MODA&BELLEZA
ECOBOLSAS
Jueves 11 de marzo de 2010
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Disminuir el consumo de plástico con bolsas más durables, más lindas y más amigables Cuatro siglos tarda en degradarse, con suerte, una bolsa de polietileno. Ahora que ser verde y ecológico está de moda y la fiebre vintage es una constante, varios diseñadores, empresas y marcas han empezado a colaborar en la disminución del consumo de plástico, acompañando las políticas estatales de varios países y ciudades en contra de la utilización de bolsas no biodegradables. En 2008 la Legislatura de la provincia de Buenos Aires sancionó una ley que prohíbe a los supermercados y otros comercios el expendio de bolsas plásticas. En septiembre último, la Legislatura porteña siguió el ejemplo y buscó un plan de sustitución de bolsas y sobres plásticos por otros biodegradables. Y, desde el diseño, empezaron a buscar respuestas. Hace un año, los diseñadores Pia Compiano y Martin Sassenus crearon Bird: una marca de bolsas de compras reutilizables con un sistema de plegado que permite convertirlas en un pequeño accesorio para guardar en la cartera. “El objetivo es que no sirva sólo para el súper, sino que la gente incorpore el tema de llevar su propia bolsa, bien cómoda, y la use al comprar zapatos, ropa o lo que sea, y no pida en el negocio una”, explica Compiano. La primera bolsa que lanzaron está realizada en puro algodón, estampada con tintas que no agreden el medio ambiente, por lo cual no sólo se vende en tiendas de diseño, también se encuentran en las tiendas naturistas. Recientemente lanzaron además la Bolibag, una bolsa de microfibra de nylon mucho más compacta que la primera, cuyo sistema de guardado hace que se convierta en una pelotita. Con un tinte mucho más nostálgico, Cecilia Sonzini ideó los changuitos de Violraviol. “Arranqué con los changos porque era un objeto que yo necesitaba. Me gusta el proceso de ir al mercado caminando y volver”, dice. Sonzini compra las estructuras metálicas de las fábricas tradicionales de changuitos y diseña las bolsas a partir de telas vintage: “La industria vinílica en la Argentina no es grande, hay mucha importación de Oriente. Finalmente, conseguí y telas antiguas”. Violraviol también vende canastas. “Las canastas no fueron diseñadas por mí. Surgen del descarte de la gente que trabaja en el mercado y las hace con los zunchos (de polipropileno) de los cajones de frutas y verduras”, agrega. Sonzini imparte mínimas indicaciones de combinaciones de color, pero el diseño y el trabajo pertenecen a los artesanos. La gente que se lleva las canastas las usa para todo, no sólo para las compras. Es que las propiedades del material, liviandad, flexibilidad, resistencia y fácil mantenimiento (se limpian con un trapo) hicieron que muchos desterraran las descartables. “Me parece fantástico que todos dejemos de usar bolsas de polietileno; una vez que lo hacés te das cuenta de lo fácil que es dejarlas. Ya estoy totalmente acostumbrada”, agrega Cecilia. Algunas marcas de indumentaria ya establecidas también lanzaron sus bolsas para compra. Es el caso de Desiderata, en cuyos locales, desde hace un año, se consiguen las Ecobag que acaban de relanzar con un nuevo diseño. “Tanto la preservación del medio ambiente como el diseño son parte de nuestra filosofía. El objetivo de la bolsa vincula el diseño con el medio ambiente”, afirma María del Pilar Martel Barcia, responsable de imagen y comunicación de la empresa. La bolsa se puede adquirir por 15
pesos cuando se realiza la compra, y cada vez que la presenta se beneficia con un descuento, una forma de asegurarse de que va a ser reutilizada. PesqueiraTM es otra de las marcas que incursionaron en las bolsas reutilizables. Desde hace dos temporadas decidieron dejar de imprimir bolsas de cartón y utilizar los excedentes de producción para crear la Bolsita Feliz, con lo que disminuyeron los desperdicios y dieron trabajo a gente que lo necesitaba. “¡A mis clientes les encanta! Les parece un buen pack para un regalo. O compran una prenda para ellas y le regalan la bolsita a la hija para llevar al colegio”, expresa Valeria Pesqueira. Desde la marca instan a reutilizar la bolsa, ya sea para las compras, el gimnasio o la facultad. Además, diseñaron para la venta el Bolso Oso, muy simple y de mayores dimensiones, para ser usado con el mismo fin.
