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CULTURA
I
Martes 22 de diciembre de 2009
EDUCACION SUPERIOR s SE GRADUO CON PROMEDIO PERFECTO Y ESTUDIA EL DOCTORADO
Disfruta de la matemática una chica 10, becada en Oxford
Laura Schaposnik fue distinguida como mejor egresada por la Universidad de La Plata VALERIA MUSSE
La carrera de licenciatura en matemática, que se cursa en la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP, tiene, habitualmente, una duración mínima de cinco años. Pero el afán de esta alumna fue tal que también rompió con esa cotidianeidad académica: logró terminarla en sólo cuatro años y medio.
CORRESPONSALIA LA PLATA LA PLATA.– Existe una creencia estudiantil que dice que matemática es una de las materias más complicadas de aprobar. Ni hablar de lo que cuesta obtener las mejores notas. Pero Laura Patricia Schaposnik rompió con ese mito y demostró que “sólo vale con intentarlo las veces que sea necesario, sin miedo a los fracasos”, y obtuvo su licenciatura con un promedio general de 10 puntos. Esta joven platense, de 24 años, vislumbraba desde pequeña un futuro entre números y algoritmos. A los ocho ya tenía una participación destacada en las Olimpíadas de Matemática que se realizaban en la escuela a la que asistía. “Era como un juego. Tenía que resolver problemas aplicables a la vida cotidiana”, contó a LA NACION, desde Oxford, Inglaterra, en cuya universidad se encuentra becada cursando un doctorado en la misma asignatura, al tiempo que la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) la distinguía la mejor egresada de 2008. “Me di cuenta de que la matemática estaba en todos los ámbitos y me propuse entenderla más profundamente”, enfatizó Schaposnik.
Una familia 10 De todas formas, el de Laura no es un caso excepcional entre los Schaposnik. Basta conocer un detalle curioso: todos los miembros de su familia, e incluso su actual novio, son físicos, una profesión muy ligada al ámbito de los cálculos y las cifras. No sólo eso. El afán por el estudio
Prueba y error
FOTO FAMILIAR
Los números son una pasión en la familia de Laura Schaposnik parece correr por la sangre y darles una identidad a los genes. Tanto su hermano Fidel como su padre, el reconocido físico y docente platense también llamado Fidel, cuentan con promedios similares en sus respectivas carreras. “Al ser algo abstracta, y muchas veces dificultosa, la matemática y sus operaciones se terminan transformando en un desafío, en algo que no podés dejar de entender, para luego llevarla a la práctica en otras disciplinas”, dijo Laura, tan calma como cuando debía rendir cada examen. En 2004, y luego de sus estudios en el colegio secundario, Laura comenzó lo que sería su exitosa
experiencia en la licenciatura en matemática y que la reconocería con el mejor promedio que un alumno puede tener: un diez. Laura contó que no vivía pendiente de los estudios, sino que aprovechaba todo el tiempo con el que contaba para dedicar la práctica necesaria. Y tiempo no era lo que justamente le sobraba. “Salía con mi pareja y con mis amigas, aprendía piano en el conservatorio Gilardo Gilardi –en el que sólo me quedó rendir un final–, hacía cursos de fotografía y estuve tres meses en Brasil”, dijo la joven “chica 10”. Aunque reconoció que prefería estudiar sola en su casa de La Plata porque era “más eficiente”.
Para la brillante graduada, todas las personas pueden lograr entender y aplicar la matemática. Sólo es necesario, afirma, “educar a los alumnos desde chiquitos para que lo intenten las veces que sea necesario y así puedan enfrentarse a errores y a fracasos, como en la vida.” Entusiasmada como nunca, en septiembre del año pasado la Schaposnik se anotó para una beca de doctorado en la Universidad de Oxford. Si la obtenía, le permitiría trabajar supervisada por uno de los más reconocidos matemáticos, el profesor Nigel Hitchin. Y claro que la obtuvo. Hace más de un año y medio que reside allá, aunque extraña a su familia. “Pero quiero hacer contactos para cuando vuelva en 2011. Así podré invitar a La Plata a expertos y seminaristas que le den aún más impulso a la carrera”, dijo. Ayer, la universidad le entregó a su padre, en su nombre, el premio al mejor egresado de 2008. Ella no pudo acudir, pero hizo llegar su agradecimiento desde Oxford, donde amplía su conocimiento. Tenía la responsabilidad de entregar un trabajo para el doctorado y, como lo hizo siempre, los cálculos matemáticos pueden con su intriga.