Espectáculos
Domingo 27 de junio de 2010
LA NACION/Página 5
TEATRO Siete versiones de la vida de la heroína histórica
Juana Azurduy, en los escenarios del país Hay versiones de todo tipo, en distintos puntos del país, realizadas en montajes convencionales, así como en puestas atípicas La figura de Juana Azurduy parece dimensionarse en el año del Bicentenario y desde el mundo del teatro. Mientras en Buenos Aires tres experiencias la rescatan; en Mendoza, Córdoba, Salta y La Plata, la historia de esa mujer también se coloca en el centro de la escena, con la intención de reconocer algunos aspectos de nuestra historia pasada. Los ideales de Juana, que hasta perdió a su familia luchando por la independencia de los territorios dominados por los españoles, se reconocen hoy y se confrontan con el presente. La obra que Andrés Lizarraga escribió en 1960, Santa Juana de América, es el punto de partida de algunas de estas producciones. En otras, la biografía personal de Azurduy ha provocado unas dramaturgias que buscan homenajear su figura. En Buenos Aires, terminan las funciones de Santa Juana de América, en versión y dirección de Hugo Alvarez en el Regio, y se acaba de estrenar Proceso a Juana Azurduy, una versión para dos personajes que escribiera el mismo Lizarraga, en 1974, a partir de su pieza mayor. Las funciones se realizan en la Casa del Bicentenario (Riobamba 985, los sábados, a las 20) y sus protagonistas son Laura Bove y Fernando Sayago. La dirección corresponde a Néstor Romero, el mismo creador que en la década del 80 alcanzó un destacado éxito con la pieza, que por entonces interpretaban Alba Castellanos y Daniel Miglioranza.
Una mujer. Un personaje También hay una versión musical: Juana Azurduy, con dramaturgia de Marisé Monteiro y Manuel González Gil y música de Martín Bianchedi, se presenta los fines de semana en diferentes centros culturales de la ciudad. Son sus protagonistas Ana María Cores y Pepe Monje. A su vez, en Córdoba, el director Luis Moya realizó una versión de la pieza de Lizarraga, también para dos personajes –Una mujer, una revolución. El olvido (Juana Azurduy)– y la montó en un ámbito particular, el Archivo Provincial de la Memoria,
con actores de la comedia local: Clara Weller y Giovanni Quiroga. Laura Bove se muestra muy entusiasmada con la posibilidad de recrear a Juan Azurduy. No conocía el texto de Lizarraga, pero muchas veces le habían dicho que ese personaje era justo para ella. “Después de muchos años de carrera –comenta–, puedo afirmar que varios personajes me han interesado. Pero al final de la lectura de Proceso a Juana Azurduy, no me puedo despegar de esta obra. Creo que realmente me faltaba conocer a Juana. Un personaje impresionante que continuamente me asombra por su sabiduría. «Si salvamos la tierra, salvamos un país entero», dice en un momento, y hasta hoy estamos en esa pelea. Construyó su vida desde la pasión y, verdaderamente, no podés construirla si no ponés pasión.” La dupla Monteiro-González Gil estrenó Juana Azurduy en 1993 e inauguró la sala de la Biblioteca Nacional. Ana María Picchio y José Angel Trelles fueron los primeros protagonistas del espectáculo. En 2008 el proyecto se recuperó para presentarlo en plazas de la ciudad y ahora se retoma con funciones en diversos centros culturales. “La idea fue hacer una versión nuestra y nueva sobre Juana Azurduy –explica Marisé Monteiro–. Consultamos mucho material bibliográfico y, sobre todo, reparamos en una biografía de Joaquín Gautier, publicada por la Fundación Universitaria de La Paz, Bolivia. Elegimos a Juana porque es una gran heroína. El conflicto de su vida y hasta los acontecimientos que rodean su muerte merecen recuperarse, divulgarse. Estamos mostrando a un ser que fue capaz de sacrificarse en pos de nada. Murió en la miseria, un 25 de mayo, mientras la ciudad festejaba un nuevo aniversario de la revolución. Su propia vida obliga a una reflexión profunda dentro de nuestra sociedad actual.” El director cordobés Luis Moya tiene 26 años, e introducirse en el mundo de Juana Azurduy ha sido una experiencia más que enriquecedora. El mismo explica lo que ha descubier-
