DOMINGO IV DE PASCUA COMENTARIO A LAS LECTURAS P. JORGE PETERSON, OCSO
PRIMERA LECTURA: Hch 2, 14, 36-41 SEGUNDA LECTURA: 1 Pe 2,20-25 EVANGELIO: Jn 10,1-10
Este cuarto domingo de Pascua nos presenta a Jesús como el Buen Pastor. Las tres lecturas tienen una enseñanza para nuestras vidas en el mundo como es ahora. La última frase del Evangelio nos da la clave para entenderlas: "Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante". Dios desea ardientemente que todos sus hijos e hijas tengan una vida plena y feliz. Para realizar esto, tenemos que renunciar a todo lo que daña este plan de Dios. En la primera lectura S. Pedro proclama que a este Jesús, que ellos habían crucificado,"Dios lo ha constituido el Señor y Mesías". Estas"palabras traspasaron el corazón" de sus oyentes. Sabemos que Jesús fue crucificado por los pecados de todos. Estas palabras de S. Pedro traspasan nestros corazones también; nos mueven a compunción. Así al final S. Pedro nos exhorta: "Escapen de esta generación perversa." En todas las generaciones, hay fuerzas de las tinieblas que tientan contra la vida, la justicia, la solidaridad, la fraternidad, la moral, etc. El Buen Pastor nos ayuda a renunciar a estas tentaciones para elegir el camino estrecho que lleva a la vida eterna. Miremos a Jesús, "el pastor y guardián de nuestras vidas". En el Evangelio de S. Juan, varias veces Jesús proclama: Yo soy. Yo soy "el pan de vida", quien se alimente de Él, no tendrá hambre. Yo soy "la luz del mundo", quien le siga, no caminará en la oscuridad. Yo soy "el buen pastor", quien escuche su voz, encontrará la vida. Son imágenes originales y bellas. Éstas nos ayudan a conocer varios aspectos del don de Dios en Cristo Jesús. Descubrimos que sólo Él puede responder plenamente a las necesidades más fundamentales del ser humano. En el Evangelio de hoy encontramos otra imagen poco comentada: "Yo soy la puerta." Jesús es una puerta abierta. Por Él, y solamente por Él, podemos llegar al Padre. Estando adentro del aprisco del Señor, Él nos llama por nuestro nombre. Él conoce a cada una de sus ovejas. Conoce nuestra historia personal: todas las cosas que nos han afectado, positiva o negativamente. Como dijo a los cristianos de Éfeso, puede decir a nosotros: "Conozco tus obras, tus fatigas, tu paciencia, ... has soportado y aguantado por mi causa sin desfallecer." Añade: "Pero tengo algo contra ti." También conoce nuestros defectos: nuestro egoísmo, nuestra pereza, nuestra soberbia, etc. Al final promete recompensa al "vencedor". En una frase este Evangelio explica los beneficios que reciben los que entran por esta puerta. La salvación: "Quien entre por Mí,se salvará." Esta puerta se abre a la vida eterna, la vida abundante que el Señor nos ofrece. Entrar por esta puerta es adherirse a la voluntad del Padre en mi vida. Como Jesús "vino no para hacer su voluntad, sino la voluntad del que le envió." También en este Evangelio, dice que el que entra por esta Puerta puede entrar y salir. Puede gozar de la compañía de otros creyentes para vivir la fe. También, cuando su vocación lo pide, puede salir a atender a los que no conocen todavía al Buen Pastor. El Papa Francisco anima a los pastores a salir para tocar la vida de muchos alejados del aprisco. Finalmente, los que entran por esta Puerta, "encontrarán pastos". El Buen Pastor ofrece a sus ovejas buen alimento: en la oración, en las Escrituras y especialmente en la Eucaristía. Necesitamos este alimento espiritual. Algunos sufren de anemia espiritual. Desgraciadamente, cuando vengan las tentaciones, no tienen la luz y la fuerza para resistir."El que esté de pie, tenga cuidado de no caer." El Buen Pastor cuida a cada uno de nosotros. En Él, encontramos la vida abundante.