E L M A N D A M I E N T O P R I N C I P A L1 A este concepto lo asociamos hoy inmediatamente con un contenido determinado: el mandamiento del amor, presente en Mc 12,28-34 y sus paralelos Mt 22,34-40 y Lc 10,25-28. Pero el concepto de mandamiento principal es pensable también sin necesidad de llenarlo inmediatamente con el contenido del amor a Dios y al prójimo. Se trata, en principio, de un concepto meramente formal. Se tienen en mente los 248 mandamientos y las 365 prohibiciones de la Tôrâ y se presupone que no están allí yuxtapuestos e inconexos, sino que reina entre ellos un orden. Cabe pues preguntarse cuál de los mandamientos es el más importante (Mt 22,36.38), el mayor (Mc 12,31), aquél del cual dependen las demás manifestaciones de la voluntad divina (Mt 22,40). Hay que notar que Lucas, aunque transcribe a su vez el episodio, elude la terminología: "Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?"(10,25). Sus lectores helenistas no la entenderían. Se trata, pues, de una formación conceptual palestinense-judía. Su contenido no estaba inequívocamente definido y Jesús lo aplica al mandamiento doble del amor. 1. Origen Preisraelita de la Concepción La idea la tomó Israel de otra parte, en el contexto de un conjunto más amplio de ideas y enunciado, transfiriéndolo luego al ámbito religioso. Israel no entendió la relación con su Dios como una participación mística, ni como la repetición cíclica ce mitos metahistóricos, ni como dominio mágico-ritual de campos de fuerzas, sino como una alianza: Israel afirma que su Dios, en los comienzos de su historia como pueblo, junto al monte Sinaí, cerró con él un contrato. Se sabe de los límites de este modelo, pero se adopta deliberadamente esta mentalidad jurídica, que pone su relación-religación con YHWH en un plano personal e histórico: es el encuentro entre dos libertades. No se trata tan sólo de un modelo conceptual, sino de una institución. Así como los pactos entre los reyes se fijaban y documentaban, también su pacto con YHWH se fijó en el "Documento de la Alianza" que debía leerse en público periódicamente en una fecha determinada. De ahí que los mandamientos y leyes de Dios son para Israel la "condiciones de la alianza. Hasta hace unos veinte años, se pensaba que el esquema lo había tomado el pueblo en tiempos de Moisés (+/- 1300 a.C.), teniendo como modelo los contratos de vasallaje en uso entre los reyes desde la edad de Bronce medio (2ª mitad del 2º milenio a.C.), como los que se conocían en el ámbito hitita. Hoy, en cambio se piensa más bien que el modelo fue el de los pactos asirios del 1º milenio; pues el esquema se adopta sólo al momento de componer el Dt, preparado durante el reinado de Ezequías y fijado en tiempos de la reforma de Josías. Se trata de un formulario bien definido: 1) presentación del rey en primera persona, 2) mirada retrospectiva de las relaciones con el vasallo: beneficios del primero e infidelidades del segundo, lo que desemboca en la situación actual, 3) transición estilística: "y ahora...", que da lugar a las cláusulas, 4) cláusula genérica y declaración de principios, 5) estipulaciones detalladas que desarrollan y precisan la principal, 6) invocación de los dioses respectivos, testigos del acto y 7) bendiciones y maldiciones a las que se hace acreedor el vasallo en caso de cumplimiento o incumplimiento de lo estipulado. Sigue la indicación de escribir los dos documentos, depositarlo en los templos respectivos y leerlo a intervalos regulares. Lo importante en este género de formularios es la estrecha vinculación entre la declaración 1
N. LOHFINK, "El Mandamiento Principal" en Valores Actuales del Antiguo Testamento [orig. Das Siegeslied am Schlifmeer (Fr. am M.1965)] (Bs.As. 1966).
