Cultura

Domingo 12 de agosto de 2007

LA NACION/Página 25

REPORTAJE DE LA NACION CON ISABEL ALLENDE

“Creo que el tema esencial de mi novela es el gusto por la vida” A fin de mes, saldrá su memoria La suma de los días, diálogo intenso con Paula, su hija muerta en 1992

Isabel Allende, en su casa de California GENTILEZA LORI BARRA

APUNTES

Por Susana Reinoso De la Redacción de LA NACION

Novelas en el mundo La casa de los espíritus, editada en 1982, fue traducida a 27 lenguas. Este año cumple 25 años de publicada. De amor y de sombra (1984), Paula (1994), Hija de la fortuna (1999) y Retrato en sepia (2000) son las más traducidas.

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Cine y literatura La casa de los espíritus fue dirigida por Bille August y se estrenó en 1993, con un elenco encabezado por Jeremy Irons, Glenn Close, Antonio Banderas y Winona Ryder. En 1994 llegó al cine De amor y de sombra, con Antonio Banderas y Jennifer Connelly, dirigida por Betty Kaplan.

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Isabel y las religiones “No pertenezco a ninguna religión organizada, pero tengo una práctica espiritual diaria y respeto las creencias ajenas. Me espanta el auge del fundamentalismo en casi todas las religiones monoteístas. En nombre de las religiones, inventadas por los hombres para controlar a otros hombres y, sobre todo, a las mujeres, se cometen atrocidades.”

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–Escribe unas memorias, Isabel. –A mi familia no le gusta verse expuesta, Carmen. –Si hay que escoger entre contar una historia y ofender a los parientes, cualquier escritor profesional escoge lo primero. Este diálogo sincero y contundente entre Isabel Allende y su agente literaria, la poderosa Carmen Balcells, alumbró La suma de los días (Sudamericana), el reciente libro de la narradora chilena, que se lanzará internacionalmente el 28 de este mes. Esta no es sólo una autobiografía. Es la vida de Allende agitándose sin pausa detrás de la narradora que en los últimos 15 años acometió el oficio de contar, disfrutado por miles de lectores en el mundo. Y es un largo diálogo con Paula, su hija muerta en 1992. El comienzo de La suma de los días es precisamente el final: la muerte de Paula, que la autora registró en una biografía desgarrada. Desde aquellas profundidades emerge este reality book rebosante de anécdotas –divertidas y amargas– que le ocurren a la gente empeñada en vivir. Como escenas de ese relato vital, allí están la desaparición de Jennifer Gordon, la

