Cheo Feliciano

17 abr. 2014 - nueva vida. CHEO Feliciano vivió una ... en los famosos “Veranos de Nueva York” a tocar tumbadoras y .... mi formación”, comenta el salsero.
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miércoles 5 de noviembre de 2003

Cheo Feliciano

Su trabajo musical ha marcado una de las etapas más significativas de nuestro cancionero popular por su excelente capacidad interpretativa en diversos géneros

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HISTORIA DE LA

Con Gilberto Santa Rosa, Robert Padilla y Peruchín Cepeda.

Junto a Celia Cruz.

“Una voz y mil recuerdos” DE NIÑO disfrutaba de bailar y tocar la tumbadora con sus amigos, entre los que recuerda a Raúl Manfredi, inventor del baile del tornillo. Armó un conjunto infantil navideño que llamó El Combo de las Latas. Cuando llegó a Nueva York con su familia tuvo la intención de terminar sus estudios secundarios, pero perdió interés cuando le hicieron repetir el segundo año en inglés y abandonó la escuela. Su primer trabajo en la gran urbe fue en un art supply como mensajero. Se hizo miembro de la Unión de Músicos para estar cerca de los músicos de la época, quienes solían reunirse en el local del gremio. Para el tiempo que fue band doy de Tito Rodríguez, asistía con sus amigos al parque en los famosos “Veranos de Nueva York” a tocar tumbadoras y cantar. Era una fiebre de la época inspirada por Kako Bastar, Papiro Madamo, Frankie Malavé, Carlos “Papato” Valdés y Mongo Santamaría. Tito Rodríguez lo desafío a cantar tras la insistencia de sus músicos quienes querían una oportunidad para su amigo. Su primera interpretación en la banda de Tito Rodríguez fue ovacionada por el público, por lo que el veterano vocalista le gritó desde la barra: “Mira mulato, canta otra”.

Entró al sexteto de Joe Cuba a sustituir a Willie Torres, quien abandonó el grupo para ir a la orquesta de José Curbelo, una vez que el cantante del grupo, Santitos Colón, fue reclutado por Tito Puente. Contrajo matrimonio con Socorro Prieto León (“Coco”) el 5 de octubre de 1957, justo cuando inició su carrera profesional como cantante de Joe Cuba. Se lanza como solista en 1967, cantando con varias orquestas, entre ellas Eddie Palmieri, con quien grabó varios discos. Hizo un alto en su carrera en 1969 para resolver su problema de adicción. Durante los años que estuvo separado de la música salió al mercado, bajo el sello Alegre, el disco “José Cheo Feliciano”, en 1971. Tite Curet y Silvio Iglesias fueron testigos en la firma del acuerdo de grabación de Cheo Feliciano con Fania. Se incorporó a su rol de cantante en 1972, con la producción “Cheo”. Fue una de las principales figuras en el grupo de Las Estrellas de Fania. En 1985 cantó en el teatro “Amira de la Rosa”, en Barranquilla (Colombia). Personificó al padre del pelotero Roberto Clemente en el musical “Clemente”, producido en 1987 en Puerto Rico. Ha recibido numerosos premios por su esfuerzo, incluyendo el “Front Page Award” del diario New York Daily News.

CHEO Feliciano vivió una etapa de su vida inmerso en el consumo de drogas, justo en el florecimiento de su carrera artística y cuando aparecía en el escenario musical como una de las más sólidas personalidades de la canción salsera y romántica. Sin embargo, fue fuerte y optó por el camino de la vida, recuperando las energías consumidas en la adicción e iniciando una nueva etapa que derivó en glorias y triunfos para el cantante, hombre, esposo y padre. A continuación, un breve relato de su testimonio. “Estuve en la droga de una forma cuasi pasiva por 10 años y después se puso más violento, pero cada día se acrecentaba más la adicción hasta que llegué a la heroína. “La heroína te quita el apetito de todo, inclusive el sexual, y comienza a congelar tus emociones y

Colección Cheo Feliciano

Cheo Feliciano es considerado una de las figuras más importantes del género.

