La vida es combustión. El oxígeno del aire es el carburante necesario, pero hay que proveer el combustible apropiado para la conservación de la vitalidad e integridad celular. La sangre es el vehículo que lleva a las células el oxígeno y los principios nutritivos elaborados por la digestión. El sistema sanguíneo tiene también sus emuntorios para eliminar los residuos del metabolismo celular. Distínganse la sangre y la linfa. La circulación sanguínea es la base de la existencia, la que termina cuando la sangre deja de circular. La cantidad de sangre es alrededor de un kilo por cada 13 kilos de peso, y un hombre de 65 kilos tiene así unos 5 litros de sangre. Esta varía, sin embargo, quedando disminuida por ejemplo, por el sudor abundante. Vista al microscopio, la sangre está constituida por glóbulos sólidos que bañan en un líquido, el plasma. De cada 1000 gramos de sangre, 450 son glóbulos y 550 de plasma, aunque tal proporción varía mucho, según la salud y nutrición del individuo. Los glóbulos
sanguíneos son de dos clases: los rojos o hematíes, cuyo número aproximado es de 5 millones por milímetro cúbico. Contienen una materia ferruginosa y albuminosa, la hemoglobina. Los glóbulos blancos o leucocitos, son mucho menos numerosos y cambian de forma continuamente. El plasma es un líquido amarillento que, al contacto del aire, se descompone en filamentos sólidos, la fibrina, y en un líquido, el suero, el que se compone de albúmina, sales y agua. El plasma pasa a través de los capilares, baña las células, las penetra y las alimenta; es el verdadero medio interno del organismo. La sangre es roja clara en las arterias, debido a la oxihemoglobina, y roja oscura en las venas, debido al ácido carbónico. Su temperatura es independiente del medio exterior y varía normalmente de medio grado entre la mañana y la noche en el mismo individuo y de 36 a 37 grados, de un individuo a otro, según temperamento, actividad, raza, alimentación y estado de salud. No puede bajar de 34 grados, sin peligro inminente de muerte, pudiendo subir en la fiebre, hasta 43 grados, aunque el estado es grave a 41° centigrados. La sangre contiene una fuerte proporción de agua, junto con todas las sustancias orgánicas y minerales propias para el mantenimiento de la vida. La circulación linfática arrastra un líquido incoloro, la linfa, constituido por glóbulos blancos, o linfocitos. Está formada por el plasma modificado por la nutrición de los tejidos y los exudados de los capilares. Su composición es análoga a la de la sangre, a la que retorna después de recorrer el organismo en redes de vasos propios.
Formada por los materiales de la nutrición, modificados al contacto del oxígeno, la sangre sirve de vehículo a dichas sustancias nutritivas y a sus residuos, a la vez que relaciona los órganos entre sí. Los glóbulos rojos transportan el oxígeno de los pulmones (y de la piel) a los tejidos. Son así una prolongación del aparato digestivo (Pi y Suñer). Son células incompletas, pues no tienen núcleo. Se forman en la médula y en el bazo. Los glóbulos blancos, o leucocitos, ya son células completas, pues poseen un núcleo. Se forman sobre todo en los ganglios y por sus movimientos amiboideos (parecidos a la amiba), se transportan de un lugar al otro del organismo, trepando por las paredes de los vasos y aun perforándolos para pasar a los tejidos, fenómeno llamado diapedesis. Su misión consiste en digerir microbios y otros cuerpos extraños (fagocitosis). Segregarían también contravenenos (antitoxinas). Se afirma que los leucocitos desempeñan un papel importante en la digestión, modificando todos los elementos químicos de los alimentos. Su poder, sin embargo, se estrella contra la quinina, cocaína, cloroformo, etc., que los matan en gran cantidad (Lawin, Pi y Suñer). Es interesante esta citación, pues, a pesar de conocerse la acción nociva del abuso de ciertas drogas que siguen usándose al por mayor en el tratamiento de los enfermos, quienes finalmente ven menguada la preciosa acción defensiva de sus leucocitos. El plasma intersticial, modificación del plasma sanguíneo, es el verdadero medio en que se bañan las células, en el que se alimentan y en que vierten sus secreciones. Del plasma procede la linfa, que viene modificada por los ganglios que atraviesa. Sus glóbulos o linfócitos, son análogos a los leucocitos, pero no poseen como esos la facultad de atravesar los capilares. Sólo pueden acudir donde hagan falta siguiendo los vasos linfáticos. Por eso, en las inflamaciones, suelen acumularse en gran cantidad en los ganglios.
Estudiaremos ahora los principales órganos destinados a asegurar la circulación continua de la sangre en todo el organismo. 1. EL CORAZÓN, órgano central de propulsión que, a modo de bomba, lanza la sangre hacia las arterias y capilares. Vista frontal de un corazón humano (Las flechas blancas indican el flujo normal de la sangre). 1.-aurícula derecha 2.-aurícula izquierda 3.-Vena cava superior 4.-Arteria Aorta 5.-Arteria pulmonar 6.-Vena pulmonar 7.-Válvula mitral o bicúspide 8.-Válvula sigmoidea aórtica 9.-Ventrículo izquierdo 10.-Ventrículo derecho 11.-Vena cava inferior 12.-Válvula tricúspide 13.-Válvula sigmoidea pulmonar Miocardio (parte rosada), formado por Epicardio (capa exterior del miocardio) y Endocardio (capa interior al miocardio).
