Derriban el mito del hijo único

6 nov. 2010 - universitaria, presidió la Sociedad. Argentina de Cardiología y la Fun- dación Cardiológica Argentina. En junio de este año fue distinguido con.
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PSICOLOGIA / INFORMACION GENERAL

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Sábado 6 de noviembre de 2010

VINCULOS FAMILIARES s UN ESTEREOTIPO EN RETROCESO

FUNDADOR DE TIM

Derriban el mito del hijo único Estudios revelan que quienes no tienen hermanos no presentan mayores problemas de sociabilización TESY DE BIASE PARA LA NACION Los índices de natalidad disminuyen y el mundo se alerta: ¿una sociedad de hijos únicos? El modelo familiar de hijo único que en China se instaló como medida de control demográfico se está globalizando naturalmente en el resto del planeta. Un creciente número de parejas decide tener un solo hijo; otras se desarticulan después del primer nacimiento o no tienen los medios económicos para sostener a familias numerosas, más allá de su deseo. Con el fantasma de una sociedad de hijos únicos –que el prejuicio popular considera déspotas, caprichosos, narcisistas e individualistas–, investigadores de todo el mundo los han convertido en objetos de estudio. Una de las investigaciones más recientes estudió a 13.466 adolescentes. Coordinados por Donna Bobbitt-Zeher y Downey Douglas, de la Universidad Estatal de Ohio, los investigadores indagaron la sociabilidad de los hijos únicos, escrutando los índices de popularidad entre sus pares. Según el estudio, los adolescentes no presentaron menores niveles de aceptación y popularidad: no fue posible establecer diferencias en cuanto a las relaciones con sus pares. Otro estudio coordinado por Douglas en 2004 había hallado que en preescolar los hijos únicos presentaban dificultades en las relaciones interpersonales. Sin embargo, en indagaciones más recientes, entre niños que cursaban la escuela primaria hallaron que, aunque en los primeros años de vida existan diferencias entre los hijos únicos y los hijos de familias con más hijos en cuanto a las dificultades para estar con otros, esas diferencias se diluyen con el paso del tiempo, en la medida en que aprenden a compartir

NYT

Aunque sin bases científicas que lo avalen, suele pensarse que los hijos únicos son caprichosos y egoístas en la escuela y en otros ámbitos lo que no comparten en la casa. “Entre el preescolar y la adolescencia, los niños tienen más oportunidades para interactuar con otros y desarrollar habilidades sociales en la escuela y fuera de ella, como en clubes, centros deportivos y grupos de pares. Estas interacciones compensan cualquier diferencia que pudo existir en sus primeros años”, dijo Donna Bobbitt-Zeher a LA NACION. Por su parte, Laurie Kramer, profesora de Estudios Aplicados de Familia de la Universidad de Illinois y autora

Familias cada vez menos numerosas En la Argentina, la tasa global de fecundidad (cantidad de hijos por mujer) actual es de 2,19. Sin embargo, hay distancias considerables entre las poblaciones provinciales, y la tendencia local también acompaña a la global: en la ciudad de Buenos Aires la cifra baja a 1,63 con un pronóstico decreciente.

de un reciente estudio sobre el tema, refuta la idealización de las relaciones fraternas. Los hermanos cumplen un papel indiscutible como agentes de socialización, pero no necesariamente de signo positivo. Por ejemplo, “una adolescente tiene mayor riesgo de quedar embarazada si una hermana mayor fue madre adolescente”. La influencia de las relaciones fraternas es innegable. Sin embargo, el mundo social no se circunscribe a los lazos biológicos y los chicos que crecen como hijos únicos encuentran hermanos sustitutos que los acompa-