Nació en él una nueva vida

ambiciones, te aísla, te aparta del mundo. Sentía que había llegado al fondo del barril, a lo más bajo que puede llegar un hombre y no podía seguir en ese plano y menospreciando el cariño y el amor de ese público y de mi familia. Decidí que tenía dos opciones: quitarme la vida o cambiarla. Escogí que quería vivir y decidí apartarme de todo, porque me estaba perdiendo, aunque tenía fama. “Supe por medio de amigos, entre ellos Tommy Olivencia, de (la existencia de) este grupo que querían hacer un movimiento para ayudarse. Éramos adictos, y yo ingresé en la Navidad de 1969 y estuve como tres años, y constantemente tuve la visita de dos personas muy importantes en mi vida: Tite Curet, que resultó ser el más importante autor en mi vida, y yo convertirme en quien más le ha cantado; el otro fue Jerry Masucci, que me quería firmar un contrato con Fania, pero siempre le dije que primero quería resolver mi vida. Y así lo hice.”

Colección Robert Padilla

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Fue apadrinado por el afamado cantante Tito Rodríguez.

Sus primeros discos

Es querido por su humildad y venerado por su talento.

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– DIRECTOR GENERAL: Jorge Cabezas Villalobos

– EDITOR: Hiram Guadalupe Pérez

– SUPERVISOR GRÁFICO: Diego Méndez Hernández

– ILUSTRADOR: Gary Javier

– ARTISTA GRÁFICO: Omar A. Cadena Negrón

– BÚSCALO EN www.primerahora.com

HISTORIA DE LA

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Discografía selecta

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larga trayectoria ha refulgido por la calidad de su voz, sus fraseos y sus tonos melodiosos que provocan momentos sublimes y cadenciosos

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Su estilo interpretativo combina lo mejor de Ismael Rivera y Tito Rodríguez, para sellar su identidad sonora.

Cheo Feliciano inició sus estudios musicales en su natal Ponce. Colección Robert Padilla Foto / José Miguel Feliciano Torres

Cheo Feliciano La voz más privilegiada Colección Robert Padilla

del pentagrama salsero

En Nueva York se formó entre grandes músicos y logró su sitial en el sexteto de Joe Cuba.

Su presencia en el grupo de Joe Cuba fue determinante para el éxito de la agrupación.

Colección Robert Padilla

De niño fue inspirado por sus padres.

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HISTORIA DE LA

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Durante una presentación con Impacto Crea.

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u presencia aún se hace sentir entre los recovecos de la calle Guadalupe de Ponce, donde ubica la residencia de sus padres desde principio de los años 30, justo a la antigua entrada del pueblo, frente al viejo Cementerio Histórico que entonces servía de parque para que los niños retozaran por los restos de lo que una vez fueron panteones difuntos. En ese lugar nació José “Cheo” Feliciano Vega, el 3 de julio de 1935, considerado como la voz más privilegiada del pentagrama salsero, graduado de la escuela de soneros de Ismael Rivera y discípulo del acento y la eufonía de Tito Rodríguez. En la ciudad de Nueva York se curtió en las grandes orquestas latinas de la década del 50, con quienes aprendió las mañas del arte de la canción hasta lograr despuntar entre los más renombrados artistas de la época. Su carrera musical, que ya cumplió 47 años, ha sellado uno de los episodios más significativos en el repaso de nuestro cancionero popular por su excelente capacidad interpretativa en géneros diversos como el bolero, la salsa, la pachanga y el cha-cha-chá. Además, ha refulgido por la calidad de su voz, sus fraseos

y sus tonos melodiosos, y graves a la vez, que saben entrar al juego con las armonías provocando momentos sublimes y cadenciosos. Ése es Cheo Feliciano, el cantante que todo salsero aspira ser. Completo, excelso, virtuoso, afable, simpático y humilde.

