Moda & Belleza
Jueves 17 de mayo de 2007
CARA&CECA
Pasó Pasa Pasará
Lo más caro y exclusivo, en otra sintonía
SI, QUIERO. Un megalocal despejado, en blanco, negro y plateado... Todo, en Pueyrredón y Vicente López, la nueva casa de Gabriel Lage. “La idea surgió hace tres años, para mostrar al mundo lo artesanal, creativo y ponible que hacemos en Argentina.” Allí, las mujeres con poco tiempo pueden conseguir un vestido de fiesta o novia... listo o para retocar un poco. O a medida. Un mundo artesanal, con bordados, estampas y drapeados a mano, y géneros teñidos especialmente. Desde 2000 dólares.
SIEMPRE CHIC. Desayuno informal:
POR PAULA CIPRIANI
DESDE BOLIVIA
percheros para revolver, texturas para tocar y lo último de Rapsodia, en su local de Las Cañitas. Ver más en detalle su invierno fue la invitación. “Acá (por la Argentina), ya estamos. Elegimos barrios estratégicos y logramos darle una vuelta a nuestro look hippie chic –dice Sol Acuña–. Tenemos un toque más moderno y urbano, reinterpretamos el grunch ochentoso y lo convertimos en chic.” Superposición a full y un oversize bohemio. Botas, ballerinas, suéteres largos, calzas y achupinados de look romántico, y el toque sixty con vestidos cortos y amplios. En breve, se verá en Lima y Bogotá y quieren ir más allá de Madrid, en Europa. Para responder, se mudaron a una planta más grande en La Horqueta, donde duplicaron su histórica producción. Su próximo objetivo, desarrollar más ropa para chicos y cosas para la casa.
El placer de comprar lo inalcanzable / Una tendencia firme que tiene sus razones /
POR CARMEN ACEVEDO DIAZ
Si el común de la gente lo primero que hace es mirar la etiqueta con el precio y así evaluar si compra o no esa cartera o aquel tapado, una minoría actúa exactamente al revés. Frecuenta sólo aquellos negocios donde se vende lo más caro y exclusivo sin importarle cuánto le costará. O sí: en la medida en que más inalcanzable resulte ese producto para otros, más deseo de adquirirlo sentirá. Es el cliente tipo del mercado del lujo, que en este mundo desigual, donde pocos tienen mucho y muchos poco, está en proceso de expansión en países desarrollados (Estados Unidos lidera) y en otros emergentes, en los que se ha desatado una fiebre de consumo. Rusia es el mejor ejemplo. En esa carrera hacia lo alto todo puede ser posible, aunque nadie supondrá que la fortuna que se está pagando es equivalente al producto concreto que se tiene en mano. La magia de este segmento pasa por otro lado; por la marca y los valores que involucra (exclusividad, nobleza de materiales, impronta artesanal, pasado ilustre, detalles únicos, etc. etc.), y la seguridad que esta pertenencia genera, con frecuencia traducida en logos reconocibles, amén de la innegable gratificación sensorial que arroja la alta calidad. Se suma la confianza, que se supone debe ser mucha en el caso de la cosmética: pagar más de 1000 dólares por una crema que a lo sumo durará un mes en el tocador es un rotundo acto de fe. A propósito: los famosos, incluidos el Papa, viven en la mira de las firmas de lujo, siempre listas para mostrarse en buenas manos. Qué mejor que en las suyas: se lo ha visto con anteojos Serengeti y Gucci, y con mocasines Prada. Una paquetería.
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PURO ROCK & ROLL. La música define el estilo Complot: punk, rock y toques de love y siempre star. Las líneas en las que desarrolla su propuesta esta marca de ropa joven e informal. Con estampas de Los Ramones y Sexs Pistols en remeras que se llevan bien con chupines, cinturones con tachas y camperas, la colección incluye algunos ítem de temporada, como el escocés, rayas, pied-de- poule y lúrex. La novedad es Man, que se estrena con remeras bien masculinas. Todo fue presentado en su local del SoHo porteño, El Salvador 4731.
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Abrigos de autor en alpaca, llama y vicuña. Próximamente en Recoleta SANTA CRUZ DE LA SIERRA, Bolivia (Enviada especial).– Expectativa, preparativos y muchos curiosos que se preguntan qué pasará en la plaza 14 de Septiembre. Algunos ya lo saben: hay que esperar a la noche para ver ahí –en pleno casco antiguo de la ciudad y con la catedral de fondo– la nueva colección de Liliana Castellanos, una diseñadora local que logró que su moda cruzara fronteras. Los diseños, elaborados con fibras de alpaca, llama y vicuña, llegan a Nueva York, Copenhague, Londres, Berlín, Sevilla, Tokio y... desde el mes próximo también a Buenos Aires: estrenará boutique en Posadas 1220. El de Recoleta será su segunda franquicia –la primera fue en Lima– y abrirá, durante este año, en San Francisco, Viena y Londres.
Camélidos fashion Todo comenzó en los años 80, cuando decidió usar el pelo de estos camélidos, típicos de su tierra, en diseños aggiornados. Lo habitual era verlo, en sus tonos naturales, en mantas o ponchos de tipo aborigen. Con tinturas, bordados artesanales y aplicaciones –pieles y plumas incluidas–, Castellanos logró hacer moda con abrigos de corte ac-
Megadesfile con lo nuevo de Liliana Castellanos tual que conservan toda la nobleza de su materia prima suave, liviana, térmica y antialérgica. Cálida como sus abrigos y sin perder la sonrisa ni siquiera en la vorágine de la previa de su desfile, Castellanos no dudó en formar a un grupo de mujeres para ampliar su producción. Con sus colaboradoras logró realizar la primera exportación de prendas en lana de oveja hacia Alemania y Suiza. Hoy son 70 las personas entrenadas en sastrería, corte y bordados en macramé. Antes del desfile, previsto para las 21 y amenazado por el pronóstico de lluvia, un recorrido por la ciudad lleva a descubrir Las Siete Calles, un paseo popular donde los locales van en busca tanto de comida como de ropa, zapatos y telas. Es que el circuito permite encontrar, alineados en puestos, desde té de coca, locotos (pimientos picantes en miniatura), canastas
con variedad de panes, jugos de fruta naturales para tomar en la calle y botellas de singani (bebida típica) hasta zapatos falsos Chanel, vestidos que imitan las estampas Pucci y la minibag Louis Vuitton. La lluvia esperó, hubo desfile y unas 400 personas, entre amigos, prensa y curiosos, lo siguieron de cerca o por pantalla gigante instalada en la plaza. En 48 pasadas –con 16 modelos que se cambiaban en una carpa montada para la ocasión–, la diseñadora abrigó con tapados terminados en macramé, sacos pingüino (más largos atrás), otros con el ruedo con plumas de avestruz, 7/8 con costuras expuestas, capas con flecos tejidos y hasta un vestido de novia bordado con hilos de alpaca. Así demostró lo mejor de su trabajo: la versatilidad para combinar estas fibras en modelos, colores y formatos para todos los gustos. En primera fila, hija, marido, nieto, yerno, hermana, padre y madre acompañaron a la diseñadora. Un gesto que habla por sí solo: la sencillez de Castellanos viene de familia. Para terminar, una vuelta por las avenidas Monseñor Rivero o San Martín, paseos obligados de quienes buscan café, tragos o un poco de movida nocturna: una buena recomendación local.
LA NACION/Sección 5/Página 7