Carla M. Agosto Ortiz Labor 11 de abril de 2013 Página 1
Lenguaje de voces calladas fue lo que halló una mujer en Culebra luego de no pisar por varios años la blanca arena de aquella remota playa de la isla municipio. “La palabra culebra “fascina”, playa, sol, relajarse… La realidad es que las personas ven a Culebra superficial no ven la necesidad real que existe”. Estas fueron las palabras de Neyshma Medina una mujer emprendedora, de 37 años, criada en la Isla Grande como dicen los culebrenses, pero con el corazón arraigado a las familias que residen en Culebra. El interés de Neyshma por los culebrenses comenzó un fin de semana que decidió quedarse en Culebra. Pero esta vez fue diferente, a ella le despertó curiosidad que una empleada de uno de los kioskos le dijera: “¿Tu siempre eres así? Me has dicho gracias en todo momento… Yo le digo a mi hermana, tu escuchaste lo que dijo la señora, es que no es común que una persona se extrañe que yo diga gracias tantas veces”. Neyshma, quien culmina este año una Maestría en Consejería Psicológica en la Universidad del Turabo y es madre de dos hijos de 17 y 5
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Carla M. Agosto Ortiz Labor 11 de abril de 2013 Página 1 años, estuvo ese fin de semana percatándose de situaciones que no eran normales según su percepción personal y psicológica, e iba montando las piezas de un rompecabezas que irónicamente seguirá desarmado si nadie pone los ojos en la isla municipio de Culebra más allá de ir a vacacionar. Ese fin de semana el testimonio de una residente de Culebra le impactó. Nitzy Ramos, había ido prestadita a la isla a realizar labores comunitarias, le gustó y se quedó. Según Nitzy, quien lleva cinco años residiendo en la isla municipio, los residentes de Culebra se sienten humillados, se sienten menos que las personas de la Isla Grande “como ellos dicen” y han sido pisoteados toda la vida, primero por la marina y por las personas piensan que Culebra es lo que es por la playa y no por su gente. Cuando se acerca un fin de semana largo los residentes dicen: “mira este fin se semana es largo, cierren los carros porque viene gente de la Isla”, este es uno de los relatos curiosos que escuchó Neyshma sobre los residentes de Culebra. Una de las historias que tocó el corazón de Neyshma fue la de “una chiquita que tiene 5 años, su hermano le cogió el cepillo de dientes y lleva casi tres meses lavándose los dientes con el dedo porque su mamá no ha ido a la Isla a comprar un cepillo de dientes. ¿Por qué? Porque un cepillo de dientes en Culebra vale de cinco a seis dólares”. Todo lo que se vende y hace en Culebra
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Carla M. Agosto Ortiz Labor 11 de abril de 2013 Página 1 está basado en el turismo y no para el beneficio ni el alcance de sus residentes, es una de las situaciones que Neyshma lamenta. “En culebra los padres dejan a los niños como si estuviesen en el patio de sus casas. Culebra entero es el patio de una casa, los padres no supervisan a sus hijos. Que un niño sepa un poco más que un padre es un logro, pero los padres son conformes con eso… Los niños que se gradúan de cuarto año este semestre ninguno tiene metas de ir a la Universidad”, dijo Neyshma. Ese fin de semana en el que Neyshma se percató de las íntimas circunstancias que afectan a los residentes de Culebra, continuó impactándola con la humildad de un señor que movió el auto de su casa para llevarla a ella y a su familia hasta el muelle, porque los vio caminando “jarda abajo”. Lo que la conmovió fue que luego que el señor hizo dos viajes al muelle porque no cabían todos en el carro, ella le preguntó “¿cuánto es?” y el le dijo “lo que tu quieras darme”. “Ósea que más allá de la necesidad que existe y tal vez de el que no te quieran mirar a los ojos o te vean como una persona prepotente, el decirle por la mañana buenos días movió a este señor a mover su auto y llevarme hasta el muelle”, dijo Neyshma con emoción en los ojos. Desde entonces ella se llevó a Culebra en el corazón y en sus pensamientos, y desvelaba en las noches pidiéndole a Dios “ilumíname para ayudar a esta gente de una manera grande, no tocar a un individuo nada más sino tocar a un grupo grande”.
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Carla M. Agosto Ortiz Labor 11 de abril de 2013 Página 1 Neyshma contó su experiencia a un grupo de colegas y todos quedaron perplejos, porque nadie conocía las necesidades que imperan en Culebra. “Viajamos hasta culebra alrededor de nueve compañeros, la impresión fue desde que llegamos, la muchacha que nos atendió en la pizzería no nos miraba a los ojos”. De allí surge Familias Modelos, una iniciativa que floreció en el corazón de Neyshma que pretende identificar cuales son las necesidades de las familias en Culebra y llevar unos talleres tanto para adultos y niños, en los cuales las familias se carguen de herramientas para fortalecer el núcleo familiar. “Es bien frustrante que uno puede llevar un servicio que es gratuito, que es con el mejor interés y la misma gente bloquea eso… no aspiran a superar las necesidades. Es algo que es una meta. Cuando se siembra la semilla en los niños de que las cosas pueden cambiar, de que yo soy importante, de que yo puedo sonreír, esa información llega a la casa, el papá la acepta o la rechaza, pero ese niño ya sembró esa semilla”, expresó Neyshma con un ímpetu y con la certeza de que esa sociedad va a ser transformada. Neyshma se aferró más a la vida y decidió ser ente de cambio cuando fue diagnosticada con cáncer de seno y fue sometida a una mastectomía de ambos senos con reconstrucción. “La vida se trata de que cada eslabón que uno pone es un eslabón que va a formar y a concluir con una sociedad tranquila y positiva. Para mí es un
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Carla M. Agosto Ortiz Labor 11 de abril de 2013 Página 1 proyecto de vida y hasta que no vea ese proyecto de vida 100 por ciento cumplido no voy a estar tranquila”.
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