Criminalidad y cobardía

10 dic. 2009 - nos lleva a la anarquía. El Estado es un instrumento para conservar el poder K. La sociedad tiene la sensación de habitar un país invivible ...
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NOTAS

Jueves 10 de diciembre de 2009

I

LA INACCION DE LAS AUTORIDADES ANTE LA FALTA DE SEGURIDAD

El Día de los Derechos Humanos

CIRCO CRIOLLO

Euforia y prudencia DANIEL DELLA COSTA

L

E

Por ese camino empiezan a creer que el orden es umbral de fascismo y la anarquía, saludable expresión de libertad. No imaginan que democracia implica un riguroso orden. Sin orden como primer valor, la democracia naufraga inexorablemente. Sea democracia socialista u organización liberal de la comunidad. Hace tiempo que la Argentina se arriesga a vivir más cerca del surrealismo que de la realidad. ¿Será una diversión gratuita o se pagará muy caro, en la medida en que el sector más humilde es el más golpeado por el irrealismo sentimental de los asesinos derrotados? ¿Qué hacer? ¿Qué cantidad de poder tendrá que tener el futuro gobierno democrático después de la demolición institucional de los K y la anarquización, desjerarquización e indisciplina que van de la misma familia al colegio, a la universidad, y que cubre tantos aspectos de la vida comunitaria? © LA NACION

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El autor es secretario de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Criminalidad y cobardía Continuación de la Pág. 1, Col. 2 y la policía, como vengándose de los años setenta, cuando una minoría se alzó contra el Estado para imponer una revolución socialguevarista, ajena y aislada ante la inmensa mayoría, empezando por el mismo Perón, los sindicatos y los partidos tradicionales. Sin embargo, con persistencia gramsciana, los guerrilleros que rodean a los K –aunque ya estaban generosamente indemnizados por sus derrotas de los 70– lograron afirmar la tarea de demoler a las Fuerzas Armadas, lograr que los policías se sientan más amenazados e inhibidos en la tarea represiva que los delincuentes en su agresión y que la Justicia se ausente en este momento de crisis, sin reaccionar con urgencia ante la criminalidad reincidente y concediendo excarcelaciones a una gran cantidad de menores, incluso en casos de asesinato o uso de armas. Algunos miembros de la Corte deben creer que son niños equivocados y con

Muchos “garantistas” pagaron su lujo humanista con los cadáveres humanísimos de muchos ciudadanos honestos animus iocandi. El Poder Judicial parece refugiado y silencioso, pese a la tormenta con la que la mala política del Poder Ejecutivo arrasa con los principios básicos del derecho. En estos años, el olvido constitucional nos lleva a la anarquía. El Estado es un instrumento para conservar el poder K. La sociedad tiene la sensación de habitar un país invivible, con una corrupción que nos ubica más bien por debajo de los cien países más corruptos del planeta. Los K nos llevaron tan lejos que ya nadie quiere hablar con claridad y coraje del camino de retorno indispensable que la Argentina tendrá que transitar, tarde o temprano. Muchos “garantistas” pagaron su lujo humanista con los cadáveres humanísimos de ciudadanos honestos acribillados delante mismo de sus hijos o padres, mujeres violadas y decenas de policías que mueren sin afecto oficial ni el respeto debido a su

