Las misiones interculturales

22 ago. 2015 - Además, es notorio que Judea era como una ..... “Hoy no acuden muchedumbres al desierto, curiosas de oír y de ver al Cristo. No se oye su ...
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COMENTARIOS DE LA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA III Trimestre de 2015

Misioneros Lección 8 22 de agosto de 2015

Las misiones interculturales Prof. Sikberto Renaldo Marks Versículo para Memorizar: “He aquí mi siervo, a quien he escogido; mi Amado, en quien se agrada mi alma; pondré mi Espíritu sobre él, y a los gentiles anunciará juicio” (Mateo 12:18; citando Isaías 42:1-4).

Introducción En Mateo 12:21, se reafirma: “Y en su Nombre, las naciones pongan su esperanza” (“en su nombre esperarán los gentiles”, RVR 95). Jesús vino para salvar al mundo. Aunque inició su ministerio entre los judíos, ya estaba alcanzando a los gentiles que allí vivían. A veces se apartaba de los judíos e iba a ciudades de otros pueblos, como ocurrió con el caso de la mujer cananea, que clamó a Jesús para que liberase a su hija del demonio. Los cananeos eran pueblos que habitaban allí antes de que Abraham llegara desde Harán. Fue a Tiro y Sidón, ciudades portuarias de Fenicia, habitadas, en gran parte, por gentiles. Sí, Él lo hizo apartándose de los fariseos luego de un reñido debate, por lo cual lo querían arrestar. Los debates que planteaban eran para encontrar motivos para meterlo en prisión, no para aprender acerca de la salvación. ¿Y adónde fue Jesús? Fuera del país, en dirección a los así llamados paganos. Y allí les dio un ejemplo a los discípulos que lo acompañaban. En primera instancia, no escuchó a la mujer cananea, pero hizo que ella hiciera explícita su fe, y fue eso lo que Jesús hizo que los discípulos entendieran: los gentiles también pueden creer en el mismo Dios de los judíos. El mensaje de Jesús alcanzaría a todo el mundo, tal como hace referencia el versículo central del estudio de esta semana, y eso sería posible a través de muchas personas. Es interesante el hecho de que Jesús pasara casi toda su infancia (menos el tiempo en el que estuvo en Egipto, cuanto todavía era un bebé), en Nazaret. Esta fue su tierra en su tiempo de juventud y adultez, hasta que asumió su ministerio. Esta ciudad, aunque era pequeña, estaba en la ruta de los soldados romanos, y de las caravanas de los mercaderes paganos que iban y venían a todos los lugares. Además, es notorio que Judea era como una especie de esquina en el mundo antiguo: allí se cruzaban rutas provenientes de África, Asia y Europa, una región estratégicamente bien ubicada. Luego de que Él fuera rechazado en Nazaret, al comienzo de su ministerio, se mudó a Capernaúm, una ciudad donde vivía gente de diversos países. La influencia de su predicación obviamente alcanzó a estas personas, siendo así preparadas para futuras conversiones en el naciente cristianismo. También fue en, por lo menos, seis ocasiones a ciudades de otras naciones, para hablarle a los gentiles. Seis veces es lo que ha quedado registrado, por lo que pudieron haber sido más. Pues bien, esas incursiones entre los gentiles, si bien su prioridad era la predicación a los judíos, demuestran que el evangelio no era sólo para el pueblo escogido, sino también para todas las naciones del mundo. Recursos Escuela Sabática ©