PARA LA NACION En la calle quedan rastros de sorpresa: gritos que se disparan y autos en doble fila que complican el tránsito. Detrás de la puerta de madera, una señora de ambo blanco no sale del temblor de su cuerpo: “¡Asaltaron al doctor!”, dice. Luego se pierde, sin más explicaciones, para darle con furia a una máquina de escribir. El consultorio del doctor Ricardo Esper, en el barrio de Belgrano, es un refugio de música clásica, esculturas, diplomas y muebles victorianos. La sobriedad está sellada por un niño de tez morena que salpica sus lágrimas de un cuadro. “¡Qué se le va a hacer!” La voz de Esper viene acompañada de un suspiro y tres nuevos lamentos. A pesar de todo, “de que podría haberse encontrado con mi cadáver”, afirma, abre los brazos para dar la bienvenida. El hombre, algo petiso, algo rígido, algo autoritario, cruza las manos sobre el escritorio y marca ese silencio que ejercen los médicos ante la primera consulta. Después, se sumerge en la anécdota, mutando en las mil y una versiones hasta llegar a ser quien es. Porque “el doctor” es una eminencia del corazón, pero no de ese que sangra dramaturgia shakespeariana, sino de aquel otro que marca el último parpadeo entre la vida y la muerte. Títulos le sobran para erigirse en palabra autorizada: desde hace medio siglo se dedica a la docencia universitaria, presidió la Sociedad Argentina de Cardiología y la Fundación Cardiológica Argentina. En junio de este año fue distinguido con el premio Maestro de la Medicina 2010, junto con Jorge Neira –pionero de la medicina intensiva– y Eduardo de Santibáñes –cirujano destacado por su tarea en el trasplante de órganos–. Más allá de eso, Esper guarda el orgullo de haber sido el “mocosito” al que Bernardo Houssay señaló, en segundo año de la carrera, como ayudante de Fisiología en la UBA. Después de un examen sobresaliente, Ricardo fue reclutado por el premio Nobel para integrar el equipo de investigación. Recuerda esos años como los más provechosos de su vida, y a Houssay, como quien, fuera de todo lugar común, predicaba con el ejemplo. “Yo imitaba perfectamente su voz, a tal punto que daba órdenes

Falleció el doctor C. Biquard Pionero en la introducción en la Argentina del modelo de medicina prepaga y amante de la tecnología al servicio de la salud, falleció anteayer el doctor Claudio Biquard. Egresado con título de médico de la Universidad de Buenos Aires en 1958, realizó su residencia en neurología en el Hospital General de Massachussets, de Boston. En 1968, fundó la empresa de medicina prepaga TIM, de la que fue su presidente hasta 1996. Fundó luego la Clínica del Sol, donde nació el primer bebe obtenido por fertilización asistida del país; esa institución fue, además, la primera del sector privado en ser reconocida como maternidad amiga de la madre y el niño, por Unicef. Fundó luego la Clínica del Sol Arenales y presidió la Asociación de Clínicas y Sanatorios de la República Argentina. Su pasión por la tecnología se tradujo en numerosos avances: TIM fue la primera empresa en traer un tomógrafo computado a la Argentina, y la primera en Sudamérica en incorporar un resonador magnético. Casado con Delia Cané de Zuberbühler, Claudio Biquard tuvo tres hijos, Michel, Dominique y Carolina, y siete nietos.

Le niegan reconocer a la hija de su pareja gay

Experto en corazón y en sentimientos por los intercomunicadores de los laboratorios y los demás obedecían. Eso me valió que un día me llamara junto a la plana mayor para repetir el chascarrillo. Se murió de risa y me dijo: «No lo haga nunca más». Era un hombre con un gran sentido del humor”, recuerda. La sonrisa se le bifurca cuando recuerda los 15 minutos de descanso a la hora del té, rodeando el aura de Braun Menéndez. Con los amigos de la época, Cereijido, Malinov, Nacimiento, Ashkar o Drajer, se perdía en charlas de fútbol, religión y ciencia. “Esos profesionales eran tan capaces que sus argumentos eran casi incontrovertibles y sus conclusiones, lapidarias”, expresa. Nada es fácil y nada es imposible. La frase, en Esper, suena al diálogo de un acto final aplaudido de pie. Tiene palabras que cortan el remate en respuestas de un dulce fundamento. –¿Es creyente? –Si no fuera creyente, no podría ejercer la medicina. –¿Por qué? –Pasteur tenía una frase que decía: “Un poco de ciencia nos aleja de Dios; mucha ciencia, nos acerca a él”. A medida que vas descubriendo los mecanismos del cuerpo humano ves una perfección tal que tenés que creer que hubo algo superior que lo pensó y lo concibió. Hombre de infranqueable fe. Sentencias que arrastra desde la niñez, de ese crecer holgado en Pergamino, rodeado del afecto de sus padres, dos inmigrantes sirio-libaneses, y de sus tres hermanos. “Todos profesionales”, aclara. El púber se hizo hombre en Buenos Aires, donde terminó el secundario. Imposible olvidar al doctor Nágera, el profesor de Anatomía que despertó su vocación docente. “Un hombre mayor, justo y categórico que sabía ubicar a los adolescentes”, recuerda. Porque para Esper, lidiar con la testosterona juvenil y la rebeldía “sin causa” fue siempre un desafío, ahora superado. “Los chicos creen que tienen la verdad en la mano, que van a cambiar el mundo, y así tenemos montones de ejemplos revolucionarios. Además, muchacha, ninguna revolución sirvió nunca para nada”, lanza. Lo tenía que decir, como quien desnuda un secreto antes de tiempo. Las ocurrencias del doctor Esper provocaban la carcajada del alumnado, aun cuando estuviera frente a la

