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ENFOQUES
I
Domingo 10 de enero de 2010
Protagonistas
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La monja argentina que lucha contra la exclusión en Ruanda Desde hace dos décadas Ema Pizarro vive en este país africano asolado por la violencia tribal y la pobreza extrema. Allí, junto con otras religiosas, educa y capacita en oficios a cientos de jóvenes cuyo destino, de otro modo, sería la marginalidad y la guerra SUSANA REINOSO
tomen gusto a la lectura. En las escuelas de Ruanda el problema es que no tienen libros. Los chicos van a la escuela y se llevan un apuntecito. Pero nunca tienen un libro”, precisa.
LA NACION
S
e llama Ema Pizarro, es argentina y hace 25 años llegó a Africa, con la misión de educar a las niñas cuyo único destino ha sido, hasta ahora, el infortunio. La hermana Ema, de la Congregación de María Auxiliadora, las ayuda a aprender un oficio, a decir y escribir palabras para comunicarse mejor. Desde hace unos años también alfabetiza a los niños. Para que su futuro, cuando crezcan, no sea sólo la violencia, la marginalidad o la guerra. Es una batalla desigual contra la exclusión, y en esa lucha todas las herramientas sirven. El año pasado, la hermana Ema llegó a la Argentina en un año sabático. Su congregación le concedió ese beneficio para capacitarla en oficios, lenguas y otros saberes que la monja argentina volcará desde este mes en Ruanda, tras su regreso al pequeño y castigado país africano donde vive hace dos décadas y media. Ruanda es un país de dolor profundo, producido por el atroz genocidio ocurrido entre abril y julio de 1994, que dejó casi un millón de muertos. Hoy, cuando las heridas todavía supuran, el país sufre el rebote de la violencia que le deriva su vecina, la República Democrática del Congo, donde la historia de sangre y muerte se repite. Antes de partir, Ema Pizarro dejó en una provincia argentina, cuyo nombre pide a LA NACION que no se revele, al pequeño Gabriel, el niño cuya vida salvó en la ciudad congoleña de Goma, separada de la ruandesa Ginsenyi, donde la religiosa vive, por apenas una calle. La hermana Ema y las otras religiosas de la Orden cuidaron de Gabriel, al que encontraron deambulando en los campos de refugiados hutus en Goma. Gabriel fue adoptado por una familia argentina que tiene otros tres hijos. El niño, que habla un español claro, cumplió así el sueño que le confió a la hermana Ema: “Tener una mamá para siempre”. Durante todo el último año Ema Pizarro se capacitó en hotelería, catering y computación. Ahora, en Ruanda, dictará cursos para los niños que estudian en la congregación en Ginsenyi. “Una religiosa pide un año sabático y se lo dan. Una tiene que volver a aplicar lo aprendido a su misión”, explica. Su vocación parece inquebrantable. La monja eligió como destino Comodoro Rivadavia. Habituada a las multitudes africanas, la convenció el hecho de que en la casa de la Patagonia había pocas religiosas y eso le facilitaba aprender varios oficios. “Empecé con la computación. En nuestro centro de formación, las chicas y los chicos están aprendiendo hotelería. Es un buen oficio porque les da una salida laboral. Pero para hotelería necesitan computación. Como no sabemos cuáles serán sus oportunidades laborales, queremos que estén preparados para otros trabajos. Con esa herramienta, las chicas pueden también hacer tarjetas y otras cosas”, dice Ema, que a su edad –la que guarda celosamente– conserva una vitalidad juvenil. Dice la religiosa que las chicas, las menos favorecidas en el sistema educativo ruandés, necesitan aprender oficios rápidos, de fácil inserción laboral. “Siempre pensando en la hotelería, también estoy haciendo un curso de catering. Es necesario que los jóvenes aprendan todo lo relativo a la hotelería”, comenta con entusiasmo. Siempre con la mirada puesta en Africa, la religiosa también pensó en otras salidas laborales para las niñas. “Quiero que aprendan algo de arte. Estuve tratando de mejorar
GUSTAVO CHERRO
Ema Pizarro con LA NACION en la aldea de Ginsenyi, en Ruanda
Quién es Nombre y apellido: EMA PIZARRO
Los primeros años: Nació en Neuquén y hace 42 años se unió a la Congregación de María Auxiliadora. En nuestro país, su vida en el servicio religioso la llevó a trabajar en Junín de los Andes, Bahía Blanca y Carmen de Patagones. Un destino en Africa: Tras pasar un tiempo en Roma pidió un destino en Africa. Así llegó a Ruanda, junto con otras cuatro religiosas argentinas, hace 25 años. Ahora, su mayor anhelo es trabajar en la casa de la Congregación en Darfur.
