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POLÍTICA
| Domingo 13 De abril De 2014
Con posturas combativas, la izquierda gana terreno gremial protestas. Fue protagonista en los dos conflictos más recientes, el de los
docentes y el paro del jueves; critican a la estructura sindical tradicional secretaria general de la seccional de La Matanza.
Aurelio Tomás LA NACION
En los dos eventos sindicales más importantes de este año, el paro de esta semana y la prolongada huelga de docentes bonaerenses, los movimientos de base sindicales de la izquierda combativa, opuestos a las cinco centrales obreras, ganaron protagonismo. Con una estrategia que busca maximizar su visibilidad e influencia logran alcanzar una presencia más grande, pese a su posición aún minoritaria frente al sindicalismo tradicional. Si su fortaleza está en la capacidad de potenciar su influencia, la debilidad es la división. Las distintas tendencias que la integran se encuentran escindidas en dos polos: la Coordinadora Sindical Clasista (CSC) del Partido Obrero (PO) y el Encuentro Sindical Combativo, creado este año por Izquierda Socialista (IS), el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), los estatales jujeños, que dirige Carlos “el Perro” Santillán, y el Nuevo MAS, entre otros. Durante el paro del último jueves, los delegados de base, comisiones internas y seccionales combativas impulsaron asambleas en fábricas afiliadas a las centrales oficialistas y organizaron más de 50 piquetes en todo el país con consignas diferenciadas de los impulsores de la huelga general –Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Pablo Micheli–. Durante la jornada, disputaron el protagonismo a los impulsores originales de la medida de fuerza. También ganaron fuertes críticas desde sectores gremiales y políticos, algo que, según sus dirigentes, redunda en el beneficio de la “delimitación política”. En el caso de la protesta de educadores en la provincia de Buenos Aires, las seccionales combativas del Suteba, ganadas en 2013 por listas “multicolor” opuestas a la dirección de Roberto Baradel (afiliado en la CTA oficialista), generaron una presión de las bases en favor de posturas combativas. Durante todo el conflicto docente, la dirección del gremio bonaerense intentó restar importancia a las nueve seccionales que controla la oposición. Se destacó, en reiteradas ocasiones, que controlan un número minoritario de distritos. Sin embargo, entre las seccionales multicolor están algunas de las regiones más populosas de la provincia, como La Matanza, La Plata, Tigre o Ensenada.
Los sectores en los que creció la izquierda El sindicalismo combativo de base, opositor a las centrales obreras, ganó fuerza en los últimos años en distintas ramas de la industria, en donde llega a disputar seccionales y amenaza con avanzar sobre las conducciones gremiales
AlimentAción Kraft fue el caso más visible en una serie de victorias sindicales. En la última elección del gremio superaron el 40 por ciento
neumáticos La seccional de San Fernando, de fuerte tradición en el gremio, se identifica hoy con el PO y sus posturas confrontativas
Gráficos El PTS ganó fuerza en el sector donde también tiene una importante presencia el PO. Con una alianza podrían disputar la conducción
trAnsporte Trabajadores del Sarmiento, la línea B de subte y los colectivos de Ecotrans y la línea 60 se identifican con partidos de izquierda
Docentes En acuerdo con otras fuerzas controlan nueve seccionales del Suteba y un dirigente de Izquierda Socialista dirige Ademys
Este sector nutrió las movilizaciones docentes durante el paro, impulsó asambleas y, tal vez el dato más importante, representa un desafío en futuras elecciones para la dirección del gremio, al forzar posturas más combativas. “Indudablemente, la conducción del Suteba y la Ctera no pu-
dieron continuar, como en años anteriores, evitando el conflicto y han tenido que plantarse, pero este rol se agotó pronto y demostró sus límites. Esta semana Baradel fue a Salta y La Rioja a tratar de levantar las huelgas que llevan adelante los docentes de esas provincias”, explicó a la nacion Romina del Plá (PO),
Sindicatos y política La clave de este fenómeno está en una acción militante en torno a los principales partidos de izquierda. “Decidí integrarme al PTS en 2007 porque para que los cambios se hagan efectivos hay que hacerlo desde el terreno político, nosotros logramos muchas conquistas en el subte que nos arrebataron en la década del 90”, explica el metrodelegado Claudio Dellecarbonara. Entre los delegados y referentes sindicales también hay trabajadores jóvenes, sin militancia política, que, a partir de problemas en su lugar de trabajo, como suspensiones, despidos o situaciones de precariedad (los denominados “tercerizados”), logran superar esta circunstancia con asistencia de la militancia y la asesoría legal de las asociaciones de abogados de los partidos de izquierda. Myriam Bregman (PTS), abogada de los trabajadores de Zanon, explica: “No ocultamos a quienes nos solicitan asesoría cuáles son los principios en los que creemos ni ponemos condiciones sobre la visión política de un trabajador. Pero tampoco vamos a ofrecer ayuda a quienes no defiendan la democracia en el lugar de trabajo y, por ejemplo, arreglen con la empresa sin una decisión democrática en asamblea”. Otra vía es el acercamiento de referentes sindicales que surgieron en una tradición cegetista o ceteista y pasan a identificarse con los partidos clasistas que crecieron en las últimas elecciones. Es el caso de la Seccional San Fernando del Sindicato Único del Neumático de la Argentina (Sutna), que hoy se identifica con el PO. “A partir del crecimiento político del Frente de Izquierda, se acercan a nosotros y nos toman como referencia, lo mismo ocurrió con el sindicato de la construcción Sitraic, que está creciendo en todo el país a partir de los problemas que tiene la Uocra”, explica Juan Ferro, del PO. Una alternativa adicional para el crecimiento del sindicalismo combativo es la “protelarización” de militantes que, por lo general, vienen de ambientes universitarios y eligen una carrera de obrero para avanzar esta tendencia. La dimensión del fenómeno es difícil de medir, porque muchos referentes evitan mostrar su identificación en los primeros años de trabajo.ß
