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SÁBADO
| Sábado 29 de junio de 2013
Hábitos
Ask.fm: preguntas y respuestas íntimas en la era de la “extimidad” Esta red social que nació en Letonia hace tres años crece en popularidad entre adolescentes que no temen hacer pública su vida privada Viene de tapa
¿Cómo funciona Ask? Simple. Se abre una cuenta con un mail válido y listo: en el timeline de cada usuario, similar al de Twitter, aparece su nick, foto y los datos que agregue. Abajo, las preguntas que usuarios le hagan, y sus respectivas respuestas. El que pregunta, que no necesita tener una cuenta, tendrá a disposición un espacio con 300 caracteres para preguntar lo que se le ocurra. Y todo ese ida y vuelta puede linkearse directamente para que aparezca en Facebook. ¿Qué se lee en los perfiles de los adolescentes? Desde cuestiones tan triviales como “qué ropa llevás ahora” o “cada cuánto te cambiás el peinado” hasta otras no tan inocentes, como esa que se repite en muchos timelines de chicas: “¿Sos virgen?”. Hay quienes lo responden sinceramente, y otras que apelan a su ingenio y contestan, por ejemplo: “Nadie me reza todavía”. Aunque lo que más se encuentra son las típicas charlas, discusiones o coqueteos que se podrían escuchar en el patio de un colegio durante un recreo. Algo que no es ajeno a las burlas y las agresiones, tal como se refleja en Ask. En sus términos y condiciones Ask.fm es claro: los usuarios deben ser mayores de 13 años; el contenido que se envía, publica o muestra será visible para otros y cada usuario es responsable de los datos que transmite y de todo lo que ocurra en su cuenta. Y eso sí: se advierte que el usuario podrá encontrar contenido desagradable, obsceno o de mal gusto. En la charla con su hija, Gabriela Stambulsky entendió su afición por Ask, app que conoció a través de sus amigas del colegio el año pasado, como la curiosidad típica de una preadolescente ante algo nuevo y desconocido. Pero más allá de que sus hijos tienen claro que no hay que exponerse en las redes sociales, a ella más que curiosidad por lo que hubiera escrito le dio un poco de miedo esa luz verde al anonimato y a la publicidad absoluta de todo lo que se sube.
Para la psicoanalista Isabel Carraro, docente y supervisora de Centro Dos, la plataforma es un simple facilitador. Y, hoy, cuestiones privadas no necesariamente sólo se encuentran en este tipo de redes sociales, sino en cualquier lado. “Por momentos se pierde conciencia de que está todo conectado. Pero no sólo sucede con los adolescentes, también con los adultos. Interactuás con los más cercanos y no se toma real dimensión de todos los que pueden verlo. Además, hay que tener en cuenta que el del adolescente es un tiempo de presente permanente. Este verano pintó Ask. O escribiste sobre tu primera vez... y bueno ya fue”, reflexiona. El atractivo del anonimato lo evalúa como esa posibilidad de hablar sin consecuencias. Como cuando alguien le cuenta a un desconocido cosas que a sus padres o a su pareja nunca les contaría. “Es una red social –sostiene Carraro–, y como tal los adolescentes no le dan la misma importancia que los adultos.” A fin de cuentas, Ask.fm se ha convertido en una modalidad más para exteriorizar una realidad que ya no es ajena a nadie a comienzos del siglo XXI y que se resume con el neologismo que adoptaron algunos especialistas en los últimos años, un antónimo para intimidad que nada tiene que ver con el concepto acuñado por Lacan: la “extimidad”. En su libro La intimidad como espectáculo, la antropóloga Paula Sibilia tomó como punto de partida las continuidades que observó entre los diarios íntimos y los blogs, pero el énfasis lo puso en las rupturas que indicaban los cambios ocurridos en nuestro modo de ser y vivir. “En ese sentido, creo que es fundamental destacar el hecho de que no se trata más de un gesto introspectivo y secreto, sino de una puesta en público, una exhibición. Hoy, vivimos en una sociedad que apuesta al valor de la visibilidad y de una celebridad que se autojustifican; por eso, aquella instancia interiorizada que constituía la esencia del sujeto moderno
