Complementarios Adicionales - 05

La nueva visión del capítulo 8 sugiere que Daniel continuaba te- niendo problemas para ..... comentaba acerca del gran misterio de la piedad (1 Timoteo 3:16).
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Material Adicional Complementario IV Trimestre 2013 “El Santuario”

Lección 10

LA PROFECÍA ACTUALIZADA: UNA CUESTIÓN DE TIEMPO G. Arthur Keough

“L

a luz que Daniel recibió directamente de Dios le fue dada especialmente para estos últimos días. Las visiones que contempló en las márgenes del río Ulai [capítulo 8] y del Hidekel [capítulo 10], los grandes ríos de Sinar, se están cumpliendo actualmente, y todos los acontecimientos predichos habrán visto pronto su cumplimiento” (Carta 57, 1896). Introducción Daniel comenzó a escribir su libro en hebreo, pero cambió al arameo cuando comenzó a contar que los caldeos saludaron al rey Nabucodonosor con la expresión: “Rey, para siempre vive”. Continuó escribiendo en arameo hasta el comienzo del capítulo 8. ¿Por qué utilizó estas dos lenguas? Daniel no ofrece ninguna explicación, pero podemos imaginar que conocía perfectamente los dos idiomas, y los utilizaba cuando lo veía necesario. Al examinar el contenido del material escrito en arameo y hebreo, parecería que Daniel usó este último idioma para dirigirse a sus compatriotas judíos, la mayoría de los cuales no se habrían familiarizado con el arameo, y cuando el tema era de interés para los babilonios, la mayoría de los cuales no comprendían el hebreo, usó el arameo. Además emplea citas de documentos oficiales que escribió en arameo, que posiblemente estaban escritos en arameo, la lengua oficial de la correspondencia del gobierno.

Daniel da la fecha del año tercero del reinado de Belsasar para el comienzo del capítulo 8, lo que significa que habían pasados dos años desde que había tenido la visión del capítulo 7., Pero aún habrían de pasar 7 u 8 años antes que Babilonia cayera en poder de los medos y persas. La nueva visión del capítulo 8 sugiere que Daniel continuaba teniendo problemas para comprender el futuro. Preocupado por el hecho de que su pueblo continuaba todavía en cautiverio, sentía dolor porque Jerusalén permanecía aún en ruinas. No había olvidado el sitio de Jerusalén cuando las fuerzas de Nabucodonosor llevaron a Joaquín cautivo a Babilonia en el año 597 a.C., y colocaron a Sedequías en el trono. Tampoco se podía olvidar de la caída final de la ciudad en el año 586 a.C. ¿En qué sentido podía relacionarse con su pueblo la visión que había recibido dos años antes? Sabemos que todavía tiene en mente la visión del capítulo 7 porque se refiere a ella en el versículo 1 del capítulo 8 con las palabras “después de aquella que me había aparecido antes”. Sería interesante examinar de qué manera la nueva visión complementaba a la anterior, y cómo Daniel recibió explicaciones adicionales que lo capacitaran para saber lo que podía esperar en el futuro. La visión Daniel se ve a si mismo en una nueva localidad. Ya no está en Babilonia, la capital de imperio, sino en Susa, “que es la capital del reino en la provincia de Elam”. Ahora el profeta está cerca de la Persia de Ciro el Grande, quien había dominado a Creso en el año 547 a.C., y había subyugado al reino de Lidia. ¿Habrá reconocido Daniel en este Ciro al que Isaías menciona como el que reconstruiría la Jerusalén? (Isaías 44:28; 45:1). Aunque suponemos que Daniel no estaba menos interesado que nosotros en observar el cumplimiento de las profecías, creo que era más cuidadoso que algunos de nosotros en hacer predicciones. Por esta razón nunca

