Del macro al microcosmos

Kurtág. en el teatro colón. En las notas que escribió en ... de “Invocatio”, el primero de los. Six Moments ... Teatro Avenida,Av. de Mayo 1222. Funciones,hoy, el ...
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espectáculos | 3

| Viernes 22 de agosto de 2014

El ex director artístico del Teatro Colón y del Argentino habla sobre su puesta de la ópera de Mozart que se verá desde hoy en el Avenida

–Pero eso ya no es posible. El primer gran Don Giovanni del siglo lo hace Busch con el enfoque de Mozart que tenían los maestros de Busch. Eran románticos. Hoy, a Nilsson no la toleraríamos como Doña Ana. Hoy no basta sólo con cantar maravillosamente. –¿Y su Don Giovanni? –Es una distorsión llamar seductor a Don Giovanni. Es, simplemente, un libertino. Sólo usa su poder y toma. O intenta tomar. Y su entorno social hace todo lo posible por reprimirlo y sacárselo de encima. Ni siquiera él se cree seductor. Es un insatisfecho, un forzador de situaciones para demostrarse a sí mismo que puede. Sobre la ópera sobrevuela un destino trágico que se logra sólo por la profundidad de la música de Mozart. Mi puesta está hecha alrededor de la música. Pero la ópera debe ser un espectáculo completo para ser convocante, ya que antes era el único espectáculo, pero ahora es sólo uno más y no mayoritario. La ópera se tiene que resignificar. El Don Juan que nosotros contamos es un mito de hoy. Un Don Juan desde nuestros días. Con las pautas para que todo se entienda. Como se entendía en tiempos de Mozart.ß

Marcelo Lombardero. “Don Giovanni es una ópera política” Textos Jorge aráoz Badí | Foto Emiliano lasalvia

U

no de los atractivos de entrevistar a Marcelo Lombardero es que siempre tiene una respuesta interesante, aguda e imaginativa para cualquier pregunta que se le formule sobre ópera. Peculiaridades esenciales y recónditas de las obras, fechas de puestas, nombres de directores escénicos, características de las régies, sitios y salas donde se produjeron y diagnósticos coherentes de los recursos escénicos surgen en su charla con precisión incuestionable. Esto no lo convierte en un fichero, sino en uno de los argentinos mejor informados y más actualizados sobre el tema. Como fue evidente que las ideas de Lombardero no se pueden plantear de una manera convencional y sistemática, el interés se concentró en la visión que aplicó al Don Giovanni, para el que fue convocado por Buenos Aires Lírica y que hoy tendrá su estreno en el Teatro Avenida. –Don Giovanni fue definido por sus autores como dramma giocoso, en el que se suceden los temas graves con los divertidos. ¿Es una obra romántica? –Don Giovanni es una ópera barroca. En muchos momentos, parece una ópera de Handel. Carmen y Wether son personajes románticos. Pero Don Juan es un mito medieval,

hermano de Fausto, un mito católico. Tiene infinitas versiones, pero siempre con un signo que es ejemplificador. –¿Cómo la definiría, entonces? –Don Giovanni es una ópera política, mucho más que Las bodas de Fígaro. Estrenada en 1787, está teñida de planteos sociales. No sólo la arbitrariedad de la nobleza, que se hunde. Están los prejuicios y el castigo al tipo distinto, al que se revela, al que se aparta de las normas. Por eso nuestro intento es mirar esta obra, si es posible desde la época de Mozart, con un pie en el mundo en que fue escrita. –De manera que su propuesta es revisionista. –Sí, por qué no. Todas las grandes versiones que conocemos y admiramos, salvo la de Peter Sellars, la de Michael Haneke y alguna otra más, miran esta ópera desde Schumann o desde Brahms. Algunas son memorables. Las miradas de Solti, Böhm, Busch, Bruno Walter, Karajan, Furtwangler, Fricsay tienen que ver, específicamente, con la música romántica. La orquesta brahmsiana de la versión de Böhm no es la sonoridad de Mozart. Es el error tan común de poner una soprano wagneriana a cantar Doña Ana. –En el 58, la versión de Erich Kleiber en el Colón tenía a Birgit Nilsson como Doña Ana.