2. LAS ARTERIAS, encargadas de llevar la sangre a los capilares. 3. LOS CAPILARES, que son vasos microscópicos, llevan la sangre a todos los tejidos y constituyen un intermediario entre las arterias y las venas. 4. LAS VENAS, son vasos encargados de llevar la sangre de los capilares al corazón. El corazón es un músculo hueco colocado entre los pulmones, ligeramente a la izquierda. Está sostenido por las gruesas arterias que parten del mismo. Tiene el tamaño del puño y pesa unos 300 gramos. Está protejido por una serosa, el pericardio, entre cuyas hojas se encuentra un líquido destinado a facilitar el deslizamiento del corazón
cuando se dilata o se contrae. Contiene dos aurículas, situadas arriba, y dos ventrículos, situados abajo. Cada aurícula comunica con su ventrículo inferior, por el orificio auriculoventricutar. Están divididos por una pared aisladora que se llama miocardio, la envoltura inferior de las aurículas y ventrículos y se llama endocardio la delgada membrana que tapiza el interior de todo el sistema circulatorio. Los orificios aurículoventriculares tienen repliegues, llamados válvulas, que permiten a la sangre circular solamente en una dirección. Su lesión trae perturbaciones más o menos serias de la circulación que se traducen por ruidos anormales, observables a la auscultación. El movimiento de contracción que hace el corazón para lanzar la sangre a las arterias, se llama sístole y su dilatación, que atrae la sangre venosa, se llama diástole. Ese movimiento se repite 60 a 70 veces por minuto en los adultos, variando según la edad (130 al nacer, 100 a los 3 años; 90 a los 10; 75 a 80, a los 70 años; 85 a 90, a los 80 años). El pulso tiene un movimiento paralelo al número de respiraciones y aumenta sus pulsaciones cuando se dificulta la respiración, en los estados febriles, enfermedades pulmonares y cardíacas, asma, etc. Sin embargo, hay individuos que tienen normalmente un número menor de pulsaciones (Napoleón, según dicen, tenían 45). Cada contracción del corazón lanza 200 gramos de sangre y como el peso total de la misma es de 6000 gramos, se calcula que basta medio minuto para que un glóbulo llegue a cualquier extremidad del cuerpo y vuelva al corazón. Aplicando el oído frente al corazón, se siente una especie de tic-tac, formado por dos ruidos sucesivos. Uno se siente en la parte superior y coincide con la contracción del ventrículo. Es más bien sordo y prolongado, mientras que el segundo, que se percibe a la base del corazón, es más breve y claro coincidiendo con el principio de la dilatación de los ventrículos. La averiguación de estos ruidos forma un
elemento del diagnóstico médico. Se reflejan también en el pulso las perturbaciones del corazón. Se dice que los médicos chinos desarrollan una gran sensibilidad que les permite clasificar gran cantidad de clases de pulso y sacar mayores elementos de diagnóstico de esa observación. Las ARTERIAS arrancan del corazón y se achican a medida que se alejan. Son dos, al principio, la arteria pulmonar y la aorta. Presentan unas válvulas llamadas sigmoideas. La pulmonar sale del ventrículo derecho y se divide en dos ramas que llevan la sangre a cada pulmón. La aorta sale del ventrículo izquierdo y se dirige primero hacia arriba, formando un codo, llamado cayado de la aorta, bajando luego hacia la columna vertebral, que recorre hasta más abajo de las vértebras lumbares. Se divide en varias ramas, que son especialmente: las coronarias, que riegan el corazón; las carótidas y la subclavia, que riegan el cuello y la cabeza, dividiéndose la subclavia para formar las arterias del brazo y de la mano, las arterias mamarias y la epigástrica; la aorta da nacimiento a las intercostales y, después de atravesar el diafragma, a todas las arterias abdominales y de las piernas y pies. Las arterias comprenden tres capas: 1. La túnica externa, formada de tejido conjuntivo; 2. la túnica media, formada de fibras elásticas; 3. la túnica interna, formada por un endotelio de células planas. La característica de las arterias es que quedan abiertas cuando se cortan, con gran peligro de hemorragia irreductible. Normalmente, las arterias son elásticas y se contraen fácilmente, aunque con la edad y en la arterioesclerosis, la dilatación tiende fácilmente a volverse permanente. Pueden también producirse pequeños embolsamientos, en las dilataciones (aneurismas), que suelen romperse provocando la muerte repentina. . .