fue dogmático, excepto en lo que le había sido revelado en forma definida. En la visión, el profeta se ve de pie en las márgenes del río Ulai. Mientras contempla sus alrededores, observa a un carnero. Y aquí empezamos a notar el empleo del lenguaje simbólico. El carnero tiene dos cuernos, uno más algo que el otro (algunas versiones usan el término “más alto”). Más adelante se le dijo que “en cuanto al carnero que viste, que tenía dos cuernos, éstos son los reyes de Media y de Persia (Daniel 8:20. Más tarde, Daniel se daría cuenta de que Persia tomaría el poder después de Media, y que sería Ciro el Grande quien sometería a Astiages, el rey de Media, en el año 559 a.C. Persia florecería más tarde. El carnero cargaría significativamente en tres direcciones: al norte, al oeste, y al sur, lo cual concuerda con la historia de las conquistas de Medo Persia. El imperio se desarrolla sin posición. “ninguna bestia podía parar delante de él” (versículo 4). Además, este animal simbólico, “hacía conforme a su voluntad”. Este es el problema con los poderes terrenales: no realizan la voluntad de Dios, ni siquiera le preguntan cuáles son sus deseos. Sea que se trate de naciones o individuos, el resultado inevitable de esta actitud es la decadencia y la calamidad. Repentinamente, un macho cabrío aparece en la escena. Tenía “un cuerno notable entre sus ojos”, en su embestida desde occidente parece volar, porque su velocidad lo hace ver como si ni siquiera tocara el suelo. Al atacar al carnero con gran furia, le quebrantó los cuernos, “lo derribó… en tierra y lo pisoteó”. Nadie vino en auxilio del carnero. Aunque ahora le corresponde engrandecerse al macho cabrío, sucede algo sorprendente: su gran cuerno se quebró cuando se encontraba en el apogeo de su fuerza y prosperidad. En su lugar aparecen "otros cuatro cuernos notables" que apuntan en cuatro direcciones diferentes.

Daniel descubre que ese macho cabrio representa a Grecia, y que su gran cuerno es el rey primero, obviamente Alejandro el Grande. La historia hace evidente no solamente la velocidad de sus conquistas, sino también el hecho de que murió en la flor de su vida y de su carrera. En cuanto a los generales que lo sucedieron, dividieron el imperio entre ellos, primero en cuatro y luego en tres partes principales. Necesitamos leer cuidadosamente el versículo que sigue en la historia de Daniel. Es fácil comprender mal la declaración "y de uno de ellos". ¿De un qué? Podríamos imaginar que se refiere a uno de los cuatro cuernos. Sin embargo, la realidad es que se refiere a algo proveniente de uno de los cuatro vientos que se mencionan en el versículo anterior. Un estudio cuidadoso del hebreo indica que este es el caso, debido a la utilización del género en hebreo. En este idioma la palabra cuerno es del género femenino, en tanto que el vocablo viento puede ser femenino o masculino. Puesto que la palabra "ellos" es masculina, no puede referirse a "cuernos" sino que debe aludir a "vientos". El asunto es importante porque afecta la interpretación de la profecía. Los que consideran que el cuerno del versículo 9 se origina en uno de los cuernos del versículo 8, deben buscar un cumplimiento en conexión con una de las cuatro partes en que el imperio de Alejandro se dividió entre sus generales. Los que piensan que el cuerno del versículo 9 emerge de uno de los cuatro vientos o direcciones, del versículo 8, pueden ver de qué manera Roma, que avanza desde el occidente, independientemente de las divisiones del imperio griego, cabe admirablemente dentro del marco de la expansión de este cuerno hacia el sur, hacia el este, y hacia "la tierra gloriosa" (versículo 9). A Palestina se la ha llamado apropiadamente la tierra hermosa, placentera o gloriosa. En tiempos del Antiguo Testamento se la llamaba la "tierra que fluye leche y miel" (Éxodo 3:8).

En esta visión uno puede descubrir la formación de un patrón similar al que se revela en los sueños de Daniel 2 y 7. Un reino sucede a otro. En Daniel 2 y 7 el primer reino es Babilonia, pero el primer reino que se menciona en Daniel 8 es Medo-Persia. Esto es muy fácil de comprender por el hecho de que ahora Daniel se encuentra al borde del imperio medo-persa tanto cronológica como geográficamente. Puesto que Roma fue el poderío que sucedió a Grecia, podemos esperar que en la visión de Daniel 8 sea Roma el reino representado después de Grecia. Conviene recordar que los comentadores sugieren que aquí Roma está representada tanto en su aspecto pagano como papal. Es de suma importancia notar la actividad que desarrolla este poder. "Se engrandeció hasta el ejército del cielo, y parte del ejército y de las estrellas echó por tierra, y las pisoteó" (versículo 10). Igual que los reinos que lo precedieron, este nuevo imperio tampoco reconoce la soberanía de Dios. Tampoco acepta a los adoradores del Dios verdadero. El versículo 24 se refiere a cómo el "pueblo de los santos" sería hecho un objeto de persecución y destrucción. Este poder tampoco tiene temor de compararse y oponerse al "príncipe de los ejércitos" (versículo 11). En el versículo 25 descubrimos que este poder se levanta en contra del Príncipe de los príncipes. Este Príncipe no puede ser otro que Cristo, quien sufrió bajo Poncio Pilato. El oficial romano no encontró ninguna falta en Jesús, pero de todos modos lo entregó para que fuera crucificado, con el fin de pacificar a la turba hostil (Mateo 27:11-26). "Por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra" (versículo 11). Aquí hay otro versículo que requiere un estudio cuidadoso. Los comentadores han ofrecido diferentes interpretaciones. Ni siquiera los estudiosos adventistas se han puesto de acuerdo con respecto a su significado. Uno de los problemas, y tal vez el mayor, consiste en el hecho de

