FRIDA Y EL SEÑOR LIN GUÍA DE TRABAJO
© Equipo de Didáctica de CETR (www.otsiera.com)
© 2016, otsiera.com Título: Frida y el señor Lin
Materiales que pueden ser reproducidos o fotocopiados libremente, siempre que no sea con fines comerciales. Hemos procurado utilizar imágenes de libre uso (no comercial). Algunas las hemos encontrado en: www.freepick.com. Las dos ilustraciones del señor Lin en su tienda son obra de Juan Linares©: www.juan-‐linares.es/.
Introducción Una abeja, ¿aprende algún día a ser abeja? Un humano, ¿aprende a ser humano? ¿Basta con saber naturales, lenguaje, deportes, matemáticas, música, etc., para desarrollarse como un verdadero ser humano? ¿Hay que aprender algo más? ¿Cómo crecen los seres humanos? ¿Cómo desarrollan su “humanidad”? ¿Contamos con alguna orientación? Estos interrogantes alimentan el itinerario de investigación que proponemos. Un itinerario que parte de la conversación entre Frida y el tendero del barrio, el señor Lin. El señor Lin habla con Frida sobre la necesidad de hacer crecer rén para llegar a ser verdaderos seres humanos. Rén es un concepto chino que podría traducirse por "humanidad", “aquello que nos caracteriza como seres humanos", la cualidad que nos hace ser humanos y no otra cosa. Rén era lo que enseñaba Confucio, o Kong Fu Zi (Kong, el maestro) –explica el tendero–. Frida no entiende mucho a qué se refiere el señor Lin. ¿Qué quiere decir rén? La indagación sobre rén (y sobre un dicho de Confucio no menos enigmático) llevará a Frida y a su clase a reflexionar sobre el crecimiento interior: ¿para convertirse en un ser humano, hay que aprender algo especial? Y si fuera así, ¿qué? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Sólo en China se aprende rén? De ahí nace un itinerario de indagación sobre el significado de "aprender a ser", que se va desplegando a través de unas unidades, pensadas para el trabajo con niños y niñas de Ciclo Superior de Primaria. Esquema del itinerario El material está organizado en bloques, o unidades, independientes entre sí. Sigue un orden con una cierta coherencia interna: cada paso nos prepara para dar el siguiente, un tema llevaría a otro y luego a otro. Pero esa "coherencia" es muy subjetiva, admite cualquier tipo de modificación y adaptación según lo que más convenga allá donde se utilice la propuesta. Claramente no sigue un orden cronológico, ni presupone ningún tipo de graduación. Pretende ser un mosaico en el que las distintas voces, sea cual sea su tiempo y lugar de origen, estén aquí, hoy, con nosotros, ofreciéndonos sus aportaciones. ¿Cuántas sesiones dedicar a cada unidad? ¿Cuatro?¿ Cinco? Pueden ser más, pueden ser menos. En muchos casos se hará evidente que el contenido da para mucho. La idea no es que haya que aplicarlo todo. Nuestro deseo es ofrecer un amplio abanico de posibilidades para que cada cual pueda ir dibujando el recorrido más adecuado, según el entorno de trabajo, el tiempo disponible y las características del grupo. Con
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gusto hemos podido comprobar que cada educador/a se lo apropia a su manera dando pie a despliegues muy distintos (incluso distribuyéndolo en más de un curso). Con esa intención de no condicionar para nada la dinámica de trabajo, los materiales que los alumnos tendrán entre manos no incluyen ninguna propuesta, ni preguntas, ni actividades. Todo eso forma parte de esta Guía de trabajo, a modo de “sugerencias”, para que cada cual pueda elegir, añadir, modificar... dar vida al conjunto adaptándolo a la realidad que tiene delante. Rén y crecer por dentro
Rén será una "palabra enigma" que se irá llenando de contenido a medida que el grupo vaya reuniendo pistas. Al paso de Frida y su grupo, la investigación nos acercará al legado de sabiduría de la humanidad, a las palabras de algunos antiguos maestros de Oriente y de Occidente, de Norte y Sur, así como a otras voces más contemporáneas. Exploraremos sus aportaciones, sabiendo que lo que nos pueden ofrecer quienes han caminado antes que nosotros, es fruto de su propia experiencia. Una experiencia de la que podemos aprender desde la reflexión, la interpretación y el diálogo. Poco a poco comprenderemos que crecer por dentro es una responsabilidad y un reto en nuestras manos. Descubriremos que hay palabras equivalentes a rén en otros lugares y culturas. Por ejemplo, ubuntu entre los xhosa de Sudáfrica, o runakay entre los quechua (de Bolivia, Ecuador, Perú,...). Siempre refiriéndose a esa cualidad de "ser humanos", de “humanidad”, que reúne todo un conjunto de rasgos: interés por los demás y por todo lo que existe, amor, autonomía personal, responsabilidad, compromiso, comprensión, capacidad de perdonar, apertura interior, escucha... Quien desarrolla rén es una persona sabia, abierta a todas las dimensiones de la realidad. Alguien que va por la vida como de puntillas para no dañar nada; que abre los ojos y se maravilla, que intuye que siempre "hay más", e indaga. Es alguien que desprende paz, certeza, profunda alegría, agradecimiento, amor sin límites, reconciliación con todo y compromiso con la vida. La investigación de Frida y su pandilla, así como las aportaciones de sus familias, nos permitirán explorar las palabras de Confucio, de Moisés, Jesús, Mahoma, el Buda, Wangari Maattai, Irena Sendler, etc. Palabras de sabiduría que invitan a un camino sin fin. Ya que –nos dicen– ni la realidad, ni las posibilidades personales, tienen fin. Siempre hay un “más” invitándonos a seguir avanzando. El crecimiento interior hacia el que apuntan tiene un sabor peculiar; un sabor que resumió bien Albert Einstein cuando escribía: el auténtico valor de un ser humano depende, en principio, de en qué medida y en qué sentido haya logrado liberarse del yo1. ¿Tiene sentido hablar de "liberación del yo" en edades en las que lo que se está procurando es, precisamente, el desarrollo de la persona y de su autonomía personal? “Liberar” no apunta a limitar, a poner obstáculos a un desarrollo sano y armónico de la personalidad. Todo lo contrario: no es deshacer, sino enriquecer. De lo que se trata es de que ese 'yo', esa identidad personal, aprenda a no girar permanentemente en torno a sí misma en una espiral más y más cerrada sobre sí. Se trata de acompañar un proceso de crecimiento (y de conocimiento) que conduzca hacia la percepción de la valía
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Albert Einstein. Mis ideas y opiniones. Barcelona, Bon Ton, 2000. p. 10
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de una vida que no queda limitada por la fuerza del egocentración. Y no a un nivel teórico, o "doctrinal", sino por experiencia propia. Un proceso que ayude a vivenciar el placer de la gratuidad, que invite a saborear el buen gusto del interés por la realidad, por los demás, por todo; a disfrutar de la riqueza que aporta la mirada silenciada, contemplativa; que propicie la experiencia (personal) de maravilla, de asombro. Fruto de todo ello, lo que se trata es de favorecer un proceso de crecimiento que invite a la gratitud, gratitud por el mismo hecho de ser, una gratitud que genera compromiso y alimenta un verdadero interés –o amor– por todo. Un crecimiento así no tiene edad. Pertenece a todas las edades, a todas las etapas de la vida. Porque la fuerza centrífuga de la egocentración convive siempre con nosotros y porque su contrapartida, la apertura a la realidad, no tiene límites, siempre nos invitará a más. Para cada edad, el camino se corresponde con el desarrollo de las capacidades y las peculiaridades propias del momento vital del que se trate. Por ello, tampoco las palabras de sabiduría tienen edad. Hablan a los oídos que las escuchan. Conscientes de ello podremos elegir –del amplio legado a nuestro alcance–, aquellos ejemplos, aquellas palabras que puedan resultar más apropiadas, más significativas, más cercanas a los procesos vitales de los jóvenes, de los niños y niñas, que van a profundizar en ellas. Beber de las fuentes Cada bloque se centra en la exploración de una o dos actitudes, a partir de las palabras de alguna "voz sabia" situada como eje del conjunto. El trabajo se enriquece con la intervención de otras voces que aportarán más elementos, ampliarán algún aspecto, pondrán de relieve, nos ayudarán a profundizar, etc. Vertebrando las propuestas, encontraremos a Confucio, Mahoma, Moisés , Buda y Jesús. Sí, pero no es un material "de religiones". Queremos subrayar este punto. Durante miles de años las culturas han sido religiosas y la interpretación de la realidad, del arte, de la salud, del desarrollo humano, todo, se ha vivido impregnado de la perspectiva religiosa. Por tanto, una parte muy importante de la investigación humana sobre la existencia forma parte de lo que llamamos "religiones". Ya habrá otros momentos en los que el tema de estudio sean las religiones: esos desarrollos culturales, ricos y complejos, con luces y sombras como las hay en toda realización humana. Pero, aquí, el objetivo no es conocer tal o cual tradición religiosa. Sino acercarnos a la maestría de unas personas que se esforzaron en desarrollar su “cualidad humana”, con toda la autenticidad y que, fruto de su esfuerzo, de su interés por la realidad y su preocupación por los demás, tuvieron mucho que decir en su tiempo. Y, diríamos, que también hoy. Su maestría atraviesa los siglos y puede continuar vivo, si así lo queremos. O podemos convertirlas en fósiles. Todo depende de cómo nos acerquemos a ellas. Esta es también una lección implícita que impregna estos materiales. Evidentemente si surgen preguntas o comentarios relacionados con una religión u otra, no los silenciaremos. Los recogeremos y trataremos de la forma que nos parezca más oportuna en ese momento. No sería extraño que las referencias tengan alguna relación con el contraste entre el material que tenemos entre manos y la realidad presente en los medios de comunicación o en la calle. Recogeremos las inquietudes de los niños y niñas, comentaremos todo lo que haga falta, pero sin olvidar que lo que el
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grupo está explorando es el significado de "crecer por dentro", que están aprendiendo a interrogar y a interrogarse, a reflexionar interpretando las huellas de los que ya hicieron su recorrido. Llevar a cabo este trabajo, en profundidad, los dotará de mejores herramientas para abordar, en otro momento, la cara clara y la cara oscura de las religiones y del conjunto de las realidades humanas. Muy conscientemente, ninguna de las intervenciones de los chicos y chicas del grupo de Frida viene anunciada por la etiqueta: tal o cual, “es judía", "es musulmán", etc. Por el contenido de la conversación podremos adivinar el "paisaje" cultural familiar, y haremos referencia a ello en el momento oportuno, destacando aspectos, etc. Pero rehuimos las etiquetas, ¡cualquier tipo de etiquetas! En el caso que nos ocupa, el hecho de que una persona nazca y crezca en un entorno familiar cristiano, o budista, o el que sea, no significa que lleve, de por vida, un sello determinado y único, que la identifique y la defina. Los protagonistas de estas páginas hacen aportaciones desde la rica diversidad de los entornos familiares, sí; así como las de la maestra son fruto de su propio itinerario de conocimiento. Y, así, cada uno va construyendo su propia identidad a medida que crece en autonomía personal, en capacidad de interesarse, de comprometerse, etc.: a medida que "aprende a ser", en libertad. Un conjunto de aportaciones que el grupo comparte y, compartiéndolas, profundizando en ellas, vive que el legado de sabiduría, tan diverso, es patrimonio de la humanidad. Diversidad de caminos religiosos, diversidad de disciplinas, de ámbitos de investigación. Diversidad presentada siempre en plano de igualdad, como no podría ser de otra manera. Si alguien desea más información sobre las distintas tradiciones religiosas no tendrá ninguna dificultad en encontrarla, por internet, en las bibliotecas, etc. No es necesario alargar esta Guía con muchas más referencias. Máxime nos atrevemos a sugerir un par de títulos redactados por personas de este mismo equipo de trabajo, impregnados de los mismos valores y objetivos, por si pueden ser de utilidad:
Teresa Guardans. Las religiones, cinco llaves. Octaedro (los distintos capítulos por separado en: http://www.otsiera.com/es/cinco-‐llaves/). T.Guardans; Óscar Puigardeu. Una historia de las religiones. Octaedro, 2009 (edición impresa y e-‐book).
Otro punto a tener en cuenta: mayor presencia de voces masculinas que femeninas. Reflejo de un pasado que parece que sólo tenía oídos para recoger la maestría de ellos. La antropología cultural nos podrá explicar las causas, pero es tiempo de romper con unas inercias que no tienen hoy ninguna razón de ser. En cada bloque incorporamos voces de mujeres contemporáneas que ofrecen su testimonio y reflexión sobre el tema de fondo que se está trabajando, procurando así ir "normalizando" su presencia. Pero cuanto más pueda ampliarse y enriquecerse ¡mejor todavía! Metáforas y símbolos
Un reto que no podremos –¡ni deseamos!– rehuir, será el de tener que interpretar textos que nos estarán hablando en códigos a menudo muy alejados de los nuestros.
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¿Seremos capaces de captar las vivencias que intentan comunicarnos sin quedarnos clavados en las formas que adoptan estas vivencias? Pongamos algún ejemplo. Si leo que Moisés recibe unas orientaciones en lo alto del Sinaí, la reacción inmediata, automática, será creerlo o no creerlo. Si en mi escenario de vida (personal y colectivo) Dios ocupa un lugar, no me costará mucho dar por bueno ese relato. Y Si no es así, clasificaré la narración como leyenda, mito o cuento naif. En ambos casos no me he movido de la actitud de interpretar la narración como descripción. Mientras que si, por ejemplo, Brahms explica que ha recibido su música del cielo, muy probablemente no reaccionaré de la misma manera. ¿Desde qué clave interpretaré las palabras del compositor? ¿Las tomaré al pie de la letra? Y más: ¿valoro las composiciones de Brahms desde la perspectiva de sus creencias o de las mías? El ejemplo de Brahms aparece en una publicación que recopila entrevistas a varios compositores2. Explica que considera su dedicación a la composición como inspiración, inspiración "que le viene de arriba", divina. Por lo que dice, también Beethoven lo vivía así. Un día que un primer violinista se quejaba a Beethoven de un fragmento demasiado enrevesado, éste respondió: "cuando escribía este fragmento era plenamente consciente de haber sido inspirado por Dios Todopoderoso. ¿Cree usted que puedo tener en cuenta su insignificante violín cuando Él me está hablando?" ¿A que somos capaces de entender la experiencia que vivía Beethoven? ¿A que no nos cuesta interpretar el sentido de sus palabras? ¿Cuestionaríamos el valor de sus obras en función de los respectivos mundos de valores y creencias? Seguro que no. Nos resulta evidente que estas expresiones dan forma a una experiencia profunda, y muy real. El compositor vive que hay algo que va más allá de su esfuerzo. Que dos más dos, no son doce. Que se ha preparado y dispuesto lo mejor que ha sabido, que ha hecho lo que ha podido, que ha trabajado a fondo, que hay "trabajo serio, laborioso y escrupuloso" y también “destreza técnica” –dirá Brahms. Pero... también vislumbre, intuición, escucha, recepción. Y esta vivencia se interpreta, se vive y se expresa desde el escenario cultural y conceptual que impregna al compositor y a su época. Esa misma experiencia en otro escenario cultural se asumirá desde otras coordenadas, se formulará de otra manera, tomará la forma de otro vaso, de otro recipiente. Asimismo, sabemos que podemos ser receptores y recreadores del esfuerzo de Brahms si, abriéndonos, dejamos que su música nos habite. También intentaremos intuir a qué se refiere cuando habla de su experiencia como compositor. Puede que no sea fácil. Pero mucho más difícil aún será adoptar esa actitud abierta frente a la escena de Moisés en lo alto del Sinaí, por poner un ejemplo. Ante relatos que pasan de generación en generación como crónicas históricas; palabras presentadas a lo largo de los siglos como mensajes de una sola lectura e interpretación posible. Palabras y relatos que, con el paso del tiempo, han ido perdiendo su fuerza simbólica y metafórica para convertirse en descripción y doctrina. Pero si nos atrevemos a compararlas, con toda libertad y todo el respeto, ¿no percibimos un cierto “aire de familia" entre la vivencia de Moisés y la de Brahms o la de Beethoven? No es un ejercicio sencillo, lo sabemos. Pero será la lectura en clave simbólica la que nos permitirá cruzar muros y pasar a través de moldes de interpretación y de fronteras culturales, para podernos acercar a beber de las fuentes de las
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Arthur M. Abell. Converses amb compositors famosos: sobre la creació de llurs obres mestres, la seva genialitat i inspiració. Reus, Artur Martí i Gili, 1992. p. 66-‐68.
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experiencias de sabiduría. Y poder sentirlas como propias. No a ciegas, sino desde la reflexión y el silencio, desde la interpretación y el diálogo. Es este un ejercicio y un aprendizaje que nos ayuda a crecer a más de un nivel. Equipa para la vida en una realidad tan globalizada y pluricultural como la contemporánea, al tiempo que educa y afina nuestras capacidades poéticas; las que nos permiten captar los mensajes que las distintas artes nos hacen llegar a través de metáforas, imágenes o alegorías. Las que nos capacitan para explorar la realidad, la existencia, desde el silencio de unas interpretaciones conceptuales que nos sitúan siempre en un escenario muy familiar y sabido. Un ejercicio que nos hace también capaces de explorar los distintos legados culturales y religiosos del pasado, como fuente de sabiduría que pueden tener mucho que ofrecernos todavía. Todo este conjunto es lo que ha ido dando vida a estos materiales. Con la esperanza de poder aportar un granito de arena a la aventura del conocimiento deseamos, de todo corazón, que puedan ser de utilidad. Conocer significa penetrar a través de la superficie, llegar a las raíces, y por consiguiente a las causas. Conocer no significa poseer la verdad, sino adentrarse bajo la superficie y esforzarse crítica y activamente para acercarse más a la verdad. –Eric Fromm, en: Tener o ser–
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Frida y el señor Lin El objetivo de esta primera sesión será despertar en el grupo el interés suficiente para que se impliquen en la indagación que se les propondrá. Acompañar a Frida y a su clase en el itinerario de búsqueda sobre rén permitirá que el grupo tome una mayor conciencia de lo que quiere decir “ser humano”, de qué significa desarrollarse como seres humanos y de que esto no es posible si no hay una auténtica implicación personal. Para, finalmente, poder celebrar esta posibilidad que tenemos al alcance de la mano. La conversación de Frida con el señor Lin será el punto de partida. Un diálogo que nos dejará con más preguntas que respuestas: la imagen del hanzi, su sentido, las explicaciones del señor Lin sobre rén, el significado de la frase colgada en la tienda… Toda una serie de interrogantes a los que procuraremos dar vida en el contexto propio del alumnado, para conseguir la conexión con el itinerario de trabajo al que les invitamos. Sugerencias Por ejemplo, después de la lectura, sin entrar todavía en otro tipo de comentarios, podemos dejar un tiempo para observar (contemplar) el hanzi; para distinguir bien entre las dos partes a las que ha hecho referencia el señor Lin: la persona, el dos… Un tiempo para pensarlo y otro para comentarlo. • ¿Qué quiere decir? • ¿Esta pista nos indica algo? • ¿Rén? ¿Qué nos imaginamos? Volvemos al texto, recuperamos algún otro punto: el anzuelo, la red… ¿Qué pueden significar? ¿Qué pensamos nosotros? La composición del nombre de Confucio. ¿Habíamos oído hablar de ella? Recogeremos los conocimientos previos o buscaremos una mínima información inicial que nos permita comprobar de quién estamos hablando y qué es lo que tenemos entre manos. Una investigación más a fondo sobre Confucio y sus enseñanzas la reservaremos para más adelante, ya casi al final del itinerario. Si ya van saliendo pistas interesantes, las vamos recogiendo y anotando en la pizarra. Después de haberlo hablado en grupo, cada uno puede apuntar bajo el hanzi lo que le parece que puede ser rén, la propia definición de rén. Y también aquello que
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puede ser importante para facilitar que rén sea posible. Podemos proponer escribirlo a lápiz, como ideas provisionales que más adelante revisaremos, modificaremos o confirmaremos, y que completaremos cuando tengamos la oportunidad de profundizar. A partir de aquí, cada paso que demos nos llevará a añadir nuevas ideas bajo el hanzi. -‐ Reuniendo pistas: en esta sesión y en las siguientes, a medida que vayamos teniendo momentos de reflexión y síntesis sobre lo aprendido acerca del crecimiento interior, cada alumno podrá escribir en un trozo de papel su aportación y las recogeremos en una caja, buzón, cofre, bolsa etc. identificada con el hanzi. Este repositorio nos resultará muy útil hacia el final para poder revisar y relacionar todo su contenido. También podremos recurrir al él en algún otro momento en el que necesitemos recargar pilas, reconducir alguna situación. Podemos invitar a alguien a coger alguno de los escritos archivados y ver si nos ofrece alguna cosa que nos pueda ayudar en ese momento. Quizá también puedan reproducir el hanzi, como decoración de la tapa de su carpeta. Todo listo para hacer nuestros los interrogantes del señor Lin, de Frida y de sus compañeros, y comenzar la búsqueda.