Los CAPILARES se encuentran en todas partes del cuerpo, puesto que no se puede pinchar ningún sitio sin herir alguno, provocando una salida de sangre. Las VENAS arrancan de los capilares y se van agrandando hasta llegar a la vena cava superior e inferior, las que fluyen a la aurícula derecha. A la aurícula izquierda llegan las cuatro venas pulmonares que traen la sangre arterial de los pulmones. (Las arterias, en cambio, se comunican con los ventrículos). La estructura de las venas es la misma, pero el tejido elástico de la túnica media está sustituido por fibras musculares lisas, razón por la cual la dilatación de las venas tiende a volverse permanente con mayor facilidad, formando várices y hemorroides. Las venas poseen también un sistema de válvulas, que impiden a la sangre de retroceder. Es nuestro cuerpo una máquina maravillosa. Señalaremos aquí un dispositivo admirable. Hay venas profundas, que provienen de las vísceras y otras superficiales, que vienen de los miembros. Hay en éstos dos venas por cada arteria. Esas venas llevan el mismo nombre que la arteria que costean. Las venas superiores o subcutáneas forman una red complicadísima. En la proximidad de la raíz de los miembros, las venas se juntan en un solo tronco, formándose la vena cava inferior con las venas de las piernas y del abdomen. Las venas yugulares (de cabeza y cuello) y las subclavias (de los brazos) se reúnen para formar la vena cava superior. Y ahora va lo más interesante: hay una vena que corre paralela con la vena cava inferior, arrancando de la vena ilíaca y poniendo en comunicación la vena cava inferior. Esta vena recibe las lumbares y las semi ácigos que traen la sangre venosa de la región torácica y lumbar. Con esta disposición, en caso de obstruirse la vena cava inferior, puede la sangre de los miembros inferiores volver al corazón por la vena ácigos y la vena cava superior.
Llámese vena porta a una vena intercalada entre dos sistemas de capilares. Ejemplo: La vena porta hepática, situada entre los capilares del intestino y los del hígado.
Además de la circulación sanguínea, existe la circulación linfática, que lleva a todas partes del cuerpo un líquido llamado linfa. Los vasos linfáticos están distribuidos por medio de una red bastante complicada: La linfa se origina del plasma de la sangre trasudado a través de los vasos capilares y modificados por los productos de la digestión, apartados por los vasos quilíferos. Todos los vasos linfáticos se dirigen hacia el canal torácico y la gran vena linfática. La linfa se compone: 1° de glóbulos blancos, o fagocitos, y 2° de líquido o plasma, que contiene más agua y urea que el plasma sanguíneo, pero menos substancias albuminoideas. Hay mucho más linfa que sangre. Observase en el recorrido de los vasos linfáticos una gran cantidad de hinchazones llamadas GANGLIOS, en número de más de 700, que tienen la particularidad de dilatarse cuando se produce cualquier fenómeno inflamatorio en su proximidad. El papel de los ganglios parece consistir esencialmente en producir glóbulos blancos. La linfa, que baña todos los tejidos, desempeña una misión defensiva de primer orden, pues, tan luego como penetra un cuerpo extraño en el organismo, se movilizan las células linfáticas, dispuestas a rodearlo y a digerirlo, disolverlo o expulsarlo. Cuando se produce una herida en un pie o en la pierna, suelen inflamarse los ganglios de la ingle y lo
mismo sucede en las infecciones venéreas. Si la herida o infección persiste, los ganglios, no pudiendo absorber todas las substancias extrañas, se inflaman y llegan también a supurar. Así se produce también en las crisis de furunculosis, ántrax y tumores diversos, en los ganglios de las axilas, del cuello, etc. Si no se realiza la absorción o la supuración, puede producirse también una hinchazón crónica de los ganglios, lo que origina úlceras, tuberculosis de los ganglios, o determinan la formación de neo-plasmas (tumores, más o menos cancerosos). Mientras todos los ganglios no están afectados, se puede todavía tener esperanza de una reacción defensiva eficaz, en el tratamiento de los tumores, el que se torna ya muy difícil cuando todos ellos están ya tumefactos.
Son, en primer lugar, las glándulas de secreción interna (ver más adelante), cuya secreción aporta a la circulación profundas modificaciones. El sistema nervioso, como ya se ha visto en los músculos, es el gran regulador de todas las funciones del organismo, entre ellas la circulación. El nervio vago modera la acción del corazón, mientras que las ramificaciones del simpático que van al corazón, aumentan su actividad. La excitación del nervio neumogástrico entorpece y hasta puede llegar a paralizar al corazón en diástole. Una emoción violenta puede producir ese mismo efecto, lo que explica la expresión de "corazón destrozado" y da la explicación del porqué se considera al corazón como el centro del sentimiento. Es, en todo caso, evidente que este órgano está bajo la dependencia directa del sistema nervioso central. El hecho de ser el corazón un músculo estriado y ciertas experiencias de faquirismo, apoyan todavía más esta observación.
Los vasos, arterias y venas reciben filamentos nerviosos del gran simpático, los que regulan la contracción y dilatación de dichos vasos; de ahí el nombre de vasomotores. Los nervios vasoconstrictores y los vasodilatadores son, pues, los reguladores de la presión sanguínea y controlan toda la circulación. Basta para que se comprenda cómo todo lo que nos impresiona en la vida afecta al corazón y la circulación. Esto explica la necesidad del autocontrol de nuestros sentimientos e impresiones. Evitar el temor, la tristeza, la cólera, los celos, el odio, la desconfianza, controlando hasta los mejores sentimientos, para conservar siempre la calma y la serenidad. Las personas sensibles y los enfermos del corazón son los que mayor atención deben prestar a sus sensaciones si quieren conservar su circulación normal.