que el texto hebreo no es completamente claro. En tales casos el dogmatismo está completamente fuera de lugar. Por ejemplo, la palabra hebrea traducida por "continuo sacrificio" es un solo vocablo, que significa diario o continuo. El término "sacrificio" se ha agregado como interpretación. ¿Podría ser que la palabra significara "la oposición larga y continua de Satanás a la obra de Cristo mediante los oficios del paganismo" como aseguran algunos, o que se refiriera "al ministerio sacerdotal continuo de Cristo en el santuario celestial" como insistirían otros? Uno de los comentadores adventistas modernos al escribir sobre el tema considera que "el continuo" se refiere al "verdadero culto" (ver C. M. Maxweil, God Cares, pp. 156-66). El Comentario bíblico adventista (en inglés) declara: "Tal vez este sea uno de los pasajes de la Escritura para cuya interpretación deberíamos esperar hasta un día mejor" (tomo 4, p. 843). De todas maneras, podemos estar seguros que tanto la Roma pagana como la papal se han opuesto al verdadero culto, sea por la imposición del culto al emperador, o por la imposición de prácticas y la enseñanza de doctrinas que las Escrituras no sancionan. El cristiano debe estar continuamente en guardia contra las enseñanzas falsas. Las organizaciones humanas siempre tendrán algunos aspectos que no estarán en armonía con los principios bíblicos. Por esta razón el cristiano se mantendrá constantemente en guardia para obedecer a Dios antes que a los hombres. La palabra "santuario" debe haber llamado instantáneamente la atención del profeta. Sus pensamientos deben haberse trasladado de inmediato a Jerusalén, donde el templo se hallaba en ruinas. ¿Cuánto tiempo más permanecería en esa condición? ¿Durante cuánto tiempo continuaría siendo descerado? Con profundo interés escuchó la conversación de dos santos, mientras uno de ellos hacía preguntas referentes a cuestiones que él mismo tenía en su propia mente. Luego vino la respuesta, y Daniel la registró en el versículo 14: "Hasta 2.300 tardes y mañanas; luego el santuario

será purificado". La expresión "tardes y mañanas" tenía que resultarle familiar al profeta por el uso que se le da en el capítulo 1 de Génesis, donde tarde y mañana significa un día. De modo que 2.300 tardes y mañanas debían significar 2.300 días. Por supuesto, Gabriel, que era su intérprete, había dicho que la visión se refería "al tiempo del fin" (versículo 17). ¿Tendría realmente que permanecer contaminado el santuario hasta el fin del tiempo? Estos pensamientos e interrogantes tienen que haber turbado considerablemente a Daniel. Según su propio relato, mientras Gabriel le hablaba, él había caído en tierra dormido boca abajo. Luego el ángel lo tocó y lo hizo ponerse de pie (versículo 18). Es interesante notar cómo el ser humano aunque se trate de un hombre de Dios como Daniel, encuentra agotadora la comunicación con los seres celestiales. No siempre reconocemos las limitaciones de la naturaleza humana. Afortunadamente, cuando los ángeles aparecen delante de los seres humanos, como sucede a menudo para protegerlos del peligro, lo hacen en forma de otros seres humanos. A menudo no nos damos cuenta de que habíamos estado atendiendo a un ángel, o que uno de ellos viajaba a nuestro lado. Siempre debemos reconocer la tremenda diferencia que existe entre el hombre pecador y un ser santo. Ahora Gabriel le enseña "lo que ha de venir al fin de la ira; porque eso es para el tiempo del fin" (versículo 19). Dios consideró necesario revelarle a Daniel un programa de largo alcance, de modo que su registro tuviera valor, no sólo para sus días, sino también para los nuestros. Un gran conflicto se lleva a cabo entre las fuerzas del mal y las del bien, entre Cristo y Satanás. Vez tras vez, dará la impresión de que el mal ha triunfado. Pero es Dios quien está al frente de la lucha, y podemos tener la certeza de que

