Segunda parte del viaje independiente de Pablo
Desde Éfeso a Jerusalén
Años 54-58 En Éfeso El año 54, después de dos años en Antioquía de Siria, Pablo decide ir a Éfeso, acompañado de Timoteo y Tito. Se ponen en marcha y de camino visitan las comunidades de Galacia y de Frigia, que habían creado en el viaje anterior.
Éfeso era una gran ciudad. Situada en la costa del mar Egeo, tenía puerto. Habitada desde hacía siglos por griegos procedentes de Atenas, era en la actualidad capital de la provincia romana de Asia y un gran centro comercial:
tenía unos 200.000 habitantes.
Pablo encontró allí algunos discípulos con una formación deficiente, mezcla de cristianismo y de doctrinas de Juan Bautista Es interesante este dato, pues muestra que todavía en el año 54 y en Éfeso, fuera de Palestina, estaban presentes los seguidores de Juan Bautista.
Así lo narra Lucas:
Pablo llegó a Éfeso donde encontró algunos discípulos; les preguntó: ¿Recibieron el Espíritu Santo cuando abrazaron la fe? Ellos contestaron: Pero si nosotros no hemos oído decir siquiera que exista el Espíritu Santo. El replicó: ¿Pues qué bautismo han recibido? - El bautismo de Juan, respondieron.
Pablo añadió: Juan bautizó con un bautismo de conversión, diciendo al pueblo que creyesen en el que había de venir después de él, o sea en Jesús. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y, habiéndoles Pablo impuesto las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo y se pusieron a hablar en lenguas y a profetizar. Eran en total unos doce hombres (Hch 19,1-5).
Como siempre, Pablo predica en la sinagoga, donde le siguieron una minoría de judíos y algunos prosélitos. Los demás lo rechazaron y expulsaron: “Entró en la sinagoga y durante tres meses hablaba con valentía, discutiendo acerca del Reino de Dios e intentando convencerles. Pero como algunos, obstinados e incrédulos, hablaban mal del Camino ante la gente, rompió con ellos y formó grupo aparte con los discípulos” (Hch 19,8-9).
Los griegos eran muy curiosos y amantes de las filosofías.
A partir de este momento, Pablo, con sentido práctico, continúa predicando diariamente a los gentiles en general. Para ello alquila un salón en la Escuela de Tirano. Una escuela (literalmente, lugar de recreación) era un complejo donde había comercios, lugares de deportes y salas de conferencias, a las que acudían los habitantes a oír novedades.
Como Éfeso era la capital administrativa de la provincia de Asia, era normal que los muchos que iban a ella pasaran por las escuelas para comprar, hacer deporte y oír novedades.
Según Lucas, esto duró dos años, de forma que pudieron
oír la Palabra del Señor todos los habitantes de Asia, tanto judíos como griegos (Hch 19,10).
Entre los convertidos de esta forma está Epafras, de Colosas, que al volver a su tierra creará una comunidad. De esta forma Pablo evangelizó zonas del interior, que no visitó (Col 1,7).
Pablo no trabaja solo. Está rodeado de un grupo de colaboradores: Epafras, Aristarco, Marcos, Lucas, Demas, Erasto, Gayo, Sóstenes, Timoteo, Tito
Dios obraba por medio de Pablo milagros no comunes, de forma que bastaba aplicar a los enfermos los pañuelos o capas que había usado y se alejaban de ellos las enfermedades y salían los espíritus malos (Hch 19,11-12).
Cárceles
Según el testimonio del mismo Pablo, estuvo dos veces en prisión en esta época, una en que da la impresión de que no hay peligro mortal (1 Cor 15,32; 4,9-11; 2 Cor 11,23; Flm 22; Rom 16,4.7). Sería el año 55. Otra hacia el año 57, muy grave, con peligro de muerte (2 Cor 1,8-11; Flp 1,12-17.20-26; 2,17.23s). Está relacionada con la revuelta de los orfebres.
Nuevos planes. Colecta El plan de Pablo ha consistido en crear comunidades dinámicas y misioneras en los centros urbanos más importantes, con la esperanza de que estas comunidades evangelicen sus respectivos pueblos. ¡El plan funcionó!
Por eso en este momento cree que “con señales y prodigios, en virtud del Espíritu de Dios, desde Jerusalén y en todas direcciones hasta el Ilírico todo lo he llenado del Evangelio de Cristo.” Como consecuencia decide abandonar la región y dirigirse a otras donde no se conoce el Evangelio, en concreto, a Hispania. Pero para ello necesita que lo envíe una comunidad cercana, pues la misión no es obra de francotiradores. Y piensa para ello en la comunidad de Roma. (Rom 15,19-24).
Pero antes, quiere hacer una colecta entre todas las comunidades de gentiles que ha creado para ayudar a los pobres de Jerusalén, atendiendo así al ruego que le hizo Pedro en la asamblea de Jerusalén (Gal 2,10). Será un signo de comunión, pues todos forman parte de la misma Iglesia. Lo cuenta Lucas: Después de estos sucesos, Pablo tomó la decisión de ir a Jerusalén pasando por Macedonia y Acaya. Y decía: Después de estar allí he de visitar también Roma. (Hch 19,21)
Relaciones con Corinto
Entre Corinto y Éfeso son frecuentes y fáciles las comunicaciones. Los cristianos de Corinto saben que Pablo está en Éfeso y mantienen con él frecuentes contactos.
