caminando y rodando por el quindío - Utp

abre el espacio para las nuevas miradas a la literatura y a la ... literatura, historia y cultura. Lo que nos ..... suelo. Tiene una proyección religiosa: la misión.
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BIBLIOTECA

DE AUTORES QUINDIANOS

CAMINANDO Y RODANDO POR EL QUINDÍO

Ensayo

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La Biblioteca de Autores Quindianos La Biblioteca de Autores Quindianos tiene como propósito poner en circulación, en cuidadas ediciones, los trabajos creativos y de reflexión de los poetas, escritores e investigadores de nuestro departamento. La amplitud del panorama de las letras quindianas se refleja en esta colección, que incluye autores y obras de una tradición consolidada, al tiempo que abre el espacio para las nuevas miradas a la literatura y a la riqueza cultural del Quindío. En este proyecto de carácter académico han unido sus esfuerzos la Gobernación del Quindío y la Universidad del Quindío, con el apoyo de un Comité Editorial conformado por expertos en literatura, historia y cultura. Lo que nos convoca es una convicción que está en la base de nuestras políticas institucionales: Es indispensable promover, apoyar y difundir el producto de la actividad intelectual, y brindar a la región puntos de encuentro para que se piense en las fortalezas propias de su historia, dinámica y diversa. Con este conjunto de obras en ensayo, narrativa y poesía, la Secretaría de Cultura de la Gobernación del Quindío y la Universidad del Quindío les proponen a los lectores un espacio para el asombro, el estudio y el descubrimiento. Julio César López Espinosa Alfonso Londoño Orozco Gobernador del Quindío Rector de la Universidad del Quindío

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Jorge Hernando Delgado Cáceres

Caminando y rodando por el Quindío

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Caminando y rodando por el Quindío © Jorge Hernando Delgado Cáceres © Fundación Cine Club El Mohán [email protected] Fotografía de solapa: © Jairo Ferrer Primera edición Biblioteca de Autores Quindianos Secretaría de Cultura, Gobernación del Quindío Universidad del Quindío Armenia, 2011 ISBN

978-958-8593-21-0

Edición al cuidado de Félix Adrián Salamanca Todos los derechos reservados. Se prohíbe la reproducción total o parcial de este libro, por cualquier medio, sin la autorización escrita del autor. Diseño de la portada: © Lina María Cocuy Diagramación: Julio César Pinzón Ospina Impresión: Centro de Publicaciones de la Universidad del Quindío 6

Índice La imagen de la historia. Félix Adrián Salamanca

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Primera Parte El Paso del Quindío: Una de las rutas del Bicentenario El Paso del Quindío es un accidente geográfico Período prehispánico: El Paso de los Quimbayas, Quindos y Pijaos Siglo XVI Siglo XVII Siglo XVIII El Carguero del Quindío Siglo XIX Conclusión Bibliografía

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Segunda Parte Rodando por el Quindío: Filmaciones y grabaciones (1927–1999) I. El cine en el Quindío II. Películas en el Quindío III. Telenovelas en el Quindío IV. El video en el Quindío V. El terremoto en el Quindío (25 de enero de 1999) VI. Archivos

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La imagen de la historia Incursionar en terrenos tan exigentes como son la historia y los temas de identidad y patrimonio, hace que todo aquello relacionado con los bienes colectivos tenga diversas miradas. Jorge Hernando Delgado Cáceres

No se responden todas las preguntas sobre el pasado mirando sólo los momentos establecidos por el relato convencional de la historia. Lo particular, lo regional y lo propio constituyen elementos esenciales para construir una memoria colectiva desde los intereses que nos circundan y cobijan de manera directa. Así, los hitos del pasado contribuyen a la construcción del presente a través de lo que el autor de este libro ha llamado “la historia visual del departamento del Quindío”. Como una forma de actualizar la historia regional en consonancia con la de la nación, justo en el momento en que, como una forma de reconocernos, nuestras miradas se vuelcan al proceso de independencia y a lo que se ha llamado el “Bicentenario”, Jorge Hernando Delgado Cáceres presenta Caminando y Rodando por el Quindío, una re–construcción de lo que ha sido a partir de detalles que tienden a quedar en una memoria tan gaseosa que en muchas ocasiones se asemeja al olvido. El libro está conformado por dos grandes partes. La primera, El Paso del Quindío: Una de las rutas del Bicentenario, traza el recorrido que comunica al Quindío con Ibagué y, por consiguiente, a la Provincia de Popayán con Santafé, un paso que aparece en escena al cruzar el valle del Magdalena y llegar a las montañas del Quindío para caer al valle del Cauca. El rastreo de cuatro siglos, comprendidos entre principios del XVI y finales del XIX, deja ver la importancia y tenacidad del camino 9

que tuvieron que seguir los personajes que contribuyeron a la consolidación de la historia regional y nacional. Todo esto sin olvidar el oficio de los famosos cargadores del Quindío, llamados por algunos “bestias humanas”, quienes con pasajeros a la espalda atravesaron senderos inciertos y resbalosos por todo el trayecto de Ibagué a Cartago. Ya en Imágenes y Cinemas del Quindío, el autor había dado inicio a lo que se consolida en la segunda parte, Rodando por el Quindío: Filmaciones y grabaciones (1927–1999), una cronología de todas las producciones realizadas en el Quindío a lo largo del siglo XX, con corte en el suceso trágico del terremoto de 1999, para exaltar a los creadores que con sus cámaras captaron los contextos de este lugar. Se trata, en este caso, de un trabajo ágil que se soporta en un amplio archivo fotográfico y un cúmulo de testimonios que enriquecen el texto y contribuyen a que el lector se relacione de manera directa con la historia. Uno de los puntos más valiosos de esta parte del libro es el hecho de que relaciona todas las producciones o intentos realizados, aun los menos trascendentales. Con características e intenciones disímiles, los dos bloques confluyen en un interés común: la memoria colectiva de los hechos importantes en la historia del departamento del Quindío. De esta manera, Jorge Hernando Delgado Cáceres hace un aporte valioso a la configuración de la identidad quindiana mediante la elaboración de cuadros precisos sobre momentos particulares y cumple con su objetivo de “hacer de estas palabras ramilletes de imágenes”. Concebidos como guiones para un documental y adaptados para ser leídos, estos textos ofrecen al lector un libro que se acerca al lenguaje audiovisual y permite crear el efecto de lo que podría llamarse la imagen de la historia. Félix Adrián Salamanca Marín

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A Betty Cáceres Triana

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Primera Parte

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El Paso del Quindío: Una de las rutas del Bicentenario

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El Paso del Quindío es un accidente geográfico

Debe quedar claro, muy claro para todos nosotros, que la trocha o el Camino del Quindío fue un producto típicamente caucano; para nada tuvieron injerencia los antioqueños, ni cuando el camino era trocha, ni cuando fue pica. Los antioqueños tuvieron sus propios caminos para pasar la cordillera Central; insisto, el Camino del Quindío es de origen caucano y es bueno aclararlo porque el mito del antioqueño nos ha hecho mucho daño en la región del Quindío, para entendernos, para comprendernos, para estudiarnos, para sabernos, para conocernos mejor. El mito antioqueño nos impide llegar a otro conocimiento, siempre estamos buscando a Antioquia por todas partes. El Quindío jamás fue antioqueño, el Quindío perteneció a la Gobernación de Popayán y mucho más atrás al Perú, pero jamás perteneció a Antioquia. Roberto Luis Jaramillo

El Paso del Quindío se encuentra ubicado en la parte occidental de la Cordillera Central de los Andes colombianos y ha sido referenciado principalmente por científicos, investigadores y cronistas internacionales, dándole un toque interesante entre las diversas rutas pioneras con las que contaba el país después de la conquista. El nombre proviene del grupo indígena llamado “Quindos”, habitantes de la cordillera andina en tiempos prehispánicos. La ruta por donde transcurre es consecuencia de un accidente geográfico que se produce al atravesar la Cordillera Central desde la vertiente oriental para pasar al Valle del Cauca. Como puerta de entrada en la Cordillera Central, existe el Cañón del Combeima, que permite llegar a la hoya hidrográfica del Quindío y seguir hacia la cuenca del río Otún. 17

El Paso del Quindío referencia el trayecto entre Cartago e Ibagué (1550), ciudad ubicada al otro lado de la montaña. Este paraje natural de selva y lluvia, que separa también al valle del Magdalena del valle del Cauca, se configuró desde el principio como parte de una de las rutas que unía a Santafé (1538) con Popayán (1536) y Quito (1534); este trecho logró calar en los recuerdos de los viajeros extranjeros en su incursión por América del Sur y llegó a ser uno de los más comentados. Diversos dibujantes, grabadores y pintores realizaron un buen registro documentado, con excelentes crónicas de viajes y fuentes cartográficas, facilitando así el conocimiento de esta vía y la comprensión de su influencia en la construcción del país desde la Colonia y la Independencia, hasta la consolidación de la República. El Paso era una vía estrecha, sostenida de piedras y raíces, con desfiladeros y lluvias torrenciales acompañadas de truenos y rayos, sin albergues para pasar la noche y animales feroces al acecho, acompañado permanentemente por el frío y la neblina que cubrían gran parte del trayecto. Antes de habilitarse el Paso del Quindío, se utilizaban el Paso de Herveo y el Paso Guanacas, los primeros en ser transitados para unir a Santafé con Popayán. Existen referentes históricos donde se comprueba que el Paso del Quindío, territorio que perteneció a Quito y finalmente al Cauca, sirvió en las acciones de los movimientos de emancipación contra la Corona Española. Las evidencias reseñan algunas escaramuzas militares —el recorrido de tropas con provisiones al Cauca y a Santafé, la incursión del coronel Antonio Baraya y la famosa escapada del francés Serviez, la columna Paya, el Ejército del Sur, el Batallón Quindío—, como referentes de la incidencia del Paso del Quindío en los procesos políticos y militares del siglo XIX. La mayoría de los enfrentamientos militares que se dieron en este territorio sucedieron después de pasar Boquía y no en el trayecto de Ibagué a Boquía, fragmento del camino que se puede considerar esencialmente como el Paso del Quindío y que es hoy el Paso de La 18

Línea. Lo interesante del Paso radica en ser la única forma de vincular el Departamento del Quindío (1966) con el Bicentenario de la Independencia. No existía en la zona ninguna población, sólo vivía la selva y un trozo diminuto de ruta que la atravesaba y que muchas veces desaparecía por las continuas lluvias, los temblores de tierra y el ímpetu arrasador de ríos caudalosos. El primer asentamiento contemporáneo en el Quindío se dio al crearse la Penitenciaría de Boquía en el año de 1842; los presos en trabajos forzados realizaron la reparación y construcción del camino. Más tarde se fundó Salento (1865), considerado el padre del Quindío. Acompañando al Paso, aparece un personaje que dejó su imagen en diversos registros visuales, en grabados, dibujos y referencias escritas: el Carguero del Quindío. El “hombre–bestia” cohabitó gracias a las penalidades y consecuencias que producía transitar este paso, donde no existían tambos o posadas de camino; se sabía la fecha de salida pero no la de llegada. Por eso los cargueros, con su carga de hombre, mujer o anciano a sus espaldas, caminaban por estos parajes, donde la topografía y la carencia de un camino impedían la entrada de carretas de caballos, mulas y bueyes, transportes utilizados con frecuencia en el período colonial. Por el Paso del Quindío, en sus diversas épocas, circularon indígenas, criollos, negros, españoles, silleros, oidores, tasadores de impuestos, virreyes, visitadores de las provincias, guaqueros, viajeros, científicos, comerciantes, ejércitos, correos privados y oficiales entre la Real Audiencia y los cabildos, permitiendo un desarrollo cultural importante. Los pasos y caminos tienen en sus orillas grupos humanos que se detienen para poseer su propia tierra, labrarla y acrecentar las familias. En nuestro caso, los estímulos de la Corona Española estaban dirigidos a la adjudicación de tierras, auxilios económicos y herramientas, con el fin de que se estableciesen en la zona para realizar trabajos en el mejoramiento del Paso. 19

Por ello el carguero, la naturaleza, los escritos de viajeros que transitaron esta ruta, son personajes que le dan vida histórica al Paso del Quindío y presencia en el contexto nacional. Una región que comenzó a ser referenciada en los textos de científicos como Alexander von Humboldt en 1801, que dio a conocer el Quindío al mundo occidental, convirtiendo la región en un santuario de especies y plantas que asombraron a la comunidad científica. La palma de cera del Quindío, el trazo del Camino del Quindío por el sabio Caldas, la riqueza natural de esta parte del territorio, son aportes significativos en la conformación del rostro que pretendemos darle a la efemérides de los doscientos años. Una de las últimas investigaciones sobre el Paso del Quindío la realizó el historiador antioqueño Roberto Luis Jaramillo, en asocio con el Banco de la República. Tuve la oportunidad de realizarle una entrevista y le pregunté sobre un tema que finalmente es la base de mi interés sobre el Paso del Quindío: ¿Cuándo es Paso del Quindío y cuándo es Camino? A propósito del asunto, respondió: Yo pienso que es más adecuado hablar de Paso del Quindío, porque el concepto de Camino del Quindío hace relación al paso de bestias, es decir, de herradura; entonces estamos equivocados cuando hablamos de Camino del Quindío en los siglos XVI, XVII y XVIII; el Camino del Quindío es un producto del siglo XIX, es un proyecto vial en los tiempos de La República (Jaramillo, 1998).