única hija mujer de Willie, el esposo nor- donde a nadie le importaba un bledo quién teamericano de Allende; su matrimonio; era yo o lo que me podía pasar. Eso me dio la bisexualidad de su ex nuera Celia; las una gran libertad interior. Desde mi primedistancias con su hijo Nico; la infertilidad ra novela, en la que mi familia figura como de su nuera Lori; la adicción a las drogas protagonista, me sentí libre de exponer los duras de los hijos de su marido; los viajes secretos y no me autocensuré. Willie, en por el mundo. Todo matizado con autocrí- cambio, viene de la calle. A los seis años lustraba zapatos en el barrio mexicano de tica, humor y sentido común. La autora lo dice al comienzo del libro: Los Angeles. Cuando lo conocí en la prime“Cada uno de nosotros es el protagonista ra cita me contó sobre sus hijos drogadicde su propia leyenda”. Desde su refugio de tos, sus amores frustrados, sus problemas California, donde vive con su marido y una financieros. Pensé entonces que no buscaba enorme “tribu” familiar integrada por sus impresionarme. Me enamoré de su fuerza descendientes de sangre y los amigos “adop- y su franqueza. tivos”, Isabel Allende contestó por correo –¿La suma de los días es un libro de electrónico las preguntas de LA NACION. reconciliaciones? –La experiencia de la muerte y la eter–No lo pensé así. Escribí desde el alma, nidad del espíritu son dos de las cues- sin pensar. Lo que hay en esas páginas son tiones centrales del libro. simplemente vivencias acu¿Por qué las eligió? muladas. –La muerte, el amor, la –¿Esa suma de señales amistad, caerse y levantarmágicas que acompañan se... ésos son los temas de mi sus días realmente exisvida y por eso están en esten? –Creo que todos vivimos te libro. Sobre todo porque rodeados de señales, pero ahora, que estoy más vieja [la autora tiene 65 años], veo en el apuro y el ruido de la la muerte más cercana. Creo vida moderna no podemos que el tema esencial del libro percibirlas. Mi trabajo me es el gusto por la vida. obliga a estar sola y en si–En un mundo donde la lencio durante muchas hofamilia ha mutado, ¿apela ras, meses y a veces años. a preservar una familia Es una forma de meditar tradicional? que agudiza mi intuición y mi imaginación. Se me afi–Al terminar el libro no pude menos que comparar a nan las antenas y me pongo mi familia de California con en contacto con el mundo la familia de Esteban Trueba en mi primera invisible, veo conexiones, empiezo a tener novela, La casa de los espíritus. ¡Esa sí que toda clase de sueños reveladores, me ponera tradicional! La mía es una pequeña tri- go muy rara… bu cuyos miembros –salvo excepciones– no –¿A su marido le gusta concentrarse tienen lazos de sangre, vienen de diferentes en los hechos y a usted, en la verdad? lugares del mundo y lo único que tienen en –Willie es abogado. Muchas veces le he común es el deseo de permanecer juntos. reprochado que en su profesión no hay una Me siento como una matriarca en torno de búsqueda de justicia o de verdad, sino una cuyas faldas se reúne esta familia hechiza- acumulación de hechos. Como escritora y da. Para mí, la familia es fundamental, por- como ser humano no puedo pensar así. Una que en los caminos del exilio y de la vida novela es ficción, un atado de mentiras, perdí a la que tenía originalmente. Por eso pero no funciona si no tiene una verdad he tratado de armar otra. En una familia la fundamental que la sostenga. Los hechos gente se ayuda, nadie se queda tirado, los no siempre coinciden con la verdad. En mi niños crecen en el regazo de varias gene- trabajo hay que indagar muy profundo en raciones, los viejos no se mueren solos en busca de la verdad y tratar de entregarla un hospicio. Es cierto que todos queremos privacidad y es una lata hacerse cargo de los parientes. Pero la alternativa a la familia es La familia es fundamental; en los la soledad y el desamparo. –¿Cómo fue el proceso previo caminos del exilio y de la vida perdí a ese abrir su vida al mundo? a la que tenía, por eso traté de ar–Fue fácil escribir el primer manuscrito, porque me basé en mar otra. La alternativa a la familia las cartas que le he escrito a mi es la soledad y el desamparo madre durante estos años, donde está el acontecer cotidiano con toda la frescura del momento. Lo difícil fue después, cuando lo leyeron los miembros de la familia, unos en a los lectores mediante una historia bien castellano y otros en inglés. Cada uno vi- contada. Si para ello tengo que inventar, no a confrontarme con su propia versión y no me siento en falta. entonces comenzó el proceso de indagar en –Su libro es un diálogo con su hija los sentimientos, meterse en los secretos, Paula. ¿Qué le dijo ella a su corazón ahondar en los acontecimientos. Mi hijo cuando el libro estuvo listo? lo resumió en una frase: “Nunca nos pon–Durante el año y medio que me tomó la dremos de acuerdo sobre el pasado, pero escritura tuve a Paula presente todo el tiemestamos de acuerdo en que queremos se- po. Se lo he contado palabra a palabra. Voy guir juntos en el futuro”. No me planteé al bosque a menudo con Willie y con Olivia, abrir mi vida, porque ésta siempre ha es- nuestra perra. Caminamos en silencio bajo los árboles y sentimos la presencia de su tado abierta. –“No es la verdad expuesta lo que nos hija Jennifer, de Paula y de otros espíritus hace vulnerables, sino los secretos”, di- que nos acompañan. Creo que Paula apruece su marido. ¿Lo comparte? ba que haya escrito este libro, pero no sé si –Vengo de un ambiente muy pacato, de aprueba que se publique. una familia conservadora, católica, clasis–¿Es usted feliz? ta y bastante típica en Chile, en la que hay –Vivo agradecida, no sólo por lo bueno, muchos secretos. Con la excusa de que los que es mucho, sino por todo lo que me ocutrapos sucios se lavan en casa, la gente acu- rre, incluso el dolor. Siento lo divino en todo mula porquería debajo del catre. Tuve la lo que existe. Todo está lleno del espíritu buena suerte de vivir 13 años en Venezuela, divino. Y yo también.