Tienen dudas sobre algunos puntos de la fe y moral cristiana y le preguntan a Pablo (1 Cor 7,1). Pablo les responde con la carta 1 Corintios en la que además aprovecha para corregir algunos abusos que le han contado que se dan en la comunidad (1 Cor 1,11; 16,12.17) . Es la primavera del año 57. Ya piensa abandonar Éfeso.
Pablo, llamado por Dios, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes, a la iglesia de Dios que está en Corinto, …
Les había prometido hacerles dos visitas, una cuando empezara a recoger las limosnas de cada comunidad. Empezaría en Corinto y de allí iría hacia el norte a todas las comunidades y al final regresaría a Corinto y desde su puerto de Cencreas se embarcaría para Tierra Santa.
Surgen problemas Había corregido por carta (1 Corintios) algunos abusos en la comunidad, pero éstos no acaban. Pablo les hace una visita rápida en la que tiene un choque grave con la comunidad y se ofende a un representante suyo. Abandona la comunidad y les escribe una carta con lágrimas (2 Cor 2,1.5; 13,2), exigiendo el castigo del ofensor. La envía por medio de Tito.
Cambia los planes de viaje. Marchará hacia el norte y solo al final irá a Corinto. Comenzará por Troade, donde los cristianos quieren que vaya a predicar. Allí esperará el regreso de Tito con la respuesta de los corintios.
Correspondencia. Nuevas cartas Durante esta etapa de su viaje Pablo escribió la mayoría de sus cartas. Además de 1 Corintios, escribió Gálatas, Filipenses, Filemón, 2 Corintios, Romanos. Acaba de visitar las comunidades de Galacia, a las que dejó en buena situación, y le llegan noticias de que, detrás de él, ha llegado un grupo de judaizantes y que la comunidad está a punto de hacerles caso. Pablo los pone en guardia con la carta a los Gálatas, escrita posiblemente el año 55.
Durante la primera prisión los cristianos de Filipos le envían una ayuda económica por medio de uno de ellos, Epafrodito. Éste enferma gravemente y su comunidad está preocupada. Cuando se repone, Pablo lo envía a los suyos con una carta, en la que da cuenta de su situación, agradece la ayuda y les exhorta a la vida cristiana.
Un esclavo llamado Onésimo, natural de Colosas, se ha escapado de su amo y se ha dirigido huyendo a Éfeso. Allí conoce a Pablo y se hace cristiano.
Quiere ayudar a Pablo en la misión, pero éste quiere que su amo le dé previamente la libertad. Por eso lo envía su dueño, cristiano, con una carta, la carta a Filemón.
Regreso Los orfebres de la ciudad, alarmados porque la predicación de Pablo ha hecho bajar sus ventas de imágenes de Artemisa, diosa de la ciudad, denuncian a Pablo. Se forma un tumulto y los cristianos piden a Pablo que se marche.
Pablo se pone en camino hacia Tróade. Ya había enviado por delante a dos auxiliares, Erasto y Timoteo, para que activasen la recogida de las colectas.
Evangeliza Tróade, mientras espera la llegada de Tito. Impaciente porque éste no acaba de llegar, va a Macedonia a su encuentro (2 Cor 2,12s; 7,5s) En Macedonia encuentra a Tito. Trae buenas noticias sobre la reacción de los corintios, pero acusan a Pablo de insinceridad por haber cambiado los planes de viaje (2 Cor 7,8-16; 1,15-2,3). Pablo escribe otra carta para preparar su visita (2 Corintios), aclarando su postura.
Una vez aclarada la situación, Pablo llega a Corinto. Es el invierno del 5758 y lo pasará en esta ciudad ya que no se puede navegar en esta época. Aprovecha este descanso para escribir la carta a los romanos.
Pasado el invierno, deciden embarcarse rumbo a Jerusalén para llevar las limosnas.
Irán con ellos representantes de todas las comunidades, llevando cada uno la colecta de su comunidad.
Pero los judíos tramaron una conjuración contra él cuando estaba a punto de embarcarse para Siria; entonces él tomó la determinación de volver por (tierra, atravesando) Macedonia. Le acompañaban Sópatros, hijo de Pirro, de Berea; Aristarco y Segundo, de Tesalónica; Gayo, de Doberes, y Timoteo; Tíquico y Trófimo, de Asia.
Estos se adelantaron y nos esperaron en Tróade (Hch 20,3-5).
En Tróade se reúne todo el grupo. Es Pascua y la celebran. Durante la larga homilía de Pablo, se duerme un joven llamado Eutico, cae a tierra desde una ventana, y se mata. Pablo lo resucita. Subió luego; partió el pan y comió; después platicó largo tiempo, hasta el amanecer. Entonces se marchó. Trajeron al muchacho vivo y se consolaron no poco (Hch 20,6-12).
Continúan viaje en barco, costeando la costa del mar Egeo. En Mileto convoca a los responsables de la comunidad y los exhorta a vigilar (Hch 20,17-38)
Siguen navegando hasta Pátara, donde toman otra nave, que los conducirán a Fenicia. Hacen escala en Tiro y visitan la comunidad cristiana. Siguen a pie a Tolemaida y Cesarea marítima donde también visitan las comunidades.
En estas comunidades algunos, inspirados por el Espíritu, dan a conocer a Pablo que en Jerusalén le espera la cárcel. Al oír esto nosotros y los de aquel lugar le rogamos que no subiera a Jerusalén. Entonces Pablo contestó: por qué habéis de llorar y destrozarme? Pues yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, sino a morir también en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. Como no se dejaba convencer, dejamos de insistir y dijimos: Hágase la voluntad del Señor. (Hch 21,12-14)