profesión imprescindible y peligrosa. Es curioso que, en la desnaturalización idiomática que viven los argentinos, los mismos dirigentes de la oposición hablen a media lengua y se fuguen hacia la prevención educativa, la recuperación del joven delincuente y la inclusión social. Son escamoteadores del tema, que se refugian en la indispensable acción recuperatoria, rehuyendo la batalla central. Mientras ellos quedan bien con la sociología indiscutible y omiten hablar de armas y medios de acción inmediato, todos los días nos revuelve y convulsiona la noticia del comerciante, padre, estudiante, baleado a mansalva por el asesino-joven (no el niño-asesino, porque cuando se asesina disparando sobre alguien indefenso, a los 14 o 16 años, no hay niño que valga, la entidad “asesino” prevalece sobre la edad biológica). Tal el caso del joven estudiante de Tigre que muere con un balazo en la cara en brazos de su desolada madre. ¿Cómo la Presidenta no tomó inmediatamente su helicóptero hacia esa madre para llevar consuelo y compromiso? Hoy el vandalismo, el piqueterismo politizado y la protesta de tantos desamparados se derraman por las calles con su perfil agresivo. El oficialismo culpable y la mayoría de susurrantes opositores no estuvieron a la altura de la batalla que exige el orden público en un país crispado y conflictivo, donde nunca existió una cultura de respeto ciudadano. El Gobierno empieza a padecer lo que sembró. Tal vez, al ex presidente Néstor Kirchner le espera el destino cómico de ser en sus finales políticos el restaurador de las leyes y del orden… La policía sale a la calle mal equipada. En algunas esquinas del conurbano, hay autos policiales estacionados sin agentes en su interior, como espantapájaros irrisorios. No tienen armamento ni la convicción de ser el brazo armado del Estado, como lo siente cualquier policía del mundo, desde Pekín hasta Nueva York. El oficial del grupo Halcón que murió con un balazo en la cara sabía que el delincuente que trataban de detener estaba armado. En efecto, éste se resistió. La policía no actuó con todo su poder y pagó con la muerte de un jefe. Este es apenas un ejemplo de esa inhibición previa que le impide actuar como toda policía en su tarea normal y ancestral. El

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A política acaparó los titulares de los últimos días. Evo aplastó en las presidenciales de Bolivia; Passarella ganó por apenas seis votos en las presidenciales de Ríver. Pero acaso más importante que todo eso y mal que les pese a los puesteros de La Salada y a los hinchas millonarios, fue el bofetón que recibiera el hombre de la mirada ambigua en Diputados. Es que, a partir de allí, un frío de muerte comenzó a estremecer sus filas. Hasta el punto que más de uno, que incluye a primeras espadas, amigos entrañables, compinches de negocios e incondicionales del PJ, habrían comenzado a preguntarse a sí mismos, pero también a la patrona y a la amiguita pulposa: ¿Qué hago? ¿Me quedo con el loco con la esperanza de que se le ocurra algo y zafemos? ¿O comienzo a llamar a mis amigos radichetas y pirunchos y les pido que me hagan un lugarcito en las candidaturas para 2011, así no tengo que volver a atender el mercadito ni cambiar el Audi por un Dodge 1500? Pero pasada la euforia y el fruncimiento, propios de los recientes episodios políticos, lo menos que puede decirse es que los adversarios de los K están regando la planta equivocada. Porque proponer un caceroleo general como respuesta a eventuales vetos presidenciales ya se prestaba para que desde la Jaula Rosada se dijera, como se dijo, que se estaban agitando vientos destituyentes. Y el segundo bombazo contra el pase natural y progresivo de las filas del oficialismo a las de la oposición lo acaba de dar, cuándo no, el radicalismo. Porque este fluir, aún en suspenso, desde las filas K a las de la contra está supeditado a dos cosas. Una, a que en las filas oficialistas se extinga la última esperanza de que el presidente matrimonial es aún capaz de extraer un as, aunque sea trucho, de la manga, o una maxiBanelco, y que los adversarios pasen, así, de ser mayoría a convertirse en un puñadito de intratables. Y la otra es que los desertores en potencia tengan la certeza absoluta de que habrán de respetarse las más sagradas reglas de la política criolla. Esto es que, así como ya se ha dado con toda naturalidad en los últimos tiempos, nadie se meta con lo más sagrado que un hombre puede tener, que no es tanto la vieja como la billetera. Y, en consecuencia, que se de por hecho que lo pasado pisado y que, como castigo aleccionador, basta con el remate del petit hotel de María Julia que, como se sabe, no es del palo y, por eso, bien merecido lo tiene. Vale decir, todo lo contrario de lo que acaba de proponer el senador Sanz, quien pretende crear una comisión en el Congreso para investigar los hechos de corrupción cometidos bajo el actual gobierno y acerca de los cuales la Justicia, aparentemente, está haciendo la vista gorda. Justo cuando en las filas kirchneristas nadie aún quiere ser el primero en desertar, pero tampoco quiere ser el cola. Pero así, con esta incertidumbre, seguro que nadie va a dar el primer paso. “Maestro –dijo el reo de la cortada de San Ignacio– reconozcamos que lo de Zanola y ahora también lo de Báez, no ayuda. Lo único que falta es que también se metan con Moyano. Aunque en ese caso –agregó el reo cambiando de expresión– yo les aconsejaría a los opositores que si hacen alguna denuncia contra el camionero, la hagan desde Irak o desde Afganistán. Así van a estar más seguros”.

