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INFORMACION GENERAL
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Lunes 9 de mayo de 2011
FRONTERA PERMEABLE s LA NACION, EN EL LIMITE CON PARAGUAY
Clorinda, una aduana que pocos respetan Por la pasarela que une esta ciudad formoseña con Nanawa, camino a Asunción, circulan casi sin control personas y mercaderías GABRIEL DI NICOLA ENVIADO ESPECIAL CLORINDA, Formosa.– El sol del otoño lastima; el calor, por momentos, se hace insoportable. Son las 16, y un gendarme se acerca al vendedor ambulante y le pide un helado de agua. A sus espaldas, a menos de 100 metros, alguien cruza la frontera clandestinamente con cuatro neumáticos de auto y los deja en una gomería, donde en un minuto le cambian las ruedas; sin ser descubierto, cruza el río Pilcomayo en sentido contrario, hacia Nanawa, en territorio paraguayo. Dieciséis horas después, un niño y una niña cruzan el río Pilcomayo en una canoa. En la precaria embarcación transportan garrafas de gas vacías. El, con un gran esfuerzo, sube el empinado sendero. Ella lo acompaña riendo y jugando. Cruzan el Paseo Costero, en esta ciudad, dejan su carga sobre la calle Cancio y vuelven a Nanawa, en Paraguay. Una vez llenas, las pasarán a buscar: es una actividad habitual para ellos. Todo eso sucede a metros de la Pasarela de la Amistad Clorinda-Nanawa, paso fronterizo entre la Argentina y Paraguay, ante la pasividad de personal de la Gendarmería Nacional y funcionarios de la Dirección General de Aduanas. No ocurre a escondidas o de noche: LA NACION pudo comprobar que esto sucede en horas de la mañana y la tarde. No es sólo eso. Como coordinadora de la Red Infancia Robada, la hermana Martha Pelloni, que se hizo conocida con las marchas del silencio en Catamarca, tras el asesinato de María Soledad Morales, en septiembre de 1990, visitó esta ciudad a fines de marzo pasado para hacer una capacitación sobre trata, tráfico y explotación sexual de niños y niñas. La religiosa se llevó, según sus propias palabras, una desagradable sorpresa cuando estuvo en la Pasarela de la Amistad, conocida por todos como Pasarela de la Fraternidad.
FOTOS DE RICARDO PRISTUPLUK / ENVIADO ESPECIAL
Un chico carga al hombro una garrafa de gas, vadeano el Pilcomayo, mientras su pequeña hermanita lo sigue, en uno de los pasos ilegales entre Paraguay y Formosa
EL ESCENARIO
El conurbano, la prioridad actual de la Gendarmería DANIEL GALLO LA NACION
Niños en peligro En una carta al gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, Pelloni denunció: “Me impresionó la cantidad de niños esclavos laborales. Niños mulas. Llevaban grandes bolsas y cajas de mercadería en la espalda, en la cabeza y en los brazos. Los gendarmes de ambos países estaban sentados tomando mate y ni siquiera pedían documentos. La droga va y viene; los mismos chicos y taxistas te muestran quiénes venden”. El profesor Marcos Agüero, que realiza tareas de asistencia social en zonas humildes de la provincia, dijo a este enviado: “Si bien hubo un freno después de la denuncia de la hermana Pelloni, nadie puede negar que hay mucho trabajo infantil en Clorinda. En la pasarela se puede ver a niños cargando bolsas de 50 kilos de mercadería. El otro gran problema es el de las adicciones a las drogas. Falta una decisión política para terminar con este problema”. En su carta, Pelloni también habló de prostitución de menores, de venta de aparatos electrónicos sin control, de un presunto tráfico de órganos (esto ocurriría del lado de Paraguay) y de los pasos clandestinos que unen Clorinda con Nanawa. LA NACION corroboró su existencia en una recorrida. Los senderos se observan a simple vista al caminar por el Paseo Costero, última calle en territorio argentino antes de cruzar a Paraguay. “Los que nos acompañaban nos mostraron las puertas de los pequeños locales donde guardan la mercadería, que tienen una habitación para la prostitución de menores, que funciona allí mismo, donde compran sexo los mismos mercaderes y pagan con un teléfono celular, zapatos o ropa”, describió Pelloni en su carta. Al cierre de esta edición, los encargados de prensa de la gobernación de esta provincia no habían respondido las llamadas de LA NACION sobre esas afirmaciones de Pelloni. El jefe del Escuadrón 16 Clorinda de la Gendarmería Nacional, comandante principal Hugo Escubilla, dijo a LA NACION que después de la denuncia pública realizada por la hermana Pelloni elevó a sus superiores un informe de lo que sucede en la zona, pero no quiso dar detalles de esa explicación. “Nosotros hicimos los informes correspondientes. Sería interesante que la hermana Pelloni hiciera la denuncia formal ante la Justicia. Nosotros no podemos hablar de lo que sucede en territorio paraguayo”, sostuvo Escubilla. Sobre el cruce de menores por el paso fronterizo, Escubilla dijo que los niños sólo pueden ir de un país al otro con una autorización de sus padres. La norma es desafiada a diario por los chicos, a toda hora. Escubilla admitió la existencia de cruces ilegales que unen Clorinda con Nanawa. “Se eliminaron muchos pasos clandestinos que han sido descubiertos. Tenemos para vigilar 25 kilómetros de contención hídrica, y a veces se hace difícil.” Dio como ejemplo el secuestro de relojes por un valor de 53.000 pesos que, días atrás, un hombre abandonó en su huida cuando los gendarmes le dieron la
