DIARIO LA NACION – SECCIÓN CIENCIA Y SALUD Miércoles 14 de septiembre de 2005 | Publicado en edición impresa
En el Chaco se perdió casi el 85% del bosque de quebracho Es por la deforestación indiscriminada; se necesitan medidas urgentes. inShare
Sinónimo de fortaleza y vigor, el quebracho ya no puede luchar solo ante el avance de la deforestación que busca terrenos libres para los cultivos en la región chaqueña. La distribución de este árbol coincide con los mejores suelos agrícolas de la zona comprendida por el centro de la provincia del Chaco, el este de Santiago del Estero y el noroeste de Santa Fe. Allí, esta superposición ha diezmado el número de ejemplares. "Un 85% de la superficie original de un bosque único, el «quebrachal de tres quebrachos», se ha perdido", señala el ingeniero agrónomo Jorge Adámoli, director del Laboratorio de Ecología Regional de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. "Se deben adoptar medidas urgentes, porque en pocos años más es posible que no queden masas disponibles en cantidad o tamaño para asegurar la protección", advierte. El paisaje ya no es lo que era, según el estudio realizado por este especialista, que comparó fotos aéreas de los terrenos en cuestión de 1957 e imágenes satelitales de 2002. En ese período observó cambios significativos para las 73.317 hectáreas analizadas. "En los alrededores de las localidades de Las Breñas, Charata y Pinedo, en el sudoeste de la provincia del Chaco, la agricultura, que en 1957 ocupaba el 63% del área, se extendió hasta el 79% en 2002. En las áreas de ocupación agrícola más antiguas, como el departamento de Comandante Fernández (Sáenz Peña), las imágenes satelitales de 2002 muestran que la agricultura ocupa el 85% de la superficie estudiada", precisa. ¿Cuál es el límite indispensable por debajo del cual seguir deforestando implica la desaparición de especies? "De acuerdo con diversos especialistas, el mínimo por conservar debería estar entre 15 y 25 por ciento", indica. Preservar lo que aún queda de este bosque de los tres quebrachos (conformado por colorado santiagueño, colorado chaqueño y blanco) es, a su criterio, "un gran desafío que debe asumirse en la región chaqueña".
ARBOLES Y ALGO MÁS No sólo se pierden árboles cuando se desmonta un bosque, sino que también se tala todo el hábitat que da cabida a diversas plantas y animales. Según cálculos realizados por expertos en biología de la conservación, la tasa de extinción que genera la deforestación varía de un modo muy marcado en bosques tropicales: "Para una pérdida del 11% de superficie se prevé una pérdida del 2% de especies, mientras que
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con 44,8% de pérdida de superficie las pérdidas de especies llegarían al 35 por ciento", precisa. Más allá de las cifras porcentuales, el tiempo será determinante. Algunas de las especies desaparecerán en forma inmediata y otras seguirán existiendo, pero en poblaciones tan reducidas que peligra su viabilidad futura. Pero aún hay algunas medidas posibles de hacer para salvar a estos bosques. "Como virtualmente no existen terrenos fiscales en esa zona, la única posibilidad real de conservación consistiría en integrar una red de áreas protegidas en propiedades privadas para poder conservar muestras representativas de la diversidad ecológica de este tipo de bosques", indica. Se trataría de asegurar fragmentos -actualmente en pie- dispersos en distintos campos, porque "si se asegura que sigan existiendo áreas relativamente grandes de hábitat naturales o seminaturales, la pérdida de especies podrá reducirse sensiblemente. Este es un gran desafío que si se lograra alcanzar podría convertir a la región chaqueña en un modelo por imitar", concluye. La autora pertenece al Centro de Divulgación Científica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA
QUEMA DE MADERA
No solamente el desmonte indiscriminado genera inconvenientes por la pérdida de especies naturales y de los servicios ambientales, sino que además tras el desmonte se quema la madera y hay una fuerte liberación de todo tipo de gases a la atmósfera debido a la combustión. Un ejemplo de esto es indicado por el investigador Jorge Adámoli: "Según datos del Inventario de Gases de Efecto Invernadero de la Argentina de 1997, las emisiones del dióxido de carbono (CO2) resultantes de la deforestación y consiguiente quema de bosques en la región chaqueña superan el consumo de combustibles de todos los medios de transporte del país".
