Documento no encontrado! Por favor, inténtelo de nuevo

De la escuela, la vida y otras yerbas. Contramanual de lectura.

nuestras hermanas fueron violadas por unos hombres que poco sabían de ... Los bárbaros, eran los pueblos del interior, los habitantes de los países limítrofes, .... baloncesto, y pensaba para sí –Cuando sea grande quiero ser como ellos.
3MB Größe 57 Downloads 43 vistas
De la escuela, la vida y otras yerbas. Contramanual de lectura.

Juan Menoni

Menoni, Juan De la escuela, la vida y otras yerbas. : contramanual de lectura. . - 1a ed. - Concordia : Juan Menoni, 2014. 110 p. : il. ; 21x15 cm. ISBN 978-987-29390-1-4 1. Narrativa Argentina. 2. Relatos. I. Título CDD A863

Al maestro Eduardo Galeano y su entrañable Libro de los Abrazos.

Los sueños /1. En los centros de detención clandestina de las dictaduras latinoamericanas, algunos calabozos solían ser tan pequeños, que los compañeros presos no podían caminar y casi no podían respirar. Eso sí, los dictadores por suerte, no pudieron encontrar ninguna forma efectiva de censura para impedirles a los prisioneros que puedan soñar. A pesar de los años, los secuestros, las torturas, y las muertes, esos sueños siguen sueltos y andan vivitos y coleando por ahí. Estos escritos, son una modesta invitación a que los atrapemos, los hagamos nuestros y los concretemos.

Currículum oculto.

Me habían invitado a aquella escuela secundaria para dar una charla sobre no me acuerdo que cosa. Llegué una media hora antes y Camila Blanco, la Directora del colegio, me invitó a pasar a su oficina. La dirección era un lugar muy austero y cálido. Lo que más me llamó la atención fueron las paredes, había en ellas un retrato del Che, una pintura de una mujer semidesnuda, y una foto de la Sorbona en pleno mayo francés del ‘68. -Qué linda oficina-atiné a decirle- no parece la dirección de una escuela. -El tiempo me enseñó que en la escuela se aprende, tanto o más, afuera que adentro del aula- me dijo Camila. - La Dirección debe ser un lugar provocador- agregó. -El que entra aquí a que le firme un papel, debe salir pensando.

Los nombres/ I.

Ellos se amaron hace 14.000 años y ahí comenzó nuestra historia. Otros, amaron a otros, que amaron a otros, y así, hasta fines del siglo XV en que nuestras hermanas fueron violadas por unos hombres que poco sabían de amor y mucho de ambiciones de riqueza. Descubrieron un mundo que ya estaba descubierto, y en nombre de su dios, lo invadieron y saquearon. El oro y la plata, robados de nuestras tierras, enriquecieron a los burgueses europeos que se apropiaron de la máquina y de la fábrica, explotación mediante de nuestros hermanos los trabajadores pobres de aquella parte del mundo, que producían las mercancías que los burgueses nos venderían a altísimos precios a cambio de la materia prima, que los terratenientes y comerciantes de estas tierras, les venderían a muy bajo precio, a costa de la explotación de nuestros gauchos, nuestros hermanos originarios y los esclavos negros, que los propios europeos traerían prisioneros desde el África. A eso, los libros de los vencedores, le llaman: Conquista, Descubrimiento, Evangelización, Poblamiento de América, Encuentro de dos Mundos, Período Colonial. La escuela debería enseñarnos a renombrar las cosas.

El olor de los libros.

Debo confesar que leo libros desde que tengo memoria, pero desde hace algunos años he adquirido el hábito de olerlos. Todavía recuerdo cuando olí el primero. Aquella calurosa siesta de verano, tomé de mi biblioteca un viejo ejemplar de Doña Flor y sus dos maridos -la entrañable novela de Jorge Amado-. Ya la había leído y releído varias veces, pero en esa oportunidad sentí el irrefrenable deseo de olerla. En la primera olfateada me pareció reconocer el tradicional hedor a viejo que hasta ese momento le sentía a todos los libros, pero a medida que fui arrimando la nariz, pude sentir el inconfundible olor al sexo de una pulposa mulata bahiana. A partir de ese día, dejé de leer y comencé a oler. Olí Rayuela, y casi sin esfuerzo, pude distinguir el olor a Paris y al perfume de la Maga. Olí las obras de Bradbury y estoy en condiciones de afirmar que su aroma proviene del planeta Marte. Con el tiempo, comencé a hacer ejercicios olfativos cada vez más difíciles y complejos. Descubrí el olor de la liberación en la Pedagogía del Oprimido. Comprobé que El Manifiesto y El Capital, tienen esa mezcla de olor a humo y aceite en descomposición, que suele percibirse en las inmediaciones de las fábricas. Casi todos los días huelo y re huelo Las Venas abiertas de América Latina y pude descubrir una particularidad: siempre huele distinto. La primera vez tenía el aroma penetrante a metal que sale de la boca de las minas del cerro Rico de Potosí. A veces huele a Cuba, otras a Caracas, e incluso, después de un rato, suele salir de dentro del propio libro, una especie de brisa que trae consigo el inconfundible aroma del puerto de Montevideo. Debo confesar que ya no puedo vivir sin el olor a Macondo.

Tengo que reconocer, que me he transformado en un adicto, no soporto pasar un día sin oler un libro, y no puedo dejar de encontrar en esos olores una historia, una sensación, un sentimiento. Sin embargo, cuando mis amigos van a mi casa, se ufanan en asegurar que mi biblioteca huele a libros viejos.

¿Civilización o Barbarie? Chile. 1845. Domingo Faustino Sarmiento, desterrado, publicaba una serie de artículos en el diario chileno El Progreso. Esos escritos, se transformarían luego en el libro Facundo o Civilización y Barbarie. La Argentina, aún no era la Argentina, cuando Sarmiento trazó una línea imaginaria, o no tanto, dividiendo a la sociedad en civilizados y bárbaros. El sanjuanino, era el mejor de los porteños, o el mejor de los europeos, o el mejor de los yanquis. Para él, civilizados eran los blancos, europeos, norteamericanos, porteños, unitarios, y por supuesto, librecambistas. Los bárbaros, eran los pueblos del interior, los habitantes de los países limítrofes, los gauchos, los negros, y los hermanos de los pueblos originarios. Todos ellos, contenidos genéricamente bajo el mote de Federales. Civilizados, para Sarmiento y sus acólitos, era sinónimo de cultos, educados, progresistas y humanitarios. Los bárbaros, en cambio, eran atrasados, brutos, reaccionarios y salvajes. La ecuación era perfecta, los explotadores podían explotar porque eran civilizados, los explotados debían ser explotados, porque eran bárbaros.

La Rioja. 30 de Mayo de 1862. El ejército civilizado, comandado a control remoto por Bartolomé Mitre, y el ejército bárbaro, al mando del caudillo federal Ángel Vicente El Chacho Peñaloza, firman el tratado de paz de La Banderita. Como era costumbre en esos casos, llega el momento del intercambio de prisioneros. José Hernández, el autor del Martín Fierro, relata magistralmente ese episodio: Ustedes dirán si los han tratado bien – pregunta el Chacho. - ¡Viva el General Peñaloza! – fue la respuesta unánime.