“Mi papá era un carpintero que trabajaba de sol a sol. Un hombre bajito que cargaba una caja de herramientas que pesaba como 80 libras y caminaba dos o tres millas diarias para llegar al trabajo, seis días a la semana. Cuando llegaba el domingo le decía a mi mamá: ‘Hoy usted se lava el pelo y se sienta en la sala que yo voy a cocinar’. Entonces, empezaba a cantar canciones de la época, de contracanto, en especial de (el dúo de) Quique y Tomás, y recuerdo que mi papá decía unas líneas en la cocina y mi mamá le contestaba desde el cuarto. De niño añoraba los domingos por eso”, comenta el cantante.

Cosechó su arte en la armonía del bolero En 1949, el intérprete de “Anacaona” inició sus estudios musicales en la Escuela Libre de Música “Juan Morel Campos” de Ponce, con la ilusión de aprender a tocar guitarra y trombón, aunque siempre sintió atracción por la percusión. “Era un jovencito cuando se estableció la primera escuela de música en el pueblo. Recuerdo que el director era Librado Net y tomábamos clases en los camerinos del teatro La Perla. Julio Alvarado, que dirigía la Orquesta Casino de Ponce, fue mi primer maestro y me tuvo casi tres años aprendiendo solfeo y los valores y fundamentos de la música porque no habían instrumentos disponibles para estudiar y cuando llegó mi trombón, mi papá nos dice que teníamos que mudarnos a Nueva York porque la cosa estaba mala”, narra el cantante. Antes, había aprendido a armonizar de oído deleitándose con el traba-

La gran escuela de Nueva York

Su gran amigo Kako Bastar fue su maestro de percusión. jo del trío romántico Los Panchos, en especial el desenvolvimiento de su segunda voz, Chucho Navarro. Asimismo, había desarrollado el gusto por la música clásica gracias a

la influencia de un vecino suyo que escuchaba piezas de Debussy y Ravel, aunque su mayor inspiración fueron sus padres Crescencia y Prudencio.

Igual que la historia de muchos puertorriqueños, Cheo Feliciano se mudó con su familia a la ciudad de Nueva York “porque no había trabajo” en el país. Arribó a la gran urbe el 13 de septiembre de 1952, con 17 años de edad, y tuvo su primera residencia en la calle 31, entre Tercera y Lexington, a tres cuadras del Empire State Building, dentro de una comunidad irlandesa. “La experiencia de llegar a Nueva York fue difícil. Nos mudamos a un sector de blancos y fuimos el lunar que cayó en aquel barrio. Empezaron a culparnos de todo lo

Tito Puente fue uno de sus grandes maestros.

que ocurría, tuvimos muchas dificultades. Vivimos allí un año, hasta que nos movimos a la calle 110, en el barrio puertorriqueño”, señala. A su llegada a la ciudad, optó por terminar su preparación académica, pero sus intereses musicales torcieron su sendero, prefiriendo codearse entre los músicos de la época, junto a quienes comenzó a trazar su carrera y hasta se inscribió en la Unión de Músicos de Estados Unidos, Local 802, en la calle 52 y Octava Avenida. Para entonces, Cheo Feliciano –que conocía bien el repertorio de las orquestas de Frank “Machito” Grillo, Arsenio Rodríguez, Tito Puente y Tito Rodríguez– fue alimentando su interés por la percusión, aprendiendo las técnicas de interpretación en las tumbadoras de la mano del percusionista Francisco “Kako” Bastar, quien, además, le facilitó su primera incursión en un grupo y su primera gira musical a las ciudades de Quebec y Montreal, en Canadá. “Con Kako desarrollé mi interés por la percusión. Él me llevaba a sus ensayos y una vez me pidió que lo reemplazara en un viaje que tenía que hacer con el grupo Ciro Rimac’s Review porque se iba a casar, y así fue que tuve mi primera experiencia en un grupo, a los 18 años de edad”, dice. Meses más tarde, se integró como conguero del Conjunto Marianaxi de