Por Cecilia Draghi Para LA NACION
La deforestación es la principal causa de las inundaciones en Chaco www.greenpeace.org Noticia - 30 mayo, 2008
Mientras el oeste y sudoeste de la provincia del Chaco sufre la sequía, vastas zonas del Impenetrable se encuentran anegadas por el agua. Greenpeace denunció que las actuales inundaciones son consecuencia directa del irracional proceso de destrucción al que se encuentran sometidos los últimos bosques nativos argentinos. Greenpeace denunció que las actuales inundaciones son consecuencia directa del irracional proceso de destrucción al que se encuentran sometidos los últimos bosques nativos argentinos.
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Hoy las inundaciones y la sequía golpean al mismo tiempo a la provincia de Chaco, donde más de 12 mil personas fueron evacuadas en las localidades de El Sauzalito, El Pintado y Fuerte Esperanza, y se encuentran completamente aisladas, debido a la crecida del río Bermejito. Es la primera vez que el río Bermejito crece tanto: experimentó un aumento de casi 4 metros y sacó al cien por ciento de la población de la vera del río, que tuvo que irse hacia los lugares más altos. Defensa Civil advirtió que es probable que se registre un nuevo pico de crecidas en los próximos días como consecuencia de las recientes lluvias. "Las actuales inundaciones en el Impenetrable fueron causadas por la combinación del aumento del régimen de lluvias, producto del fenómeno de La Niña, y la alta deforestación en el Chaco Salteño", afirmó Ramón Vargas, licenciado en Geología y especialista en Recursos Hídricos. El Parque Chaqueño es la región forestal más afectada por los desmontes: allí se produce cerca del 70% de la deforestación anual de todo el país, y su región semiárida se encuentra al borde de la pérdida total de sus bosques. Santiago del Estero, Chaco y Salta son las provincias que la última década alcanzaron los niveles más altos de deforestación. Solamente en Salta, durante el período 1998-2006 desaparecieron 609.323 hectáreas de bosques nativos. (1) "La gran cantidad de desmontes para producir soja que se realizaron en los últimos años en la provincia de Salta en la zona cercana a Las Lajitas son la principal causa de estas inundaciones, ya que generaron crecidas en la cuenca de los ríos Dorado y Del Valle, que conforman los Bañados del Quirquincho y encauzan en el río Bermejito. Así, el río Bermejito, que no tiene afluentes en la provincia del Chaco, aumentó fuertemente su caudal, anegando vastas zonas de la provincia. Lo que se vio agravado por las lluvias locales en el área chaqueña del Impenetrable y el río Bermejito", afirmó Vargas. Por su parte, Carlos Leoni, secretario de la organización Amigos por Naturaleza, aseguró que "estas son algunas de las consecuencias del talado de la cobertura boscosa, que frecuentemente se inicia a lo largo de los paleocauces para terminar ocupando todo el espacio. La eliminación de la cobertura arbórea favorece la remoción eólica, que se hace tanto más intensa cuanto mayor es el talado, los incendios y la roturación del suelo lábil, como los de esta región. Los procesos de voladura y decapitación de suelos son bastante comunes cuando falta la protección vegetal original y la acción eólica retira la parte superior. Los especialistas venían alertando sobre los riesgos hídricos que podrían suceder si a esto se sumaba el efecto de "La Niña", pero nadie los escuchó." La sanción de la Ley de Bosques le puso un freno a la deforestación ya que suspendió la emisión de nuevos permisos de desmonte hasta tanto cada provincia realice, de manera participativa, un Ordenamiento Territorial de sus bosques nativos. Dada la situación de emergencia en la que se encuentra nuestro país, Greenpeace reclamó a los gobiernos provinciales que los mismos no otorguen nuevas zonas para ser desmontadas. "Los bosques juegan un papel fundamental en la regulación climática, el mantenimiento de las fuentes y caudales de agua y la conservación de los suelos. Son nuestra esponja natural y paraguas protector. Son nuestro patrimonio natural más importante, pero también el más
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amenazado y depredado por la mano del hombre: nuestro país ya perdió el 70% de sus bosques nativos originales, por lo que no estamos en condiciones de desmontar ni una hectárea más", señaló Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace Argentina. A nivel global, la deforestación resulta un aporte significativo al cambio climático, ya que es responsable de cerca del 20% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, lo que representa una proporción mayor a la causada por las emisiones de todo el sector mundial de transportes. "Una de las formas más rápidas de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático es frenando de manera urgente la deforestación", afirmó Giardini. Pero mientras la crecida del Bermejito ocasiona el aislamiento de una amplia región, una enorme parte de la provincia, en el sector oeste y sudoeste, fue declarada en "emergencia hídrica", por la incesante sequía en el Impenetrable chaqueño. Los pobladores más antiguos dicen que no se registra una sequía de este tipo desde hace más de treinta años, y la misma ya afectó cerca de 200.000 hectáreas producidas con soja, que significan más del 25% de la superficie total implantada. La gente deambula en los poblados en busca de agua, que escasea debido a que no llueve desde hace por lo menos tres meses y a que las napas han bajado tanto que hay que realizar perforaciones muy profundas para obtenerla.