Después el Chacho se dirige a los jefes nacionales: - Y bien... ¿dónde están los míos?... ¿por qué no me responden? ¡Qué!... ¿será cierto lo que se ha dicho? ¿Será verdad que todos han sido fusilados? Los jefes de Mitre se mantenían en silencio, humillados, los prisioneros habían sido fusilados sin piedad, como se persigue y mata a las fieras de los bosques: las mujeres habían sido arrebatadas por los invasores.1 El civilizado Sarmiento, no era ajeno a estos episodios. Era, ni más ni menos, que el Director de Guerra del civilizado gobierno de Mitre.

En: Rosa, José Maria. La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas. Hyspamérica. 1985. 1

Las apariencias. Autoritarios, intolerantes, xenófobos, racistas, homofóbicos, machistas, patoteros, reaccionarios, individualistas, egoístas, mentirosos, vanidosos, altaneros… Pero… eso sí, prolijitos.

La importancia de nombrarse. En su entrañable Libro de los Abrazos, el maestro Eduardo Galeano, dice que dicen, que Marulanda Vélez, el histórico líder guerrillero de las FARC, se llamaba en realidad Pedro Antonio Marín y que adoptó el nombre de Marulanda, en homenaje a un amigo asesinado por la policía. Afirma también, que Pancho Villa, llevaba el nombre de un amigo muerto por culpa de los milicos. Vanesa Orieta, me contó que su hermano, Luciano Arruga, un adolescente de apenas dieciséis años, fue torturado, secuestrado y desaparecido por la policía bonaerense, en un caluroso día de enero del 2009. Los empleados de las oficinas del Registro Civil de la Matanza, una emblemática y sufrida barriada del Gran Buenos Aires, donde vivía y desapareció el muchacho, andan sorprendidos y preocupados, porque ven que desde hace unos años, se anotan muchos chicos con el nombre de Luciano Arruga.

Machistas/1.

Una vez, escuche decir a una compañera del sindicato, que en este sistema las trabajadoras mujeres son doblemente explotadas. Por ser obreras y por ser mujeres. ¿Será por eso que el capitalismo es hombre y la revolución mujer?

Manuel Simón. El sentido de la escuela.

Manuel Simón, había tenido asistencia perfecta de primero a sexto grado de la escuela primaria. No faltaba nunca. Pero… nunca, lo que se dice nunca. Ni el frío ni el calor, ni la lluvia, ni los partidos de la selección nacional, eran motivo de ausencia. Manuelito, siempre estaba. Su maestra de sexto grado, preparó cuidadosamente una distinción para el día de la colación. Estarían todos sus compañeritos, sus docentes anteriores, los familiares. El niño recibiría su merecido premio. La Señorita, pensaba que además de la medalla y el discurso de rigor de la Directora, el propio Manuel, debía decir unas palabras a sus compañeros. -¡Es un ejemplo que debe conocerse!- Afirmaba entusiasmada. -Él, debe trasmitirle a sus pares, sobre todo a los más pequeños, su amor por el estudio, su dedicación, su esfuerzo. Ellos, deben conocer las razones supremas por las que Simón ¡jamás ha faltado!- agregaba la Señorita con tono solemne. Finalmente… llegó el día tan esperado. El patio de la escuela estaba repleto, la maestra empujó a Manuel con una palmadita en la espalda y le indicó, con un ademán ampuloso, que se dirigiera al público presente. -Hablale a tus compañeritos-le dijo. Las palabras del niño, serían el ejemplo a seguir. Manuel se paró en puntas de pie para alcanzar el micrófono. Con seguridad, pero con cierta candidez, pronunció su breve discurso:

-Siempre vengo a la escuela… me gusta porque no se llueve, en los días de calor hay ventilador… y en invierno… nos ponemos bien juntitos para soportar el frío.

Mi propio credo. No creo en dioses ni en fantasmas ni en fronteras ni en imperios ni en patrones. Creo en la solidaridad la fraternidad la palabra del otro la equidad la igualdad la tolerancia el amor. Me desafían me apuran me piden explicaciones argumentos razones me obligan a ponerle un nombre: Socialismo.

Verdades. Basta con descascarar un poquito las láminas escolares, para descubrir que aquel 25 de mayo de 1810, no había cintas celestes y blancas, ni una multitud en la plaza, ni paraguas, ni mujeres, ni negros libres. Las cintas eran rojas, los paraguas escasos y caros, las mujeres objetos de sus maridos y los negros esclavos. Alcanza con leer un poquito, para saber que San Martín, no cruzó radiante la cordillera de los andes en un inmaculado caballo blanco. El Gran Capitán, atravesó las montañas enfermo y en camilla y lo más parecido a un caballo, en aquellas inmensidades andinas, era una mula. No hay que ser muy vivo para darse cuenta que Domingo Faustino Sarmiento no puedo tener asistencia perfecta a la escuela y a su vez, haberla creado. Sin embargo, la historia oficial, la escuela tradicional y los medios de comunicación, han tenido el poder hipnótico de convencer a generaciones enteras, que repitieron y repiten como loros aquellas falsedades como si fueran la verdad revelada. Hay que estar muy despierto, porque los escribas de aquella historia, andan vivitos y coleando, defenestrando a Chávez y a Fidel, mientras alaban sin tapujos la dictadura del capital.

Machistas/2. Me contó un amigo cubano, de esos que lleva el socialismo en la sangre y en la piel, que a ellos les costó apenas un tiempito, socializar las fábricas y las tierras. Sin embargo, en medio siglo de revolución, y pese al esfuerzo, no han podido, todavía, superar la homofobia y el machismo, grabados a fuego en su cultura, desde los tiempos ancestrales de la colonia. ¿Será por eso, que el capitalismo es hombre y el socialismo también?

Ellos. Ellos dicen que el socialismo pasó de moda. Que peligra la república. Que en Cuba y Venezuela hay dictaduras. Que las mareas rojas que acompañan a esos procesos son irracionales. Acusan de dictador a un presidente que ganó diecisiete elecciones en quince años. Pero claro… Celebran que Argentina tenga un pontífice y una reina. Temen al socialismo, pero reivindican el orden medieval, conservado intacto por el Vaticano. Admiran las fastuosas veleidades de una monarquía Europea digna del siglo XV. Se emocionan al ver una marea de remeras naranjas vivando a Máxima. Reconocen como propio a un Papa elegido en secreto por un puñado de cardenales. Consideran su Reina, a una blonda argentina que se curtió a un holandés. Ellos son demócratas y progresistas.

La fama es puro cuento. Cuando a mediados de la década de los 80, Joe Pace llegó a Concordia con su bolsito al hombro, ya se la sabía lunga. Con algo más de treinta años, había conocido el lujo de los hoteles cinco estrellas, había militado dos temporadas en la NBA, y había hecho botar la naranja en Italia, Venezuela, México, Panamá, Inglaterra y Filipinas. Por estos lares, Joe también supo brillar. Las casi cinco mil personas que abarrotaban el gimnasio, gritaron a rabiar, cuando el larguirucho americano, incrustó la pelota en el aro con una espectacular volcada, cosa no muy común de ver en el básquet de aquellos tiempos. El club Estudiantes Concordia, militaba en la Liga A, y se había convertido en la atracción de la ciudad. Martín, un niño de poco más de diez años, miraba embelesado a aquellas glorias del baloncesto, y pensaba para sí –Cuando sea grande quiero ser como ellos. Ante la volcada de Joe, el niño meneó la cabeza, miró a su padre que estaba sentado al lado de él en la tribuna, lo tironeó del brazo y le dijo entusiasmado: -¡Es un genio! Después, vino la mala, los avatares económicos y la irresponsabilidad empresarial, llevaron a la ruina al Club Estudiantes. Joe, peregrinó por otros equipos Argentinos, hasta que, como una paradoja del destino, terminó su carrera con una de esas volcadas que le habían dado la gloria. Pace, cayó mal y se rompió la espalda. -Mis piernas estaban entumecidas y quedé en la cama durante ocho meses. Dicen que dijo. Lo que siguió, fue una pesadilla. Tuvo un negocito en Villa Ballester (Buenos Aires), y los pocos pesos que ganaba allí, se los enviaba a su familia en EEUU. Su mujer argentina, la misma que decía haberlo amado en tiempos de fama, lo echó como un perro, cuando la desgracia tocó a la puerta del ex NBA. Volvió a EEUU, solo y abandonado, vendió el anillo de campeón y se gastó sus últimos ahorros. El alcohol y las drogas hicieron el resto. Allá por el 2002, Joe terminó mendigando en una avenida de Seattle, la misma ciudad que lo había visto brillar como estrella de la NBA, un cuarto de siglo antes.

