Espectáculos
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Viernes 8 de agosto de 2008
TEATRO Hoy, a las 23.30, se estrena Cariño Yacaré
Donde los desbordes provocan la risa Gimena Riestra, Noralih Gago y el director Juan Parodi se nutren de los clásicos del cine hollywoodense
Glam, música, coreografías y un estructura compuesta por fragmentos GENTILEZA: CENTRO CULTURAL ROJAS
Ley de Dios: el amor es un francotirador Reflexión escénica sobre el quinto mandamiento Bueno
★★★
Este amor es una fiesta, de Agustina Muñoz. Con Mariana Vidal, Hernán Muñoa, Myriam Henne-Adda, Iride Mockert, Natalia Glardinieri y Anahí Riberto. Coreografía: Bárbara Hang. Concepto estético: Vessna Bebek y Mariela Asensio. Dirección: Mariela Asensio. Centro Cultural Rojas.
Riestra, Parodi y Gago: un gran trío FERNANDA CORBANI
PARA AGENDAR
Cariño Yacaré, de Gimena Riestra, con dirección de Juan Parodi. Teatro Payró, San Martín 766. Viernes, a las 23.30. Entradas: $ 30.
situación”, explica Noralih–, otra, el gusto casi enfermizo que tienen por cantar (¡y lo bien que hacen!). Y el trabajo en conjunto salió instintivamente. Si bien la idea inicial fue de Riestra, el deseo de tener otros cerca ayudó a que los tres compartieran algo de sus roles con sus compañeros. Así, durante un año trabajaron escena por escena aceptando opiniones, objeciones, ideas superadoras en el campo dramatúrgico, en el de la dirección y en el de la actuación. Un buen equipo de tres que, aunque con roles bien definidos, estaba dispuesto a abrirse a la mirada del otro. Claro está que sin una confianza mutua y
un gran cariño, semejante propósito no hubiese sido posible. La simbiosis fue tal que ya cerca de la hora de pensar en el estreno les costó adaptarse a que otros empiecen a participar de la historia. Fueron horas y horas de trabajo en el que no sólo probaban textos y acciones en escena sino que nutrían “ese metabolismo del cine hollywodense” (al decir de Riestra) frente a la pantalla del televisor, por donde pasaron decenas de películas de mediados del siglo pasado. La primera fue ¿Qué pasó con Baby Jane?, con Bette Davis y Joan Crawford. “Soy fanático de esta película, yo insistí en verla porque quería sacar un poco el color de la actuación, que es muy intenso, muy alejado del naturalismo”, explica Parodi en su rol de director. Además absorbieron mucho de la biografía de Liza Minnelli, sobre todo en relación con su vínculo con su madre, Judy Garland, así como del libro de Manuel Puig, The Buenos
Aires Affair, que hace muchas citas de las películas de esta época. Por ahí, entonces, anda el tono de Cariño yacaré, uno en las antípodas del naturalismo, donde los desbordes y las emociones fuertes son tan contundentes que no pueden otra cosa que ocasionar risa (al menos eso es lo que supone el trío Parodi, Riestra, Gago). –¿Por qué se llama así? Parodi: –Hay una película que se llama El suplicio de una madre, con Joan Crawford, donde ella se pelea con su hija y le llega a decir a una amiga: “Los yacarés tienen razón cuando se comen a sus hijos”. Ese choque entre madre e hija está presente en toda la obra: desde el título mismo, en el vínculo entre ellas y en la contraposición insalvable que hay entre el mundo de glamour que añoran y ese en el que les toca sobrevivir.