todo lo relativo al arte francés. Ellas tienen unas artesanías típicas y con eso pueden trabajar en sus casas, en grupos, como les gusta hacerlo, lo que les permitiría ganarse la vida”, subraya. La orden religiosa a la que pertenece Ema Pizarro privilegia a las niñas “porque son las que menos posibilidades tienen en la vida. Su espacio en nuestra congregación es más grande porque a ellas se les niega más la educación, al tener que ocuparse del trabajo en la casa. Pero también nos ocupamos de los chicos adolescentes”. Alfabetización y lectura, costura, hotelería, computación, enseñanza toda en manos de sólo siete monjas en dos casas de Ruanda para atender una demanda de unos 500 alumnos. Una casa en Kigali, la capital. La otra, en Ginsenyi, la hermosa aldea fronteriza con el Congo. Este año, la congregación abrirá las puertas también por la tarde. Las religiosas quieren que los niños practiquen lo que aprenden. Por lo menos dos horas, hasta la caída del sol. A falta de energía eléctrica, la vida se apaga en Africa cuando el sol se esconde. Y se reinicia al alba, cuando el sol despunta y permite a los eternos caminantes de los costados de los malos caminos reanudar sus labores cotidianas. Una de las misiones que la religiosa se ha propuesto en los próximos meses es abrir una biblioteca para los niños que estudian en la congregación. “Estamos en los primeros pasos. Queremos que le
El genocidio, la herida sin cerrar Ema Pizarro es muy cautelosa a la hora de hablar sobre el genocidio. Su íntima convicción es que aquella masacre inenarrable fue orquestada desde afuera. La monja argentina conoce a los ruandeses como nadie. Incluso, porque aprendió a hablar en kinyarwanda, la lengua del país. Y con el aprendizaje del idioma, absorbió mejor la cultura local. “La gente trata de convivir como puede. La desconfianza de unos contra otros sigue allí. La Iglesia hace muchos encuentros para que la gente hable y vuelvan a estar juntos. Pero es un camino largo y difícil”. Dice la hermana Ema que lo curioso, en el período posterior a la masacre, es que los adultos llegan a reconciliarse más fácilmente que los jóvenes, que no vivieron el genocidio. De alguna manera, cree, el que vivió el genocidio quedó muy traumatizado y necesita recuperar su vida de algún modo. Sin embargo, muchos quedaron psicológicamente quebrados, y el trauma aumentó con el tiempo. Es difícil entender la conflictividad de la región y el delicado equilibrio que implica salir de una masacre para intentar construir una precaria convivencia. Por ejemplo, dice la religiosa, los niños no pueden tener una vida escolar normal. “Los que van a la escuela en el Congo dejan de ir cuando aumenta la violencia en Goma, donde estudian. Y cuando no van a la escuela, no tienen nada que hacer”, dice . La monja conoció lo peor del paisaje humano en los campos de refugiados que conformaron los hutus que huyeron de Ruanda, cuando en julio de 1994 los tutsis, minoría masacrada durante 100 días que no conmovieron a la comunidad internacional, tomaron el poder. “Eran 400.000 personas, al pie de un volcán, viviendo en carpas de plástico por las que pasaban la lluvia, las ratas, el viento, el sol. Sin seguridad, con unas letrinas que eran hoyos en la tierra. Todo era tan inhumano. Los hombres se pasaban días y días sin hacer nada, sin salir de las carpas, porque no tenían derecho a circular. Eso creaba una violencia y una angustia terribles”. Las ONG internacionales levantaron precarias escuelas para los miles de chicos que deambulaban por los campamentos. Caritas, Médicos sin Fronteras, la Cruz Roja Internacional. “Di clases un tiempo en una de esas escuelas, hechas con plásticos. Había que ver a los chicos , sentados sobre piedras, con sus cuadernitos en la mano”. A Gabriel lo encontraron allí, vagando en un campo de refugiados. Sin familia. Sin saber leer ni escribir. Dice Ema que en Ruanda un maestro gana el equivalente a US$ 50. Con suerte y antigüedad llega a US$ 100 o US$ 150. Un kilo de carne cuesta cinco dólares. La religiosa tiene claro por dónde hay que empezar a reconstruir el herido corazón de los ruandeses. Tanto como conoce que el camino será largo y quizá no acabe nunca: “Lo que más falta hace es formar a la gente desde lo humano. Hay que enseñarles a ser personas de nuevo. Ellos tienen que recuperar el respeto por el otro. Y a esto hay que agregarle la enseñanza de valores espirituales, cualquiera sea la religión. Tenemos que trabajar para reconstruir al hombre desde adentro, para hacerlo más persona. Porque en Ruanda todos tienen historias de dolor para contar”.
