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enfoques
| Domingo 16 De marzo De 2014
MI Mundo dIgItaL
Tobías Schleider
Doctor en Filosofía del Derecho, traductor y autor de ficción, ensayo y poesía. Su último libro es Otros cuentos y otros cuentos (Hecho atómico). Desde 2011 comparte formas breves de literatura en Twitter como @ElTopoErudito. Junto al ilustrador Cristian Turdera, lleva adelante el proyecto @ElTopoIlustrado, cuyas viñetas se exponen actualmente en Galería Mar Dulce. “Como habitante del siglo XXI –cuenta–, vivo en Internet, que está en el mundo (o al revés).”
sItIos web
otros recursos
www.borges.pitt.edu Espacio que la Universidad de Pittsburgh dedica a Jorge Luis Borges. “Tal vez el sitio más completo sobre el escritor más completo.”
https://twitter.com “Cambió mi vida, porque me permitió agregar un recurso nuevo y provechoso a mi trabajo. Y porque lo bueno, si breve, tuit.”
http://www.mutante.mx Red de promoción y difusión cultural dirigida por Eileen Morán y Fernando Victoria. “Una revista cultural que (nos) muta.”
www.dropbox.com Permite transportar fotografías digitales, documentos y videos. “Lo incorporé porque funciona.”
www.infoliga.com.ar “Porque el básquet es otra de mis pasiones, y nadie lo muestra como ellos.”
rankIng de twItteros 1 @CristianTurdera “Un artista cuyo talento sólo es más pequeño que su generosidad.” 2 @NeinQuarterly “Un aforista único que escribe (en inglés, alemán y una mezcla de ambos) sobre filosofía, lenguaje y desesperanza.” 3 @DrexlerJorge “Uno de los primeros famosos que dejaron de lado el uso de Twitter para autopromoción y comenzaron a valerse de él como herramienta política.”
https://evernote.com/ Aplicación utilizada para archivar información, crear y compartir documentos. “La uso para tomar notas.”
el perfil
Isabel Allende, la heredera de la historia chilena que, con Bachelet, es símbolo de un nuevo tiempo zando al lado de sus abogados, sufriendo, angustiado, intentando encontrar hasta el último segundo de su vida alguna explicación para todos los bienes que posee y las atrocidades que cometió. Quiero que muera sin paz”, dijo Allende. Dos años más tarde, sus deseos se hicieron realidad. Su madre y eterna compañera la dejó a mediados de 2009. En honor a ella, luce hoy el collar de oro que la mujer de Allende jamás olvidaba ponerse. “Ni siquiera lo dejó el día del bombardeo”, desliza Isabel. En 2010, se convirtió en senadora por la región de Atacama, cargo que tendrá hasta 2018, desde el cual debió comparecer a las pericias judiciales y científicas que confirmaron el suicidio de su padre a comienzos de este año.
Hija menor de Salvador Allende, con una vida pública tan dramática como la privada, es la primera mujer que preside el Senado en Chile Carlos Vergara
CORRESPONSAL EN CHILE
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SANTIAGO
ocos minutos antes de que Michelle Bachelet llegara al Congreso de Valparaíso para asumir su segundo mandato como presidenta de Chile, un puñado de asistentes a la sesión del Senado fue testigo de un momento histórico. Tras una rápida votación, se eligió a la nueva presidenta de la Cámara alta, la primera mujer en los más de 200 años de vida independiente de la nación: la senadora socialista María Isabel Allende Bussi, la hija menor del derrocado presidente Salvador Allende, quien se quitó la vida el 11 de septiembre de 1973 en La Moneda, durante el cruento golpe de Estado del general Augusto Pinochet. Isabel Allende, de 69 años y divorciada dos veces, no pudo evitar que se le quebrara la voz al asumir el mismo cargo que ocupara su padre entre los años 1966 y 1969. “Sé que él estaría orgulloso de ver a su hija en esta testera. Es un gran honor ser la primera mujer presidenta de Senado y entregar la banda presidencial a otra mujer, Michelle Bachelet (…) La imagen histórica de dos mujeres ocupando simultáneamente los dos cargos más importantes del Estado recorrerá el mundo”, dijo, secándose las lágrimas que enturbiaban sus ojos de tono verdoso. Por su cabeza pasaron seguramente entonces numerosas y crudas imágenes, comenzando por la devastadora postal de los Hawker Hunter que bombardeaban el palacio presidencial en 1973. Isabel, de entonces 28 años, fue una de las últimas en salir de La Moneda ese día junto a su hermana Beatriz, que estaba embarazada, tras una incuestionable orden de su padre. Las hermanas consiguieron sortear los primeros tiros y escapar hasta la casa de una amiga. Allí conocieron las noticias del golpe, la muerte de Allende y el día 15, des-
