Cómo evaluar afirmaciones de sanidad Michael Gleghorn ¿Son sucesos ajenos? Recientemente hablé con una mujer cristiana que compartió la preocupación que sentía por muchos de sus familiares que habían adoptado las doctrinas de la Ciencia Cristiana. Al hablar sobre cómo ella podría comunicar eficazmente el evangelio a sus seres queridos, mencionó una de las principales dificultades que enfrentaba para lograr que la escuchen. Al parecer, algunos de los miembros de su familia habían sido sanados sorprendentemente de varias enfermedades físicas. Y, naturalmente, interpretaban estas sanidades como confirmación de la verdad de la Ciencia Cristiana. ¿Qué debemos hacer, como cristianos, antes estas afirmaciones? ¿Son milagros? ¿Qué debemos pensar acerca de tantas personas sinceras, con creencias vastamente diferentes, que dicen haber experimentado milagros personalmente? ¿Y qué de muchas de las grandes tradiciones religiosas del mundo que buscan apoyo para sus doctrinas, al menos en parte, apelando a lo milagroso? ¿Deberíamos suponer que todas estas afirmaciones son falsas y que solo las afirmaciones de milagros cristianos son verdaderas? ¿O podrían haber ocurrido realmente algunos milagros fuera de un contexto judeocristiano? ¿Hay criterios que podemos aplicar al evaluar afirmaciones de milagros que nos ayuden a decidir si un milagro ha ocurrido realmente o no? ¿Y podría haber otras formas de explicar dichas afirmaciones aparte de recurrir a lo milagroso?
Antes de que intentemos contestar estas preguntas, debemos primero ponernos de acuerdo en lo que es un "milagro". Si bien se han usado varias definiciones en el pasado, haremos uso de una definición dada por Richard Purtill. "Un milagro es un suceso generado por el poder de Dios que es una excepción temporal del curso ordinario de la naturaleza, con el propósito de mostrar que Dios ha actuado en la historia".{1} Un milagro, entonces, requiere un ser personal y sobrenatural capaz de intervenir en la naturaleza para lograr un efecto que no hubiera ocurrido de no haber intervenido. Si esto es lo que son los milagros, entonces algunas religiones no tienen realmente forma de justificarlos. Tomemos la Ciencia Cristiana, por ejemplo. "La visión de Dios de la Ciencia Cristiana es impersonal y panteísta".{2} En este sistema, los "milagros" no pueden ser más que sucesos "divinamente naturales".{3} Pero si un verdadero milagro requiere la intervención de un ser personal que está más allá de la naturaleza, entonces la Ciencia Cristiana no tiene ningún lugar para este tipo de sucesos, ya que no reconoce la existencia de un ser de este tipo. En palabras de David Clark: "El panteísmo no tiene ninguna categoría rotulada 'acto libre de una persona divina'. Así que los milagros son tan ajenos a toda forma de panteísmo como lo son del ateísmo".{4} Por lo tanto, lejos de demostrar la verdad de la Ciencia Cristiana, ¡un auténtico milagro en realidad demostraría su falsedad! Si bien este tipo de sucesos igual pueden haber ocurrido, difícilmente puedan ser usados en apoyo de este tipo de tradiciones.
¿Son sucesos legendarios? Apolonio de Tiana fue, como Jesús, un maestro itinerante del primer siglo. Como Jesús, se le atribuye haber realizado diversos hechos milagrosos. Se dice que sanó a enfermos, echó demonios y predijo el futuro. ¡Hasta se dice que resucitó a muertos! En un pasaje fascinante de su biografía, leemos lo siguiente: "Una niña ha muerto... y toda Roma estaba llorando... Apolonio... viendo su dolor, dijo: 'Bajen el féretro, porque detendré las lágrimas que están vertiendo por esta doncella'... La multitud... pensó que iba a hacer... una oración... pero, simplemente tocándola y susurrando en secreto algún
conjuro sobre ella, la doncella despertó inmediatamente de su aparente muerte...".{5} Los lectores familiarizados con el evangelio de Lucas reconocerán que esta historia se parece bastante al relato de Jesús cuando resucitó al hijo de la viuda (Lucas 7:11-17). Pero, ¿acaso no es inconsistente que los cristianos afirmen que Jesús realmente realizó este milagro mientras negamos que Apolonio haya hecho lo mismo? No necesariamente. Supongamos que la historia acerca de Apolonio es meramente legendaria, mientras la historia de Jesús es realmente histórica. Si fuera así, entonces tendría mucho sentido que los cristianos negaran que Apolonio resucitara a alguien de la muerte mientras afirman simultáneamente que Jesús realmente realizó un hecho de esta naturaleza. Por cierto, hay buenas razones para creer que este es el caso, en realidad. Norman Geisler indica una serie de contrastes significativos entre la evidencia sobre Jesús y la de Apolonio.