Otro interrogante que me aclaró Roberto Luis fue lo concerniente al proceso bibliográfico, anotando que la mayoría de trabajos sobre el Paso o el Camino fueron realizados por investigadores que se sentaron en sus escritorios, reunieron las crónicas, los libros publicados y mostraron sus propias conclusiones, presentando una cadena de errores que ha venido repitiéndose. No creo alejarme con este texto de la crítica de Roberto Luis, aunque realicé el recorrido a pie hace algún tiempo desde Ibagué al nevado del Tolima, trocha inicial para ir a Cartago la Antigua; también hice el recorrido entre Ibagué, 20

Tapias, Aguacaliente, Toche y Salento. Claro, sé que no me salvo de tan certera visión del estado del arte sobre este tema. Las rutas indígenas fueron conservadas por los españoles. El trayecto Santafé a Popayán era demasiado difícil porque había que atravesar los nevados y sus senderos se encontraban en mal estado. Se podría decir que en este período inicial no se realizaron excursiones importantes en el territorio. Con la fundación de Cartago la Antigua (1540) e Ibagué (1550), el Paso cambió el trayecto y se definió como una ruta que había empezado Andrés López de Galarza, quien en 1550 llegó hasta donde hoy es Anaime y regresó meses más tarde al valle de las Lanzas; en su regreso pasó por armas a 4.000 indígenas (Cuartas, 2000: 60). Al trasladarse Cartago “La Nueva” (1691) a orillas del río La Vieja, cerca al río Cauca, el Paso cambia su ruta y se introduce un poco más en el territorio quindiano. Un siglo y medio después aparecen Boquía (1842), Salento (1865) y Filandia (1878); el camino, entonces, toma un trazado final para convertirse en una vía veredal cuando se abrió la carretera Ibagué – Calarcá en 1930. Investigaciones recientes sobre el Paso del Quindío, como el trabajo realizado por Víctor Zuluaga Gómez, El Camino del Quindío y las Guerras Civiles (2010); la investigación de Álvaro Acevedo Tarazona y Sebastián Martínez Botero, titulada El Camino del Quindío en el Centro Occidente de Colombia: La ruta, la retórica del paisaje y los proyectos de poblamiento (2005); Larry Larricho, La arquitectura del paisaje topográfico–ecológico y adaptación cultural del Eje Cafetero (2003); Francisco Uriel Zuluaga, Por las montañas del Quindío: el camino real de Santafé hasta Quito, por la montaña del Quindío (1995), y el libro Cartago la Antigua de Francisco Uriel Zuluaga, han brindado claridad y objetividad al tema, aunque en ninguno de ellos se ve un interés por diferenciar el Paso del Camino, pregunta general que nos hemos trazado en la investigación. 21

Los caminos son las arterias de las naciones, son el corazón del desarrollo y la cultura. A propósito de la pregunta ¿cómo nacen los caminos?, responde Roberto Luis Jaramillo: Inicialmente se guiaban por el olfato de los animales, ellos tocaban y desmenuzaban con sus manos el estiércol para saber por dónde iba la ruta, el tamaño del animal daba indicios de la fortaleza de la ruta y de su ancho. Por el oído sabían si estaba cerca o lejos de una cañada, de una quebrada o un río, y con la vista sabían si el monte era espeso o más claro, datos importantes para realizar los trazos para seguir al segundo paso, la pica, que quiere decir meterse al monte con un machete y cortar pequeños arbustos o rozar plantas pequeñas, o cortar los brazos de los árboles que estorban para seguir con la trocha, donde puede un hombre caminar con su equipaje; y finalmente, cuando se realizan niveles y cálculos, para realizar caminos de herradura, podremos decir que tenemos un camino para paso de las bestias.

Las fuentes bibliográficas del período prehispánico y de los siglos XVI, XVII y XVIII son importantes para nuestro interés de brindar un panorama de cómo el Paso se va transformando en Camino y cómo se va incorporando en la formación de dos pueblos, Cartago e Ibagué, que dieron como resultado la fundación de otras poblaciones y ayudaron a la consolidación de la colonización del siglo XIX en territorio quindiano. Las crónicas de los extranjeros, como las de Humboldt (1801), Hamilton (1827), Cochrane (1824), Boussingault (1827), entre otros, describen el Paso en sus memorias, dándonos sus opiniones y describiendo las penalidades de dicho tramo; los documentos oficiales hacen que la información sea abundante y con mucho tinte de haber vivido una aventura. Llegar a Ibagué desde Santafé, preparar la comitiva, negociar con los cargueros, comprar las provisiones y salir a la madrugada para las tierras del Quindío, parece una excursión que producía sensaciones de incertidumbre y emoción. Ibagué fue un poblado que nació y vivió de la existencia del Paso del Quindío; los historiadores están de acuerdo en que esta fue la población más interesada en organizar el Paso y darle su trascendencia. 22

En los escritos oficiales sobresale el testimonio de varios hombres ante un juez de Ibagué en 1556, enviados por Andrés López de Galarza para contestar diez preguntas, de las cuales dos tenían que ver con el Paso del Quindío. El testimonio del encomendero de los Quindos, don Pedro Sánchez del Castillo, en 1584; el recorrido de Lesmes de Espinosa y Sarabia en 1649, el oidor más antiguo de la Real Audiencia, y una decena de comentarios, fechas y datos sobre este tramo nos acercan a la imagen que queremos conocer con mayor detenimiento: ¿Quiénes crearon la vía?, ¿quiénes transitaron por ella?, ¿quiénes le hacían mantenimiento?, ¿quiénes financiaban los gastos?, ¿quiénes eran los hombres que servían para movilizar pasajeros? Estos interrogantes serán resueltos por una serie de textos, escritos por investigadores que se dedicaron a pensar en la reconstrucción de esta vía, dejándonos sus hallazgos bibliográficos, almacenando cada día ideas que nos servirán para dejar un boceto imaginario de cómo nació el Paso del Quindío, cómo se involucró en las guerras de la independencia y cómo se transformó de Paso a Camino del Quindío. Inicialmente tomaremos el rumbo de los antecedentes prehispánicos y abordaremos el período comprendido entre el siglo XVI y mediados del XIX, además de las actividades militares del proceso de independencia en esta zona del país. Finalizaremos este recorrido con dos decretos: el de mayo 27 de 1842, del Senado y la Cámara de Representantes de la Nueva Granada; y el del 15 de julio de 1842, del presidente de la Nueva Granada, Pedro Alcántara Herrán, donde ratifica el anterior, sobre la composición y mejora del Paso del Quindío. Podríamos señalar que a partir de esta fecha el Paso del Quindío se convirtió en Camino, culminando nuestro recorrido por este paraje plagado de testimonios, registros y anécdotas. Nos iremos a viajar por el Paso del Quindío, desde Ibagué a Cartago, llevando en nuestras manos las imágenes y las palabras de hombres a quienes les tocó sentir la soledad de la montaña, el no encontrar nada en la travesía por la selva y lo arriesgado que era transitar el Paso del Quindío por la Cordillera Central de los Andes colombianos. 23

Panorama del Paso del Quindío. Grabado de E. Finden (1839)

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Período Prehispánico: El Paso de los Quimbayas, Quindos y Pijaos En el mundo prehispánico el país tenía una red importante de caminos por donde se movilizaban e intercambiaban mercancías, alimentos, oro, piedras preciosas, sal, entre otros productos. Los caminos nacieron de las necesidades de los grupos sociales existentes en cada territorio; en nuestro caso se contaban 40 grupos indígenas que convivían en la parte occidental de la Cordillera Central. Nos interesa resaltar a Pijaos, Quimbayas y Quindos, quienes se comunicaban entre sí por caminos construidos por ellos mismos. Las civilizaciones amerindias conocieron el Paso del Quindío, o como le llamaran a esta parte de la cordillera. La presencia de los nevados en el complejo volcánico de la Cordillera Central hace de este paraje un sitio ceremonial. Lo que conocemos como Nevado del Ruiz fue llamado Cumanday por los indígenas, y sólo tomó su nombre actual en el siglo XVI como distinción al señor Alfonso Ruiz de Sahajosa, persona importante de Ibagué. Los Pijaos llamaron Dulima o Tulima al Nevado del Tolima; finalmente, a este complejo lo conocemos hoy como el Parque Nacional Natural de los Nevados. Los españoles tomaron las rutas indígenas siguiendo las montañas, como era la estrategia de los prehispánicos, que con una fuerte carga espiritual y sagrada hacia las altas cimas y nieves perpetuas del territorio, lo convirtieron en un área con diferentes vías de acceso para los grupos existentes a su alrededor. Juan Friede escribió uno de los libros importantes sobre el grupo cultural Quimbaya; en él hace referencia a los caminos utilizados para establecer sus relaciones comerciales, rituales y de guerra: 25

Documentos de los albores de la Conquista atestiguan que la región Quimbaya no constituía un territorio aislado sino, por el contrario, abierto en todas las direcciones. A través de la cordillera Central hacia las vertientes orientadas al valle del Magdalena, conducían dos caminos: uno por la depresión existente al sur del Páramo del Quindío, que llevaba al territorio de los Pijaos y a través de éstos hasta las regiones del alto curso del Magdalena. El otro camino, trasmontando la cordillera por el paso del Páramo del Ruiz, alcanzaba la tierra de los Panches y Putimaes, colindantes por el oriente con las tribus de la familia lingüística chibcha. Estas dos vías unían la región Quimbaya con el valle del Magdalena, a más de proporcionar acceso a las vertientes occidentales de la Cordillera Oriental (Friede, 1978: 38).

Mapa, según la versión de Juan Friede

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Los grupos prehispánicos conocían el territorio y diseñaron sus caminos, que más tarde los criollos creyeron vírgenes, pero que ya habían sido disfrutados por otras culturas con diversas expresiones estéticas, como la cerámica y la orfebrería. El ingeniero militar, geógrafo y cartógrafo Agustín Codazzi afirma: Parece que nuestros antecesores no conocieran otro método de abrir caminos, que subir a la parte más elevada de un cerro y después bajar a lo más profundo y luego volver a subir y bajar sin interrupción, buscando siempre las quiebras más grandes de la serranía en lugar de evitarlas, faldeándolas (Codazzi, 1957: 296).