Para que la sangre cumpla su misión trascendental, es esencial la función del corazón. Un ejercicio muy violento, al acelerar sus latidos, atrae mayor cantidad de sangre que, al pasar más ligero, ejerce una presión anormal sobre las paredes de las arterias las que, a veces, suelen hasta romperse, ocasionando la muerte. Una fuerte emoción aumenta los latidos o los detiene, llegando hasta producir el síncope, que es la detención brusca del corazón. Una posición fija, durante demasiado tiempo, hace afluir la sangre a determinado punto, más que en otros, provocando congestiones. Los trabajos que exigen la tensión prolongada de ciertos
grupos musculares; largas carreras realizadas sin descanso; el uso de ligas apretadas, provocan también congestiones y múltiples trastornos. La gravedad influye también sobre la circulación, especialmente sobre la venosa. Si levantamos un brazo en alto, observamos que la mano empalidece, mientras que la otra queda colorada. Al permanecer mucho tiempo parado, la sangre se acumula en las piernas, siendo causa de várices. El estar mucho sentados y el estreñimiento, por las mismas razones, suelen producir hemorroides. La acumulación fecal suele comprimir los órganos abdominales, levantando el diafragma, oprime el corazón y los pulmones, determinando en ellos dolores, causando mareos, palpitaciones, que traducen irregularidad en la distribución sanguínea; el aumento de volumen del intestino, a su vez, presiona las venas y vasos linfáticos, cuya circulación se detiene, dificultando la irrigación intestinal y congestionando el corazón, que tiene que realizar un mayor esfuerzo para impulsar la sangre. En la cabeza sucede lo contrario, favoreciéndose la circulación venosa, cuando estamos de pie, la sangre tiende a huir de la cabeza para acumularse en las piernas. Cuando nos acostamos, la presión de la sangre queda equilibrada, se relajan los músculos y descansa el corazón, lo que explica que se descanse mejor en tal posición. Esto explica también por qué se produce un rápido descanso en los corredores al acostarse y levantar las piernas en alto. El frío contrae los vasos cutáneos y determina la congestión de los órganos internos. El calor produce un fenómeno contrario,
determinando la dilatación de los poros y la evaporación o eliminación de exceso de calor, por el sudor. El movimiento favorece la circulación venosa y la vida sedentaria determina una circulación defectuosa, que se manifiesta por palidez o estados congestivos. La buena alimentación es esencial para la formación de una sangre pura y factor esencial de una buena circulación. Una sangre recargada de ácidos, de toxinas y otras substancias extrañas, queda entorpecida en su curso, además de no aportar a los tejidos los elementos que necesitan. La acidosis y los recargos o carencias consiguientes son las causas de los diversos estados morbosos. Buena alimentación, buen aire y luz, ejercicio y limpieza, son, pues, los principales elementos de una perfecta circulación.
Todo ser viviente absorbe oxígeno y exhala ácido carbónico. Ese intercambio gaseoso entre el ser vivo y el medio exterior, se llama respiración. Hasta los peces respiran, aunque en forma distinta que los seres de respiración aérea. El hecho que los peces, mueren en agua hervida demuestra que ellos también absorben el oxígeno del agua, por medio de branquias, que constituyen el órgano de la respiración acuática, como el pulmón es el órgano de la respiración aérea. Hasta las plantas respiran como los animales. Se creía antiguamente que la planta realizaba dos clases de respiración, inspirando ácido carbónico durante el día y oxígeno, durante la noche, expirando oxígeno o ácido carbónico respectivamente. Se sabe hoy que se trata de dos fenómenos distintos. Uno es realmente la respiración, análoga a los animales y al hombre. El otro es el fenómeno de asimilación por
medio del cual la planta absorbe, asimila y transforma el carbono, que exhala luego en forma de oxígeno. Esta operación demuestra más que nada la utilidad que para nosotros desempeñan las plantas, ya que absorben el para nosotros venenoso ácido carbónico y nos devuelven oxígeno. Este fenómeno es más intenso durante el día, por la acción de la luz solar, por medio de la clorofila. En cambio, durante la noche, por falta de luz la asimilación es nula, notándose solamente la respiración. En el hombre, la respiración es principalmente pulmonar, pero también cutánea, como en las plantas.
El órgano exterior de la respiración pulmonar es la nariz. Inhalando el aire pasa por el conducto interno de la misma, llegando a la faringe y laringe y de ahí, por la tráquea, a los pulmones. La nariz tiene una estructura muy compleja, siendo a la vez ventana natural, para la entrada del aire, y órgano del olfato. Está constituida por las dos ventanas, divididas por un tabique. Consideramos aquí las fosas nasales como vía de entrada del aire solamente. Aunque se puede también respirar por la boca, no es esto normal, pues, no interviene en tal caso el mecanismo purificador y regulador térmico de las fosas nasales. La respiración debe ser, pues, nasal exclusivamente. Desviaciones o estrechamientos de las fosas nasales son causas, especialmente en las criaturas, de corizas, catarros, debilitamiento de los pulmones y otras molestias. La nariz, cartilaginosa en su parte anterior, es constituida en su parte trasera por una osificación del tabique y por los tres cornetes, colocados unos encima de otros. El referido hueso del tabique (hueso vomer y lama perpendicular del hueso etmoides) presenta una tendencia a encorvarse de un lado o del otro, siendo causa de desviaciones o lesiones. En el espacio que separa los cornetes se hallan los meatos. En el inferior se halla el orificio del
canal nasal. En el medio, los orificios de los senos maxilares y frontales. En el meato superior se halla el seno esfenoide. La mucosa pituitaria que tapiza todas las fosas nasales está llena de pestañas vibrátiles, destinadas a impedir el paso de polvos y substancias extrañas, y segrega un líquido destructor de gérmenes patógenos. Pueden llenarse de mucosidades, al producirse catarro. Es del mayor interés asegurar la limpieza permanente de la nariz, cuyas importantes funciones respiratoria y olfativa, se hallan dificultadas por catarros, desviaciones, vegetaciones y lesiones diversas. Salvo en casos accidentales, todas estas molestias tienen causas dietéticas e higiénicas y pueden ser corregidas, en general, sin intervención quirúrgica. Constituida por la apertura posterior de las fosas nasales, se apoya atrás en la columna vertebral, abajo en el velo del paladar, que, al levantarse, permite hacer pasar el aire de un conducto al otro. En las partes laterales superiores, se hallan las aberturas de la Trompa de Eustaquio, que comunica con el oído, al que puede aportar perturbaciones en ciertos estados catarrales. En la bóveda, se halla la amígdala faríngea que puede transformarse en tumor adenoide cuando crece exageradamente.