Conectados
Un maestro de periodistas multimedia GASTON ROITBERG LA NACION
En la introducción de su primer libro, publicado en 2007, Periodismo 2.0, una guía de alfabetización digital, Mark Briggs cuenta una anécdota que revela cómo se gestó la obra: “Había lanzado una serie de entrenamiento en la sala de redacción del diario en el que trabajaba y una colega me sugirió: ‘tienes que escribir un libro’. Y lo hice, una guía útil para periodistas que están listos para abrazar la era digital”. Y esa primera obra en realidad adquirió la forma de un faro de referencia para muchos de sus colegas que se acercaban al escritorio para consultarle cómo editar un video, grabar un audio o armar un lector de RSS para informarse con mayor rapidez. Hace apenas un mes, el mismo periodista, entrepreneur e instructor multimedia, presentó su nueva criatura Journalism Next: A Practical Guide to Digital Reporting and Publishing (“El periodismo que viene: una guía práctica para la publicación digital”). Briggs ya abandonó los diarios on line para los que trabajó (The Herald, de Everett, y el News Tribune, de Tacoma), pero sigue firme en su objetivo de acercar innovaciones tecnológicas a las organizaciones de medios como CEO y fundador de Serra Media. “Pensar digital es la habilidad más importante que un periodista puede adquirir o desarrollar hoy, pero es la predisposición mental la que concebirá las posibilidades digitales de una historia o proyecto”, repite Briggs sin pausa. Tiene un objetivo ambicioso: desdramatizar la vinculación del periodismo con las nuevas tecnologías. Por ejemplo, en tres unidades de su nuevo libro incluye los siguientes capítulos: ahora somos todos profesionales de la Web; el blogging; crowdsourcing (coproducir las investigaciones con los usuarios que aportan contenidos); periodismo audiovisual; el uso periodístico de Twitter; el llamado “mojo” (mobile journalism, o periodismo a través de dispositivos móviles) y claves para construir una audiencia on line, entre otros.
[email protected] http://blogs.lanacion.com.ar/conectados Twitter: http://twitter.com/grmadryn
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Recomendados
1
http://knightcenter.utexas.edu/ Periodismo_20.pdf Periodismo 2.0, el primer libro de Briggs que fue descargado más de 185 mil veces en su versión digital trilingüe.
2
http://www.journalism20.com/blog/ El blog personal en el que menciona la importancia de desarrollar noticias hiperlocales para audiencias bien focalizadas.
3
http://twitter.com/markbriggs Su cuenta en Twitter para seguir sus consejos en tiempo real.