Para saber más… sobre rén:
El hanzi está formado por dos caracteres. La parte izquierda representa el ser humano, un carácter que forma parte de muchos otros hanzis de la escritura china: lo podemos ver como un símbolo estilizado de una persona de pie o caminando. La parte derecha es el número dos. ¿Cómo interpretar el dos en este contexto?: el otro, los otros, las personas con las que interactuamos desde la sabiduría propia de los humanos, con interés, con amor… Rén es la cualidad que nos hace humanos, lo que nos caracteriza como tales; abarca amor, compasión, bondad, interés, compromiso, comprensión, equilibrio y autocontrol, etc. Confucio no definió rén; aconsejaba sobre lo que ayuda y alimenta su desarrollo. Por ejemplo: “no imponer a los demás aquello que uno no desea para sí mismo” (Lun Yu 15,24; 12,2; 5,11).
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Mahoma y el libro del Universo Una vez reunidas todas las primeras aportaciones, el itinerario de búsqueda sobre rén arrancará siguiendo una de las pistas que menciona el señor Lin: la importancia de “abrir los ojos a la realidad” Una idea que nos puede llevar directos al profeta Mahoma ya que este es uno de los pilares de su mensaje: si en el universo hay armonía, colaboración, orden, paz, ¿por qué no entre los humanos? Enamórate de la existencia y de su Creador. Mahoma insiste en que hay que aprender a observar de verdad y a escuchar por dentro para comprender lo que se nos muestra ante los ojos y reconocer el profundo valor de todo, preservarlo y contribuir al bien de la vida. “Grandes signos se esparcen por todas partes, ¡eso sí que es un libro sagrado!” –recoge el Corán–. En árabe, la raíz semántica de las palabras “signo” y “versículo” es la misma. Cualquier realidad es un versículo, una verdad que se nos muestra: signos que podemos interpretar. Los mensajes del libro del Universo ayudan a aprender a vivir y a aprender a ser. El trabajo sobre la figura de Mahoma y su mensaje nos ofrece la oportunidad de abordar algunos temas importantes de cara al crecimiento interior: -‐ La actitud de escucha, de atención, de mirada interior y exterior que se cuestiona, que procura comprender. Desde esta actitud, la realidad es un “libro abierto” que no tiene límites, fuente permanente de novedades y de descubrimientos. -‐ La experiencia intuitiva, creativa, la palabra inspirada: aproximación a diferentes maneras de concebirla. -‐ El valor de ponerse al servicio de la vida, de velar por el bien de todo. No es fácil: es un reto permanente que exige esfuerzo, comprensión y estrategia.
Estos son los temas que impregnan este bloque. Son muchas las vías que se pueden abrir a partir de las palabras y las actitudes de cualquier persona “exploradora de la verdad”. Como ya hemos anunciado en la introducción, de cada maestro hemos elegido alguna que nos ha parecido especialmente adecuada de cara a indagar el crecimiento interior. Insistimos en que el objetivo no es hacer una introducción a tal o cual religión, sino acercarnos a un mensaje que, todavía hoy, puede estar muy vivo.
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El profeta Mahoma vive su experiencia como una revelación. No se siente autor de los consejos e indicaciones que da, se siente transmisor de aquello que se le revela. Un “recitador” de las palabras que le llegan. Por eso, cuando años después de su muerte estas palabras quedan reunidas en un libro, este se titulará el Corán, la “recitación”. No siempre hablaba en momentos de inspiración. La memoria colectiva también guardó hechos de su vida, conversaciones y dichos suyos (los hadices), todo un conjunto que se conoce como la Sunna, la “tradición”. ¿Qué quiere decir recibir los mensajes del Universo? ¿Qué quiere decir escuchar por dentro? ¿Cómo entender las experiencias de “inspiración”? Puede ser una buena ocasión para pararnos sobre este aspecto y profundizar. Una indagación que nos acercará a la experiencia humana de un saber que nace cuando callan nuestras palabras, cuando dejamos de hacer “ruido”. Como material complementario, ofrecemos una ficha de trabajo para explorar este punto. La ficha recoge palabras que ilustran la posibilidad de conocer abriendo el espacio interior, acogiendo, desde una actitud de intensa atención en la realidad. Ejemplos que nos permitirán ponernos en contacto con la realidad y reflexionar sobre las condiciones que lo facilitan o que lo hacen imposible.
1. Biografía de Mahoma El relato que presenta el abuelo de Samir, acerca a la clase la figura del profeta en el ambiente de enfrentamientos tribales que tanto marcaron su mensaje. Qué difícil es para los humanos aprender a vivir en paz y armonía, como una sola y única “tribu”, poniéndose al servicio de los demás, defendiendo el bienestar de todo. Este es el núcleo, el eje del mensaje profético de Mahoma, tal y como queda reflejado en el término que da nombre a la comunidad: islam. De la raíz S-‐L-‐M, salam, paz; aslama: el verbo “vivir en entrega confiada”; quien reconoce la armonía que impregna el Cosmos y la reconoce en sí mismo, quien la busca y se entrega con total confianza, vive en paz, genera paz e intenta que esta paz (que es armonía, justicia, igualdad, cuidado por todo, etc.) fluya por todas partes. Todo esto quiere decir islam, desde esa raíz de tres letras, S-‐L-‐M, tan cargadas de significado. Entonces, ¿cómo interpretar realidades contemporáneas de extrema violencia en nombre del islam? Violencias de todo tipo, exclusiones, dogmatismos etc. Hay muchos estudios y numerosa bibliografía que contextualizan estos hechos y ayudan a interpretarlos. Los adultos, como punto de partida de nuestra reflexión, nos podemos preguntar si las Cruzadas o los asesinatos por orden del tribunal de la Inquisición (o de dictadores “cristianos”) encuentran fundamento en los Evangelios. O qué es lo que hizo posible pasar de la utopía que dibuja el Manifiesto Comunista (un mundo feliz basado
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en la distribución justa, en la hermandad de la humanidad) al terror de los gulags o al genocidio de los Khmers Rojos en Camboya… ¡Constituid una comunidad que llame al bien, ordenando todo lo que sea bueno y rechazando lo que no está bien! (Corán 3, 104). Aquel mensaje profético se fue concretando en una serie de indicaciones y orientaciones que, situadas en el contexto de la Arabia del siglo VII, es evidente que buscaban poner freno a la espiral de violencia, proteger a los débiles, reconocer la condición “humana” de las mujeres (hasta entonces, simples posesiones), favorecer los momentos de rezar en comunión, los tiempos de “mirada hacia el Universo”, la generosidad personal, la redistribución de la riqueza etc. Cómo se fosilizan unas indicaciones, cómo se descontextualizan, cómo se multiplican las normas con el paso del tiempo, cómo se olvida el espíritu y quedamos sometidos a la letra; cómo se pasa de las ideas a los dogmas y del dogmatismo al desprecio de la vida… Son, desgraciadamente, fenómenos muy humanos, que marcan la historia de la humanidad, fenómenos sobre los que merece la pena reflexionar porque no son exclusivos de una u otra comunidad, de una u otra época. Y, sobre todo, será importante comprender y tomar conciencia de qué es lo que pone en marcha estos mecanismos para aprender a evitarlos; para desarrollar todo aquello que pueda ayudar a contrarrestarlos, a hacerles frente. Este trabajo pasa, entre otras cosas, por ponerse en contacto con la diversidad, procurando acercarse a las fuentes de cada tradición, evitando los prejuicios y los estereotipos. Este es precisamente uno de los objetivos del itinerario al que nos invitan Frida y su grupo. A modo ilustrativo, hemos de decir que si hemos subrayado la importancia de las tres letras es gracias a la intervención de un alumno musulmán en una clase de Vic (Cataluña), insistiendo en el significado de islam: “quiere decir paz, son tres letras importantes, es lo que he aprendido en la mezquita”. No sería tema de esta unidad didáctica analizar qué ocurre cuando alguien se queda atrapado en las palabras, tomándoselas al pie de la letra. Proponemos trabajarlo más adelante, en la unidad que tiene como eje el mensaje de Jesús. Si por algún comentario en clase es preciso abordarlo o dar algún tipo de respuesta, lo haremos, para evitar arrastrar palos en las ruedas que nos impidan avanzar cómodamente. Pero podremos profundizar mejor más adelante, cuando hayamos avanzado un poco más en el itinerario de trabajo. Volvamos, por tanto, a donde estábamos: el abuelo de Samir nos habla del profeta Mahoma. ¿Qué sabemos del profeta Mahoma?
Las actividades en torno al profeta Mahoma nos ocuparán más de un día, probablemente. La propuesta combina la recogida de conocimientos previos, un relato libre en boca del abuelo de Samir que permite contextualizar mejor las aportaciones de Mahoma, y un breve esbozo biográfico que sitúa los orígenes de la comunidad musulmana.
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Además, el abuelo de Samir recita algunos versículos del Corán relacionados con aprender a leer y a interpretar la realidad que darán pie a otro conjunto de actividades. Aunque se podría hacer a continuación la lectura de “El campamento estaba en calma…”, sugerimos dejar este “texto especial” para un trabajo posterior. Una posible pauta de trabajo: -‐ Justo antes (o justo después) de escuchar el relato del señor Ibrahim, recogeremos los conocimientos previos sobre Mahoma. -‐ Lectura del relato del señor Ibrahim, "El campamento estaba en calma..." Comentario. No se nos pasará por alto la actitud de Mahoma: busca momentos de soledad, no responde a la primera, reflexiona, sus respuestas incitan a tirar de otros hilos… -‐ Lectura del esbozo biográfico (En aquel tiempo...). -‐ Comentarios. Dejar tiempo para la reflexión personal del texto de la sura 2 del Corán (2, 263-‐265) que hay al final. Como siempre que nos encontramos con “palabras especiales”, intentaremos crear las condiciones para que el texto pueda ir calando en los alumnos: tiempo para la reflexión, para generar conexiones interiores, para imaginar, para dibujar. Tiempo para compartir descubrimientos, comprensiones, atisbos... • ¿Qué os llama la atención de la figura de Mahoma? ¿Por qué? • ¿Qué cualidades y adjetivos destacarías? -‐ Comentamos. -‐ Observar las imágenes que tienen en una hoja. Se pueden recortar y pegar en los espacios destinados para ello en la biografía. Se puede proponer que busquen otras y las traigan más adelante. Otro día recogeremos las imágenes aportadas y las comentaremos. Podría ser una actividad ligada al proceso final de repaso y síntesis.
2. Inspiración, intuición... Tras haber trabajado la biografía de Mahoma, y antes de entrar a explorar el enigmático texto del Corán “El libro del Universo”, puede ser un buen momento para detenernos y abordar el tema de la “revelación”, la inspiración profética… utilizando la ficha de trabajo que se incluye a continuación. El objetivo será tomar contacto con un proceso de conocimiento, comprensión y creación que pasa por momentos de “inspiración” o también de profunda certeza, etc. ¿Podría existir algún paralelismo? En la introducción, mencionábamos una discusión entre Beethoven y un violinista que se quejaba de la dificultad de un fragmento, y al que el compositor respondió: “cuando escribía este fragmento era plenamente consciente de haber sido
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inspirado por Dios Todopoderoso. ¿Creéis que puedo tener en cuenta vuestro insignificante violín cuando Él me está hablando?” La actividad no busca poner en jaque unas creencias, sino explorar el fenómeno del conocimiento creativo, una exploración que -‐quizá-‐ nos podrá ayudar a interpretar las vivencias que hay detrás de palabras que, de momento, nos pueden resultar muy extrañas. El objetivo es tomar contacto con las condiciones y actitudes que acompañan y facilitan la inspiración y los procesos creativos, la dimensión intuitiva del conocimiento. Una dimensión en la que dos y dos suman seis u ocho o diez: la persona inspirada vive la experiencia de que lo que ha visto o ha entendido o ha creado va más allá de la suma de las condiciones que ella misma ha puesto. Como si no fuera el resultado directo de un esfuerzo. Como si fuera un don. Una experiencia absolutamente universal que se ha expresado de muchas formas diferentes: la realidad ha desvelado sus secretos, un ángel ha hablado, las musas han inspirado, se ha corrido un velo… La exploración de esta dimensión intuitiva y de las condiciones que la alimentan permite tomar mayor conciencia de las propias posibilidades y permite situar estas expresiones simbólicas en un contexto en el que pueden interpretarse. Son palabras que indican, que no pretenden describir; ellas mismas apelan ya a la dimensión intuitiva para poder ser interpretadas, algún día. Dejaremos el camino abierto para que puedan sugerir. Para que, un día, la propia experiencia las pueda llenar de contenido. Teniendo en cuenta el testimonio de las personas “inspiradas” nos podremos dar cuenta de que las ideas “aparecen”, sí, pero no por arte de magia sino por el interés que la persona le pone, por la actitud con la que busca, por las condiciones que va creando. Sin todo esto… ¡no hay creatividad que valga! Al mismo tiempo, también podemos constatar que eso que surge tiene una especia de autonomía propia. Se produce un “clic”, una inspiración, una visión, una idea… La impaciencia no sirve de mucho, hay que darle tiempo. Tiempo, sí, pero con interés; con ganas de resolver lo que exige soluciones, con deseo de ir más allá de la respuesta fácil. Tiempo para incubar las preguntas y las respuestas, para sumergirse, para poner todas nuestras capacidades en marcha, orientadas. Poner las condiciones que pueden propiciar la comprensión, la intuición, el descubrimiento. ¿Qué condiciones? Quizá sabremos descubrir en los textos algunos factores que se repiten, otros serán recursos personales. • Y tú, ¿cómo lo haces? ¿Qué te puede ayudar?
No olvidemos las palabras del zorro al Pequeño Príncipe, porque en algún momento pueden ayudarnos a tirar un poco más del hilo: todo lo que es esencial es invisible a nuestros ojos. Sólo vemos bien con el corazón…
• ¿Estas palabras del zorro pueden tener relación con todo lo que hemos visto? (en relación a la inspiración)
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Una vez que nos hayamos puesto en contacto con esta experiencia, reflexionando sobre el testimonio de otras personas y pensando también sobre los propios momentos de creación e inspiración -‐en el grado que sea-‐ puede ser un buen momento para establecer la relación que pudiera haber con la actitud o la experiencia profética que nos iremos encontrando a lo largo de este itinerario de trabajo.
• ¿Qué quiere decir “profeta”? Podemos plantear esta definición y comentarla:
“Profeta” viene de la palabra griega prophetés, que significa “hablar antes”. Se llama “profeta” a la persona que anuncia alguna cosa o que da algún aviso, porque lo ha “escuchado” en su interior, como si recibiera un mensaje. Los profetas dicen que notan algo como una inspiración, como una revelación.
• ¿Qué experimentaron los profetas Mahoma, Moisés, Isaías etc.?
No intentaremos llegar a una conclusión definitiva ni fijar ninguna interpretación única. Simplemente, dejaremos un tiempo para la reflexión personal y recogeremos las ideas y sugerencias que vayan apareciendo. Seguro que todo el trabajo anterior alimentará una reflexión más rica de un fenómeno que no es fácil de interpretar.
3. El libro del Universo Ahora sí, ya estamos en disposición de explorar “El libro del Universo”, el texto del segundo capítulo del Corán que recita el abuelo de Samir. La aportación de la profesora Mª Pau Ginebra nos ha dejado el terreno bien preparado. -‐ Nos prepararemos para leer un texto “especial”. Quizá, en otros momentos, ya hemos tenido ocasión de explorar “palabras especiales”: palabras que nos ofrecen mensajes y enigmas para investigar, textos que leemos poco a poco, dispuestos a darles tiempo y espacio para que puedan “hablar” en nuestro interior.
¡Atended a los signos que se extienden por todo el mundo y comprenderéis hacia donde tenéis que dirigir vuestro pensamiento y vuestro corazón!
-‐ -‐Después de la lectura, dejaremos unos momentos para la reflexión personal y recogeremos los comentarios. Procuraremos tirar del hilo de alguna reflexión, de aportaciones que nos ayuden a conectar las experiencias personales con las realidades naturales de manera que ambas, realidades naturales y experiencias personales, adquieran más profundidad, más presencia, más fuerza.
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• Saber leer el mundo: ¿las tormentas duran siempre? Cuando hay niebla, ¿qué vemos? ¿Cómo nos vemos? ¿Cada día es un día soleado? • Pensar diferentes situaciones y observarlas con diferentes gafas: de tormenta, de niebla, de sol, de estar muy contento, de estar muy cansado etc. • ¿Hoy me siento como un día de niebla o como un día de sol? ¿O como el viento que sopla?
Esta conexión con los elementos naturales no es una actividad de un solo día. Un día lo podemos trabajar con animales, otro con plantas, con colores (“¿de qué color soy hoy?”, “soy un… delfín, león, águila…”). También lo podemos aplicar a las situaciones que vive el grupo, al ambiente que se vive en un momento dado (“¿qué nombre le pondríamos?”). La cuestión es aprovechar las ocasiones que se presenten (y nunca nos faltan cuando estamos alerta) para tomar mayor conciencia de la realidad, tanto interior como exterior, y aprender a utilizar las imágenes para poder afinar la comprensión y comunicar aquello que va tomando forma. -‐ Invitar a valorar lo que nos rodea. Qué admiramos: de los que nos rodea, de la naturaleza, de las personas que nos acompañan… ¡De la vida! Elegir el elemento que más nos sorprenda, nos guste, nos admire… y que compartan y expliquen los motivos de su elección. Otro día quizá utilizaremos otro elemento. Otro texto nos ayudará a profundizar en el mensaje de Mahoma: El rey Yadu y el sabio Avadhuta. Proviene de la tradición hindú y nos llegará de la mano de Udhava. Un texto que invita a hacer un trabajo más extenso o más breve, según convenga. Esta es, por ejemplo, una lista de sugerencias (extraídas de una propuesta más extensa que podéis encontrar en http://www.otsiera.com/es/el-‐rey-‐yadu-‐y-‐el-‐sabio-‐avadhuta/) A partir del texto. Elementos para destacar: • ¿Paseamos por la Tierra como un espíritu libre? ¿Qué nos sugiere? • Ojos, cabeza y corazón bien abiertos para aprender de verdad, es una invitación. Podemos aprender si observamos, escuchamos y tenemos auténticas ganas. • Elegir uno de los elementos o aquellos que nos resulten más sugerentes y sacarles jugo. Como trabajo en grupo: cada grupo trabaja sobre un elemento, piensan en silencio qué pueden aprender, lo comentan, lo dibujan, lo escriben. Hacen un mural. Cada grupo presenta su mural. • Se abre el diálogo acerca de qué recibimos de la realidad que nos rodea. • ¿Y a mí quién me ha enseñado? Dejaremos tiempo para la reflexión, para poder conectar con nuestra experiencia personal. Tiempo para añadir algún elemento nuevo al listado de Avadhuta, para incorporar aspectos relacionados con nuestra experiencia personal. Pueden ser elementos nuevos o aprendizajes realizados a partir del sol, del viento, etc.
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• Quizá el texto no se conservó bien del todo y había algunos elementos borrados de tal manera que podemos leer las palabras “fuego” o elefante, árbol, roca… pero cuesta descifrar lo que el sabio dice de cada uno. ¿Podemos intentar imaginarlo? • Las palabras de Avadhuta nos hacen comprender que también nosotros podemos aprender de todo lo que nos rodea y que, seguramente, ya lo hemos empezado a hacer, aunque no nos hayamos dado cuenta. Es importante llegar a establecer una conexión con algún aprendizaje personal. Algún elemento, algún animal… es para mí ejemplo de… • El campo de atención pueden ser las características, las actitudes. Nos detenemos primero en una, después en otra. ¿Qué quiere decir, qué me sugiere, qué me aporta (una determinada actitud)? ¿Tenemos algún ejemplo? ¿Por qué dice Avadhuta que le han hecho sabio? ¿En qué sentido nos hace sabios? ¿Añadiríamos alguna más?