Priscila Stambulsky (13) conoció Ask.fm por unas amigas el año pasado y suele usarla un rato todos los días está perdiendo sus antiguos sentidos y su fuerza. En una cultura altamente espectacularizada y mediatizada como la nuestra, si algo o alguien no se ve (o no sabe mostrarse como debería), tal vez no tengamos garantías de que ‹‹existe››”, dice. Para los mellizos Monges, de 14 años, fue cosa de un verano Ask. fm. “Vi por Facebook que lo usaban unos amigos. Lo usé poco más de un verano. Me daba curiosidad el tema de las preguntas. No tenía problema en contestar cualquier cosa, a menos que tuviera que ver con la seguridad: dónde vivo, dónde me voy de vacaciones, todo eso, no. ¿Si me arrepentí de algo? Por ahí de algunas cosas sobre chicas que puse. Pero después lo dejé de usar porque me empezó a aburrir”, cuenta Guillermo. A María, su madre, la tranquiliza que más allá de que hayan usado o no esta plataforma o que sigan usando Facebook o Twitter, la relación con ellos se basa en hablar, hablar y hablar, y el lema que hay en su casa y que siempre se cumple es que la primera que tiene que enterarse de algo, sea bueno o malo, es ella. “Porque siempre les digo que el primer lugar de ayuda es su casa”, dice. En esa línea, Carraro apunta que lo ideal es que los padres reintroduzcan a sus hijos el concepto de que no hace falta mostrar tanto. Y en cuanto a ellos, que no tienen la necesidad de meterse a ver qué escriben o no sus hijos en las redes sociales. Si la imagen del adolescente de hoy, con su intimidad expuesta, contrasta con
aquella del adolescente hermético y encerrado en su cuarto, no está claro. “El adolescente de 20 años atrás o el de ahora necesita la misma soledad respecto de su familia. Y la red social también te garantiza esa soledad. Ahí se multiplican las posibilidades de encuentro, pero no los encuentros”, apunta. La cara más polémica de Ask se vio en las últimas semanas con la noticia del suicidio de dos adolescentes en Irlanda como consecuencia de las burlas y agresiones que sufrían a través de esta red social. Mark e Ilja Terebin, confundadores de Ask.fm, fueron interpelados al respecto. Su respuesta fue que este punto negativo de Ask.fm es simplemente un reflejo de la sociedad y de una falta de educación apropiada. Sibilia, en tanto, destaca que todos estos cambios no son algo derivado de los blogs o los nuevos dispositivos en general, sino que, al contrario, estos canales de Internet fueron inventados y se popularizan tan rápidamente porque algo ya había cambiado en la sociedad. “Y, claro, los más jóvenes están inmersos de un modo más radical y naturalizado en este nuevo medio ambiente; por eso adoptan con rapidez las novedades como ésta que se analiza ahora –sostiene–. Pero no se trata de algo exclusivo de la nueva generación. Aunque, sin duda, cabrá a esos mismos jóvenes pensar cuáles son las premisas y las ambiciones de estos nuevos modos de ser y vivir, así como decidir qué hacer con todo esto.”ß
ignacio coló
El anonimato dejó de ser prioridad opinión Roxana Morduchowicz PArA LA NACION
O
cho de cada diez adolescentes argentinos incluyen el nombre y apellido en su perfil de Facebook. Seis de cada diez suben fotos personales a la Web. Cinco de cada diez, el nombre de su escuela. Tres de cada diez suben su domicilio real y dos de cada diez muestran fotos de su casa. ¿Por qué los chicos hacen pública una información que cualquier adulto consideraría de índole privada? Sin duda, el concepto de público y privado se ha transformado. La noción de intimidad que tenían los adultos de hoy cuando eran adolescentes no tiene nada que ver con la que viven los adolescentes del siglo XXI, para quienes las fronteras entre lo público y lo privado se han desdibujado. La intimidad se ha desplazado a la Web. Los chicos no miden el alcance de Internet. No imaginan por qué un extraño a quien no conocen y no los conoce se interesaría por leer su perfil. Cuando construyen su página web, no suelen pensar en los internautas desconocidos que puedan ver lo que publican en su perfil. No piensan en el alcance y ex-
posición que pueda tener un texto, una imagen, un video o una foto que suben a Internet. Para ellos, las audiencias son exclusivamente sus amigos. Entre los adolescentes, hoy, el anonimato y la intimidad no son valores prioritarios. Ser popular, en cambio, es una de las dimensiones que más valoran. Para ser popular, un adolescente necesita tener muchos amigos. Y si para tener muchos amigos deben hablar más de sí mismos, lo hacen. La intimidad cede ante el deseo de ser popular. Darle a la información un estado público puede aumentar su popularidad, lo cual les asegura mayor éxito en su vida social. Finalmente, los jóvenes se ven a sí mismos como “expertos” en Internet. De hecho, sienten que son ellos quienes más saben de Internet en sus casas. Esta sensación les da cierta “inmunidad” ante los riesgos, minimizan los posibles peligros de la Web y aseguran que “a mí no me va a pasar”. A los adultos les queda la responsabilidad de saber qué usos hacen los chicos de Internet y así orientarlos en un uso seguro de la Web.ß La autora es especialista en cultura juvenil, autora de Los adolescentes del siglo XXI