Por la Pasarela de la Amistad, que une Clorinda con Nanawa, circulan en ambos sentidos miles de personas cada día
Denuncia de la hermana Pelloni al gobernador Insfrán ➾ Me impresionó la canti-
➾ Los gendarmes de am-
dad de niños-esclavos laborales; niños-mulas. Llevan grandes bolsas y cajas de mercadería en la espalda, en la cabeza ➵
bos países estaban sentados tomando mate y ni pedían documentos. La droga va y viene; los chicos te muestran quiénes venden ➵
sexo [donde funciona la prostitución infantil son] los mismos mercaderes, que pagan con un teléfono celular, zapatos o ropa ➵
Gendarmes y aduaneros, de pronto, pidieron documentos a todos
puertas de los pequeños locales donde guardan la mercadería, con una habitación para la prostitución de menores ➵
➾ [Quienes] compran
Vigilancia exhaustiva ante la presencia de La Nación
➾ Nos mostraron las
voz de alto, al descubrir el intento de contrabando. La presencia de Pelloni no fue en vano. Es como si hubiera abierto los ojos de la gente para que descubrieran lo que está mal y que para ellos era normal. Después de la visita de la religiosa, se formó el Foro Infancia Robada Clorinda, iniciativa que intentará encontrar una solución. “Hay mucho miedo. La gente no habla. La frontera es muy permeable. No hay control de nada. La hermana Pelloni relató situaciones que para muchos de nosotros eran naturales, porque siempre estuvieron”, dijo a LA NACION Elena Barrios, periodista, trabajadora social e integrante del Foro Infancia Robada Clorinda. Barrios afirmó que la denuncia de Pelloni sobre la prostitución infantil se condice con la realidad. “Nosotros queremos concientizar y sensibilizar a la gente para cambiar la realidad, pero hay mucho miedo”, repitió, como sabiendo que la batalla será larga. Mientras, a metros de la Pasarela de la Amistad, el contrabando, muchas veces protagonizado por niños, no se detiene.
CLORINDA, Formosa (De un enviado especial).– Hombres, mujeres y jóvenes cargados con bolsas de harina, botellas de cerveza, huevos, vino en cartón, pañales y mayonesas cruzaban la Pasarela de la Amistad, que une esta ciudad con Nanawa, en Paraguay, por sobre el río Pilcomayo, sin ningún tipo de control. Nadie les pedía documentos o facturas de compra. Pero todo cambió en cuestión de minutos. Cuando el personal de la Gendarmería Nacional advirtió la presencia de los enviados especiales de LA NACION en esta zona de la frontera, empezó un riguroso control de personas y mercaderías por parte de los uniformados, así como de los funcionarios de la Aduana. “Señora, ¿el menor es su hijo?”, le preguntó una empleada de la Aduana a una mujer que iba a Nanawa con mercadería, acompañada de un niño. “Sí, es mi hijo”, respondió. “Entonces necesito ver el documento”, agregó la funcionaria, antes de permitirles cruzar la frontera. Mientras LA NACION estuvo en el puesto aduanero, se le prohibó el cruce a un adolescente que quería llevar a Nanawa varias docenas de huevos. “Te dije que no”, le repetía una empleada al muchacho, que parecía no entender lo que sucedía, ya que minutos antes había pasado sin ningún problema. Lo mismo sucedió con un joven que llevaba cargados
cuatro cajones de cerveza. Fueron cinco minutos de un exhaustivo control de documentación y de facturas por la mercadería que la gente quería cruzar hacia el territorio paraguayo. Hasta ese momento a las únicas personas que les habían pedido los documentos había sido a los enviados especiales de LA NACION y a dos jóvenes paraguayos. “Como saben que están ustedes quieren mostrar que hay un mayor control. Pero si no hubieran sabido que ustedes están en Clorinda podrían ver el trabajo esclavo infantil y
El cambio ilegal, actividad creciente CLORINDA, Formosa (De un enviado especial).– En esta ciudad, de aproximadamente 80.000 habitantes, hay una actividad que parece florecer día a día. Se trata de la de los “arbolitos”, que se cuentan de a cientos en la avenida San Martín, la calle principal de esta población de frontera. Pesos argentinos, guaraníes y dólares se ofrecen al susurro de “cambio, cambio”. ¿Controles? Absolutamente ninguno, según pudo advertir LA NACION en su recorrida por el lugar.
