Leona V car o 1789-1842
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iniciativa
decreto
sesión solemne
XL LEGISLATURA | 31 XII 1946
XL LEGISLATURA | 27 X 1948
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María Leona V car o
E
Martha Camarena n el cielo de la historia de México, distinguidas y señaladas son las mujeres que han contribuido al en-
grandecimiento de nuestra República, o que, desde una audacia y un
arrojo poco comunes, con su presencia contribuyeron a darle el sello de su propia singularidad a un pasado que desde su grandeza hizo posible nuestro presente. Aunque se les conoce poco y se les olvida mucho, son racimo y constelación las mujeres que contribuyeron, durante nuestra Guerra de independencia y después de ella, a darle un sentido de afirmación y de pertenencia a la identidad nacional. Una mujer que tuvo el coraje espiritual y la cantera histórica de las que he mencionado, fue María Leona Vicario, un ser humano excepcional para la sociedad cerrada de principios del siglo xix y alguien su dramatismo y complejidad, una guerra en la que México ya buscaba romper la subordinación mental al exterior y afirmar su propio arte de ser libre. Nota: Josefa Ortíz de Domínguez | Leona Vicario | Mariana Rodríguez Antonia Nava. Véase decreto de fecha 27 de octubre de 1948, p. 119
del
Toro Lazarín |
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Leona Vicario tuvo una niñez, una dura adolescencia y una juventud a la que sorprendieron los temores, las delaciones y los procesos que apresuraron el inicio de la Guerra de independencia. Su contribución a la lucha por la Independencia de México fue clave, porque la información privilegiada que tenía sobre el gobierno virreinal, además de ser particularmente útil a Ignacio López Rayón, alertó a los insurgentes sobre la necesidad de adelantar la víspera de la revolución y darle una clara orientación estratégica. A su regreso a la Ciudad de México, de donde había huido semanas antes para ser apresada por las tropas virreinales, Leona Vicario fue detenida como reo de delito y sometida a un extenuante interrogatorio, para que revelara la ruta y los nombres de quienes conspiraban contra el virreinato. Leona Vicario no reveló los planes ni los nombres de quienes habían confabulado para deponer al gobierno virreinal y, por el contrario, estos contratiempos afirmaron su creencia en la necesidad de que había que mexicanizar a México y darle una fisonomía de país independiente. Leona Vicario, que había estado apoyando a los insurgentes con informes valiosos y suministrándoles recursos económicos de su fortuna personal, fue puesta bajo prisión en un convento y confiscados sus bienes, en un intento desesperado de la corona por conocer a los sublevados. Sin embargo, poco después se fugó de la prisión y continuó apoyando a los insurgentes hasta el triunfo de la causa independentista. Hay en Leona Vicario valores y aportaciones que hacen paralelo con los de otras mujeres de la lucha por la independencia; pero hay en ella, también, aportes y una estirpe específicamente personal que la convierten en mujer tipo, en mujer-símbolo de la Independencia mexicana. Y a este respecto, ya escribió Anaïs Nin que la pasión es la virtud Capítulo III 232
que define a la mujer.