Hacha y Sierra: Avanza la deforestación en el Chaco Salteño Publicado por: redafDentro de Noticias Conflicto Ambiental, Noticias Conflicto Tierra, Noticias Deforestación, Noticias Ley de Bosques, Noticias Normativa / Legislación, Noticias Organizaciones Campesinas, Noticias Proyecto NATIVO, Noticias Pueblos Indígenas, Noticias Salta, REDAF en Medios, Soja12 abril, 2013 1 Comentario 665 Lecturas
Un informe de la UBA y de la Red Agroforestal Chaco Argentina – REDAF, pone al descubierto los desmontes ilegales que salinizan la tierra y la vuelven improductiva. La lucha de las comunidades campesinas. “Las comunidades indígenas y las familias campesinas vienen denunciando desde hace años los desmontes en su territorio, pero muchas veces no acceden a brindar información exacta para que sea tomada en cuenta por los funcionarios”, explicó Ana Laura Álvarez, ingeniera agrónoma, Secretaria Ejecutiva de REDAF.
Reportaje publicado en Revista Veintitrés – Enero 2013 Durante años, las comunidades campesinas e indígenas denunciaron que los montes del la región del chaco salteño de nuestro país estaban siendo destruidos a una velocidad inusitada, al ritmo de la expansión sojera y ganadera. A la voracidad de empresarios agroforestales poco preocupados por la preservación del medio ambiente se le sumaba la complicidad de un Estado poco dispuesto a controlar. Ahora, el reclamo de los pobladores rurales tiene una base científica contundente. Un reciente estudio del Observatorio de Tierras, Recursos Naturales y Medio
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Ambiente de la Red Agroforestal Chaco Argentina (Redaf), realizado en colaboración técnica con la Universidad de Buenos Aires y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, demostró que “a cinco años de la promulgación de la Ley de Bosques, Salta registra más de 330 mil hectáreas deforestadas: 98.894 en zonas prohibidas por su ordenamiento territorial de bosques nativos (OTBN) y 53.202 violando la restricción dictada por la Corte Suprema de Justicia entre 2009 y 2011”. “Las comunidades indígenas y las familias campesinas vienen denunciando desde hace años los desmontes en su territorio, pero muchas veces no acceden a brindar información exacta para que sea tomada en cuenta por los funcionarios”, explicó Ana Laura Álvarez, ingeniera agrónoma, integrante de la organización no gubernamental Asociana. “Esto es aprovechado al máximo por empresarios dedicados a los agronegocios”, se quejó, en diálogo con Veintitrés. En esa sintonía, María Vallejos, del Laboratorio de Análisis Regional y Teledetección de la Facultad de Agronomía de la UBA, remarcó la importancia de “cuantificar” lo que está sucediendo: “No es lo mismo que sea la Universidad la que esté dando cuenta de esta situación de desmontes ilegales a que lo hagan solamente las familias campesinas afectadas directamente”. Por su parte, Juan Luis Díaz, director ejecutivo de la Fundación por el Desarrollo en Justicia y Paz (Fundapaz), puntualizó a esta revista que “el desmonte también ocurre en otras provincias, la particularidad de Salta es que hay una medida cautelar dictada por la Justicia, y aun así siguieron porque falta decisión política para controlar; los funcionarios provinciales nos dicen que no tienen recursos para hacer un monitoreo, lo cual no es cierto. Desde que se emitió el informe no nos recibió ningún funcionario”. Tanto Fundapaz como Asociana trabajan con organizaciones y comunidades indígenas en el Chaco salteño, participan de la Redaf, así como de la Mesa de Tierras de Salta, desde donde se presentó el recurso de amparo que derivó en la resolución de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. “Lo que sucede con los desmontes en el norte del país es grave. Los gobiernos provinciales tienen que ser muy cuidadosos para evitar la tala ilegal –pidió Díaz–; el gobierno de la provincia de Salta fue muy permisivo en estos últimos años, tanto con los desmontes como con el monitoreo”. Vallejos señaló que “la idea del trabajo es ponerlo a disposición del público, que no quede en el mundo académico”, y contó que en los últimos años, a partir del informe que realizó la Facultad de Agronomía de la UBA en ocasión del recurso de amparo, fueron varias las instancias