otras irregularidades”, explicó a LA NACION un vecino de Clorinda. El trabajo infantil, así como la prostitución de menores fueron denunciados al gobernador formoseño, Gildo Insfrán, por la hermana Martha Pelloni, cuya capacidad de alzar la voz contra las injusticias se hizo famosa en 1990, cuando como directora del Colegio del Carmen y San José, en San Fernando del Valle de Catamarca, comenzó a encabezar las marchas por el esclarecimiento del asesinato de María Soledad Morales, alumna de ese establecimiento. El jefe del Escuadrón 16 Clorinda de la Gendarmería Nacional, comandante principal Hugo Escubilla, informó a LA NACION que en lo que va del año se labraron 500 actuaciones de impedimento para ingresar en el país y de egreso hacia Paraguay por falta de documentación. “Durante 2010 fueron más de 1000 actuaciones”, aseguró el comandante principal Escubilla. LA NACION intentó entrevistar al intendente de Clorinda, Federico Crivelli, para hablar sobre lo que sucede en el paso fronterizo, pero tenía “la agenda muy cargada”, según se informó en la municipalidad.
Fotogalería. Frontera de contrabando: el paso entre Clorinda y Asunción. www.lanacion.com.ar/fotos/
Los problemas estructurales de la seguridad argentina siempre quedan expuestos. Aturdida por el recuerdo de la dictadura, la democracia local se desinteresó de las cuestiones policiales. Pocos políticos quisieron que su imagen pública se vinculase con la represión del delito. Eso no dio votos durante un cuarto de siglo. Ahora sí lo hace. Se dice que nunca es tarde para empezar. Pero el tiempo de las soluciones quedará aferrado por esas demoras en tratar un asunto que creció hasta volverse casi incontrolable. A corto plazo, sólo se podrán cubrir baches. Las autoridades tienen que elegir qué se quiere proteger. O, en una fórmula realista: qué se quiere desproteger. En un año electoral, la prioridad lógica la tienen los distritos más habitados. El conurbano bonaerense recibió entonces un refuerzo considerable de gendarmes. Unos 6000 efectivos, en la nómina. Los intendentes bonaerenses piden más. Saben del respeto que hoy tienen esos uniformados entre sus votantes, entusiasmados con “sentirse” más seguros por la presencia de esa fuerza de seguridad militarizada. Pero esos 6000 hombres no descansaban sin actividad antes de ser enviados a los municipios. Las fronteras, lugar natural de la Gendarmería, pagan por la seguridad en el conurbano. Todo no se puede. El mayor inconveniente pasa hoy por encontrar la puerta de salida que tendrán los gendarmes en el conurbano. ¿Cuál será el momento en qué se considere cumplida la misión? ¿Con qué objetivos alcanzados? Si las respuestas no están, se correrá el riesgo de sostener de manera permanente una fuerza federal en el conurbano. El peligro será, entonces, que ya no cause el efecto disuasivo de lo nuevo. También es cierto que son muchas las urgencias de seguridad en la región metropolitana. En la ciudad impactan robos en Palermo, Barrio Norte o Recoleta. La ministra Nilda Garré está decidida a rotar la “sensación de inseguridad” a una “sensación de seguridad” al aumentar la cantidad de policías visibles en las calles. Incluso, fueron enviados funcionarios a chequear la actividad de los agentes en cada parada establecida. Más del 80 por ciento fue encontrado en el lugar asignado. Sin embargo, es la zona sur de la ciudad la que presenta los mayores desafíos estratégicos. Si se analiza la ubicación de los grandes asentamientos irregulares podrá verse que éstos no están lejos de unirse y formar una muralla gigante en el sur de la Capital, con reglas propias dentro de ese potencial perímetro que deja afuera al Estado. Para evitar esa situación, hará falta la presencia estatal sobre la base de la urbanización, el desarrollo social, la salud, la educación y, fundamentalmente, de la acción policial para permitir el trabajo de los otros sectores oficiales. Tampoco en la ciudad se puede hacer algo diferente: si quiere evitarse el problema en el Sur, habrá que quitar policías en la zona norte. A las fallas estructurales, hay que agregar el desinterés judicial. Son los tribunales los que deben llevar adelante las investigaciones. Y no siempre actúan a tiempo.