Martha Camarena Reyes
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Esa ejemplar actitud de renuncia que la conduce a desprenderse de las satisfacciones y comodidades cotidianas, y a entregar alma, vida, corazón y zapatos a una causa en la que creía, sencillamente conmueve nuestras capacidades de asombro y admiración. La casta y el coraje que se requieren para afirmar una convicción, sobre un paisaje de actitudes vacilantes y temperamentos quietos, es otra enseñanza del feminismo fecundo que cultivó Leona Vicario. Por estas razones, nosotros creemos que la Independencia y la historia de México tienen un lado femenino, todavía hoy insuficientemente investigado y valorado, la Independencia, la Reforma y la Revolución habrían sido movimientos incompletos de búsqueda y afirmación de la identidad nacional. Junto a esta heroína podemos recordar a María Petra Teruel de Velasco, Micaela Montes de Allende, María del Rosario Díaz, Josefa Ortiz de Domínguez, María Manuela Medina, Josefa Taboada de Abasolo, Altagracia Mercado, Manuela Herrera, Tomasa Estévez y Gertrudis Bocanegra, son tan sólo algunas de las numerosas mujeres que aquí podríamos mencionar, cuya entrega a una tarea de afirmación y salvación nacional dio forma, diríamos aquí, a ese feminismo histórico de espíritu y corazón elevados, por el cual podemos afirmar que así como hay padres, también hay madres de la patria. María Leona Vicario Hija de Don Gaspar Vicario, acaudala-
nio con el marqués de Vivanco. Desde
Laureana Wr ght
do español, y de doña Camila Fernán-
entonces Leona fue en absoluto la sobe-
dez de San Salvador, de ilustre prosapia
rana de su casa y la niña mimada de sus
de Kle nhans
azteca, pues descendía en línea recta del
padres. A la muerte de ellos pasó a vi-
rey Netzahualcóyotl, nació en México
vir como tutoreada al lado de su tío ma-
en el año de 1787. Su infancia se des-
terno el licenciado y doctor, borlado en
lizó rodeada de lujo y de comodidades
leyes, don Agustín Pomposo Fernández
no teniendo más que una hermana de
de San Salvador, quien amando con pre-
padre solamente, llamada Luisa, mucho
dilección a su sobrina, y conociendo la
mayor que ella, y que contrajo matrimo-
libertad de acción que en la casa pater-
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na disfrutaba, para hacerle menos dura
do patriotismo, que no bastaron a des-
la orfandad a que se hallaba reducida,
vanecer ni las opiniones opuestas de sus
le destinó una habitación independiente
parientes, ni las costumbres timoratas en
de la suya, limitándose a velar por ella,
que había sido educada.
haciendo, que su familia la acompañase
Desde muy joven su aversión a los
en sus paseos, administrándo sus inte-
españoles era tan grande, que cuando
reses y entregándole las cantidades que
yendo por la calle algunos de éstos se
para gastos extraordinarios demandaba,
retiraban para dejarla pasar se bajaba de
a lo cual daba lugar la cuantiosa fortuna
la acera diciendo que “no quería deber
que había heredado.
favor a los gachupines”.
De esta manera Leona, sin que su
Bella, rica, inteligente y simpática,
tío se enterase de nada de sus trabajos
fácilmente se comprende que sobraban
a favor de la insurgencia, a la cual era
pretendientes que aspirasen a su mano;
contrario, pudo disponer a su antojo de
pero ella, desde antes que se iniciase la
su tiempo y su dinero en bien de tan no-
revolución, había consagrado su cora-
ble causa, entregándose a ella en cuerpo
zón y su fe a don Andrés Quintana Roo,
y alma.
a quien había conocido como pasante en
Los datos que sobre esta heroína
el bufete de su tío, distinguiéndose como
hacemos constar, nos han sido transmi-
poeta notable y eminente jurisconsulto,
tidos por el distinguido caballero é ilus-
y que en aquellos momentos se hallaba
tre profesor señor Alfonso Herrera y sus
poseído del mismo entusiasmo patriótico
apreciables hermanas, sobrinos todos de aquella ilustre mujer. De estos datos se desprende que no fueron la tiranía ni el realismo exagerado de su tío, los que la impulsaron a lanzarse a la revolución, como han creído algunos biógrafos. Ni es factible que fuera así; pues si
Capítulo III 234
que a su amada animaba, siendo uno de los primeros que se adhirieron a la causa de Hidalgo. Respecto de este amor, único que alimentó toda su vida, dice con exactitud lo siguiente el reputado periodista señor Luis G. Iza:
Leona en aquella casa se hubiese encon-
Habiendo conocido en casa de su
trado tiranizada y oprimida por su tutor
tutor, a nuestro gran poeta don An-
y albacea, no habría podido emprender
drés Quintana Roo, hizo de él, lo que
los trabajos revolucionarios que llevó a
se pudiera llamar su bello ideal, el
cabo, ni erogar los gastos considerables
conjunto más tierno y sublime de su
que demandaban.
cariño.