Don Giovanni Ópera de Mozart en dos actos Teatro Avenida, Av. de Mayo 1222. Funciones, hoy, el martes 26, el jueves 28 y el sábado 30, a las 20. Pasado mañana, a las 18. Localidades, desde 80 pesos.

El regreso del amor La próxima será una semana intensa para Marcelo Lombardero. Además de la puesta y la dirección escénica de la ópera de Mozart que sube a escena hoy, el miércoles se reestrenará Bromas y lamentos, un espectáculo con idea y dirección suya. Se trata de una suerte de café

concert con canciones de amor del barroco italiano, pero puesta contemporánea que se estrenó el año pasado y que, luego de presentarse en Miami y antes de realizar una gira por México, llega al teatro Maipo, Esmeralda 443, con funciones los miércoles, a las 22.

clásica

Del macro al microcosmos keller quartet. ★★★★★ lente . intérpretes:

exce-

András Keller,

primer violín del cuarteto que completan Zsófia Környei (violín), Zoltán Gál (viola) y Judit Szabó (chelo). obras:

El arte de la fuga , de J.S. Bach; Six Moments Musicaux, Aus der Ferne, Officium Breve, Ligadura, de György Kurtág. en el teatro colón.

E

n las notas que escribió en el programa de mano del concierto para el ciclo Colón Contemporáneo, András Keller, primer violín del Keller Quartet, observa que “Bach es el macrocosmos y Kurtág, el microcosmos”. Se refería a la manera en que decidió alternar aquí los contrapuntos de El arte de la fuga con diversas piezas de György Kurtág, pero la frase podría entenderse de manera más general como una clave del vínculo entre la contemporaneidad y lo antiguo. Ya en principio, El arte de la fuga, el inconcluso testamento musical de Bach, apunta directamente, como hizo notar John Cage, a las poéticas del siglo XX, aunque más no sea por la condición indeterminada de su instrumentación. Si bien se su-

El ensemble húngaro, en acción pone que la obra estaba destinada a un instrumento de teclado, eso no está dicho, y la ausencia de semejante explicitación habilita una disponibilidad estilística e instrumental. Pocas formaciones parecen más apropiadas a El arte de la fuga que el cuarteto de cuerdas, que se ajusta como un guante a esa especie de drama abstracto bachiano. Daniel Barenboim escribió una vez que no tenía nada en contra de

arnaldo colombaroli

que se tocara a Bach como Boulez; después de todo, es una manera en que lo contemporáneo comparezca ante Bach. Resulta evidente que el Keller Quartet entiende a Bach según el prisma de presente, pero el plan no consiste en tocar Bach como Kurtág; tampoco lo inverso. Aun cuando la irrupción de “Invocatio”, el primero de los Six Moments Musicaux, sonó como un desgarramiento después

del Canon XV (aquí sólo en violín y violonchelo), el magistral Keller Quartet no persigue los contrastes, sino las continuidades entre esos dos mundos, que se advierten incluso en la distribución de los contrapuntos de Bach y de la obra de Kurtág: el concierto empezó con Bach y terminó con Kurtág, pero la primera parte empezó y terminó con Bach del mismo modo que la segunda empezó y terminó con Kurtág. Pero los ejemplos en este sentido podrían ser varios y menos evidentes. Basta pensar en el modo en que Aus der Ferne, la pieza intensamente melancólica de Kurtág, encuentra un eco en el dramático Canon XVII de Bach, o en los saludos de Kurtág en Officium Breve (1989) a Anton Webern, tan vinculado a Bach por su orquestación de la fuga a seis voces de la Ofrenda musical. O también, en el final, el “Larghetto”, que no parece concluir sino interrumpirse, como ocurre con el colosal Contrapunto XVIII, que Bach no llegó a terminar. Lo inconcluso encuentra una realización última en Ligadura, para dos violines, que parece literalmente desmaterializarse en el aire.ß Pablo Gianera