POLÍTICA | 13
| Domingo 16 De septiembre De 2012
De la Sota apuesta a la gestión y al peronismo para llegar con aire a 2015 eSTraTegIa. El gobernador cordobés busca postergar una guerra directa con el kirchnerismo, mientras
ajusta los números en su provincia para evitar la asfixia; con quiénes habla y a quiénes escucha Marcelo Veneranda LA NACiON
José Manuel De la Sota no aprendió a ser paciente por gusto: durante 15 años perdió contra la UCR todas las elecciones a las que se presentó. Desde 1998, cuando accedió al primero de sus tres mandatos como gobernador de Córdoba, entendió –gracias a los dolores de cabeza que le generó el senador Luis Juez, un ex funcionario suyo– que no mantener unido al peronismo sólo le aseguraría la aparición de rivales internos. Paciencia y peronismo son los aprendizajes que el gobernador cordobés predica ante su círculo íntimo, desde que la Casa Rosada lo colocó en el patíbulo de los traidores por reclamar fondos federales y decir lo que el resto de los mandatarios del PJ calla. De la Sota se siente a gusto en ese pedestal, pero sabe que es demasiado pronto para dar batalla: no sólo podría desperdiciar su última chance de llegar a la Presidencia, en 2015. Podría, mucho antes, perder Córdoba. “La voluntad de ser presidente existe, está claro. Pero si nos lanzamos nueve meses antes, los cordobeses nos van a mirar mal. El kirchnerismo quiere llevarnos a ese lugar: plantear que todo lo que hace De la Sota es porque quiere ser presidente”, explica uno de los principales operadores del mandatario, para aclarar: “Pero tampoco sirve quedarse en Córdoba viendo cómo nos ahogan económicamente”. Por ese desfiladero transita De la Sota que, después del raid ante la Corte Suprema para reclamar la deuda de $ 1040 millones de la Anses, que lo llevó a las primeras planas de los medios nacionales, “internó” a todo su gabinete en un hotel del Valle de Calamuchita. Durante 48 horas, entre el jueves y viernes pasados, apuró el lanzamiento del e-government (gobierno electrónico) y del tablero de control de la gestión, los nuevos
chiches que exhibirá dentro y fuera de la provincia, junto al boleto estudiantil gratuito y la ley de trata de personas. Pero también advirtió a cada funcionario sobre la lluvia ácida que caerá sobre Córdoba. “Muchachos, los necesito atentos”, repitió el gobernador, convencido de que “el mismo kirchnerismo que acusa a sus rivales de destituyentes se especializa en voltearlos, sean empresarios y políticos”, recordó un destinatario de esos consejos. El principal desafío interno es económico. Su ministro de Finanzas, Ángel Elettore, dejó en claro que hay plata “hasta marzo”. Para mantener la obra pública que la Nación ya no financia, De la Sota encareció los combustibles. Financia gasoductos con créditos del Banco de Desarrollo de Brasil. También postergó los aumentos jubilatorios, pero les envió una carta a los 92.000 jubilados provinciales, que comienza así: “Si la política quiere atacar a Córdoba, se va a encontrar con un gobernador que la defiende”. El publicista Ramiro Agulla lo asesora en sus apariciones públi-
cas. Durante la campaña de 2011, lo mostró poco y lo hizo hablar menos, pero resaltó su costado humano, experiencia y apertura al diálogo. Hoy le aconseja que vuelva a dedicarse a su provincia e insista en que quien piensa distinto o reclama lo justo no es un enemigo. Que predique palabras de amistad. De “cordo besismo”, así, separado. Las opiniones de Heriberto Muraro, las encuestas de Julio Aurelio, las notas al pie de Roberto Sposetti y Jorge Pérez Gaudio terminan de afinar el discurso local del gobernador, que se imagina volviendo a contratar a su amigo João Santana –hoy asesor de la presidenta bra-
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sileña, Dilma Rousseff– para una eventual campaña en 2015. Cada tanto habla con el ex presidente de ese país, Lula da Silva. Cada vez menos, con los chilenos Eduardo Frei y Ricardo Lagos. Sus consejeros diarios son los ministros Oscar González y Carlos Caserio. Escucha a varios economistas, pero repite charlas con Jorge Sarghini y Dante Sica. Una eventual candidatura presidencial de De la Sota depende, en buena medida, del camino que tomen el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, y el intendente de Tigre, Sergio Massa. Habla seguido con ellos, así como con más de un gobernador ultrakirchnerista del