Es una dilatación de la tráquea, situada en la parte superior de la garganta, en la que distinguimos especialmente: la epiglotis, membrana destinada a cerrar la laringe, cuando los alimentos pasan de la faringe al esófago; las cuerdas vocales, órgano esencial de la voz. La mucosa de la laringe es la misma que tapiza toda la garganta, pero es sumamente sensible a las irritaciones, provocadas por el aire frío, en la respiración bucal, cuerpos extraños, etc., que dan lugar a la tos. La glotis es un estrechamiento formado por el movimiento de las cuerdas vocales en la parte esencial de la laringe. Ésta, está formada por músculos que se desarrollan por el ejercicio, por lo que se recomienda dejar a los niños que griten y ejercitarse en el canto. Esto es importante, a la vez para desarrollar los pulmones y fortificar las cuerdas vocales, cuya fortaleza y sensibilidad son particularmente preciosas para los oradores y los cantores. Cualquier inflamación de la laringe puede producir fenómenos de afonía. Otros disturbios, como balbuceos, temblores de la voz, tartamudeo, etc., se corrigen por ejercicios, especialmente respiratorios (para tratamiento de la laringitis, ver parte alfabética). Agregaremos que la laringe está inervada por ramas al nervio espinal, que es el nervio de la fonación y por ramas del neumogástrico, que dan sensibilidad a la laringe. Tráquea. — Canal del aire que empieza en la laringe y se divide en dos para comunicarse con los dos pulmones. Constituida por anillos cartilaginosos, es tapizada en su interior por pestañas vibrátiles que empujan las mucosidades siempre hacia arriba, hasta provocar el esputo.
Los Pulmones Colocados en la caja torácica, de ambos lados del corazón, son formados por los bronquios, constituidos por dos ramas a continuación de las dos divisiones de la tráquea. Al penetrar en el pulmón se subdividen en ramas cada vez más diminutas, las bronquiales, las que penetran en el tejido pulmonar, formando los lóbulos, donde se separan en una decena de ramitas terminadas por una cavidad abollada, o alveolo, que comprende a su vez varios conductos de menos de 1 milímetro de largo, llamados vesículas pulmonares. Las tres cuartas partes de la superficie de esas vesículas son formadas por capilares sanguíneos, que representan divisiones de la arteria pulmonar, que aporta al pulmón la sangre oscurecida por el ácido carbónico, que es expulsado y substituido por el oxígeno, al volver a la aurícula izquierda del corazón por las dos venas pulmonares.
La cantidad de sangre contenida en ambos pulmones es considerable (un litro, aproximadamente) y se avalúa en 100 metros cuadrados la superficie respiratoria de los alveolos.
La capacidad respiratoria varía de 3 a 5 litros, pero la cantidad de aire qué penetra en cada respiración normal es sólo de medio litro. El remanente, se llama aire residual. El aire inspirado penetra en las vesículas pulmonares, donde pierde el oxígeno absorbido por la sangre y se carga, en cambio, de una cantidad de ácido carbónico, la que siendo impropia a la respiración, determina la espiración, seguida de una nueva inspiración. El adulto respira normalmente de 15 a 18 veces por minuto, pero aumenta en las crisis febriles, pudiendo llegar a 50 respiraciones en la pulmonía. En el niño recién nacido, llega a 44 respiraciones por minuto. En los ejercicios musculares, especialmente en la carrera, ese número aumenta también, naturalmente, por la necesidad de proporcionar más sangre oxigenada a las células musculares. La cantidad de aire respirado por un adulto en cada 24 horas es de-10 a 12.000 litros. Las paredes óseas del pecho están como acolchadas por muchos músculos que ayudan a proteger a los pulmones, a la vez que su elasticidad y sometimiento a la acción de la voluntad, favorece la ampliación de la respiración. Los músculos más importantes son: los intercostales, que reúnen las costillas entre sí; los escalenos, unidos en su parte superior, a las vértebras cervicales, y por la inferior, a las primeras costillas; el diafragma, en fin, el músculo más importante del cuerpo, después del corazón, pues su disposición en forma de tabique, a la base de los pulmones, entre el tórax y el abdomen, tiene una acción predominante sobre la respiración.
