Tarea: Aplicación de Primeros Auxilios Psicológicos: Guía de pautas psicoeducativas para accidente de trafico con menores involucrados Jonathan Valderrama Valencia junio 2016 Suceso: Accidente de tráfico Un grupo de 35 escolares de 8 años junto con sus dos profesoras de 38 y 43 años, se van de excursión en autocar al museo de paleontología de su comunidad. El día transcurre con normalidad y en el trayecto de regreso a casa el chófer pierde el conocimiento y se sale de la carretera. El cómputo es de dos niños muertos, cinco heridos que necesitan atención urgente (entre ellos el chófer), el resto de los ocupantes del autocar son heridos leves que no requieren ninguna atención especial y tres testimonios (sin ninguna relación con los ocupantes del vehículo siniestrado) de lo que ha ocurrido que viajaban en otro vehículo detrás del autocar. Identificación: En este caso: La población diana son los niños y adultos afectados, así como las familias de los afectados. Las víctimas son los dos niños que perdieron la vida y los cinco heridos que necesitan atención urgente. Grados de afectación, trabajaremos bajos supuestos, siendo el objetivo más importante el de reducir el nivel de estrés inicial causado por la situación de emergencia, para después fomentar la adaptación a corto, medio y largo plazo y potenciar las estrategias de afrontamiento. Tomando en cuenta que para ambas poblaciones adultos y niños son válidas las intervenciones que se describen. Para ello realizamos una inspección rápida del lugar del incidente crítico, como primera instancia debemos asegurarnos que podremos abordar la situación de manera segura, posteriormente debemos categorizar a los heridos según sus necesidades, esta categorización no deberá intervenir con el trabajo que haga la parte médica, se debe recordar si es que no tenemos la formación medica el de no moverlos ni propiciar movimientos brucos o ingesta de bebidas sino estamos conscientes de los daños físicos que puedan tener. Reconocer necesidades, en esta etapa se hace necesario el localizar y contactar a los oficiales apropiados e intervinientes de rescate y obtener tanta información como pueda antes de acercarse a las personas a ofrecer apoyo, de modo que podamos dirigirnos de manera adecuada y generar el
rapport necesario para intervenir, como también conocer en que directamente podemos prestar ayuda o quien esta otorgando ayuda específica ante una necesidad, es importante en esta etapa una vez generada la comunicación escuchar activamente al afectado. La posible sintomatología que se puede observar en niños durante e inmediatamente después de un incidente crítico son:
Cambios en su comportamiento habitual, suelen mostrarse más callados o agitados de lo normal.
Se pueden quedar callados, no hablar en absoluto: ya que pueden presentar dificultad para expresar lo que les genera molestia.
Por otra parte pueden demostrar lo opuesto: demandar de forma constante información sobre lo ocurrido, en concreto sobre detalles sin importancia del incidente crítico.
Pueden demostrar un miedo generalizado a estar solos y/o de separarse de sus cuidadores principales. ( Profesoras en este caso)
Sentir incertidumbre respecto a su seguridad y la seguridad de otros. Suelen aparecer muchas preguntas acerca de diversos supuestos durante el accidente: ¿morirán sus compañeros, sus profesoras?; ¿quién le cuidaría entonces?; ¿volverá a la escuela?, etc.
También durante la fase aguda y dentro de las cuatro semanas siguiente el niño puede presentar:
Pérdida de autonomía, volviendo a estados de desarrollo previos: chuparse el dedo, orinarse en la cama, hablar como un niño pequeño, necesidad de que lo cojan en brazos, etc.
Presentar alteraciones del sueño: miedo a estar solo de noche, pesadillas, levantarse asustado, no querer dormir solo, etc.
Tener pensamientos, preguntas y a veces sueños reiterados acerca de la muerte. Si el incidente crítico ha resultado con la muerte de un cercano para el niño éste será posiblemente su primer contacto con la muerte y tendrá muchas preguntas que formular.
Pauta psicoeducativa, entrega de PAP En primera instancia debemos presentarnos como intervinientes, para lo cual, se debe de mostrar y trasmitir seguridad emocional para prevenir el desarrollo de un trastorno por Estrés Agudo o Estrés Postraumático. En el caso de los niños y adolescentes, las personas idóneas para aplicar los PAP ante un incidente crítico son sus adultos de referencia, es decir, sus padres y madres, los adultos más significativos de su familia y sus maestros de escuela. Se inicia el contacto de manera sensible siendo empático con lo que nos comunica el afectado/accidentado, a la vez, servicial y no intrusivo. Contacto y presentación con los adultos afectados, debemos ponernos frente a la persona, de modo que las miradas estén en contacto: Hola. Me llamo ----------- Trabajo con la emergencia y/o --------. Estoy aquí para ofrecerle ayuda y protección. ¿Le parece bien si le hablo por algunos minutos?, realizamos una pausa esperamos que nos respondan, si no hay respuesta, proseguimos sin ser intrusivos… ¿me puede decir su nombre? Escuchar…. ¿hay algo que necesite ahora mismo o lo ayude a sentirse mejor?, por otra parte, en este caso como estamos ante la presencia de niños debemos ponernos al mismo nivel de modo de mirar a los ojos, asumiendo una postura igual a la que se encuentran (sentados parados) de modo que el contacto inicial no sea intimidante (Solicitar autorización para hablar con los niños a las maestras, siempre y cuando estén en condiciones de responder coherentemente) y proseguimos: Hola, me llamo ------------ y estoy aquí para ayudar. ¿Cómo te llamas? Esperar respuesta. ¿te falta algo; necesitas algo?; ¿tienes sed?; ¿hambre? (Ofrecer algo para comer o beber u otras recursos, como un juguete). Entiendo que tengas miedo, trataré de ayudarte y sé de unas personas que te ayudarán a encontrar a tu familia. ¿Me puedes decir tu apellido y de dónde eres? Si el niño no quiere hablar directamente, se puede recurrir a hablar “a través” de otra persona o con un juguete. (Cuando se habla con un niño sin un adulto presente, se busca a los padres o tutor lo antes posible y hacemos saber la conversación y lo observado en el niño). Siempre se mantiene en lo posible un alto grado de confidencialidad en toda conversación.