Idea súper Pero no sólo los que están dedicados a la moda participan de esta tendencia. El grupo Jumbo Retail fue uno de los primeros en ofrecer bolsas reutilizables. Desde enero de 2009 ofrecen a sus clientes una bolsa reutilizable (envuelta prolijamente en una de nylon), acompañando un programa que iniciaron el año pasado para reducir las “bolsas de salida” (las de plástico), junto a una campaña de concientización. “La gente las ha recibido sorprendentemente bien: las vendemos o las cambiamos por puntos de nuestras tarjetas. Hasta ahora hemos distribuido 350.000 unidades. Y cada bolsa ahorra 230 bolsitas”, dice Diego Mémoli, gerente de marketing de Disco. El plan es sacar más diseños, así se vuelven coleccionables. Este año lanzaron la Ecomochila, con diseño de Miguel Brea, y por $ 6 se promueve el cuidado del medio ambiente. En los supermercados Leader Price encontraron una forma de fidelizar no sólo al cliente, sino la utilización de la bolsa, porque ésta es a su vez una tarjeta de beneficios: contiene un código de barras que, al presentarlo en las cajas, el cliente obtiene descuentos en diversos productos. “No es una bolsa biodegradable, pero su producción respeta ciertos criterios medioambientales y, además, eso reduce la necesidad de entregar bolsas de plástico”, dice Jean-Marie Hilaire, representante oficial del Grupo Casino. La bolsa se entrega gratis y hasta la fecha tienen más de 50.000 clientes registrados. Por semana se utilizan 10.000 veces, por eso probablemente se ahorren unas 20.000 bolsitas de plástico. En otros rubros también empiezan a incursionar en este producto. Gisela Temin, de G’Tem Bags, empresa dedicada a fabricar bolsas reutilizables para terceros, declara que se registró un aumento en las consultas y los pedidos de parte de las empresas. “Las bolsas habituales de papel o polietileno se tiran y no duran. Además, no soportan mucho peso. Estas son distintas, sirven de cartera, de publicidad, son cómodas y, por supuesto, reusables”, explica. Hasta ahora la mayoría de las bolsas de compras casi no se utilizan en el mercado, sino como cartera o para otros usos menos específicos. Para Marta Varela, presidenta de la Comisión de Ecología de la Legislatura porteña, la cuestión del cambio de hábito tiene que ver con la actitud: “Las bolsitas de plástico tienen los días contados y afortunadamente también está declarada la resurrección de las bolsas y el changuito”, concluye.
EN EL MUNDO Z La pionera en comercializar bolsas de compras reutilizables fue la diseñadora inglesa Anya Hindmarch, que junto a la fundación ambiental We Are What We Do lanzó al mercado en 2007 un bolso de algodón con la inscripción I’m not a plastic bag (No soy una bolsa de plástico). Hoy es un ítem obligado entre los habitantes del mundillo de la moda internacional.
Z Stella McCartney, conocida por su conciencia ecológica, también es parte de la movida. Hace dos años diseñó una bolsa de algodón orgánico que se podía camuflar perfectamente como un morral. Desde entonces incluye en cada colección un nuevo bolso reutilizable. Y en sus tiendas cambió las bolsas comunes por unas biodegradables realizadas a partir de maíz y alienta su reutilización.
Z La firma de lujo Hermès creó SilkyPop, una bolsa de seda estampada cuya base rebatible de cuero permite plegarla hasta reducirla al tamaño de un CD. La variedad y calidad de los estam-
pados que caracterizan la marca, su material y el precio (960 dólares) llevan a pensar dos veces antes de guardar en ella un carré de cerdo.
Z Consuelo Castiglioni, fundadora de la marca italiana Marni, no se quedó atrás y presentó una bolsa de nylon, material que si bien no es tan amigable con el medio ambiente sí lo es con las compras en la verdulería; además, también se pliega y llega a tener un tamaño transportable cuando no se utiliza. Su base: comprar una buena bolsa y no usar bolsitas de plástico.
Z Marc Jacobs tiene una línea de venta exclusiva por Internet con diversas bolsas de compras a precios económicos.
Z GAP vende en sus locales su bolsa azul con letras blancas, en tela de avión, pero reutilizable. Quien la adquiera y la lleve, cada vez que realice una nueva compra accederá a un descuento. La idea, dejar de lado las bolsas de polietileno.
DOS MANIJAS Z No more plastic bag, reza el leitmotiv de Totebag, el proyecto que creó FOTOS, ANDREA KNIGHT. PRODUCCION, FLORENCE ARGÜELLO
POR KAREN KIM
Lorena Núñez hace más de un año. “Siempre fui consumidora de totebags y de bolsas, entonces, aprovechando la movida, busqué un diseño que la gente pudiera adoptar y que fuera fácil de transportar”, expresa Núñez. Imitando el flujo de la moda, plantea temporadas de bolsas, en las que aprovecha tejidos que ella diseña en su trabajo free lance. “El objetivo es que salgas con tu bolsa, pero que te sientas a la moda, eso también hace que la uses.” La línea consta de bolsos de algodón con estampas de ilustradores que van rotando cada temporada, así como sus temas, que apelan a llevar un estilo de vida más amigable con la naturaleza. La Mini Tote es una bolsa de aspecto más neutro, de material impermeabilizado, ultraliviana, plegable y de uso más cotidiano. “Es un medio para poder aportar algo, que es lo que me interesa.” Por eso, el precio de la bolsa es accesible, pero sin perder la coherencia del mensaje ecológico. Núñez planea lanzar otros formatos de bolsas más amplias para otras situaciones de la vida y con diferentes sistemas de cierre.
Z Como una ironía nació This Charming Bag. Cecilia Maciel, una fanática de las carteras de los grandes diseñadores europeos, decidió plasmar esos objetos de deseo inaccesibles en bolsas de friselina muy económicas. “Lo encaré por el lado de la estampa. Después se planteó como bolsa, como una manera de que tuviera una función”, agrega Maciel. Es así como se ven estampadas la famosa Birkin de Hermès, una cartera de Chanel o de Valentino. Empezó vendiendo las bolsas por una página de subastas, hasta que se contactaron desde distintas ferias y marcas de diseño atraídos tanto por el concepto del diseño como por su utilidad. El público que las compra se divide en tres grupos: “Hay gente que la compra porque le gustaría tener la cartera y no puede, está quien la compra porque le parece divertido el tema de la bolsa, y otros más por la función”. Lanzó hace poco la bolsa camiseta: en el típico formato de bolsa de supermercado, pero de material reutilizable y pintada a mano, cuyos diseños incluyen al público masculino.