DAD A CESAR LO QUE ES DE CESAR Por Arlina Cantú Lectura: Mateo 22:15-22 Cita bíblica: “Le dijeron: de César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios”. Mateo 22:21 La ley fiscal de la ciudad fronteriza donde resido, al igual que la de todo el país, establece que los tres primeros meses del año son el plazo para el pago de los impuestos que origina el ser propietario de un vehículo. Y Dios me ha concedido tener uno. Procuro siempre cumplir a tiempo con esa obligación. Sin embargo, el año pasado, con desagradable sorpresa, me di cuenta de que estando atareada con muchas otras cosas dejé pasar el tiempo sin darme cuenta. Cuando me percaté de la fecha, faltaban escasos tres días y las filas eran enormes, precisamente, porque la fecha llegaba a su fin. Busqué, sin encontrar, a alguien que quisiera hacer el trámite en mi lugar para evitar aquella pérdida de tiempo. Me atreví, en el colmo de mi prisa, a acudir a uno de los jóvenes de mi iglesia y le pedí que me auxiliara haciendo el trámite. Cuando el chico se negó porque su horario de clase se lo impedía, sentí una vergüenza tan grande por haber quedado en evidencia mi proceder como cristiana y como ciudadana. Hubo quien me ofreció que con una gratificación podría hacerse el trámite sin tener que formar parte de una larga fila. También me sugirieron que podía dejar vencer el plazo y después pagar los famosos recargos que siempre son el adorno de los ciudadanos morosos. Y fue cuando el Señor me mostró lo frágil que puede ser nuestra presunción de cristianos frente al hecho del incumplimiento de un mandato gubernamental. Me dejó ver con qué frecuencia los cristianos nos dejamos llevar “por el montón” y posponemos nuestra obediencia, cuando deberíamos ser los primeros en seguir el ejemplo del Señor Jesús de “dar a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios”. Lo que más pesaba en mi espíritu era pensar que alguno de mis hermanos en la fe pudiera verme en la fila bancaria porque mi testimonio no sería nada edificante. Finalmente me impuse la tarea de hacer fila para el trámite y enfrentar la vergüenza de mi incumplimiento. Y como lección para que no vuelva yo a olvidar mis deberes, hice fila en un banco y cuando se llegó la hora del trámite, salió un hombre y anunció que las placas en esa institución se habían terminado. Tomé mi coche y enfilé rumbo a otra institución bancaria y después de hacer fila detrás de treinta personas, llegué a la ventanilla y conseguí mi objetivo. Oré al Señor y él me escuchó y como muestra de su perdón a mi falta, me concedió hacer el trámite con relativa facilidad. En adelante, intentaré ser fiel a mi Dios y a mi gobierno. Oremos:- Por los ciudadanos morosos en el cumplimiento de sus deberes fiscales.

Señor, en el nombre poderoso de Jesús, te rogamos que mires con ojos de piedad a todas aquellas personas que descuidan sus deberes para con nuestro gobierno. Amén. Usado con permiso

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