© LA NACION
Terapia (arriba también se sufre)
Hoy, Martín Redrado DIEGO SEHINKMAN PARA LA NACION
Redrado: (Apaga el BlackBerry.) En fin. Acá estoy... (Irónico.) Disfrutando de la fama repentina. Ya en la calle una señora me gritó “Vamos, Redrado, ¡no aflojes!”. Y codeándola a la mujer que tenía al lado le dijo: “¿Ves que Dios sabe por qué hace las cosas? Esta semana se fue un ídolo popular... pero nació otro... Terapeuta: ... R: ... Alguien decía: “Ni la mejor consultora de imagen y comunicación del planeta logra lo que el Gobierno en 24 horas: transformar a un Golden Boy de Harvard, cavallista-menemista, en un Che Guevara que custodiaba la soberanía monetaria de la patria... T: ¿Y usted cómo se siente con este nuevo, digamos, rol? R: Todavía un poco sorprendido. El jueves, en mi despacho, me entero por los medios de que Cristina había firmado un decreto para sacarme. Entonces me llama
un amigo y me dice: “Prestame atención, Martincito querido, que si hacés las cosas bien, ascendés al Cielo político: ahora que te echaron, cada segundo que te quedes de más en tu despacho, cada instante de sobrevida, te glorifica. Sos Cristo en la cruz. Que todos te vean sufriendo, crucificado, clavado con un DNU en cada muñeca. Padeciendo la injusticia del Imperio, por haber intentado ponerte del lado del pueblo...” T: ... R: “Igual –me dice– vos sabrás cuando salir del despacho. Mirá que acá no hay diplomacia. Estás en Argentina. Un país en donde un ex presidente la hizo desalojar a su esposa con un tanque... T: ... R: Nunca pensé que se iba a llegar a tanto... T: ¿De verdad lo dice? R: A mí lo de este Fondo del Bicentenario nunca me cerró. Kirchner con Boudou hacen la más fácil: meter mano en las reservas del Central. ¿Por qué no bajan
el gasto público? ¿Por qué, si la economía argentina anda tan bien y es tan confiable, no consiguen que les presten plata afuera a tasas más bajas? T: No se entiende su enojo y su sorpresa. Usted hacía 6 años que convivía con Kirchner... R: (Se queda en silencio.) T: ¿Qué pudo haber desencadenado este giro suyo, que lo hizo pelearse con el Gobierno y que lo tiene tan estresado? R: (Mira al suelo, pensativo.) Pudo haber sido un sueño que tuve hace dos semanas. Soñé que iba en el Tango 01... De repente sobre mi cabeza veo que titila un botón que dice: “Eject” ... En eso, empujando el carrito, pasa una azafata con la cara de Cobos, que en voz baja me dice: “¡Shh! ¡Estate atento que ésta es tu oportunidad para eyectarte del mamotreto averiado... Primero vas a sentir el vértigo de la caída libre... pero después el paracaídas se abre... y caes sano y salvo y transformado en héroe... en otro proyecto político”... Y antes de desaparecer
me dice: “Yo me eyecto en un par de meses. Pero tu tiempo es ahora” T: ...Supongo que fue un sueño muy movilizante... La propuesta de esa azafata era muy seductora... Tal vez a la mañana, hasta se levantó con una “eyección”... R: (Se pone colorado.) T: Redrado, piense. ¿Qué es lo que más lo preocupa ahora? R: Cuando Néstor se enteró de que yo me reunía con los radicales, explotó. Se pueden venir los “carpetazos”. Ya me avisaron: “Vamos a averiguar por qué creció tanto en estos años tu Fundación Capital”. Y además me llegó un mail anónimo que decía: “En 2004 la Oficina Anticorrupción te acusó de haber malversado fondos durante el menemismo, cuando estabas en la Comisión de Valores. ¿Te acordás de que decían que usaste parte de unos fondos reservados para pagar tus cuotas del Jockey Club, refaccionar tu departamento de la calle República de la India y comprarle joyas a tu esposa?...
¿Y no te acordás, desmemoriado, de quién habló con Canicoba Corral para que te sobreseyera? T: Si existiera, debería concurrir a la terapia de grupo de kirchneristas arrepentidos. Varios ahí que padecen la particular sintomatología ya hace un tiempo podrían darle contención... R: (Ensimismado.) Como decía alguien: “No son DNU. ¡Son DIU! Ella los usa para “desembarazarse” de las Instituciones... T: Y un día, se desembarazaron de usted... Sorprende que se sorprenda... R: (Como si no hubiera escuchado.) Cuando hablé con Aníbal, le leí la carta con la que me presionó la oposición. En la carta me exigían que me abstuviera de liberar reservas hasta que no fuera autorizado por el Congreso. Y cuando se la terminé de leer, le dije: “Es sólo eso, Aníbal. Que tiene que pasar por el Parlamento. ¿No creen acaso los Kirchner que el Congreso es imprescindible para la República Argentina? T: ¿Y qué le contestó Aníbal? R: Que sí, que lo es... como sala velatoria.