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Modo de viajar por la República de Colombia. G. T. Mollión (1823)

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Siglo XVI En el siglo XVI los españoles en Colombia se encontraban en plena conquista, fundando poblados y afianzando su poder por intermedio del Consejo de Indias, creado en 1524 y eliminado en 1834. La Conquista (1492–1550) se había tornado sangrienta, los pueblos prehispánicos seguían cayendo en los campos de batalla. Habían pasado 58 años de la llegada de Colón a América y el sistema colonial (1550–1810) se imponía. La población del Nuevo Reino de Granada se calculó en 1570 en 800.000 indígenas que habían resistido el exterminio y 10.000 españoles. Víctor Zuluaga Gómez nos describe quiénes eran los llamados “Adelantados”, lo que ayudará a comprender cuáles eran los intereses reales de los conquistadores. Estos “empresarios de la guerra”, que desde luego tenían intereses básicamente económicos, organizaban expediciones al “Nuevo Mundo” comandadas por un Adelantado. Este título de Adelantado era otorgado por los reyes españoles a quien dirigía una expedición y sufragaba los gastos que ella implica: pago a sus soldados, costo de embarcación, víveres y armamento. El Adelantado gozaba de las prerrogativas de ser juzgado directamente por el Rey, de acuñar su propia moneda, de fundar ciudades y nombrar las autoridades que las regirían. Cada Conquistador o Adelantado conformaba sus propias huestes y una vez finalizada la conquista, generalmente licenciaba a los soldados. Con una autoridad menor se encontraban los gobernadores, que para el caso de provincias importantes eran llamados Gobernadores–Presidentes, título que podía ser dado por la Corona o por los mismos Adelantados (Zuluaga, 2002: 19).

Década de 1540–1550 Los españoles llegaron con prisa y no pensaron inicialmente en realizar caminos sino en utilizar los existentes. Más tarde 29

se dedicaron a ellos, sobre todo a los caminos que estuviesen vinculados a la explotación y fundición del oro. ¿Cuál era el ambiente social de esta década de mediados del siglo XVI? El historiador Antonio García reflexiona sobre la encomienda como sistema social de la época: La encomienda es la institución tipo del régimen colonial, y dentro de ella, la gleba indígena aparece como una adherencia al suelo. Tiene una proyección religiosa: la misión. La encomienda destruye la economía y la religión indígenas a un mismo tiempo. La misión es el arbitrio para recoger lo que escapa a la explotación de la encomienda. Misión y encomienda son dos brazos del sistema feudal (García, 1978: 26).

El Paso del Quindío perteneció al Cauca. Jorge Eliécer Salcedo nos plantea el papel de Popayán dentro del nuevo ordenamiento en que se encontraba el territorio invadido: La Gobernación de Popayán, desde su creación hasta finales de la Colonia, tuvo una posición privilegiada, pues era el paso obligado de productos que venían por el interior de Cartagena a Quito, y de allí al Perú, también el comercio que venía desde Perú, desde Quito, para la Audiencia de Santafé, Cartagena, la región del Caribe o Europa. Desde su creación el 10 de marzo de 1540 la Gobernación de Popayán fue objeto de una complicada administración. Fue vinculada en un principio al virreinato del Perú, y con la creación de las Audiencias de Santafé y Quito (Salcedo, 1996: 71).

En el siglo XVI se fundaron Popayán (1536) y Santafé de Bogotá (1538); con la fundación de Cartago la Antigua (1540) por Jorge Robledo, a orillas del río Otún (donde hoy es Pereira), se da inició a la consolidación del Paso del Quindío, y con la fundación de Ibagué (1550) por Andrés López de Galarza se reafirma la importancia de esta vía. En el siglo XVII, con el traslado de Cartago la Antigua a Cartago Nuevo (1691), a orillas del río La Vieja, se produce una variante a la ruta. 30

Los Exploradores Se ha mencionado al capitán Álvaro Mendoza como uno de los pioneros del Paso del Quindío. Jesús Arango Cano hace una referencia a Maldonado y Montaña como dos audaces hombres que se internaron por la ruta del Quindío. Sin mayor información, tenemos que un individuo de apellido Maldonado fue el primero en cruzar la Cordillera Central que posteriormente se conocería como la trocha del Quindío y, más adelante, como el Camino del Quindío. Maldonado fue, como quien dice, el pionero de esta ruta que con el tiempo se tornaría en la vía obligada entre el centro oriente y el centro occidente de la nación. Poco después, al oidor Juan Montaña, en el año de 1533, la Real Audiencia lo nombró Capitán General para que develara la sublevación de Álvaro Oyón, que amenazaba a Popayán. Con este propósito, Montaña cruzó la Cordillera Central de los Andes por el mismo sitio por donde anteriormente lo hiciera Maldonado. De hecho, esta hazaña convertiría a estos dos personajes como los pioneros de esta ruta (Arango, 2002: 23).

En 1550 Galarza llega a donde hoy es Cajamarca y envía un oficial a internarse por el Paso del Quindío. Don Luis Arango Cardona lo cuenta así: El capitán Galarza estuvo mucho tiempo en Anaime (Ibagué viejo); que en este lugar supo de boca de los indios de Bombo que al otro lado de la cordillera (Hoya del Quindío) había poblaciones. Al instante Galarza envió un oficial […]; lo cierto es que se colige por la posición geográfica del terreno, que el oficial y los soldados debieron subir por el Bermellón hasta su nacimiento […], donde es muy delgada la cordillera […], de donde debieron dominar con la vista todas las tierras de la Hoya del Quindío, y luego se volvieron a donde el capitán Galarza y le dijeron que habían visto muy pocas casas y que por eso “les parecía haber muy poca población de indios” y que según las noticias que algunas personas les habían dado de la disposición del terreno, creían estar muy cerca de pueblos de españoles, Cali, Bugalagrande, de la Provincia de Popayán (Arango, 1924, T. 2: 32). 31

Por su parte, Víctor Zuluaga Gómez habla de Francisco Trejo, quien murió sin saber su redescubrimiento del Paso del Quindío. Por el mismo año de 1550, el suegro del fundador de Ibagué, don Francisco Trejo, supo de la existencia de una ciudad poblada por españoles, al otro lado de la Cordillera Central, llamada Cartago. El espíritu de aventura y búsqueda de fortuna lo llevó a conseguir unos indígenas, utilizando en el viaje una trocha que comunicaba a Ibagué con la tierra de los indios Quindos (Zuluaga, 2002: 129).

En la década de 1540–1550 primaron los caminos de Herveo y de Guanacas para comunicar el centro del país con el occidente. Sobre el tema, uno de los colonos sobresalientes en la fundación de La Tebaida, don Luis Arango Cardona, escribió un libro pionero de la arqueología colombiana, Recuerdos de la Guaquería en el Quindío (1920); ninguno de los textos publicados sobre el Paso del Quindío ha tomado en serio el testimonio de este hombre que recorrió la Cordillera Central, hablando con los guaqueros, registrando la tradición oral, reconstruyendo con ellos cómo sacaron las guacas, en qué lugar y el número de piezas arqueológicas. El primer camino que tuvieron los españoles para ir de Cartagoviejo al valle del Tolima fue por la orilla del Otún arriba, a los nevados, pasando cerca al Nevado del Tolima. Ya con la fundación de Ibagué viejo, los españoles le dieron al camino la siguiente variante: de Cartagoviejo, siguiendo el río Otún arriba, bastantes kilómetros, después lo dirigieron al alto de El Roble, a Boquía, y siguiendo el río Quindío arriba hasta Alegrías, pasando por Magaña, Tochecito, mina de la Bolívar a Ibagué viejo y por El Moral al valle del Tolima. Después los españoles abrieron el camino de Cartagoviejo, pasando por Huertas, Altamira y Bolillos al alto de El Roble. Después los españoles trasladaron Cartagoviejo a Cartagonuevo. Entonces abrieron el camino de esa población, pasando por La Balsa, Filandia y El Roble. Ya en época anterior a ésta los españoles habían trasladado a Ibagué viejo a donde es hoy Ibagué nuevo, fundado por Galarza. Entonces los españoles abrieron el camino de Ibagué nuevo, 32

pasando por la orilla del río Coello (Tolima), arriba a los nevados del cerro del Tolima, hasta los nacimientos del río Quindío (como es sabido de todos, los ríos Otún y Quindío nacen ambos en la misma laguna, volcán de Cartago). Este camino seguía por la orilla del río Quindío abajo, hasta Boquía, donde se unía con el otro camino. Este lo abandonaron pronto a causa de la pasada por los nevados y de lo malo del piso (Arango, 1924, T. 1: 76).

Cartago, 1540

Fundación de Cartago (1540). América Pintoresca (1884)

Cartago fue la primera población importante para el Paso del Quindío. Su fundador, Jorge Robledo, eliminó todas las resistencias indígenas. Siendo la ciudad el eje principal, los españoles la ubicaron en un sitio donde se encontraban acompañados de unos 20 grupos indígenas, concentrados después en los resguardos. El factor que más influyó para que Cartago tuviera su época de esplendor fue el trayecto del Camino del Quindío, que cruzaba por la ciudad. Este hecho favoreció el comercio y el ingreso de la ciudad debido a los impuestos que cobraba por el paso de los ríos. Cuando los españoles, a la cabeza de don Juan de Borja, arremeten contra los Pijaos y los derrotan en Chaparral, el camino por el 33

páramo de Guanacas, que comunicaba a Popayán con Bogotá, se hizo nuevamente transitable y el Camino del Quindío principió a decaer, y con él la vida de Cartago. El traslado a la ciudad, por lo tanto, no se debió al ataque de los Pijaos, como se ha sostenido, sino a la decadencia del Camino del Quindío y a la presencia de ganado vacuno cimarrón que había prosperado en las sabanas ubicadas a orillas del río La Vieja (Zuluaga, 2002: 15).

Ibagué, 1550 Ibagué es una población fundada en 1550 con propósito militar y minero. Su primer asentamiento fue donde hoy es el municipio de Cajamarca, pero no duró mucho tiempo allí. El 7 de febrero de 1551 fue trasladada al sitio en que se encuentra actualmente. Las razones son aparentemente obvias, ya que habían masacrado alrededor de cuatro mil indígenas en el poco tiempo que estuvieron en el territorio. De Piedras en adelante, el terreno se va volviendo quebrado con pequeños ascensos, formando vegas con ganados y casas que pronto desembocan en Ibagué, una ciudad al pie de la falda oriental de la cordillera Central que durante la Colonia tuvo como fundamento de su existencia el camino del Quindío. Ibagué – Cartago. El tramo del camino real que de Ibagué conducía a Cartago […] era afamado como el más difícil y, en muchos aspectos, el más importante entre Santafé y Quito (Zuluaga, 1995: 164).

El escritor y ensayista Carlos Orlando Pardo nos da su visión acerca de la fundación de Ibagué y el Paso del Quindío: Desde el establecimiento de la Real Audiencia de Santafé (17 de abril de 1550), instante en que inicia propiamente el período de La Colonia, hasta el nacimiento de La República, trascurren aproximadamente 260 años. En este lapso Ibagué no pasó de ser una aldea apacible, influenciada por la cotidianidad del Camino del Quindío, lo que contribuyó a que fuera identificada como lugar de paso. 34

Durante este período son pocos los hechos memorables que merecen mencionarse. La Ibagué que habitaron los encomenderos y primeras autoridades españolas fue permanentemente asaltada, quemada y arrasada por los indios Pijaos. Fenómenos naturales como terremotos, rayos y sucesivos incendios originados principalmente durante la celebración de las fiestas del patrón San Bonifacio, contribuyen a su lento desarrollo urbanístico y arquitectónico. En este tiempo no se desarrollaron actividades productivas que permitieran el despegue del antañoso Ibagué. Todo se circunscribía al pan coger y al monótono ir y venir de viajeros y de recuas de mulas y bueyes llevando o trayendo mercancías por las trochas del Camino del Quindío (Pardo, 2009: 28).