pués del furtivo funeral del derrocado presidente –al cual sólo asistió su madre, Hortensia “Tencha” Bussi–, Isabel y su familia fueron subidas a un avión con rumbo a un incierto exilio en México. Ciudadana de ninguna parte, la futura senadora comenzó entonces junto a su madre un eterno peregrinar por el mundo denunciando las violaciones de los derechos humanos en Chile, en el que fueron recibidas con honores por figuras como Fidel Castro, Felipe González, François Mitterrand y Andreas Papandreu. Educada en un colegio francés, Isabel, socióloga de la Universidad de Chile, prosiguió sus estudios del mismo tema y también Ciencias Políticas en México, para luego trabajar en el Instituto Latinoamericano de Estudios Transnacionales junto con otros exiliados chilenos, entre ellos el actual secretario general de la OEA, José Miguel Insulza. “Nunca pensamos que el destierro iba a durar casi 17 años”, recuerda hoy. A fines de los noventa, decidida a volver a su patria, se embarcó en un vuelo desde Buenos Aires a Mendoza, sin saber si la dejarían entrar a Chile, con amenaza de deportación, una multa a Aerolíneas Argentinas y, recién cruzando la Cordillera de los Andes, la noticia del decreto que permitía su regreso. Desde Santiago preparó el retorno de su madre, que arribó a Chile un año más tarde, aclamada por miles de personas. Pero el ingreso en la política no fue fácil, producto del fuerte machismo reinante en los primeros años de la democracia. Tras dedicarse a levantar la Fundación Salvador Allende, debió hacerse un espacio por sí misma en el Partido Socialista. En 1994 fue elegida diputada y llegó a presidir la Cámara baja entre 2003 y 2004, alternando con altos cargos en su partido. En ese rol, siempre mesurada, sorprendió con unas fuertes declaraciones al diario brasileño O Globo. “Quiero que Pinochet muera agoni-
Isabel vs. Isabel Pero existe otra historia, paralela, privada y no menos exenta de dolores. Su primer matrimonio, con Sergio Meza, no duraría mucho, pero le daría su primer hijo, Gonzalo. De su segundo matrimonio, con el físico Romilio Tambutti, nació su hija Marcia. “Con el primero me casé a los 19 años, contra la voluntad del Chicho (Allende). Duró 4 años. Después vino Romilio (…). Nos fuimos al exilio, yo era un trompo viajando y él se quedaba con los niños. Eso tiene un costo. Fue imposible”, confesó. Tras ello, según dijo en una entrevista, convivió con un mexicano y, años más tarde, con un húngaro. “Con los chilenos es más complicado tener pareja. Mujer pública, conocida, con este nombre…”, reflexiona. A fines de 2010, Gonzalo Meza Allende, su hijo de 45 años, se quitó la vida tras una larga depresión. Fue el cuarto suicidio familiar, contando el del ex presidente y otros dos ocurridos en Cuba: el de su tía y hermana del mandatario, Laura Allende, y el de su hermana mayor, Beatriz, casada con el cubano Luis Fernández Oña, jefe de la tristemente célebre Dirección General de Inteligencia de Fidel Castro. Un tema recurrente en su vida es la eterna confusión que existe entre ella y su prima segunda, hija de un primo de Salvador Allende, la afamada best seller chilena Isabel Allende Llona, autora de libros como La casa de los espíritus. Esto le ha traído diversos contratiempos, como la eterna ilustración de artículos sobre
quién es b Nombre y apellido Isabel Allende b Edad 69 años b Exilio Hija menor del presidente Salvador Allende, debió exiliarse con su familia en México por 17 años. Allí completó sus estudios en sociología y ciencia política. b Carrera política De regreso en Chile, fue elegida diputada por el Partido Socialista. Ahora, como senadora hasta 2018, es la primera mujer en ocupar la presidencia de ese cuerpo.