Martín, aquel niño que soñaba con parecerse a Pece, nunca llegó a ser jugador de básquet, pero eso sí, a fines de los 90, siendo muy joven, hizo buenos negocios, y especulación mediante, se trasformó en un exitoso empresario. En el verano del 2009, Martín que ya tenía algo más de treinta años, viajó con Federico, su pequeño hijo, a Estados Unidos. Razones de trabajo, lo llevaron a recorrer por completo el Estado de Washington. Aquella mañana, Martín caminaba por la vereda derecha de la Tercera Avenida, cuando Federico lo tironeó de la mano para señalarle a un hombre de unos cincuenta y pico de años, que pedía limosnas en la acera de enfrente. Seguramente, al niño le había llamado la atención la descomunal altura de aquel hombre, que parecía un anciano. Martín, tomó fuerte de la mano a su hijo, y lo alejó rápidamente del lugar, como si le molestara que viera aquella imagen. -En vez de tomar, se hubiera dedicado al básquet. Pensó con frialdad el empresario, meneando la cabeza, mientras se alejaba raudamente de aquél hombre que había sido su ídolo, en tiempos en que apenas era un niño soñador.

A los pueblos que lucharon, luchan y lucharán. A las Revoluciones triunfantes y a las inconclusas.

Venceremos. (Palabras de esperanza, por si llegan tiempos de derrotas).

Hoy no es tiempo de alegrías… compañera. Ausencias de heroicos comandantes. Proletarios de conciencias destrozadas. Miserias, tristezas y abandonos. Miedos contenidos hasta el miedo. Marionetas fingiendo libertades. Campeones resintiéndose al descenso. Tómbola de sueños y verdades. Plazas desoladas de banderas. Muros blancos sin proclamas, ni consignas. Camaradas resignados a migajas. Diccionarios sin palabras atrevidas. Pero ahí, justo ahí, cuando parece que caemos… …se levanta nuestro pueblo y venceremos.

Cada cual atiende su juego. El sacerdote que se opone al aborto, fue el entregador de los niños, que los dictadores les robaron a las madres y los padres, antes de desaparecerlos por oponerse al burgués, que perforaba la tierra, contaminaba el aire y pudría el agua; para extraer el petróleo, que alimentaría sus máquinas, que a su vez -explotación mediante del obrero- le darían la plusvalía, que contribuiría al engorde de su prominente barriga. El burgués, cuida celosamente la propiedad privada de sus máquinas y sus campos, perfora la tierra, contamina el aire y pudre el agua; para extraer el petróleo, que alimentará sus máquinas, que a su vez- explotación mediante del obrero- le dará la plusvalía, que contribuirá al engorde de su prominente barriga. El juez, cuida celosamente que se cumplan las sacrosantas leyes, que protegen la propiedad privada de las máquinas y los campos del burgués, que perfora la tierra, contamina el aire y pudre el agua; para extraer el petróleo, que alimentará sus máquinas, que a su vez- explotación mediante del obrero- le darán la plusvalía, que contribuirá al engorde de su prominente barriga. El obrero policía, reprime a los otros obreros, o campesinos, o estudiantes, para cuidar la propiedad del mismísimo burgués, que perfora la tierra, contamina el aire y pudre el agua; para extraer el petróleo, que alimentará sus máquinas, que a su vez- explotación mediante del obrero oprimido- le darán la plusvalía, que contribuirá al engorde de su prominente barriga. La señora, reza que te reza, ora que te ora, implora que te implora, para impedir que el burgués pierda sus máquinas y sus campos, en manos de los revolucionarios, que le darán la tierra a los campesinos y las máquinas y las fábricas a los obreros, para impedir que el burgués siga perforando la tierra, contaminando el aire y pudriendo el agua; para extraer el petróleo, que alimenta sus máquinas, que a su vez- explotación mediante del obrero- le dan la plusvalía, que contribuye al engorde de su prominente barriga.

El baile de la gambeta. El fútbol, es un deporte, y en algunos poquitos casos un arte. Es eso, o debería serlo. No puede ser un gordo desaforado, queriendo matar a otro porque tiene una camiseta de diferente color; al fin y al cabo, a ninguno de los dos les alcanza la tela para tapar su promiscuo y peludo ombligo. No puede ser un negocio de los poderosos, uno más de los tantos que ya tienen. El fútbol debe ser alegría, solidaridad, juego en equipo, grandeza. No puede ser el escape de los pibes pobres, que dejan en la tribuna los pocos retazos que le quedan de su vida, ni la catarsis de los señores ricos, que putean desde la platea, para sacar afuera la libido contenida, pretendiendo compensar el domingo a la tarde, aquel orgasmo que desde hace décadas no tienen un sábado por la noche.

El fútbol debe hacernos llorar de tristeza o de alegría, pero solo un ratito, después la vida sigue: el laburo, el amor, los hijos, la militancia, las milanesas de la vieja, el próximo partido y el nuevo campeonato. Por eso ahora vamo a bailar, para cambiar esta suerte. si sabemos gambetear para ahuyentar la muerte…♪♫2

2

El baile de la gambeta. Gustavo Cordera. Bersuit Vergarabat.

Breve manual de instrucciones para desinformar al pueblo. La corrupción, al igual que el egoísmo, el individualismo y la avaricia, han sido, y siguen siendo, males que asolan a los pueblos del mundo desde los remotos tiempos en que un pequeño sector de la sociedad, se apropió de los excedentes del trabajo comunitario y comenzó a explotar sus semejantes. Anunciar que en el mundo hay corrupción, no debería ser entonces la noticia, sino encontrar a alguien dispuesto a combatirla. En el mes de julio del año 2013, el gobierno de Venezuela, desbarató una banda de atorrantes que cobraban coima a la gente para acceder a los programas sociales- Misionesimpulsados por el gobierno Socialista Bolivariano. El presidente Nicolás Maduro, no dudó en mandar presos a los corruptos, sin importarle que los mismos se presentaran como militantes de su propio partido. El titular de cualquier medio de comunicación honesto, ecuánime y equilibrado debería haber sido: El gobierno de Venezuela logró un avance en la lucha contra la corrupción. Sin embargo, los tratantes de palabras, al servicio de los grandes intereses económicos, dispuestos siempre a desinformar con tal de defenestrar a los gobiernos populares, no dudaron en plagar los diarios, las radios, y la televisión, con un titular que decía: “Corrupción en Venezuela”.