La fundación de Ibagué fortaleció la presencia del Paso el Quindío y dio pautas para activar el comercio entre el centro y el occidente del país. El Camino de Herveo Una de las primeras rutas referenciadas es la de Herveo. Francisco Uriel Zuluaga lo hace en uno de los textos importantes escritos en Colombia sobre el tema de los Caminos Reales: La comunicación entre el valle del río Cauca y el valle del río Magdalena se dio, en un comienzo, por el camino de Herveo. Este camino, que se hacía ascendiendo por el río Guarino hasta los páramos de Herveo y el Ruiz para descender por Chinchiná hasta la antigua Cartago (hoy Pereira), tuvo la finalidad de permitir el traslado de oro de Mariquita para ser fundido y quintado en las Cajas Reales establecidas en Cartago desde 1542. Por aquel entonces (1547), tres años antes de la Fundación de Ibagué y Mariquita, Cartago empezaba a perfilarse como el centro de la primera frontera minera de la Gobernación de Popayán. En 1549 se quejaban de las dificultades que tenía el viaje atravesando el Páramo de Guanacas, y solicitaban la apertura de la vía por el Quindío y Cartago. Ya en 1550 debía de haberse habilitado la ruta (Zuluaga, 2002: 164). 35

Fundación de Ibagué (1550). América Pintoresca (1884)

Otros caminos El Paso del Quindío no fue, entonces, el único camino para unir a Santafé con la Gobernación de Popayán. Roberto Luis Jaramillo aclara sobre el tema: Hay que entender que existieron otros pasos en la Cordillera de los Andes y fueron motivo de disputas entre las distintas poblaciones situadas dentro de la frontera del Cauca y Antioquia, entre el norte del Cauca y el sur de Antioquia. Para los de Sonsón fue más importante un camino que ellos construyeron a través de los páramos de Sonsón para caer a Mariquita y a Honda. Más adelante, la colonia de los de Salamina es elevada a la categoría de parroquia o distrito. Los de Salamina también, para independizarse de los de Sonsón, construyen un camino por el Páramo de Herveo, para caer al valle del Magdalena. No se podían quedar atrás los de Manizales, quienes en los años 60 del siglo XIX construyeron un camino por el pie del Nevado del Ruiz, para caer igualmente al valle del Magdalena. Muchos kilómetros más al sur, el único paso posible, era el del Quindío (Jaramillo, 1998). 36

Mapa del Camino del Quindío. Larry Vito Larrichio

1556. Primeros testimonios del Paso del Quindío: Testigos de López de Galarza El hallazgo de estos documentos por el historiador ibaguereño Álvaro Cuartas sobre la vida y obra de Andrés López de Galarza, nos da luces importantes a propósito de lo que opinaban algunos de los primeros habitantes de Ibagué sobre cómo se encontraba el Paso del Quindío en 1556. Andrés López de Galarza fue tesorero de la Real Hacienda de su Majestad en el Nuevo Reino de Granada y Provincia de Santa Marta. En el año de 1556 se presentó en la ciudad de Cartagena a realizar una petición, con el fin de efectuar unas diligencias para las cuales necesitaba unos testigos sobre su labor como fundador de Ibagué. La declaración constaba de diez preguntas, de las cuales nos interesa profundizar en las preguntas sexta y séptima, que corresponden a las vías existentes. El texto en mención se encuentra en el Archivo General de las Indias, sección Patronato, en los folios 503 a 537. Tomaremos el testimonio de algunos de los testigos y referenciaremos las dos preguntas: 6. Ítem. Si saben que por razón de estar poblado el dicho pueblo, se ha podido tratar y trata la gobernación de Popayán con la de 37

este Reino y venir las gentes a sus pleitos a la Audiencia Real y poder andar y entender en la contratación y mercancías que de una parte a otra van y vienen, porque está la dicha ciudad de Ibagué exceptuada y puesta entre los términos de Tocaima del Nuevo Reino y de Cartago de la gobernación de Popayán en medio de ambos pueblos. Digan lo que saben (folio 507). 7. Ítem. Si saben, que si la dicha ciudad de Ibagué no estuviera poblada, no había por dónde ir ni venir desde la dicha gobernación al dicho Reino, ni al contrario, si no era rodeado por tierras inhabitables y desiertos grandísimos y montes de nieve donde algunas veces que se probó de hacer el dicho camino, perecieron muchas gentes. Digan lo que saben. Testigo. El dicho Pedro Hernández, testigo presentado, habiendo jurado en forma de derecho y siendo por las preguntas del dicho interrogatorio, dijo y depuso lo siguiente: 6. A la sexta pregunta, dijo este dicho testigo que lo de esta pregunta sabe es que por estar poblada esta dicha ciudad se trata la gobernación de Popayán con este Reino, que solían y venían los españoles de la una parte (folio 517) a la otra a sus pleitos a la Real Audiencia y tratos y contratos por estar dicha ciudad trece o catorce leguas de la ciudad de Tocaima, término de este Reino y dieciocho leguas y veinte de la ciudad de Cartago, términos de la gobernación de Popayán y esto sabe de esta pregunta. 7. A la séptima pregunta, dijo este dicho testigo que lo que de esta pregunta sabe es, que por estar esta dicha ciudad de Ibagué poblada, se puede mejor andar y tratar el camino que va de este dicho Reino a la gobernación de Popayán, que no el que solía caminarse por ser algo más corto y mucho mejor apacible por los españoles y naturales que por él caminan porque en todo lo demás de lo que este dicho testigo andando no ha visto que haya pantanos ni sierras nevadas ni parte del inhabitable, sino todo y la mayor parte del dicho camino poblado de naturales y en todas las jornadas que por él se hacen hay tambos de españoles, donde hacen noche los que por él caminan y van siempre sin riesgo ninguno a causa de lo que dicho tiene este testigo y que este dicho testigo (folio 517V°) ha caminado dos veces por el camino que se solía tratar desde este reino a la gobernación de Popayán y sabe que es 38

muy bellaco, así de sierras como de pantanos y camino de mucho riesgo y que ha oído decir públicamente este dicho testigo que se han helado dos o tres españoles en él y dos negros y que a este dicho testigo le mostraron donde se habían helado el uno de ellos y que así mismo este dicho testigo oyó decir que se han helado muchos indios por aquel camino y que oyó quejarse a un vecino de Cartago que se helaron cuatro indios de su repartimiento y el factor de la gobernación de Popayán oyó decir que se le habían helado un negro que este dicho testigo le vio llevar muy bueno y dicho factor le dijo que estuvo para helarse y perderse él y todos los españoles que con él de la dicha gobernación venían a la Real Audiencia y que así mismo sabe este dicho testigo que dicho camino es parte del inhabitable y se camina tres jornadas sin haber tambos de españoles y todos por páramos muy fragilísimos y de mucho riesgo (Cuartas, 2000: 225).

1557. La rebelión indígena La resistencia indígena, aunque reducida, intenta agruparse y atacar: Alfonso Valencia Llano escribe sobre esta resistencia. Esta vez la rebelión indígena coincidió con una serie de revueltas que cubrieron los más importantes sitios del Nuevo Reino de Granada: se rebelaron los Páez en el valle del Magdalena, los Sutagaos en el sur, y los indios de Vélez en el norte. En el valle del Cauca los Bugas y Gorrones atacaron estancias y poblados, mientras que los pijaos y los panches cruzaban por los pasos de la Cordillera Central y atacaban las poblaciones (Valencia, 1996: 46).

1560. Cartago e Ibagué Según informe recopilado por Francisco Uriel Zuluaga, en Cartago en el año de 1560 existían 17 españoles, 40 pueblos indígenas y 4.575 tributarios indígenas. En Ibagué, en la misma fecha, existían 27 españoles, 36 pueblos indígenas y 2.701 tributarios indígenas (Zuluaga, 1995: 170). Si sumamos la población nos da 7.320 entre españoles e indígenas, con 76 pueblos indígenas en los dos poblados. Es decir, el flujo de 39

necesidades básicas era evidente y la apertura del Paso se convirtió en una prioridad para los comerciantes, pero no para la Corona Española. 1562. Autoridades de Cartago se quejan ante Su Majestad En Cartago deciden enviar un negociador a España y dentro de los ítems, el punto 9 habla sobre los caminos: 9, Ítem. Informe a su Majestad cómo esta ciudad no tiene propios ni rentas de campos ni de esas ni otras cosas, porque no es tierra para ello, para poder abrirse los caminos y adobar pasos y puentes, por ser tierra tan ciega y losada, si no es ciertos derechos que por ordenanzas se cobran de las mercancías y otras cosas que entran en la ciudad; lo cual es para el dicho efecto de adobar y abrir caminos y hacer otras cosas del bien común de esta ciudad.

El Ítem 10 del documento que las autoridades de Cartago enviaron a Su Majestad permite observar la situación real de los grupos afrodescendientes a merced del invasor español. Informar a su Majestad cómo los vecinos de esta ciudad están muy pobres y adeudados y no tienen negros ningunos para sacar oro ni con qué comprarlos, por vales como caros y excesivos precios a trescientos y cuatrocientos pesos y no se podrán sustentar en ninguna manera si no sacan oro con los naturales (Zuluaga, 2002: 137).

1562. La Real Audiencia prohíbe el Paso de Santa Isabel […] ya en 1562 la Real audiencia prohibió el tránsito por esta ruta y convirtió el Paso del Quindío encontrado por Galarza, en la vía para todos aquellos que tuvieran que pasar de una parte a otra de la cordillera. En otras palabras, el camino utilizado por los españoles para movilizarse “entre oriente y occidente del territorio de la Nueva Granada por la vía de la Plata y Neiva” quedó prohibido a partir del año 1562 por orden de la Real Audiencia. La nueva ruta se conocería más adelante como el Camino del Quindío (Arango, 2002: 20). 40

1574. Juan López de Velasco, cosmógrafo e historiador En 1563 se fundó la Real Audiencia de Quito, perteneciente al Virreinato del Perú hasta 1718, y, a partir de este hecho, el Cauca afianzó su control sobre esta franja de la Cordillera Central. Hacia 1574, Juan López de Velasco, cosmógrafo e historiador español del reinado de Felipe II y cronista mayor de las Indias, se refirió a los caminos de la Audiencia de Santafé: Los caminos de este reino, por la mayor parte, son muy malos de cuestas y ríos, y malos pasos de quebradas y pantanos, y así por muchos de ellos no pueden andar recuas, aunque por los caminos reales, de unos pueblos a otros comúnmente andan; pero de los repartimientos a los pueblos por la mayor parte cargan los indios, por no haber caminos abiertos para las arrias, lo cual se podría remediar con mandarlos abrir (López de Velasco, 1971: 179).

1584. El encomendero de los Quindos: Pedro Sánchez del Castillo Pedro Sánchez del Castillo salió de Cartago en el año de 1584 por orden del gobernador de Popayán, Juan de Atuesta y Salazar, en compañía de 23 soldados armados con arcabuces. Después de llegar al Quindío caminaron durante dos jornadas y encontraron un camino utilizado por los Pijaos, camino que principiaron a recorrer y al cabo de seis días llegaron hasta territorio Pijao. Cuando divisaron algunos indígenas, se escondieron los españoles y esperaron que anocheciera para caer sobre uno de los bohíos de los indios. Cuando entraron de sorpresa tomaron prisioneros a sus moradores, entre los cuales se contaban cuatro mujeres con sus niños (Zuluaga, 2002: 146).

