Cultura
Domingo 11 de marzo de 2007
LA NACION/Página 21
Desafíos en la escuela: un problema común a todos los colegios
Cómo vencer el trauma del alumno nuevo Continuación de la Pág. 1, Col. 2
Un cambio que afecta a toda la familia
recibir a los recién llegados y ayudarlos en su transición. Los métodos son de los más variados: invitarlos al colegio unos días antes de comenzar las clases para que se familiaricen con las instalaciones; entregarles un anuario del año anterior para que vayan conociendo las caras de sus compañeros; asignar una maestra o un compañero tutor por cada alumno que ingresa, para que pueda orientarlo. Otras estrategias apuntan también a la integración y recomiendan enviar tarea a las casas en grupos previamente armados para favorecer la integración; sentar al “nuevo” junto a los alumnos “viejos” más abiertos, y organizar un agasajo para las familias que ingresan a la institución, para que se sientan parte de la comunidad. En algunos casos, estos encuentros se realizan al aire libre, en un día de fin de semana, para que la adaptación llegue a toda la familia. “El cambio de colegio fue un hito en mi vida. Al principio, no veía nada de positivo, pero después de unos meses empecé a rescatar lo rico que era conocer otra realidad, aprender con métodos diferentes y contar con nuevas compañeras. Ahora tengo mis amigas de Santa Fe y también las de Buenos Aires. No perdí, sino que gané”, comentó Macarena, visiblemente satisfecha.
Es más difícil en los primeros años
exigente]”, agregó la psicóloga Sandra Alegre. “El exitismo feroz de los adultos no permite elegir con libertad y de acuerdo con las necesidades de cada hijo. Muchos pequeños vuelven exhaustos a sus casas y no tienen tiempo para vivir y para jugar. No siempre el colegio exigente bilingüe es la mejor opción y esto no implica empujarlos al fracaso”, se sumó Jacob.
La familia entera se moviliza ante el cambio de colegio de los hijos. Pero lo cierto es que la ansiedad y el temor suelen vivirse más intensamente durante el período de deliberación y no tanto –o con menor intensidad– cuando el cambio se efectúa. El caso de la familia Viglione, que se mudó de Mendoza a Buenos Aires, lo demuestra. “Lo más difícil fue transitar el último año en Mendoza. Uno de mis hijos, que era muy buen alumno, empezó a no rendir; otro se portaba mal. Ahora que ya estamos instalados en la nueva realidad todo es más fácil. La adaptación al nuevo colegio fue corta y no tan traumática”, comentó María Marta Viglione, madre de seis chicos, al comentar su caso a LA NACION. Los padres consultados dijeron que ante el cambio de colegio de sus hijos, trataron de acompañarlos más de cerca, llevándolos o yéndolos a buscar al colegio más seguido; proveyendo todo lo necesario para que se sintieran seguros. Para muchos, el cambio fue positivo y una oportunidad de crecimiento para toda la familia. “Creo que el hecho de sobrevivir en otro ambiente hizo que mis hijos desarrollaran recursos interiores que ellos mismos desconocían. A mí me partía el corazón verlos tristes diciendo que se sentían solos. Pero también esto fue un aprendizaje: entendí que cuanto antes dejara de sufrir por lo que ellos padecían, mejor podría ayudarlos a transitar los obstáculos de la vida”, comentó una mamá.
Decisión compleja
El momento del cambio
En general, los especialistas consultados coinciden en que el cambio de escuela es una decisión compleja que resulta saludable cuando los problemas de convivencia y relación son importantes o cuando existe un proceso reiterado de fracaso académico. No obstante, todos advierten que es preciso analizar cada caso y tener en cuenta las particularidades de los chicos. “En muchos casos, me gusta decirle a quien ingresa al colegio con una experiencia negativa en su haber que aquí no está marcado [por repetidor o mala conducta], que tiene una hoja en blanco para escribir su historia como él quiera hacerlo”, concluyó Cazenave, con una mirada esperanzadora frente al futuro que se pueden construir los propios alumnos.
Para María Inés Vollmer, ex ministra de educación de Mendoza y flamante directora del Instituto Nacional de Formación Docente creado por el Ministerio de Educación, el cambio de escuela resulta más difícil en los primeros tres años de la primaria, cuando el chico está aprendiendo el complejísimo proceso de leer y escribir, que le demanda mucha atención y energía. En cambio, el hermano Eugenio Magadaleno, rector del colegio Champagnat, cree que 4ª y 5ª grado de la primaria son años complicados “porque suelen organizarse en grupos y actuar como pandillas”. Lo cierto es que, en aquellas instituciones en que en determinados años los alumnos son mezclados de clase, es ideal caer como “nuevo”.