La diferencia de capacidad entre una inspiración y una espiración establece la capacidad respiratoria. Para medirla sin aparato, basta tomar con una cinta la circunferencia del pecho a la altura de los senos, primero con el pecho retraído, después de una espiración completa, y luego tomar la misma medida con el pecho fuertemente dilatado por una inspiración forzada a su máxima intensidad. La diferencia entre las dos medidas dividida por 1,5 indica aproximadamente la capacidad respiratoria. Puede tomarse también por la duración. Para ello, se espira primero completamente. Se hace luego una profunda inspiración, tomando el punto del minutero de un reloj. Retener la respiración lo más posible y tomar el tiempo al terminar la espiración. La diferencia en segundos indica la capacidad respiratoria, en medida de tiempo: 50 segundos es una capacidad mediana; menos de 20 segundos es mal síntoma en los enfermos; en atletas hemos comprobado capacidades de 2 minutos.
Cada pulmón está rodeado de una membrana serosa llamada pleura, dividida en dos hojas. La parietal, tapiza la caja torácica y el diafragma, mientras la visceral rodea los pulmones. Están separadas por la cavidad pleural, en la que se encuentra un líquido seroso, destinado a facilitar el deslizamiento de los pulmones en la caja torácica. En la pleuresía, ese líquido llega a ser muy abundante, impidiendo los movimientos del pulmón. Las dos hojas de la pleura son separadas por un tabique, llamado mediastino, por lo que cada cavidad pleural puede inflamarse por separado y llenarse de líquido. Las enfermedades de la pleura, como todo fenómeno inflamatorio, constituyen una crisis defensiva y curativa natural. Sólo la higiene integral puede evitarlas con seguridad.
Un buen desarrollo pulmonar es algo esencial, tanto para una perfecta oxigenación de la sangre, como para asegurar la mayor suma de resistencia en todo esfuerzo muscular sostenido. Vimos que permanece siempre en los pulmones una cierta cantidad de aire residual. Debemos agregar que es tanto mayor cuanto menos amplitud tengan las inspiraciones. El estornudo, el bostezo, el suspiro, el hipo y también el sollozo, son pequeños mecanismos de defensa puestos en acción por movimientos más o menos bruscos del diafragma y demás músculos que regulan la respiración. El estornudo puede provenir del contacto de ciertos polvos irritantes sobre la mucosa nasal, con reflejo nervioso de defensa. Pero, lo mismo que el hipo, puede ser determinado por acumulación de gases en el estómago, la que haciendo presión sobre el diafragma, provoca la expulsión de aire más o menos brusca, con los fenómenos subsiguientes. Esto sucede especialmente en los niños. El sollozo suele tener el mismo origen. Causas de tales acumulaciones de gases son el exceso de alimentos o las malas combinaciones. El bostezo y el suspiro son inspiraciones prolongadas, seguidas de largas espiraciones. Obedecen a la necesidad de renovar completamente el contenido de los pulmones cuando aumenta demasiado el contenido de aire residual, saturándose excesivamente de ácido carbónico, a consecuencia de un mayor éxtasis sanguíneo por insuficiente ejercicio, estada en locales cerrados o mal ventilados, falta de sueño, impresiones penosas, acidemia de origen dietético, etc. Todas estas pequeñas anormalidades a las que no se concede mayor importancia son, sin embargo, las primeras manifestaciones patológicas de deficiencias en el modo de vivir.
Promover el desarrollo máximo de la capacidad respiratoria es una necesidad imperiosa para evitar las pequeñas y grandes molestias que resultan de su deficiencia. Se han preconizado varios métodos de gimnasia respiratoria, tanto entre los países occidentales como en la India. Se ha tenido en vista, además de los objetivos físicos, el desarrollo de la vitalidad, pues, el aire, además de oxígeno, contendría otro elemento sutil, que los Indúes llaman PRANA (principio vital, con gran influencia sobre la psiquis). No negamos los buenos efectos de la gimnasia respiratoria, pero creemos que se ha complicado indebidamente algo naturalmente muy sencillo. Además, hemos observado casos de individuos que, gracias a ejercicios metódicos, han conseguido regular desarrollo respiratorio y, sin embargo, no lograron la salud. Es el defecto de todos los unilateralismos. Para lograr un buen desarrollo físico, es necesario realizar cada día un verdadero trabajo muscular, aunque sólo sea durante los instantes libres de otras ocupaciones. Lo mejor es todavía realizar cada día algún ejercicio natural utilitario, al aire libre. El más natural y eficaz es la marcha. Caminando o corriendo, saltando, nadando o luchando, la gimnasia respiratoria se realiza automáticamente, en forma perfecta, desde que se mantiene la boca cerrada, durante los ejercicios. Los ejercicios físicos continuados son más importantes en los niños, siendo los juegos rítmicos y los ejercicios naturales al aire libre el mejor medio para ensanchar y fortalecer los pulmones. Insistimos en que la alimentación tiene siempre capital importancia. Las toxinas, el ácido úrico y exceso de ácidos, en general,
dificultan la hematización. Los gases y la dilatación estomacal, haciendo presión sobre el diafragma, dificultan también la respiración. Ya se ve, pues, cuan necesaria es la armonía funcional para que la respiración sea normal. Debemos agregar que los ejercicios respiratorios pueden resultar contraproducentes, si no son bien hechos. Los yoguis insisten, con razón, en que la respiración no debe ser alta. La respiración de los niños, es abdominal. En los adultos debe ser completa. Las personas de vida sedentaria deben realizar cada día cierta cantidad de respiraciones profundas, seguidas de algún ejercicio de relajamiento. Pero, hay que realizarlas al revés de lo que se suele hacer. Debe empezarse espirando todo el contenido del pulmón, contrayendo, a la vez, el diafragma; luego, inspirar, dilatando primero la parte inferior del pulmón y sucesivamente, todo el pecho. Cuando se realizan esfuerzos o ejercicios muy activos, es igualmente útil realizar alguna respiración profunda, en la forma indicada.
