Pág. 11 - Diciembre de 2014
Cuando la ciencia habla de milagros Por Marietha Góngora
U
n milagro, por definición, es un hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a una intervención sobrenatural de origen divino. Sin embargo, por años, el campo científico parecía preferir la palabra “inexplicable” para denominar aquello que no era otra cosa sino un milagro. Hoy, frente a esta discusión, muchos científicos han cambiado su perspectiva y, basados en su experiencia, reconocen la acción de Dios en algunos de sus pacientes al verlos superar graves dolencias o enfermedades cuyos diagnósticos no eran para nada alentadores. En este sentido, la Iglesia misma es cautelosa y establece una serie de requisitos e implicaciones para que un hecho sea considerado un milagro. Entre ellos está una curación inmediata de una enfermedad de gravedad, un cambio completo de mentalidad o de corazón de una persona, la conversión repentina de un enemigo de la Iglesia, entre otros. Según la página Web catholic.net: “El milagro ha de ser, en primer lugar, un hecho sensible, esto es, que pueda ser examinado, considerado y apreciado al igual de los que se producen en la vida ordinaria, como sería, por ejemplo, ver con vida a un hombre que había estado muerto y en putrefacción; con vista a un ciego de nacimiento; andando repentinamente, al impulso de una sola palabra, a un paralítico de toda la vida”. En un hecho mundialmente conocido, a la doctora Jacalyn
Duffin, una científica atea, le fue solicitado un concepto para explicar científicamente un hecho: “A través del microscopio, vi una célula letal de leucemia y creí que la paciente a la que pertenecía debía estar muerta. Era 1986 y yo estaba examinando una pila grande de muestras de médula ósea sin que me hubieran dicho por qué”, dijo Duffin a la BBC de Londres, a comienzos de este año, haciendo énfasis que ella desconocía que su investigación y concepto final serían tomados en cuenta para certificar o no un milagro de Marie-Marguerite d'Youville, una santa canadiense canonizada por el entonces Papa Juan Pablo II el 9 de diciembre de 1990. “La investigación que hice volvió a sacar a la luz historias dramáticas de recuperación y valentía. Reveló notables paralelos entre la medicina y la religión en términos de razonamiento y propósito y mostró que la Iglesia no ha esquivado a la ciencia en sus deliberaciones sobre lo milagroso”, añadió la doctora en su entrevista a este medio británico, al tiempo que agregó que aunque sigue siendo atea, cree en los milagros: “Esas cosas maravillosas que pasan para las que no encontramos explicación científica”, afirma Duffin, quien hoy no se explica cómo dicha paciente sigue viva 30 años después de padecer leucemia mieloide aguda. Así mismo, el doctor colombiano Carlos Eduardo Restrepo, anestesiólogo y especialista del dolor, vivió en
stmy.hwcdsb.ca/ourcatholicfaith/patron/
La Iglesia misma es cautelosa y establece una serie de requisitos e implicaciones para que un hecho sea considerado un milagro. carne propia la bendición de un milagro al sobrevivir a una enfermedad que lo postró en su cama al punto de incluso recibir los santos óleos. Todo parecía indicar que su muerte sobrevendría pronto debido a una especie de lupus, con complicaciones como daño renal y atrofia muscular que desencadenó en una perforación en el esófago y una infección en su corazón. Ante este hecho, el Dr. Restrepo era consiente, por su formación académica en medicina, que no había nada que hacer luego de estar incapacitado por un año presentando una discapacidad física de un 90%. Frente a una muerte inminente, el comité médico que lo trató determinó que era necesaria una cirugía, la cual tampoco daba por hecho una mejoría en su salud debido al alto riesgo de la misma. Fue entonces cuando una noche, Carlos Eduardo recordó a la beata Laura Montoya, hoy santa, nacida en el departamento de Antioquia al igual que él. Como buen paisa católico, sabía de ella y de su apostolado en defensa de los derechos de la comunidad indígena Emberá
Santa Marie-Marguerite d´Youville. La Divina Providencia la inspiró para sacar de la ruina y las deudas al Antiguo Hospital General de Montreal, labor de donde nació la fundación de un nuevo instituto religioso de las Hermanas de la Caridad de Montreal. En su hospital admitió a epilépticos, leprosos y personas con enfermedades contagiosas.
El doctor Carlos Eduardo Restrepo, curado por la intercesión de la Madre Laura, estuvo presente en su ceremonia de canonización en El Vaticano encabezada por el Papa Francisco. caminocatolico.org
Katío. Así, milagrosamente, después de encomendarse a la entonces beata, su recuperación avanzó rápidamente y un mes después salió de la clínica y se vio a sí mismo afeitándose y vistiéndose sin ayuda de nadie. “Si esto no es un milagro, entonces qué es”, dice el doctor Restrepo quien en ese momento supo que la santa le había concedido el milagro y ahora
era él quien debía cumplirle la promesa de “contarle al mundo su milagro para que la eleven a los altares”. Gracias a la certificación de este milagro por parte de las autoridades del Vaticano, la beata Laura Montoya, alcanzó su título de santa el 20 de diciembre de 2012, convirtiéndose en la primera santa de nacionalidad colombiana.
Arzobispo de Nueva York ordena 21 nuevos diáconos transitorios En una solemne ceremonia oficiada el pasado 1º de noviembre en el Seminario de San José de Dunwoodie, NY, el Cardenal Timothy Dolan, Arzobispo de Nueva York, ordenó 21 nuevos Diáconos Transitorios de la Arquidiócesis de Nueva York y las Diócesis de Brooklyn y Rockville Centre. Dentro del grupo de Teólogos de cuarto año que están en camino de ordenarse como sacerdotes en la próxima primavera, se encuentran ocho de nuestra diócesis: Diácono Christopher Bethge Diácono Jose Henriquez
Diácono Daniel Kingsley Diácono Mark Matthias
Diácono John Gribowich Diácono Rafael Perez Diácono Alexander Pinacue Diácono Yvon Hector Aurelien
Invitamos a nuestros lectores a orar con nosotros por los nuevos Diáconos Transitorios y por todos los hombres de Dios que han entregado su vida a la vocación religiosa.