Claudio Biquard, neurólogo

SE ABRE UN NUEVO DEBATE

Historias con nombre y apellido | Ricardo Esper

ANDREA CALDERON

ñan en su proceso de socialización en amigos, vecinos, primos o compañeros. El mundo exterior, por fuera de los límites familiares, descomprime un clima familiar sofocante, que espera y exige demasiado del hijo único. “Los vínculos familiares no están soldados a los vínculos de sangre”, dice Graciela Saladino, profesora de Psicología Evolutiva II de la Universidad de Buenos Aires. Hoy no existe un modelo único de familia, y las funciones tradicionales pueden ser corporizadas por múltiples figuras. El comportamiento no está marcado por la cantidad de hermanos, sino por los valores que cada familia promueve. “A compartir se enseña –ejemplifica la psicóloga–. Hay padres que enseñan a querer al prójimo y a vincularse con el exterior, y otros que, por el contrario, generan vínculos cerrados que no son saludables para ningún niño. Aunque no tenga hermanos de sangre, es fundamental que el niño sepa que hay otros, que no es único.” Abrirse al mundo y a la presencia de los demás es una condición de desarrollo saludable para todos, que, en el caso de las familias con hijos únicos, se intensifica. Una vía que facilita esta integración es “crearles necesidades intelectuales en contacto con otros, para que no sean unos tontos sentados frente a la computadora o la TV porque, en ese caso, sí se aíslan”, propone Cristina Sabin, psicóloga y madre de un hijo único. “También es necesario decir que no cuando corresponde, no acceder al deseo constante de un chico que se siente el centro del mundo”. Romper esta ilusión narcisista es, justamente, lo que permite desarticular la caracterización del hijo único como un déspota, ególatra e individualista, que responde a la descripción de quien es incapaz de hacer del otro un semejante y vive como si los demás fuesen invisibles.

Pudo casarse legalmente con otra mujer, pero no le habilitan el trámite filiatorio LAURA REINA LA NACION

MAXIE AMENA

“Un milagro es la fe de un paciente cuando cree que se va a curar”

RICARDO ESPER CARDIOLOGO E INVESTIGADOR

Quién es: nació en Pergamino; está casado y tiene dos hijas. Es cardiólogo y hace medio siglo que se dedica a la docencia universitaria y a la investigación. Es director en Cardiología de la Universidad del Salvador, docente en la Universidad Austral; director de la diplomatura de Ateroesclerosis en la Universidad Abierta Interamericana y consultor en el Hospital Militar Central.

clase más aburrida: esa referida a las facies o a la revelación del semblante del paciente cuando presenta alguna enfermedad. Seis diapositivas Fuji con mujeres en traje de baño, para despertar el instinto, y la recurrencia a personajes de película como Alfred Hitchcock, el perfecto hipotiroideo, o los ojos de Bette Davis, típicos del hipertiroidismo. –¿Qué fue lo más milagroso que le tocó ver? –Todos los días veo milagros. –Por ejemplo... –La fe de un paciente cuando cree que se va a curar. Más de una persona a la que di por desahuciada vivió mucho más de lo que esperaba, 10 o 15 años más. El espíritu mueve al cuerpo y hace con él lo que quiere. A la experiencia y a la fe, Esper les suma los 15 años de judo que practicó en el club River Plate. De la mano de Pedro Fukuma, su maestro, fue campeón argentino, sudamericano e interamericano en todas las categorías. Aprendió a ganar y aprendió a perder. También aprendió que la esperanza es lo último que se pierde y, trasladado a la medicina, que nunca hay que decirle a un paciente que su

noche se apaga. Porque el paciente entiende, dice, y toma del médico lo que quiere escuchar. Entonces, Esper hace suya una de Séneca: “Nunca nadie es demasiado viejo como para no querer vivir un día más”. –¿Cómo es lidiar con la vida y con la muerte? –Imposible. La obviedad se vuelve una caricia en ese hombre que mira profundo y se va despojando del traje de sabio. Porque al médico le duele la muerte, a pesar de que se saluden a diario en los pabellones del hospital. Pero de eso prefiere no hablar. Que solucionarle el problema a un enfermo le produce una enorme felicidad, que encontrarse con personas que lo recuerdan es siempre una alegría y que la boca abierta del alumno, cuando la idea le cerró, no tiene precio. –Doctor, ¿por qué los sentimientos van a dar al corazón? –Hay un sentimiento que es muy difícil de describir: la angustia, una especie de pata de elefante que oprime en el pecho. Los primeros que vieron eso fueron los griegos, que pensaron que los sentimientos estaban en el corazón, pero en realidad están en el cerebro. El corazón no duele, uno puede cortarlo con un cuchillo y no duele. El corazón es un motor de dos cilindros y no duele. La excepción está del lado del campo científico: lo que duele es el músculo cardíaco cuando le falta irrigación sanguínea; lo que duele es la ruta final que anuncia un infarto. La conversación deriva en una teorización del amor, un hecho médicamente inexplicable. “¿Por qué tuve la suerte de elegir a una mujer que me ha hecho feliz toda la vida? No lo sé.” Cuando se refiere a Alcira, Ricardo rompe en un suspiro. Olvida hasta el asalto reciente.