El XVI fue un siglo que se caracterizó por el mestizaje y por el desequilibrio social que comenzó a notarse entre los peninsulares y los grupos étnicos inferiores. El Paso, por su parte, se encontraba en un proceso de sensibilización; las cartas y peticiones de ponerle cuidado a la ruta, más los argumentos financieros que giraban alrededor de la explotación de minas de oro, hicieron que se lograran acciones, pero la naturaleza 41

por esta parte de la Cordillera Central era difícil de dominar; las mejoras en poco tiempo no resistían las tormentas y el crecimiento de los ríos y riachuelos que atravesaban la ruta.

Las Pavas, Quindío. América Pintoresca (1884)

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Siglo XVII En el siglo XVII el Nuevo Reino de Granada era uno de los grandes productores de oro en el mundo; este hecho generó una presencia máxima de 50.000 españoles en el año 1650. La población española comenzó a aumentar, mientras que la indígena sufría el fenómeno contrario, llegando a una disminución aproximada de 600.000 tributarios nativos. La encomienda tenía las Reales Audiencias, conformadas por los oidores, que ejercían sentencias. La Visita, por su parte, fue un sistema que consistía en vigilar las acciones de los encomenderos. Por el Paso del Quindío comenzaron a pasar estos personajes coloniales. Surge un nuevo grupo de españoles, los comerciantes, que empiezan a tomar el poder y la riqueza. El siglo XVII se inicia con escaramuzas de los indígenas sublevados contra la Corona. A comienzos del siglo XVII los Pijaos incendian y arrasan la ciudad. El hecho obligó a la Real Audiencia a integrar el más grande y mejor dotado ejército bajo el mando del General Don Juan de Borja, Caballero de la Orden de Santiago y nieto del Duque de Gandía, para que se encargara definitivamente de destruir por completo la tribu Pijao. En 1610 se empezó a debilitar la Encomienda debido a: el abuso con la mano de obra indígena que hizo que la población disminuyera considerablemente; el proceso de mestizaje y la pobreza del encomendero (Alcaldía de Ibagué, 2009).

Carlos Ramiro Bravo realiza una síntesis que reconcilia lo que fue el siglo que acababa de pasar y el que comenzaba: La segunda mitad del siglo XVI y la primera del siglo XVII, marcan los momentos de disolución de las encomiendas en la provincia de Cartago en lo que respecta a los pueblos Quimbayas y se inicia el auge esclavista en las regiones mineras del Chocó y estancias 43

Cartagüeñas.[…] En síntesis, el proceso de extinción masiva de los pueblos Quimbayas está en relación con múltiples factores: En primer lugar, los efectos de la represión y etnocidio producto de la conquista, las guerras de resistencia antiespañola que se prolongan desde 1538 a 1785, momento en el que se procede a la creación de pueblos de indios ya comentados; en segundo lugar, la sobreexplotación de la fuerza de trabajo indígena en las labores encomendiles. También complementan este cuadro factores de orden natural, entre ellos las frecuentes epidemias, las pestes y los estragos ecológicos de la erupción del volcán del Ruiz el 12 de Marzo de 1595 (Bravo, 2001: 92, 95).

1603. Ataque de los Pijaos a Ibagué El escenario en el año de 1603 parecía ser propicio para un nuevo intento de rebelión por parte de los indígenas: en el mes de octubre de 1602, más de quinientos indios Pijaos asaltaron e incendiaron la ciudad de Ibagué. La noticia, como era apenas natural, llenó de pánico a todas las poblaciones pertenecientes a la provincia de Popayán, no sólo por lo que este hecho significaba desde el punto de vista de las comunicaciones de la anterior ciudad con Santafé de Bogotá, sino por el peligro que significaba el que los Pijaos cruzaran la Cordillera Central y atacaran a Buga, Cartago, Anserma o Cali. Las comunicaciones entre los cabildos de Ibagué y Cartago fueron particularmente numerosas, pues de tiempo atrás los Pijaos cruzaban la cordillera, capturaban esclavos negros y yanaconas e incendiaban cosechas de los indios Bugas y Quindos. Como quiera que el Camino Real pasaba por el territorio ocupado por los indígenas Quindos, estos se pudieron enterar bien pronto de los temores que existían por un ataque de los Pijaos, así que un indígena de los Quindos, Nabsacadas, resolvió recorrer todos los asentamientos de indios existentes en el Quindío y plantear la posibilidad de una rebelión contra los españoles. Su objetivo era unificar a los Quindos, a los Quimbayas y a los Gorrones, para luego entrar en contacto con los Pijaos, buscando alianzas entre ellos (Zuluaga, 2002: 167).

Debido a la baja producción aurífera a finales del siglo XVI y comienzos del siglo XVII, se determinó cerrar la Fundición y Caja Real de Cartago. 44

Para Cartago y para el camino del Quindío, la rebeldía y la extinción de la población indígena, la escasez de esclavos y negros y la rudimentaria tecnología, provocaron la caída vertical de la producción aurífera a fines del siglo XVI. Con ella vino el cierre de la Fundición y Caja Real, tanto en Cartago como en Cali, y el traslado de ellas —en 1636— a Popayán. Además, el principal resultado de la campaña del presidente Borja, a comienzos del siglo XVII, fue la pacificación de Timaná y La Plata, lo que dejó expedita la apertura de un camino directo entre Popayán y Santafé, y provocó el desvío de la mayor parte del comercio de Popayán por el camino de Guanacas. No es de extrañar entonces que, como correlato necesario, la ciudad de Cartago sufriera una decadencia acelerada que, en 1620, hacía decir a fray Pedro Simón que ella se hallaba a punto de consumirse. En 1660 el gobernador de Popayán informaba que Cartago no tenía cabildo constituido, y desde 1670 se empezó a pensar en el traslado de la ciudad, el cual se llevó a cabo finalmente hacia 1691 con distribución de solares en 1702, al sitio donde hoy se encuentra a orillas del río La Vieja (Zuluaga, 1995: 166).

1626. Visita de Lesmes de Espinosa y Sarabia Las referencias al Paso del Quindío se concentran en el traslado de oro y mercancías y las visitas realizadas por funcionarios de la Real Audiencia. Algunos de ellos realizaron comentarios sobre su viaje, como el doctor Lesmes, conocido por ser el oidor más antiguo de la Real Audiencia del Nuevo Reino de Granada. Juan Friede nos relata la visita, que ofrece amplios detalles sobre la situación de los indios, 87 años después de la fundación de Cartago. Este relato permite construir una nueva imagen sobre el trayecto desde Santafé hasta Cartago. De Tocaima sale el 10 de enero hacía Ibagué, adonde arriba el 14 del mismo mes. En Ibagué tarda unos días, mientras cuadrillas de indios enviados por el alcalde Sebastián Fernández de Bocanegra arreglan el camino de Cartago a través de las montañas, “pues sin este reparo fuera imposible pasar por ellas”. La guerra contra los Pijaos había inutilizado esta vía, tan trajinada en épocas anteriores. Sólo el 25 de enero pudo el visitador proseguir el 45

viaje. En el Camino sufre nuevas tardanzas. En la quebrada Toche encuentra una cuadrilla de 25 indios extenuados por el hambre y las enfermedades, los cuales habían abierto el camino hasta aquel lugar, desde donde arranca el que habían reparado los indios enviados desde Cartago, pero de manera tan deficiente, que cuatro indios “de los más alentados”, tuvieron que ser nuevamente enviados, para que lo ensanchasen “picando por alto”. Por fin, el 2 de febrero, 35 días después de haber salido de Bogotá, llega el visitador a Cartago (Friede, 1978: 189).

1641. Nace la Concesión Burila El territorio de Burila se extendía desde Bugalagrande, en el Valle, hasta la cresta de la Cordillera Central, detrás de Calarcá, cubriendo la mitad meridional del Quindío. El derecho se funda en la cédula real de 1641 que concedía tierras en la jurisdicción de Cali, Buga y Toro, decreto de la antigua Provincia de Popayán, a los hermanos Juan Francisco y Juan Jacinto Palominos. 1691. Cartago La Antigua se traslada de sitio El último acontecimiento del siglo es el cambio de lugar y sus diversas razones para que los habitantes de Cartago la Antigua decidan trasladarse a orillas del río La Vieja, cerca al río Cauca. Derrotados los indios coaligados con los Pijaos, el Paso de Guanacas se restableció y el Camino del Quindío fue abandonado en forma paulatina. Cartago la Antigua, despoblada de indígenas, con unas minas que no tenían una producción significativa y una creciente ganadería en el sitio de Las Sabanas, fue trasladada en el año de 1691 al sitio que hoy ocupa. El año de 1691 corresponde a la fecha en la que se produjo la ceremonia religiosa por medio de la cual se hacía el traslado de los ornamentos e imágenes religiosas (Zuluaga, 2002: 153).

El siglo finaliza con el cambio de ruta de Cartago a Ibagué y con la implantación definitiva de negros y esclavos mediante contratos coordinados por particulares y entidades mercantiles. Se radicaliza la diferencia entre los Chapetones y los Criollos. 46

Siglo XVIII El siglo XVIII comenzó mal para el Paso del Quindío. Sin embargo, la situación mejoró por el interés de algunos Virreyes que realizaron licitaciones para la construcción del Camino del Quindío. En 1717 el rey Felipe V creó el Virreinato de Nueva Granada. El virreinato estaría conformado por las Audiencias de Santafé, Panamá y Quito y algunas provincias de la que posteriormente sería la Capitanía General de Venezuela. La capital del virreinato se situó en la ciudad de Santafé. El virreinato se disolvió temporalmente por razones económicas entre 1724 y 1740, cuando se reinstauró. La población española llegó a 350.000 habitantes en 1750, mientras la Nueva Granada seguía siendo una gran potencia en el mercado del oro. El 16 de marzo de 1781 Manuela Beltrán rompe el edicto referente a las nuevas contribuciones y se armó la insurrección de los comuneros, un movimiento netamente popular que contó con la participación de campesinos, indígenas y mestizos en general. Los comuneros intentaron tomarse el poder en la Colonia; la escaramuza terminó el 2 de febrero de 1782, cuando Antonio Galán fue ahorcado. 1700. El Virrey don José de Ezpeleta De todos los virreyes, a José de Ezpeleta se le reconoce el preocuparse por otros temas que no importaron a sus predecesores, como fueron los concernientes a la educación pública y la construcción de puentes, además de su interés por el Paso del Quindío. 1718. Se erigió el Virreinato de Santafé En 1718 se suprimió la Real Audiencia de Quito y se integró al virreinato de Santafé de Bogotá, que acababa de ser erigido. 47

1754. Año reparar el

de la licitación pública del

Camino

Virrey Solís

para

Francisco Uriel Zuluaga presenta una radiografía de los esfuerzos que realizaron la Colonia y sus virreyes por el Paso del Quindío. A partir del documento se pueden conocer la información que recibe el virrey Solís y las reacciones ante las malas noticias sobre Ibagué, además del estado en que se encontraba la vía hacia el Quindío a mediados del siglo XVIII: El 3 de Diciembre de 1754, el Cabildo de Ibagué envió al virrey Solís una representación por medio de la cual se ponía en conocimiento que: “…esta miserable ciudad sólo se mantiene de los sujetos que transitan una montaña que llaman Quindío, la que resulta su traspaso a las provincias del Chocó, camino sumamente brevísimo para aquellas provincias, como para la de Popayán, Buga, Cali, Cartago y otros parajes. De grandísima comodidad para el comercio por lo muy breve de su tránsito y menos costoso el cual no se transita como pudiera a causa de hallarse los caminos rodados y descompuestos” (Zuluaga, 1995: 166).