La Gaceta. Los poderosos y sus correveidiles, suelen horrorizarse y utilizar como principal argumento para considerar a Cuba como una dictadura, el hecho de que los medios de comunicación de la pequeña isla no tienen un dueño, o mejor dicho, no pertenecen a un millonario que los compra y hace de ellos un instrumento para defender sus intereses de clase. En Cuba está lleno de diarios, radios y canales de televisión comunitarios que pertenecen a los trabajadores, los estudiantes, las mujeres, los jóvenes, etc. Por supuesto, allí no hay monopolios privados. En esos medios hay distintas voces, opiniones y miradas; pero claro, todas unánimemente defienden la Revolución. Todos los siete de junio, en nuestro país, los poderosos y sus correveidiles recuerdan con fervor el día del periodista y aprovechan la oportunidad para hablar de la libertad de prensa y de empresa y para fustigar a los medios del estado, o partidarios del gobierno, por hacer uso de esos medios como propaganda. Lo que no saben, o más probablemente ocultan celosa y deliberadamente, es que precisamente, el siete de junio de 1810, Mariano Moreno, en nombre y financiado por el gobierno Revolucionario, es decir, por el primer gobierno de lo que luego sería el estado argentino, funda “la Gaceta de Buenos Ayres” con el objeto fundamental de publicitar los actos de gobierno y defender la Revolución. Por aquel entonces, los curas eran obligados a leer ese periódico a sus feligreses después del sermón, y yo creo que eso estaba bien.

Los dos Che. Me sospecho que existen dos Che Guevara. Uno, el hombre, el político, el revolucionario, aquel que eligió el camino más difícil, el de la lucha armada, el del Socialismo, el camino de dar la vida por sus convicciones. Ese Che, tiene, al menos en nuestro país, su país de nacimiento, pocos o poquísimos reconocimientos. Apenas un par de escuelas, un par de plazas, y un par de calles, llevan su nombre a lo largo y ancho de la Argentina. En todos los casos, luego de largas y valientes insistencias de unos; y rabiosos y furibundos rechazos de otros. En Concordia, una ciudad pacata y conservadora, si las hay, y gracias a la testarudez del difunto maestro Enrique Zorrilla, una callecita de dos o tres cuadras, perdida en la zona nordeste de la ciudad, lleva orgullosa el nombre del Che. Por supuesto, luego de la feroz resistencia de lo que el diario El Heraldo denomina sociedad. Mientras tanto, el Profesorado de Ciencias Sociales, un lugar donde se intenta ver la historia y la realidad de manera diferente, después de más de dos décadas de existencia, no tiene nombre, quizás por no atreverse a llevar ese nombre. El otro Che, el de la remera, el de los llaveros, el de la calco, es un producto comercial, muy vendido y muy comprado. Ése, transita sin pudor, ni prejuicios, en el mercado capitalista, el mismo que el Che murió combatiendo. En Concordia, esa cuidad pacata y conservadora, pero también cholula y farisea como pocas, hay parques, escuelas y calles con nombres de represores, traidores a la patria, y sujetos de la peor calaña. La calle peatonal que bordea la catedral, por dar un ejemplo, lleva el nombre de Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, y también, como no podría ser de otra manera, apenas unos ciento cincuenta metros de allí, en pleno centro de la ciudad, se yergue inconmovible el cartel de un nuevo pub. Dice la promoción:

Apertura Mundial " Guevariano Multiespacio " Jueves 01/08/13. Inauguración 21 hs. GUEVARIANO, el Lugar que Concordia Merecía...-

Los nombres/2. La historia tradicional, la de los manuales escolares, llama Conquista a la invasión europea iniciada en 1492, Campaña al desierto, a la matanza de más de 15000 hermanos de los pueblos originarios, instrumentada por Roca y sus secuaces entre 1878 y 1885, Revolución Libertadora al brutal golpe de estado de 1955, Proceso de reorganización nacional, a la masacre iniciada, o continuada, el 24 de marzo de 1976...y dictadura a la Revolución Cubana.

Identidad/1. Soy un poco negro por parte de un abuelo, un poco indio por parte de una abuela, inmigrante pobre, venido de Europa, por parte de mis otros abuelos, proletario por parte del sistema. Me parezco más a un uruguayo, que a un jujeño, que se parece más a un boliviano, que a un porteño, que se parece más a un montevideano, que a un mendocino, que se parece más a un chileno, que a un correntino, que se parece más a un paraguayo, que a un fueguino. Me duelen los huesos como a un chino, amo como un marroquí, y río como un guyanés. Me parece, que soy un ser humano.

Hay amores que matan. Cuba, Somalia, Haití, Bosnia-Herzegovina, Irak, Yugoslavia, Afganistán, Filipinas, Libia, Siria… Que sería de estos pobres paisitos, que sería de nosotros, si nuestro humanitario padre del norte, no se pegara una vueltita por el mundo cada cuatro o cinco años, para salvarnos de dictadores, fundamentalistas religiosos, guerrilleros comunistas y diabólicos inventores de bombas nucleares que podrían destruirnos en cualquier momento. No es necesario aclarar que lo hacen de una forma muy sutil, amable, cariñosa, democrática y humanitaria: Invadiendo y bombardeando y saqueando.

El piropo. Marta en mi muro de Facebook: “Este libro tiene eso y mucho más. Juan escribe la historia como poesía, al son de Eduardo Galeno...” Respuesta: Querida Marta: Te agradezco el piropo. Sería lindo escribir como Galeano. Pero a fuerza de ser honesto, debo decirte que yo apenas organizo las palabras en hilerita para darle algún sentido, el maestro Eduardo, en cambio, es el inventor de las palabras. Como si eso fuera poco, él cuenta en sus “Días y noches de amor y de guerra” que se entrevistó con el Che en el año 1964, justo cuando yo nacía, y que en el invierno del año anterior, vio por primera vez la nieve, acompañado de Salvador Allende, que todavía no imaginaba ser el presidente de Chile, ni mucho menos, ver segada su vida en La Moneda. Para ese entonces, yo todavía era un espermatozoide.

1964 (el origen del mundo). Llegué a este mundo antes que la televisión por cable, la Tv digital, la tv HD, la Tv en 3D, el CPU, el casete, el video casete, la videocámara, la frecuencia modulada, el disquete, el Compact disc, el DVD, el blu-ray, el celular, el wi fi, el escáner, la máquina de fotos digital, el teléfono inalámbrico, las consolas de videojuegos, las páginas web, los blog, los buscadores, los libros digitales, el MP3, el MP4, el MP5, el USB, la tarjeta SD, el pen drive, la notebook, la netbook, la tablet, el smartphone, el email, el chat, el Twitter, el Facebook, el Wasap … Creo que cuando nací, sólo había agua, fuego, tierra y aire.

Dolores.

Corría el año 1992. El hipócrita mundo occidental y cristiano, se aprestaba a festejar los 500 años del “Descubrimiento de América”; el pueblo potosino, sufrido, pero digno como ninguno, se opuso a la farsa y convocó a una contracelebración. El Cerro Rico estaba ahí, estoico, carcomido por la depredación de más de cuatro siglos de saqueo, agujereado como un queso, pero estoico. Los invasores europeos se llevaron de allí millones de kilos de plata que engrosaron las arcas de los banqueros, y permitieron la máquina y la fábrica, que se transformaron, a su vez, en instrumentos de explotación capitalista. Yo estaba a unos 4500 metros de altura, agobiado por la falta de oxígeno, cuando encontré a aquel joven en la boca de una mina, era casi un niño, tendría a lo sumo unos 15 años, pero el sufrimiento de su rostro parecía milenario. Las minas, eran unas pequeñas cuevas, donde a gatas, entraba una persona con una carretilla para extraer unas piedras que contenían unos finos hilitos de la poca plata que le quedaba al pobre Cerro Rico. El joven niño, me preguntó de dónde venía, hizo una larga pausa y me dijo: –Lléveme con usted señor. Por supuesto que mi primera sensación fue pensar que se trataba de una broma, pero el muchacho insistió, esta vez con más energía. – Lléveme con usted. Yo tenía para entonces unos 28 años, vivía solo y apenas podía mantenerme, pero debo confesar que, por un momento, sentí el impulso de traerlo conmigo, era un niño y me lo estaba implorando, como a un padre, o como a un hermano mayor. Inmediatamente recuperé la cordura.