La mujer samaritana Los samaritanos, según los eruditos, eran un pueblo extranjero que fueron trasladados en una parte de la región que perteneciera a los hebreos del Reino del Norte, que fueron expulsados de allí por los asirios. La propia Asiria dispuso que estos samaritanos poblaran la región, pues los israelitas ya no volverían más. Los samaritanos fueron instruidos acerca de la adoración al así llamado “dios de la tierra”, en ese caso, el Dios de Israel. Aprendieron, pero no todo, pues continuaron con las prácticas paganas, que habían traído de las tierras de donde provenían. Hay estudiosos, sin embargo, que afirman que los samaritanos serían descendientes de Efraín y Manasés, los dos hijos de José. Hoy todavía existen aproximadamente unos setecientos samaritanos en las ciudades de Jolón (cerca de Tel-Aviv) y Nablus (antigua Siquem, al pie del monte Gerizim). Hoy, al igual que los judíos, todavía aguardan la llegada del Mesías. El estado de Israel los acepta como judíos. Ellos reconocen únicamente el Pentateuco. En tiempos de Jesús, aguardaban al Mesías, así como los judíos, pero parece que fueron más receptivos a Jesús, cuando Él los visitó. A Jesús no le importó quiénes eran los samaritanos, aunque los judíos los rechazaban. La tradición judía no aceptaba a los samaritanos. Tampoco a Jesús le importó otra tradición, la de hablar con una mujer samaritana, considerada una extranjera. Mucho menos, quedar a solas con ella. La propia mujer se admiró de que Él hablara con ella, como samaritana que era (Juan 4:4-9). ¿Qué hizo Jesús allí? Aprovechó la oportunidad para que, no solo la mujer, sino los habitantes de la ciudad, supieran que el Mesías aguardado por los judíos, y también por ellos, ya había llegado. Lo interesante es que ella creyó inmediatamente, y fue a anunciarlo a sus compatriotas de la ciudad. Le admiró que Jesús, que sin conocerla, supiera su estado matrimonial. Percibió que se trataba de un profeta, y con esas credenciales, llevó el mensaje. Fue a la ciudad y proclamó a sus conocidos que había encontrado un profeta. Entonces fueron a ver a Jesús, y muchos creyeron en Él. Por pedido de los propios samaritanos, Jesús se quedó en la ciudad durante dos días, y muchos más creyeron en Jesús. Le dijeron a la mujer que en primera instancia había anunciado la presencia de Jesús: “Ya no creemos solo por tu palabra, sino porque nosotros mismos lo hemos oído, y sabemos que en verdad éste es el Salvador del mundo” (Juan 4:42). Jesús, evidentemente era un muy buen administrador: había gestionado adecuadamente el tiempo, que era escaso. Y dejó una puerta abierta entre los samaritanos, cuyos frutos fueron llegando a lo largo de las edades. ¿Qué detalle llevó a la mujer a entusiasmarse para ir hacia la ciudad y anunciar la llegada del Mesías? En primer lugar, Él se había mostrado como profeta, al demostrar que sabía detalles de su vida, sin conocerla. Luego, porque había declarado ser el propio Mesías esperado. Dijo esto porque sabía que estaba dispuesta a aceptar esa revelación, al contrario de lo que ocurría con la mayoría de los judíos. Por esa vía, prácticamente una ciudad entera se convirtió, en apenas dos días.

El oficial del ejército romano Entre Jesús y un oficial romano se estableció una relación amistosa. En Capernaúm había un destacamento romano. Los judíos, dominados por la fuerza del ejército imperial, odiaban a los romanos, especialmente a sus soldados, y –más todavía– a los que los Recursos Escuela Sabática ©

