SOCIEDAD | 17
| Lunes 29 de diciembre de 2014
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AVANCE EN LA ARGENTINA | para producción de energía y radioisótopos
Desarrollan una tecnología de punta para enriquecer uranio
Un equipo de 60 investigadores del Centro Atómico Bariloche lo lograron utilizando láser, un método que dominan menos de diez países en el mundo; la producción a escala requiere una ley Nora Bär LA NACIoN
Tras un trabajo de tres años, un equipo de 60 investigadores del Instituto Balseiro y el Centro Atómico Bariloche, liderado por Fabián Bonetto, acaba de desarrollar una vía que emplea el láser para lograr el enriquecimiento de uranio. Es una tecnología de punta en el mundo, que se persiguió durante décadas y que hoy dominan menos de una decena de países, entre los que se cuentan los Estados Unidos, algunos de la Unión Europea, Australia y Rusia. Se trata de un método que consume mucha menos energía, y es más económico y eficiente. El uranio es un metal negruzco que se encuentra en estado natural en algunas rocas y tierras en muy pocas partes por millón. Es aproximadamente un 70% más denso que el plomo, pero algo menos que el oro. Lo descubrió en 1789 Martin Heinrich Klaproth, el químico alemán que también encontró el circonio y el titanio. Le dio ese nombre en honor al planeta Urano, que acababa de ser descubierto ocho años antes. Se presenta en tres “versiones” levemente diferentes, pero para utilizarlo en las centrales de generación de energía eléctrica y en los reactores de producción de radioisótopos, hay que extraerlo y concentrarlo a partir de minerales que lo contienen, y luego someterlo a un proceso que permite aumentar el contenido de una de esas versiones: el uranio 235, el más fácilmente fisionable. Ese “enriquecimiento” se lograba hasta ahora con dos tecnologías. Una, desarrollada en 1944, es la difusión gaseosa, que consiste en hacer pasar los átomos del elemento 92 de la tabla periódica (U)
por membranas que van separando una versión de la otra y aumentando el contenido de átomos de uranio 235. La segunda es la centrifugación, que separa las diferentes versiones por el tamaño de sus núcleos atómicos. “La producción de uranio 235 por difusión gaseosa es la que en el país se desarrolló en Pilcaniyeu en 1983 –explica Bonetto desde su laboratorio en San Carlos de Bariloche–. Este nuevo paso se logró en tres años.” En estado natural, el uranio está compuesto por 993 átomos de su isótopo (o versión) 238, cuyo núcleo está formado por 92 protones y 146 neutrones, y apenas 7 de su isótopo 235 (92 protones y 143 neutrones). Con el proceso llamado “enriquecimiento” se logra que el número de átomos de uranio 235 pase de 7 por mil a 20%. “La Argentina firmó tratados internacionales en los que se compromete a no enriquecer uranio por encima de 19,7%; eso significa que después del enriquecimiento, dos de cada diez (o 200 de cada mil) átomos son de uranio 235”, subraya Bonetto. Este grado de enriquecimiento es el que se requiere para los usos pacíficos del material. El proceso de enriquecimiento históricamente utilizado, la difusión gaseosa, se aplica tras haber separado el uranio de las impurezas por medios químicos. Luego, el hexafluoruro de uranio es transformado en plantas químicas especiales en dióxido de uranio, material cerámico que se utiliza finalmente como combustible en los reactores nucleares. Con este nuevo método, se deposita el metal en una canasta de tungsteno por la que pasan 400 amperes de corriente y que alcanza unos 4000 grados de temperatu-
Fabián Bonetto ra. El uranio metálico se calienta a alrededor de 2500 grados Celsius y se evapora. Entonces, se iluminan los átomos de uranio 238 y 235 con dos láseres, uno sintonizable y otro, ultravioleta. “Los átomos de uranio 235 absorben la luz amarilla rojiza, y el ultravioleta les quita un electrón (los “ioniza”; es decir que quedan con carga positiva). Después, un espectrómetro de masa detecta cuáles son unos y otros”, explica Bonetto, que se reserva mayores detalles de la técnica por razones de seguridad. Hasta ahora, los científicos del Centro Atómico Bariloche y el Balseiro sólo produjeron una pequeña cantidad de uranio enriquecido al 19,7% con esta nueva tecnología. Pero aunque para encarar la producción en gran escala se necesitaría continuar con la investigación y superar otro tipo de desafíos, ya se cumplió la prueba de concepto. El proyecto Silvar (separación isotópica utilizando láser en vapor
Porcentaje y compromiso
19,7
Por ciento Es el tope del porcentaje de enriquecimiento de uranio al que la Argentina se comprometió en sendos acuerdos con los Estados Unidos y con Brasil
5
Países Integran el grupo que produce y exporta sustancias radiactivas en el mundo: Canadá, Francia, Holanda, Australia y Sudáfrica