Verónica Pagés
Mariela Asensio está en llamas. Comenzó el año estrenando en el circuito alternativo Mujeres en el baño, trabajo que está logrando una importante repercusión en la avenida Corrientes. Luego vino Crudo, obra con José María Muscari. No contenta con eso, en el marco del ciclo Decálogo –del Centro Cultural Ricardo Rojas– ofrece Este amor es una fiesta, texto de Agustina Muñoz (la misma que el año pasado debutó con un interesante espectáculo llamado Las mujeres entre los hielos). En esta oportunidad, tanto Muñoz como Asensio volvieron a indagar en el universo de lo femenino tomando como disparador la vida de Theresa Duncan y su pareja, el artista visual Jeremy Blake, dos representes de la bohemia del East Village neoyorquino que, teniendo todo el universo creativo y el glam como Norte, con diferencia de semanas terminaron con sus vidas en el verano norteamericano del año pasado. Con esta historia de final trágico, tanto autora como puestista respetaron la consigna del ciclo
Fascinante versión con títeres de Cyrano de Bergerac Excelente
★★★★★
Cyrano de Bergerac, de Edmond Rostand. Versión libre de Tito Loréfice. Asistencia y entrenamiento corporal: Cecilia Sosa. Música original: Miguel Rur. Iluminación: Miguel Morales. Vestuario: Alejandro Bologna. Diseño de títeres: Betiana Tkaczyk. Intérpretes: Grupo de Titiriteros del Teatro San Martín - Roberto Docampo, Eleonora Dafcik, Silvia Galván, Ivo Sifredi, Bruno Gianatelli, Tito Loréfice, Lucila Mastrini, Johana Mizrahi, Carlos Peláez, Marta Raggi, Florencia Svavrichevsky y Daniel Spinelli como el relator. Dirección y puesta en escena: Tito Loréfice. En el Teatro Regio, Córdoba 6056, a las 16, de martes a domingos en vacaciones, y después, los sábados y domingos. Entradas: 15 pesos.
La novela de Edmund Rostand Cyrano de Bergerac es una indiscutida joya literaria. Hay mucha poesía en las palabras, mucha emoción en la historia. A uno pueden gustarle más o menos los protagonistas, aceptar o cuestionar la lógica de sus actitudes, sentir que el romanticismo si bien refleja una época, de esa manera ya no convence, a uno puede parecerle poco o mucho un melodrama, pero lo que uno no puede es dejar de admitir su belleza, la genia-
lidad del texto, el dibujo fuerte y claro de sus personajes, el reflejo en las palabras del clima de una época de duelos, amores guardados en el alma, guerras y honor, que se defendía con la vida y se pagaba con la muerte. Es curioso de qué manera, con una enorme economía de palabras, pero dichas de modo que son poesía pura, el relato atrapa y conmueve. Por eso resulta un acierto esta versión que rescata y sostiene la palabra, excelente el recurso de utilizar el narrador, y una manera de decir recitada que aleja al espectáculo de todo intento realista, pero se transforma en una lectura clara y convincente, porque coloca a los personajes en el lugar de la historia, de aquello que está lejos y se hace presente por medio de la poética del teatro. El otro recurso que atrae es la técnica teatral y titiritera. Por un lado, tenemos a unos titiriteros que trabajan a la vista –convocados por este genial relator y a la vez maestro de ceremonias que interpreta Daniel Spinelli– y que deberán sincronizar sus movimientos entre dos y hasta tres, para colocar a cada personaje en la fantasía del espectador. Y, por otro lado, los objetos, esos títeres tan
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Esta clásica historia de Edmond Rostand atrae a la platea con una gran técnica titiritera y escenas muy logradas
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Alejandro Cruz
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abstractos y a la vez con tanta potencia y capacidad de ser personajes, de ser seres que aman, sufren luchan y mueren. Hay escenas muy logradas, imposibles de describir; algunas dramáticas como los duelos, las batallas, el ataque a Cyrano; otras con humor y juego, como cuando Cristian, en su más pura ingenuidad se burla de la nariz de Cyrano. Los niños no parecen tener ningún problema en seguir el cuento, identifican a los personajes y acompañan absortos sus peripecias. Hay un movimiento constante como de ballet en los dibujos corporales que trazan los titiriteros, sostenidos por el texto, que también parece funcionar como pista sonora. Para seguirlos, uno tiene que ver y escuchar. Y (¡Oh, maravilla!) el texto se escucha y se entiende todo. Lógicamente, en este espectáculo de 80 minutos, con una estética de las características mencionadas, los niños muy pequeños podrán cansarse, pero se ha podido observar a una platea de todas las edades, prestando completa y fascinada atención al espectáculo.