Los pequeños detalles “Un chico nuevo es una familia nueva”, explicó Eduardo Cazenave, rector general del colegio San Juan el Precursor, de San Isidro. “Lo importante es abrir las puertas y transmitir que acá estamos para lo que necesiten; que no tengan miedo de acercarse, de preguntar cómo están sus hijos y de despejar sus dudas”, agregó. “Desde nuestro lugar de docentes, nos corresponde mantener una mirada cercana y comprensiva. Hace pocos días, un alumno nuevo de secundaria se largó a llorar cuando su profesora comentó que iba a tomar una evaluación de lo visto el año último. Se aterrorizó ante la posibilidad del fracaso. Tuvimos que tranquilizarlo y explicarle que respondiera lo que supiese, que se trataba de una prueba de diagnóstico”, comentó el rector, ante la consulta de este diario. Para Cazenave, los alumnos nuevos se insertan rápidamente si tienen una actitud positiva y abierta. “Los chicos son buenos receptores de quienes quieren integrarse. A quienes ingresan les aconsejo que se abran, que muestren ganas de hacerse amigos, que echen raíces y se dejen querer. Les van a tirar muchas sogas: agárrenlas”, comentó. Sandra Alegre, psicóloga dedicada a la educación y docente de la Universidad de Buenos Aires, cree que en los colegios lo importante son los pequeños detalles y no tanto las grandes estrategias. El desafío es cómo acercar a los alumnos nuevos a sus gustos personales (deportes, músi-
FEDERICO CASTRO OLIVERA
En la Escuela del Parque, de Caballito, se promueve el trabajo en equipo para integrar a todos
ca), aclarar las pautas de cada establecimiento sin darlas por supuesto y tener en cuenta la singularidad de cada chico. Otra estrategia que da buenos resultados, según estimó Rosa Jacob, docente de larga trayectoria, es pedirles a los alumnos nuevos que se presenten delante de la clase y cuenten de dónde vienen. “De entrada, vencen la timidez y esto los fortalece”, dijo la profesora
Jacob, convencida de que todo ser humano lleva innato (como las plantas y animales) la capacidad de adaptación al nuevo medio. A los padres de alumnos nuevos Jacob les recomendó confiar en la elección que hicieron. “A veces deciden el cambio sin estar convencidos. Esta inseguridad entorpece la integración de sus chicos, ya que éstos perciben la tensión”, aclaró la docente. Para que esta decisión –difícil de
tomar por cierto–, sea exitosa, los especialistas insisten en que los papás deben estar atentos a las necesidades de los hijos. “Sugiero medir el «felizómetro» de la casa; ver cómo está cada hijo; qué lo hace feliz y qué no”, dijo el rector Cazenave. “Y abandonar la propia ilusión o expectativa [que el chico estudie en el mismo establecimiento del padre o que vaya a una colegio bilingüe muy
RECOMENDACIONES PARA EVITAR EL AISLAMIENTO Adaptación
Seguimiento
Tareas en el hogar
Los colegios desarrollan distintas estrategias para evitar el aislamiento de los alumnos nuevos. Recomiendan que los chicos recorran con sus familias la escuela antes del comienzo de clases para familiarizarse con la institución.
En algunos casos, los colegios designan maestros especiales o tutores para que realicen un seguimiento personalizado del alumno que se incorpora y orientarlo durante las primeras semanas de clases.
Otra posibilidad que aconsejan los especialistas es que también se promueva el trabajo de grupos en tareas fuera de la escuela, para favorecer especialmente la integración de los chicos nuevos.
Anuario
Equipos
Algunas escuelas sugieren entregarles a los chicos un anuario del año anterior para que vayan conociendo referencias del colegio y de sus compañeros.
Una estrategia muy común es recomendar que los docentes armen equipos de trabajo en el aula y promuevan la integración de los compañeros.
Clases mezcladas Muchos colegios, en los primeros años de la primaria, mezclan las secciones de un grado al comenzar el año. Así, todos los alumnos se esfuerzan por integrarse y no sólo los que acaban de incorporarse.