SANTIAGO A. CANTON L 18 de agosto de 1959, en una reunión de ministros de Relaciones Exteriores de las Américas, en Santiago de Chile, se creó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). En el acta de creación se afirmó que “la armonía de las repúblicas americanas sólo puede ser efectiva en tanto el respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales y el ejercicio de la democracia sean una realidad en el ámbito interno de cada una de ellas”. Durante medio siglo, la defensa de los derechos humanos y del sistema democrático fueron el eje del trabajo de la CIDH. Durante las primeras décadas, cuando gran parte de los países de la región estaban gobernados por dictaduras militares o gobiernos autoritarios, la Comisión fue la única alternativa para miles de personas que buscaban respuesta a las desapariciones, asesinatos y torturas de familiares y amigos. La visita a la Argentina, en 1979, por ejemplo, permitió poner freno a graves violaciones a los derechos humanos y obligó a la dictadura a responder a las denuncias de la Comisión ante el mundo. En la década de los 90, la visita a Perú, durante el gobierno autoritario de Fujimori, facilitó el camino para la transición a la democracia. El aporte más importante que ha dado la CIDH a la región ha sido, precisamente, el fortalecimiento del sistema democrático, promoviendo dos pilares centrales del Estado de Derecho: justicia y libertad de expresión. En el primer caso, mediante el reconocimiento de que hoy las leyes de amnistía por violaciones a los derechos humanos son inaceptables. Las decisiones de la Comisión en casos contra la Argentina, Uruguay, El Salvador, Chile y Perú abrieron una puerta que permitió sentar en el banquillo de los acusados a los responsables de los golpes de Estado y del asesinato y desaparición de miles de personas. En el segundo caso, la derogación de las leyes que sancionan la crítica a funcionarios públicos –desacato– juntamente con la sanción de leyes de acceso a la información están consolidando la democracia, al permitir la crítica de las autoridades sin riesgo de represalias y la transparencia del accionar de los gobernantes. Asimismo, la continuidad de gobiernos democráticos permitió lograr importantes avances, como la modificación de constituciones para evitar la censura previa, la sanción de leyes sobre justicia militar y violencia doméstica, la entrega de tierras a pueblos indígenas y la reapertura de casos para terminar con la impunidad por la brutalidad policial. Indudablemente, en las próximas décadas la Comisión deberá responder aún a más desafíos, como son la pobreza, la contaminación, el impacto del calentamiento global sobre la vida y salud de las personas, entre otros. Para los próximos cincuenta años, la Comisión debe prepararse para responder tanto a estos nuevos desafíos como a aquellos que fueron el eje central del trabajo de la Comisión durante sus primeros años. La lección principal del año del cincuentenario es que nuestros sistemas democráticos aún necesitan fortalecerse. Honduras es un llamado de atención que no podemos ignorar. La democracia y los derechos políticos continúan siendo un aspecto central en la defensa de los derechos humanos. Al celebrar hoy el Día de los Derechos Humanos, está claro que se han logrado avances significativos. Pero la naturaleza progresista de los derechos humanos nos obliga a renovar el espíritu existente en Santiago de Chile hace 50 años, para continuar fortaleciendo nuestras democracias y, como dice la Convención Americana de Derechos Humanos, realizar el ideal del ser humano libre, exento del temor y de la miseria.

