Características del Teatro Épico de Bertolt Brecht:
El teatro épico, asimismo llamado teatro político, surge a inicios del siglo XX gracias al director alemán Bertolt Brecht quien incentivaba un teatro más comprometido con las causas sociales de su época. En este tipo de teatro, a diferencia de las corrientes realista y naturalista, se intensifica el uso de la ilusión, ya que es de suma importancia que el espectador tome distancia de lo que sucede en escena para así llegar a un juicio crítico: “La escena naturalista, no menos que el podio, es enteramente ilusionista. Su propia consciencia de ser teatro no puede hacerla fructífera; para poder dedicarse sin distracciones a sus fines, esto es, a imitar la realidad, tiene que reprimir dicha consciencia. El teatro épico, por el contrario, se mantiene ininterrumpidamente consciente, de manera viva y productiva, de ser teatro. Y por eso resulta capaz de tratar los elementos de lo real en el sentido de una tentativa experimental; las situaciones están al final, no al comienzo de esa tentativa. No se le acercan, por tanto, al espectador, sino que son alejadas de él. Las reconoce como situaciones reales no con suficiencia, sino con asombro” (Walter Benjamin: 1987: 20).
A partir de la siguiente cita, es necesario agregar que Brecht llamaba a esta distancia por parte del espectador como “Efecto de alienación”. Esta alienación era creada gracias a la incorporación de recursos escénicos como anuncios o carteles que interrumpen la acción, o bien mediante situaciones cómicas dentro de la obra, como por ejemplo la introducción de lo musical, o la aparición de intérpretes de feria quienes representaban alguna canción. De igual forma, otra característica importante del teatro épico brechtiano es la preponderancia del gestus, que es una actitud física o un gesto que representa la situación social de una época determinada y a la cual pertenece el personaje. El gestus posee un principio, un desarrollo, y un fin, así también como una parte denotativa (denota un gesto social y cotidiano), y una parte connotativa (proporciona un valor agregado y emblemático de una clase social determinada). Asimismo, otro concepto importante que maneja este tipo de teatro es el de la búsqueda del héroe no trágico. Ello lleva indiscutiblemente al planteamiento de personajes humanos quienes sienten miedo y se retractan de lo que han
hecho. Siguiendo esta misma línea, resulta necesario agregar que el teatro épico adopta un carácter episódico:
“Las formas del teatro épico corresponden a las nuevas formas técnicas, al cine y a la radio. Está en la cumbre de la técnica. En el cine se ha impuesto ya más y más el principio según el cual debe serle al público posible en cada momento engancharse, y que, por tanto, hay que evitar supuestos embrollados, así como cada parte debe poseer, junto a su valor en cuanto al conjunto, otro propio episódico” (Walter Benjamin: 1987: 22).
En este sentido, Brecht habilita la idea de recibir el relato y la crítica durante el relato. Por último, el teatro épico alberga la idea del podio, a partir de la cual se señala que el teatro va a estar en un podio, y que va a ponerse en evidencia para romper con la idea de identificación con el espectador.
Características del teatro épico en Galileo Galilei:
Una de las características del teatro épico en la obra Galileo Galilei, que pueden apreciarse desde el inicio de la obra, es el carácter episódico que ésta posee. En lugar de separar las partes en actos y escenas, el autor plantea situaciones que relatan lo que va a suceder en ese momento. Un ejemplo de ello nos lo proporciona la siguiente cita textual situada en el principio de la obra: “Galileo Galilei, profesor de matemáticas en Padua, quiere demostrar la validez del nuevo sistema universal de Copérnico” (Brecht: 1919:97). En este sentido, este recurso también va de la mano con el concepto de alienación propuesto por el autor, ya que escénicamente, se busca plantear este pequeño relato en carteles o mediante la voz de un narrador los cuales contarán a los espectadores lo que va a suceder con lo que no se busca la emoción ni la sorpresa, sino el distanciamiento y la noción de que se está asistiendo a un espectáculo. Así también, el efecto de alienación puede apreciarse con la
introducción de personajes como un cantor de baladas y unos cómicos ambulantes que entonan una melodía en la décima parte: “-El cantor de baladas (con redobles de tambor): ¡Honorables vecinos, damas y caballeros! Antes de que comiencen a desfilar las comparsas de los gremios en esta noche de carnaval, ejecutaremos la última canción florentina que todo el norte de Italia canta y que nosotros hemos importado hasta aquí a pesar de los enormes costos. Se titula “La horrible teoría del señor físico real don Galileo Galilei” o “Una prueba de lo que vendrá”. (Canta) El Todopoderoso, con don creador, Dar vueltas a la Tierra al Sol ordenó. Y una lámpara a su vientre colgó Para que girara como un buen servidor… “(Brecht: 1919: 173).