Creemos que en este punto se con-
Las ideas políticas de Quintana, ex-
funde a este tío con otro de que hablare-
presadas con el fuego sagrado del pa-
mos después, y que fue el que más tarde
triotismo; sus conceptos elevadísimos
persiguió a la insurgente y la redujo a
y el entusiasmo con el que hablaba
prisión. Las ideas revolucionarias de
de la Independencia, cautivaron bien
Leona fueron, pues, espontáneas y no
pronto el corazón de la joven, quien
tuvieron más estímulo que su acendra-
no sólo le amó con la más ardiente de
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las pasiones, sino que le admiró como
cuan ardoroso entusiasmo abrazó
a un profeta y a un genio. Tan pronto
ella la causa proclamada por el ve-
como Quintana tuvo que abandonar
nerable cura de Dolores. Burlando la
la ciudad, para ingerirse en la glo-
sagacidad de la policía, Leona Vica-
riosa lucha, Leona, lejos de sentir el
rio se puso en comunicación con los
dolor agudo que causa siempre la au-
independientes, y con los que en la
sencia del bien adorado, sintió palpi-
capital del virreinato les eran edic-
tar su corazón de alegría, brilló en sus
tos, y se ocupó en despachar correos
ojos el divino relámpago que indica
para el campo insurgente, avisando
el amor a la patria, y de sus labios pu-
cuanto en México pasaba, y logran-
ros y suaves como los de un ángel, se
do con lo eficaz y oportuno de sus
desprendieron palabras de amor, de
noticias evitar no pocas sorpresas y
patriotismo y de esperanza.
desastres a la naciente revolución.
La familia de Leona no pudo com-
No le importó sacrificar sus joyas y
prender su amor hacia Quintana
cuando poseía en la ardua empresa
y su entusiasmo por la causa de la
que había acometido.
Independencia, y hubo de repren-
Fue más lejos todavía: concibió el
derla; pero lejos de entibiar esto sus
atrevido proyecto de sacar de la
sentimientos patrióticos, no hizo
maestranza del gobierno los mejores
sino avivarlos a tal punto, que no
armeros vizcaínos para enviarlos al
pasó mucho tiempo sin que la joven
Campo de Gallo, establecido Tlalpu-
estuviese en correspondencia con los insurrectos y los independientes de la capital.
jahua por los independientes. Descubiertos sus trabajos por la policía, ofreciósele indulto si “delataba a sus cómplices”. Lejos de cometer
En esta correspondencia patriótica,
tan villana acción, Leona Vicario al
lo primero que hizo fue enviar a Quin-
hallarse ante la Junta de Seguridad,
tana una imprenta, que fue de gran uti-
que era por aquellos días en México
lidad en poder del eminente y patriota
lo que fue en París el odioso Comité
escritor.
en tiempo de Robespierre, con varonil
Alentada por sus levantados senti-
entereza hizo la apología de los inde-
mientos de libertad, veamos como obró
pendientes, y cúploe por eso la gloria
en aquellos primeros albores de la in-
de ser reducida a prisión en el colegio
dependencia, y para ello cedemos la
llamado Belem de las Mochas.
palabra al ilustrado escritor Francisco Sosa, quien se expresa en los términos siguientes: Cuando germinaban en la joven Vicario estas ideas, estalló en Dolores la revolución de 1810 iniciada por Hidalgo. Fácil es comprender con
Aquí tenemos que ampliar los informes adquiridos por el señor Francisco Sosa y los que da Alamán en este punto, con los que hemos recibido del señor Alfonso Herrera. La prisión de Leona Vicario fue efectuada por otro tío suyo, don Fernando, hermano de don Agustín
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Pomposo su tutor, y que era realista furi-
La muerte de aquel niño héroe acae-
bundo, intransigente y fanático al grado
ció en la batalla del puente de Salvatie-
de ser él uno de los que en una fiesta re-
rra. Peleaba á la derecha del General Ra-
ligiosa celebrada cada año el día 13 de
yón, cuando fue herido por una bala que
agosto en la iglesia de San Hipólito, en
le atravesó el cerebro; juntamente con
celebración del triunfo de Hernán Cortés,
él murieron “otros dos oficialitos jóve-
admitía como un honor cargar el pendón
nes (Galván y Fernández de la Somera)
de la conquista durante la procesión.
tan valientes y dignos como el primero”,
El caso ocurrió de la manera siguiente: como los trabajos revolucionaros de
Llevados a tal extremo los trabajos
Leona no solo se reducían a mandar a
de Leona, no podían pasar desapercibi-
los insurgentes recursos y comunica-
dos por más tiempo a pesar de su sagaci-
ciones, sino que catequizaba a cuantos
dad, y a la vez que se enteraban de ellos
podía para que fuesen a engrosar sus fi-
la policía y su tío don Fernando, ocurrió-
las, armándolos y costeándoles el viaje,
sele a la heroína ir de visita a casa de
ejerciendo su tutor la profesión de abo-
éste. Recibióla acremente, y consideran-
gado y teniendo varios pasantes en su
do como una deshonra para la familia su
bufete, empleó el mismo procedimiento
proceder, intimóla que estaba decretado
con ellos, logrando que fuesen a presen-
ponerla presa, y que antes que tal su-
tarse al héroe de Dolores, ofreciéndole
cediese, él mismo en el acto, sin dejar-
sus servicios.