-No puedo- le dije- sos menor, no te dejarían cruzar la frontera, y además, yo no estoy en condiciones de mantenerte, tendrías que trabajar, y en mi país la cosa está duraatiné a argumentar. Comenzaba el ajuste de la década de los noventa, y de verdad, aquí la cosa estaba dura. -No me importa señor, lléveme. Insistió. -Pero allá te explotarían- le dije. -No importa señor- me respondió- no hay nada más duro que la mina. -Pero… te pagarían dos mangos, tendrías que hombrear bolsas, o trabajar en la cosecha de sol a sol. -No me importa señor… no hay nada peor que la mina- Insistió. Recuerdo que en ese momento, lo miré a los ojos, y en el fondo de ellos había dolor, mucho dolor, el dolor de trabajar la mina. Él insistió que sí, y yo que no, y así estuvimos un largo rato, hasta que unos compañeros de viaje me tomaron del brazo y me arrastraron camino de vuelta. Aquel día, aprendí la lección para siempre. No hay peor dolor que trabajar en la mina.

Celebraciones.

Son curiosas algunas coincidencias. En los centros de detención clandestina, los militares, solían poner música a todo volumen para tapar los zumbidos de la picana y los gritos de los torturados. El mundo occidental, celebra todos los 22 de noviembre el día de la música en honor a Santa Cecilia, una noble conversa, martirizada allá por el año 200 de la era cristiana. Unos documentos de dudosa procedencia, conocidos como Actas de Santa Cecilia, sostienen que el mérito musical de aquella mujer, habría sido tocar el órgano en la celebración de un matrimonio. Sin embargo, la traducción parece ser más dudosa que el origen mismo de aquellos documentos. Sucede que en los códices más antiguos que hacen referencia a aquel episodio, no diría canéntibus órganis, sino candéntibus órganis, por lo que el órgano, no sería un instrumento musical, sino más bien un órgano candente, es decir, un instrumento de tortura.

El amor en los tiempos de la plusvalía.

En la Europa capitalista del siglo XIX, solían morirse más hijos de los que sobrevivían. La precaria calidad de vida, hacía que las expectativas de supervivencia sean mucho menores que las de nuestros días. Aquellos hombres y mujeres que lograban superar los sesenta años, llegaban al fin de sus días destartalados y decadentes. No es que el mundo de hoy sea mucho mejor, a veces también prolonga la agonía y la pobreza. Laura y Paul, se habían enamorado perdidamente, llevaban casi tres décadas de matrimonio, y desde hacía tiempo, habían decidido que cuando no dieran más, se suicidarían juntos. Tuvieron varios hijos, pero todos murieron a una edad temprana. Él, Paul Lafargue, había nacido en Cuba, hijo de una familia de ricos propietarios de plantaciones de Café en la isla caribeña. Siendo un niño, se mudó con su familia a Europa, y allí eligió militar el resto de sus días en pos un mundo mejor. Enrolado primero en el anarquismo, y luego en el socialismo científico, escribió uno de los libros más famosos y extraordinarios de la literatura crítica: El derecho a la Pereza. La difusión de su libro, solo fue superada por el Manifiesto del Partido Comunista, escrito unos años antes por su propio suegro. Ella, Laura Marx, fue su compañera de vida y de lucha. Fiel a sus ideas, las de su padre y las de su eterno amor, también dedicó su vida a pregonar el socialismo. Solos, achacosos, y sin descendencia, cansados de las persecuciones y el acoso policial, cumplieron su promesa. En un gris 26 de noviembre de 1911, la pareja se inyectó cianuro. Juntos, huyeron definitivamente de aquel despiadado mundo capitalista que habían intentado cambiar.

Las fronteras.

Creo, que dejé de creer en las fronteras, antes que en los reyes magos. El tiempo me fue dando cada vez más razones para desconfiar de ellas. El sueño de la Patria Grande de Artigas, San Martín y Bolívar, la convicción de que la división de los países latinoamericanos obedeció más a una estrategia imperialista y a los intereses de las burguesías portuarias, que a cualquier diferencia real entre los pueblos; y finalmente, aquel alegato de Marx “proletarios del mundo uníos”, terminaron de convencerme que, en principio, soy un ciudadano del mundo y que en todo caso, si debo reconocer una patria, esa patria es Latinoamérica. Estaba solo en aquella calurosa tarde del 94, parado en el borde de una de las más transitadas y ruidosísimas avenidas de Porto Alegre. No sé por qué, pero ese día, el portugués me sonaba más extraño que nunca, la gente hablaba a los gritos, todos caminaban casi corriendo, y los autos transitaban la rua como si fueran una película puesta en velocidad. Por un momento me sentí extranjero, me invadió una sensación de soledad que no había sentido nunca antes, ni después. Sabía que no podía hacerlo, pero tuve toda la intención de tomarme el primer micro y volverme a Concordia. Sacudí la cabeza, me toque los bolsillos, di un giro, y me metí en el primer bar que encontré abierto. En la radio, sonaba el Candombe para Gardel del Negro Rada, interpretado por el músico gaúcho Nei Lisboa. Le hice seña a la mujer que atendía. En un perfecto portuñol, y con la voz casi quebrada, le pedí una cerveza. Cuando vi que la joven se acercaba con la bandeja para cumplir con el pedido, me pasé rápidamente la mano por los ojos, tratando que no se diera cuenta que estaba llorando. La mujer destapó la Brahma bien helada, me miró dulcemente y me sonrió.

Definitivamente, las fronteras no existen.

La moraleja del ladrón y el policía. Ese lunes de diciembre- un lunes caluroso y gris- en medio de la huelga policial y los saqueos, caminé como siempre. Desconfié, y vi la cara de desconfianza en el otro. Vi pobres contra pobres. Vi ricos armados con escopetas y palos de hockey, esperando ansiosos encontrar una excusa para poder matar un pobre. Vi a policías actuando como ladrones y a ladrones actuando como policías. Lo que observé en las calles, no es producto de un gobierno, ni de dos, ni de tres. Es el resultado de siglos de un sistema socio económico que fomenta la competencia, la explotación, el sálvese quien pueda, el tener, el acumular. Vi a un cura, a un empresario, y a un policía, firmando un acuerdo para que todo vuelva a estar como siempre. Todo eso vi y aprendí. El capitalismo, es un sistema intrínsecamente injusto, un monstruo que solo puede sostenerse en base al rigor, a la mano dura, a la vigilancia permanente, al miedo. Cuando esa vigilancia colapsa por alguna razón, vemos la verdadera sociedad en la que vivimos. Hoy más que nunca, no quiero mano dura, ni “que vuelvan los milicos”, no creo que la solución sea matar a los “negros de mierda”, no creo en una sociedad vigilada. Creo, más que nunca, que debemos darnos la tarea de construir una sociedad sin unos y otros, sin explotadores ni explotados, sin arriba ni abajo; donde la solidaridad, la cooperación mutua, la democracia real y participativa, el amor y la paz, sean el motor que nos impulse y nos ayude a parir las mujeres y los hombres nuevos.

