Claves contra el tedio infantil

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Turismo

Domingo 14 de junio de 2009 arco de madera que cruza el camino de lado a lado y también muestra el límite entre los parques: se deja atrás el Parque Nacional Nahuel Huapi y se ingresa en el Parque Nacional Vicente Pérez Rosales. Nuevamente, detención obligada para las fotos. Jenny, la entusiasta guía chilena que tomó el grupo en el control aduanero, anticipa que a un paso se ingresará en otro país y pide cambiar el horario de los relojes (en invierno, Chile tiene una hora menos que la Argentina). Ya en suelo chileno el camino sinuoso se prolonga por más de 20 kilómetros hasta encontrar un valle profundo y una granja ecológica, con un caserón grande de madera teñida de negro. A pocos metros, un mallín –que en invierno se colma de agua– da inicio a las primeras viviendas de Peulla, primer poblado tras la frontera donde habitan 120 personas. Peulla es una colonia que se ubica dentro del Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, primera área protegida de Chile que se creó como paso obligado para la comercialización entre ambos países y fue impulsada al turismo por Ricardo Roth en 1913, creador del primer hotel con estilo suizo y tejuelas de madera en una antigua casona. El emblemático hotel Peulla mantiene el estilo suizo con una construcción completamente en madera, abastecido de energía generada con turbinas de agua y calefaccionado en la sala de estar con una vieja locomotora devenida estufa de leña. En el poblado de casas de madera incrustadas en la ladera montañosa y a orillas del lago de Todos los Santos sólo hay dos hoteles para turistas (Peulla y Natura), ambos administrados por Alberto Schirmer, nieto del creador del circuito turístico, que no escatima en historias en el momento de conversar con los viajeros.

DATOS UTILES EXCURSION L La excursión del Cruce de Lagos, que únicamente la realiza la empresa Turisur, a través de una concesión del Parque Nacional Nahuel Huapi, tiene un valor de 115 dólares, sin hospedaje para residentes de la Argentina. RECORRIDO L Puerto Pañuelo a Puerto Blest:

1 hora en catamarán (15 millas) L Puerto Blest a Puerto Alegre: 10 minutos en colectivo (3 km) L Puerto Alegre a Puerto Frías: 20 minutos en catamarán (4 millas) L Puerto Frías a Peulla: 2 horas en colectivo (27 km) L Peulla a Petrohué: 1.40 horas en catamarán (20 millas) L Petrohué a Puerto Varas: 2 horas en colectivo (76 km) EN INTERNET L www.cruceandino.com L www.turisur.com.ar (catamarán Argentina) L www.turistour.com (catamarán Chile) L www.hotelpeulla.cl (Peulla) L www.hotelnatura.cl (Peulla) L www.hotelpuelche.com (Puerto Varas) L www.solacehotel.cl (Puerto Varas)

Mucho más que contemplar La villa turística ofrece relax en todos sus rincones, pero también cuenta con actividades programadas como cabalgatas, canopy, una excursión en 4x4 que recorre decenas de cascadas, arroyos y caminos sinuosos de la zona, además de navegación por el río Negro y pa-

La vista desde la cubierta

seo en kayak. “Los tiempos cambian y el turista ya no busca sólo contemplar la naturaleza”, repetía un guía turístico de la localidad. La vida tranquila del poblado lleva a tener horarios y pautas estructurados para los visitantes. La cena es entre las 19 y las 21, y el menú ofrece una amplia variedad de mariscos y productos de mar, pero el recomendado es el salmón del Pacífico, pescado por excelencia del otro lado de la Cordillera. La excursión en invierno obliga a pernoctar en el pueblo para continuar el recorrido al día siguiente en una navegación en el catamarán Lagos del Sur por el lago de Todos los Santos, también conocido como Esmeralda por la tonalidad de su agua producto de los minerales que contiene y el reflejo de la luz del día. El último recorrido por vía acuática ofrece un trayecto con un paisaje singular, entre las profundas aguas turquesa del lago y el bosque patagónico que acompaña toda su extensión hasta el extremo en el puerto de Petrohué. A cada avance de la embarcación se puede observar de manera aislada chimeneas humeantes de las casas incrustadas en la montaña y lanchas encalladas en la costa. La excursión que se inició en Bariloche termina un día después a orillas del lago Llanquihue, en la localidad de Puerto Varas, luego de un nuevo tramo en ómnibus que tiene parada obligada en los saltos de Petrohué, agitado sector del río que desciende con furia desde la montaña. En Puerto Varas la soledad de aquel viaje se deja a un lado. Es una ciudad de más de 30.000 habitantes con un casco histórico de viejas construcciones de estilo europeo y un sector moderno de hoteles, restaurantes, comercios y hasta cuenta con un casino. El paseo termina allí. Algunos viajeros emprenden nuevas excursiones, principalmente atraídos por la curiosidad de conocer un volcán desde cerca, y parten con visitas guiadas al Osorno, a pocos kilómetros de la ciudad. Otros regresan a Bariloche por la misma travesía o mediante un ómnibus internacional a través del paso Cardenal Samoré, a la altura de Villa La Angostura.