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gatillo fácil lo tienen en nuestro país los delincuentes. La recuperación social y moral del delincuente es en todas partes (salvo en la Argentina) un episodio posterior al de desactivar su peligrosidad con la energía suficiente para que el representante del Estado y los ciudadanos o bienes amenazados no corran riesgos. La Argentina piensa mal. En muchos campos, vamos contra la experiencia y el buen sentido. Es el país que llega a la indefensión nacional para castigar a un ejército por hechos de hace cuatro décadas. Es el país que indemniza subrepticiamente a quienes participaron de un alzamiento contra el orden democrático. El mismo partido que ordenó aniquilar ese alzamiento siguiendo el pensamiento de defensa del Estado del propio Perón es el que ordenó indemnizar y exculpar a los subversivos. Muchos argentinos –sobre todo, jóvenes que no vivieron los hechos– recibieron una versión torcida.

La democracia implica un riguroso orden interno. Sin orden como primer valor, el régimen democrático naufraga inexorablemente

Dengue, ambiente y salud ADOLFO SANCHEZ DE LEON

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A combinación de áreas densamente pobladas con problemas estructurales de saneamiento básico y pobreza, con mucha actividad migratoria y con la presencia del mosquito transmisor, hacen del conurbano bonaerense una zona de alto riesgo para la instalación del dengue. Hay consenso en la necesidad de extremar las medidas preventivas para evitar su instalación allí. La cuestión es cómo enfocar este trabajo. Encarar el control y erradicación del dengue en el conurbano bonaerense desde una política sectorial es un error. Si no se lo enfoca desde una perspectiva multisectorial, resultará muy difícil su control, y en cada primavera resucitará el temor. Las causas por las que el vector del dengue, el mosquito aedes aegypti, se encuentra desplazándose cada vez más al Sur tienen que ver con una multiplicidad de factores, la mayoría relacionados con el ambiente. Algunos de los que se han

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enumerado son las deforestaciones masivas, el aumento de la temperatura y la humedad, otras consecuencias del cambio climático, la sojización por el desmonte y el uso de agroquímicos, las urbanizaciones repentinas sin los servicios básicos, las migraciones, la pobreza, etcétera.

Para que la lucha contra el mosquito tenga éxito, no alcanzan medidas en los niveles comunales: hace falta acción integral Pero, además, la principal medida de prevención contra el dengue, el “descacharrado”, la operación consistente en eliminar los cacharros, neumáticos y otros recipientes que pueden servir como criaderos del mosquito, produciría, de realizarse correc-

tamente, toneladas de basura no orgánica “nueva” en el conurbano. Su tratamiento y disposición final, para minimizar el impacto ambiental, no es un tema menor. Los municipios que han encarado seriamente el tema se vieron sorprendidos por la magnitud de la nueva basura por procesar y disponer. Estos municipios no cuentan hoy con la infraestructura necesaria para su reciclado. La disposición final de la basura diaria ya es un problema en el conurbano. A ella se sumarán miles de toneladas adicionales no compactadas ni recicladas. En muchos casos, se generarán nuevos basurales de chatarra a cielo abierto, creándose nuevos criaderos de mosquitos y focos de contaminación. Otra de las medidas que se debe manejar con sumo cuidado es la fumigación de viviendas y aledaños, y requiere también la mirada ambiental para definir con qué plaguicidas y en qué condiciones se fumiga, para minimizar el impacto ambiental y

el riesgo para la salud humana y animal. Que toda esta complejidad recaiga sólo en la posibilidad que tengan las secretarías municipales de Salud es un despropósito. A Salud le corresponden acciones no menores, pero, sin ninguna duda, para que el control del mosquito y la prevención del dengue sea un éxito la clave es el involucramiento de las áreas de ambiente y de desarrollo social, con un enfoque de trabajo multisectorial e interjurisdiccional de todas las estructuras del Estado y una clara decisión política de hacerlo. Sólo en este caso el dengue puede ser controlado. Además, así estaríamos convirtiendo este problema en una excelente oportunidad para encarar de una buena vez la solución al enorme problema que significa el tratamiento y disposición final de la basura inorgánica. © LA NACION Ell autor fue subsecretario de Relaciones Sanitarias e Investigación de la Nación.