to, revisando la historia: “Hay otras cosas para contar y eso no aparece en los manuales de la escuela. Allí, los próceres y los ideales de país se ven de una manera muy chata. Investigando, descubrís que hay algunas verdades que se han ocultado”. Por eso, cuando decidió poner el espectáculo en un espacio no convencional optó por el Ex D2, un centro clandestino de detención en la última dictadura militar, hoy convertido en Archivo para la Memoria. “No conocía ese lugar; fui un día y hablé con los empleados y sentí que estaba bien recuperar a Juana allí. Esa mujer que en 1800 había peleado por una Argentina libre aparece hoy en un espacio en el que estuvieron encerrados otros hombres y mujeres que lucharon por lo mismo, pero en la década del 70.” Otro ámbito no convencional, la calle, es utilizado por Pinty Saba, para la Comedia Municipal de Mendoza, estrenada en un ámbito histórico, el Paseo de la Alameda, con María Godoy y David Maya. Actores y extras que no son más que vecinos dispuestos a hacer teatro, reconstruyen la historia de Juana recreando el ámbito ideal con proyecciones que registran las escenas de interiores de la pieza de Lizarraga. “Cuando terminé de montar la obra, me di cuenta de que eso era lo que quería decir yo, en la calle, un lugar muy particular al que asisten espectadores que por ahí no están acostumbrados a ir a una sala. Qué bueno que en este momento particular del país pueda decirles esto a 500 espectadores por función que escuchan en profundo silencio a Juana.” Esta experiencia que comenzó a realizar funciones en distintas ciudades de la provincia de Buenos Aires (en Lincoln, General Pintos y Los Toldos), en el último mes, hace también mucho hincapié en valores como los derechos de la gente, la relación con la tierra, y busca desentrañar cuestiones como el lugar en que se ubican el poder y la justicia. “Juana sigue reclamando cosas que, al cabo del tiempo, no hemos recuperado como país y nos pertenecen”, destaca Saba.
Alejandra Flechner, Laura Bove y Ana María Cores son algunas de las actrices que la representan en Buenos Aires
A la directora no le interesa poner la mira en cuestiones feministas a la hora de valorizar a Juana. “No me parece que eso sea lo importante –aclara–. Yo soy mujer y soy escuchada desde hace mucho. Si analizamos a esta mujer desde la cuestión de género, es escalofriante lo que ella hace. Pierde al marido y a cuatro hijos por la lucha, por seguir una idea y a un hombre.” Juana Azurduy de Padilla nació el 12 de julio de 1780 y falleció el 25 de mayo de 1862 en la pobreza y reclamando un subsidio del gobierno que le había sido quitado. Luchó por la independencia en tiempos del Virreinato del Río de la Plata. El general Martín de Güemes la designó teniente coronel y la autorizó a usar uniforme militar. A mediados del año pasado, el gobierno de Cristina Fernández le otorgó un ascenso de grado post mórtem, nombrándola generala. Las distintas versiones resaltan la claridad de su pensamiento y su profundo valor.
Carlos Pacheco
En La Plata y en Salta En la ciudad de La Plata, desde el año pasado, se recrea a Juan Azurduy a través de una dramaturgia de Omar Musa, que se denomina Ensueños. Con dirección de Nina Rapp e interpretación de Ana Haramboure y Carlos Aprea, muestra el último día en la vida de la heroína, el 25 de mayo de 1862. En un miserable cuarto de un barrio de Chuquisaca, Juana recibe la muerte y se reencuentra con su pasado. En el último abril, en Salta, se estrenó Juana Azurduy (una revolución inconclusa). El texto pertenece a Violeta Herrero y la dirección es responsabilidad de Mario Cura. Se trata de un unipersonal interpretado por Marisa Ruiz, en el que el personaje ya mayor repasa aspectos de su vida y, fundamentalmente, de su lucha. Se vio en Buenos Aires hace algunas semanas.
La versión mendocina, con actores y vecinos (arriba) y la cordobesa, con Clara Weber, en el Archivo Provincial de la Memoria (abajo)