Pautas de afrontamiento: Contención Calmar y orientar: se debe hablar e informar en un lenguaje adecuado a la edad, en voz baja, pausada y suave. Observar continuamente y contener en lo posible para que las emociones no se desborden, conseguir un equilibrio entre la expresión de sus emociones, diciéndole que si se tranquiliza todo irá mejor. Explicar el suceso de una forma simple y honesta, sin minimizarlo. Si se va hablar de la muerte de algún compañero, se aborda el tema de forma directa, sin dar rodeos, explicando su carácter permanente y la tristeza que causa a sus padres y familia. La comunicación de la muerte de un compañero (si es necesario) es recomendable la hagan los padres, o un adulto con mayor vinculación afectiva con el niño, por ejemplo un maestro. Se darán respuestas sinceras y honestas, no dando más información de la que puede asimilar. Si no se logra estabilizar al individuo, es recomendable utilizar técnicas de relajación y/o respiración, es durante esta etapa en que se debe tratar de responder todas sus preguntas: es importante mantener al niño informado sobre cualquier problema que le afecta directamente, sus derechos y cómo acceder a los servicios disponibles (posiblemente se requiera apoyar de manera individual, entregando en este caso las orientaciones al caso.). Si no se sabe algo, reconocerlo y responder por ejemplo. “No lo sé, pero intentaré averiguarlo”. Se hace necesario también, explorar y analizar necesidades inmediatas por ejemplo, conseguir algo de comer, ir al baño, llamar por teléfono a un miembro de la familia, cambiarse de ropa, ayuda para encontrar a compañeros perdidos, una cobija para el frio. Se pregunta si tienen sus objetos personales de ayuda/ apoyo como lentes, aparatos auditivos, muletas, sillas de ruedas, etc. Si toman algún medicamento y lo requieren se debe de consultar con un profesional médico para su medicación. Normalizar: ayuda al niño a explicar cómo se siente, poniendo nombre a sus emociones (muchas veces los sentimientos son compartidos con los adultos). Se debe potenciar que está muy bien expresar los sentimientos, pero sin forzar a hacerlo. Posiblemente, el niño reaccione con irritabilidad y/o agresividad en esta etapa, no se debe disminuir eso, sino más bien hacerle saber que no lo notas: para lo cual se puede decir, con suavidad que comprendes que está asustado o enfadado, pero que poco a poco tiene que intentar no estar enfadado
Consuelo y protección Se provee alivio físico y emocional. En caso de los niños se les explica con lenguaje que puedan entender y también a sus adultos referentes. Informar sobre la posible sintomatología común ante un Trastorno por Estrés Agudo (TEA) cuando sucede una crisis; por ejemplo: puede acontecer una posible ansiedad, irritabilidad, insomnio, malestar o sufrimiento, sentimiento de culpabilidad, evitación de personas, lugares. Se debe explicar que este es un proceso normal de adaptación y que estas alteraciones duran entre 2 días y un mes como máximo, si no se observa mejoría en ese tiempo, se le consigna que consulte con médico especialista y/o profesional idóneo. Es importante también, evitar en lo posible que no se vean las actividades de los médicos y personal de rescate, sonidos, olores de la emergencia, espectadores y medios de comunicación. Propiciar participar en los rituales de despedida, cierres de duelo, fomentar la vida social de estos en compañía de otros, espacios de juego y volver a las actividades rutinarias. Se recomiendan pautas de autocuidado como: Ejecutar actividades positivas que sirvan de distracción (deportes, hobbies, lectura) Tratar de mantener un horario normal y la rutina a diario que se llevaba antes del accidente. Ingerir comidas saludables, evitar los dulces, golosinas y premios sin sentido en los niños y en adultos el alcohol y tabaco. Participar en grupos de apoyo psicológico. Emplear métodos de relajación. Mantener el aseo corporal y el orden en la vestimenta. Tomar el sol durante 30 minutos. En caso que el TEA no se extinga y aumente en intensidad, se informa a los padres/tutores que somos diferentes y únicos, por lo que la sintomatología en cada uno varía. Sin embargo cuando la duración de los síntomas del TEA es superior a un mes se convierte en Trastorno por Estrés Post Traumático (TEPT), por lo cual, lo adecuado es remitir a un psicólogo infantil. Por ultimo se debe propiciar la conexión con servicios externos Dejar conectada a la familia con proveedores de servicios psicológicos para seguimiento y continuación del cuidado; se deja además un número de contacto en caso de emergencia o crisis, al momento de retirarse, dejarlos con alguien que podamos presentar de modo de mantener la confianza depositada en nosotros.