AL ENCUENTRO Plaza Alta. Sobresaliendo a la izquierda, la Torre de Espantaperros (S. XII).
BADAJOZ Isla urbana icen de sí mismos los pacenses que “La ciudad de Badajoz es una isla urbana en un inmenso océano rural”. Nadie ose discutírselo porque, como en toda isla que se precie, la cromática monotonía circundante se rompe en la capital extremeña a golpe de historia, de singularidades y de leyendas. JESÚS ORTIZ
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FOTOS: JESÚS ORTIZ
“Badajoz tiene complejo de ‘patito feo’”, solía decir con cierta sorna un lugareño harto de que comparasen su ciudad con las otras dos o tres referencias obligadas de la Extremadura monumental e histórica. Y es fácil descubrir pronto que el ‘patito’ se convierte en ‘cisne’ a poco que el viajero abra sus cinco sentidos y se deje llevar por calles y plazas o mire desde La Alcazaba hacia el Puente
de Palmas y perciba la fuerza de ese Guadiana tan suyo, tan de todos, tan deseoso de recorrer ya el poco trecho que le separa de formar frontera con tierras portuguesas, tan vivo que juega al escondite con los dos Estados durante muchos kilómetros marcando sus diferencias (o igualdades) hasta que se decide abiertamente al final por rendir cuentas en Ayamonte. Torre de la Catedral de San Juan (S. VXI).
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El Río Guadiana, en efecto, tiene todas la condiciones posibles para haber sido el aliciente que los distintos grupos humanos encontrasen para establecerse en la breve colina, el alto del Cerro de la Muela, que hoy forma el Barrio Alto. Los arqueólogos e historiadores encuentran muy pocos vestigios de asentamientos humanos en esa zona exacta, previos a la fundación oficial de la ciudad por parte de Ibm Marwan (875), y se preguntan si las tribus celtas e íberas que por allí tenían sus territorios utilizarían las elevaciones como simple elemento defensivo. Y lo de “defenderse”, que conste, no solo alude a otros grupos humanos que llegasen con la espada levantada a
llevarse lo que pudiesen, sino también al propio Guadiana, muy dado a crecidas, como lo atestigua una placa que hay en la Puerta de Palmas y marca el nivel alcanzado por el agua en diciembre de 1876. Ello, por no traer al recuerdo otros excesos hidrográficos más recientes que acabaron con la vida de varias personas en el popular Cerro de Reyes. No obstante lo dicho anteriormente sobre vestigios y hallazgos, muchos expertos mantienen que, por un lado, Badajoz es un tesoro por descubrir y, por otro, que son precisamente los avatares hidrográficos los que se han llevado aguas abajo del Guadiana cantidad de restos que históricamente pertenecerían a lo que fue Badajoz. De lo primero hay pruebas esperanzadas en los yacimientos de El Lobo, Las Crispitas o Céspedes, de unos 2.000 años antes de nuestra Era y todos en la margen izquierda del río. También bajo La Alcazaba, donde se calcula que hay un yacimiento de gran valor que podría desvelar muchos detalles de la historia pacense.
Pacense, precisamente, o el gentilicio de los habitantes de Badajoz, dicho de otra manera, es una de esas dudas por su origen histórico poco claro. Si la ciudad la fundaron los seguidores del Islam que poblaron la Penísula Ibérica, con el nombre probable de Batalyaws, ¿de dónde viene ‘pacense’? Pues de Pax y probablemente del Conventus Pacensis, que es una de las tres asambleas jurídicas romanas en que se dividía la provincia de Hispania Ulterior Lusitania. Hay un pero: los asentamientos que se corresponderían a la actual Badajoz estaban, según varios autores, en el convento lusitano Emeritensis. La falta de datos plenamente fiables que confirmen, hasta ahora, la existencia de una ciudad romana y la más que probable destrucción del asentamiento visigodo por parte de las tropas árabes, ponen finalmente el nacimiento de Badajoz como ciudad en ese año 875 citado líneas atrás. Eso sí: se celebra con gran festejo todos los años, el último fin de semana de septiembre, en la fiesta denominada Al-Mossassa Batalyaws o Al-Muasasa Batalyaws,
La Alcazaba vista desde el Puente de Palmas.
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Se calcula que bajo La Alcazaba hay un yacimiento de gran valor que podría desvelar muchos detalles de la historia pacense
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AL ENCUENTRO Casa Álvarez Buiza (1920), sede hoy del Colegio de Arquitectos Técnicos.
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La “Giraldilla” y Torre de Soledad. A la derecha, Puente de Palmas (S. XV) visto desde la cabecera fortificada en el S. XVII.
Dejarse llevar por calles y rutas o mirar desde La Alcazaba hacia el Puente de Palmas y percibir la fuerza de ese Guadiana tan suyo, tan de todos…
lo que en árabe clásico significa “la Fundación de Badajoz”. Y les seguiremos llamando pacenses, con o sin pax.
La Alcazaba es, hablando de orígenes, el punto donde se gesta el Badajoz que ha llegado hasta el siglo XXI. Es la fortificación de su tipo más grande que se conserva en
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España y es considerada Monumento Histórico-Artístico desde 1931. Si el viajero pasea por su interior y se para a mirar la Torre de Espantaperros, no cometa el desatino de decir en voz alta “mira: la hicieron igual que la Torre del Oro”, porque esta torre octogonal, la más importante de conjunto, es del siglo XII y, por tanto, muchos años anterior al
monumento sevillano. Eso sí: nadie negará que son muy parecidas, aunque el nombre de la que mira al Guadiana no tenga el glamour de la que se refleja en el Guadalquivir. La denominación de la pacense viene de una campana, de época ya cristina y situada en su parte más alta, que llamaba al culto en la iglesias y que, por esa razón, “espantaba” a
Puerta de Palmas. Abajo, placa conmemorativa situada a 1,5 metros del suelo. A la derecha, vista del Guadiana desde La Alcazaba.