Luis Cruz (antes conocido como Alfarola X), con quien hizo presentaciones esporádicas, siempre buscando donde hallar su oportunidad. “Como yo quería estar frente a los grandes maestros, en especial Tito Rodríguez, Machito (Frank Grillo), Tito Puente y Mon Rivera, me convertí en el carga maletas de todos ellos. Yo había cosechado la amistad de los músicos de esas orquestas y por medio de ellos llegué a los directores, con el único interés de escuchar la percusión, ésa era mi pasión”, apunta. De esa manera, pasó a convertirse en el band boy de Tito Rodríguez, momento en que despertó su pasión por cantar, absorto por la voz y el estilo del intérprete de “Tiemblas”, quien un día, a insistencia de sus músicos, y un poco en broma, le cedió el micrófono y las maracas en un abierto desafío frente a los bailadores del salón más importante de Nueva York, El Palledium, para que demostrara cuánto sabía cantar. “Damas y caballeros, la escuelita (nombre con el que llamaba a su orquesta) se place en presentar su más reciente descubrimiento. Con ustedes, el mejor cantante del mundo: Cheo”, pronunció Tito Rodríguez, al tiempo que se movía a la barra para escuchar la interpretación de “Changó tá vení” y “Barito”, los primeros temas que cantó Cheo Feliciano, a los 20 años de edad.

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HISTORIA DE LA

Se lanzó a buscar lo suyo

Inició su carrera con el sexteto de Joe Cuba, en 1957. bos, adverbios, adjetivos y nombres en ambos idiomas para componer los versos que dieron vida a sus interpretaciones y que eran fiel a la forma de comunicación popular. “En el sexteto, como los muchachos eran de Nueva York, yo era el mejor que hablaba español pero las canciones que estaban montadas eran en inglés, lo que al principio me resultó incómodo, pero al mismo tiempo crecí como cantante”, confiesa. El valor de su presencia y figura quedó consigando cuando la compañía Seeco optó por trabajar un álbum romántico exclusivo para el artista, con el acompañamiento del sexteto de Joe Cuba, y que se tituló "Para enamorados solamente" (1965). Ganó crédito entre las grandes orquestas Su primer álbum con el sexteto, “Steppin’ Out”, se produce en 1961 para el sello Seeco e incluye doce temas, entre ellos “A las seis”, “To be with You” y “Salsa y bembé”. También contiene “Wabble-Cha” y “Que va”, compuestos por Cheo Feliciano. A este trabajo le siguió “Diggin’ the Most” (1962), una producción que se mueve entre el sonido del guaguancó, el bolero, la pachanga, el mambo

y el cha-cha-chá. Luego salió al mercado “Comin’ at You” (1963), seguido de “Vagabundeando” (en el que aparece el famoso tema “El ratón”), “El alma del barrio”, “Out of this World Cha Cha” y “Cha Cha to Soothe the Savage Beast”, todos fechados en 1964. El éxito del sexteto de Joe Cuba aumentaba y su presencia se reclamaba en los grandes eventos de música organizados en Nueva York y en el que asistían las principales orquestas del momento. “Yo recuerdo un concierto en la calle 34 y Octava avenida, en el Manhattan Center. Había tres pistas de baile y tocó Cortijo con Ismael Rivera, Machito y sus Afrocubans, Tito Puente, Tito Rodríguez, Javier Cugat y después de esas orquestas vino el sexteto de Joe Cuba. Apenas teníamos tres años y el grupo estaba en boga y sólo éramos seis”, recuerda. La secuencia de éxitos del sexteto fue creciendo y hasta llegaron a participar en la grabación de un anuncio de Coca Cola, gracias al auge del tema “El pito”, parafraseando la línea del coro en “así se goza” por “con coca cola”. Cheo Feliciano se mantuvo en la agrupación hasta 1967, momento en que optó por experimentar su carrera como solista.