La tele/1.

La tele/1. Cuando yo era pibe, la tele nos vendía un mundo de ficción, casi perfecto. Con el tiempo, los mercaderes de la pantalla aprendieron que el morbo, el miedo, el caos, también son redituables. Empezaron a transmitirnos secuestros, saqueos, robos, toma de rehenes, asesinatos y otras yerbas, en vivo, en directo y en simultáneo. La tele de hoy, sigue mostrándonos el modelo de vida capitalista. El consumo asociado al confort, a la juventud eterna y su ideal de belleza: mujeres y hombres flacos, jóvenes, rubios, y occidentales. Pero también el horror: de piel morena y de gorrita, se estereotipa al horror. En el plasma, el LCD, el LED, o en el viejo y querido televisor gordito, conviven sin filtros ni transiciones, la blonda tetona que nos ofrece la vida perfecta en un yogur, con el asaltante, el asesino y el descuartizador. El placer inalcanzable y el miedo insoportable, encerrados en la pantalla. Esta tele, nos invita, por un lado, a tener, tener y tener, y por otro, a temer, temer y temer.

La tele/2. Jonathan era más bueno que el pan, en su vida había tocado lo ajeno, pero aquella noche del 8 de diciembre, la cosa era diferente, sus amigos iban para el centro decididos a todo, el que se quedaba era un sonso, la propia policía había invitado a saquear. El Jona, pegó el golpe en la vidriera, manoteó el plasma y salió corriendo. -Se lo regalé a mi vieja- contó con entusiasmo a sus amigos- ella nunca tuvo teleagregó. Al día siguiente, María, la mamá del Jona, miraba sorprendida, temerosa, horrorizada, como la tele transmitía los saqueos.

Identidad/2.

Manuel, el cura párroco, se levantó aquel día a las seis en punto. Como siempre, se tomó unos mates, repitió los rezos de todas las mañanas, e hizo sonar las campanas de la parroquia para anunciar la misa de las siete. Grande fue la sorpresa del sacerdote, cuando al abrir las puertas de la iglesia vio en el muro de enfrente, la imagen gigante de una vagina prolijamente pintada. El párroco se persignó, volvió a rezar apuradito, salió corriendo hacia el teléfono y llamó a dos o tres jóvenes de los que habitualmente ayudan en las misas. A la media hora, el propio cura y sus colaboradores tapaban prolijamente la imagen genital que hasta ese momento, se erguía heroica en el muro del otro lado de la calle. El viejo José, el vecino que vivía pegadito a la iglesia, y que siempre se despertaba con las campanadas, miraba casi con indiferencia mientras tomaba unos mates sentado en la vereda. En el sermón de ese día, el padre hizo alusión a los pecadores que fueron capaces de semejante herejía, y aprovechó la oportunidad para hablar del sexo como parte de aquellas tentaciones que el diablo ofrece a los creyentes, para alejarlos de la buena senda. El resto del día, transcurrió con normalidad en la parroquia y sus alrededores. Pero mucho más grande fue la sorpresa a la mañana siguiente, cuando el cura abrió la puerta y la vagina estaba ahí, más heroica, enhiesta y reluciente que la mañana anterior. -Por Dios- Dijo Manuel refregándose los ojos- no pueden ser tan perversos- agregó. El padre repitió el ritual de la mañana anterior, redobló los rezos y después se aprestó a tapar prolijamente la imagen. El episodio se sucedió a la mañana siguiente, a la otra y así por una semana. El viejo José, viendo como el cura tapaba, mañana por mañana, la imagen pintada en el muro, se sonreía meneando la cabeza y continuaba con su solitaria mateada matinal. El sacerdote decidió quedarse de guardia toda una noche, para descubrir quién o quiénes eran los autores de semejante herejía.

El estupor de Manuel fue indescriptible cuando vio con sus propios ojos como el órgano genital femenino reaparecía solo, como si se tratara de un acto de magia o un efecto de esos que se ve en la televisión, la vagina se iba iluminando y a lo largo de unos minutos reaparecía en su plenitud. ¡Dios mío!- Exclamó una vez más el cura- Es cosa del diablo- afirmó. En los días siguientes, el sacerdote consultó a todo experto del pueblo que le pudiera dar una respuesta. Desfilaron por delante del muro el comisario, el farmacéutico, el dueño de la pinturería, una curandera, y el presidente de la Sociedad Rural. Las hipótesis fueron varias, que la cal con la que blanqueaban el muro estaba vencida, que la pintura de la vagina era especial y por eso volvía a aparecer, que le habían hecho un gualicho, que una célula subversiva se había instalado en el pueblo, que se trataba de un efecto sofisticado generado con alguna nueva tecnología traída de la capital, etc., etc., etc. Probaron de todo, distintos tipos de pintura, guardias permanentes de la policía, un cura amigo de Manuel venido de otro pueblo especializado en contrarrestar magia negra, una cámara traída de Buenos Aires, capaz de filmar en HD y reproducir cuadro por cuadro la aparición de la imagen a los efectos de estudiar cuidadosamente donde estaba el truco; pero nada, la vagina seguía apareciendo como todos los días. La noticia corrió como reguero de pólvora, y una mañana, el móvil de un canal capitalino, comenzó a transmitir en directo desde la puerta misma de la parroquia. El pueblo entero era un alboroto, la vereda de la iglesia estaba permanentemente cubierta por una multitud, y hasta el viejo José debió tomar sus mates detrás del muro de su casa, para no ser empujado o pisoteado por los curiosos que invadían la cuadra. Un grupo de fieles venidos de otra localidad, llegó a sostener que estábamos en presencia de un milagro y trajeron un médico para comprobar que se trataba de la mismísima vagina de la virgen María. El cura Manuel se enojó muchísimo y descartó de plano esta hipótesis -se trata, más bien, de una obra de satanás- dijo, dirigiéndose a una de las cámaras. La asociación de mujeres cristianas del pueblo, organizó una marcha de antorchas que desfilaba todas las tardes de frente a la iglesia, y dándole la espalda al muro, exigiéndole al gobierno que tome cartas en el asunto. Al poco tiempo, las noticias de la farándula venidas de la costa, y una inundación en el norte, distrajeron la atención de las cámaras y por consiguiente de la audiencia televisiva, que rápidamente se olvidó del tema.

Los vecinos del pueblo se acostumbraron a vivir con la vagina omnipresente en el muro, las señoras optaron por persignarse y bajar la cabeza a manera de repudio, el cura no dejó ni un día de rezar para que la imagen desaparezca, experimentar exorcismos, y despotricar contra del pecado carnal, las perversiones sexuales, y las exhibiciones obscenas que las mujeres hacen por la televisión. Yo, siempre pensé que el viejo José sabía algo más, e incluso en algún momento imaginé que él mismo era el autor, o al menos el cómplice, del fenómeno pictórico. Aquella mañana, el anciano tomaba mate en la vereda, la tranquilidad había vuelto casi por completo, solo un par de turistas alemanes se fotografiaba al lado de la vagina, y un puñadito de chicos le tiraba piedras para ver quién la embocaba en el clítoris. Me senté al lado de don José y cabeceé hacia el muro de enfrente como pidiéndole opinión. El viejo me miró fijamente, estiró su mano para convidarme un mate, meneó la cabeza y me dijo sonriendo: -¡Es al pedo! Ese muro, se ha emperrado en convertirse en pared.