4. Repaso y síntesis -‐ Recoger imágenes del entorno cultural, científico, artístico etc. del mundo islámico. -‐ Escuchar la llamada del muecín: https://www.youtube.com/watch?v=Yn7IPSkTsw0. O, también, el sonido del ney, la flauta de caña sufí: https://www.youtube.com/watch?v=3YJtH5qB3Og.
-‐ Reflexión y síntesis personal de lo que a cada uno le ha llamado más la atención de lo que han aprendido del profeta Mahoma.
• De todo lo que has aprendido de él ¿con qué te quedarías?, ¿qué destacarías? • De Mahoma, todavía se habla hoy en día: ¿cuál puede ser la razón? • Mahoma fue una persona muy especial porque… -‐ ¿Y sobre rén? ¿Encuentras alguna relación entre todo lo que hemos aprendido de Mahoma y rén? Reflexión y recogida de ideas para introducirlas en el “repositorio” que vamos creando sobre rén.
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CREATIVIDAD... INTUICIÓN... INSPIRACIÓN... REVELACIÓN... ¿Qué nos sugieren todas estas palabras? Músicos, artistas, poetas, profetas... Son muchas las personas que han hablado sobre “escuchar por dentro”. Gente que procura comprender, personas que buscan soluciones, que investigan, innovan, crean... Hablan de la necesidad de prepararse, de crear las mejores condiciones para poder escuchar, para poder estar en actitud atenta. Y al mantenerse en esa actitud de querer comprender, parece como si las “respuestas” llegaran… Aquí encontraréis algunos ejemplos que podréis leer con calma, procurando interpretar a qué se refieren.
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Fijaos en lo que explican: ¿Cómo se preparan? ¿Qué es lo que les ayuda? ¿Les gusta lo que hacen?
Yanni, cantante y compositor griego, dice:
La creación para mí es fruto de la actitud personal. Para poder crear busco mantener mi mente libre, no contesto al teléfono, no miro la televisión, básicamente lo que hago es empujar todo hacia fuera para poder escuchar lo que hay dentro. Y otra cosa importante: ¡no os olvidéis de soñar, porque los sueños se hacen poderosos!
Maria Pau Ginebra es investigadora, dirige un equipo de investigación de biomateriales. Es catedrática en la Universidad Politécnica de Cataluña. Cuando se le preguntó sobre la inspiración respondió así:
La naturaleza es una gran fuente de inspiración, no sólo para los artistas sino también para los científicos y para los ingenieros. Admirando y entendiendo cómo funcionan las cosas en la naturaleza podemos encontrar soluciones muy creativas. Para innovar hay que perder el miedo a equivocarse, aceptar el riesgo, ser personas atrevidas. Es la única manera de avanzar. Los grandes inventos no salen de la nada... ¡sino de ir sumando un poco cada día!
La inspiración existe, pero ha de encontrarte trabajando. (Pablo Picasso)
El compositor Johannes Brahms le explicó al violinista Arthur Abell:
Para componer necesito poder estar muy concentrado, sin que me interrumpan. Empiezo leyendo, elijo textos que me ayudan a estimular la fantasía. Cuando brotan las ideas es una vivencia maravillosa, de armonía con el infinito. Cuando, durante mi trabajo, noto la fuerza de la capacidad creativa, siento como un Poder superior que actúa a través mío. Como unas vibraciones que me invaden. Esta fuerza creativa hay quién la denomina Dios, Omnipotencia, Divinidad, etc. Lo más importante es saber que esta fuerza existe, sino no nos podemos poner en disposición de percibirla y experimentarla.
La filósofa Simone Weil escribió:
El esfuerzo de atención pide dejar el pensamiento disponible. Cada vez que hacemos un esfuerzo de atención, sin otro interés que ser más capaces de captar la verdad, la fuerza de la atención aumenta, aunque en aquel momento no haya habido ningún fruto visible. Cada esfuerzo añade un poco más de oro a un tesoro que nada ni nadie puede arrebatarnos.
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¿Qué os parece? ¿Es posible escuchar por dentro? ¿Qué opináis sobre lo que dicen? Para investigar, para explorar, para crear, para comprender más... ¿Qué os podría ayudar?
Moisés y el modo de hacer las cosas La conversación de Romina con su madre nos sitúa ante alguien muy especial: Moisés, Moisés y su mensaje. Un personaje al que muchos alumnos conocen a través de alguna película. Es bastante probable que Moisés viva en su imaginario en compañía de la princesa Elsa (Frozen), de Superman o de Spiderman, dotado de poderes extraordinarios, ayudado por un Dios que no duda en destrozar las cosechas de los enemigos, matar a sus primogénitos, ahogar sus ejércitos etc. Y, posiblemente, no se hayan parado nunca a considerar la profunda actitud que encarna esta figura tan llena de respeto, veneración y compromiso con la Tierra y la vida en todas sus manifestaciones. Y a nosotros, los adultos ¿nos despierta algún interés? Moisés, quizá, es una de esas figuras que nos ha acompañado desde siempre, una pieza más de nuestro bagaje cultural. Él, como tantos otros, son personajes de un escenario religioso que no hemos olvidado. Pero, ¿qué imagen tenemos de él? ¿La que se configuró en la infancia? ¿Alguna vez nos hemos acercado al personaje con la intención de explorar sus mensajes, de dejar que nos resuenen? ¿O con intención de investigar su mensaje? Dar este paso, requiere poner entre paréntesis la forma en que lo hemos encasillado, estar dispuestos a acercarnos con la mano tendida, abiertos a lo que nos pueda ofrecer. En ese caso, puede que el personaje tome vida para nosotros, para las personas adultas que somos actualmente. Y si lo sentimos vivo, podremos poner a los niños en contacto con la vida. Si no, no. Moisés nos proporciona, por tanto, dos líneas de aprendizaje. Nos invita a:
1. Familiarizarnos con el lenguaje simbólico. Con Moisés podremos hacer el ejercicio de reinterpretar en clave simbólica todas aquellas historias que nos son familiares (qué nos sugieren, que querían transmitir etc.) Podremos saborear (y reflexionar sobre) la fuerza comunicativa de las narraciones simbólicas.
2. Profundizar sobre el sentido de las orientaciones que transmitió. Por ejemplo:
-‐ La necesidad que tienen los grupos humanos de contar con unas orientaciones compartidas (¿Al servicio de qué? ¿Cuáles? ¿Son siempre fáciles de interpretar? ¿Es suficiente con establecer unas normas? etc.) -‐ Especialmente, nos detendremos en una aportación muy peculiar: la necesidad de disponer de tiempo, tiempo para la reflexión, para la interiorización, tiempo para compartir, tiempo de alabanza… Un tiempo “especial” requisito y soporte básico de una vida humana que necesita poner orden en sus capacidades y
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aptitudes para orientarlas hacia el servicio, el amor, la comprensión…, hacia la sabiduría.
En definitiva, la imagen del héroe dotado de poderes extraordinarios esconde una “heroicidad” de otro nivel: la del ser humano profundamente conmovido por el valor infinito de la existencia, por el valor de cada vida, sea de personas, animales o vegetación, por la Tierra misma. Por boca de Moisés, generación tras generación, nos llega el mensaje de hacer todo lo posible en bien de la vida. Ponerse al servicio de todo, cuidarlo todo, amar sin límites… eso es rendir culto. Como “voz complementaria” para enriquecer la reflexión, Niara introducirá el concepto de ubuntu y aportará el ejemplo de la activista senegalesa Wangari Maathai, dando vida y actualidad al espíritu de Moisés. En clave simbólica Hay textos descriptivos que siguen una lógica conceptual y textos metafóricos que comunican por medio de la lógica simbólica, poética. Los textos descriptivos son muy útiles, nos permiten comunicarnos de forma ágil y unívoca gracias a la lógica del dos y dos son cuatro: una interpretación, un acuerdo sobre los significados, unas verdades compartidas. Por el contrario, la lógica simbólica es poco “práctica”: de una misma frase, de una misma historia, se desprenden infinidad de significados y todos son válidos, todos pueden ser “verdad”, incluso si son contradictorios. Y tampoco nos llevan siempre al mismo sitio. Más bien, si trabajamos en serio con ellos, acostumbran a darnos hoy una pista y mañana otra muy diferente. En realidad, son un poco mágicos. Pero estamos tan habituados a la lógica conceptual, hemos aprendido tantas cosas por medio del lenguaje descriptivo, nos movemos tantas y tantas horas en este código de comunicación, que no es nada fácil cambiar de registro. Se trata, además, de un registro que exige un proceso de aprendizaje, de práctica. Las historias de Moisés pueden ser una buena oportunidad para practicar. Un par de reflexiones previas: con relación a “Dios” y a los diversos niveles de significado de las narraciones simbólicas. 1. Dios Si nos acercamos a Moisés, Jesús, Mahoma etc., antes o después nos encontraremos con “Dios”. Desde la perspectiva que orienta estos materiales que tenéis entre manos, insistimos en distinguir entre un uso conceptual y descriptivo de términos como este, y un uso simbólico, metafórico: “el dedo que apunta a la luna” como dice la tradición budista. Mirar fijamente el dedo nos puede cerrar el paso a otro nivel de entendimiento. En este momento, nos puede dificultar la exploración del mensaje de quienes hablan desde un escenario presidido por esta potente expresión.
Si la palabra Dios no significa gran cosa para vosotros, traducidla por aquella que nombre el ámbito de profundidad de vuestras vidas, ese ámbito que os interpela incondicionalmente. Al hacer esta traducción, quizá tendréis que olvidaros de la palabra en sí. Pero lo que significa la palabra es eso: “profundidad”. Quien sabe algo de la profundidad, sabe algo de Dios. (Paul Tillich)
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Habrá otros momentos (quizá ya lo hayamos hecho) para explorar esta “palabra enigma” (qué quiere decir, a qué se refiere etc.). No nos entretendremos en este momento, pero si aparece el interrogante o algún comentario en relación a “Dios” lo recogeremos y lo contextualizaremos, sin perder de vista que tenemos el horizonte puesto en trabajar la narración simbólica como tal, como conjunto: familiarizarnos con el lenguaje simbólico en el marco de un relato. Las historias de Moisés nos ofrecen una buena oportunidad para explorar una forma peculiar de comunicar mensajes, diferente de la lectura de una crónica histórica o de una descripción. 2. Los niveles de la narración Los grandes relatos míticos de los pueblos de la Tierra han pasado “de mano en mano”, de generación en generación, obedeciendo a una doble necesidad: a) Cohesionar al pueblo explicando sus orígenes, el fundamento de las leyes, el sentido de la orientación colectiva. Cada persona nace en un mundo impregnado y fundamentado en unos relatos. Rápidamente, el recién nacido compartirá esa narrativa y sabrá quién es él y el valor del pueblo al que pertenece. b) Mitos, símbolos y metáforas son también el instrumento para poder hablar de los ámbitos sutiles de la realidad. Invitan al ser humano a indagar y a descubrir una realidad infinitamente valiosa, a abrirse a ella, a crecer… Son relatos que entrecruzan la memoria colectiva: legislación, consejos de sabiduría etc. Las narraciones centradas en la figura de Moisés no son una excepción. Pertenecen a cuatro libros de la Biblia: Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio (que, juntamente con el Génesis, forman la Torá -‐o Biblia judía-‐). La narración de la salida de Egipto se encuentra en el Libro del Éxodo (de aquí le viene el título), mientras que el Deuteronomio pone el acento en los discursos de Moisés y en sus enseñanzas. En un nivel, el mensaje de este conjunto de textos es subrayar el valor del pueblo de Israel, el poder de su Dios, el sentido de confiar en este poder sean cuales sean las condiciones, sin desfallecer y sin separarse de la orientación compartida. En otro nivel, enseñan a abrir los ojos a la realidad (interior y exterior), invitando a una sabiduría que trasciende pueblos y culturas. La dificultad o reto es poder interpretar tanto un nivel como el otro, distinguiéndolos. Uno de ellos nos permitirá comprender mejor el mundo cultural al que pertenece el texto. El otro nos ofrece unas pistas que continúan estando al servicio del desarrollo interior de los seres humanos. No es una tarea fácil, ni para los adultos ni para los jóvenes. Como cualquier aprendizaje implica una continuidad, una progresión, con objetivos y propuestas propias para cada edad. En el itinerario de trabajo que proponemos, sugerimos dedicar algunas actividades para familiarizarnos con cada uno de estos dos niveles del relato. Unas primeras actividades relacionadas con la vida de Moisés intentarán poner de relieve el efecto que produce utilizar hechos extraordinarios para explicar algo. Después tendremos actividades que invitan a profundizar en el contenido de su mensaje (el Sabbat, etc.) No hay unas instrucciones para presentar este tipo de textos, pero sí sabemos que requieren un clima apropiado. Leer en clave simbólica no quiere decir transformar el texto en una moralidad. Quiere decir crear las condiciones para que el texto nos pueda
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penetrar: tiempo, calma, interés… Tiempo para favorecer que la imaginación pueda ponerse en movimiento y pueda crear imágenes que nos abran caminos para la comprensión; tiempo para tirar del hilo, para que el texto pueda sugerir, movilizar; tiempo para ayudar a generar conexiones, para tener atisbos, para que nuevas comprensiones cuajen. Por tanto, no hay recetas -‐insistimos-‐ pero la práctica con el lenguaje simbólico incluye: -‐ crear las condiciones que nos ayudarán a ponernos en contacto con un texto “especial” -‐ lectura del texto -‐ tiempo para que el texto resuene (espacio para la recepción individual, propuestas que movilicen la imaginación, momentos para la reflexión personal y compartida, diálogo etc.) Tras esta larga introducción, sólo queda añadir que quien conoce el grupo y las condiciones de trabajo concretas es quien puede saber hasta dónde puede ser conveniente profundizar en la exploración del lenguaje simbólico. Y cuál puede ser la mejor manera de adentrarnos en la actitud de fondo que descubrimos en Moisés: el interés por los demás, por la Tierra, por todo ser vivo, así como la escucha interior y la confianza. Cuántas sesiones irá bien dedicarle, qué actividades elegiremos, cómo las desarrollaremos…
1. Biografía de Moisés Lectura de la conversación inicial entre Romina y su madre. Se anuncian algunos de los elementos clave que el grupo tendrá entre manos durante las próximas sesiones: reflexionar sobre las palabras de Moisés, hacerse preguntas, interpretar etc. Pero no nos adentraremos todavía. Antes, nos paremos a recoger y valorar todo aquello que saben del personaje, tal y como se sugiere al final del texto. Para invitar a esta primera toma de contacto, se podrían proyectar algunos fragmentos de la película El príncipe de Egipto (1998, animación). Visionar algún trozo seleccionado (el nacimiento, la cesta en el río, su relación de pequeño con Ramsés, los hebreos trabajando en la construcción de las pirámides, la muerte de un egipcio en defensa de un hebreo, su estancia en el desierto, “Dios” se le hace presente, salida de Egipto, el paso del Mar Rojo). Al final de la presentación de esta unidad, encontraréis una síntesis del relato del Éxodo que puede ser útil para refrescar la memoria. Y también una hoja con el episodio del Mar Rojo por si se quiere hacer una lectura compartida del texto. Las imágenes que acompañan algunos de los textos: Moisés/Charlton Heston delante del Faraón, de Los diez mandamientos (Cecil B. DeMille, 1956). Regresando con las tablas, El príncipe de Egipto (Brenda Chapman, 1998). Ante el Mar Rojo: Exodus: gods and kings (Ridley Scott, 2014).
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-‐ Comentar los diversos pasajes. Puede ser útil acompañar el comentario con alguna de las actividades previas que sugerimos a continuación, para introducir la reflexión sobre la forma de comunicar del texto. -‐ A continuación, elegir un pasaje para ir a fondo: proponemos el episodio del paso del Mar Rojo.
Algunas actividades previas
-‐ Dedicar un rato a darnos cuenta de que, por algún motivo, recordamos mejor las cosas que nos llaman la atención de una forma especial.
• ¿Qué recordamos del último fin de semana? ¿De las vacaciones de verano? ¿Del curso pasado? ¿De unas colonias? Etc.
-‐ Aparecerán anécdotas especiales, situaciones chocantes. Lo remarcaremos: si no hay ningún elemento especial, no lo recordamos. Estos relatos pretenden llamar la atención de los oyentes, ser recordados… -‐ -‐Constatar y darse cuenta de que la exageración ayuda a fijarnos en las cosas, en las situaciones, en los hechos. Podemos ver cómo se utiliza en los cuentos, en la poesía, en las adivinanzas, en los chistes etc. Podemos proponer abordar o describir un concepto desde diferentes lenguajes (descriptivo, poético, exagerado, adivinanza). Por ejemplo, “Luna”: buscar una definición en el diccionario, un chiste, un poema, una canción. Constatar al día siguiente cuál es la que mejor recordamos. ¿Qué nos ha ayudado a recordar?
-‐ Recoger o presentar algunas metáforas que ayudan a poder entender “cosas” difíciles de explicar.
Lectura del texto
Todo el relato del paso del Mar Rojo es potente, utiliza imágenes que llaman la atención, chocan y pueden generar dudas e interrogantes si no nos situamos en el contexto del lenguaje simbólico. Tal y como se ha comentado, hay que prepararlo bien. -‐ Poner la atención en el hecho fundamental que persiguen el pueblo judío y Moisés: “poder comenzar una vida nueva”. En consecuencia, qué nos evoca el agua, en qué nos hace pensar en relación con este propósito… Y el hecho en sí, la imagen de cruzar un mar (poner un mar por medio o poner tierra por medio). ¿Qué nos dice? ¿Qué nos sugiere? ¿En qué nos hace pensar? -‐ Dibujaremos y recortaremos una forma, por ejemplo, una mano, perfilaremos su contorno sobre el papel. Por un momento, dejamos de pensar en todo lo que se ha ido comentando. Cada uno elige una palabra que resuma o indique lo que le ha resultado más importante de todo lo que le ha sugerido el relato, lo que quiera destacar. Escribimos la palabra en la mano y las juntamos todas haciendo un mural.
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En los relatos de Moisés, hay una actitud suya que llama la atención, se trata de la confianza contra todo pronóstico. Su compromiso es total desde la preocupación por la situación de unas personas y desde el profundo interés por encontrarles una salida. Va a por todas. Si la empresa le desborda, ¿qué más puede hacer? Confiar. Confiar en la Verdad, en el Bien, en el Amor, en la Justicia; confiar en el Poder de la Vida, en “Dios” (cuando esta palabra quiere decir todo esto). Si hay un verdadero compromiso con la vida y con el bien para todo, ¿qué más se puede hacer? Confiar. Esta es una actitud, un tema, al que quizá podamos hacer referencia y abordar mejor más adelante a través del ejemplo de Wangari Maathai y su cuento del colibrí. Una vez realizadas estas actividades o similares, habremos recopilado lo que sabíamos de Moisés y lo habremos resituado a partir de la toma de conciencia de la peculiar manera de comunicar que tienen los “textos especiales”. A continuación, nos adentraremos en algunas de las pistas que nos llegan a través de Moisés para favorecer el crecimiento interior.