EL CANTANTE Cheo Feliciano inició su carrera en solitario acompañado de las orquestas con las que se formó de joven, deleitándose con sus melodías, sin considerar formar su propia agrupación. “Hice mi salto a la aventura de tirarme como solista y en esos primeros pinitos me acompañó Tito Puente, Machito y otros grandes artistas que tuvieron que ver con mi formación”, comenta el salsero. En esa etapa de su carrera participó en la producción de un disco junto a Eddie Palmieri, “Champagne” (1968), en el que sólo interpretó el tema “Busca lo tuyo”. El resto del trabajo de este álbum fue interpretado por Ismael Quintana. Cuenta que su participación con el veterano pianista fue un arreglo de amistad, ya que no le interesaba atarse a ninguna agrupación y sí despuntar su nombre como cantante. “Cuando Eddie me hizo el acercamiento le dije que no porque había dejado el sexteto para hacer lo mío y porque quería dejar de ser

el cantante de y ser Cheo Feliciano. Él me dijo que en el disco participaría de cantante invitado y acepté”, confiesa. Más tarde, en 1977, el nombre de Cheo aparece como invitado en otra producción de Palmieri, “The Music Man”, aunque se trató de una recopilación de éxitos del músico que incluyó el tema que despuntó en su disco original “Busca lo tuyo”. En cambio, en 1981 figuró como voz en la producción homónima de Palmieri, cantando los temas “El día que me quieras”, “Ritmo alegre” y “Páginas de mujer”. En el año 1969 visitó la Isla acompañado del grupo de Kako Bastar, realizando una gira de presentaciones que se extendió por un mes. Es ahí cuando el salsero hace un alto en su carrera –que estaba en pleno auge y desarrollo– por entender que necesita resolver su problema de adicción a drogas. “Decidí quedarme en Puerto Rico e hice mi retiro total. Fue cuando ingresé en el programa de rehabilitación de adictos de CREA”, dice.

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EL 5 de octubre de 1957, Cheo Feliciano pasó a integrar el sexteto de Joe Cuba recomendado por Tito Rodríguez, una vez que el vocalista principal del conjunto, Willie Prieto, abandonó el grupo para ingresar a la orquesta de José Curbelo. “Jimmy Sabater fue a buscarme a casa y me dijo que Joe Cuba (cuyo nombre de pila es Gilberto Calderón) quería hacerme una prueba. Fui y canté los mismos temas que interpreté con la orquesta de Tito Rodríguez. Al par de semanas hice mi debut con ellos, el mismo día que me casé con mi esposa Coco”, recuerda el salsero. Con este sexteto, el nombre de Cheo Feliciano comenzó a ganar notoriedad en el mundo musical, despuntando como una voz privilegiada, con sentimiento y cadencia. Su estilo interpretativo se presentó como la conjunción de las formas interpretativas de sonero de barrio –guapo en su expresión lírica– que había establecido Ismael Rivera, fusionadas con la expresión armónica y dulce que proyectaba la voz de Tito Rodríguez. Con este grupo permaneció una década, trabajó 17 producciones discográficas y selló su paso con los éxitos “A las seis”, “El ratón” y “El pito”, entre otros. La aportación de Cheo Feliciano al grupo fue más allá del ejercicio de la interpretación, destacándose también en la composición y aportando su estilo y conocimiento para las transformaciones melódicas que se experimentaron en ese momento y que fusionaron la base del sonido cubano con la influencia del rock, como hasta entonces nadie lo había experimentado. Su presencia logró transformar, además, la expresión del sentimiento del mundo latino en Estados Unidos, recogiendo en su propuesta musical la simbiosis cultural de esta población, sobre todo en la “oficialización” del spanglish como recurso idiomático y modo de expresión popular. De esa manera, el cantante comenzó a jugar con las palabras atando ver-

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Fue el gran acierto del sexteto de Joe Cuba

Rubén Blades es uno de sus grandes admiradores.