la volver a la casa de su hermano, cuya
El ardiente entusiasmo de su corazón a favor de la libertad, fue a reflejarse
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vigilancia burlaba tan fácilmente, iba a encerrarla en un convento.
como eléctrica chispa en el de un niño
La valiente Leona, lejos de intimi-
primo suyo, hijo de su tutor y que apenas
darse, declaró que “se alegraba de que
contaba catorce años. Decidido a lanzar-
así se procediese con ella; que se la lle-
se a la revolución, ella le proporcionó los
vase a donde les placiese; pero que solo
recursos necesarios y lo mandó directa-
iría en iría en un coche rodeado por sol-
mente al General Ramón Rayón.
dados o policías, para que todo el mundo
En ella le ordenaba que buscase mi-
Capítulo III
dice el historiador Bustamante.
supiera que iba presa por insurgente”.
nuciosamente entre los prisioneros que
Indignado don Fernando, hízolo así,
cayeran en su poder al niño Manual Fer-
conduciéndola al convento de San José
nández de San Salvador, que cuidase de
de Gracia, en el que no fue admitida;
que no le aconteciera ningún daño y que
pues estando de visita el arzobispo, a cu-
en caso de hallarlo lo remitiese inmedia-
yas noticias había ya llegado algo de las
tamente a México.
ideas revolucionarias de la joven orde-
Aquella comunicación fue inútil;
nó a la abadesa que no la recibiera. De
pues el niño patriota fue una de las víc-
allí pasó a Belem de las Mochas, donde
timas de la matanza ejecutada por Itur-
aconteció lo narrado por el señor Sosa,
bide el Viernes Santo, como muestra de
en los párrafos que hemos copiado.
sus sentimientos cristianos.
Quien sabe qué suerte habría corri-
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do si, como estaba a punto de suceder,
da en un asno, partió para Talpujahua,
se le hubiese trasladado a la Inquisi-
donde se casó en el acto con Quintana,
ción; pero los coroneles don Anacleto
con quien había sostenido constante co-
Vázquez Gama, don Francisco Arroya-
rrespondencia, continuando inmediata-
ne y don Luis Alconedo, que desde sus
mente se viaje a Oaxaca, en cuya ciudad
respectivos puestos militares, servían a
se encontraba Morelos. Contaba Leona
la causa de la independencia, lograron
á la sazón 25 años.
hacer llegar a sus manos una carta avi-
Únicamente los que conocen el ca-
sándole que estaban dispuestos a sal-
mino de más de ciento veinte leguas que
varla, y ella les contestó indicándoles
media entre México y aquella ciudad,
qué noche y a qué hora podía estar en
erizado de dificultades, de abismos, de
la pieza inmediata a la portería.
quebraduras, sólo transitable para las
La noche fijada había fiesta en el
águilas, y en el cual aun hoy día alguien
colegio, y mientras todas las colegialas
ha llamado ferrocarril del terror por lo
se hallaban entretenidas en el interior
atrevido de su construcción, el que ha lo-
del edificio ella, en su calidad de presa,
grado allanarle con sus puentes colgan-
fue a encerrarse en la consabida pieza,
tes y sus túneles, sólo los que conocen
como había convenido con sus salvado-
aquel camino, repetimos, pueden com-
res, acompañada únicamente de una co-
prender la suma de sacrificio y heroísmo
legiala que hacía el turno de portera.
que tuvo que desplegar aquella enérgica
De pronto se oyeron pisadas de caballos, y tres hombres enmascarados, equi-
joven poseedora de una voluntad inquebrantable.
vocados en su precipitación, asieron vio-
“Lenta y penosa fue su marcha has-
lentamente a la colegiala, que se hallaba
ta que llegó a Oaxaca”, sigue diciendo
más próxima a su puerta, cuando Leona
el ilustrado biógrafo que hemos citado.