atómico de uranio) está incluido en el plan estratégico de la CNEA hasta 2020. El puntapié inicial se dio el 26 de agosto de 2011, en una reunión entre Norma Boero, presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica, y los gerentes Carlos Gho y Alberto Lamagna. “Allí Norma Boero nos indicó las metas: que teníamos que lograr que dos de cada diez átomos fueran 235 y el resto, 238; que la cantidad de material producido debería ser la mínima detectable con significación estadística, y que el proyecto debía realizarse en entre tres y diez años”, cuenta el investigador. Aunque destaca que no es experto en el área de trabajo de Bonetto, el admirado físico de la CNEA Francisco “Paco” de la Cruz, que estuvo presente “en el excelente seminario del Balseiro” donde se dio a conocer el logro, opina: “Fabián ha demostrado una capacidad organizativa extraordinaria. Planeó y diseñó en tiempo corto un tramado de actividades científico-técnicas de alta complejidad involucrando físicos, ingenieros y técnicos con experiencia en áreas que, en principio, poco tienen que ver entre sí. No fue un cargo ni un título formal el que permitió a Bonetto ponerse a la altura de lo que se hace en instituciones con enorme disposición de medios. Mostró la importancia de tener centros de investigación multidisciplinarios. Pudo coordinar y aprovechar conocimiento, experiencia y habilidades de ingenieros físicos y técnicos de diversas especialidades coordinados con precisión en el espacio y el tiempo en forma más eficiente y menos burocrática de lo que el sistema permite”. Según sus propias palabras, “no se hizo ningún avance científico en enriquecimiento”, pero se consiguió algo más importante: reunir el cono-
cimiento y equipamiento asociado con el desarrollo de diversas disciplinas para mostrar que con medios idóneos y al alcance de nuestras capacidades económicas se consiguió tener resultados que permiten la participación del país en una carrera en la que participan pocos. La carrera recién empieza, pero bien”. En cumplimiento de los acuerdos con Estados Unidos y Brasil, la Argentina se comprometió a no enriquecer uranio por encima de 19,7% y a aceptar auditorías de las Naciones Unidas y de Brasil. “En un proyecto tecnológico de este tipo, cada paso que damos es con autorización de la CNEA, el Ministerio de Planificación y la firma de la presidenta de la Nación –destaca Bonetto, que desde hace 30 años trabaja en la primera institución–. Todavía no podemos hacer cientos de kilos de uranio enriquecido por láser, esto es lo que se llama prueba de concepto.” Según Bonetto, escalar la producción exigiría una decisión del Poder Ejecutivo y del Congreso, que podría producirse si por alguna razón el país dejara de recibir el combustible para sus centrales de potencia (que generan energía eléctrica) o para sus reactores de radioisótopos, donde se elaboran radiofármacos empleados en los estudios de medicina nuclear; por ejemplo, para obtener imágenes funcionales del cerebro, el miocardio, los pulmones, el hígado, el esqueleto, la sangre y los tumores. La Argentina forma parte de un puñado de países en condiciones de producir y exportar estas sustancias radiactivas, un selecto grupo que integran Canadá, Francia, Holanda, Australia y Sudáfrica. Este tipo de avances tecnológicos no sólo permiten pensar en la posibilidad de autoabastecimiento de un insumo decisivo en un escenario de problemas energéticos y restricción de exportaciones por parte de los proveedores habituales, sino también en desarrollos que abren la puerta a exportaciones de alto valor agregado e impacto industrial. Con el logro del enriquecimiento de uranio por láser por parte de científicos argentinos, una tecnología rodeada de gran secreto, se conocen sólo nueve países que dominan todo el “ciclo” del uranio, desde sacarlo de la cantera hasta producir el combustible nuclear final.ß
COMUNIDAD
Historias solidarias
Mejorar la salud y la calidad de vida en el Bajo Boulogne Es la tarea del Centro de Medicina Familiar y Comunitaria San Pantaleón, que atiende a más de 6000 personas con necesidades Micaela Urdinez
FUNDACIÓN LA NACIoN
Darío Hermoso se sienta en la sala de espera del Centro de Medicina Familiar y Comunitaria San Pantaleón. Cuando el “doctor Agustín” –como él lo llama– diga su nombre, tendrá su control de rutina. Con 62 años, Hermoso está saliendo de una depresión y tiene ganas de volver a trabajar. “Empecé a venir al centro desde sus comienzos. En 2005 tuve un estado depresivo y diabetes. Me han atendido, contenido y derivado en los casos necesarios. Cuando no aparezco en un mes, me mandan llamar. Son médicos de calidad en todo sentido”, dice Hermoso. Él es una de las 6000 personas –bebes, niños, embarazadas, jóvenes, adultos y adultos mayores– de Bajo Boulogne, en Buenos Aires, que asisten al centro en busca de mejorar su salud y su calidad de vida. El predio fue donado a mediados del siglo pasado por una familia que quiso que funcionasen en el mismo espacio comunitario una parroquia, un jardín maternal y un centro de salud. A principios de 2001, funcionaban en el predio de Santa María del Camino el jardín y la parroquia, pero no había atención médica. “El cura que estaba en la parroquia en ese momento era amigo del doctor Di Paolo, colega nuestro en la Fundación de Medicina Familiar.