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HISTORIA DE LA SALSA

José Rodríguez / El Nuevo Día

Junto a El Conde Rodríguez, Charlie Palmieri, Roberto Roena y Pacheco.

Es uno de los canatantes más completos de nuestro país.

Ha sido el mejor intérprete de Tite Curet y su fiel amigo.

Noble maestro del canto popular EN 1972, Cheo Feliciano reaparece en el ambiente musical con una excelsa producción, trabajada para él por el fenecido compositor Tite Curet Alonso, bajo el sello Vaya Records. La publicación de este disco, titulada “Cheo”, marcó el tiempo de una nueva era para el cantante, quien permaneció tres años fuera de los escenarios por problemas personales. Para esta ocasión, el salsero se nutrió de un grupo de exquisitos músicos al mando de Johnny Pacheco, quienes imprimieron un sonido espléndido a las composiciones de Tite, arregladas por Bobby Valentín y Nick Jiménez. De esa manera, los temas “Anacaona”, “Pienso en ti”, “Pa’ que afinquen”, “Mi triste problema”, “Si por mí llueve” y “Franqueza cruel”, entre otros, se convirtieron de inmediato en éxitos, revalidando como uno de los mejores y más completos cantantes del país. La primera etapa de esta grabación se realizó durante los años que Cheo Feliciano estuvo recluido, voluntariamente, en los Hogares Crea. En ese tiem-

po, Tite Curet, quien se convierte en uno de sus más cercanos amigos y fanáticos, se encargó de confeccionar las canciones del álbum, armando un proyecto que se adentrara al tono y color de la voz del salsero, y que sirviera, a su vez, para evocar los tiempos gloriosos del sexteto de Joe Cuba. El éxito del disco fue monumental. Cheo Feliciano realizó un trabajo vocal espléndido que le sirvió para impulsar su regreso a la música con bríos, casi como un vaticinio de lo que serían sus próximos años. La segunda producción que realiza fue “Cheo Feliciano with a Little Help from My Friend” (1973), nuevamente de la mano de Tite Curet Alonso, seguido del álbum navideño “Felicidades” (1973). Al año siguiente se publicó el disco “Looking for Love” (1974), un trabajo romántico, colmado de sentimientos, que el artista grabó en Argentina con una orquesta dirigida por Jorge Calandrelli, quien, además, se encargó de los arreglos musicales. “Con este disco pude demostrar lo que tenía por

Busque este sábado el Álbum del recuerdo de Luis Perico Ortiz y el miércoles Tommy Olivencia

dentro, lo romántico. Era mi deseo cantar e interpretar boleros y de todos los discos que he hecho ése es uno de mis favoritos por la afinación”, apunta el cantante. Luego surgió “Lo mejor de Cheo Feliciano” (1974), “The Singer” (1976), “Cheo’s Rainbow” (1976), “Mi tierra y yo” (1977) y “Estampa” (1979), este último considerado por el artista como “el mejor organizado, más completo y que más me satisface”, además de tratarse del primero que produjo en Puerto Rico, donde se radicó desde 1975. Tras la publicación de “Sentimiento tú” (1980), el cantante emprendió un nuevo rol en su carrera como productor de su propio sello, Coche Records, con el que trabajó cinco discos, aunque en el ínterin grabó para otras firmas. Entre los trabajos más significativos que hizo en la década de 1990 se destaca el trabajo de boleros “Los feelings de Cheo” (1990), “Cheo Feliciano y La Rondalla Venezolana” (1996), “Un solo beso” (1996), “Cheo Feliciano en Cuba” (1998) y “Mil voces, mil recuerdos” (1999). A esa lista se suma su última producción “En la intimidad” (2002), que incluye la última melodía que se le grabó a Tite Curet Alonso, “Esa es tu fortuna”.