gritando “¡soy yo! ¡soy yo!”, se precipitó
“Morelos recibió con sumo agrado a la
entre ellos, mientras la colegiala se ha-
que tantos servicios había prestado a la
llaba paralizada por el terror.
revolución; a la que por ella había sacri-
Una vez en la calle, la montaron en
ficado sus bienes expuesto la existencia
su caballo y la llevaron a todo correr al
misma. Le mandó proporcionar decente
pueblo de San Juanico, donde pasó la no-
alojamiento y entregar una suma para su
che escondida en una casa que los coro-
gasto”.
neles antes nombrados habían preparado de antemano. Allí, para evitar ser reaprendida, se
Luego que Leona salió de México, el gobierno le hizo confiscar todos sus intereses, declarándola traidora.
pintó la cara de color trigueño, se vistió
Pocos días después de su llegada
con unas enaguas de jera, un “ques-
al centro del ejército insurgente perdió
quemil” y un sombrero de petate, y en
éste las batallas de Santa María y Purua-
su afán por reunirse con su amante y su
rá, y todo el personal del Congreso, del
partido, en vez de permanecer oculta, en
cual Quintana era diputado, así como
la madrugada del día siguiente, monta-
otros jefes del ejército, entre los cuales
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se hallaba Leona, tuvieron que sufrir las
nacido la criatura, la remitiese a la “Casa
vicisitudes más duras de la guerra. To-
de la Cuna”.
das las soportó ella con la mayor entere-
Temiendo Leona que otros jefes es-
za, poniendo siempre su inteligencia y
pañoles hubiesen recibido las mismas
su ánimo en disposición de la causa de
instrucciones y que al llegar al pueblo
la patria.
fuese sorprendido Quintana, se hizo en
Un año después, en los momentos
el acto de un caballo, y sin fijarse en el
más críticos de la guerra, en un pueble-
estado que guardaba su salud, tomó a su
cito de indios y teniendo por lecho el
hija y salió al encuentro de aquél, vol-
duro suelo de una cabaña, dio a luz a su
viendo a reunirse con el ejército insur-
primera hija a la que se puso por nombre
gente.
Genoveva, y cuyo acontecimiento anotó
A partir de este momento, como la
jocosamente el poeta su padre con la si-
situación de los independientes se hacía
guiente cuarteta:
más y más difícil cada día, es de com-
En Nanchistitla nació Una indita americana, Que se llama Genoveva, Y se apellida Quintana.
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enamorados esposos tuvieron que soportar, habiendo llegado su penuria al grado de que hubo ocasiones en que la joven madre carecía hasta de un lienzo para
Apenas habían pasado ocho días del
abrigar a la niña en la intemperie de las
nacimiento de la niña, cuando hallándo-
serranías; otras en que, mientras logra-
se ausente Quintana Roo, porque así lo
ban penetrar en una población y hacerse
exigían las circunstancias de la campa-
de recursos, caminaba descalza, apenas
ña, una partida de insurgentes sorpren-
cubiertos los pies con unas medias; otras
dió por allí cerca a otra de realistas, y
en que hallándose sus ropas rotas por
habiendo muerto en la contienda el jefe
todos lados, tenía que atarlas con nudos
que mandaba a esta última, los insur-
para poder sujetarlas a su cuerpo. Aun
gentes llevaron a Leona algunos papeles
recuerdan sus descendientes haber oído
que habían encontrado sobre el cadáver,
contar, entre infinidad de peripecias de
porque no sabían leer.
esta clase que con vivos colores descri-
Examinados aquellos papeles, resul-
bía, cómo ella que siempre había tenido
tó que uno de ellos era una comunica-
dos costureras para que atendiesen a su
ción en que de orden superior se manda-
ropa, deseaba en aquellos momentos te-
ba al capitán portador de ella:
ner siquiera una aguja para coserse por
Que buscase en el pueblo a Quin-
Capítulo III
prenderse todas las penalidades que los
sí misma.
tana y su mujer, pues se había recibido
Empero, en medio de tantos sufri-
aviso de que apartados del ejército in-
mientos nunca lamentó la pérdida de su
surgente residían allí, por esperar ella
fortuna ni sus dolores personales, antes
un próximo alumbramiento. Que halla-
por el contrario, en su entusiasmo de la
dos que fuesen los mandase fusilar in-
independencia, todo apréciale pequeño
mediatamente, y si por acaso ya había
tratándose de servir a la patria.