comandaban. Muchas veces esos soldados abusaban de los judíos, imponiéndoles trabajos forzados. Y los romanos, sabiéndose odiados, tampoco les caían bien los judíos. Pero en esta historia todo fue distinto. Este centurión, como mínimo, había llegado a aceptar de buen grado la religión judaica, y especialmente aceptó a Jesucristo. Construyó una sinagoga para los judíos. La amistad entre él y los judíos de Capernaúm era tal que el militar les solicitó a algunos de los ancianos judíos que buscaran a Jesús para que sanara a uno de sus siervos, que estaba sufriendo terriblemente con una parálisis. El centurión fue sensible hacia el estado de salud de siervo, quería verlo saludable. La alternativa era Jesús, en el cual creía. Lo interesante es que los ancianos judíos le hicieron este favor al centurión, y fueron hasta donde estaba Jesús. En este lugar los judíos y los romanos se llevaban bien. Aún antes de que Jesús llegara existía esta amistad. El motivo es fácil de entender: el centurión se había sentido atraído a la religión judaica, a punto tal que construyó una sinagoga. Jesús, a su vez, no se detuvo. Pero al llegar cerca de la casa del centurión, éste salió al encuentro para decirle que no era digno de recibir a Jesús en su casa. Aquí aprendemos dos cosas: este centurión estaba albergando al enfermo en su propia casa, y sabía que los judíos no debían ingresar en las casas de los paganos. Esto último era una absurda tradición de los judíos, cuando ellos mismos debían ser una bendición para el mundo, por lo que debían recibir y también ir a todos, aun entrando en las casas. Pero el centurión aceptaba, y respetaba, esa tradición. Como soldado de un poderoso ejército, no necesitaba someterse a las reglas de un pueblo sometido, pero lo hizo. El centurión le sugirió a Jesús que sólo diese la orden para que su siervo se sanara. Y lo ejemplificó, al decir que él mismo les daba órdenes a sus soldados, y éstos le obedecían, por lo que la enfermedad obedecería al poder de Jesús. El Maestro admiró la gran fe del centurión. “El centurión sentía su indignidad. Aunque tenía autoridad, revelaba un espíritu contrito. Se sentía indigno de tener a Jesús, con su poder de realizar milagros, bajo el techo de su morada. Sin embargo, era posible que todo lo que se necesitara fuera la palabra del Maestro, así como el centurión le decía a los soldados bajo sus órdenes: ‘Ve, y él va; digo al otro: Ven, y él viene; y digo a mi siervo: Haz esto, y él lo hace’ (Mateo 8:9)”. “Él tenía confianza en que la palabra de Cristo podía restaurar a su siervo. Cuando Jesús oyó esto, se maravilló: ‘De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe’ [...] “La nación judía no recibió al Mesías prometido cuando éste vino en la forma como las profecías anunciaban que lo haría. He aquí ahora un hombre, que no profesaba la fe de Israel; no había tenido las oportunidades que Israel había disfrutado en abundancia, quien con fe y aprecio por Cristo, superó las manifestaciones de Israel, a quien el Señor había hecho depositario de la verdad más sagrada y preciosa […]” “Pero este romano, un comandante en pleno ejercicio de su cargo, acudió a Jesús con una petición ferviente en favor de uno de sus siervos quien había enfermado de parálisis y se encontraba atormentado por el dolor. En toda su sencillez la manifestación de su fe era pura y altruista. No le solicitó a Jesús, ‘Muéstrame una señal del cielo’, sino le solicitó Recursos Escuela Sabática ©

que sanara los padecimientos que afligían a su siervo” (Carta 114, 1895; citada en El Cristo triunfante, p. 243). ¿Qué aprendemos de esta historia? Que una buena relación con las demás personas facilita todo, abre puertas, y hasta incluso estas personas buscan espontáneamente la verdad. Debemos siempre tener una actitud receptiva y acogedora, siempre listos para recibir a las personas que nos busquen.

Tratando con demonios Aquí estamos descendiendo al nivel más bajo de la escala social en el tiempo de los judíos. Ellos odiaban a los extranjeros, pero peor era su relación con los endemoniados, con las prostitutas y con los leprosos, como veremos luego. Intentemos imaginar cuál era el concepto que tenía judío respecto de un endemoniado extranjero. Pues bien, en algunas ocasiones Jesús se relacionó amistosamente con personas poseídas, y las restauró. El trató a estas personas del mismo modo en cómo trataba a sus compatriotas. Jesús cruzó el mar de Galilea en un barco y desembarcó en Gadara, una ciudad pagana. Allí se encontró con un endemoniado, poseído por cientos de demonios. Vivía precariamente, y no iba a hacerlo por mucho tiempo más, de no haber sido liberado del poder satánico. El acto de liberación fue hecho con amabilidad, y el hombre quedó muy agradecido a Jesús. Aquél hombre ni siquiera había solicitado ser librado. Había llegado a un nivel de degeneración tal que se había vuelto un esclavo de los demonios, incapaz siquiera de solicitar liberación, de tomar la iniciativa en busca de ayuda. Sin la iniciativa de alguien más, moriría en ese estado. Aun así, Jesús conocía sus deseos más íntimos, que eran de libertad, tanto que después este hombre quiso acompañar a su Libertador. Pero era más importante que este hombre volviera a su ciudad y allí testificara a otros acerca de lo que le había acontecido. La mujer cananea, descendiente de aquellos pueblos que Josué había expulsado de la tierra que Dios le había dado a los israelitas (algunos de ellos quedaron), había escuchado hablar de Jesús. Se convención de que Él era un profeta de Dios, un Dios extranjero para ella, pero dejó de confiar en los dioses falsos de su pueblo para buscar socorro en el Dios de los judíos, que en el pasado había vencido a sus antepasados. No obstante, fue hasta Jesús. Humildemente le pidió que sanara a su hija endemoniada. Pero Jesús hizo de cuenta de que no debía sanar a una persona que no fuera israelita, o judía. Pero la mujer, con mucha fe, sabiendo que no había otra alternativa para su hija, creyendo en Jesús, se humilló comparándose a los perros que se alimentan de las migajas que caen de la mesa. Con eso estaba diciendo que se consideraba indigna de recibir las bendiciones de Jesús en la misma intensidad en que eran recibidas por los judíos, pero al menos quería algo. En los dos casos, Jesús enseñó a través de la práctica que la verdad debía ser enseñada a todas las nacionalidades, a todas las personas, y que se debía liberar de Satanás a quien sea que estuviera bajo el dominio del enemigo. Había un problema entre los judíos, como bien sabemos: estaban convencidos hacía siglos que eran los únicos merecedores de la gracia de Dios, y Jesús vino para corregir esta mala interpretación de la misión. Ellos, desde el mismo momento en que habían sido establecidos como una nación, deberían haber ejercido una influencia positiva entre las demás naciones, para que sirvieran a Dios. Pero generaron una comprensión contraria y equivocada de la misión. Recursos Escuela Sabática ©