al fin su verdad triunfará. Después que Gabriel hace mención de la sagacidad y el engaño que caracterizarían al imperio de Roma, le explica a Daniel que el reino "será quebrantado, aunque no por mano humana" (versículo 25). El esfuerzo humano no produce ninguna reforma ni cambios para el bien. El hombre perdió su habilidad de hacer el bien cuando le rindió su autoridad a Satanás. Sólo el poder regenerador de Dios, sólo su gracia son capaces de transformar la situación del mundo. El Señor capacitará para hacer el bien solamente a quienes se coloquen a su lado, pero las personas que persistan en hacer el mal, que rechacen a Dios y a su gobierno, continuarán siendo malas. Llegará el día cuando Dios diga "¡basta!". Para entonces ya cada ser humano habrá realizado su decisión irrevocable. Dios destruirá el mal y establecerá su reino eterno de verdad y justicia. "Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones" (Hebreos 3:7, 8). Daniel recibe una última palabra de instrucción: "La visión de las tardes y mañanas que se ha referido es verdadera". No importa cuál pudiera haber sido su reacción respecto al tiempo abarcado por la visión, debía comprender que esa era la verdad. Pero su secreto permanecía sellado. Daniel no lo pudo comprender ni tampoco sus connacionales, porque se trataba de un acontecimiento que tendría lugar en el futuro distante (versículo 26). Completamente exhausto, Daniel estuvo enfermo durante varios días. La visión lo dejó atónito: "Estaba espantado a causa de la visión, y no la entendía" (versículo 27). Mal podía él saber en ese momento que más adelante se recibiría luz, como nosotros sabemos que ha sucedido. A la mente humana se le hace difícil comprender muchos aspectos de la verdad. En una ocasión Pablo comentaba acerca del gran misterio de la piedad (1 Timoteo 3:16). La encarnación, la muerte en la cruz, la tumba vacía, he aquí sólo tres de los problemas complicados de nuestra religión. Pero no

debemos soltarnos de Dios porque en algunos aspectos seamos incapaces de comprender sus caminos, ni debemos permitir que nuestra fe desfallezca porque a nuestros amigos y a nosotros nos sucedan cosas que no podemos explicar. Por ejemplo, puede parecer que su venida se retrasa, pero sucederá inevitablemente. Si colocamos nuestra confianza en Dios, él nunca nos defraudará. Principios de vida A continuación hay varias declaraciones que demandan nuestra consideración. ¿Le parece a usted que se hallan en armonía con las enseñanzas de la Biblia? 1. No siempre podemos esperar respuestas inmediatas de parte de Dios. Puede ser que el tiempo no sea apropiado para que él hable o actúe. Por lo tanto debemos permitir que Dios decida el momento más oportuno para darnos una respuesta. 2. Nuestro modo actual de vivir determina dónde nos encontraremos en el futuro, y tanto para el presente como para el futuro dependemos de la gracia de Dios. 3. "Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre", y esto nos permite obedecer las leyes divinas (Deuteronomio 29:29). 4. El cristiano puede esperar persecuciones, ¡pero no debe buscarlas! 5. Puede ser que el profeta no comprenda siempre las revelaciones que Dios le hace, porque la profecía se comprende mejor después de haberse cumplido. 6. Siempre debemos apreciar la diferencia que existe entre los án-

geles y nosotros y entre nosotros y Dios. El hallarse ante su presencia debe ser una experiencia pavorosa, y sólo debemos presentarnos ante él con el debido respeto y reverencia. Digno de notar: "Un estudio cuidadoso de cómo se cumple el propósito de Dios en la historia de las naciones y en la revelación de las cosas venideras, nos ayudará a estimar en su verdadero valor las cosas que se ven y las que no se ven, y a comprender cuál es el verdadero objeto de la vida" (Profetas y reyes, p. 403). "Considerando así las cosas de este tiempo a la luz de la eternidad, podremos, como Daniel y sus compañeros, vivir por lo que es verdadero, noble y perdurable. Y al aprender en esta vida a reconocer los principios del reino de nuestro Señor y Salvador, el reino bienaventurado que ha de durar para siempre, podemos ser preparados para entrar con él a poseerlo cuando venga" (Ibíd.). G. Arthur Keough; Extraído del libro El mensaje de Daniel, Buenos Aires, ACES, 1986; pp. 77-84