Rectoría
Campaña de Reforestación 100 días, 100 árboles. Cu UAEM Tenancingo. 14 de agosto de 2017. Celebro encontrarme con ustedes, en este lugar maravilloso por su arquitectura y estratégico para el proyecto educativo de nuestra institución. Agradezco las palabras de bienvenida y su amable disposición en esta actividad de la Maestra en Comunicación y Tecnología Educativa Ivette Michelle Valdespín Valdés, Directora del Centro Universitario UAEM Tenancingo. Saludo la presencia del Doctor en Ciencias Sociales Luis Raúl Ortiz Ramírez, Secretario de Rectoría de nuestra Universidad, quien ha probado su profesionalismo en la planeación de esta campaña. Saludo la asistencia del Maestro en Ingeniería Raúl Vera Noguez, Director de Protección al Ambiente, a quien agradezco su trabajo en esta actividad, solicitándole agradecer el empeño de todos aquellos técnicos, académicos y científicos que forestan y reforestan el territorio universitario. También agradezco la grata compañía de los integrantes del Consejo de Gobierno de este Centro Universitario: Doctor Juan Carlos Reyes Alemán, Consejero Profesor quien, por cierto, encabeza las labores de reforestación en esta escuela; y de la estudiante de noveno semestre en la licenciatura en Relaciones Económicas Internacionales, Rosalinda Monroy Fernández, Consejera Alumna. Y celebro la oportunidad de agradecer al Doctor Rubén Nieto Hernández, Consejero Profesor y Cronista de este Centro, por sus deliciosas crónicas de las que he extraído importantes datos para hablar este día. Me permito una especial mención para la Doctora en Diseño, Mónica Marina Mondragón Ixtlahuac, Directora de Recursos Materiales, por su entusiasmo en el desarrollo de esta campaña y su trabajo efectivo para que hoy se inicie.
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Honorable comunidad universitaria. Me resulta muy emocionante hallarme una vez más en el Centro Universitario UAEM Tenancingo; en este impasible baluarte del Valle de Toluca, desde el cual la Máxima Casa de Estudios en la entidad ha expandido su proyecto de educación superior hacia el sur mexiquense. Aquí, la historia y la belleza de la Ex Hacienda de Santa Ana —joya arquitectónica de nuestra institución—, conduce a la reflexión serena sobre lo que somos, lo que hacemos y lo que deseamos como universitarios. Inicia en este lugar la Campaña Universitaria de Reforestación 2017 que hemos denominado “Cien días, Cien árboles”. En su respectiva planeación y por la incesante evaluación de nuestros hechos en comunidad, hemos observado que en la tarea de forestar —según el registro de los doce años más recientes—, la comunidad universitaria ha plantado más de 400 mil arbolitos en puntos sensibles del Estado de México. Alcanzar este resultado, por encima de los recursos materiales, ha sido producto de la voluntad y esfuerzo comunitario; de imaginación y tenacidad sustentadas en un conocimiento científico. Estar aquí no es asunto casual; previamente se valoraron 14 unidades académicas profesionales y tras el análisis se eligió Tenancingo por la superficie aprovechable, planes de expansión, factor pH, fertilidad, topografía, textura, humedad y estructura del suelo, así como la disponibilidad de especies arbóreas adaptables al terreno. Así, la reforestación de los universitarios ejemplifica, con nitidez, el accionar razonado conque afrontamos el compromiso de crear conocimiento al servicio de la sociedad y, en este caso, de la naturaleza.
Esta campaña refleja un proceso continuo de actitud ambientalista pues se vincula con nuestro Proyecto de Biodiversidad, mismo que cumplirá un cuarto de siglo el próximo año. Celebraremos debidamente, en el trabajo, este logro institucional pues de ahí se han desprendido otras tareas con el efecto multiplicador que pretendemos en cada programa universitario.
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Recordemos que del Programa Ambiental Universitario se desprendió el Proyecto de Biodiversidad en 1993, cuyo objetivo era precisamente rescatar la biodiversidad en el Cerro de Coatepec, sede de nuestra Ciudad Universitaria. La reforestación adquirió entonces un sentido más amplio, intensivo y bajo la perspectiva de una restauración gradual del ecosistema natural en nuestro campus. En esta dinámica de plantar cedros blancos, fresnos, pinos, sauces llorones y árboles frutales, no descuidamos los árboles emblemáticos, como nuestra mora y el árbol de las manitas. Ahora este empeño ha alcanzado a toda nuestra comunidad pues con el tiempo fueron sumándose —en la faena y la aportación de ideas— los centros universitarios UAEM, las unidades académicas profesionales, los planteles de la escuela preparatoria, las escuelas y facultades y cada uno de los espacios de trabajo de la institución. Hoy integran un solo equipo mujeres y hombres; docentes, investigadores, artistas, administrativos y estudiantes, unidos por la convicción científica de revertir el cambio climático. Con ello, cada campaña de reforestación se ha transformado en una expresión de identidad universitaria que se fortalece en el empeño comprometido y es una evidencia contundente de nuestra vocación social y ambiental. Más aún, contribuye a la integración regional a través de la participación entusiasta de todo universitario, quienes, sin importar su procedencia escolar, materializan su compromiso con la sociedad y con el planeta. Plantar un árbol es un símbolo transparente para cualquier miembro de nuestra especie. La esperanza que evoca concita otros símbolos como la Plazoleta de Los Institutenses que habremos de inaugurar esta mañana. El fondo y la forma de esta campaña de reforestación “Cien días, Cien árboles”, sin embargo, también pudiera simbolizar la universidad moderna que —de acuerdo con la consulta efectuada en estos meses para la realización del Plan Rector de Desarrollo Institucional— es una aspiración de la comunidad universitaria, al proponer que nos distinga una visión vanguardista.
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En este periodo debemos constituir la Universidad que se moderniza cuando toma la iniciativa ante los problemas y necesidades evidentes; la Universidad contemporánea que de manera informada analiza contextos y proyecta escenarios para guiar sus acciones; la Universidad que resuelve los problemas de hoy, considerando los retos de sustentabilidad en la región, el país y el planeta. Tenemos la inteligencia reflexiva y visionaria para lograrlo como lo venimos demostrando en cada árbol que plantamos. Estoy convencido de que con planeación, esfuerzo redoblado, gestión necesaria de apoyos y el convencido entusiasmo de la comunidad, podremos aproximarnos a 600 mil árboles plantados al término de la presente administración. Un pequeño bosque, quizá. Pero un bosque que nuestra Universidad moderna está plantando. Enhorabuena. Patria, Ciencia y Trabajo.
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