2. El Sabbat
Después de haber realizado este trabajo de toma de contacto con la manera de hablar de los “textos especiales”, proponemos la lectura del apartado biográfico “En aquel tiempo…”. La narración se inicia con una pequeña síntesis de hechos de los que ya hemos hablado y comentado al recopilar los conocimientos previos, y nos permite acercarnos ahora a Moisés desde otra perspectiva: la del contenido de su mensaje, su actitud de escucha interior, su preocupación por la gente y por la Tierra. Nos daremos cuenta de que sus palabras no son fáciles de interpretar, que hay que descifrarlas, explorarlas, valorarlas… para poder profundizar en lo que nos quiere decir. Las “palabras especiales” -‐la selección del Deuteronomio que ofrecemos-‐ las podemos encontrar a continuación de la narración biográfica, en un recuadro. Reservaríamos la lectura de este texto (o la profundización en el texto) como un segundo paso, una vez que hayamos tenido tiempo de reflexionar y podamos tener unas orientaciones compartidas: Por qué tiene que haber unas normas, cuáles, qué quiere decir funcionar mejor etc. Sugerimos dividir esta reflexión en dos momentos diferenciados: 1. El Sabbat: el descanso de “hacer” para poder potenciar otras dimensiones personales y sociales. 2. Las orientaciones: reflexión sobre el Decálogo como ejemplo. El Sabbat
Los textos de la Torá, los textos bíblicos, recogen el Sabbat como la primera de las orientaciones, justo a continuación de proclamar la necesidad de amar a Dios (la fuente misma de la existencia) con todas las fuerzas y todas las capacidades. ¿No es curioso? En una época en la que no existían reclamaciones de derechos laborales, en la que todos los días eran días de trabajo, de cuidar el ganado etc., la primera indicación
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es “hacer un paréntesis”, “santificar” un día, dedicar un día a descansar, a loar, un día en el que la productividad se detiene y no hay beneficio para poder vivir otras dimensiones de la existencia. Todo el colectivo. No sólo los hombres, no sólo los que son cabeza de familia, todo el mundo. Si con la perspectiva de su contexto histórico ya es peculiar la importancia otorgada a este “paréntesis”, tanto o todavía más lo es considerarlo un derecho, una necesidad, una posibilidad, un don, un regalo para todo ser vivo: también las mujeres, los niños, los animales… Y la Tierra, como veremos en otros pasajes. Para que todo el colectivo pueda participar del descanso, hay que dejar la comida preparada con antelación y tener todo previsto. De aquí, nacen toda una serie de normas acumuladas a lo largo de los siglos, que pueden hacernos perder de vista el espíritu de la propuesta. Cuando nos acercamos a las inspiraciones de Moisés con las manos abiertas, nos encontramos ante alguien que puso por encima de todo la veneración y el respeto a la vida, sin graduaciones, la profunda conciencia del valor de todo lo que existe en plano de igualdad; el amor, el servicio y la responsabilidad humana en el buen funcionamiento de todo. Y como pilar para sostener todo esto, el Sabbat: tiempo de interiorización, tiempo de reflexión, tiempo de descanso y celebración. Un día muy “especial” como nos recuerda Erich Fromm en las siguientes líneas:
El Sabbat no se trata de reposo per se, en el sentido de no hacer un esfuerzo físico o mental, sino de reposo en el sentido de restablecer una armonía completa entre los seres humanos y entre éstos y la naturaleza. Nada debe derruirse y nada debe construirse: el Sabbat es el día de la tregua en la batalla humana con el mundo. […] Durante el Sabbat, se vive como si no se tuviera nada, sin perseguir ninguna otra meta que no sea la de ser, en el sentido de expresar los propios poderes esenciales: rezar, estudiar, comer, beber, cantar, hacer el amor. El Sabbat es un día de alegría, porque durante este día el individuo es plenamente él mismo, …el día en el que el tiempo es derrotado y reina el ser puro.
(Erich Fromm. Del Tener al Ser. Claret, p.68)
No un día “especial” de vez en cuando, porque sí, o una vez al año, sino cada pocos días, periódicamente… Con este poso de fondo, proponemos no pasar por alto las indicaciones referidas al “séptimo día”: por qué lo dijo, por qué era importante (¿quizá todavía lo es?) • ¿Qué nos aporta descansar? • ¿Qué significa descansar? • ¿Descansar es cuando no hacemos nada? • ¿Hay actividades que nos cargan las pilas? • Y tú, ¿cómo descansas? • ¿Cuáles son los momentos o las actividades que nos gustan y que no podemos hacer los días “normales”? ¿Por qué te gustan? • etc.
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La manera en la que entendemos el descanso tiene alguna relación con… • Tener tiempo para hablar con nuestra madre o nuestro padre de las cosas que nos interesan • Pasar un rato con alguien que queremos • Tener más paciencia, más ganas de escuchar, poner más atención, más interés. • Tener más energía, moverte libremente, hacer las cosas activamente. • Escuchar nuestro interior • Pasear, ir de excusión, nadar, etc. • ......... • ........ • Y tú, ¿con cuáles te identificas más? Si el grupo ha trabajado antes el tema de la intuición y la inspiración (la propuesta de la unidad anterior), allí hacíamos referencia a la necesidad de un tiempo de incubación. ¿Encontramos alguna relación entre este requisito que favorece la intuición y el sentido del Sabbat? Se puede proponer llevar a cabo una encuesta sobre el descanso en casa. Prepararemos el esbozo de la encuesta en clase. Es importante insistir en que se ha de plantear las preguntas en un momento tranquilo o dejar que las respondan cuando puedan. Una encuesta de este tipo: • ¿Qué te ayuda a hacer un descanso, a desconectar, a descansar, a reponerte, a cargar las pilas etc. en el día a día? • ¿Por qué necesitas hacerlo? ¿Por qué te va bien? • ¿Qué te ayuda a sentirte mejor? Si todavía no lo hemos hecho, pediremos que busquen imágenes de Moisés, para verlas y comentarlas en algunas de las sesiones siguientes.
3. Leyes, normas y orientaciones
Si prestamos atención a las orientaciones que da Moisés, nos damos cuenta de que el hilo conductor no es únicamente “poner orden”, no se persigue sólo la “eficacia”. Lo hemos visto en relación al tiempo especial del Sabbat. Toda la selección del Deuteronomio que hemos realizado está impregnada de veneración a la vida y todas las orientaciones persiguen que cuidemos todo lo que nos rodea, que nos amemos, que prestemos atención a las cosas esenciales, al crecimiento interior de todo el colectivo. Facilitar el crecimiento interior de todo el mundo, de todas las personas, pequeños y grandes, y tratarlo todo desde la sabiduría: este es el espíritu que impregna cada una de las orientaciones. Con esta mirada, continuaremos el trabajo sobre el texto del Deuteronomio.
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Sugerencias Puesta en común de la encuesta realizada en casa. Diálogo. A continuación, trabajo sobre las demás “orientaciones” y la necesidad de tener algunas normas. Proponiendo ejemplos diversos podremos ver que hay normas “circunstanciales”, que necesitan adaptaciones diferentes según las situaciones (no jugar a la pelota en el comedor es una norma innecesaria cuando te haces mayor; un semáforo tiene sentido dónde hay tráfico, no hace falta en un camino de montaña etc.). Recopilar algunas de las normas de casa, del colegio etc. Reflexionar sobre ellas: ¿por qué creéis que os dicen todo eso? Podemos proponer un momento de reflexión personal seguido de un diálogo:
• Escribe una propuesta que nos ayuda a todos a estar más a gusto, a sentirnos mejor en clase, en el colegio, en casa, en la calle etc. • ¿Por qué crees que nos ayuda a sentirnos mejor? • ¿Qué pasaría si no lo hiciésemos así? • ¿Se podrían proponer otras cosas?
Este puede ser un buen momento para la lectura de la selección del Deuteronomio que tienen en su cuaderno, la que Romina llevó a la escuela. Antes de comenzar la lectura, crearemos las condiciones para disponernos a escuchar/leer “palabras especiales”, aquellas que nos piden ir sin prisas para poder entenderlas bien. Probablemente algunos fragmentos (como la lista de “no, no, no…”) les resultarán más familiares. Otros, no. • ¿Por qué dijo esto o aquello? • ¿Por qué te parece que ayuda a funcionar mejor (a entendernos, a escucharnos, a preocuparnos los unos por los otros)? • ¿Por qué tiene que descansar la Tierra? • etc. Podemos proponer un trabajo por grupos. Las condiciones de vida actuales ya no son las de los tiempos de Moisés. Son diferentes en la escuela, en clase, en el pueblo, en el barrio, en casa etc. • ¿Qué orientaciones o normas propondríamos nosotros actualmente? • De las que hemos leído, ¿cuáles son importantes hoy en día? ¿Con qué palabras las formularíamos? • ¿Qué nos gustaría añadir? • etc. Después compartiremos y comentaremos las propuestas de los diversos grupos. De hecho, el Decálogo como tal no deja de ser una simplificación de unas formulaciones más extensas, detalladas y complejas que recoge en diversas ocasiones la Torá en los diferentes libros del Pentateuco. Una simplificación muy marcada por la “prohibición”. Una simplificación siempre pide ser reinterpretada y actualizada en cada época y en cada entorno. Por ejemplo, una muestra sería el proyecto de una ética mundial, impulsado por Hans Küng.
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Hay obligaciones o recomendaciones inalterables, que se encuentran en las tradiciones religiosas y éticas de la humanidad, a las cuales no podemos renunciar. Hemos de asumirlas y ponerlas en práctica. Cada una de ellas conlleva un mandamiento y un enunciado positivo. Ahora el esfuerzo está en saber captarlas y traducirlas para los distintos ámbitos sociales. • Compromiso a favor de una cultura de la no violencia y respeto a toda vida: «No matarás. Respeta toda vida.» • Compromiso a favor de una cultura de la solidaridad y de un orden económico justo: «No robarás. Actúa justamente.» • Compromiso a favor de una cultura de la tolerancia y un estilo de vida honrado y veraz: «No mentirás. Habla y actúa verazmente.» • Compromiso a favor de una cultura de la igualdad de derechos y por la hermandad entre el varón y la mujer: «No te prostituirás ni prostituirás a otro. Respetaos y amaos los unos a los otros.» (Aldo Marcelo Cáceres. Hans Küng: globalización y ética mundial)
Ahora ya tenemos suficientes pistas para poder interpretar las palabras de la madre de Romina, el diálogo inicial. ¿Por qué le dice a Romina que primero se fije en las orientaciones y que después piense en la manera de pescar? Si fuésemos Moisés, ¿qué diríamos de la pesca? ¿Encontramos alguna pista que nos ayude a interpretar el enigma del anzuelo y la red?
4. Actividad de síntesis en relación a Moisés
Para acabar el trabajo sobre Moisés, veremos y comentaremos las imágenes que han llevado los alumnos o las que ofrezcamos nosotros para recortar y pegar. Además de las imágenes de las diferentes películas sobre Moisés, sugerimos que busquen y contemplen el Moisés de Miguel Ángel, alguna de las pinturas sobre Moisés de Marc Chagall, de Rembrandt etc. Dejar que las relacionen con momentos de su vida, que observen si la obra resalta o no alguna de sus cualidades y comentarlo. ¿Qué les ha llamado la atención del personaje? ¿Por qué? ¿Con qué se queda cada uno de ellos? ¿Qué aportación destacarían para crecer mejor interiormente? • De todo lo que has conocido de este maestro, ¿con qué te quedarías?, ¿qué destacarías? • Hoy en día, todavía se habla de Moisés: ¿por qué puede ser? • Moisés fue una persona muy especial porque...
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5. Wangari Maathai y el valor del compromiso personal ¿Qué otras pistas tenemos? La intervención de Niara presentando a Wangari Maathai y mencionando ubuntu. Aunque, probablemente, por falta de tiempo este no sea el mejor momento para detenerse y profundizar en el concepto ubuntu, su simple mención (incluso buscar su definición en internet) nos servirá para saber que “crecer interiormente”, desarrollarse como ser humano, es un tema que merece consideración en los distintos continentes. En otro momento –quizá en otro curso– merecerá la pena recuperar el concepto ubuntu y profundizar en él, por ejemplo, en relación con la figura de Nelson Mandela. Ubuntu
Ubuntu es una regla ética sudafricana enfocada a la lealtad de las personas y las relaciones entre éstas. La palabra proviene de las lenguas zulú y xhosa. Hay varias traducciones posibles del término al español, las comunes son: "Humanidad hacia otros", "Soy porque nosotros somos", "Una persona se hace humana a través de las otras personas", "Todo lo que es mío, es para todos", "Yo soy lo que soy en función de lo que todos somos". Esta última, de Desmond Tutu, es una definición más extensa y adecuada: Una persona con ubuntu es abierta y está disponible para los demás, respalda a los demás, no se siente amenazado cuando otros son capaces y son buenos en algo, porque está seguro de sí mismo ya que sabe que pertenece a una gran totalidad, que se decrece cuando otras personas son humilladas o menospreciadas, cuando otros son torturados u oprimidos. (fuente: Wikipedia)
La figura de Wangari Maathai nos ayudará a tender un puente con el presente: a mostrar un ejemplo muy vivo del valor del compromiso personal al servicio de la vida, del bien de todos. Como Moisés, Wangari no calcula, no es “realista”: hace todo lo que está en su mano y confía. Una vez leído y comentado el texto, se puede proyectar el vídeo breve del colibrí, un vídeo en el que el activista habla de un colibrí que hace todo lo que puede llevando gotas de agua con su pico para apagar un gran fuego. https://www.youtube.com/watch?v=IGMW6YWjMxw En www.otsiera.com , como recurso complementario a estos materiales, lo encontraréis con subtítulos en castellano. Para quien tenga interés en saber más sobre W. Maathai, un discurso del año 2008: https://www.youtube.com/watch?v=mSYcmaPRRjU Las palabras de Wangari Maathai en el vídeo del colibrí: Constantemente bombardeados por problemas a los que tenemos que dar soluciones, a menudo, nos podemos sentir completamente abrumados. La historia del colibrí es la historia de aquel inmenso bosque devorado por el fuego. Todos los animales del bosque huyen y se quedan paralizados, abrumados e impotentes mirando como las llamas lo consumen, todos menos el pequeño colibrí que dice: “voy a hacer algo”. Se va volando hacia el río más cercano, coge una gotita de agua con su pico y vuelve al bosque para dejarla caer sobre el fuego. Y así, una y otra vez, arriba y abajo, tan deprisa como puede. Sin embargo, otros animales mucho más grandes que él, como el elefante que podría recoger
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mucha más agua con su larga trompa, se quedan paralizados sin hacer nada. Y le dicen al colibrí: “Pero, ¿qué haces? ¡Eres demasiado pequeño! ¡El fuego es demasiado grande! ¡Tus alas son muy pequeñas y tu pico minúsculo! ¿No ves que sólo puedes coger una gota?” Mientras no paraban de desanimarlo, él, sin perder tiempo, se gira hacia ellos y les dice: “hago todo lo que puedo hacer”. Creo que esto es lo que tendríamos que hacer todos, todos deberíamos volar como el colibrí. Muchas veces me sentiré insignificante, pero lo que de verdad no quiero es quedarme mirando cómo se destruye el planeta sin hacer nada, igual que los demás animales. Quiero ser el colibrí: ¡haré todo lo que pueda hacer! We are constantly being bombarded by problems that we face and sometimes we can get completely overwhelmed. The story of the hummingbird is the story of that big forest being consumed by the fire. All the animals of the forest come out and they are transfixed as they watch the forest burning and they feel very overwhelmed, very powerless, except this little hummingbird. It says: “I’m going to do something about the fire”. So it flies to the nearest stream, takes a drop of water and puts it on the fire, and goes up and down, up and down, up and down, as fast as it can. In the meantime, all the other animals, much big animals -‐like the elephant with the big trunk-‐, could bring much more water, they are standing there, helpless, and they are saying to the hummingbird: “what do you think you can do? You are too little! This fire is too big! Your wings are too little, and your peak so small, you can only bring a small drop of water at a time!” But, as they continued to discourage it, it turns to them, and without wasting any time, and tells them: “I’m doing the best I can!” And that to me is what all of us should do, we should always flew like the hummingbird. I may feel insignificant but I certainly don’t want to be like the animals watching as the planet goes down the drain! I’d be the hummingbird: I will do the best I can!
Dejar unos momentos para la reflexión personal: • Si yo fuera como el colibrí, qué podría hacer (en casa, con los amigos, en el colegio etc.) que mejorara alguna situación. Concretar algo que sea posible, por insignificante que sea. Y, finalmente, ha llegado el momento de recapitular y acabar de hacer la síntesis de todo lo trabajado. Volvemos la mirada hacia rén como eje principal que nos puede facilitar la asimilación y la síntesis. Después de todo lo que hemos visto (de Moisés, del “tiempo especial”, del compromiso, de la confianza etc.): • ¿Qué hemos aprendido que nos pueda ayudar a crecer interiormente?
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El relato del Éxodo. Breve síntesis
Después de tantos años en Egipto, parece como si la fe de los israelitas en el Dios de los padres se hubiera amortecido. O se hubieran olvidado un poco de Él. Todo el clímax de la narración quiere remarcar la supremacía del Dios de Abraham, por encima de la divinidad del Faraón y de todo el panteón egipcio. El curso de los acontecimientos acabará por disipar cualquier duda... El libro del Génesis acaba con el pueblo de Israel refugiándose en Egipto, empujado por la sequía y el hambre. El libro del Éxodo se inicia explicando que el pueblo prosperó y se multiplicó, llenando el país. Hasta el punto que los egipcios empezaron a temer que los israelitas se hicieran fuertes por demás. Dice el texto que, para evitarlo, los forzaron a trabajar en condiciones muy duras y, a partir de un determinado momento, el Faraón ordenó que, al nacer, se dejara con vida a las niñas, pero que los niños fueran lanzados al Nilo. Un matrimonio escondió a su hijo durante tres meses, pero finalmente lo depositaron en el río, protegido dentro de una cesta de papiro impermeabilizada. Una hermana del niño lo fue siguiendo aguas abajo y vio como daba con él la hija del Faraón que había bajado al río a bañarse. Entonces le propuso ir a buscar una nodriza entre las hebreas. Y así fue como la madre de Moisés pudo continuar criándolo. La princesa le puso de nombre Moisés que, según dice el texto, significa: “salvado de las aguas”. El chico creció en palacio. Visitó a los suyos, veía las penosas condiciones en las que vivían. Un día, se enfrentó a un egipcio que golpeaba a un hebreo y lo mató. A raíz de este suceso tuvo que abandonar Egipto para salvar su vida. Se refugió en Madian, donde un día protegió y ayudó a unas chicas que conducían un rebaño; eran hijas de Jetró, sacerdote de Madian, quien ofreció a Moisés a su hija Séfora como esposa. Juntos tuvieron dos hijos, Guerson y Eliezer. Un día, guardando el rebaño de su suegro, Moisés llega hasta el Sinaí. Allí Dios se le presenta en forma de llama de fuego, en una zarza que quemaba sin consumirse. Moisés se acerca y oye la voz de Dios: -‐ Soy el Dios de tu padre, de Abraham, de Isaac y de Jacob. He oído el clamor de mi pueblo, he visto cómo lo oprimen los egipcios. Así pues, te envío al Faraón para hacer salir a mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto. Moisés pregunta cómo podrá hacerlo. Dios le responde que Él estará a su lado. -‐ Y si cuando les diga a los hijos de Israel que el Dios de sus padres me envía, me preguntan cuál es su nombre, ¿qué les respondo? Dios dice a Moisés: Yo soy el que soy. Di a los hijos de Israel: ‘Yo Soy’ me ha enviado a vosotros. (Ex. 3, 5-‐13) Dios le dio algunas instrucciones más: que visitara a los ancianos y fueran juntos a pedir al Faraón que les permitiese ir al desierto para adorar a Dios... Moisés sigue sin verlo claro y Dios lo dota con poderes extraordinarios. Le hace tirar al suelo su gayata de pastor, que se transforma en serpiente; le manda recogerla y recupera su forma. Le otorga también poder para curar y para convertir el agua en sangre. Moisés sigue alegando excusas, como la de no saber hablar: -‐ No te preocupes, ya hablará por ti tu hermano Aarón. Yo te enseñaré lo que tienes que decir. Tú hablarás a Aarón y pondrás estas palabras en su boca. Yo estaré en tu boca y en la suya, y os diré lo que tenéis que hacer. (Ex. 4, 15) Finalmente, Moisés se va. Como era de esperar, los israelitas dudan, pero Moisés les convence mostrándoles sus poderes. El Faraón, por el contrario, no se deja convencer tan fácilmente y reacciona endureciendo todavía más las condiciones de vida del pueblo de Israel. [a partir de aquí nos guiamos, principalmente por la adaptación de J.M. Rovira Belloso, en: La Biblia. Destino, 1990] No obstante, la situación cambia: grandes calamidades y plagas cayeron sobre Egipto, en una especie de escalada que aterrorizó a los egipcios. Hasta que una noche murió el primogénito del Faraón, quien debía sucederle en el trono. Entonces el Faraón, esa misma
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noche, llamó a Moisés y a Aarón y les dijo: “¡Venga! Salid ya de entre mi pueblo, vosotros y los hijos de Israel. ¡Marchaos! Y dad culto a Dios como me habéis pedido. ¡Id!” Los mismos egipcios empujaron al pueblo israelita, apresurándose a sacarles del país, porque decían: “Moriremos todos”. Después que el Faraón hubo dejado marchar al pueblo, Dios no los llevó por el camino corto, a través de la tierra habitada por los filisteos, sino por el camino del desierto del Mar de los Juncos, también denominado Mar Rojo. Dios iba por delante de ellos, de día como una columna de nube que los guiaba, por la noche, como una columna de fuego que los iluminaba, para que pudieran avanzar tanto de día como de noche. (Ex. 13, 21). Cuando los israelitas ya estuvieron lejos, se endureció de nuevo el corazón del Faraón y el de sus servidores y se arrepintieron de haberles dejado marchar: “¿Qué hemos hecho liberando a Israel de estar a nuestro servicio?” El Faraón mandó enganchar su carro y se puso al frente de las tropas y sus seiscientos carros de combate para emprender la persecución de los hijos de Israel. Al ver acercarse los ejércitos egipcios, los israelitas se atemorizaron y dijeron a Moisés: “¿Por qué nos has llevado a morir al desierto? ¿Por qué nos has sacado de Egipto? ¿Acaso no te decíamos déjanos en paz, queremos servir los egipcios?” Moisés les respondió: “No temáis. Manteneos firmes y divisaréis la salvación, no volveréis a ver nunca más a los egipcios. Dios luchará por vosotros, vosotros no os tendréis que preocupar.” Entonces, mientras que al ejército egipcio lo envolvían como unos nubarrones negros; los israelitas empezaron a avanzar. Tal como Dios había indicado, Moisés alzó su vara; el viento sopló recio y con el reflujo de la marea baja, ayudada por el viento fuerte de levante que sopló toda la noche, se abrió un paso en medio del mar y los israelitas atravesaron la estrecha franja del Mar Rojo por un camino prácticamente seco hasta alcanzar la península del Sinaí. Los egipcios fueron tras ellos y todos los caballos del Faraón, sus carros y sus jinetes, siguieron a los israelitas adentrándose en el mar. Las ruedas de sus carros se trababan las unas con las otras de tal modo que avanzaban con mucha dificultad: la confusión cegaba a los jinetes que veían con terror cómo subía de nuevo el nivel de las aguas. Intentaron huir, pero no pudieron, las aguas se cerraron encima de ellos. Y viendo Israel la mano dura que Dios había desplegado contra los egipcios, temió a Dios. Creyeron en Dios y en Moisés, su servidor. Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron un cántico de alabanza a Dios. El paso del Mar Rojo nunca fue olvidado. Cada año, al celebrar la Pascua, todo el pueblo recordaba que Dios les había hecho pasar de la muerte a la vida. * Las dudas reaparecen a menudo a medida que se adentran en el desierto. Y cada vez Dios les vuelve a mostrar su apoyo. Cuando se quejan de hambre, envía codornices y una especie de rocío que se convierte en alimento, el maná. Y cuando la sed les vuelve a despertar la añoranza de Egipto, Dios hace brotar agua de una roca con un golpe de bastón de Moisés. Avanzan poco a poco. Un día Jetró sale en busca de su yerno acompañado de Séfora y de sus dos hijos. Ve que Moisés pasa días enteros sentado resolviendo pleitos y le aconseja que elija unos cuantos hombres fieles e incorruptibles para ponerlos al frente de los distintos grupos, que les enseñe los preceptos, las leyes y las obras que tienen que practicar para que sean ellos quienes resuelvan las cuestiones diarias; y que le consulten los problemas graves cuando haga falta. Moisés así lo hizo, y su suegro regresó a Madian (Éxodo, 18). A partir de aquí es cuando Moisés se retira a la cima del Sinaí y no desciende hasta pasados cuarenta días, cargado de sabiduría...