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Ella, con su claro ingenio, ayudaba a
Ya en otras ocasiones, después de ro-
Quintana y a los demás jefes a discurrir
gar a Leona que permaneciese en alguna
sobre los planes de la guerra; ella dirigía
población, evitándose así los sufrimien-
las curaciones de los heridos, y ella por
tos de la campaña, y después de haberse
fin escogía con gran acierto los medios
rehusado ella, Morelos había empleado
más seguros para arbitrar recursos.
el mismo subterfugio, no creyendo pro
Su valor moral era tan grande que
supuesto que tuviera resultado; más con
habiendo caído prisionera cerca de Valla-
gran asombro había recibido siempre re-
dolid con su esposo y otros insurgentes,
fuerzos que ella, con su elocuente pala-
manifestase desde luego dispuesta a re-
bra y su ardiente patriotismo, le conquis-
cibir la muerte, de antemano decretada
taba en cada hacienda o pueblo que re-
por las terribles leyes de aquella lucha
corría. Pero hasta entonces sólo se había
sin cuartel. No sucedió así, porque el ca-
tratado de indígenas y gente de campo;
pitán en cuyo poder se hallaban, dotado
en aquella ocasión, tratándose de una
de sentimientos humanitarios ó compla-
guarnición militar, la empresa era más
cido tal vez de la belleza y la juventud
difícil, sin embrago, estuvo a punto de
de Leona, se propuso salvarlos haciendo
realizarla, como se verá adelante.
que firmasen un escrito en que aparecía
Largo era el camino que mediaba
que voluntariamente se acogían al indul-
desde Valladolid a Toluca, lo emprendió,
to, en tales circunstancias concedido por
no obstante, sin vacilar, acompañada de
el virrey. Convencidos los prisioneros
su esposo, llegando por fin ambos con
de que no les quedaba otro recurso, fir-
las ropas desgarradas y en la mayor mi-
maron todos menos Leona, que declaró
seria a esta última ciudad, seguidos sólo
resueltamente que “no quería deber la
de un criado fiel que conducía a la niña
vida a los españoles a tan alto precio”.
Genoveva, y cuidando de ocultarse y
Alarmado Quintana con esa resolu-
disfrazarse en todas partes para no ser
ción, antes de que el jefe español se ente-
conocidos. Con algunos corresponsales
rase, se apresuró a suplicarle “le permi-
de Morelos, logró Quintana Roo hacerse
tiese firmar por su esposa porque no sa-
de recursos e instalar con una comodi-
bía escribir”. De esta manera quedaron
dad relativa á Leona, que casi al llegar
salvados la heroína y sus compañeros; y
dio a luz a su segunda hija, a la que bau-
Morelos que profundamente la estimaba
tizó con el nombre de Dolores.
y trataba de alejarla del peligro en cuan-
Quintana partió para desempeñar
to era posible, le suplicó, luego que supo
una comisión que se le había confiado, y
que se hallaba en libertad, que mientras
Leona no se descuidó con la suya de su-
sus esposo volvía al campamento, ella
blevar a la guarnición. Había ya ganado
se dirigiese a Toluca, comisionada para
a la causa de la patria a algunos oficiales
trabajar en favor de la independencia,
criollos, cuando se recibió allí la noticia
influyendo en el ánimo de los oficiales
de la muerte de Morelos, que implicaba
de la guarnición allí residente, a fin de
nada menos que la muerte también de
que se pronunciasen.
aquel período de revolución.
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Terrible fue, como es de suponer, el
Apenas estuvo aliviada, Luisa le par-
golpe que sufrió con aquel desastre el pa-
ticipó que, comprendiendo su situación,
triota corazón de la heroína, y esto unido
había visto al virrey, y que éste había con-
al perjuicio que le causó tomar, sin saber
sentido en conceder a Leona una audien-
sus malas condiciones, el agua que pasa-
cia parlamentaria para arreglar con ella
ba por las cañerías infectas del convento
el indulto de Quintana. Naturalmente,
del Carmen, le produjo una enfermedad
Leona aceptó en el acto, y Luisa se ofre-
de estómago que la puso en peligro de
ció a acompañarla y presentarla al virrey.