Cuatro años después, y siguiendo con el relato de Francisco Uriel Zuluaga, encontramos que el procurador general de Cartago presenta un diagnóstico sobre la situación del camino: Así, el 1 de febrero de 1758, el procurador general de Cartago reconocía que este camino era: […] “más arriba del paso del río de Quindío (que son los términos de esta jurisdicción) es tan cenagoso e intransitable que sólo la urgencia, precisa a tal cual necesitado hacer viaje por él, dando la vuelta los mercaderes por el camino de La Plata con gran dilación y crecidos costos”. […] Y por consiguiente, los fletes eran tan altos que por una carga de Ibagué a Cartago se llegaba a pagar entre dieciséis y veinte patacones; a un carguero, por un bulto, se le llegaban a pagar dieciséis pesos; y a los chasquis que iban a Santafé se les pagaban treinta y cuatro patacones. En cambio, abierto y transitable el camino los fletes pudieran llegar a costar la mitad. Por los declarantes se llega a conocer que en el camino se habían perdido: un religioso de San Francisco, don José de Villanueva, 48

don Francisco de Anaya, un indio llamado Dionisio, un negro y una mujer; a don Lorenzo Carrera se le murieron más de treinta mulas, a don Pedro Pinilla sesenta novillos de cien que llevaba.

1758. Luis López de la Vega y Juan Gómez de la Cruz Uno de los problemas con las licitaciones públicas de la época referente al Paso era que se necesitaban empresarios en Ibagué y Cartago, donde cada uno comenzaría por su lado, para finalmente encontrarse en la mitad del trayecto. Después de muchas convocatorias salieron estos dos personajes. Finalmente, el 20 de febrero de 1758, don Luis López de la Vega y don Juan Gómez de la Cruz hicieron postura de capitulación para que se les asignara el camino comprometiéndose a mantenerlo limpio y aderezado para el tráfico de a pie y de a caballo, concediéndoles los siguientes derechos: Concederles el dominio y propiedad del camino. Otorgárseles un plazo de cinco años para ponerlo corriente. Que como toda la montaña era baldía, se les otorgara dos leguas, una a cada lado, de terreno a todo lo largo del camino para obtener los materiales para el mantenimiento del mismo. Que ninguna persona pueda avecindarse ni poblar en las dos leguas de contorno señaladas (Zuluaga, 1995: 167).

1760. Año de disputas Se continúa incitando a los parroquianos para que se internen en la selva andina y gocen de los beneficios por reparar y mantener el Paso del Quindío. El 9 de febrero de 1760 se inició la confrontación de las dos posturas, consiguiéndose ofertas menos gravosas, y en diciembre del mismo año se recibió parecer de los diputados del comercio de Santafé donde se consignaba que: “No es excesivo el derecho de ocho reales por diez arrobas de mercaderías, limitándose a cuatro para mercerías, acero y ropas de la tierra. Por los negros debían pagar cuatro reales, y lo mismo por los cerdos. Que las capitulaciones se realicen para todo el camino y no sólo para la parte correspondiente a los términos de Cartago”. 49

Aunque el proceso se interrumpe en esta parte sin que se haya tomado determinación alguna por parte del virrey, sabemos que se emprendió su apertura y reparación contando con la colaboración de libertos, pardos y montañeses del Valle del Cauca, a quienes se les ofreció asignación de tierras y exenciones de impuestos (de estanco de tabaco a los cosecheros) si contribuían con su fuerza de trabajo en la reparación del camino del Quindío y apertura del de Chocó (Zuluaga, 1995: 168).

1767. El Virrey de Santafé, Pedro Mesía de la Cerda El 8 de marzo de 1765 el Virrey Pedro Mesía de la Cerda convocó a las ciudades de Cali, Buga, Cartago, Toro y Anserma para que concurrieran en la apertura del Camino del Quindío. 1773. Pedro Cerezo del Quindío

de

Otero

realiza plano del

Camino

Uno de los primeros planos sobre el Paso del Quindío, del que no se tiene registro más que por referencias como la siguiente: Corrido más de un siglo, el Paso del Quindío estaba tan abandonado y perdido que los virreyes de la segunda mitad del siglo XVIII decidieron sacar a licitación su reparación, apertura y manejo. Se presentaron propuestas de vecinos de Ibagué, como el señor Buenaventura, y de Cartago, como la del español don Pedro Cerezo de Otero, que incluía un proyecto de colonización de la montaña del Quindío, en orillas del camino. Así veía lo construido del camino en un plano dibujado por don Pedro Cerezo, tal vez en 1773 (Jaramillo, 1998).

1776. Tierra, una vaca y un apertura del Paso del Quindío

toro por trabajar en la

Se impulsa a formar parte de la apertura del Paso del Quindío. En Cartago a 1 de noviembre de 1776 don Pedro Serrano, fue comisionado para hacerles entender a los mulatos de las cinco poblaciones si voluntariamente querían concurrir a la apertura de la montaña del Quindío dándoles de comer y herramientas con 50

las cuales sean relevados a pagar los quintos cuellos, sus hijos y descendientes y a los que quieran poblarse en dichas montañas para un nuevo camino, se les dará herramientas con que fueren de este trabajo con más tierra en que vivir y graciosamente para despacho de suexa, y además de esto, una vaca, un toro a cada uno, lo que habiéndoseles hecho saber, a los de esta ciudad aceptaron unánimemente (Muñoz, 1993: 6).

El Nevado del Quindío. Acuarela de Manuel María Paz

1783. José Celestino Mutis, Botánica

director de la

Expedición

El Paso del Quindío es diversidad de flora y fauna andina, ya que sus tierras han sido producto de sedimentaciones y erupciones de los nevados y volcanes de la Cordillera Central. Tenemos que entre las más destacadas figuras que transitaron por ese camino, está el célebre botánico José Celestino Mutis, quien en 1783 lo recorrió encabezando una expedición botánica. Como recordatorio de este evento científico el ilustre botánico Mutis, personalmente dejó grabada esta fecha en una piedra a la orilla de la quebrada Barbas (Arango, 2002: 27). 51

Ese mismo año Mutis fue nombrado director, primer botánico y astrónomo de la Expedición Botánica, recientemente creada. 1785. Manuel Antonio del Campo y Rivas El siglo XVIII se caracterizó por realizar acciones en pro del mantenimiento del Paso del Quindío. Nuevamente Francisco Uriel Zuluaga nos da una idea de su situación y proyecciones: Sin embargo, parece que el mantenimiento del camino no fue bueno ni continuado, pues en 1785 don Manuel Antonio del Campo y Rivas representa ante el virrey Caballero y Góngora, la necesidad de realizar la apertura del camino, sugiriendo que: “[…] y por la abundancia que hay de gente pobre y labradora contribuyendo con alguna ayuda de la costa no faltarían familias en Ibagué y Cartago que la poblasen y se estableciesen fabricando casa o pieza de alojamiento, y cuidasen de reparar y componer el pedazo de camino de jornada a jornada que se les encargase”. Ordenadas por el virrey las averiguaciones correspondientes, el Cabildo señaló cómo la apertura ordenada por el virrey Manuel Antonio Flórez había sido saludable para el comercio, habiéndose producido una baja de precios en los artículos llegados a Cartago, los que —en 1785— habían vuelto a alcanzar los precios antiguos. Otras dos virtudes tuvo la representación de don Manuel Antonio del Campo y Rivas. En primer lugar puso de manifiesto cómo, a pesar de presentarse el camino como instrumento benéfico para todo el Virreinato y necesario para el abastecimiento del Chocó, sobre la base de un comercio centrado en Cartago, los vecinos de Ibagué lo encontraban lesivo para sus intereses. El Cabildo de Ibagué manifestaba: “Es constante que cuando se verificó la citada apertura (1760) de la montaña muchos vecinos abandonaron sus domicilios y la mayor parte no han regresado a ellos atemorizados de aquel insoportable trabajo que habían de sufrir con sólo el estipendio de la manutención, dejando por tanto abandonadas sus casas y familias. […] Pues lo mismo sería oír decir los vecinos que se intenta abrir de nuevo la montaña que abandonar la jurisdicción y pasarse a 52

otra extraña. [El Cabildo de Ibagué considera que no es cierto lo que el doctor del Campo] dice del comercio por ser raros los comerciantes que trafican por este camino a excepción de los vecinos de Cartago y sus inmediaciones pues es público que aún estando abierta la montaña del Quindío todo el comercio de Popayán y Quito, a excepción de tal cual individuo, ha girado siempre por el camino de Neiva y La Plata”. Efectivamente, si juzgamos por los balances de ingresos y gastos del ramo de propios de las dos ciudades, es observable la diferencia; lo cual justifica la solicitud de Ibagué de que todos los costos de reapertura corrieran por cuenta de Cartago. En segundo lugar, su propuesta de hacer del camino una empresa colonizadora tendría repercusión en don Pedro Cerezo, quien actuaba como superintendente del camino del Quindío en Cartago (Zuluaga, 1995: 168).

1793. Año de los intereses entre Ibagué y Cartago Una de las últimas noticias referente al Paso con las que el siglo termina son las declaraciones de don Francisco de Villanueva y don Pedro Cerezo, conocedor como ninguno de la ruta del Paso del Quindío. En 1793 se produjeron dos posturas, complementarias entres sí. Una presentada por don Francisco de Villanueva, regidor decano y administrador de correos de Ibagué, para la composición del camino desde el pie de la cuesta hasta el boquerón del páramo en la falda oriental de la montaña, y otro por don Pedro de Cerezo, comandante de armas de Cartago, para los mismos efectos, desde el páramo hasta Piedra de Moler en la falda occidental. […] “Solicitaban además que aun en las tierras que tenían dueño, en el trayecto del camino, se les concediera el privilegio de poner ventas y aun poblar; así como el derecho de explotar los minerales que hubiera en el trayecto. Además, don Pedro Cerezo pedía merced de cuatro leguas de tierras por cada lado del camino, siendo su obligación de cultivarlas y aun poblarlas; teniéndose en cuenta que don Sebastián de Marisancena había solicitado el permiso de hacer una parroquia de vecinos en el sitio de la Balsa. 53

En oposición a don Pedro Cerezo se presentó, como postor, don Miguel San y Vicuña, que ofreció términos similares a los de los otros dos, bajó los precios de portazgo y señaló además que estaba dispuesto a: […] “Irme a vivir con mi mujer, ocho hijos, y veinte esclavos que tengo a la parroquia que citada llevo y va a entablar en el sitio de La Balsa don Sebastián Marisancena” (Zuluaga, 1995: 169).

1796. Las García

capitulaciones de

Pedro Cerezo

y

José María

Se continúa el proceso de capitulaciones y edictos alrededor de la necesidad de que personas de las dos poblaciones se interesen por trabajar por el Paso. En 1796 se firmaron las capitulaciones por don Pedro Cerezo y don José María García Conde, quien en el proceso reemplazó a don Francisco de Villanueva. En esta oportunidad las solicitudes de los postores eran similares a las anteriores. La gran diferencia se presentaba en que, por primera vez, había una cierta concertación entre el postor de los términos de Ibagué y el de los de Cartago. Por otra parte, para evitar pasar difíciles terrenos cenagosos bordeando el río La Vieja, se abrió camino desde San Sebastián de La Balsa a Cartago, con la complacencia y colaboración de don Sebastián de Marisancena. El anterior contrato, como todos los precedentes, no se cumplió plenamente (Zuluaga, 1995: 170).