Diez leprosos “Al entrar en una aldea, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon lejos. Y levantando la voz, gritaron: ‘¡Jesús! ¡Maestro! ¡Ten compasión de nosotros!’ Cuando Él los vio, les dijo: ‘Id, mostraros a los sacerdotes’. Y mientras ellos iban, quedaron limpios. Entonces uno de ellos, al verse sanado, volvió, alabando a Dios a gran voz. Se postró a los pies de Jesús, y le dio las gracias. Y éste era samaritano. Entonces Jesús preguntó: ‘¿No son diez los que fueron limpiados? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviera a dar gloria a Dios, sino este extranjero?’ Y le dijo: ‘Levántate y vete. Tu fe te ha salvado’” (Lucas 17:12-19). Este sanamiento no es una parábola, es un hecho. Los diez quedaron contentos con la sanación, pero solo uno de ellos volvió para agradecer a quien le había posibilitado la sanidad. Se ha especulado acerca de la nacionalidad de los otros nuevo. Por el hecho de que Jesús haya identificado que este último era extranjero, un samaritano, odiado por los judíos, por lo que esto podría sugerir que los demás eran judíos. Estaban unidos por las circunstancias, pues los leprosos debían vivir separados de los no contaminados, la enfermedad era altamente contagiosa. Por eso se unían para formar comunidades de leprosos, y ampararse mutualmente. Independientemente de la nacionalidad de los nueve, al menos en esta historia, el sentido de gratitud fue demostrado sólo por el diez por ciento. ¡Una proporción bajísima! Aún más teniendo en cuenta que la sanación fue de una enfermedad cuyo futuro cierto era la muerte, con mucho sufrimiento y la separación de los amigos y familiares. Y cuando llegara la muerte, la persona debía ser sepultado, en este caso, enterrada, por otros leprosos, para no transmitir la enfermedad a las personas sanas. Así, ¿cómo se explica la falta de reconocimiento del beneficio gratuito que habían recibido? Hay una única explicación. Ellos no valoraron lo que Jesús podía hacer, lo que sí hizo el samaritano agradecido. No estaban interesados en lo que aquél Maestro podía brindarles además de la sanación, que era la salvación de la muerte para vida eterna. Este es uno de los problemas actuales. Muchos quieren bendiciones aquí y ahora, pero son pocos los que consideran la importancia del perdón y la salvación, que es mucho más importante que la sanidad física. Y hay muchas iglesias que se aprovechan de este tipo de ansia y, engañando a miles de personas, prometen riquezas, bendiciones terrenales, ya sea sanaciones, o recursos monetarios.