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EL PASO DEL MAR ROJO Cuando los israelitas ya estaban lejos, se endureció de nuevo el corazón del Faraón y el de sus servidores y se arrepintieron de haberlos dejado marchar: “¿Qué hemos hecho liberando Israel de estar a nuestro servicio?” El Faraón mandó enganchar su carro y se puso al frente de las tropas y de seiscientos carros de combate para emprender la persecución de los hijos de Israel. Al ver que se acercaban los ejércitos egipcios, los israelitas se atemorizaron y dijeron a Moisés: “¿Por qué nos has traído a morir al desierto? ¿Por qué nos has sacado de Egipto? ¿Acaso no te decíamos: déjanos en paz, queremos servir a los egipcios?” Moisés les respondió: “No temáis. Manteneos firmes y divisaréis la salvación, no volveréis a ver nunca más a los egipcios. Dios luchará por vosotros, vosotros no os tendréis que preocupar.”
Imagen de la película: Éxodo, dioses y reyes (2014)
Moisés alzó su vara y les dijo que se pusieran en camino. Entonces se levantó un viento muy fuerte y el ejército egipcio quedó como rodeado por unos nubarrones negros; esto permitió a los israelitas empezar a avanzar. Con el reflujo de la marea baja, ayudada por el viento recio de levante que sopló toda la noche, se abrió un paso en medio del mar y los israelitas atravesaron la estrecha franja del Mar Rojo por un camino prácticamente seco. El ejército del Faraón fue tras ellos, les seguían de cerca. Pero las ruedas de los carros se trabaron las unas con las otras de tal modo que cada vez les era más difícil avanzar: la confusión cegaba a los jinetes que veían con terror como subía de nuevo el nivel de las aguas. Intentaron huir, pero no pudieron. Las aguas se cerraron encima de ellos. Viendo como se habían salvado, los hijos de Israel creyeron en Dios y en Moisés, su servidor. Y cantaron un cántico de alabanza a Dios. El paso del Mar Rojo nunca fue olvidado. Cada año, al celebrar la Pascua, todo el pueblo recordaba que Dios les había hecho pasar de la muerte a la vida. (del Libro del Éxodo, capítulo 14)
Las preguntas que se hacía
Siddharta Gautama, el Buda El itinerario nos lleva ahora a la India del siglo V a.C. Siddharta Gautama (después llamado Buda, “el iluminado”, sabio) era el príncipe heredero de uno de los pequeñísimos reinos en los que se dividía el norte de la India. Siddharta vivió en una época en la que el sistema social de la India era inmensamente desigual, un sistema piramidal dominado por la casta sacerdotal brahmánica. Los brahmanes controlaban el saber y se otorgaban en exclusiva la interpretación de la voluntad de los dioses, así como de las artes para contentarlos (rituales, sacrificios etc.). Para la mayoría de la población, la única salida ante las dificultades era la esperanza de tener mejor suerte en una vida futura. Algunos brahmanes se habían alejado de estas interpretaciones interesadas de los textos sagrados e impulsaban una fuerte renovación espiritual. Se trata de los rishis, maestros y peregrinos que se retiraban al bosque, a zonas tranquilas, donde enseñaban a quien quisiera acercarse. Siddharta era un ksatriya, pertenecía a la segunda casta, la de los guerreros y gobernantes. Pero las circunstancias adversas abren las puertas de su mundo de color de rosa y le encaran con la realidad en toda su crueldad. Presencia el dolor, la enfermedad y la muerte. La sacudida le moviliza y abre en él profundos interrogantes sobre las causas del sufrimiento humano y sobre las posibilidades de detenerlo. Por muy buen gobernante que quisiera ser… ¿cómo podía él ponerle remedio al dolor del mundo? Siddharta estaba decidido a encontrar una salida al problema del dolor y la infelicidad. Reflexionó, buscó, hizo todo tipo de pruebas y comprobaciones. Su búsqueda le llevó a poner en cuestión un sistema injusto y fosilizado, a rechazar la pasividad y la sumisión, a comprender y subrayar que la clave no radica en creer “a” o “b”, sino en descubrir qué es lo que realmente provoca felicidad o dolor. Sean cuales sean las circunstancias, cada ser humano puede y debe hacerse responsable de su vida. Finalmente, fue viendo las cosas claras. La clave de la felicidad no hay que buscarla en huir de lo inevitable (como, por ejemplo, la vejez o la muerte), sino en asumirlo todo plenamente viviendo cada día de nuestra existencia con lucidez, conscientes de la vida y de la muerte, conscientes de los cambios, acogiendo el valor de cada momento de la existencia en todas sus formas. Sí, hay dolores inevitables. Pero lo que realmente nos hace infelices es una mala gestión del motor de la vida: el deseo. Y modificar esto, sí que está a nuestro alcance. En nuestra indagación sobre el desarrollo interior nos detendremos muy especialmente en dos aspectos de la actitud de Buda y de sus enseñanzas:
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-‐ Primero, en la importancia de indagar, de reflexionar, de cuestionarse y de cuestionar. Con confianza: confiando en las propias capacidades y aprendiendo de la búsqueda de los demás. Sin miedo a equivocarse: no hay peor derrota que la de no intentar las cosas, la de no ponerse en marcha con actitud de búsqueda. -‐ Segundo, la reflexión sobre el deseo. Desear, tener deseos, es positivo. Lo contrario sería la apatía y la muerte. El deseo es el impulso de la vida, pero hay que aprender a distinguirlo. Hay un deseo que nos hace estar siempre mirando más allá, sin poder ver y disfrutar de lo que somos, hacemos y tenemos aquí mismo. Y hay otro deseo, que nos hace progresar. El primero, genera un engranaje de expectativas y de miedos tiñendo la vida de insatisfacción. El segundo, acrecienta el interés por todo y por todos, alimentando una vida plena: es fuente de felicidad. Hay un deseo que confunde el éxito con “tener” y otro que da alas al “ser”.
Aparecerán más voces para ilustrar estos dos grandes temas que tanto se interrelacionan. Ela Bhatt, Wittgenstein, Rainer M. Rilke y Jane Goodall insistirán en el valor de aprender a hacerse preguntas, preguntas de las importantes, de las que apuntan lejos, y a dejarse guiar por ellas sin miedo a cuestionarse. En el Dhammapada, la recopilación más antigua de los dichos de Buda en lengua pali, leemos: 42. El enemigo puede infligirle un gran daño al enemigo, pero su propia mente, si está mal dirigida, todavía le puede infligir un daño mayor. 43. Ningún padre, madre o pariente pueden proporcionar mayor bienestar a un ser humano que su propia mente bien dirigida. Sean cuales sean las circunstancias externas, la clave de la felicidad profunda está en nuestras manos -‐predica Buda-‐. Cuestionarse, indagar, comprender y elegir con lucidez, este es el camino para crecer como seres humanos.
¿Tener o ser?
Ser, tiene como presupuesto la independencia, la libertad y la presencia de la razón crítica. Su característica fundamental consiste en ser activo, no en el sentido de un uso productivo de nuestros poderes humanos. Ser activos significa dar alas a las propias facultades y talentos, a la multiplicidad de dones que cada ser humano posee en diferentes grados. Significa renovarse, crecer, expandirse, amar, transcender la presión del propio yo aislado, interesarse, prestar atención, dar. (…) “Ser” significa renunciar al egocentrismo y al egoísmo.
La falta de felicidad nos obliga a buscar continuamente nuevos placeres, cada vez más excitantes (…). La felicidad es un estado emocional que acompaña a la expresión productiva de nuestras facultades humanas esenciales. La felicidad no es el éxtasis ardiente de un instante, sino el resplandor de la aureola de SER (…) La felicidad es lo que experimentamos en el proceso de convertirnos en nosotros mismos. (Erich Fromm. Tener o Ser. Claret, pgs. 107, 140 i 143)
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0. Introducción Lectura de la introducción y del texto que la abuela de Eloy le da a su nieto. Recoger unas primeras opiniones sobre el dicho de la abuela (“a nadie le gusta que le den una manzana masticada”) y sobre la conversación de Siddharta con los dos estudiantes. • ¿Qué pensáis? • ¿Por qué le responde así la abuela? • ¿Encontráis alguna relación entre lo que dice Eloy y el texto que le da su abuela?
El diálogo de Siddharta con los dos estudiantes: • ¿Cómo lo interpretáis?, ¿qué os sugiere?, ¿qué quiere decir? Al final del itinerario, cuando estemos mucho mejor “equipados” para poder profundizar, podría ser interesante recuperar este diálogo inicial, volver a leerlo desde la perspectiva que nos dará todo el trabajo realizado. Tanto la abuela como este diálogo de Siddharta invitan a ponerse en una actitud activa, anuncian una indagación que nadie puede hacer por otra persona, una búsqueda que exige la implicación personal de cada uno. Antes de adentrarnos en la lectura del texto biográfico, será el momento de recoger y compartir los conocimientos previos. • ¿Alguien sabe quién es Siddharta? ¿Y Buda?
1. En aquel tiempo...: vida de Siddharta
Lectura del texto biográfico. Después de una primera lectura, podemos fragmentar la narración en varios episodios, y hacer una narración en viñetas. Leer y dibujar los fragmentos en grupos más o menos pequeños. Por ejemplo, utilizar folios DIN A5 (la mitad de un DIN A4). Decidir el número final de viñetas en función del número de alumnos. Posibles fragmentos: -‐ Vida en palacio, privado del contacto con el exterior. -‐ Sale, la gente le saluda, ve la realidad. -‐ Se topa con la vejez, la enfermedad y la muerte. -‐ Encuentro con el peregrino. -‐ Abandona el palacio: a) salida a caballo b) se corta el pelo, vuelta de Chana. -‐ Busca y pregunta a muchos maestros. -‐ Penitencias duras, a punto de morir. -‐ El camino del medio: intensidad equilibrada, esfuerzo y armonía. -‐ Iluminación. -‐ Sus enseñanzas.
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-‐ Visita su casa. Encuentro familiar. -‐ Continúa predicando. Muere mayor. Reunir los dibujos con su texto correspondiente en una cartulina.
Las imágenes que ofrecemos para recortar incluyen muestras del arte escultórico clásico de la India, algunas ilustraciones de arte más popular y una imagen de la película El pequeño Buda de B. Bertolucci (1993).
2. El deseo y la felicidad
Ahora que la clase ya ha establecido un primer contacto con Siddharta y su biografía, nos detendremos en analizar a fondo sus palabras. Volveremos al texto. Recordaremos y leeremos de nuevo lo que dice sobre desear y ser felices, como punto de partida de una reflexión compartida sobre el mucho de los deseos. Dice el texto:
“De lo que se trata es de aprender a desear aquello que de verdad nos hace felices” –decía–."Pasar la vida deseando más y más cosas no te hará feliz. Al contrario, ¡es el motivo de la infelicidad!. Sólo quien comprende esto puede salir de la trampa, ¡es muy importante llegar a entenderlo!"
En palabras de un maestro de la India, del siglo XX: El sufrimiento nace del deseo. Desee, pero del modo adecuado. Desee el bien para sí mismo, trabaje en aquello que sea bueno para usted. Ámelo todo, sea feliz, haga feliz. No hay felicidad mayor. (Nisargadatta. Yo soy Eso. Sirio, p. 167) ¿Qué quiere decir desear?
¿Cuándo deseamos? ¿Son iguales todos los deseos? Podemos hacer un listado a partir de la primera ronda de recogida de deseos. Un listado en el que aparezcan deseos de todo tipo: objetos, situaciones, condiciones, logros, etc. El objetivo del listado y de las actividades que llevaremos a cabo es tomar conciencia de la doble vertiente del deseo. El deseo es un impulso, un motor que nos moviliza. Pero, ¿en qué dirección?
-‐ Hay un deseo que nos pone en movimiento y nos ayuda a avanzar. Nos deja satisfechos, nos ayuda a pensar más en los demás, nos catapulta hacia adelante. -‐ Hay otro, que no nos hace avanzar, que nos mantiene girando sobre nosotros mismos. Nos genera avidez y nos deja insatisfechos: de un deseo pasamos a otro y no acabamos nunca de disfrutar lo que tenemos. Como un hámster girando en su rueda sinfín: un deseo nos lleva a otro y a otro… sin estar nunca satisfechos. Pendientes de aquello que “tiene que llegar”, no disfrutamos de lo que vivimos realmente en este momento. -‐ Este es un buen termómetro porque pasa en todas las edades, durante toda la vida. Por eso es tan importante aprender a distinguir, a comprender la diferencia. Para
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decidir qué deseos vale la pena alimentar y cuáles no. Para discernir si lo que deseamos nos ayuda a crecer o nos bloquea y nos paraliza, puede ser útil imaginar si conseguirlo nos motiva, nos hace ser activos, tener ganas de… O si, por el contrario, arranca una retahíla de quejas, refunfuñamos y no avanzamos. El deseo es positivo cuando aparece como motor, cuando nos hace progresar.
Estas son algunas de las ideas que están en el horizonte y de las que podríamos ir tirando del hilo mediante algunas actividades. Los diálogos nos ayudarán a distinguir y comprender que la cuestión no está en lo que deseamos, en los objetos de deseo en sí mismos, sino en la actitud de fondo, en la actitud que alimenta nuestro deseo ya se trate por una Wii o por unos patines, por subir a la montaña o por quedarnos en la calle. En sí mismas, las cosas no son blanco o negro, hay que afinar para descubrir qué es lo que alimenta nuestro motor interno. Conscientes de que se trata del primer contacto de los alumnos con el tema del deseo, no deja de ser interesante que descubran que el “termómetro” no está en el objeto del deseo (ya sea un objeto, una situación, unas aptitudes etc.), sino en la actitud que hay detrás: qué nos motiva, cómo nos implicamos, qué nos aporta… Incluso, nos podremos dar cuenta de que no siempre es igual. En un momento dado deseaba algo (objeto, logro, situación etc.) que me ayudaba a avanzar; en otro momento, en cambio, eso mismo era un impedimento. ¿Por qué deseaba aquello? Porque lo tenía algún compañero, porque… lo que sea. También parece que hay situaciones y objetos más “sublimes” que otros. Pero etiquetamos según nuestros criterios personales. Es importante huir de estereotipos y aprender a reconocer y a interpretar nuestro “termómetro” interior. Sugerencias
-‐ Hacer una lista. Nos daremos cuenta de que “desear” tiene que ver con cosas muy distintas. Nos fijamos en todo lo que aparece en la lista. Nos podemos estar refiriendo a objetos, situaciones etc. Como segundo paso, afinaremos en el objetivo y la calidad de los deseos. Cuando decimos “desear” nos referimos a una “fuerza” que no siempre es igual, tiene distintos “sabores”. -‐ De todo lo que hemos dicho, elegimos uno de esos deseos que sabemos que no nos ha dejado satisfechos. Por ejemplo, aquel juego por el que insistimos tantísimo y que, sin embargo, en cuanto lo conseguimos dejó de interesarnos. Después, elegimos alguno de esos que sí nos dejó satisfechos. Contrastamos, hablamos de los dos tipos de deseo, valoramos. Tomamos conciencia de la diferencia entre los dos. -‐ Podríamos plasmar la conversación en una espiral o en dos espirales (dibujadas, o hechas con cuerda o con cualquier otro material). Si son dos, una gira cerrándose hacia dentro y la otra abriéndose hacia fuera. Vamos pegando los deseos que vayan saliendo. Debajo podemos escribir las conclusiones a las que hayamos llegado fruto de la reflexión (“el deseo insaciable nos puede llevar a…”, “el deseo que me hace feliz…” etc.) -‐ Otras maneras de representarlo gráficamente: Si quisieras representar las dos formas del deseo ¿cómo lo dibujarías? Comentar los dibujos -‐ O con un gesto… ¿Con qué gestos los representarías?