ella con fotos de la escritora. También, algunas humoradas, como el día en que Allende Llona ganó el Premio Nacional de Literatura en 2010, en momentos en que la senadora se encontraba en la mina San José para el rescate de los 33 mineros. Mientras las familias de éstos la felicitaban y el teléfono de su oficina ardía con llamadas, Isabel debió aclarar que no cuenta con mucho talento narrativo. Pero, en otras ocasiones, el malentendido fue más allá. Una vez casi se desmayó al ver el titular: “Isabel Allende reconoce haber consumido drogas”, luego de que la escritora, que vive en California, confesara algunas experiencias de su juventud. ¿Qué viene ahora? Por estos días, la irrupción de Isabel en la presidencia del Senado llevó a muchos a especular sobre futuras ambiciones mayores. De hecho, Chile, un país de una endogamia política muy marcada, tiene ya cinco presidentes hijos de otros presidentes. “No estoy diciendo con esto que voy a ser presidenta. Mucha más gente me lo dice, pero estoy muy contenta con Michelle Bachelet y hay que dejarlo ahí. Es muy bonito ser senadora y no hay segundas intenciones. Hay que darles paso a otras generaciones”, aclaró Isabel, hoy cuatro años mayor de lo que era su padre el día en que murió. ß
reaLIsMo trágIco (en dos MInutos)
Oyarbide, la muela de juicio del Gobierno Diego Sehinkman PARA LA NACION
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a frase de Oyarbide pudo haber sido algo así: “Frené el allanamiento porque me llamó el segundo de Zannini y me dijo que la policía estaba pidiendo sobornos”. Si le hacemos un allanamiento ya no a la financiera sospechada sino a la oración anterior, van presos todos: el sujeto, el verbo y el predicado. Adentro los tres. Es difícil recordar una frase pronunciada por un juez federal que muestre con tanta crudeza cómo la Justicia, el poder político y las fuerzas de seguridad trabajan ilegalmente juntos. Salvo el punto y las comas, esa oración de Oyarbide no tiene nada en regla. ¿Cómo es posible que un juez reciba una orden del Poder Ejecutivo para frenar un allanamiento? Gracias a la
confesión involuntaria del ex Spartacus, ahora se confirmó que sí: hay un “teléfono rojo”. Lo que no se sabe es por qué para el Gobierno era tan importante que no allanaran esa “baticueva”. Para entender la decisión de pagar el costo político de sostener a un juez como él, es bueno hacer un poco de historia. El 11 de septiembre de 2001, mientras los argentinos miraban por televisión el ataque de Osama ben Laden a las Torres Gemelas, en el Congreso Nacional se producía otro atentado, cuidadosamente planeado, que casi nadie vio: los senadores peronistas inmolaron su dignidad, salvando a Oyarbide del juicio político por el affaire de Spartacus, cuando se lo acusaba de proteger una red de prostíbulos. ¿Qué ganaban a cambio? Un “seguro contra todo riesgo”. Quedaba sellado el pacto:
–Norberto Oyarbide, nacido en 1952 en Villa Elisa, Entre Ríos, ¿acepta por esposo al gobierno nacional de turno y jura absolverlo de toda causa que ande dando vueltas, además de dejar sin efecto cualquier denuncia que pese sobre presidentes o ministros por un eventual y vertiginoso aumento patrimonial? –Sí, juro. –Los declaro formalmente gobierno de turno y juez amigo de turno. Andarían de novios desde antes. Pero así se casaron en 2001. ¿Qué otra cosa le queda por hacer a Oyarbide, un juez salvado por la política, que salvar por siempre a sus salvadores? En enero de 2010, días después de haber dictado el sobreseimiento de los Kirchner en la causa por supuesto enriquecimiento ilícito, el juez levantó el mentón frente a las cámaras y ostentó indiferencia frente a la ava-
lancha de críticas: “Tengo el cuero muy curtido, de mí han dicho de todo. Pídanme todos los juicios políticos que quieran”. Aquí no miente Oyarbide. Está más allá del bien y del mal. Todo el país vio a fines de los 90 sus videos de Spartacus. Cuando un hombre es visto por miles y miles, arrodillado en un salón prohibido, y a pesar de las burlas soporta el escarnio y logra salir adelante, se hace muy fuerte. Aprende que puede vivir sin un órgano vital: el pudor. Unos meses después, en junio de 2010 y gracias a los votos de los consejeros kirchneristas, el Consejo de la Magistratura desestimó aplicar un apercibimiento a Oyarbide por su actuación en la causa denominada “mafia de los medicamentos”. Ricardo Jaime, el caso Skanska, la causa de los medicamentos truchos, las escuchas de Macri, Schoklender... Así como en los 90 la “mayoría
automática” estaba en la Corte, hoy está en la justicia federal, donde las causas comprometedoras caen “automáticamente” en su juzgado. Este nuevo escándalo de Oyarbide pasará pronto. El ciclo inflamatorio se repite: dos veces por año empieza a doler, no deja dormir varias noches al Gobierno, inquieta al presidente o
la presidenta, hacen la interconsulta de emergencia, pero al final toman la decisión de siempre: a esta “pieza” es mejor no extraerla del Poder Judicial. ¿Por qué? Porque Oyarbide será un sobrehueso anacrónico y doloroso, pero es parte de la mordida.ß Twitter @diegosehinkman