Los griegos y Jesús Tenemos una pequeña fábrica de equipamiento para Pilates. Todo está fabricado en acero carbono y acero inoxidable, al contrario que los demás, que lo hacen en madera y acero inoxidable. Aún no tenemos tanta demanda, pero cuando nos preocupamos con la baja en las ventas, surge un nuevo pedido, y así vamos renovando nuestras expectativas. Las ventas han estado aumentando en estos últimos meses. Así ocurrió con Jesús. Cuando se aproximaba el día del desenlace de la gran batalla entre Satanás y Jesús, uno con millares de ángeles y cientos de seres humanos a su lado; el otro, solo, sin poder contar ni siquiera con los amigos más íntimos, ni siquiera con la compañía de su Padre, pareciendo que todo estaba desbarrancándose. Cuando la expectativa de las personas más cercanas a Él eran las de un reino terrenal, y sabiendo Recursos Escuela Sabática ©

Él que esa expectativa quedaría frustrada, todo parecía indicar un gran desastre. Teniendo el objetivo de alcanzar al mundo entero, lo que se veía era una adhesión comprometida muy ínfima, pareciendo que su proyecto podría ser un gran fracaso. Fue en ese momento en el que se aparecieron unos griegos, con un gran deseo de ver a Jesús. Estos griegos, como en nuestra pequeña fábrica, sirvieron de aliento para el último tramo de su peregrinación rumbo a la victoria. Ellos sirvieron como un refuerzo de la convicción de que todo estaba saliendo conforme la profecía y que el desenlace significaría la victoria. ¡El mundo ya estaba siendo atraído por Jesús! Todavía le faltaba ser juzgado, morir y resucitar, entonces su parte del sacrificio se cumpliría. Los griegos, o sea, gente de otras naciones, llegaron en el momento justo, cuando se estaban abriendo las puertas de la predicación al mundo entero. “Cuando la obra de Cristo parecía encaminarse a la derrota, cuando a los discípulos les parecía que no había esperanza, algunos griegos se acercaron a ellos, diciéndoles: ‘Quisiéramos ver a Jesús’ (Juan 12:21). Este pedido mostró a Cristo, quien estaba entonces a la sombra de la cruz, que la ofrenda de su sacrificio traería a todos los que creyeran una perfecta armonía con Dios. Por medio de esta propiciación por los pecados del hombre, el reino de Cristo se perfeccionaría y extendería a través del mundo. El actuaría como nuestro Restaurador. Su Espíritu prevalecería por doquier”. “Ninguno de sus contemporáneos ni aun los discípulos, comprendieron la naturaleza del reino de Cristo. Parecían incapaces de aceptar que Jesús no se sentaría en el trono de David, que no tomaría el cetro para reinar como príncipe temporal en Jerusalén, gloriosamente, delante de los ancianos”. “Cristo escuchó el clamor ansioso y ávido, ‘quisiéramos ver a Jesús’. Estos griegos representaban a las naciones, tribus y pueblos que habrían de despertar a su gran necesidad de un poder exterior y superior al poder finito. Por un momento Cristo contempló el futuro y escuchó voces que proclamaban en todos los lugares de la tierra: ‘He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo’ (Juan 1:29). Esta anticipación, la consumación de sus esperanzas, se expresó en sus palabras: ‘Ha llegado la hora para que el Hijo del hombre sea glorificado’ (Juan 12:23). Sin embargo, la manera mediante la cual esta glorificación habría de ocurrir nunca estuvo ausente de la mente de Cristo. El mundo podía salvarse solamente por su muerte. Como el grano de trigo, el Hijo del hombre debía ser echado en la tierra, morir y ser sepultado; ¡pero viviría otra vez!” (Alza tus ojos, p. 108).

Resumen y aplicación del estudio I.

Síntesis de los principales puntos de la lección 1. ¿Cuál es el principal enfoque? Vamos a expresarlo así: la misión de Jesús, y la de su iglesia, abarca al mundo. Pero habiéndola iniciado en algún lugar, obviamente en Judea, con el pueblo que Él mismo había formado, también la enseñó a los extranjeros que moraban en Judea y en sus adyacencias. Luego también le habló a los extranjeros de más lejos, como aquellos griegos que lo buscaron. Luego subió al cielo, a partir del año 34 d.C., la predicación pasó con mayor intensidad a los gentiles, y con ello se cumplió la profecía de Isaías, expresada en el versículo central del estudio de esta Recursos Escuela Sabática ©