54

El Carguero del Quindío El carguero es uno de los personajes importantes que le brotó a este Paso del Quindío. Aunque su trabajo resulte para algunos inhumano y esclavista, con el tiempo se convirtió en un personaje digno de respeto y en un legado patrimonial importante para la región. A partir de su tesón y valentía, supo darle al Paso del Quindío numerosas páginas de viajeros que plasmaron toda la belleza del paisaje, que en la mayoría de las ocasiones se tornaba agreste e imposible de transitar. Los cargueros no sólo existieron en el Quindío. Un testimonio de Jan Carew en El escritor caribeño y el exilio, nos transmite los pensamientos de estos hombres. Un Cargador me contó una vez los viajes que hacía dentro y fuera de las regiones de su mente. La banda que cruzaba su frente y los arreos atados con correas bajo las axilas distribuían las ciento veinticinco libras que llevaba en su Wareshi, de modo que, echando hacia adelante la cabeza podía caminar con un ritmo y regular arrastramiento de pies desde la salida hasta la puesta del sol. ¿Cómo se las arregla?, le pregunté, pensando en las treinta libras que yo cargaba y en que parecían duplicarse cada diez millas. Después de una larga pausa respondió: Es así, mi capitán, la mayor parte del tiempo que usted me ve caminando aquí, llevando esta gran carga, no estoy nada aquí, aquí hay sólo sombra, la sustancia está en casa, cazando cutíes o ciervos, jugando con mis hijos, cogiendo un arpón, oyendo hablar a los ancianos, hablando con los antepasados o con Dios. Si usted me pregunta cómo puedo estar en dos lugares al mismo tiempo le diré el secreto: la presión de este Wareshi en el cerebro, me facilita el poder mandar mi mente lejos. Al principio me siento como un borracho, hay un canto dentro de mi cabeza, mi cuerpo se siente pesado y el Wareshi se siente como una montaña sobre mi espalda. Entonces, de pronto, todo se va haciendo más ligero hasta que siento como un capullo de sedoso algodón flotando en 55

el viento: Una vez que llego a este estado, puedo caminar desde aquí hasta la selva de la Larga Noche sin sentir ningún cansancio (Carew, 1977: 49).

El Carguero de los Andes. Acuarela de Manuel María Paz

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Siglo XIX Los pueblos en los cambios de siglo reconstruyen en sus imaginarios expectativas y renovaciones. Los criollos, negros e indígenas americanos buscaban liberarse del conquistador español, y este nuevo siglo les ayudaría a iniciar la lucha por la independencia, en 1810; con esta fecha inauguramos realmente el siglo XIX en esta Colonia (aunque más tarde la historia le dé el nombre de Patria Boba hasta 1817). Diríamos que es un siglo de innovaciones, de propuestas en torno a crear una identidad, de querer conformar una nación. Al ganar el poder los criollos, comienzan disputas y contradicciones que no llegan a ninguna parte. No existe un sueño común, Bolívar se quedó solo. La creación de la Gran Colombia en 1819 y su disolución en 1831 es un ejemplo de nuestra falta de integración. En 1832 se expide la Ley Fundamental del Estado de la Nueva Granada y se promulga la Constitución de la Nueva Granada, reforzando el poder de las provincias. En medio de estos cambios el Paso del Quindío sale beneficiado; se comienzan a desembolsar recursos y acciones para convertir este Paso en un Camino. El siglo se presenta para el Paso del Quindío con una visita de Alexander von Humboldt que lo dará conocer en el mundo. 1801. Alexander von Humboldt y Aimé Bonpland recorren el Paso del Quindío Alexander von Humboldt es uno de los personajes importantes para entender el Paso del Quindío; sus escritos sobre el trayecto Ibagué – Cartago en 1801, son una de las reseñas más enriquecedoras sobre la experiencia de transitar este paraje de 57

los Andes colombianos. La descripción del Paso y de los cargueros llamó la atención de muchos científicos europeos que comenzaron a llegar después de leer los libros de Humboldt, donde el Quindío, los cargueros y la Palma de Cera quedaron excelentemente registrados. Es el Páramo de Guanacas, el paso más frecuentado, y ha sido descrito por Bouguer, a su vuelta de Quito a Cartagena de Indias. Atraviésase siguiendo este camino en un solo día y por medio de país habitado, la cresta de la Cordillera central. Nosotros preferimos al paso de Guanacas el de la montaña Quindiu o Quindío, entre las ciudades de Ibagué y Cartago. El Quindío se considera como el paso más penoso de la Cordillera de los Andes. Es un bosque tupido, completamente inhabitado que aun en la estación más propicia del año, no puede ser atravesado sino al cabo de diez o doce días. No se encuentran en él albergues ni alimentos, y los viajeros se proveen en cualquier estación de víveres para un mes, pues ocurre con harta frecuencia que los deshielos y la repentina crecida de los torrentes los hacen escasear, pues no llegan ni del lado de Cartago ni del de Ibagué. […] Los bueyes, animal de carga empleado comúnmente en estas regiones, sólo logran avanzar a duras penas por estas galerías, cuya longitud puede llegar hasta dos mil metros. Si se tiene la mala fortuna de tropezar con estas bestias de carga, no queda otra solución para apartarse de su camino que retroceder por el sendero, o trepar por la escarpa de la garganta y asirse de las raíces salientes de los árboles que crecen en lo alto. En octubre de 1801, mientras viajábamos por el Quindío a pie, con nuestros instrumentos y colecciones cargados sobre doce bueyes, soportamos muchas penurias por las constantes lluvias regionales a las que estuvimos expuestos durante los últimos tres o cuatro días del descenso de la ladera occidental de la cordillera. El camino conducía a través de un territorio cenagoso cubierto de cañas de bambú. […] Son muy pocas las personas de rango acostumbradas a transitar a pie por estos fatigosos caminos, bajo condiciones climáticas tan diversas durante quince a veinte días. Por consiguiente, es usual hacerse llevar por hombres provistos de una silla atada a sus espaldas. Dado el actual estado del paso 58

por el Quindío sería imposible recorrerla en mula. Por esta razón, en este país se habla de viajes sobre la espalda de un hombre (andar en carguero), del mismo modo que en otras partes se habla de un viaje a caballo. El oficio de carguero no se considera denigrante y quienes lo practican no son indios sino mestizos y a veces blancos. A menudo, presenciamos estupefactos en medio de la selva discusiones entre hombres desnudos dedicados a este menester tan deshonroso a nuestros ojos, porque uno le negaba al otro que aseguraba tener piel más blanca, el altisonante título de Don o Su Merced. De ordinario, los cargueros transportan seis o siete arrobas (setenta y cinco kilos de peso) y algunos son tan robustos que pueden cargar nueve arrobas. Si consideramos el enorme esfuerzo que estos desdichados deben realizar durante ocho a diez horas cada día en esa región montañosa, si tenemos en cuenta que acaban con deformaciones del dorso como los animales de carga, que a menudo los viajeros son terriblemente crueles cuando ellos enferman y capaces de dejarlos tirados en medio del bosque, más aún, que en un viaje de Ibagué a Cartago de unos quince hasta veinticinco o treinta días, no ganan más de 12 a 14 pesos (unos 60 a 70 Fr.), nos cuesta comprender que la gente joven y fuerte, radicada al pie de esta montaña, acepte libremente el oficio de carguero, el más arduo de todos los que puede elegir el hombre. Sólo el afán de llevar una vida de vagabundeo, aparentemente más libre y la idea de una cierta independencia en los bosques les hace preferir esta ocupación fatigosa a los trabajos monótonos de la ciudad donde se ven obligados a permanecer sentados. Ahora bien, el paso de la cordillera del Quindío no es la única región de América del Sur donde el hombre viaja sobre la espalda de un semejante. […] Los caballitos y los cargueros se distinguen por su destreza y se recomienda a los viajeros usar los servicios de los de pies seguros y paso suave y parejo. Realmente, resulta muy doloroso oír hablar de las cualidades de un hombre, con expresiones empleadas para ponderar las cualidades de los caballos y las mulas. Quienes se hacen transportar sobre la silla de un carguero, deben permanecer varias horas sentados en la mayor inmovilidad, con el cuerpo inclinado hacia atrás pues el menor movimiento haría 59

tropezar a quien los lleva y una caída en esos lugares es tanto más peligrosa cuanto que el carguero confiado en su pericia elige a menudo las escarpas más abruptas o atraviesa un río de la selva caminando por una angosta y resbaladiza rama de árbol. Sin embargo, los accidentes son muy raros y cuando ocurren son más bien atribuibles a la imprudencia de los viajeros A menudo los asusta un paso en falso de su carguero y se arrojan de sus sillas. Al entrar en la cordillera de Quindío, cerca de Ibagué, en un punto llamado el Pie de la Cuesta se ofrece a la vista una región muy pintoresca. El cono truncado del Tolima, cubierto de nieves perpetuas, que recuerda por su forma al Cotopaxi y al Cayambe, se asoma por encima de un macizo de rocas graníticas. El pequeño río Combeima que mezcla sus aguas con las del río Coello, serpentea por un angosto valle y se abre camino a través de un palmar. En el fondo se divisa una parte de la ciudad de Ibagué, la gran cuenca del Magdalena y la cadena oriental de los Andes. […] En el valle de Boquía pasamos varios días bajo una de estas tiendas vegetales sin mojarnos, aun cuando la lluvia era muy persistente y casi interminable. La cordillera de Quindío es una de las regiones más ricas en plantas útiles y curiosas. Allí encontramos la palmera Ceroxylon andícola, cuyo tronco está cubierto con una cera vegetal, pasionarias arborescentes y la preciosa Mutisla grandiflora, cuyas flores escarlatas tienen una longitud de dieciséis centímetros. La palmera de cera alcanza la increíble altura de cincuenta y ocho metros y el viajero queda sorprendido de encontrar una planta de esta especie en una zona casi fría y a más de dos mil ochocientos metros sobre el nivel del mar (Humboldt, 1970).

En un texto sobre Ibagué, Alexander von Humboldt nos relata aspectos generales del Paso del Quindío. Don Ignacio Buenaventura, hijo de un siciliano, es el hombre más activo y entendido de Ibagué y por su diligencia se ganó el odio de sus conciudadanos de Ibagué a tal punto que casi lo arruinaron. Por la época del virrey don Manuel Antonio Flórez, había abierto el camino de Ibagué a Cartago y lo había hecho tan transitable que en 4 a 5 días se llegaba cabalgando por los Andes. Construyó puentes (cubiertos) sobre el río San Juan y el Coello, el cual con 60

frecuencia impedía la comunicación con sus crecientes. Levantó en esa época, acertadamente, mapas especiales del Quindío y del valle del Magdalena desde Honda hasta Neiva, mapas que yo copié. El modo como se abrió el camino en el Quindío no me pareció el más adecuado. En lugar de que el gobierno hubiera adelantado el dinero y luego lo hubiera recobrado de nuevo a través de derechos de aduana, se reunió a todos los habitantes pertenecientes a la jurisdicción de Ibagué y se les exigió en el Quindío a enviar esclavos, yuntas, víveres, herramientas de hierro (según sus posibilidades). En dos años (aproximadamente 1778) el camino estaba abierto; abarca unas 121.580 varas, incluyendo desviaciones, desde Ibagué hasta Cartago. Se enviaron expertos desde Santafé, quienes avaluaron el camino en 18.000 p. Como lo que los hacendados habían dado, no sumaba sino 12.000 p., el fiscal exigió que Buenaventura entregara 6.000 p. Él contestó, con gran acierto, que, de acuerdo con su lógica, debería suceder lo contrario, que él exigiera... El fiscal calló. La rigidez con que Buenaventura juntó todo para el mejoramiento del camino; la sugerencia que le hizo al virrey para el mantenimiento del camino: por cada carga hacer pagar 2 reales de aduana (en un año entrarían 600 p. y todavía funcionaba el transporte principal, por costumbre antigua, pasando por Guanacas” (Humboldt, 1970).

1805. Hermann Wendland y la Palma de Cera Alexander von Humboldt descubrió al mundo la Palma de Cera, pero finalmente fue Hermann Wendland quien le dio el nombre científico de Ceroxylon quindiuense. Así se adoptó cuando se declaró árbol nacional de Colombia. 1807. 20 leguas de Ibagué a Cartago, según Francisco José de Caldas Nueve años antes de ser fusilado, Caldas franqueó el Paso del Quindío y nos dejó el siguiente testimonio. A los 4° 30° está el de Quindío: es malo y el hombre necesita hacer el oficio de las bestias; tiene 20 leguas desde Ibagué a Cartago: su composición se ha acalorado en diferentes épocas, y ahora trabaja en su mejoramiento el doctor don Ignacio Durán. ¡Ojalá 61

que los amigos de la felicidad pública siguiesen bello ejemplo, o contribuyesen a sostener las miras patrióticas de este hombre benéfico! (Caldas, 1808: 33).