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-‐ Mostrar imágenes que ilustren distintas situaciones (diferentes espacios, diferentes expresiones faciales etc.) ¿En qué les hace pensar, con qué lo asocian? Insistimos en que el objetivo no es crear unos modelos fijos, sino poder reflexionar sobre diferentes situaciones en las que podemos encontrarnos. La felicidad profunda
Una vez descubiertas las dos formas de desear, pondremos el acento en lo que nos hace felices. Valorar lo que hacemos, lo que sentimos, lo que vivimos… valorarlo nos ayuda a sentirnos más satisfechos. Sugerencias
-‐ Imágenes. Elegimos una actividad o situación en las que disfrutamos. Podemos haberles pedido que traigan imágenes de situaciones en las que se hayan sentido a gusto. Imágenes personales, o no tan personales; según las ganas que tengan de compartir con los demás esos momentos privados. Imágenes de buen ambiente, en las que se desprende “buen rollo”. -‐ Comentarlas: qué se ve en la imagen, qué sugiere. ¿Cómo notamos que estamos a gusto, que somos felices? Quizá en ese mismo lugar, en una situación similar, no siempre lo hemos vivido de la misma manera. A menudo, decimos que el orden externo ayuda al orden interno, pero quizá también nos demos cuenta de que cuando hay “buen rollo” interno, se genera sintonía con el exterior, sea cuál sea la situación. -‐ ¿Qué crees que sentía Màrius Torres cuando escribió este poema? ¿Qué quiso decir? Cuando pasa una golondrina, y en mi interior hay un cielo azul, Parece que vuele dentro de mi alegría; Pero si pasa cuando en mi interior no hace buen día, Ay, ¡qué lejos se va! (Màrius Torres)
Trabajar el concepto de “felicidad” tirando del hilo todo lo que dé de sí. Hacer notar que hay diferentes grados: satisfacción, felicidad profunda etc. Recordemos lo que hemos leído: Un día Siddhartha sintió una felicidad muy honda. ¡Era feliz!... ¡pero de un modo muy distinto de como lo había sido en palacio! ¿Qué era aquella felicidad tan especial? ¿Cuál es la felicidad “honda”? Recordemos situaciones y busquemos expresiones que nos la sugieran: nos deja buen sabor de boca, nos quedamos más anchos… La felicidad profunda es la que • Crea un espacio interior • Nos hace sentirnos en paz • Nos hace sentirnos positivos y ver que las cosas funcionan bien • Etc.
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Momentos en que la sentimos: cuando estamos volcados plenamente en lo que estamos haciendo. • ¿Qué cosas de las que solemos hacer nos gustan tanto como el primer día? • Cuando jugamos sin pensar en nada más, ¿lo pasamos bien? • Otras situaciones equivalentes ¿Cómo expresarla? • Si le diéramos un color, ¿qué color sería? • Si la ilustráramos con un dibujo o unas imágenes ¿cuáles serían? • ¿Con qué lo compararías? (Es como si…: ¿un cielo azul?, ¿un agua tranquila?, ¿?) Màrius Torres, en un poema, la describe así:
Esto es la alegría –ser un pájaro, cruzar un cielo donde la tormenta ha dejado una paz intensa– • Tú, ¿cómo lo dirías? Quizá alguien sabe otro poema, canción o estrofa…
A tener en cuenta: el autocontrol, las pequeñas renuncias, saber esperar, ser paciente etc. forman parte de los procesos de vida, de esos que generan satisfacción y gozo.
3. Luz, ver con claridad...: hacerse preguntas es importante
Todavía nos quedan más pistas para investigar: veremos que es fundamental hacerse preguntas y nos detendremos en la metáfora de la luz (“ser luz”, “iluminarse”). Podemos iniciar la conversación a partir de la lectura del último fragmento del texto biográfico de Buda: … cuando hablaban de él le llamaban Buda, que quiere decir "iluminado", porque su manera de comprender era como la luz que ilumina. Buda enseñaba a todos a ser budas, a crecer en sabiduría. Insistía que hacerse buenas preguntas era muy importante, y que aprender cosas sin investigarlas no les serviría de nada. Y ponía este ejemplo: -‐ Imaginad un río y que mis palabras son como una barca que encontráis en la orilla. Usadlas para cruzar el río, y después dejadlas, para que otros puedan cruzar. ¿De qué os serviría seguir adelante cargando la barca? Vayamos por partes: la imagen de la luz, “iluminarse”. También Wittgenstein (en un texto incluido en los materiales) utiliza la expresión “ideas iluminadoras”, y habla de no apegarse a las ideas de los demás, servirse de ellas y dejarlas atrás. Comentamos los textos. Podemos comparar “la barca” de Buda con “la escalera” de Wittgenstein: “dejemos atrás” las palabras de alguien cuando ya les hemos exprimido todo el jugo, cuando ya las hemos entendido, cuando hemos descubierto nuevas pistas y se nos han despertado nuevas ideas, nuevas inquietudes, y buscamos nuevos textos, nueva información, más ejemplos… para poder ir siempre más lejos. Cuando comprendes, no vas a remolque de lo que otros dicen, ganas en libertad. Puedes discernir por ti mismo. La metáfora de la luz,
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• ¿Por qué han elegido ambos esta palabra? ¿Qué nos sugiere? Comprender completamente algo es como “verlo claro”. Cuando comprendemos es como si se hiciera la luz en nuestro interior. Cuando tú comprendes, ves con claridad y ayudas a que los demás se aclaren. Cuando tú comprendes, facilitas la comprensión de los demás. • Lo que nos ayuda a ver con claridad y a comprender mejor es comparable a la luz. ¿Se nos ocurre algún ejemplo? ¿En alguna ocasión alguna persona nos ha ayudado a “aclararnos”?
Preguntarse
Hacerse preguntas es el motor, es la actitud que nos hace estar activos e interesándonos, queriendo comprender. Cuando nos hacemos preguntas, nos ponemos en movimiento, nos ponemos en marcha para poder “ver con claridad”. • ¿Por qué hacerse preguntas nos ayuda a comprender mejor a las personas, las cosas, la realidad? • ¿Qué nos provoca hacernos preguntas? • ¿Qué preguntas nos ayudan a comprender? Recordemos que Buda se preguntaba acerca del porqué del sufrimiento. ¿Es una buena pregunta? Pensaremos sobre las preguntas que nos gustaría hacernos. Tras haber reflexionado sobre todo ello, comparar lo que haya salido, lo que se haya comentado, con las aportaciones de Ela Bhatt y de Jane Goodall sobre la importancia y la naturaleza de las preguntas. El fragmento de Rainer Maria Rilke proviene de Cartas a un joven poeta. No es un texto sencillo, tampoco se trata de “explicarlo”; dejar que resuene, que quede su eco: ¿Qué nos sugiere? ¿Por qué creéis que lo dijo? Hay preguntas para las que podemos ayudarnos de lo que otros han estudiado y pensado, y utilizándolo nos ponemos en marcha para encontrar nuestras propias respuestas. Pero hay otras preguntas que nadie puede responder por nosotros. También hay preguntas para las que sólo hay respuestas personales, no son las mismas para todos. Cada persona ha de encontrar su propia respuesta. Incluso, esas respuestas no son definitivas. Ahora lo entendemos de una manera, pero más adelante reparamos en otras pistas y quizá encontramos nuevas respuestas… • De todos estos textos (Ela Bhatt, Jane Goodall, Rilke, Wittgenstein), elige el que más te guste. ¿Por qué lo has elegido? ¿En qué te hace pensar, qué te sugiere? • ¿Qué pregunta me haría yo? Dejamos un rato para que cada uno pueda pensar y escribir alguna pregunta o preguntas que sienta que son de su interés. Después se pueden comentar en grupo. Quien quiera, libremente, puede compartir sus preguntas. Quizás las podemos escribir en la pizarra, y/o elegir alguna y dejarla escrita y colgada en el corcho. Quizá alguna dé pie a tirar del hilo de alguna indagación. • Invitar a los alumnos a buscar una imagen relacionada con “preguntarse” y otra, con la “luz interior” y la “iluminación”. Compartirlas en la siguiente sesión.
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Una vez realizado todo este itinerario sobre la actitud de interesarse por comprender, las preguntas, la luz etc., puede ser un buen momento para recuperar el texto que Eloy recibió de su abuela: la conversación de Buda con los dos estudiantes. Releerlo, por ejemplo, repartiendo los personajes (juntos o por grupos).
• Lo que hemos trabajado y comentado estos días, ¿tiene algo que ver con esta conversación de Siddharta y los dos estudiantes?
Algunas informaciones complementarias
La cita de Wittgenstein procede del final de su obra Tractatus Logico-‐Philosophicus, que concluye con dos famosas proposiciones:
6.54 Mis proposiciones esclarecen porque quien me entiende las reconoce al final como absurdas, cuando a través de ellas –sobre ellas– ha salido fuera de ellas. (Tiene, por así decirlo, que arrojar la escalera después de haber subido por ella.) Tiene que superar estas proposiciones; entonces ve correctamente el mundo. 7. De lo que no se puede hablar, hay que callar. (de la edición de Alianza Editorial) La de Rainer Maria Rilke, es de Cartas a un joven poeta. (La llar del llibre, 1987. p.49.)
Ela Bhatt
La imagen de Jane Goodall y los chimpancés resulta más familiar, no así la de Ela Bhatt; pero hay abundante información sobre ella en la Red. Abogada, nacida en la India (Surat, 1933) fundó en 1972 el sindicato SEWA (Self-‐Employed Women's Association, la asociación de trabajadoras por cuenta propia), hoy el mayor sindicato de la India con cerca de 700.000 afiliadas. En 1974 creó el SEWA Bank, institución pionera en microcréditos y, más adelante, colaboró en la fundación del Banco Mundial de Mujeres, en la Alianza Internacional de trabajadores domésticos (Homenet) y en la Alianza Internacional de vendedores callejeros. Ha sido merecedora de varios doctorados Honoris Causa. Forma parte del “Consejo de mayores”, The Elders, creado por Nelson Mandela en 2007 y que hoy dirige Kofi Annan. Merece la pena acercarse en algún momento a la página web de este Consejo http://www.theelders.org y explorar sus aportaciones. El consejo se creó con el objetivo de unir experiencias y esfuerzos en favor de la paz y los derechos humanos. En la misma entrevista en la que habla de las preguntas (fuente: www.inmotionmagazine.com) comenta: “Al finalizar mis estudios me puse a trabajar para el Sindicato de Trabajadores Textiles, creado por Gandhi en 1917. Pero pronto me di cuenta que el verdadero problema estaba fuera de las fábricas. Miles de personas, especialmente mujeres, trabajaban en el sector textil por cuenta propia y no en una fábrica. Legalmente, para ser considerado un trabajador hace falta trabajar para alguien, tener un jefe. Así pues, esas mujeres no existían; eran invisibles ante la ley y ninguna mejora laboral las tenía en cuenta. Y lo mismo sucedía en todas las profesiones: vendedoras, trabajadoras agrícolas, fabricantes de incienso, traperas, en el sector servicios… Solo uniendo sus voces podrían hacer oír sus necesidades y reclamar sus derechos. Así nació nuestra asociación: SEWA.”
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4. Actividades de síntesis Nos acercamos al final. El trabajo de síntesis tendría como eje la lectura meditada de las palabras de Buda sobre quién es un brahmán. El texto es una síntesis del capítulo 10 del Dhammapada, la recopilación más antigua del pensamiento de Buda (recogido en 423 sentencias, agrupadas por temas). Con sus afirmaciones sobre los brahmanes, Buda da un vuelvo a las creencias sobre las que se erigía la sociedad de su tiempo. Los brahmanes constituían la casta social superior y se era brahmán por nacimiento. Las palabras de Buda lo cuestionan y sitúan la “superioridad” en el crecimiento interior de las personas, en un conjunto de características que no tienen nada que ver con el estatus social. Podemos comenzar la sesión compartiendo y comentando las imágenes que hayan traído sobre “interrogarse” y sobre la “luz interior”. Después nos prepararemos como hacemos siempre que vamos a escuchar o leer “palabras especiales”, palabras que exigen tranquilidad para poder ser escuchadas en nuestro interior, palabras que sabemos que hablan a cada persona a su manera, y que luego podremos compartir. Haremos una lectura pausada del texto. Podemos pedir la colaboración de seis voces para que cada una lea un fragmento. Dejaremos un espacio para la reflexión individual. Recogeremos sus reflexiones, las comentaremos. Comentaremos cada fragmento: qué significa, hacia dónde apunta, qué nos sugiere, es fácil o difícil etc. • ¿Es importante lo que dice? ¿Tú, por dónde comenzarías? De todo esto, ¿qué es lo que más te gustaría tener en cuenta y desarrollar? Finalmente, después de todo el trabajo de estos días: • ¿Con qué te quedarías, qué destacarías? ¿Qué hay que aprender si queremos ser personas auténticas? • ¿Qué pistas hemos descubierto sobre “crecer por dentro”? Podemos añadir alguna frase a nuestro repositorio rén y también a la hoja personal de cada alumno. Un último vistazo a Siddharta. Diálogo:
• ¿Qué les ha llamado la atención del personaje? ¿Por qué? • ¿Qué cualidades y adjetivos le atribuirían? • De todo lo que hemos aprendido de este maestro, ¿con qué te quedarías?, ¿qué destacarías? • De Buda, todavía se habla hoy en día: ¿por qué debe ser? • Buda fue una persona muy especial porque…
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El tesoro escondido... y otras pistas de
Jesús
El itinerario nos llevará ahora a valorar el hecho mismo de ser humanos: darnos cuenta de lo que implica ser “personas”, caer en la cuenta del inmenso potencial que hay en cada uno de nosotros. Crecer como seres humanos quiere decir desplegar día a día este potencial, y eso es algo que nadie puede hacer por otro. Y ¿cómo se despliega? Implicándonos, que es justo lo contrario de quedarse en la superficie o conformarse con las apariencias. “Implicarse de verdad” significa comprometerse personalmente, comprometerse con la vida, con los otros, con el propio crecimiento personal. Y requiere comprender el valor de lo que tenemos entre manos. La figura que nos invitará a avanzar en esta reflexión será Jesús, alguien que de entrada puede resultar más conocido que los personajes anteriores, o tan familiar como Moisés. Pero es muy probable que (como en el caso de Moisés) la imagen que tengan (o tengamos) ponga de relieve una serie de hechos extraordinarios y olvide –o deje en un segundo plano– su mensaje. Una vez más, lo que queremos es centrarnos en las pistas que alguien ofreció –en este caso Jesús–, fruto de su propia búsqueda. Sea cual sea el entorno familiar de los alumnos, las opciones ideológicas y religiosas de cada uno, nos situamos aquí en un territorio que puede ser compartido por todo el grupo: el de las palabras de sabiduría que llegan hasta nosotros a través de los siglos, palabras nacidas de un profundo esfuerzo personal, nacidas de un infinito interés por la realidad, por los demás, por la vida. La exploración de las palabras de Jesús puede abrir un abanico de temas. El tesoro escondido
El “tesoro escondido” que merece la pena descubrir: la semilla minúscula que crece, la luz que ilumina cuando se enciende, la levadura capaz de transformar etc. Imágenes y más imágenes que apuntan a un potencial que se despliega en cada persona si se actúa y se vive en coherencia, autenticidad, discerniendo el sentido profundo de las cosas y dejándose interpelar por ellas. No hay un modelo único de cómo hay que actuar para ser una persona “auténtica”. Árboles los hay de muchos tipos. Hay robles, pinos, almendros etc. Cada árbol es diferente. Lo que importa es que, sea como sea, el árbol de desarrolle con todo su potencial. Y para que esto sea posible, hay que tener en cuenta y respetar las condiciones que lo favorecen. El árbol crece si nosotros creamos las condiciones necesarias. Lo mismo pasa con las personas. Si se tienen en cuenta las condiciones favorables, las actitudes que facilitan, la minúscula semilla crece y crece sin
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impedimentos. Hay que confiar en la semilla que hay en cada uno de nosotros, sin miedo. No sabemos hasta dónde podemos crecer, lo que sí sabemos es que vale la pena implicarse plenamente. Y sabemos que el resultado de crecer es aprender a interesarse profundamente por las cosas, aprender a amar y a actuar en consecuencia. ¿Cómo “ponerse a ello”, a todas? Es no quedarse sentado, es reaccionar, es dejarse interpelar. Es escuchar por dentro. Es mojarse. Como Wangari Maathai o como Irena Sendler, una enfermera de la segunda guerra mundial que conoceremos en estas páginas. ¡Y tantas, tantas, personas que no conocemos y que se entregan cada día en todo aquello que hacen, en aquello que viven! Es también lo que hacía Jesús. Fruto de su escucha interior, de su apertura a la realidad y al misterio de la existencia, el dolor no lo dejaba indiferente. Le preocupaba y reaccionaba implicándose con las personas que sufrían. Se mojaba hablando con la gente, descubriéndoles su profundo valor, hablándoles de la poderosa riqueza que había en su interior e insistiendo en que tenían que utilizarla. Al reaccionar es cuando movilizamos nuestra fuerza interior y, haciéndolo, ésta crece y nos la hacemos más nuestra, conscientemente. Un ejemplo con poco glamur, pero que puede ayudar, sería el de la batería de un coche, que se alimenta con su propio funcionamiento. En un código muy diferente, esta pista también nos llega a través del león Lambert, el cuento del cachorro de león que creció entre ovejas sin enterarse de su “potencial de león”. ¿Cómo lo descubre? Cuando el lobo ataca a su madre oveja. Primero tiene mucho miedo, por supuesto; pero a pesar del miedo, no puede quedarse indiferente. Reacciona, y entonces es cuando se despliega su “tesoro escondido”. Aprender a interpretar
No basta con quedarse en un nivel superficial. Hay que darse cuenta de las situaciones que nos rodean, aprender a interpretarlas, tomar decisiones etc. “Pero yo os digo…” –decía Jesús cada vez que ponía las normas en su sitio, interpretándolas y viviéndolas desde su significado profundo–. Interpretar, ir generando un criterio propio es “el” tema que –de una u otra manera– aparece en todas las unidades. No es extraño porque es esencial en el proceso de maduración personal. Quiere decir aprender a discernir, y eso comporta crecer en autonomía, crecer en libertad, crecer en responsabilidad, aumentar el interés por la realidad. Porque sólo desde ese interés, desde ese amor y ese respeto, podemos tener argumentos de peso para llegar a cuestionar unas normas, por ejemplo. “Pero yo os digo…”, vemos que cuando algo se cuestiona no es para satisfacer caprichos personales, sino para mejorar las cosas, para que haya más justicia etc. El acento no lo pondríamos en “cuestionar unas normas”, sino en aprender a reaccionar, en hacer las cosas implicándose, en dejarse interpelar por la realidad etc. Y eso, a veces, implica cuestionar unas normas, porque no siempre coincide con lo que hacen o piensan los demás. Los momentos de reflexión y diálogo de esta unidad se prestan a ir tirando de este hilo. Si lo tenemos presente, sabremos encontrar el momento para profundizar un poco más. Lo de “todo el mundo hace”, “todo el mundo piensa” etc. no siempre es el mejor criterio. Veremos que es importante interpretar, tanto con la cabeza como con el corazón, que es importante darse tiempo para calibrar una situación, reflexionar y decidir en consecuencia. Y quizá, lo que al final hagamos no le guste a todo el mundo,
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quizá alguien nos critique. ¿Cómo podemos saber si es lo mejor que podemos hacer o no? Hablemos de ello. El ejemplo de Irena Sendler también nos puede ayudar a ilustrar y trabajar este punto. Si ella se hubiera limitado a obedecer las normas de la autoridad nazi, no hubiera hecho lo que hizo. ¿Quiere decir esto que no tenemos que hacer caso de nada? No. Quiere decir que, a veces, la autenticidad entra en conflicto con lo que no es auténtico. Irena explica que aprendió de sus padres a reaccionar, a ayudar a quien lo necesitara. Y por ser coherente con esta certeza interior tan arraigada en ella, no pudo conformarse con unas normas injustas. Irena cuestiona unas normas porque tiene motivos de peso para hacerlo: no se trata de poner en cuestión cualquier norma porque sí. Un “no, porque no”, no vale. Ya lo vimos con Moisés: las normas tienen un sentido, una finalidad, nos ayudan. Pero siempre hay que interpretarlas, entenderlas, valorarlas. De nuevo, un cuento sabio puede aportarnos mucho. El cuento de Epaminondas y los desastres que provoca cuando aplica los consejos que recibe sin interpretarlos, sin comprender su sentido. A través del diálogo mostraremos que a interpretar y a discernir se aprende haciéndolo. Como a ir en bicicleta. También veremos que hay momentos en los que tenemos que aceptar cosas que no acabamos de entender, pero entonces, lo importante será saber a quién le damos nuestra confianza (padre, madre, abuelos, maestros etc.) Probablemente, ahora que somos mayores entendemos normas que no entendíamos cuando éramos pequeños. Hay “normas” que han desparecido porque al hacernos mayores ya las hemos incorporado, ya no necesitamos la “norma”. Se trata de procurar hacer las cosas lo mejor posible en cada momento. Quizá, cuando echamos la vista atrás, descubrimos que ahora haríamos las cosas de otra manera. Quizá sí, pero lo importante es que en aquel momento lo intentáramos de verdad. Estas son algunas de las ideas que podemos tener presentes en los distintos momentos de conversación y reflexión compartidos.