No aportó su genética ni la llevó en su panza, pero Mercedes Monjaime pide el reconocimiento filiatorio de la hija de ocho años que crió junto con su esposa, Silvina Massa (la madre biológica), cuando juntas iniciaron un tratamiento de fertilización asistida para convertirse en madres. El Registro Civil de la ciudad de Buenos Aires denegó ayer ese reconocimiento basándose en la ley que, si bien reconoció el matrimonio gay, no modificó cuestiones filiatorias para adaptarlas a esa nueva realidad legal. “Ahora hay 15 días para presentarse ante la Justicia, que será la que se expida”, dijeron a LA NACION fuentes de la dependencia porteña. El 27 de agosto pasado, Monjaime y Massa, que conviven desde hace 16 años, se casaron bajo el amparo de la ley de matrimonio igualitario. Tras ello presentaron la petición en el registro civil porteño para que la hija que Massa tuvo por inseminación artificial sea reconocida como hija legítima de ambas. Ellas son las primeras que hicieron ese reclamo pero, aseguran, hay muchas parejas de lesbianas en esta situación. “La ley prevé para estos casos la adopción simple o integrativa, que reconoce el vínculo anterior, esto significa que si una persona se casa con alguien que tiene un hijo, el cónyuge adopta al menor, pero no se desconoce que ese chico tiene un papá o una mamá anteriores”, explicó a LA NACION la abogada Flavia Massenzio, integrante del equipo jurídico de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, que confirmó que la semana próxima presentarán un amparo ante la Justicia para que otorgue ese reconocimiento filiatorio. La figura de adopción simple sólo reconoce el vínculo legal de la madre o el padre con ese niño, pero no es extensible a abuelos, tíos o primos, por lo tanto, el menor no tiene derecho a heredarlos. Monjaime explicó que en caso de muerte de ambos miembros de la pareja, el chico pierde toda una línea familiar y queda desprotegido. “Si la familia de mi pareja no puede hacerse cargo de mi hija, entonces ella queda huérfana. Nosotras no aceptamos eso. Por eso vamos por el reconocimiento filiatorio. Además, no aceptamos que yo tenga que adoptar a mi hija”, comentó Monjaime que, aunque celebra la ley de

matrimonio igualitario, considera que “presenta una gran vacío legal en la cuestión filiatoria”. La abogada Massenzio agregó: “Pretendemos que los hijos nacidos antes del matrimonio sean reconocidos por la otra mamá (la no biológica) en aquellos casos en que la voluntad de ser madres fue conjunta. Por eso vamos por el reconocimiento filiatorio y no por la adopción plena, que desconoce todo vínculo anterior no obstante que tiene derechos hereditarios”.

Antes y después Un mes después de sancionada la ley de matrimonio igualitario nació el primer niño dentro de un matrimonio constituido por dos mujeres. En este caso tampoco se reconoció a ambas como madres. “El niño fue anotado como hijo nacido dentro del matrimonio, pero no están reconocidas las dos como madres. De hecho, no pudieron ponerle los dos apellidos. Una aparece

“La ley es un avance muy importante, pero tiene un gran vacío legal en la cuestión filiatoria” como madre y la otra como cónyugue de su mamá”, explicó Massenzio. A pesar de todas estas dificultades, tanto Monjaime como su asesora legal destacan los avances que aportó la ley. “Nacer dentro del seno de un matrimonio es un avance importante, mejora la calidad de vida. Nosotras no sufrimos discriminación, pero hoy la mirada de los otros es mejor. Aunque había tolerancia, hoy tenemos respaldo legal. La ley es muy buena, pero hay que mejorarla, falta el tema filiatorio”, consideró Monajime. Aunque Massenzio imaginaba que podrían denegarle la filiación [por vía administrativa], está convencida de que la Justicia les dará la razón: “Esperábamos la denegatoria, más allá de la buena voluntad que mostró la gente del Registro Civil. Ellos no tienen herramientas legales para hacerlo. Lo mismo pasaba cuando íbamos a pedir turno para casarnos: nos decían que fuéramos a la Justicia, que no podían hacer nada. Y así pasó. Hoy ya hay cientos de parejas homosexuales felizmente casadas”.