muerte, y que, lo que era más duro toda-
Llegadas ambas a su presencia, cuál se-
vía, iba a imposibilitarla para criar a la
ría la sorpresa de la insurgente al oír que
niña, a la que por ningún motivo quería
la marquesa de Vivanco decía: “Señor,
confiar a manos extrañas. Para colmo de
vengo a presentaros a mi hermana Leo-
sus penas, no podía esperar auxilio de su
na, y no queriendo hacerme cómplice de
esposo, por hallarse fugitivo, y no conta-
sus herejías, la pongo en vuestras manos
ba en aquella ciudad con ningún médico
para que la hagáis encerrar en una pri-
competente para su curación.
sión, a fin de que no siga cometiendo más
Siempre decidida y enérgica, pensó
Capítulo III 240
delitos contra Dios y el trono”.
entonces en volver a México; pero sabien-
Como se ve, los fanatismos religioso
do que su tío Fernando era su enemigo, y
y civil habían producido sus efectos en
temiendo que su tío y tutor don Agustín
aquella alma tan débil, que cometía sin
Pomposo, estuviese mal prevenido en su
entenderlo el crimen de traicionar a su
contra, escribió en este sentido a su her-
hermana y entregar su vida a la saña de
mana Luisa, la que en el acto le contestó
sus enemigos creyendo llevar a cabo una
excitándola a que saliese de aquella ciu-
buena acción.
dad, y ofreciéndole que la escondería en
Leona, atónita por la sorpresa de
su casa, y llamaría en seguida un médico
aquella infamia, pero serena y valiente
de toda seguridad para que la curase.
como había sido siempre, aunque com-
De puso inmediatamente en camino
prendió que era llegado su fin y que las
Leona. La marquesa de Vivanco la re-
celdas ardientes de la Inquisición la es-
cibió con el mayor cariño, y pocos días
peraban, manifestó la misma altivez y
bastaron para que recobrase la salud;
tranquilidad que ante todos los peligros
pero su ánimo cada vez se hallaba más
había acostumbrado manifestar.
contristado por la pérdida de la revolu-
Afortunadamente el virrey, hidalgo y
ción, cuyas últimas convulsiones se ex-
caballero como buen español, en vez de
tinguían en aquellos momentos en un
mandar prender a la revolucionaria, diri-
mar de sangre, y sobre todo por la in-
gió una serena reprimenda a la traidora
quietud constante que la afligía pensan-
marquesa, afeándole su proceder y di-
do que la muerte pesaba sin cesar sobre
ciéndole que “como noble, jamás dejaría
la cabeza de su esposo, y que ella no po-
de cumplir con el deber de respetar a las
día adquirir por ningún medio noticias
damas, pudiendo en consecuencia Leona
de la suerte que corría.
regresar sin temor a su casa”.
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Sabedor, casi inmediatamente, don
Cocheras y otra en la de los Sepulcros de
Agustín Pomposo de tan desagradable
Santo Domingo, marcada con el núm. 2,
incidente, que le dio a saber a la vez
notable como recuerdo histórico, por ser
la permanencia de su sobrina en la ca-
la que habitó hasta su muerte.
pital, y lejos de hallarse mal dispuesto,
Hemos llamado corta distribución
como ella temía, no sólo no había de-
a la que recibió del gobierno, porque la
jado de amarla, sino que, atormentado
fortuna testada por su padre ascendía a
por el asesinato cometido en su hijo, e
2 millones, divididos por partes iguales
indignado por los que en las personas de
entre ella y su hermana Luisa; de manera
los últimos héroes de la independencia
que fue de un millón la suma empleada
acababan de perpetrarse, había acabado
en la independencia, entre gastos, dona-
por convertirse en partidario de la insur-
tivos y bienes confiscados. En cambio el
gencia; y buscó a Leona que, como es de
gobierno no fue parco en recompensarla
suponer, no había vuelto a la casa de su
moralmente, pues aquellas concesiones
hermana, llevándosela a vivir a su lado
no le fueron otorgadas con todos los ho-
prodigándole toda clase de atenciones.
nores a que se había hecho acreedora.