0. ¿Por dónde empezamos?
Como siempre, los temas se entrelazan y retroalimentan entre ellos. ¿Por dónde empezamos? ¿Por Jesús o por el cuento del león Lambert? El cuento puede ayudar a afinar el oído, a descolocar y generar una cierta sorpresa antes de acercarnos a Jesús. O puede ser un recurso útil para más adelante, cuando estemos explorando el sentido de las palabras de Jesús. ¿O empezamos con Irena Sendler? O preguntando quién conoce algún cuento de los que aparecen en la introducción. ¿Se les ocurre qué relación pueden tener con Jesús? ¿Qué sabemos de Jesús? Este primer texto saca a escena a Jesús, a Irene Sendler y a los dos cuentos, el del león Lambert y el de Epaminondas. El ejemplo y las palabras de Irena nos permitirán ver la concreción en mayúsculas de las palabras de Jesús. Por otro lado, los dos cuentos pueden darnos un impulso para seguir unas pistas que pueden resultar huidizas. Esta presentación inicial acaba con la pregunta ¿”por dónde empezamos”?, que puede favorecer el diálogo y la recopilación de conocimientos previos sobre Jesús, sobre Irena o sobre los cuentos, e imaginar qué relación puede haber entre todos estos elementos.
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Al final de este capítulo de la Guía encontraréis el texto de los cuentos. En versión ilustrada, preparada para imprimir y repartir en la “Cesta de cuentos” de otsiera.com: http://www.otsiera.com/es/epaminondas-‐y-‐su-‐madrina/ http://www.otsiera.com/es/lambert/ (incluye enlace al vídeo de Disney) ¿Por dónde empezamos? Los itinerarios pueden ser muy variados. A continuación, ofrecemos algunas propuestas y sugerencias, conscientes de que a buen seguro, no podremos tirar de todos los hilos de un tirón. Habrá que elegir dónde poner el acento, qué es lo que mejor se ajusta a los intereses del grupo y a las circunstancias del momento; qué combinar, cómo enriquecer los temas con la experiencia personal etc.
1. “Pero yo os digo...” En este primer contacto con Jesús vuelve a aparecer la cuestión de las orientaciones y las normas que ya habíamos trabajado con Moisés. Han pasado más de mil años (unos 1.300) desde Moisés, el desierto, el Sinaí etc. ¡Son muchos años! En el tiempo de Jesús muchas de aquellas indicaciones habían perdido el sentido o lo habían cambiado. El texto pone de relieve la importancia de poner las cosas en práctica, pero no de cualquier manera. Hay que afinar la intención de por qué y cómo se hacen las cosas. Las normas, las orientaciones y las pistas han de ser una ayuda, si no, quizá es que no las estamos interpretando bien. Lectura y diálogo a partir del texto
• ¿Alguien conocía estas palabras de Jesús? • Qué debía querer decir con: “el problema no está en los que viene de fuera, sino en lo que sale del corazón. Purificad vuestro corazón, ¡eso sí es importante!” (Mateo, 15, 18-‐20)
• O con: “Yo no vengo a anular ninguna ley ni a saltármela, sino a darle verdadero cumplimiento” (Mt. 5,17) • O también: “Haced las cosas de corazón y así ganaréis. No hagáis las cosas para que os vean y os feliciten. Si ayudas a alguien, que tu mano izquierda no sepa lo que ha hecho la derecha” (Mt. 6, 3-‐4)
La parábola de la casa sobre la roca: • “Poner en práctica”. Quizá tiene relación con lo que hemos comentado antes. ¿A qué se refiere? • “Hacer las cosas de corazón”: ¿con qué otras palabras lo podríamos expresar? ¿Si decimos un niño o una niña auténticos, nos estamos refiriendo a lo mismo? ¿Por qué la solidez de la roca? ¿Qué nos sugiere? ¿Cuándo nos sentimos “sólidos”? Busca más símiles, también para la sensación contraria (frágiles, vulnerables, débiles, poca cosa etc.). • ¿Qué puede ser esta “solidez” que hace que la casa no se derrumbe?
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-‐ Podemos proponer o ir haciendo una lista de palabras y expresiones relacionadas (autenticidad, solidez, “del todo”, compromiso etc.) Y entre medio introducir alguna disonante (disfraz, comedia, globo, mezquino etc.) ¿Esta no pega? ¿Por qué lo dices? -‐ Más palabras relacionadas que vayan dando consistencia a hacer las cosas de corazón, con autenticidad: comprometerse, mojarse (hay quien no se moja por nada etc.), zambullirse etc. “Sólo encuentra perlas el que se tira al mar a buscarlas” –decía Rumi, el derviche. Si el grupo ha hecho previamente el itinerario de actividades “Y tú, ¿qué me cuentas?”, quizá alguien recuerde este dicho de Rumi (Unidad: El Elefante). ¿Vemos alguna relación con lo que dice Jesús de “poner en práctica” o de “hacer las cosas de corazón”? -‐ Hablar con parábolas, poniendo ejemplos, comparaciones, pequeñas historias para explicar algo, ¿qué nos aporta? Podemos proponer que inventen una “parábola”, que imaginen una pequeña historia o una comparación para explicar algún tema importante. -‐ Poner en práctica y “hacer las cosas de corazón”. Una posible actividad: durante una semana, hasta la siguiente clase, elegirán cada día una cosa concreta para hacerla con total atención, “poniéndose del todo”, de corazón. Cada día anotarán qué han elegido. Una acción. No vale decir “todo”, ni “muchas”. Una, concreta: beber zumo, caminar por el pasillo, lavarse los dientes, vestirse, subir una escalera etc. Si un día no lo han hecho, no pasa nada, lo dejan en blanco. ¡Ah! Y mejor si avisan en casa de qué se trata el experimento, así si están bebiendo un zumo con toda la parsimonia justo en el momento de salir, la familia podrá encajar mejor lo que está pasando. Transcurrida la semana, comentar cómo ha ido (diferencias, descubrimientos, dificultades etc.) Tirar un poco del hilo para enlazar las acciones concretas con nuestra actitud de fondo cuando hacemos las cosas de corazón. Busquemos ejemplos. • ... hacer las cosas de corazón nos ayuda a crecer, ¡y crecemos cuando vivimos como personas de corazón!
2. En aquel tiempo: biografía de Jesús
Antes de leer el texto, puede ser un buen momento para explorar un poco más quién fue Jesús, recoger conocimientos previos y comentarlos. La historia del arte occidental está llena de obras que ilustran pasajes de su vida. Se podría proyectar una muestra de pinturas escogidas: • ¿Alguien reconoce este momento? ¿Qué está pasando? ¿Quién lo quiere explicar? Por ejemplo: pinturas de su nacimiento (retablos románicos y góticos, pinturas de David, Honthorst, Luca Giordano, Velázquez etc.) La adoración de los magos de Hans Membling o de Rubens. La sagrada familia de Murillo; La entrada en Jerusalén de Giotto, La expulsión de los mercaderes de la explanada del templo del Greco o de Jordaens, La Santa Cena de Leonardo da Vinci o de Lucas Cranach, Jesús prisionero de Caravaggio o de Rubens. Un
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conjunto de escenas de la pasión de Hans Multschar. Cristo en el huerto de los olivos, de Paul Gauguin, Crucifixión de Andrea Mantegna, Cristo crucificado de Velázquez o de Dalí, La Piedad de Miguel Ángel o de Van Gogh, La Resurrección de Tintoretto o del Greco etc. Como material complementario a esta Guía, en www.otsiera.com encontraréis una recopilación de imágenes en el powerpoint: Jesús en el arte occidental. En cuanto a las ilustraciones propuestas para recortar y pegar, las tres primeras son fotogramas de la película “Jesús de Nazaret” de Franco Zeffirelli (1977). La pintura de la última cena es de Lucas Cranach y la escena del juicio es un fragmento de La Maestà de Duccio si Buonninsegna.
Seguramente aparecerán referencias a los hechos extraordinarios que acompañan la memoria de Jesús: los milagros, la resurrección etc. Será una nueva ocasión para buscar las claves de la interpretación simbólica y constatar la fuerza de los relatos para dar énfasis a lo que se quiere destacar, para expresar vívidamente lo que nos conmueve. Recordar lo que se vio con Moisés. Ante esos pasajes de la vida de Jesús podemos interrogarnos: si la narración lo recogió así, por algo sería. ¿Qué vivieron? ¿En qué nos hace pensar el texto? ¿Qué nos sugiere? Etc. Esta conversación previa nos prepara para la lectura del texto biográfico que ofrecemos (“En aquel tiempo…”) y la enriquece. Es un texto que procura subrayar las actitudes del maestro de Nazaret, sus interrogantes, su búsqueda y sus consejos. Nos acercaremos a un Jesús que reflexiona, que abre los ojos a la realidad, que se deja interpelar y no queda indiferente. Busca respuestas y reacciona ante la discriminación institucionalizada de la época que, en nombre de Dios, excluye a los más débiles, los enfermos y a cualquier persona necesitada. Y se rebela. Se rebela porque se interesa por los demás. De ahí que vaya por todas partes insistiendo una y otra vez en un punto nuclear de su mensaje: la importancia del autoconocimiento, de no vernos con los ojos de quienes nos desprecian sino fundamentándonos en lo que realmente somos. La importancia de abrir los ojos a nuestra auténtica realidad, a la grandeza que nos habita, al misterio de la existencia que todo lo impregna, a la belleza de la vida. Que nadie nos quite aquello que es radicalmente nuestro: un potencial ilimitado de amor, de sabiduría, de paz… Para Jesús, aquella infinita grandeza que descubría en todas y cada una de las personas tenía un nombre: “Dios”. “El corazón que late por las arterias del Universo” – decía Raimon Panikkar–. Plenitud, belleza, verdad, amor, paz… Todo lo contrario de juicio, exclusión, rechazo, dureza, falsedad, apariencias etc. Y, por tanto, “el reino de Dios” es el símbolo de esta realidad que se manifiesta en cada persona y en cada situación. Evidentemente, para poder apuntalar este potencial, para poder confiar en esta realidad propia, hay que conocerla, hay que caer en la cuenta. Al nazareno le preocupa hacerlo entender. Desea que todos aquellos hombres y mujeres que viven sumidos en la impotencia caigan en la cuenta y reaccionen; que tomen conciencia de la vida que tienen entre manos, que entiendan que de ellos depende que puedan ser hombres y mujeres auténticos. Y para explicarlo y anunciarlo, se inventa tantas maneras como puede. Sabe que sólo implicándose es cuando esa posibilidad germina y crece. Y para implicarse hay que descubrirlo y desearlo. De aquí la importancia de entender bien qué significa crecer de verdad.
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Sugerencias:
Leer, deteniéndonos, comentando, destacando, avanzando poco a poco en la comprensión del texto biográfico. ¿A qué tesoro se refiere? Valdrá la pena investigarlo después más a fondo. ¿Qué quiere decir que somos “luz”? Si ya han trabajado Buda, la imagen les resultará familiar y enseguida lo relacionarán. Completada la lectura, podemos volver a la imagen del tesoro y tirar del hilo. El descubrimiento del “tesoro” podría dar pie a dos momentos de trabajo diferenciados. En primer lugar, unas actividades que inviten a destacar los rasgos positivos de las personas, actividades que ayuden a tomar conciencia de elementos y actitudes valiosas. Que ayuden a conocerlas y reconocerlas en uno mismo y en los demás. Actividades que pueden alimentar el deseo de hacerlas crecer, el deseo de crecer de verdad. Un itinerario que se mueva por actitudes y rasgos concretos a los que podemos poner nombre y que nos invitará a un segundo momento de trabajo que podríamos llamar “contemplativo”. Este nos llevará a valorar el hecho mismo de ser humanos: más allá de una u otra característica, ¿cuál es la “perla valiosa” que todos compartimos? Este segundo momento apunta a otro “nivel” del tesoro, un nivel más sutil y no fácil de intuir; seguramente haber trabajado antes la historia de Irena Sendler podrá ayudarnos a dar el salto. Esta sería nuestra propuesta pero, tal y como venimos insistiendo, son ingredientes al servicio del itinerario que resulte más conveniente en cada contexto de trabajo concreto.
¿Qué tesoro hay en tu cofre?
-‐ Dibujar o hacer un cofre. Cada alumno meterá en su cofre lo que reconoce o vive de sí mismo como un tesoro. Por ejemplo, con dos papeles superpuestos de forma que se pueda levantar la tapa y leer lo que hay escrito dentro; o con una cartulina, de manera que se pueda abrir. Después lo comentamos: ¿Qué tesoro hay en tu cofre? Desde el inicio sabrán que es opcional compartirlo (ya se trate del grupo como del/la maestro/a). Es importante que puedan pensar y escribir sin presiones. Por ejemplo, podrían dibujar una llave si no quieren que nadie lo lea.
Reconocer el tesoro escondido de los compañeros y compañeras
Generar una dinámica que permita trabajar este aspecto. Algunas posibilidades:
-‐ Al azar, a cada alumno le toca el nombre de otro. Tras unos momentos para pensar, escriben en un papel los aspectos positivos y que les gustan de él/ella. A continuación, los papeles se entregan como un regalo y cada alumno le lee al otro el “tesoro” que ve en él, mirándole a los ojos. -‐ Cada alumno lleva colgado un papel blanco en la espalda y todos van escribiendo aspectos positivos suyos. Después, sentados en círculo, cada uno lee su propio papel. -‐ El árbol de la amistad. Repartimos papeles en forma de hojas (o las hacen ellos). A cada alumno le tocan dos nombres: dos hojas en las que escribirán cosas positivas
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de aquellas personas y se las regalarán. Con todas las hojas haremos un árbol. [Adaptación de la actividad de M. Carme Boqué. Guía de la mediación escolar. Rosa Sensat, p. 118]
-‐ Los alumnos se mueven tranquilamente mientras suena la música. Cuando se detiene, miran a la persona que tienen delante y mirándola le dicen un “tesoro”. -‐ En función de la dinámica creada, puede ser un momento valioso para que el/la maestro/a explicite algún rasgo positivo que destacaría de cada alumno/a. Un punto de partida para todas estas actividades puede ser empezar con una lluvia de todos los atributos que recuerden y ampliarla sugiriendo algunos más (afectuoso, altruista, cordial fiel, optimista, paciente, servicial etc.) De esta manera podrán disponer de más palabras relacionadas con las actitudes y valores de las personas.
Los tesoros se pueden hacer crecer
Podemos seguir tirando del hilo y tomando mayor conciencia de todo lo que puede crecer en nosotros. Algunas actividades: • Si fueses un animal, ¿con cuál te gustaría identificarte? ¿Qué característica te atrae? ¿Por qué? ¿Notas que la tienes alguna vez? • Si fueses otro elemento. Comentar las características que ven en ese animal o elemento, qué valoran en él (una montaña, la lluvia, el viento, una hormiga etc.) • Entre todos se elige un nombre significativo para cada persona. ¿El nombre nos hace sentirnos diferentes? ¿Hay algo que cambia? La tradición de tomar un alias, por lo general en la adolescencia o en la juventud, estaba muy extendida entre las culturas tradicionales. El nombre actúa como recordatorio, como guía, como alimento interior etc. Por ejemplo, entre los pueblos norteamericanos y africanos y, en una realidad quizás más próxima, entre los boy scouts. Si en el colegio, en el barrio o entre la población cercana hay niños y niñas de familias sikh (o sikh), esta sería una buena ocasión para conocer algún rasgo de su tradición. Ofrecemos a continuación una breve información sobre la importancia de los nombres en la tradición sikh. El nombre como herramienta de concienciación en la tradición sikh
El sikhismo nace en el siglo XV en el Punjab a partir del mensaje de Guru Nanak. Actualmente dividido entre el Pakistán islámico y la India hindú, el Punjab era y es un territorio en el que el hinduismo y el islam vivían en constante confrontación. Guru Nanak proponía una espiritualidad capaz de superar las diferencias entre creencias, una espiritualidad centrada en los elementos esenciales que todo el mundo podía compartir: el amor a Dios y a todo ser vivo, una espiritualidad basada en el servicio y la comprensión, sin hacer diferencias entre hombres y mujeres ni entre clases sociales. El apellido era un elemento identitario que indicaba la casta y la religión a la que se pertenecía. Doscientos años después de Guru Nanak, otro líder de la comunidad sikh, Guru Gobind Singh (1666-‐1708) quiso acabar con estos signos de división e instauró la costumbre de que los miembros de la comunidad sikh utilizasen como apellido los alias de Singh (león) y Kaur (princesa). Unos siglos después, en entornos culturales donde los apellidos no tienen
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esta carga, probablemente nos parezca que la elección de estos dos apelativos refuerza unos roles de género determinados. Pero no debemos perder de perspectiva la intención de la propuesta. La cineasta norteamericana Valarie Kaur explica:
“Guru Gobind Singh quiso dejar atrás los distintivos para igualar a todos “por la franja alta”: Singh y Kaur. Puede parecer pretencioso, pero no lo es. Es un llamamiento a la responsabilidad humana y a no dejarse pisar, es como llevar un título que nos recuerda lo que somos”.
La comunidad sikh diseminada hoy en día entre muchos países (con múltiples normativas legales relativas a los apellidos) mantiene de una forma u otra la costumbre de acompañar a los apellidos con el apelativo Singh o Kaur, y la tradición de elegir un “nombre espiritual”. Veamos esta referencia de la que hemos extraído las siguientes líneas: http://ainaparamkamalkaur.com/2014/10/27/sikh-‐names-‐nombres-‐sikhs/ “Un nombre espiritual es una vibración, una herramienta que te ayuda a elevarte a través del poder de su ‘nadh’ (corriente de sonido interno) y por medio de la esencia divina de su significado. Es tu identidad espiritual. Te desafía para que vivas con tu mayor grado de conciencia y te ayuda a avanzar hacia tu verdadera realización. Cuando eliges recibir un nombre espiritual das un primer paso para dejar atrás antiguos hábitos y patrones, y establecer contacto con tu ser infinito”.
3. La abuela de Clara habla de Irena Sendler La historia de Irena nos ofrece una buena oportunidad para concretar todos los temas que han ido saliendo a lo largo de este itinerario, explorando las palabras de Jesús. Irena se deja interpelar por la realidad y reacciona. Ella hace todo lo que está en su mano y al reaccionar, provoca la implicación de otras personas. La implicación de cada persona provoca un efecto en cadena de forma que no sabemos cuáles pueden llegar a ser los frutos de nuestro grano de arena. Sólo sabemos que podemos implicarnos al máximo. En Internet se puede encontrar fácilmente más imágenes e información sobre Irena. También se ha hecho una película, que está subtitulada en castellano https://gloria.tv/media/x2FmtPuhA5x . A pesar de todo, se han recogido muy pocas palabras suyas, pero las pocas que hemos encontrado encajan perfectamente con el trabajo llevado a cabo en estas sesiones. Irena dice que aprende de sus padres a reaccionar, a ayudar a cualquier persona que lo necesite y que esta reacción es una fuerza que nace de nuestro corazón. ¿No nos recuerda al león Lambert? Y hasta que no reacciona –diríamos– esa fuerza es un tesoro escondido, presente pero desconocido. Y cuando la utilizamos, crece, se extiende, se multiplica: como la levadura o el grano de mostaza, como las semillas de bondad de las que habla Irena. Un verdadero tesoro escondido del que todo ser humano es portador. Vivir esto con autenticidad la lleva a chocar con las leyes de su tiempo. Ilustra así otro punto que hemos destacado: aprender a discernir es importante. A veces, dejarse interpelar y vivir con autenticidad comporta saltarse las normas o no conformarse con lo que “todo el mundo hace”. Irena no es que “no haga caso de nada”, sino que debe elegir entre su voz interior, alimentada por lo que ha aprendido día a día, y unas leyes
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que van en el sentido opuesto. Obedecer las leyes de su tiempo significaba cerrar los ojos al sufrimiento de las personas judías. Ni ella, ni toda la gente que la ayudó a sacar a esos niños y niñas del gueto, o que se arriesgaron acogiéndolos y escondiéndolos, hicieron caso de las leyes contra los judíos. Se la jugaron, y no porque esperaran recibir un premio. Pensaremos en ejemplos de personas cercanas que reaccionan, que se implican. Merece la pena hacer el paralelismo con alguna situación cercana o incluso vivida; alguna modificación que se haya producido a consecuencia de la implicación de algunas personas, o situación en la que desearíamos o podríamos intervenir nosotros. Es importante pasar de lo lejano o superlativo, como puede ser el caso de Irena, a algo que esté a nuestro alcance. Dar tiempo, para abrir los ojos a la realidad cercana y dejarnos interpelar. Tomar conciencia de cómo cambian las situaciones. El cuento del león Lambert
Si ya se ha presentado al inicio, en este apartado puede ser en algún momento una referencia que ayude a conectar y a dar algún paso en la comprensión. Si lo hemos dejado para más adelante, en cualquier momento de este apartado puede ser un recurso útil para ayudar a establecer el paralelismo. ¡Cómo cambia todo cuando Lambert reacciona como un verdadero león! ¿Cómo logró descubrirlo? Dejándose interpelar… y reaccionando. El “potencial del león” es una cosa, el “potencial de persona”, otra. ¿Cuál puede ser ese potencial humano? Todo esto nos prepara y nos invita a dejarnos interpelar por la recopilación de “textos especiales”.