judiciales que requirieron de la información que produce la Universidad. “Aportamos evidencias de la ubicación y la superficie de los desmontes ilegales producidos en distintas zonas de la región chaqueña”, graficó Vallejos y destacó que gracias al agrónomo del INTA José Volante, hay registro de los desmontes producidos desde 1976 hasta la actualidad. “Tenemos imágenes satelitales de 30 x 30 metros que permiten hacer una evolución histórica. También tenemos imágenes que nos permiten detectar los incendios intencionales que se generan para desmontar”, describió la especialista. Su tarea es “digitalizar la información, como parte de un estudio más grande, que permitirá superponer los datos de los bosques desmontados con información socioeconómica, como la de los censos”. De acuerdo con Álvarez “es importante el aporte en lo que hace a análisis y acceso a la información satelital que brinda en este caso la Facultad de Agronomía”, ya que “tiene un peso diferente a la generada a nivel local, a la vez que la vinculación entre la academia y las poblaciones locales trae otros aportes, como la formación de estudiantes en la realidad local y otra visión de los llamados proyectos de desarrollo”. El estudio también permite dar cuenta del proceso de salinización que se da en las tierras desmontadas. “Hay cambios en la composición de los nutrientes, el cloruro sale a la superficie. Es el principio de la desertificación”, advirtió Vallejos, para luego ilustrar que éste “es un proceso que ya sucedió en otros lugares del mundo. Al talar, se remueve la cobertura vegetal y se rompe el equilibrio hídrico. Cuando llueve, quedan las sales en el suelo”. Por este motivo, están estudiando los rendimientos de la soja, tanto en los primeros años como al cabo de seis o siete años. “Se desmonta, se siembra soja y después queda el suelo salinizado, inutilizable. No son zonas agropecuarias, antes era impensable sembrar soja en estos lugares, pero el precio en aumento además de que ahora llueve un poco más favoreció que crezcan los desmontes. Esto está directamente asociado con desalojos de comunidades que ya habían sido arrinconadas. Es preocupante, dividen a las comunidades ofreciéndoles plata”, describió Vallejos, quien informó
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que de la zona chaqueña, donde más superficie se desmontó es Santiago del Estero, aunque la mayor tasa –relación con la superficie de monte original– se registra en Salta. En ese difuso límite provincial fue asesinado el campesino Miguel Galván por personas vinculadas a empresarios sojeros que buscaban quedarse con las tierras ancestrales de su familia para desmontarlas, según constató un equipo de esta revista en octubre. “Las inundaciones en Tartagal de 2009 y las de Santa Fe en 2004 tienen que ver con que el suelo pierde la capacidad de filtrar el agua”, recordó Díaz y alertó que “la producción maderera en Salta se hace en forma ilegal, no hay control de los organismos competentes”, pese a que con Ley de Bosques Nativos –impulsada por el ex diputado Miguel Bonasso–, la provincia hizo su mapa de ordenamiento territorial. “Es una guía para que se pueda monitorear que no se desmonte en las zonas donde está prohibido. Sin embargo, se avanzó por territorios destinados a ser conservados”, denunció Díaz. Para el director de Fundapaz la situación obedece al “corrimiento de la frontera agropecuaria por las plantaciones de soja y la ganadería extensiva, lo que provoca el corrimiento de la población a causa del negocio inmobiliario”. Hectáreas arrasadas Desde 1976 a septiembre de 2012, la provincia de Salta perdió 2.074.210 hectáreas de bosque nativo. El 94 por ciento en la región chaqueña. La tasa de desmonte creció con el fin de la convertibilidad (2001). El 45 por ciento de las hectáreas desmontadas en Salta fueron ejecutadas entre el año 2000 y 2012 (aproximadamente 942.000 hectáreas). En el mismo período, la superficie cultivada con soja se duplicó Desde 2007 a la fecha, más de 330 mil hectáreas fueron taladas: 98.894 en zonas prohibidas por el ordenamiento territorial de bosques nativos y 53.202 violando la restricción dictada por la Corte Suprema de Justicia entre 2009 y 2011.
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