escenas urbanas Eduardo di Clerico
Visita a una trattoria criolla en el Parque Centenario
pequeños grandes temas Miguel Espeche
Afrontar la ansiedad desde el presente
M
ás allá de lo que los psicólogos y psiquiatras puedan decir, la ansiedad es un peculiar estado emocional, muy bien conocido por una sociedad que vive la condición ansiosa como parte natural de la existencia. El presente no nos alcanza cuando estamos ansiosos. La mente genera
imágenes que van hacia un “más allá” que pretendemos atrapar a toda prisa; intento que, a todas luces, está destinado a fracasar y nos hace “resbalar” sobre la superficie de la realidad sin anclaje alguno. La ansiedad es eso que nos pasa cuando perdemos la confianza y tenemos un miedo que domina y per-
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mite a nuestra mente inundarnos con imágenes anticipatorias. Ese sometimiento al miedo metódico es uno de los orígenes del ansia, que mucho se asocia al hambre voraz del que se siente frágil y vacío, y busca llenarse con algo que se le está escapando de manera permanente. Por eso el ansioso come, fuma, toma, compra enloquecidamente, busca pareja con angustia y se “engancha” a veces con personajes indeseables, con tal de no vivir solitariamente esa ansiedad, sentida como vacío inaguantable. El miedo a no ser, el miedo a perder, el miedo al dolor y, por otro lado, una disminución de la conciencia respecto de los recursos con los que se cuenta para afrontar esos temores forman parte del combo ansioso. El ansioso se siente vacío y cree que debe “llenarse”, cuando, en realidad, está “lleno” de una energía que
le aprieta el pecho y no encuentra un destino fecundo. El novio ansioso teme ser torpe y perder el afecto de su amada, lo que, justamente, lo hace torpe y atolondrado a la hora del amor. El financista ansioso teme perder la oportunidad de hacer la operación perfecta, y arremete, con gastritis y todo, al ruedo. El futbolista ansioso ve que le hacen un pase y, cuando siente el temor a cometer un error o imagina con exceso de anticipación la próxima jugada, le quita la vista a la pelota y es así que ésta se le escapa bajo la suela. La mente del ansioso es un compendio de imágenes que se inmiscuyen en el contacto diáfano con el presente. La ansiedad lo desvincula de aquello que lo rodea, y así su cuerpo actúa ante enemigos y peligros que no llegaron y, quizá, nunca llegarán. Claro… ¿cómo avisarle al cuerpo que
esa imagen atemorizante de quien imagina siempre un escenario peligroso o esquivo es eso: una imagen, y no una realidad que se le presenta enfrente? Por eso el cuerpo genera una gran cantidad de adrenalina que no usará para vérselas con peligro alguno, por lo que la hormona queda allí, dando vueltas sin destino, maltratando a ese mismo cuerpo que la generó. La ansiedad atolondra, entorpece, desvela, apura, angustia. Claro, puede ser eficaz cuando aparece como prenuncio de un peligro real, pero, para ser francos, esto ocurre la menor cantidad de las veces. Nuestros tiempos modernos son generadores de grandes niveles de angustia que redundan en ansiedades ineficaces, a tal punto que todos conocen aquello de los “trastornos de ansiedad”: un conjunto de maneras a través de las cuales el ser hu-
mano intenta organizar el miedo y la mente desbocada que no sabe dónde ubicar la energía que genera sin que exista un estimulo real a la vista que permita su descarga. El ansioso no respira. Por eso, los que saben dicen que cuando llega la ansiedad, vale la pena respirar hondo, llenarse de aire, y, luego, soltarlo con ruido y todo, aliviados, para generar un circuito sano y centrado en el presente. En el aire que respiramos está significada literal y metafóricamente esa abundancia de recursos que olvidamos que tenemos. Frente a la angustia de futuro en clave ansiosa, nada mejor que el presente que nos sostiene. Porque para rumbear con éxito hacia el horizonte, hay que pisar con firmeza el suelo sobre el cual estamos caminando.ß El autor es psicólogo y psicoterapeuta