Por su parte, Leona no fue ingrata con su
Vuelta a la vida privada, siguió cul-
benévolo tutor; pues según informes del
tivando las preclaras dotes de su inteli-
ya citado señor Herrera, nieto de aquel
gencia, y en colaboración con su ilustra-
señor y sobrino de la heroína, como an-
do esposo, llegó a adquirir, sobre los que
tes dijimos, ésta, durante toda su vida,
ya poseía, vastos conocimientos en polí-
correspondió siempre a los beneficios y
tica, historia y literatura, e hizo grandes
al cariño que de él había recibido.
adelantos en la pintura y otras artes, a
Algún tiempo después, Quintana
las que era muy aficionada.
Roo, comprendido en la amnistía gene-
Generosa y humanitaria, si liberalidad
ral concedida a los restos del ejército in-
natural no se limitó sólo al bien del pueblo
surgente, volvió a reunirse con su digna
en común: desde el fondo del hogar ínti-
esposa, y ambos, aunque ya no directa-
mo, y a pesar de poseer menos rentas que
mente, siguieron sosteniendo, en cuanto
antes, siguió derramando particularmen-
les fue posible, sus ideas regeneradoras
te sus beneficios, siendo la protectora de
de libertad.
los pobres que se le acercaban, y la provi-
Terminada la guerra, de nuevo em-
dencia de los infelices que imploraban su
prendida por el ilustre Guerrero, y con-
caridad. Católica ferviente, como lo eran
sumada la independencia, el Congreso
todos los grandes criterios de su época,
de 1822, justo apreciador de su admira-
hizo también varios donativos cuantiosos
ble civismo, dio a la heroína, como corta
a los templos, mostrándose siempre muy
retribución de la suma de noventa mil
desprendida de los intereses materiales
pesos que había gastado en la revolu-
de la riqueza.
ción y por el resto de sus intereses con-
En una palabra: como mujer, como
fiscados, la hacienda de Ocotepec en los
esposa y como madre, fue un modelo de
Llanos de Apam, una casa en la calle de
virtudes y de ternura; como ciudadana,
Los nsurgentes
María Leona Vicario
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sus grandes hechos indican que si hu-
Además del epitafio de la familia, el
biese tenido que morir por la causa que
gobierno colocó en su tumba una lápida
defendía, como Madama Roland, habría
en latín cuyo contenido fue a la vez pu-
muerto saludando a la estatua de la li-
blicado en el Diario del Gobierno y que
bertad, simbolizada en la independencia.
traducido dice así:
Como los de aquella sublime libertadora francesa, en la difícil política seguida después para la organización del Gobierno que debía regir al país, sus consejos fueron siempre de gran valor ante su esposo, y, para que exista otro punto más de semejanza entre la combatiente teórica y la combatiente práctica, entre la girondina y la insurgente, Quintana, como Roland, no pudo resistir la ausencia de aquella cabeza que le ayudaba a pensar, de aquel corazón que le ayudaba a sentir, y si no se suicidó, murió a consecuencia del pesar y la tristeza que le produjo su muerte. Ese lamentable acontecimiento tuvo lugar el 24 de agosto de 1842. Sus funerales se verificaron con la mayor suntuosidad: el cadáver fue conducido desde la citada calle de los Sepulcros de Santo Domingo al panteón de Los Ángeles, recibiendo en el trayecto, tanto por parte de la aristocracia como del pueblo, honores póstumos hasta entonces no tribu-
A la Sra. Doña Leona Vicario, dignísima consorte del Sr. D. Andrés Quintana Roo, integérrimo magistrado del Supremo Tribunal de Justicia; muy esclarecido, así por su ilustre prosapia, como por sus virtudes públicas y domésticas; cuyo nombre aun gozando de la vida, por sus distinguidos servicios superiores a su sexo, prestados a la libertad y bienestar de la República, hace mucho tiempo fue consagrado por la inmortalidad en los mapas de los geógrafos, en los decretos de las legisladores, y principalmente en el catálogo de las heroínas mexicanas; la cual falleció el 24 de agosto de 1842. A esta benemérita y dulcísima madre de la patria, los desolados y agradecidos ciudadanos mexicanos le erigieron llorosos este monumento.
tados a ninguna mujer. “Levantóse en una capilla enlutada al efecto –dice el Sr. Sosa– una hermosa pira; hubo en los oficios magnífica or-
Bibliografía Wright
de
Kleinhans, Laureana, Mujeres
questa y concurrencia numerosísima, y el
notables mexicanas, México, Tipografía
cortejo fue presidido por el coche de gala
Económica, 1910.
del primer magistrado de la nación”.
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