INFORMACIÓN Oficina de Turismo Paseo de S. Juan, s/n Tel.: 924 224 981
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ALOJAMIENTO NH Gran Hotel Casino Extremadura***** Adolfo Díaz Ambrona, 11 Tel.: 924 284 402
[email protected] http://www.nh-hoteles.es
RESTAURANTES Y TAPEO
los “perros”. Y que el lector disculpe al escriba por no entrar a explicar textualmente el hoy discriminante sentido de tal expresión. De las otras torres fortificadas, la más atractiva por las leyendas que la envuelven es la denominada “de las Siete Ventanas”, hoy cegadas. Por un lado, la edificación es aún custodia de un inmenso (¿cómo no?) tesoro cuyo guardián es una especie de fantasma que lo defiende a dentellada limpia. Por otro, las muchas versiones de dama enamorada, padre o secuestrador celoso y caballero audaz; o sea: que la dama se asomaba a las ventanas para ver al muchacho, que el padre o quien la tiene cautiva se mosquea y las va tapando una a una y que el chico acaba sacando a la moza de su pri-
Taberna La Santina Virgen de la Soledad, 25 Tel.: 924 257 657 Taberna Bigotes Calle de Muñoz Torrero, 13 Tel.: 924 252 310 Bar Plaza de España Meléndez Valdez, 2
sión para ser felices y comer lo que caiga en otros parajes o que se queda encerrada en vida, de manera que su alma permanece vagando y suspirando entre las cuatro paredes de la torre.
Las leyendas son uno de los grandes atractivos de la ciudad, más allá de su patrimonio monumental, histórico y cultural. Las hay divertidas, como la del hombre que todas las
noches de San Juan se convertía en burro y era vendido por su familia para sacar unas monedas; dramáticas, como la de la hermosa dama que aún vive en el Guadiana, bajo el Puente de Palmas, y ahoga a sus enamorados; o con algún soporte histórico, como la del soldado portugués que robó un pendón por el que Badajoz y Elvás –la ciudad portuguesa más próxima– pugnaban y que acabó frito en una caldera pacense tras habérselas ingeniado para hacer llegar el preciado trofeo a su gente. Tan es así lo de estas historias transmitidas oralmente durante generaciones, que el propio Ayuntamiento puso en marcha recientemente una iniciativa, llamada “De sirenas, dragones y fantasmas: los habitantes del Badajoz legendario” y que se define como “un itinerario cultural que recorre la ciudad dando a conocer sus leyendas, misterios e historias”. Y entre rutas de leyenda, de monumentos, de museos o de paisaje urbano, no olvide el viajero que está en tierra de dehesa y de cultivo de la vid; traduciendo: inmejorables productos de cerdo ibérico y decenas de ejemplos de magnífico vino… Cultura para los cinco sentidos en estado puro
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El Guadiana es muy dado a crecidas como lo atestigua una placa que hay en la Puerta de Palmas y marca el nivel alcanzado por el agua en diciembre de 1876
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AL ENCUENTRO
38 Festival Internacional de Teatro y Danza contemporáneos Badajoz, del 19 de octubre al 1 de noviembre (FOTOS CEDIDAS POR EL FITD DE BADAJOZ.)
Escena de Happy End, de Vaivén Producciones. Abajo, cartel de la pasada edición del Festival.
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l Festival de Teatro de Badajoz es uno de esos ejemplos de perseverancia de sus promotores hasta lograr hacer de él un “fijo” del panorama cultural español. Su origen es el de una Muestra realizada 1972, cuya continuidad se vio comprometida algunos años por motivos de diversa índole. Artífices de la estabilidad conseguida son José Manuel Villafaina, el director del Festival, y los dramaturgos Jorge Márquez y Miguel Murillo, que continúa en la actuali-
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dad. Y el Teatro López de Ayala, que es escenario principal desde 1994, aunque no único; por ejemplo, actuaciones como las de La Fura dels Baus, cuyos montajes suelen requerir condiciones técnicas especiales, se suelen producir en otros escenarios. El López de Ayala se inauguró en 1886, por lo que camina ya hacia los 130 años de historia. El objetivo de sus promotores fue que sirviese “para aplicar a las mejores compañías de teatro del mundo que viajaban de Madrid a Lisboa”. Hoy puede presumir, gracias al Festival, de que compañías como Els Joglars, Comediants, Entrecajas Producciones, Tricicle o Uroc Teatro han llevado hasta ahí sus producciones y que actores como Pedro Reyes, Ramón Fontseré, Francisco Rabal, Juan Margallo, Petra Martínez, Pepe Viyuela, Asunción Balaguer, Charo López, Eusebio Lázaro, Juan Echanove, Carme-
INFORMACIÓN Teatro López de Ayala Plaza Minayo, s/n Tel.: 924 013 140
[email protected] http://teatrolopezdeayala.es/
lo Gómez, José Vicente Moirón, Carlos Hipólito, Gloria Muñoz, José Luis García-Pérez, Asier Etxeandía, Emma Suárez o Rafael Álvarez El Brujo han pisado sus “tablas”. Para la trigésimo octava edición está programada una quincena de espectáculos, entre los que se incluye VIP, de Els Joglars, o El zoo de Cristal: el clásico de Tennessee Williams. De especial interés es el homenaje al extremeño Juan Margallo. Autor, junto a su pareja en la vida y en el teatro, Petra Martínez, de ¡Chimpón!, panfleto post mórtem, pondrá en el López de Ayala la obra bajo la dirección de la hija de ambos, Olga Margallo.