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CHICOS A BORDO

Por Encarnación Ezcurra

Claves contra el tedio infantil Cómo armar un botiquín de emergencia para sobrevivir en traslados largos El consabido ¿cuánto falta para llegar? aparece antes de que hayamos doblado la primera esquina y entonces recordamos que hasta el viaje más soñado con niños deberá pasar primero la ardua prueba del viaje en sí mismo, es decir, el traslado. Existen niños que mantienen una concentración asombrosa en la lectura, la contemplación del paisaje o que, entre canturreos, juegos y charlas, pueden mantenerse en sus asientos por horas. Los hay, pero jamás me han tocado en suerte como compañeros de ruta. Las experiencias recogidas demuestran, en cambio, que la paciencia no se cuenta entre las muchas virtudes con que somos dotados los seres humanos desde nuestra tierna infancia. Así que a la edad de la sillita para auto habrá que liberarlos del cepo cada hora, hora y media, antes de que la protesta devenga escándalo. Un poco más grandes, el intervalo de las comidas será un recreo salvador que, además, tal vez evite episodios de mareos y vómitos. La electrónica los atrapará entre sus cables en cuanto tengan uso de su lógica digital. Si son muchos chicos habrá litigios y treguas constantes en las fronteras difusas del estrecho territorio del auto. Se acumulará una larga jurisprudencia en desafíos lúdicos del tipo de qué color será el próximo auto que crucemos hasta animales/nombres que empiecen con a, b, c, d, e, f… ¡Stop! Y habrá música. Desde la siempre vigen-

te María Elena Walsh pasando por todos los ruidos y ruiditos intermedios. Cuando los viajes reúnen a varias edades es difícil la unanimidad de gustos, casi imposible mientras la industria siga produciendo una saga de voces adolescentes pasteurizadas. Los esfuerzos por mantener la paz durante el recorrido se multiplican cuando éste se realiza en un trans-

porte público, ómnibus, tren o avión. Habrá que ir armado con una batería de artilugios a los que echar mano una vez que el niño haya terminado de investigar cada uno de los botoncitos que tiene a su alcance, y de probar la resistencia y tolerancia al impacto del asiento de adelante. Está claro que no hay oferta estándar de entretenimiento de a bordo capaz de cubrir la demanda de atención de un niño durante un viaje largo. Los consejos recogidos en el mundo real y en el virtual recuerdan simplezas como prever una agenda de activida-

des ajetreadas para las horas previas al viaje, ya que los chicos (y grandes) nunca se portan mejor que cuando duermen. También que no es necesario embarcar primero; al contrario, hay que tratar de subir al transporte justo antes de que parta. Además, algunas ideas para incluir en el arsenal de mano contra el aburrimiento: –Un clásico: libros. Algunos conocidos, mejor alguno nuevo. –Jueguitos electrónicos silenciosos o con audífonos. Que no se entretengan con películas, TV o juegos por más de dos horas, para evitar que se agoten de ese recurso. –Un bloc en blanco para dibujar o escribir un diario de viaje. –Lápices o crayones, no marcadores. –Esconder durante un tiempo algunos de sus juguetes y ofrecérselos durante el viaje, de uno en uno. También conviene llevar al menos uno nuevo, que retenga su interés durante más tiempo por la novedad. –Juegos de encastre o rompecabezas. Una hoja de diario para poner debajo del asiento y así levantar las piezas que se caigan antes de que se pierdan. –Alimentos diversos, en especial saludables, en porciones pequeñas, para ir dosificando. Lo ideal es evitar dulces, bebidas colas o chocolate, ya que suelen estimularlos. –Toallitas humedecidas. –Una muda de camisa para el niño. Y otra para el acompañante.