La piel es un verdadero pulmón periférico (Dr. Cartón). Sabido es que una quemadura que abarque las dos quintas partes de la superficie cutánea determina la muerte. Ha sido demostrado que se debe a la necesidad de la respiración cutánea. Es una de las razones del inmenso bienestar que se experimenta al tomar baños de aire, a piel desnuda, con temperatura agradable. La respiración es celular. — La química de la respiración tiene tres fases: 1. La combustión en las células; 2. El transporte de los gases (oxígeno y ácido carbónico, por la sangre); 3. La hematosis o purificación de la sangre en los pulmones. La respiración es, una fase de la nutrición. Las células extraen la oxihemoglobina de la sangre y devuelven el ácido carbónico.
Conviene aclarar que el ácido carbónico no se encuentra solamente en la sangre venosa, sino también en la arterial. El oxígeno del aire se combina con el aire residual del pulmón, para, formar la sangre arterial, la que contiene de 34 a 38 volúmenes de ácido carbónico, contra 43 a 48 volúmenes para la sangre venosa. Es precisamente por ser poca la" diferencia normal que basta un aumento mínimo de a. c. para determinar lo que Lahmann llama la carbonacidemia...
La paralización de los fenómenos respiratorios produce rápidamente la muerte. Esta puede producirse: 1. ° Por falta de oxígeno; 2. ° Por exceso de ácido carbónico; 3. ° Por variaciones en la presión del aire (aire comprimido, mal de alturas); 4. ° Por la absorción de gases tóxicos. Sin entrar en detalles sobre los casos en que puede producirse la asfixia, señalaremos como principales causas probables de accidentes, aunque generalmente no sean mortales de inmediato: dormitorios cerrados, locales con insuficiente ventilación, saturados de humo de tabaco o de otras substancias deletéreas, más o menos sutiles susceptibles, al penetrar insidiosamente por las vías respiratorias, de provocar un estado de semiasfixia latente, más peligrosa por el hecho que los reflejos sensibles suelen embotarse, envenenándose la sangre paulatinamente. La deficiencia de la higiene en habitaciones, talleres, fábricas y ciudades en general, proviene del criminal descuido de esas nociones.
En casos de asfixia, o en los ahogados, es a veces posible restablecer la respiración y la vida, por medio de la llamada respiración artificial, lográndose hacer revivir sujetos, mejorar estados asmáticos agudos y de insuficiencia respiratoria, así como apoyo vital al paciente con fibrosis pulmonar y/o bronquitis enfisematosa, etc. El centro nervioso director de los movimientos respiratorios está situado en el llamado "nudo vital", así llamado porque cualquier lesión en ese sitio paraliza la acción del corazón y de los pulmones, produciendo la muerte. La disnea o aceleración convulsiva de la respiración, es producida por la excitación del cerebro por el ácido carbónico acumulado en exceso en la sangre. En cambio, el exceso de oxígeno en la sangre puede detener los movimientos respiratorios. La respiración tiene gran influencia sobre la sensibilidad, siendo probado que se puede atenuar un dolor aumentando la rapidez del ritmo respiratorio. En cambio, para aumentar la calma y la serenidad, en las grandes ocasiones, basta hacer respiraciones profundas y lentas, reteniendo el soplo durante el mayor tiempo posible.
Perturban la función respiratoria y ensucian la sangre: las bebidas alcohólicas, el tabaco, el té, el café, los alimentos tóxicos, excesivos y mal combinados, deficiente desarrollo pulmonar, aire impropio, ropaje impermeable o apretado, falta de limpieza y baños de aire, etc. En cambio, favorecen la función respiratoria: La correcta selección, combinación, preparación y masticación de los alimentos. Estancia al aire libre y baños de sol. Ejercicio suficiente, mejor a piel desnuda. Ventana abierta durante el sueño. Llevar ropas holgadas y porosas. Los baños de agua fría, para las personas robustas, facilitan la función respiratoria.