...mientras tanto...

Los libros nos pueden acercar... al marido POR JUANA LIBEDINSKY Para LA NACION » Lo más difícil de casarse no es la convivencia de las dos personas: es la convivencia de sus libros. Puede no importar quién saca a pasear al perro, la toalla mojada en la cama o quién maneja el control remoto. Pero que se subrayen con resaltador flúo –y en varios colores– las partes interesantes de una novela, y se agreguen comentarios con tinta, doblando algún borde para llegar rápido a ese párrafo ingenioso puede ser causal de divorcio. Porque en cuanto a los libros están quienes los respetan –o incluso veneran– como objetos y quienes sólo los ven en función de su contenido. En mi caso, soy de ésta última escuela. Leo en la bañera, y cada tanto el libro se enjabona. Leo cuando estoy comiendo sola, y cada tanto salta el ketchup. Y ocasionalmente he cometido el pecado capital: si tengo que viajar liviano, arranco las páginas que faltan y a la vuelta las pego con scotch. Sorprendentemente, al reflexionar sobre esto me estoy poniendo a la moda. Siempre existieron clásicos que abordan las relaciones personales que se establecen con los libros, como Desempacando mi biblioteca, de Walter Benjamin; Un lector común, de Virginia Woolf, o el más reciente Diario de lecturas, de Alberto Manguel. Pero ahora se están multiplicando como nunca en las librerías anglosajonas las compilaciones de ensayos en los que autores como Philip Roth, John Updike, Umberto Eco, Anne Fadiman y Anna Quindlen confiesan cuál es la propia. El énfasis, es curioso, se pone en la relación del autor con el libro como cosa (más allá de lo que dice, que fue el abordaje de los últimos años) y traen mucho para aprender. Por ejemplo, que si uno es de los que deja rastros de alfajor y Coca light en las páginas tristes donde apenas el recorrido de una lágrima hubiese sido apropiado, lo más probable es que termine con alguien que no subraya, usa señalador para marcar la hoja y que termina los libros que empieza. Cuando sus libros terminan paraditos en los estantes pegados a los propios y con un poco de esfuerzo los presta, y con un poco de esfuerzo uno no se los marca, eso –¿quién lo duda?– es amor.

LABORATORIO DE ARTISTAS

DA VINCI, EL EUROPEO

MODERNOS QUE RESISTEN

LA INFANCIA EN FOTOS

NUEVO ESPACIO EN EL ROJAS

HOMENAJE A SU LEGADO

SIGUE LA MUESTRA EN EL MNBA

COMO ES SER CHICO EN LA ARGENTINA

La muestra “Primeros modernos en Buenos Aires”, que se exhibe en el Museo Nacional de Bellas Artes, estará abierta hasta el 2 de septiembre. Sívori, De la Cárcova, Schiaffino y Malharro, para el reencuentro.

El Centro Cultural Rojas acaba de abrir su Laboratorio de Artes Visuales Contemporáneas, dirigido por Alicia Herrero, que combinará instancias teóricas con la selección y realización de proyectos de artistas, curadores y críticos, que se desarrollarán en 2008.

¿Qué personaje de la cultura representa mejor el espíritu europeo? Leonardo da Vinci, se respondieron los organizadores del las celebraciones por el 50° aniversario de la firma del Tratado de Roma, que sentó las bases de la Unión Europea. Como parte de eso, el sábado se abrirá una muestra sobre la influencia de Leonardo en la cultura europea. Será en la basílica de Koekelberg, en Bruselas, hasta el 15 de marzo de 2008.

En la Argentina hay muchas maneras de ser chico. La infancia se vive distinto trabajando que en la escuela, como indígena que como blanco, en el campo que en la ciudad. Pasado mañana, a las 18, se presentará el libro Infancias: varios mundos, con fotografías seleccionadas en un concurso nacional y textos que indagan en los derechos de los chicos. Será en el Museo de la Ciudad de Buenos Aires, Defensa 223.

Culto católico Santoral. Santa Juana Francisca de Chantal, fundadora. Liturgia. Se leen el libro de la Sabiduría (18,5-9); la Carta a los Hebreos (11,1-2.8-19) y el Evangelio de San Lucas (12,32-48).