El brindis. 31 de diciembre de 1958.

Darwin Martinez, era apenas un niño de unos diez años, cuando aquella noche, en un pueblo perdido, brindaba con su madre y sus hermanitos por un país con educación, salud, trabajo, vivienda, dignidad y por un mundo mejor. Al día siguiente, como si fuera un sueño hecho realidad, Darwin se despertaba con la noticia de que un grupo de barbudos, llegaba al gobierno de su país para concretar los deseos de su brindis. Cincuenta y cinco años después, el sueño de aquel hombre y sus hermanitos, como el de millones de cubanos, sigue siendo realidad. Cuba, contradictoria, compleja, imperfecta –como toda sociedad- se sigue manteniendo digna, muy digna, vivita y coleando, pese al bloqueo, el boicot y las injurias. Ahí está, orgullosa, con sus escuelas, sus médicos, sus casitas y su gente, presuntuosa de su revolución bonita. Darwin, hecho un hombre, todavía recuerda aquel fin de año, y cada 31 de diciembre, levanta su copa pidiendo que los hombres y mujeres del mundo todo puedan, como él, hacer realidad sus sueños.

La tele/3. Febrero de 1964. Los años cincuenta, habían sido gloriosos para la música de los EEUU y de todo el mundo, el Rock and Roll había nacido y se quedaría para siempre. Sin embargo, a principios de los sesentas, las cosas cambiaron abruptamente, y estaban particularmente difíciles en aquel nórdico invierno del 64. No quedan dudas de que hasta entonces, Elvis Presley, era la más popular estrella del rock, pero hacia un tiempo que El Rey, había desaparecido de los escenarios y comenzaba su decadencia. Tampoco quedan dudas de que, Little Richard, fue uno de los inventores de aquel ritmo frenético que hacía delirar a los jóvenes del mundo, pero el Speed King era negro, cosa difícil para los EEUU de esos tiempos, y de estos; y para colmo, acusado de tener relaciones con una menor. Chuck Berry, el otro arquitecto negro del Rock, salía de estar preso por una causa de tráfico de menores con fines sexuales. Unos meses antes había sido asesinado el mismísimo Presidente Kennedy, y se podría decir, que en el imperio, el horno no estaba para bollos. Nueva York, había tenido durante el último año una de las tasas de asesinatos más altas de su historia. Pero aquel domingo nueve de febrero de 1964, las cosas serían distintas: -Señoras y señores, The Beatles- dijo Ed Sullivan, ocupando el centro de la pantalla de los televisores de 73 millones de estadounidenses. The Ed Sullivan Show, era desde hacía tiempo un programa popular, pero nadie hubiera imaginado lo que sucedería aquella noche. -Cierra los ojos y te besaré, mañana te echaré de menos…- comenzaron a cantar los cuatro melenudos de Liverpool y parece que millones de personas les hubiesen obedecido mágicamente. Esa madrugada el índice de delitos violentos en Nueva York fue mucho menor y George Harrison declaró un tiempo después a una revista: - "Incluso los criminales se quedaron en casa esa noche"-

Pequeñas palabras para un gigante. Es muy claro que está vivo y es gigante. Los golpistas no son sonsos, no se esfuerzan en matar a un muerto. Esos mismos que negaban su estatura, hoy nos dicen que no estamos a su altura. Pero, sabe, los pequeños somos muchos, y entre todos gambeteamos a la parca. Y gritamos, contra el viento del imperio: ¡Está vivo Comandante, y es gigante!

De la vida y la muerte/1. Ayer, pasado, mañana digo quizás para no decir ni si, ni no, ni fuego, ni bandera ni te mato, ni me muero, ni siquiera. ♪3 Hace más de una década el entrañable trovador cubano Santiago Feliú y el atorrante poeta español Joaquín Sabina, escribieron en yunta estos hermosos versos donde la vida y la muerte juguetean con la rima. Por entonces, ni el uno ni el otro podía imaginar, o quizás sí, que el 12 de febrero de 2014, el joven corazón de Santiago dejaría de latir, justo el mismísimo día que el maltratado hígado de Joaquín, comenzaba a festejar su cumpleaños número 65.

Ayer, pasado, mañana (Joaquín Sabina - Santiago Feliú).

3

De la vida y la muerte/2 -¡Dispara, cobarde, sólo vas a matar a un hombre!Dicen que dijo el Che, ante la presencia de su verdugo.

De la vida y la muerte/3 Paraguay. Domingo 22 de septiembre de 1850. Con 86 años, postrado en su cama, sin enfermedad alguna, pero gastado por los sueños, las luchas, los triunfos, las traiciones, las derrotas y las decepciones, don José Artigas, sabedor de la vida y de la muerte, pronunciaba las que serían sus últimas palabras: - ¡Yo no debo morir en la cama, sino montado sobre mi caballo. Traigan al Morito

que voy a montarlo! El lunes 23, el negro Joaquín veía con espanto como Artigas moría en silencio, con sus pelos revueltos, su mentón más afinado que nunca y la vista perdida, como si intentara ver o recordar a aquella su Banda Oriental, ese pedacito de tierra que él había soñado provincia de la Patria Grande y que el imperialismo británico y sus socios montevideanos y porteños, habían convertido en paisito.

Breve lección de física cuántica. Si todos los mundos están en el universo, si todo puede ser y no ser a la misma vez, si existen universos paralelos, si las cosas son lo que son desde el momento que las percibimos, podríamos decir que en una cancha de fútbol ya están todas las jugadas, todos los movimientos posibles de los jugadores y de la pelota. El gol es gol, en tanto una circunstancia azarosa permita combinar esas jugadas ya existentes, y alguien, a su vez, pueda verlas. Aquel 22 de junio del 86, justo en el minuto 55 del partido, un pibe negrito y retacón, criado en Villa Fiorito, fue capaz de ordenar los protones, neutrones y electrones y hasta los mismísimos quarks. El mundo atómico no se comporta como esperamos. Aquella combinación, estaba en contra de toda intuición, contra toda lógica que respondiera a las leyes de la física tradicional. Por suerte, había alguien para contarlo: -La va a tocar para Diego, ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial, deja el tendal y va a tocar para Burruchaga... ¡Siempre Maradona! ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta... Gooooool... Gooooool... ¡Quiero llorar! ¡Dios Santo, viva el fútbol! ¡Golaaazooo! ¡Diegoooool! ¡Maradona! Es para llorar, perdónenme... Maradona, en recorrida memorable, en la jugada de todos los tiempos... Barrilete cósmico... ¿De qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina? Argentina 2 - Inglaterra 0. Diegol, Diegol, Diego Armando Maradona... Gracias Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas, por este Argentina 2 - Inglaterra 0.4

4

Relato radial de Víctor Hugo Morales.