{6} Primero, la única fuente que tenemos para la vida de Apolonio viene de Filostrato. En cambio, tenemos fuentes numerosas e independientes de información sobre la vida de Jesús. Estas incluyen cuatro evangelios canónicos, muchas cartas del Nuevo Testamento, y aun referencias extrabíblicas en escritores como Tácito, Josefo y otros. Segundo, Filostrato escribió su biografía unos 120 años después de la muerte de Apolonio. El Nuevo Testamento fue escrito por quienes fueron contemporáneos y/o testigos presenciales de la vida de Jesús. El punto, por supuesto, es que cuanto más uno se aleja de los sucesos originales, mayor es la probabilidad de que los relatos se contaminen con desarrollos legendarios posteriores. Tercero, a Filostrato le encargó escribir su obra la esposa de un emperador romano, muy probablemente como una forma de contrarrestar la creciente influencia del cristianismo. Por lo tanto, tenía una motivación para adornar su relato y hacer aparecer a Apolonio como igual a Jesús. En cambio, los escritores del Nuevo Testamento no tuvieron esta motivación para adornar la vida de Jesús. Finalmente, ¡Filostrato admite que la niña que Apolonio habría resucitado tal vez ni siquiera haya estado muerta!{7} Lucas, sin embargo, deja bien en claro que el hijo de la viuda estaba muerto cuando Jesús lo resucitó. Esta breve comparación revela que no todas las afirmaciones
de milagros están tan bien atestiguadas históricamente como los de Jesús.
¿Son sucesos psicosomáticos? Las sanidades asombrosas se encuentran entre las afirmaciones de milagros más frecuentemente citadas. Si bien muchas de estas afirmaciones pueden ser falsas, hay muchas, también, que son verdaderas. Pero, ¿son realmente milagros? Algunas estimaciones indican que hasta el 80 por ciento de las enfermedades están relacionadas con el estrés. Si bien dichas enfermedades son reales, y realmente afligen el cuerpo, se originan en gran medida de actitudes mentales negativas, la ansiedad y otras emociones malsanas. Por esta razón, este tipo de enfermedades a menudo pueden ser sanadas a través de una reducción del estrés, combinado con actitudes mentales positivas y emociones sanas. Pero estas sanidades no deben ser consideradas milagros, porque no involucran la intervención directa y sobrenatural de Dios. Si esto es cierto, entonces debemos distinguir cuidadosamente entre sucesos psicosomáticos y los que son realmente milagrosos. Las enfermedades psicosomáticas tienen causas psicológicas o emocionales (antes que fisiológicas). Por lo tanto, las personas afligidas por estas afecciones podrán mejorarse simplemente al llegar a creer que pueden mejorarse. En otras palabras, las afecciones psicosomáticas a menudo pueden ser aliviadas simplemente por la fe --sea en Dios, un sacerdote, una pastilla o un método de tratamiento específico. Pero no hay nada milagroso en este tipo de sanidad. "Les ocurre a budistas, hindúes, católicos romanos, protestantes y ateos. Los sanadores que afirman tener poderes sobrenaturales pueden hacerlo, pero también pueden hacerlo... psiquiatras, mediante poderes puramente naturales..."{9} Obviamente, las sanidades de este tipo no pueden ser usadas como evidencia a favor de un sistema de creencia específico, porque todos los sistemas de creencia pueden dar cuenta de ellas. Pero, ¿hay alguna diferencia entre las sanidades sobrenaturales y las psicológicas que puedan ayudarnos a decidir si una sanidad específica fue verdaderamente milagrosa o no? Norman Geisler indica varias distinciones importantes.{10} Primero, las sanidades sobrenaturales no
requieren el contacto personal. Jesús en ocasiones sanó a personas a distancia (Juan 4:46-54). En contraste, las sanidades psicológicas suelen requerir este contacto, aun cuando simplemente involucre poner las manos sobre el televisor mientras ora un supuesto curador por la fe. Segundo, cuando una persona es sanada sobrenaturalmente no hay recaídas. Pero las recaídas son habituales en las sanidades psicológicas. Finalmente, una persona puede ser sanada de cualquier afección por medios sobrenaturales, incluyendo enfermedades orgánicas o serios defectos de nacimiento. Jesús sanó a un hombre con una mano tullida (Marcos 3:1-5) y restituyó la vista a otro que había nacido ciego (Juan 9). En contraste, no todas las afecciones pueden ser sanadas psicológicamente. Estos métodos suelen ser eficaces solo para el tratamiento de enfermedades psicosomáticas. En consecuencia, no toda afirmación de sanidad milagrosa es un auténtico milagro. Solo aquellas sanidades que ofrecen una clara evidencia de intervención divina pueden ser consideradas milagros con justicia.