Personajes con sentimientos Los títeres tienen la capacidad de transmitir amor y sufrimiento
Decálogo que les propuso reflexionar escénicamente sobre “No matarás”, el quinto mandamiento. Como en trabajos anteriores, Asensio demuestra ser una realizadora que sabe manejar el código del show con intérpretes formados como cantantes, actores y bailarines. Fiel a la historia, y valiéndose de mínimos elementos a nivel de producción, instala en el escenario del Rojas la cuota de glamour y la cosa fashion constitutiva de esta historia que posee todos los elementos de lo cool pero que termina derrapando en la escena de lo trágico. Las cinco actrices de esta trama conforman un atractivo muestrario de actitudes, personalidades, tips y obsesiones del universo de lo femenino. Frente a semejante quinteto de desbocados personajes a cargo de desbocadas intérpretes, él (Hernán Muñoa, como Blake) apenas habla, es fachero, sabe moverse, está bien lookeado y logra peso dramático desde el lugar del deseo. Con estas postales, la propuesta se convierte en una sucesión de estampas, canciones, citas y referencias en medio de una estructura fragmentaria (fiel al código bloggero que cultivó Duncan), pero que, en términos escénicos, puede suceder que no supere otra instancia que la mostración de fotos de sólida factura técnica y estética.
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Una madre, una hija, una isla pantanosa y una guerra de esas que nada dejan. El combo que eligió Gimena Riestra para su historia Cariño yacaré –que estrena esta noche, a las 23.30, en el Payró– se completa con datos cruciales que hacen que ni esa madre ni su hija ni el lugar en el que recalaron para huir de una guerra miserable tengan algo de convencional. Ellas son Casandra Lange (interpretada por Noralih Gago) y su pequeña Lizy (la propia Riestra), dos estrellas del Hollywood de los años 50, únicas sobrevivientes de un ataque feroz, y terminal, sobre los grandes estudios de la industria cinematográfica. Como pueden, estas desesperadas mujeres logran hacerse de un bote y llegar a un lugar extraño, pantanoso y solitario, en el que tratan de rearmar sus vidas. De a poco van quedando al descubierto los vínculos entre ellas, retazos de esa historia de brillos y glamour que asoman en un febril intento por tratar de reproducir algo de lo que acostumbraban a vivir en un show o frente a una cámara. Es la primera vez que Riestra escribe algo para que dirija otro. La actriz está acostumbrada a escribirse, dirigirse, interpretarse, una manera de poner en práctica las ganas desmesuradas de hacer cosas y evitar así quedarse esperando que la convoquen para proyectos ajenos. Pero tantos unipersonales (Bernarda Alba Canta, Yo soy todo, Gimena... la peor) la dejaron con ganas de más gente, de otra mirada en la dirección, de un compañero de escena; por eso se puso a escribir ya con la idea de confiarle a Juan Parodi, director –a esta altura, amigo–, que estuvo al frente de El 3340 (con humos de cabaret), el varieté en el que también conoció a la que ahora será su compañera de camarín y de escena, Gago en persona, otra solitaria consuetudinaria (Solita para todo). Así, Riestra, Parodi y Gago se juntaron para trabajar porque se reconocieron en ciertas huellas que cada uno dejaba en su andar. Una de las claras y que saltaba casi a la vista era la del humor –“básicamente es un humor sin chiste, uno que está dado por la
Ruth Mehl
RODRIGO NESPOLO
Poderoso Don Dinero:
hace dos meses, el Cirque du Soleil negó la versión que indicaba que habían recibido una oferta de compra por un holding petrolero. Pero, según un diario de los Emiratos Arabes Unidos, un grupo inversor de Dubai acaba de comprar el 20 por ciento de las acciones. ¿Cuánto pagó? Secreto de mago.