semana. Del mismo modo, la lucha y las persecuciones se expandieron desde Judea, al mundo entero. 2. ¿Cuáles son los tópicos relevantes? En la actualidad se da un fenómeno contrario a lo que ocurría antes de la Primera Guerra Mundial. En aquellos tiempos, había una sensación de seguridad en relación al futuro. La ciencia se estaba desarrollando vertiginosamente. Habían aparecido los automóviles y los aviones, así como el telégrafo, el teléfono, la energía eléctrica, etc. Había optimismo en el aire. Hoy tenemos al ciudadano posmoderno, aquél que quiere aprovechar la vida presente, pues no confía en un futuro incierto, no confía ni en la ciencia ni en la política. De hecho, no es necesario ser un investigador para discernir que el futuro de nuestro planeta es negro. Este, entonces, es el momento en el que las predicaciones acerca del futuro son bienvenidas. Satanás, el enemigo, está conduciendo a las multitudes a las diversiones, las drogas, los espectáculos, y a otros hacia falsos profetas. El hambre y la sed de un mensaje de liberación de la tendencia global son tremendos. Dios le está concediendo poder a su iglesia para concluir la misión de enseñar la verdad respecto de nuestra situación actual y venidera. 3. ¿Has descubierto otros puntos que podrías añadir? ________________________________________________________________ ________________________________________________________________ II. ¿Qué cosas importantes podemos aprender de esta lección? Dios está conduciendo a su pueblo en la tierra. Este es el momento en el que Jesús debe volver, esta promesa pronto se cumplirá. Pero antes, debemos concluir de predicar el mensaje, tal como Jesús nos encomendó. 1. ¿Qué aspectos puedo agregar a partir de mi estudio? ________________________________________________________________ _________________________________________________________________ 2. ¿Qué medidas debemos tomar a partir de este estudio? No nos corresponde juzgar a las personas. No importa lo que ellas sean o lo que estén haciendo, lo que importa es que reciban la oportunidad de creer en Jesús y en sus promesas, para ser transformadas y salvas para vida eterna, en caso de que así lo deseen. 3. ¿Qué es lo bueno en mi vida que me propongo a reforzar y lo malo para cambiar? _________________________________________________________________ _________________________________________________________________ 4. Comentario de Elena G. de White “A los que actualmente siguen a Cristo, tanto como a los primeros discípulos, van dirigidas estas palabras: ‘Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por Recursos Escuela Sabática ©

tanto, id, y doctrinad a todos los gentiles’. ‘Id por todo el mundo; predicad el evangelio a toda criatura’ (Mateo 28:18, 19; Marcos 16:15)”. Y para nosotros también es la promesa de su presencia: ‘Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo’. (Mateo 28:20)”. “Hoy no acuden muchedumbres al desierto, curiosas de oír y de ver al Cristo. No se oye su voz en las calles bulliciosas. Tampoco se oye gritar en los caminos que pasa ‘Jesús Nazareno’ (Lucas 18:37). No obstante, es así. Cristo pasa invisiblemente por nuestras calles. Viene a nuestras casas con palabras de misericordia. Está dispuesto a cooperar con los que procuran servir en su nombre. Está en medio de nosotros, para sanar y bendecir, si consentimos en recibirlo” (El ministerio de curación, p. 74). 5. Conclusión general “Estando a sólo un paso de su trono celestial, Cristo dio su mandato a sus discípulos: ‘Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra –dijo–. Por tanto, id, y doctrinad a todos los gentiles’. ‘Id por todo el mundo; predicad el evangelio a toda criatura’ (Mateo 28:18, 19; Marcos 16:15). Repitió varias veces estas palabras a fin de que los discípulos comprendiesen su significado. La luz del cielo debía resplandecer con rayos claros y fuertes sobre todos los habitantes de la tierra, encumbrados y humildes, ricos y pobres. Los discípulos habían de colaborar con su Redentor en la obra de salvar al mundo” (El Deseado de todas las gentes, p. 757). 6. ¿Cuál es el punto más relevante al que llegué mediante este estudio? _________________________________________________________________ _________________________________________________________________

Prof. Sikberto R. Marks Traducción: Rolando Chuquimia RECURSOS ESCUELA SABÁTICA © [email protected]

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