4. La levadura, el grano de mostaza y la perla…
Antes de leer estos textos cortos, crearemos las condiciones que nos preparan para explorar los “textos especiales”, el entorno propicio para que los textos puedan tener su recorrido. Son textos que no piden “ser explicados” sino darles la oportunidad, el tiempo, las condiciones, para que puedan generar eco en nosotros. Estos textos apuntan a aquel nivel sutil, a la fuente profunda de la capacidad de amar y de interesarse sin límites: la gratuidad. Apuntan a la intención que transforma lo que hacemos. Precedidos del interrogante “¿quién soy yo?”, invitan a ponerse en camino para explorar quiénes somos: ¡ya nos anuncian que hay un camino para explorar! De hecho, si el interrogante tiene alguna “respuesta”, sería esta: asumir el reto de convertirnos en exploradores de la vida. Si el grupo conoce el cuento de Muchaescucha y sus historias (el itinerario Y tú, ¿qué me cuentas? que encontraréis en otsiera.com) quizá recuerden la conversación de Shvetaketu con el rishi (extraída de la Chandogya Upanishad). Como la sal que Shvetaketu le puso al agua, quizá hay algo que pasamos por alto, algo de lo que no somos muy conscientes, pero que tiene un “sabor” peculiar que se puede llegar a reconocer. El rishi concluye: “de la misma manera, por todas partes, también en cada
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uno de vosotros, hay algo que los ojos no perciben, como la sal en esta agua. Es la esencia de todo y, también, de cada persona, aunque no lo podáis ver”. E insiste con el ejemplo del higo y la higuera.
-‐ Buenos días, rishi. -‐ Buenos días, amigos míos. Uno de vosotros que suba a la higuera y coja un higo. En un abrir y cerrar de ojos, Gargi había trepado al árbol y ya bajaba con un higo. -‐ Ábrelo, Gargi -‐dijo el rishi-‐. ¿Qué veis en su interior? -‐ Unos granitos que son las semillas, creo -‐respondió Shvetaketu -‐ Abre uno, ¿qué hay dentro? -‐ Nada -‐dijo el chico. Todos estuvieron de acuerdo. -‐ Pues la higuera a la que se acaba de subir Gargi ha salido de donde vosotros no veis nada. Mirad bien estos granitos tan pequeños y este árbol tan grande: hay algo importante que los ojos no ven. Es la esencia de todo, también la vuestra, Shvetaketu.
Minúsculo e inmenso, dentro y fuera, abraza todo el Universo… Es sabiduría, es un tesoro valioso… –dirá el texto que leerán–. ¡Si fuera fácil hablar de ello no haría falta utilizar tantas imágenes! Pistas para saborear… Como punto de arranque, podríamos sorprender al grupo acompañando la lectura del primer fragmento con el experimento de la levadura (Mt. 13,33). Un poco de harina, agua y sal. ¿Qué ha pasado? ¿Qué quiere decir? Dejemos tiempo para que lo puedan relacionar y comentémoslo. Seguiría a continuación la lectura pausada de los demás fragmentos cortos, una reflexión personal y, finalmente, una puesta en común y comentarios. • Comentar la aportación de Jenifer: “la séptima dirección”, la dirección de la sabiduría, el corazón de las personas… ¿Les parece que tienen alguna relación? ¿Hay sabiduría en el corazón? ¿Qué quiere decir? En qué puede parecerse a la levadura o al grano de mostaza o a la perla. ¿Puede tener alguna similitud con lo que decía Jesús de que lo importante es lo que sale del corazón? • El texto de Udhava: tan minúsculo que es invisible, pero tan grande que todo lo abraza, más grande que el Universo. ¿Qué nos sugiere? Sabiduría, amor, interés... Inmenso y minúsculo, ¿qué le sugiere a cada uno este contraste? • La levadura, el tesoro, la pequeña semilla, la séptima dirección etc. De todas estas imágenes, ¿cuál te gusta más? Cada uno elige una y explica o escribe por qué le gusta, en qué le hace pensar etc. Imágenes, palabras, pistas que actúan como la levadura en quien las recibe y las acoge. Así como sugeríamos introducir la actividad con el experimento de la levadura, también podríamos tener a punto algunas semillas o granos de arroz o cebada, y mostrarlos al final o como parte de la conversación: ¿qué sale de aquí? ¿Lo entendemos? Y, para acabarlo de arreglar… ¡alimentan a los humanos!. Dejar tiempo para poderlo saborear.
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5. Actividad de síntesis De todo lo que hemos visto estos días hablando de Jesús, nos queda por concretar y ordenar qué pistas importantes hemos encontrado que tengan que ver con crecer por dentro y aprender a ser auténticas personas. -‐ Reflexión y diálogo para dar la oportunidad de establecer la relación entre darnos cuenta del potencial interior y aprender a devenir personas auténticas (rén). La autenticidad, hacer las cosas de corazón, implicarse plenamente, crecer por dentro etc. La imagen de la levadura puede ser útil. ¿Y Jesús?
• De todo lo que has conocido de este maestro, ¿con qué te quedarías?, ¿qué destacarías? • Todavía se habla hoy en día de Jesús: ¿por qué debe ser? • Jesús fue una persona muy especial porque…
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Confucio habla de rén
Fin de trayecto. Llegó el momento de recopilar, subrayar, tomar conciencia del recorrido realizado, a nivel personal y de grupo: Confucio nos ayudará a ello. ¿Qué hemos aprendido? ¿Qué nos sugiere rén? ¿Qué quiere decir crecer por dentro? ¿Qué nos aporta? Una voz tras otra nos han hablado de respeto, de interés, de gratuidad, de responsabilidad, de compromiso etc. Nos han hablado de amar. Pero “amar” no es un sombrero de quita y pon que te pones cuando quieres. Amar es interesarse de verdad, amar exige crecer en autonomía personal, implica aprender a mirar, ver e interpretar lo que sucede a nuestro alrededor (personas, animales, naturaleza, planeta). Exige tiempo para conocer, reconocer, indagar, recibir, percibir, comprender. Amar exige entregarse a fondo, no es una pose superficial. Nos hacemos humanos en la medida en que desarrollamos la capacidad de amar, y aprendemos a amar de corazón. ¡Es lo más bello que podemos llegar a realizar! El amor se hace presente y real en cualquier ámbito de actuación o de realización humana, en cualquier ámbito de la vida y del ser siempre que nos impregne el interés sincero, gratuito, sin condiciones: porque sí, porque vale la pena. Es un camino de largo recorrido, ¡tanto como la vida misma! “¿Cómo puedo pretender decir que ya soy humano? ¡Todo lo que os puedo decir es que lo intento con todas mis fuerzas y que enseño a los demás sin desfallecer!”-‐ nos avisa Confucio casi al final del recorrido. Lo que realmente importa es ponerse conscientemente en marcha. Ser conscientes. Conscientes de que somos capaces de ello, y de que crecemos en la medida en la que nos impliquemos. Comprender que no siempre será fácil y que, si hace falta hacer un esfuerzo, éste merecerá la pena. Comprender que interesarse, involucrarse plenamente en lo que hacemos, arriesgarnos incluso a perder algo por el camino, es fuente de gozo, es enriquecimiento. Cuanto más crecemos interiormente, más capacidad tenemos para amar. Somos más capaces de hacernos preguntas, de prestar atención, de reflexionar. Afinamos más en lo que elegimos, vamos a por todas en lo que hacemos. Cuanto más amamos, más crecemos interiormente. Aunque haya momentos en los que nos equivoquemos y momentos de cansancio. Si fuera sencillo y fácil, ¡ya no sería una aventura! Porque sí, hacer realidad rén, ubuntu o runakay, crecer interiormente, es una aventura. Nos lo recuerda el señor Lin en la conversación final y también, que no estamos solos en esta aventura de la vida, que nos tenemos los unos a los otros y que podemos contar con la ayuda, los consejos y la experiencia de quienes lo hicieron con anterioridad. Todo el itinerario vivido hasta aquí, ha permitido a los alumnos hacer de exploradores: exploradores de los textos de sabiduría, exploradores de sus propios
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recursos, exploradores de la vida. Estas últimas actividades nos permitirán tomar conciencia de todo lo aprendido para así poder celebrarlo y agradecerlo. He aquí un posible itinerario de trabajo.
1. Introducción: runakay, crecer...
Leer el texto introductorio deteniéndonos en runakay y en la imagen de la raíz. Descubrir el término quechua y recogerlo nos puede ser útil para volver a conectar con el concepto de crecer por dentro. Puede ser un nuevo toque de atención: también en el continente americano los seres humanos valoraban y valoran crecer como seres humanos y crearon una palabra para hablar de ello. Quizá no es el momento de tirar más de ese hilo, pero podemos encargar a algún grupo que busque más información y que la comparta en el aula más adelante. • ¿Alguien había oído alguna vez esta palabra? • ¿Qué nos sugiere? ¿Se parecen rén y runakay? Recordemos el sentido del hanzi: persona y dos, “lo que hace que seamos personas” (decía el señor Lin). Escribir runakay y colgar la palabra bien visible, cerca de rén y de ubuntu. Runakay es un término quechua que significa “saber ser”. La lengua quechua la hablan unos 10 millones de personas entre Ecuador, Bolivia, Perú, Colombia, Chile y Argentina. Como concepto reúne dos términos: runa, que quiere decir persona, ser humano; y kay, ser. Runakay sintetiza la relación del ser humano como tal, apunta a la profundidad de la construcción del ser universal, la realización de la persona que conoce su dimensión profunda, que tiene la certeza de tener esta dimensión y que conscientemente la desarrolla. Hacer posible runakay implica desarrollar una serie de valores que se podrían sintetizar en cuatro ejes: -‐ el trabajo, la actuación como eje fundamental para garantizar el bienestar individual, familiar y colectivo (lo contrario de pereza, dejadez, mentira, robo etc.) -‐ el equilibrio individual, familiar y colectivo: significa estabilidad de los miembros de la comunidad, equilibrio emocional y comunicación adecuada. -‐ la armonía individual, familiar y comunitaria, que se puede contagiar al entorno. La armonía garantiza la fluidez y el equilibrio positivo. -‐ la serenidad: aprender a cultivar una serenidad como la del horizonte, como la de los lagos al amanecer, es una tarea de perseverancia y disciplina. Requiere aprender a crear mecanismos de control de las reacciones compulsivas, acciones con meditación o reflexión previa. La serenidad es generadora de paz y de respeto hacia el otro.
Fuente: Kowii, Ariruma. El Sumak Kawsay. http://www.un.org/esa/socdev/unpfii/documents/El%20Sumak%20Kawsay-‐ArirumaKowii.pdf
Uno de los enlaces que nos devuelve Google es una canción:
https://www.youtube.com/watch?v=B_ZIiaNY1pI
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Continuar la lectura del texto introductorio, un texto que invita a revisar y a concretar toda la tarea hecha en torno a rén. Pero, ¿qué sabemos de Confucio? Posiblemente antes de revisar todo lo que hemos trabajado, todavía nos falte una pieza importante: conocer mejor a Confucio.
2. Confucio
Quizá al inicio del itinerario, cuando el grupo entró en contacto con el señor Lin y su conversación con Frida, ya se realizó una primera investigación sobre Confucio. Si fue así, ahora será un buen momento para recuperarlo y profundizar un poco más en su figura a partir de la biografía que tienen en el cuaderno “En aquel tiempo…” La cuestión es ponerse en contacto con Confucio y con el contexto histórico de sus convicciones y propuestas. Las imágenes que acompañan a la narración provienen de la película Confucius (Hu Mei, 2010) y muestras de arte clásico de la China
3. Lectura de las Analectas y trabajo de síntesis sobre rén La recopilación de “palabras escogidas” merecerá una lectura pausada, poniéndonos a punto para atender a un “texto especial” como este. Sintetizar un mensaje en aforismos breves y densos es un procedimiento didáctico clásico muy extendido. Las sentencias acompañan la relación del maestro con los discípulos. El maestro, en tanto que persona de mayor experiencia, explica, empieza a tirar del hilo de unas expresiones que irán desplegando múltiples significados a medida que se va recorriendo el camino. Los aforismos invitan a volver una y otra vez sobre ellos, se mantienen “abiertos”. Más adelante, cuando el señor Lin converse con el grupo, su manera de hablar de la frase del anzuelo y la red será un ejemplo de esta manera de proceder. Sugerencias: -‐ Cada alumno elige el pasaje de las analectas que más le guste y lo complementa con alguna reflexión personal. -‐ Se escriben las frases en diferentes papeles y cada alumno coge uno. Cada uno lee la que le ha tocado y reflexiona sobre ella. Comentamos todos en qué nos hacen pensar. Tras un espacio de reflexión personal, se reparten las analectas por grupos. Cada grupo explora la suya, la debate y tira del hilo todo lo que pueda dar de sí. -‐ Hacer un mural con las frases escogidas o con las ideas recogidas.
Entre las frases encontramos el anzuelo y la red, el texto del cartel del señor Lin, acompañado de una segunda parte de ese pensamiento, que puede acabar de dar la
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clave de interpretación del cartel. También la de “saber aquello que sabes”. Quizá hagamos una primera lectura más superficial en el contexto de la biografía. Pero esta segunda lectura atenta, puede ser la puerta de entrada a la reflexión sobre lo que hemos aprendido de rén. Actividad de síntesis La visita del grupo al señor Lin tiene principalmente un tono de celebración, de satisfacción por el trabajo realizado. Antes de la lectura de este último episodio, y para poder vivirlo con este tono de celebración, invitaríamos a la clase a hacer alguna actividad de síntesis en torno a todo lo aprendido sobre rén y sobre el valor de crecer por dentro. Recordemos que uno de los interrogantes iniciales era si rén era algo que se pudiera aprender o no. Constataremos que hemos crecido por dentro y hemos tomado mayor conciencia de todo lo que nos ayuda a ello. Alguna sugerencia: − Escribiremos la palabra "CRECER", en vertical, a lo largo del margen izquierdo, ocupando toda la longitud de la hoja. Unos momentos para pensar. Vamos a escribir, al lado de cada una de las letras, alguna palabra relacionada con el significado de "crecer", una palabra que empiece por esa letra. Después haremos una rueda y cada uno dirá una de las palabras que ha apuntado; sin prisas, que nos dé tiempo para ir notando esa conexión con “crecer”… Iremos tomando nota de las palabras que van apareciendo, y cuando ya ha participado todo el grupo, las leemos todas. Añadimos las que teníamos apuntadas y que todavía no han salido. Y, al final, si de alguna letra no ha aparecido ninguna palabra, pensamos alguna entre todos. − ¡Cuántas palabras! ¡Cuántas cosas que se relacionan con “crecer”! Dejemos que nos llegue ese eco. Podemos escoger alguna y entretenernos con ella: ¿Qué conexión guarda con crecer? ¿En qué me hace pensar? ¿Hacia dónde me invita a mirar? (Cuando se agote una, podemos elegir alguna más, ¡pero sin empalagar ni cansar!) − ¿Sabemos de esto y de aquello? ¿Sabemos… “del todo”? ¿Se puede aprender? Repartimos una hoja con una serie de capacidades escritas en desorden (o las vamos diciendo), como por ejemplo: caminar, hablar, leer, comprender, nadar, coser, amar, observar, escuchar, patinar, sumar, perdonar, mirar, etc. -‐ ¿Hemos nacido sabiendo? -‐ ¿Cómo hemos aprendido? En algún caso igual recordamos cuando o quien nos enseñó, otras son "hijas de la vida". Comparamos, comentamos, vemos la diferencia, pero, sobre todo,nos vamos dando cuenta de que tenemos cantidad de posibilidades y de capacidades. ¡Ahí están! Desarrollarlas o no, eso ya es otra historia. Te pueden ayudar, sí, ¡pero nadie podrá hacerlo por ti!
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− Repasa, recuerda, elige… De todo lo que has pensado y trabajado, siguiendo las pistas de Frida y su clase: • Si tuvieses que expresar con tus palabras cómo se puede hacer crecer rén, ¿cómo lo harías? • ¿Qué palabras relacionaríamos con rén? • ¿Por qué merece la pena intentar crecer interiormente? • ¿Qué cosas hacemos que nos ayuden a crecer interiormente? • El señor Lin decía que rén es muy importante. ¿Tú que opinas? ¿Qué te parece a ti?
Procuraremos que toda esta reflexión personal sobre rén conecte realmente con la experiencia de cada alumno/a. No hacen falta muchas preguntas ni muchas respuestas. Ni decir muchas cosas. Basta con una sola, si es algo que se ha descubierto o elegido desde la autenticidad. En el último episodio, cuando la clase de Frida visita al señor Lin, el tendero les explica todo lo que le sugiere la frase que tiene colgada en la tienda y cómo le ayuda a tenerlo presente. Una sola frase puede decirnos mucho. Lo más importante es llegar a darnos cuenta de qué es lo que nos ayuda a crecer, y vivir la satisfacción de saber que es un camino que no tiene límite, que siempre nos llevará más lejos, siempre más allá.
4. La visita al señor Lin: “descubrir”... ¡nunca se acaba!
Lectura del último apartado: “La visita al señor Lin”. “Descubrir”, ¡tan sólo hemos empezado! Nunca se acaba y esto es una buena noticia. El señor Lin los escucha, aprende cosas que no sabía, habla de sus descubrimientos, de cómo unas palabras de Confucio le ayudan a crecer, una aventura que no tiene edad, que no tiene fin, precisamente porque somos seres humanos. Aquellas palabras del cartel tienen valor porque el señor Lin las ha hecho suyas. Por eso le evocan tantas cosas y le ayudan. Si recogemos una concha en la playa, al mirarla en otro momento recordaremos aquel día en la playa, el agua del mar etc. Lo mismo ocurre con las palabras. Una palabra, una frase, son importantes por todo lo que nos evocan, por todo aquello que nos ayudan a ver y a descubrir. Como cierre, cada alumno/a podría hacer su propio cartel para tenerlo colgado durante un tiempo en su habitación o donde le parezca. Elegir la palabra que más nos gusta (ubuntu, runakay, rén... u otra) y hacer un cartel bonito con ella, decorando la palabra o el hanzi con motivos de las culturas de origen, por ejemplo. Quizá añadiendo alguna breve reflexión personal. Buscando imágenes sugerentes y pegándolas al lado. “Exploradores y exploradoras de la vida”, dice el señor Lin. ¿Y nosotros? ¿Queremos ser exploradores de la vida? De hecho, ya lo somos, ya nos hemos puesto en marcha semana tras semana, investigando todas estas pistas… Nos gustaría que este tramo final fuera, sobre todo, una ocasión para saborear el camino recorrido y celebrar todo el que nos queda por delante.
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