espectáculos | 7
| Sábado 25 de enero de 2014
El actor llevó Una relación pornográfica a Mar del Plata; desde allí habla de Almodóvar, el Emmy y su visión de la actualidad
Darío Grandinetti. “He tratado de ser coherente con lo que digo y lo que hago” Textos Laura Ventura | Fotos Mauro Rizzi
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abla entretenido mientras posa en una escalera. El fotógrafo le pide a Darío Grandinetti unos segundos de silencio para que salga bien en las tomas. Amable, explica las modificaciones que se realizaron en la escenografía de Una relación pornográfica en su traslado desde la porteña avenida Corrientes hasta su homónima, en Mar del Plata. Junto a Cecilia Roth, dirigidos por Javier Daulte, llevan más de un año con Una relación pornográfica, de Philippe Blasband, una particular historia de amor entre un hombre y una mujer que se conocen por medio de un anuncio donde ella propone un encuentro casual. Ninguno sabe nada del otro, ni siquiera su nombre: “El texto se plantea hasta cuándo podés sostener en el tiempo una relación sin poner nada más que el cuerpo. Si se mantiene, es porque empieza a haber algo más que físico”. – Daulte te volvió a convocar. ¿Cómo es la sociedad que construyeron? –Seguramente lo próximo que haga en teatro será con él, porque esta obra tiene aún vida por delante. Es importante trabajar con un director que confía en que los actores somos seres pensantes. A veces te enfrentás a gente que piensa que el actor está sólo para obedecer o que teme que los actores le roben el rol. –¿En qué cambió tu personaje desde el estreno hasta hoy? –Nadie sabe más del personaje que el actor. Incluso los grandes autores de teatro saben que la cosa a veces se les va de las manos. De tanto recorrer el personaje, uno comienza a apropiarse de él.
–¿Tenés registro en escena de lo que le pasa al público? –La gente se divierte. Le resultan simpáticas algunas cosas. Pero hay un momento donde los personajes comienzan a hablar de los que les pasa y el silencio es muy gráfico, elocuente, y ahí siento que están muy enganchados con la historia. –Hablabas en una entrevista de los actores académicos y de los cerebrales, dentro de los cuales estás vos. ¿Alguna vez te pidieron un título? –Quise decir que no tengo una formación académica. He tomado clases muy poco tiempo con grandes maestros y no me atrevo a nombrarlos, a chapear. No fui al conservatorio ni soy de la escuela de Alezzo, Gandolfo o Fernández. Pero sí he trabajado mucho en cosas muy disímiles, con distinto tipo de actores. Gente muy talentosa. Puedo decir que creo que con el único grande con el que no trabajé fue con Alfredo Alcón. Almodóvar y la coherencia Este año, Grandinetti estrenará Relatos salvajes, el regreso al cine de Damián Szifron, quien reunió a un dream team de intérpretes, entre los que se cuentan a Ricardo Darín, Oscar Martínez y Leonardo Sbaraglia. Actor inmenso, obtuvo premios intangibles (como la nacionalidad española por carta de naturaleza) y otros más publicitados, como el Emmy Internacional por su trabajo en Televisión x la inclusión. “Le pedí permiso a Javier [Daulte] para ir a Nueva York porque estábamos ensayando. Cuando se lo dieron a Cristina Banegas, me puse feliz y pensé que no lo iba a ganar. Los premios son muy relativos: ganar-
los no significa ser el mejor de nada y no ganarlos no significa perder”. –Lograste el sueño de muchos, trabajar con Pedro Almodóvar en Hable con ella, que es su película favorita. –No fantaseé jamás trabajar con él. Cuando me dijeron que estaba pensando en mí, creí que era broma. Cuando lo conocí me sorprendió su preocupación porque el cuentito se entendiera. Me hizo sentir que era un compañero más de trabajo. Ama a los actores. Me pedía que opinara, que dijera lo que pensaba. En ese sentido, fue decepcionante haberlo conocido, porque es un tipo más normal de lo que se piensa.
–¿Qué le dio a tu carrera haber trabajado con él? –Recorrí varios lugares con la película y vi en la cara de actores estrellas lo que significa Almodóvar. Me preguntaba John Turturro cómo era filmar con él. Lo lógico es que yo le preguntara a él cómo es filmar con los Coen, pero no. –¿Y el Emmy? –Filmar con Amodóvar me dio algo que ni el Emmy me dio. Pero en cuanto a este premio, lo importante es haber hecho un programa que trata sobre derechos humanos, que en este país es cuestión de Estado. –¿Cómo vivís la designación de César Milani como jefe del Ejército?
–No tengo muy en claro cuáles son las cosas que se le imputan. Creo que no hay pruebas. –Hubo impugnaciones… [del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) por la presunta vinculación de Milani con la represión ilegal durante la última dictadura militar]. –En ese caso debo decir que me falta información. Esto no es perfecto. Habrá que revisar lo que se tenga que revisar. Lo único que se puede hacer al respecto es que esas personas vayan presas, si así tiene que ser. Lo que sí percibo es que detrás de estas críticas vaya para atrás todo el modelo. –¿A los actores les juega en contra
Un quebracho disciplinado Pudoroso con los halagos, se sorprende de que sus colegas ponderen tanto su trabajo y reacciona incrédulo ante estas opiniones. “Es de esas personas que te hacen amigar con la profesión”, dice Javier Daulte, prolífico realizador y dramaturgo. Grandinetti y Daulte se conocieron en 1997 cuando el primero, junto a Alejandro Tantanian, escribía los libretos de Fiscales. “Además de ser
un excelente actor y mejor persona, Darío es un artista sumamente disciplinado, que nunca va a echar culpas afuera por las dificultades que pueda tener con su trabajo. Eso lo ennoblece y permite ir a fondo con lo que se le pide. Pero él, lejos de obedecer sumisamente, incorpora lo que como director se le dice y trabaja hasta lograr hacer propio eso que le dijo «alguien de afuera»”.
Quebracho. Con esta palabra coincidían Arana y Marrale hace un tiempo, en el estreno de Mineros, para referirse a su compañero. “Es siempre la sensatez. Siempre tiene razón y por eso lo admiro. Es mitad sesos y mitad quebracho”, decía el primero; “Es brillante y nunca especula: dice lo que siente. Es un quebracho: sin vueltas, pero siempre da calor”, acotaba Marrale.
hablar en política? –Me gusta hablar de política. Pareciera que los actores sólo podemos hacer públicas nuestras miserias. ¿No? Eso no está mal visto. A la gente le parece bien que los actores vayan a los programas de TV a contar con quiénes se acuestan, con quién se levantan, quién se enfermó, quién se les murió, las propiedades, «mirá qué genial que soy que meto un millón de espectadores». A mí me gusta también hablar de la realidad y decir que la gente antes se cagaba de hambre y ahora menos. Hace 12 años me quería ir del país. Tenía trabajo en España. –¿Hoy tenés propuestas en España? –Ahora está difícil la situación con la crisis. –¿Te podés definir como actor? –Es un oficio. Mi técnica es ser curioso y sentir que no sé nada, que lo que aprendí no es suficiente. Sí he tratado de ser coherente con lo que digo y hago. No es fácil. Por eso les agradezco mucho a Néstor y a Cristina Kirchner, porque pensé que ni mis nietos iban a ver esto: mucha gente con trabajo. Y porque, lo podés poner tal cual, la gente me chupa un huevo. Lo que sí me importaría es que mis hijos no me cuestionen algún día. Pienso mucho en ellos. Por eso quiero ser coherente.ß