Breves consejos para entender gobiernos. Un viejo marxista, me dijo una vez que un gobierno no es de izquierda o de derecha por lo que dice o deja de decir, sino por lo que hace o deja de hacer. No es de izquierda o derecha por las banderas que levanta (aunque esas banderas tengan un entrañable valor simbólico), sino por los intereses que defiende. Si las medidas objetivas (concretas) que ese gobierno toma son en beneficio de los trabajadores: es de izquierda. Si benefician a los patrones, a los grandes grupos económicos, a los organismos financieros internacionales: es de derecha. También me dijo que cuando un gobierno elige un gabinete, debemos mirar tres cosas: El vicepresidente, porque generalmente da cuenta de una política de alianzas. Si es un trabajador, es probable que ese gobierno sea de izquierda; si es un tecnócrata, un empresario, o un político proveniente de algún partido tradicional que prestó sus votos, es seguro que ese gobierno será de derecha. El ministro de economía, porque ahí mismito está la cosa, ahí se define concretamente, si un gobierno es de derecha o de izquierda. Y el ministro de educación. Si éste entiende que la escuela debe ser un lugar digno, liberador, contenedor, universal y gratuito, es de izquierda. Si cree que es un gasto, es de derecha. -¡Un poco lineal! Me dije para mis adentros. El tiempo me enseñó que el viejo marxista, no estaba tan errado.

La isla de la buena memoria. Abril de 1982. La charla era amena y cordial, Margaret Thatcher agradecía sin parar al Secretario de Estado del gobierno Yanqui, Alexander Haig, por la información de inteligencia que el vocero del imperio les estaba aportando en la guerra de Malvinas. No quedaban dudas, EE UU estaba con Inglaterra. Mientras tanto, Manuel Piñeiro Losada, el enviado del gobierno cubano de Fidel Castro, recorría los países latinoamericanos tratando de explicarles a nuestros hermanos que Galtieri no era santo de su devoción, pero el sentimiento latinoamericanista y antiimperialista, obligaba a su gobierno a solidarizarse con la Argentina. No quedaban dudas, Cuba apoyaba a nuestro pueblo.

La tele/4. Esa jornada, los informativos nos vendieron en pequeñas cuotas la misma noticia durante todo el día. La primicia del linchamiento a la mañana. Los titulares que se reiteraban una y otra vez. La repetición en la edición del mediodía. Los debates sobre el linchamiento en los programas de la tarde. Las imágenes inéditas del linchado, el testimonio de los linchadores, las declaraciones de un vecino que vio como los linchadores linchaban, el de otro señor que vio como el vecino miraba como los linchadores linchaban, y así hasta el hartazgo. A la nochecita una vecina me comentó: -Hoy sí que lincharon a muchos. ¿No?

Ojo por ojo. Robó (o dicen que robó). Vinieron veinte y lo lincharon. Vinieron cuarenta a linchar a esos veinte, para vengar al muerto. Luego vinieron ochenta, para vengar a los veinte. Los vengadores se transformaron en cientos, y los vengadores de los vengadores, en miles. Ya nadie recordaba el origen, la venganza era venganza, por la venganza misma.

Prejuicios. Promediaba la década del sesenta del siglo que pasó, cuando La Joven Guardia, uno de los grupos pioneros del Rock Argentino, intentaba grabar su canción El extraño del Pelo Largo en el sello discográfico multinacional Columbia Broadcasting System, más conocido como CBS. Una vez contó Félix Pando, uno de los integrantes de la banda, que alguien de la empresa rechazó editarles el tema, argumentando que "no se decía pelo, sino cabello". Un tiempo después, lograron grabarlo en otra discográfica. En tres años vendieron 1.800.000 copias. Los tiempos cambiaron, pero lamentablemente, sigue habiendo quienes piensan que no se dice pelo, sino cabello.

Cien años de soledad. Aquel caluroso jueves de abril, el sol hubiera partido la tierra de las polvorientas calles de Macondo, si no fuera por una nube de mariposas amarillas que cubría por completo el cielo. Una gota de sal corrió por la mejilla de Meme y se convirtió en hielo antes de tocar el suelo. Un trueno pareció partir el mundo por la mitad. Las mariposas desaparecieron en un fugaz pero ruidoso aleteo. La tierra de las calles se convirtió rápidamente en barro, al cabo de unos minutos todo era una ciénaga, el agua derritió el hielo que se había formado con la lágrima de Renata Remedios. Gabriel, el inventor de las palabras, había muerto. La lluvia de Macondo duraría cien años.

Los sueños /2. Mientras usted recorría estas páginas, habrá visto sobrevolar los sueños, aquellos sueños, nuestros sueños. La dignidad, la identidad, la escuela liberadora, la patria grande, la emancipación de los pueblos, el respeto a la diversidad, la igualdad, y la justicia social, habrán rozado su corazón. Usted puede cerrar este libro y no volver abrirlo, pero ni por asomo podrá encerrar los sueños; ellos reaparecerán una y otra vez, estarán en la memoria colectiva, volarán por ahí… hasta que algún día… los olvidados, los oprimidos, los negados del mundo, podamos atraparlos, hacerlos nuestros y concretarlos.

Índice de sueños, pesadillas y otras yerbas: Los sueños /1…………………………………………………………………. Currículum oculto…………………………………………………………….. Los nombres/ I……………………………………………………………….. El olor de los libros………………………………………………………….. ¿Civilización o Barbarie?.............................................................................. Las apariencias………………………………………………………………. La importancia de nombrarse……………………………………………….. Machistas/1…………………………….……………………………………. Manuel Simón. El sentido de la escuela……………………………………... Mi propio credo……………………………………………………….….…. Verdades……………………………………………………………………. Machistas/2…………………………………………………………………. Ellos……………………………………………………………………..….. La fama es puro cuento……………………………………………………... Venceremos………………………………………………………….....…… Cada cual atiende su juego…………………………………………………. El baile de la gambeta………………………………………………………. Breve manual de instrucciones para desinformar al pueblo……………….. La Gaceta…………………………………………………………………... Los dos Che……………………………………………………………………….. Los nombres/2……………………………………………………………..

Identidad/1……………………………………………………………….. Hay amores que matan…………………………………………………... El piropo…………………………………………………………………. 1964 (el origen del mundo)………………………………………………. Dolores…………………………………………………………………... Celebraciones………………………………………………………….... El amor en los tiempos de la plusvalía…………………………………. Las fronteras……………………………………………………………. La moraleja del ladrón y el policía........................................................ La tele/1………………………………………………………………… La tele/2……………………………………………………………….. Identidad/2………………………………………………………..……. El brindis……………………………………………………………….. La tele/3……………………………………………………………….. Pequeñas palabras para un gigante……………………………………… De la vida y la muerte/1………………………………………………… De la vida y la muerte/2………………………………………………… De la vida y la muerte/3………………………………………………… Breve lección de física cuántica………………………………………… Breves consejos para entender gobiernos……………………………… La isla de la buena memoria…………………………………………… La tele/4………………………………………………………………. Ojo por ojo……………………………………………………………..

Prejuicios................................................................................................. Cien años de soledad…………………………………………………… Los sueños /2……………………………………………………………

Juan Menoni Concordia (E.R.) 1964. Es Profesor de Historia y Diplomado en Educación Imágenes y Medios. Docente, escritor, realizador audiovisual. Autor de: -Crónicas de Ayer, Hoy y Mañana. Contramanual de Ciencias Sociales. Panza Verde. 2012. -Próceres sin bronce. Contramanual de historia de la Patria Grande. Panza Verde. 2013. [email protected] http://juanrmenoni.wix.com/libros Juan Menoni

Mario Franco. Concordia (E.R) 1979. Artista plástico. Pintor. Participó también como ilustrador de: - Crónicas de Ayer, Hoy y Mañana. Contramanual de Ciencias Sociales. Panza Verde. 2012. -Próceres sin bronce. Contramanual de historia de la Patria Grande. Panza Verde. 2013.

[email protected] www.flickr.com/photos/mariofranco