Litoral y de la Cordillera. “De la Sota despertó muchísimas expectativas con sólo pararse y hablar. Pero sabe que, para liderar, tiene que construir dentro del peronismo”, explica uno de sus asesores. “Y ayudar a los que caminen por fuera del kirchnerismo”, completa otro. Por el momento, le alcanzará con “defender a los cordobeses”. En menos de 45 días, la Corte Suprema deberá fallar sobre la cautelar que exige el pago inmediato de la deuda de la Anses. Ese mismo día, De la Sota introducirá la demanda para recuperar el 15% de la coparticipación nacional. El universo del PJ volverá a girar en torno a él.ß
Con las manos en la Massa
Un antecedente peligroso “El riesgo Duhalde” Lo comentó un dirigente del PJ que cenó junto con De la Sota hace dos semanas y lo temen algunos funcionarios cordobeses: “Como hizo Eduardo Duhalde, cuando prometió llevarse «al Loco» [por Néstor Kirchner], el peronismo siempre necesita un valiente que alce la voz cuando todos temen hablar. El problema es creer, como Duhalde, que los aplausos del PJ se van a convertir en votos”.ß
El intendente de Tigre, Sergio Massa, camina la provincia hablando de gestión y callando cualquier definición sobre su futuro. Pero las fotos, a veces, traicionan sus silencios. Como la que se difundió el viernes, que lo muestra rodeado por los intendentes Patricio Hogan (General Alvarado) y Marcela Passo (General Lavalle), dos peronistas que el cristinismo mira con desconfianza, en un acto organizado por el senador provincial
Osvaldo Goicoechea, referente de La Juan Domingo (la agrupación que defiende al gobernador Daniel Scioli), ante la atenta mirada de Ramiro Gutiérrez, un diputado bonaerense enfrentado con la Casa Rosada. El telón del acto completa el mensaje: muestra a Néstor Kirchner junto a la vieja cúpula del PJ. También a Juan Perón y a Evita. La infaltable imagen de la presidenta Cristina Kirchner, sin embargo, ni aparece.ß
Esperan con preguntas a la Presidenta en EE.UU. VISITa. Cristina Kirchner
inaugurará una cátedra argentina e irá a la ONU
WASHiNGTON (De nuestra corresponsal).– investigadores y analistas políticos interesados en nuestro país esperan “hacerle preguntas” a la presidenta Cristina Kirchner cuando, dentro de diez días, llegue a esta ciudad para inaugurar la Cátedra Argentina que la embajada acaba de lograr en la Universidad de Georgetown. “Esperamos que la Presidenta esté dispuesta a contestar preguntas en la inauguración, ya que eso es una práctica habitual en este país y si no la cumple habrá quejas”, dijo a la nacion uno de los académicos al tanto del proyecto. Como contracara, en medio de las tensiones comerciales entre los gobiernos de la Argentina y EE.UU., la gira tendrá menos exposición en materia financiera y de inversiones. “No está prevista la habitual reunión con empresarios”, se indicó a la nacion. Cada vez que viaja a Nueva York, Cristina Kirchner suele mantener un encuentro con potenciales inversores en el Council of the Americas. Esa actividad no ha sido ahora prevista, lo que no deja de ser llamativo, si se tiene en cuenta la necesidad de financiación que el Gobierno ha declarado para emprendimientos petroleros. La Presidenta es esperada en esta ciudad el miércoles 26, en un fugaz viaje como parte de la visita a las Naciones Unidas. La embajada propuso, al respecto, dos exposiciones en centros académicos de primer nivel: la Universidad de Georgetown, en esta ciudad, y la de Harvard, en Boston. En Georgetown dará el puntapié inicial a un espacio cultural “concebido para generar un debate positivo sobre el rol de la Argentina en la esfera regional y global”, explicó el embajador Jorge Argüello, artífice de la iniciativa. Georgetown es una reconocida universidad privada. “La Cátedra Argentina contribuirá a un mejor conocimiento y comprensión del país en EE. UU.”, dijo el titular del Centro de Estudios Latinoamericanos de Georgetown, Erick Langer.ß