La sangre elimina normalmente sus residuos por medio de la piel y el riñon, así como por los pulmones. Pero existe una gran cantidad de emuntorios subsidiarios. Además del ácido carbónico, el pulmón expulsa también otras substancias, en forma de gases, como lo demuestra el aliento fétido, el olor a ajo, a cloroformo, etc., demuestran una eliminación de substancias extrañas, junto al aire espirado. Pero, todas las secreciones catarrales son igualmente formas de eliminación secundarias. El hígado es igualmente un sitio importante de eliminaciones, por la vía del colédoco, o por formación de cálculos. La menstruación sirve igualmente como emuntorio secundario. Cada mes, el organismo recargado tiende a eliminar muchas impurezas junto a la sangre menstrual. Los disturbios de la menopausia se deben, en su mayor parte, a la supresión de ese importante emuntorio, en las mujeres recargadas, mientras que ellos
son nulos en la mujer sana. Todas las erupciones, fístulas o úlceras no son más que emuntorios patológicos, abiertos por la naturaleza, cuando no son suficientes los emuntorios naturales. En la persona sana, sin embargo, los emuntorios normales son la piel y el riñon, no entrando los demás en juego sino cuando éstos fallan. LA PIEL elimina agua, urea y otros cuerpos sutiles en disolución. La transpiración y evaporación cutánea normal es esencial para la salud. La piel seca es una piel de enfermo. La transpiración se acelera por el ejercicio pero, cuando éste no se puede hacer bastante activo, hay que recurrir a la acción del sol, de las bebidas sudoríficas, de los baños de vapor. . . los que, muchas veces, hacen maravillas en el tratamiento de los enfermos.
Son dos glándulas colocadas de cada lado de las dos primeras vértebras lumbares, detrás del estómago e intestino. Son mantenidos en su sitio por una cápsula adiposa, siendo recubiertos en su parte delantera, por el peritoneo. Entre los dos se encuentran la vena renal y la arteria renal. El riñon está constituido esencialmente por una gran cantidad de glomérulos, en comunicación con la arteria renal, y que se divide en capilares, cuya reunión forma un grupo venoso que forma a su vez la vena renal. Alrededor de cada glomérulo hay un tubo urinífero, que se comunica con el bacinete, de donde sale el uréter, que comunica con la vejiga. La extensión de esos tubos es enorme, calculándose en 20 kilómetros, gracias a los cuales se van filtrando los residuos (urea, ácido úrico, cloruro de sodio, fosfatos y sulfatos alcalinos). Por su maravillosa estructura y la trascendencia de su
función, se comprende la gravedad de sus trastornos.
Es una bolsa muscular, de fibras lisas, cubierta de un epitelio estratificado impermeable a la orina, la que llega gota a gota desde el riñon, siendo contenida por el esfínter uretral hasta que queda llena.
Teniendo en cuenta que constituye el principal emuntorio sanguíneo, es muy importante conservar la permeabilidad perfecta del riñon. Los mayores enemigos del riñon y vejiga son en primer lugar, el alcohol, el exceso de sal, los picantes, las toxinas de la carne (purinas), el exceso de albúminas, en general, inflamaciones, arenillas y cálculos son consecuencias de excesos alcohólicos y dietéticos. Una alimentación correcta y una cantidad suficiente de agua fisiológica (la de las frutas y ensaladas crudas es la mejor) son los mejores medios de conservar la normalidad de esta importante función, de la que volveremos a ocuparnos en "Digestión".
1° Diga Ud. a qué edad termina en el hombre la osificación, qué es el periostio y a qué deben los huesos su dureza. 2° Diga a qué se debe la carie de los dientes y muelas. ¿Qué medidas son aconsejables para conservar la dentadura sana? 3° ¿Qué es la columna vertebral? ¿Qué causas pueden determinar deformaciones de la misma? 4° ¿Qué huesos son más predispuestos a fracturas? ¿De qué depende la formación normal y resistencia de los huesos? 5° ¿Cuál es la principal facultad del tejido muscular? 6° ¿Qué músculos abren y cierran la boca? ¿y los párpados? ¿Cuáles son los músculos más importantes del tórax y abdomen y de los miembros? ¿De qué depende la nutrición de los músculos? ¿Cuál es el objeto del ejercicio físico? ¿Cuáles más recomendables? ¿A qué se debe el cansancio? 9° ¿Se justifica suprimir el ejercicio muscular en los cardíacos? 10° ¿A qué se debe el color rojo de la sangre arterial y el oscuro de las venas? ¿Cuál es el papel de la sangre? 11°¿cuál es el papel de las válvulas del corazón, arterias y venas? 12° Diga por qué se producen hemorroides y várices. 13° ¿Qué son ganglios linfáticos? ¿Cuál es su objeto? 14° ¿Influyen las emociones sobre la circulación? 15° Diga en qué consiste el fenómeno de la respiración. Diga también por qué no conviene respirar por la boca. 16° Describa Vd. las características y principales funciones de la laringe. 17° ¿Qué función desempeñan los bronquios y pulmones? 18° ¿Se renueva todo el aire en cada respiración? ¿Qué es el "aire residual"? Diga cuál es la importancia de la capacidad respiratoria y cómo se mide. Diga también cómo debemos realizar los ejercicios respiratorios. ¿Respiramos también por la piel? 19° Diga cuáles son los emuntorios sanguíneos y respiratorio.
ADVERTENCIA. — El objeto de este cuestionario es llamar la atención sobre los puntos esenciales de cada tema. Este Curso condensa en pocas páginas materias que podrían llenar muchos volúmenes, a pesar de lo cual no hay una sola pregunta cuya solución no se encuentre en la misma lección.
Tutor: Dr Claudio Esteve Email:
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