desde países remotos; en el cual se daba a conocer que por medio de los vientos provenientes del este, se arrastraban altas concentraciones de azufre, que generaban precipitaciones que contenían este componente. El origen de los compuestos oxidados de azufre, eran las plantas térmicas ubicadas en Gran Bretaña. Manifestaron además, que esta contaminación dañaba los ecosistemas nórdicos, generando la contaminación de los lagos y el agua, a través de las lluvias ácidas o nevadas con altos contenidos de ácido sulfúrico.
Los problemas se evidencian principalmente en los países industrializados • En lagos • Superficies de piedra caliza • Edificios de concretos • Estatuas de mármol
El PH normal del agua de lluvia es alrededor de 5,6 debido a la presencia de óxidos ácidos como el 𝑆𝑂2 y el 𝐶𝑂2 emitidos a la atmósfera por fuentes naturales como los las erupciones volcánicas.
Algunas industrias y los automóviles también emiten óxidos de azufre y nitrógeno Produciendo aun un mayor descenso del PH.
En ocasiones estos óxidos en el aire producen ácidos suficientes para reducir el PH hasta un valor de 3. (Un PH de 4-4,5 corresponde aproximadamente a la acidez del judo de naranja; el vinagre tiene un PH cercano a 3).
CONSECUENCIAS • Entre los efectos más comunes se encuentra el debilitamiento y la caída de las hojas de las plantas, lo que afecta su crecimiento; la respiración y fotosíntesis.
• Los efectos de la lluvia ácida sobre el terreno, dependen en gran medida del tipo de suelo sobre el que se deposita. Si el terreno es una formación de origen calcáreo, los ácidos serán rápidamente absorbidos por el carbonato cálcico que compone esta clase de suelo.
Si la superficie de depósito es de composición arcillosa o granítica, las consecuencias son más graves, dado el enorme poder de disolución que tiene este tipo de agua de lluvia, que acaba alterando el pH medio del terreno, originando una acidificación general.
Los lagos tienen un pH casi neutro, debido a que minerales como el calcio, liberados en sus aguas a través del suelo, neutralizan la lluvia natural. Sin embargo, este mecanismo amortiguador puede no ser suficiente para absorber el incremento de la acidez. • El aumento de la acidez en las aguas dulces, tiene como consecuencia del incremento de metales pesados muy tóxicos (plomo, aluminio, mercurio, cinc y manganeso), que provocan la ruptura de las cadenas tróficas y del proceso reproductivo de los peces.
• Los efectos de la lluvia ácida sobre el medio urbano son, por una parte la corrosión de edificios, la degradación de las piedras de las catedrales y otros monumentos históricos y, por otra, las afecciones del aparato respiratorio en los seres humanos. La cantidad de ácido nítrico y sulfúrico que caen en los suelos es acumulativo y progresivamente, implica que las aguas subterráneas también comiencen a contaminarse trayendo consecuencias graves en la salud humana. Entre estos efectos se encuentra la presencia de metales en la cadena alimenticia, haciendo que los huesos, hígado y riñones comiencen a acumular plomo.
TECNOLOGÍAS PARA EL CONTROL DE LAS EMISIONES Se puede actuar en tres puntos distintos del ciclo: a. Eliminando el azufre del combustible b. Eliminándolo durante la quema c. Desulfurando los gases emitidos
a. La eliminación de azufre o desulfuración del combustible supone la eliminación del máximo contenido de azufre combustible del carbón, antes de su combustión. Este azufre puede encontrarse en forma orgánica o inorgánica, y solamente este último se elimina mediante el lavado del carbón. El carbón se tritura, separándolo posteriormente del azufre, por distintos métodos. La instalación de una planta de lavado en las centrales que queman lignitos, es una medida necesaria para reducir las emisiones de SO2, pero nunca suficiente.
b. La desulfuración durante la combustión, se lleva a cabo mediante "lechos fluidizados" en los que se introducen adsorbentes (caliza o dolomia), consiguiendo la eliminación de una parte del SO2, que queda en una capa de CaSO4. Los inconvenientes que presenta este sistema se deben a que no puede aplicarse a plantas ya instaladas, sino en las nuevas, y no de gran potencia.
c. En el caso de la eliminación de SO2 a partir de los gases emitidos, se aplican los procesos de desulfuración de gases (FGD), que son los más eficaces en la reducción de estas emisiones. Así se consiguen disminuciones del 85-95%, con la ventaja además de poder aplicarse a grandes térmicas que ya están en funcionamiento. Las técnicas FGD son las más extendidas en Centroeuropa .