Di Paolo nos cuenta sobre las necesidades de salud que había y nos sumamos. El proyecto se ajustaba a nuestro objetivo de formar médicos con mirada social”, explica Nanci Giraudo, directora ejecutiva de la entidad. Y agrega con relación al nombre: “Cuando a Di Paolo lo llamaron del municipio para firmar el acuerdo, se le ocurrió ponerle San Pantaleón porque era el día de ese santo y él es una persona muy religiosa. San Pantaleón era médico y parecía una señal”. Al principio tenían una sala, pero fueron ampliando y arreglando el predio hasta llegar a la infraestructura actual: una farmacia, seis consultorios, sala de espera, sala de juegos para los más chicos, consultorio odontológico y enfermería. “Somos médicos de familia del Hospital Italiano especializados en medicina comunitaria. El centro depende de la Fundación de Medicina Familiar, el edificio es del Arzobispado de San Isidro y el municipio cubre los sueldos de algunos médicos. Lo más importante es que somos un centro de salud de gestión privada que forma parte de la red municipal y eso nos permite referir y derivar a los pacientes a los otros centros de salud del municipio”, cuenta Giraudo. El staff cuenta con médicos de familia, obstetra, ginecólogo, odontólogos y una trabajadora social. “Gracias al programa de voluntariado tenemos un farmacéutico, una
fonoaudióloga, una psicóloga y una nutricionista. También somos un centro de formación. Actualmente 12 médicos del Hospital Italiano hacen su residencia en nuestro centro”, agrega Giraudo. La atención médica funciona de lunes a viernes de 9 a 16. Cerca de 300 pacientes con enfermedades crónicas reciben tratamiento farmacológico . Este año tuvieron una llegada a más de 450 personas con actividades hechas en la comunidad en diferentes lugares e instituciones barriales. “La comunidad del Bajo Boulogne es muy vulnerable y con alta incidencia de pobreza. Los vecinos antes acudían al centro ante la emergencia y ahora viene toda la familia a hacerse controles. Tenemos casos de personas con diabetes, ceguera o hipertensión con las que trabajamos en prevención y control. Trabajamos temas de violencia de género y de alimentación sana con las escuelas de la zona”, cuenta Giraudo. Para seguir con su labor social, el centro necesita la colaboración de los siguientes voluntarios: estimuladora temprana, terapista ocupacional, odontólogo, psicólogo, trabajador social y oftalmólogo. Además, piden la donación de una balanza de pie para trabajo comunitario y un equipo de rayos odontológico. Los interesadas en colaborar pueden comunicarse al (011) 4513-7064 o (011) 4959-0381 o ingresar en www. sanpantaleon.org.ar.ß
Ayúdenos a encontrarlos Niños Si sabe algo de estos chicos, comuníquese con MISSING CHILDREN por el 0800-333-5500 o visite www.missingchildren.org.ar
Adultos Comuníquese con el (011) 4450-8204 o www. personasperdidas.org.ar
LOURDES GONZáLEZ. 17 años. Falta desde 17/2/12. Residencia: Merlo, Buenos Aires
ELiO BiSSiRi. Se perdió en agosto de 2004, con 30 años. Está bajo tratamiento médico. Lo vieron por última vez en La Plata, Buenos Aires
LEONARDO MiRANDA. 4 años. Falta desde 28/3/14. Residencia: Clorinda, Formosa
LUZ MORENA OLiVA. 2 años. Falta desde 1/2/14. Residencia: Traslasierra, Córdoba
Para dar una mano Tareas de comunicación La Fundación Brincar por un Autismo Feliz, con sede en la ciudad de Buenos Aires, promueve una calidad de vida plena para personas con trastorno del espectro autista como base fundamental de su bienestar, su autonomía, sus relaciones interpersonales y el ejercicio de sus derechos. Pide la colaboración de voluntarios con conocimientos en comunicación para tareas de difusión institucional. Comunicarse con Josefina al (011) 32178747, mail:
[email protected].
Pelotas, pizarras La Asociación para el Desarrollo, Rehabilitación e Integración para Personas con Discapacidad (Aderid), de Gral. Villegas, Buenos Aires, realiza un abordaje terapéutico integral a personas con distintas discapacidades mediante la atención interdisciplinaria de un equipo especializado y en formación constante. Pide la donación de pelotas de rehabilitación y pizarras blancas magnéticas. Comunicarse con Daniela o Glenda al (03388) 42-2324, mail:
[email protected].
Trabajo social La Fundación Sagrada Familia en San Isidro contribuye a la promoción de las personas y a la consolidación de las familias con programas que facilitan el acceso a una vivienda digna. Pide la colaboración voluntaria de un estudiante de la carrera de trabajo social o recibido para entrevistas domiciliarias en la zona norte de Buenos Aires, tendrá capacitación y supervisión periódica. Comunicarse con María Eugenia a voluntarios@ sagradafamilia.org.ar, sitio: www. sagradafamilia.org.ar.
¿Querés conocer otras formas de colaborar? Consultá los Clasificados Solidarios para donar y ser voluntario. Todos los días en el suplemento clasificados de tu diario y en www.hacercomunidad.org/dona