¿Son sucesos engañosos? Parecía ser un milagro. ¡El joven decía que podía ver sin un ojo! Norman Geisler relata una demostración asombrosa que vio una vez en la capilla de un seminario, a principios de la década de 1970.{11} Involucró un joven que se había lesionado el ojo izquierdo de niño. Más tarde fue removido quirúrgicamente y reemplazado por un ojo de vidrio. Durante tres años, su padre oró, pidiendo a Dios que restaurara la vista a su hijo. Un día, ¡su hijo anunció entusiasmado que podía ver con su ojo de vidrio! Su padre creyó que Dios había obrado un milagro. Y, aparentemente, él no fue el único. ¡En el culto en la capilla el padre del joven compartió cómo los médicos que habían examinado a su hijo confirmaron que su vista había sido restablecida a pesar de la remoción del ojo del joven! La demostración pareció probar que este era ciertamente el caso. El ojo de vidrio del joven fue quitado y su ojo bueno fue cubierto con una venda que había sido inspeccionado por uno de los estudiantes del público. Luego de que varios artículos fueron juntados al azar de entre el público, ¡el joven procedió a leer lo que tenían escrito encima de ellos! Huelga decir que todos los que vieron lo
que pasó quedaron atónitos ante lo que parecía ser un auténtico milagro. Pero, ¿había otra explicación? Si bien él pensó inicialmente que había sido testigo de un milagro, el Dr. Geisler luego llegó a creer que podría haber sido engañado. Pero, ¿por qué? Resulta ser que un hábil realizador de trucos mágicos puede hacer exactamente lo mismo. Mediante la aplicación de un lubricante invisible a la mejilla antes de comenzar el acto, al mago puede hacer que le pongan monedas u otros artículos sobre sus ojos, junto con la venda, y así leer lo que se le ha entregado. ¿Cómo es posible esto? El Dr. Geisler explica: "Levantando su frente bajo las vendas, queda un pequeño hueco encima de la nariz a través del cual puede ver... No es un milagro, sino magia".{12} Ya que la magia a menudo puede aparecer como milagrosa, debemos evaluar cuidadosamente las afirmaciones de milagros en busca de evidencia clara de una intervención divina. ¿Cuáles son algunas diferencias entre los milagros y la magia que pueden impedir que seamos engañados?{13} Primero, los milagros son de Dios y sirven para glorificar a Dios. La magia es del hombre y suele servir para glorificar al mago. Segundo, no hay decepción involucrada en los milagros. Cuando Jesús resucitó a Lázaro, estaba realmente muerto, y lo había estado por cuatro días (Juan 11:39). Pero la decepción es un componente esencial de la magia humana. Finalmente, un milagro encaja en la naturaleza de una forma que no lo hace la magia. Cuando Jesús sanó al hombre que había nacido ciego (Juan 9), restableció el funcionamiento normal de sus ojos naturales. En contraste, ¡en la historia anterior el joven dijo que veía sin ningún ojo! Si bien uno es claramente de Dios, el otro es simplemente extraño.
¿Son sucesos demoníacos? La Biblia afirma la existencia tanto de Satanás como de los demonios, seres espirituales malos con atributos personales que están unidos en su oposición a Dios y a sus planes para el mundo. Si bien son vastamente inferiores a Dios, igual poseen inmensa inteligencia y poder. ¿Es posible que al menos algunos de estos fenómenos aparentemente milagrosos que documentan las religiones del mundo y el ocultismo puedan deberse a espíritus demoníacos?