1
de principios y las estipulaciones detalladas. Esto implicaba ya la idea de un mandamiento principal. 2. Formulaciones jurídicas del mandamiento principal El Dt sigue la estructura de la celebración litúrgica de la renovación de la alianza2, que se basa a su vez en el formulario de la alianza. Pueden distinguirse claramente en los cc.12-26 el ámbito de los preceptos detallados y en el c.28 las bendiciones y maldiciones. Los cc. 1-11 contienen miradas retrospectivas y parénesis generales, que no son sino "variaciones sobre un mismo tema": el mandamiento principal3. Existen entonces varias versiones del m.p. que no son originalmente religiosas sino políticas: a) "No tendrás dioses extraños delante de mí" (Dt 5,7). Es primera formulación en el decálogo y enuncia la pretensión exclusiva de Yhwh. Así como un rey vasallo no podía entrar en tratos con ningún otro soberano. Cfr. Dt 4,19; 29,25; 32,8 (LXX y 4QDt). b) "No irás detrás de dioses extraños" (6,14; 8,19; 11,28; 13,3.5; 28,14). El "¡Sígueme!" de Jesús en el NT recoge esta vieja fórmula. c) "Amarás a Yhwh tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza" (6,5 cfr. cómo se refleja en 5,10; 7,9; 10,12, etc). NO se trata de relaciones entre magnitudes abstractas como los estados, sino de la relación personal entre los soberanos, que se designaba con el término "amor". La unidad primigenia de estas diferentes formulaciones se vuelve a hacer patente cuando Jesús las recoge a todas aplicándoselas a sí mismo:"El que recibe mis preceptos y los guarda, ése es el que me ama" Jn 14,21, cfr. 14,15.23s; 15,10; 1Jn 2,3-5. 3. Reformulaciones israelíticas del m.p. Línea cultual En cuanto lo exigiesen las circunstancias, Israel está siempre dispuesto a dar nueva expresión al m.p. para mantenerlo vigente en cada época. En el mismo decálogo, a la primitiva forma (v.7) le siguen otras dos que no formaban parte del texto más antiguo: d) "No te harás escultura ni imagen alguna, ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra" Dt 5,8 = Ex 20,4; es la aplicación concreta a una época de intensa presión de una cultura pagana, durante el dominio extranjero. e) "No te postrarás ante ellos ni les darás culto (=ni te harás esclavo de ellos)" 5,9 = Ex 20,5. Las expresiones reflejan un rito pagano A estas formulaciones les sigue la frase que motiva el m.p.: Dt 5,9-10 = Ex 20,5-6 y a continuación comienzan los preceptos particulares. Esto se confirma por el hecho de que la prédica de 4,1-40 que quiere inculcar la observancia del m.p. considera estas dos formulaciones cultuales como equivalentes a la antigua (que ni siquiera menciona), y como las únicas vigentes en su época. 4. Reformulación en clave religiosa "Cuida de no olvidarte de Yhwh que te sacó del país de Egipto, de la casa de servidumbre. A Yhwh tu Dios temerás a él le servirás, por su nombre jurarás" Dt 6,12-13. 2
G.VON RAD, "El Problema Morfogenéteico del Pentateuco" en Estudios del Antiguo Testamento (Sígueme, Salamanca). Sobre estos textos se basa la tesis doctoral de N.LOHFINK, Das Hauptgebot. Eine Untersuchung literarischer Einleitungsfragen zu Dt 5-11 (Roma 1963). 3
2
En los cc. 5-6, una prédica que se parece a la de 4,15-19, se pone por base el comienzo del decálogo en su forma primitiva y desde la autopresentación de Yhwh hasta el comienzo de la frase motivadora. La idea madre es la del temor, actitud religiosa fundamental en el Antiguo Oriente. Ya se había aludido a éste en el recuerdo de 5,5, el pedido de 5,24-27 y en la respuesta del v.29 en los que se expresa la equivalencia entre el temor de Yhwh y la observancia de sus mandamientos, cfr. 6,2 y 24. Esta formulación es un progreso hacia lo esencial de la relación con Dios. 5. Reformulación para tiempos de bienestar Dt 8 se presenta como un comentario a lo anterior y el término de enlace es el verbo olvidar (cfr. 6.12). Describe una situación de bienestar (vv. 7.9) y de abundancia (10.12.13) y dirige una advertencia (14.17.18) frente al peligro de secularización. La exigencia del m.p. se formula ahora como recuerdo: de ahí nacerá luego la observancia de los demás preceptos. 6. Reformulación para los piadosos y observantes Queda un último peligro capaz de echarlo todo a perder y es la observancia de todos los mandamientos con la conciencia de losa propios méritos delante de Dios. Así el c.9 obliga al hombre a concentrar su atención en Dios solo y no en las propias obras buenas: "No digas luego en tu corazón: por mi propia justicia me ha conducido Yhwh hasta aquí... No por tu justicia ni por la rectitud de tu corazón... sino por la iniquidad de aquellos pueblos... y para cumplir la palabra que Yhwh dio con juramento a tus padres... (9,4-6). A título de prueba de la dura cerviz de Israel, Moisés enumera todos los pecados que han cometido: 9,23-24. A pesar de todo, se le concede la bendición. La razón última es la pura libertad de Dios. El m.p. toma la forma de una prohibición de la soberbia de los propios méritos. 7. El M.P. en el Nuevo Testamento Como hemos visto esta categoría pertenecía al acervo teológico de Israel. Pero por lo que hace al contenido, Israel ha conservado siempre la libertad de actualizarlo, aplicándolo a la propia época en fórmulas nuevas que no anulan las anteriores, sino que se van yuxtaponiendo a ellas. Lo que muestra que lo decisivo no es la formulación de turno, sino lo formal del m.p.: existe una unidad en la voluntad divina, el encuentro de Dios y el hombre es algo infinitamente simple. Lo específico del N.T. no está en un contenido o formulación distinta, puesto que el escriba encuentra un absoluto acuerdo con el A.T: Mc 12,32. Lo nuevo es que todo en conjunto ya no se lo refiere a Dios, sino a Jesús de Nazaret en quien Dios se ha hecho presente en el mundo. Ahora se trata de amarle a él y, mediante este amor, amar a los hermanos. Las manifestaciones particulares de la voluntad de Dios, lejos de dispersarse en una pluralidad que oprime y confunde, se concentran en una sola y ha de referirse a Jesucristo.
3