El impacto del paro se hace sentir en las paritarias que aún están pendientes Hay gremios que creen que la huelga suma presión; otros, que no cambia el panorama Lucrecia Bullrich LA NACION
El paro nacional del jueves irrumpió en el escenario de los gremios que aún deben resolver sus paritarias. Algunos creen que la contundencia de la huelga se traduce en mayor capacidad de presión para conseguir mejores aumentos. Otros, que el panorama no cambiará sustancialmente, sobre todo, si el Gobierno no da señales de empezar a dar respuesta a las demandas que activaron la medida de fuerza. La mayoría se sentará a negociar por segunda vez en el año, después de haber acordado sumas puente o pagos a cuenta para compensar el impacto de la devaluación de enero y de la inflación del primer trimestre. Ninguno partirá de un piso inferior al 30% y todos negociarán con un ojo en el futuro del impuesto a las ganancias, aunque el Gobierno ya dejó trascender que sólo avanzaría con cambios en el mínimo no imponible una vez que estén cerradas todas las paritarias. El universo incluye a gremios alineados con la CGT oficialista que comanda el metalúrgico Antonio Caló y con la CGT opositora que lidera Hugo Moyano: algunos adhirieron al paro del jueves y otros lo repudiaron. Entre los que sí creen que la huelga les dejó una carta fuerte está el gremio de la alimentación, cuya paritaria vence a fin de mes. El sindicato y las cámaras del sector tuvieron una primera reunión la semana pasada, antes del paro,
en la que quedó planteado un piso de aumento del 30%. “El paro nos fortalece la negociación, nos da firmeza. No tengo dudas”, dijeron a la nacion desde el gremio. Alimentación es uno de los gremios enrolados en la CGT de Caló en los que el acatamiento del paro fue muy alto. Hay allí una fuerte presión de las bases para que el aumento esté por encima del 26,5% que Caló acordó para los metalúrgicos. También los aceiteros creen que la contundencia de la huelga les jugará a favor. “Lo del jueves es un claro aviso a la patronal. Paramos al 100% por un reclamo general y podemos hacerlo en el sector si la paritaria se complica”, graficó ante la nacion el secretario general de la Federación de Trabajadores Aceiteros, Daniel Yofra. La Federación acordó el pago de una suma puente de entre $ 1900 y 2100, según la categoría, para el primer trimestre y espera la convocatoria formal del Ministerio de Trabajo para retomar la negociación. Distinta es la posición de Omar Maturano, jefe de La Fraternidad, el gremio de los maquinistas, cuya adhesión al paro fue crucial para el éxito de la medida de fuerza. “No creo que el paro cambie en nada las cosas. Ya cuando acordamos el puente [una suma fija mensual de entre $ 1100 y 2500, según la categoría por el primer trimestre], dejé en claro que nuestro piso es de 30%”, dijo Maturano a la nacion. El gremialista admitió que el paro sirvió para “volver a poner en la vidriera” el reclamo por la actualización de Ganancias, pero lo separó de la negociación salarial. “El Gobierno va a tener que ocuparse de Ganancias, pero eso no incide en la paritaria”, razonó. La particularidad de la paritaria de los fe-
Negociaciones bajo la lupa b En el gremio de la alimentación, que ya inició las negociaciones, creen que el paro servirá para conseguir mayores aumentos. El piso es de 30%. b Los aceiteros, que negociarán salarios después de acordar un puente para el primer trimestre, ven la huelga como “un aviso a la patronal”. b La Fraternidad, clave para el éxito del paro del jueves, no cree que la contundencia del paro impacte en la negociación y desconfía del Gobierno. b Más que a una posible influencia de la huelga, en Sanidad apuestan a adelantar el cierre de la paritaria para neutralizar el impacto inflacionario. b La paritaria de los empleados de Comercio todavía no está resuelta. La negociación se complicó ante nuevas demandas del gremio.
rroviarios es que, por el peso de los subsidios en la actividad, el Estado integra la mesa de negociación. De hecho, tal como informó la nacion en su edición de ayer, el Gobierno buscará incidir en la negociación de los ferroviarios y en la de los colectiveros de la UTA (otra pieza fundamental del paro del jueves), para agrietar la alianza con el sindicalismo opositor y evitar futuras huelgas. En Sanidad, otro gremio alineado con la CGT oficialista que se prepara para negociar aumentos, tampoco vislumbran un impacto directo de la huelga en la paritaria. “El paro planteó un reclamo por un cambio de políticas a nivel global, pero no se mete en la paritaria. Son dos cosas distintas”, sintetizó a la nacion un dirigente al tanto de las demandas que planteará el sindicato. La paritaria de Sanidad está dividida en tres partes (según el tipo de empleador), que vencen sucesivamente en junio, julio y agosto. Pero la dirección del gremio, a cargo de Carlos West Ocampo, ya inició gestiones para adelantarla. El objetivo es “cubrirse” frente al avance de la inflación y a un horizonte económico que ven “incierto”. “El piso es el 30 por ciento.” Distinto es el caso de la paritaria de los empleados de Comercio, cuyo desenlace es todavía un misterio. El lunes pasado, en medio del apuro del Gobierno por cerrar aumentos con gremios grandes para restarle fuerza al paro, se había anunciado una suba de 27% más dos sumas fijas no remunerativas de $ 1200. Pero el acuerdo nunca se firmó y el gremio de Armando Cavalieri exigió mejorarlo. La negociación se empantanó el mismo jueves, en pleno paro.ß