El libro de Éxodo parece indicar que los magos egipcios fueron capaces de duplicar las primeras dos plagas que Dios trajo sobre su tierra (Éxodo 7:22; 8:7). ¿Cómo puede explicarse esto? Si bien algunos creen que usaron trucos humanos,{14} otros piensan que espíritus demoníacos pueden haberlos ayudado.{15} Si bien no podemos saber con seguridad cuál opinión es la correcta, la hipótesis demoníaca ciertamente es posible. Por cierto, la Biblia en otras partes afirma explícitamente el poder de Satanás y de los demonios para realizar hechos asombrosos. Por ejemplo, Lucas cuenta de una muchacha "que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando" (Hechos 16:16). Indudablemente, este era un espíritu demoníaco, porque Lucas registra que Pablo lo echó fuera "en el nombre de Jesucristo" (Hechos 16:18). Esto enfureció a los amos de la muchacha, ya que aparentemente, una vez que el demonio fue exorcizado, ella ya no retuvo sus poderes especiales (Hechos 16:19). Además, Pablo dijo a los tesalonicenses que la venida del gobernante del final de los tiempos será "por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos" (2 Tesalonicenses 2:9). En Apocalipsis 13, leemos que Satanás da su poder y autoridad a este gobernante malvado, aparentemente al punto de sanar una herida en su cabeza que sería fatal sin esta intervención (Apocalipsis 13:3). No solo esto, sino que se dice que el asistente del gobernante realizar "grandes señales" (v. 13). Por ejemplo, se dice que hace que descienda fuego del cielo y que da aliento y la capacidad de hablar a la imagen del gobernante (vv. 13-15). El texto da a entender que estas maravillas se realizan mediante el poder de Satanás (v. 2). Esta breve reseña indica que Satanás y los espíritus demoníacos ciertamente pueden realizar señales y maravillas falsas que pueden parecer inicialmente como rivales de milagros genuinamente divinos. El libro de Apocalipsis nos dice que el mundo de la humanidad no regenerada, engañado por estas señales asombrosas, se dedica a adorar a Satanás y al gobernante (Apocalipsis 13:4). Pero, ¿cómo podemos evitar nosotros, como cristianos, ser engañados también? En su carta a los efesios, Pablo exhorta a los creyentes a vestirse de "toda la armadura de Dios". Entre otras cosas, esto involucra tomar el escudo de la fe, el yelmo de la salvación y
"la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios" (Efesios 6:10-17). Si tenemos fe en Cristo Jesús, y si estamos protegidos por "toda la armadura de Dios", no seremos engañados fácilmente por las "asechanzas del diablo" (Efesios 6:11). Notas 1.
2. 3. 4. 5.
6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15.
Richard L. Purtill, "Defining Miracles," en In Defense of Miracles: A Comprehensive Case for God's Action in History, eds. R. Douglas Geivett and Gary R. Habermas (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1997), 72. Kenneth Boa, Cults, World Religions and the Occult (Colorado Springs, CO: Victor Books, 1990), 111. Norman L. Geisler, en Baker Encyclopedia of Christian Apologetics, s.v. "Miracles, Magic and," (Grand Rapids, MI: Baker Books, 1999), 476. David K. Clark, "Miracles in the World Religions," en Geivett and Habermas, In Defense of Miracles, 203. Philostratus, The Life of Apollonius of Tyana, trans. F.C. Conybeare (London: Heinemann; Cambridge, MA: Harvard, 1912 [Loeb Classical Library, vol. 1]), 457-459, citado en Craig Blomberg, The Historical Reliability of the Gospels (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1987), 83. Norman L. Geisler, en Baker Encyclopedia of Christian Apologetics, s.v., "Apollonius of Tyana," 44-45. See Craig Blomberg, The Historical Reliability of the Gospels, 85. Kenneth Pelletier, Christian Medical Society Journal 11, no. 1 (1980), citado en Geisler, "Healings, Psychosomatic," Baker Encyclopedia of Christian Apologetics, 301. Norman L. Geisler, "Apollonius of Tyana," en Baker Encyclopedia of Christian Apologetics, 44-45. Ibid., 118-122. La historia se relata en Norman Geisler, Signs and Wonders (Wheaton, IL: Tyndale House, 1988), 59-60. Ibid., 60. Tomo estos criterios de Geisler, Signs and Wonders, 73-76. Ver Dan Korem, Powers: Testing the Psychic and Supernatural (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1988), 172-176. Ver John D. Hannah, "Exodus," in The Bible Knowledge Commentary: Old Testament, eds. John F. Walvoord and Roy B. Zuck (Colorado Springs, CO: Victor Books, 1985), 118.
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Traducción:Alejandro Field
Acerca del autor Michael Gleghorn es un asociado en investigación de Probe
Ministries. Obtuvo su B.A. en Psicología de Baylor University y un Th.M en Teología Sistemática de Dallas Theological Seminary. Antes de incorporarse al personal de Probe, enseñó Historia y Teología en Christway Academy, en Duncanville, Texas. Además de su trabajo en Probe, está involucrado en el ministerio a estudiantes internacionales de University of Texas, en Dallas. Michael y su hermosa esposa, Hannah, viven en Frisco, Texas. Si usted tiene algún comentario o pregunta sobre este artículo, envíelo por favor a
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