Palma de Cera. América Pintoresca (1884)

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1807. Francisco José de Caldas y el Camino del Quindío Don Luis Arango Cardona escribe un siglo después sobre la vida de Caldas en el Quindío, pero no cita las fuentes de tales aseveraciones. El sabio Caldas, estando todavía muy joven, vino, por orden del Gobierno español, a dirigir como ingeniero las variantes que se le debían hacer al camino del Quindío. Caldas lo hizo abrir desde El Moral, Toche, Tochecito, Volcancitos, Paramillo hasta el gordo de la cordillera andina (hasta hoy a esa parte del camino dirigida por Caldas, no se le ha hecho variante alguna). Por cada kilómetro del camino que hizo abrir Caldas, sabía él qué altura tenía sobre el nivel del mar, pues según informes, Caldas, ya por esa época, sabía medir la altura por el sistema que había descubierto, descubrimiento que consiste en la ebullición del agua (Arango, 1924, T. 1: 77).

Don Luis Arango Cardona prosigue: El viajero que se internara en las montañas de la Hoya del Quindío no se daba cuenta, al golpe de vista, que aquí hubiera existido una raza de indios ricos y pujantes, pues los vestigios de esa antigua grandeza no se veían todos superficialmente. La Hoya del Quindío fue visitada en parte por dos hombres grandes, pero no se dieron cuenta de la guaquería. El uno era el sabio doctor José Celestino Mutis, que estuvo en el riachuelo de Barbas estudiando la flora; y el otro era su discípulo, el sabio Francisco José de Caldas, que trazó el camino del Quindío por el sistema astronómico, y hacía sus estudios de botánica en la cordillera andina. Lástima es que estos dos sabios no hubieran presenciado la sacada de los sepulcros de los indios (Arango, 1924, T. 1: 16).

1808. Pedro Cerezo

y

Diego Marín

proponen cambio de

ruta

Según el testimonio de estos comerciantes de Cartago, el Paso del Quindío continúa en mal estado. 63

En 1808, como administrador de correos de Cartago, don Pedro Cerezo, acompañado de don Francisco Javier de Castro, juez de comercio de la ciudad de Cartago, y don Diego Martín Franco, administrador de correos, volvió a solicitar la apertura de la montaña del camino del Quindío, sugiriendo que en esta oportunidad se arreglara por la vía de La Balsa en vez de por el camino del Cartago Viejo (Zuluaga, 1995: 170).

1810. La Independencia En el año de 1810 el Nuevo Reino de Granada estaba constituido por 15 provincias, entre ellas la de Popayán, a la cual pertenecía Cartago. Los acontecimientos de Santafé en 1810 generaron movimientos de tropas con los que el Paso del Quindío se involucró de inmediato en el conflicto. ¿Cómo se encontraba el Paso del Quindío en el período de la Independencia? Francisco Uriel Zuluaga lo describe: “La guerra de Independencia se encontrará con un camino tan fragoso, enmontado e intransitable, como lo fue durante la Colonia” (Zuluaga, 1995: 170). 1810. El Coronel Antonio Baraya y Atanasio Girardot en el Paso del Quindío El mal estado no importó para que Antonio Baraya, con el teniente Atanasio Girardot, inauguraran el Paso del Quindío con sus tropas; situación que se volvió frecuente tanto en Cartago como en Ibagué. Una vez solicitado el apoyo de la Junta de Santafé y el consiguiente envío de dos compañías al mando del coronel Don Antonio Baraya, este inició una marcha desde Santafé, tomando el Camino del Quindío hasta Cali. El itinerario seguido por la tropa fue el siguiente: 15 de noviembre de 1810, salida de Bogotá. 24 de noviembre, llegada a Ibagué. 5 de diciembre, iniciación de la marcha por el Camino del Quindío. 13 de diciembre, término del movimiento anterior en Cartago […]. Con el paso de esta tropa se produjo un acontecimiento que habría de repetirse con suma frecuencia durante el siglo XIX en Cartago: aprovechar la posición de la ciudad en relación con el Camino 64

del Quindío [...]. Función similar cumplió la ciudad de La Plata en relación con el Camino de Guanacas […]. Esta condición conllevó la necesidad de un descanso de varios días en Cartago y la obligación de la ciudad de brindarles alojamiento y víveres. De esta manera, no sólo durante la independencia sino en todas las guerras civiles, Cartago sería una de las primeras ciudades afectadas por la ocupación militar, tanto en términos políticos y militares, como económicos [...]. Considerando como período de la Independencia el que corre entre 1813 y 1822, o sea entre el inicio de la Reconquista española y la Campaña del sur, el papel de Cartago y del Valle del Cauca puede caracterizarse como el de una región sometida y resistente al dominio español (Zuluaga, 2007: 92, 94).

1813. Las tropas patriotas se internan Quindío con el Coronel Serviez

en el

Paso

del

El conflicto se agudiza y los patriotas se encuentran aprendiendo de la guerra; el Paso del Quindío no era confiable para los españoles, por eso los patriotas lo utilizaban para ocultarse o para recortar distancias. Las tropas de Juan Sámano invadieron el sur, mientras que a Cartago llegan las fuerzas patriotas del coronel José María Gutiérrez, quien se había apoderado de Anserma y Cartago. En agosto de 1813 el coronel Manuel Serviez era perseguido desde Cartago por Juan Sámano. Serviez se escapa por las montañas del Quindío. Antes de llegar Nariño a Popayán, Sámano había avanzado hasta Cartago donde luchó contra el coronel Manuel Serviez; éste resistiendo heroicamente la arremetida del realista, optó por la retirada hacia las montañas del Quindío (agosto de 1813); pasó con su columna por estas trochas infernales y después de mil trabajos logró llegar a Ibagué (Santos, 1930: 81).

Otra versión de lo sucesos: Los patriotas se unieron en Cartago al coronel Manuel Serviez, quien organizó ciento cincuenta hombres en Cerro Gordo, en la entrada a la Montaña del Quindío, para resistir al español. El cinco de agosto llegó Sámano a Cartago y al día siguiente atacó 65

a Serviez en el sitio de La Caña. Los patriotas fueron derrotados y debieron retirarse a Ibagué. Decía Sámano: “[…] el ganado que saqué de Cartago para mantener las tropas; accidente que me detuvo todo el día en aquel sitio, pero al siguiente me dirigí hasta el punto llamado El Chorro, donde ordené que se pusiese en movimiento el ejército a las tres de la mañana de hoy, pues tenía noticias que el enemigo se hallaba en el puesto de la montaña llamado La Caña, resuelto ya a retirarse a Ibagué”. Después de ocho días de camino, Serviez llegó a Ibagué donde se presentó al coronel José María Cabal, quien preparaba las tropas para actuar en combinación con Antonio Nariño para avanzar simultáneamente hacia Popayán. Mientras, Cabal atraería a Sámano hacia el Quindío (Zuluaga, 2007: 94-95).

1815. El Pacificador Morillo Toro y el Paso del Quindío En el año 1815, “el Pacificador” Pablo Morillo ordenó mejorar el Camino, ampliándolo y extendiéndolo. Utilizó a patriotas condenados a trabajos forzosos para arreglar el Paso. 1816. El Coronel inglés Mr. J. P. Hamilton En pleno proceso de emancipación el Coronel J. P. Hamilton, primer diplomático inglés en Colombia, viaja por el Paso del Quindío. Cuatro días de buen andar se emplean en la travesía de aquella parte del Quindío, conocida con el nombre de La Trocha, región anegadiza y cenagosa; mas, dejada atrás ésta, se pisa ya terreno más firme y los senderos empiezan a hacerse transitables. Por el camino ese día tuve dos resbalones que dieron con mi cuerpo en tierra, sufriendo gran maltrato, aunque con la práctica anterior había adquirido ya alguna destreza en saltar de uno a otro de los lomos de tierra sólida que sobresalían entre los barrizales; fuera de que en las alborgas hallé calzado más adecuado que las botas altas de antaño para el tránsito por estos resbaladeros. Causaba pasmo ver a los cargueros avanzando por los peligrosísimos senderos con tan pesados fardos a la espalda; sólo una larga práctica había podido avezar sus cuerpos a trabajo tan rudo y azaroso. 66

Nos dijeron que desde pequeños se les entrena haciéndoles cargar livianos bultos cuyo peso se aumenta gradualmente a medida que avanza en edad. En algunos trechos habían caído grandes árboles a la orilla del camino, sobre cuyos troncos se deslizaban los peones con tanta seguridad y aplomo como si estuvieran actuando en un prado de juegos. Mis dos cargueros, con su talle esbelto y recio, parecían modelos escogidos por un gran artista. Hay entre trescientos y cuatrocientos hombres en Ibagué que viven exclusivamente de cargar personas y fardos por las montañas del Quindío (Hamilton, 1992).

1816. José Francisco Pereira huye por el Paso del Quindío José Francisco Pereira es famoso por ser el patriota que adquirió las tierras donde se había fundado Cartago la Vieja con la idea de volver a fundar otro pueblo. No lo logró; sus descendientes lo hicieron y le pusieron su apellido, Pereira, a la nueva población. Francisco se refugió algunos meses en el Paso del Quindío. De los que lograron escapar, abriéndose paso por entre las montañas, fue Pereira, quien a pie atravesó casi toda la nación de sur a norte, sufriendo terribles penalidades. Así logró llegar a Ibagué, ciudad que aunque cercana a Bogotá, por estar a la entrada de las impenetrables montañas del Quindío, ofrecía fácil escapada hacia ellas en caso de necesidad. Según relata Francisco Marín, el doctor Pereira logró huir en compañía de su hermano Manuel y tres proscritos más; cruzando montes y difíciles trochas vinieron a encontrar el camino de Boquía, trazado mucho antes, desde la época de la conquista, por el capitán Melchor de Valdés. Por ese camino llegaron hasta donde existió la antigua ciudad de Cartago, donde permanecieron desde 1816 hasta 1819. Levantaron una pequeña labranza de hortalizas con su rancho y establecieron comunicación secreta con sus amigos y conciudadanos del Cartago actual. La vida de estos cinco solitarios fugitivos debió tener visos novelescos durante su forzosa estancia en el bosque nativo cercano al río Otún. La paz de su nueva patria se vio interrumpida cuando una india los denunció a las autoridades peninsulares (Ángel, 1995: 17). 67

Monte del Quindío. M. Parent (1868)

68

1819. La Batalla de Boyacá En 1816 aparece la Reconquista por parte de los españoles con Pablo Morillo para “pacificar” o liquidar a los insurrectos. Los líderes granadinos son fusilados o reducidos al exilio. Esto enfureció a los criollos. Antonio Nariño y Camilo Torres activaron acciones independentistas. Más tarde, Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander encabezaron la lucha, que se desarrolló en una serie de batallas que culminaron en 1819 con la Batalla de Boyacá. 1824. Charles Stuart Cochrane cruza el Paso del Quindío Stuart Cochrane, oficial de la marina inglesa, vino a la Nueva Granada en 1823. Enero 4. A las seis de la mañana el termómetro marcó 49 grados F. Durante la noche sufrí vómitos. Me costó trabajo tenerme sobre la mula por causa de fuertes dolores de cabeza y de espalda que aumentaban aún más con el paso del animal. Tres veces cruzamos el río Quindío y a las cuatro de la tarde terminamos la jornada del día. Me dormí bajo el toldo de un arriero; apenas desmontamos empezó una ráfaga de viento con tempestad […] Dormí mal y con toda la ropa enlodada, hasta la camisa. Mi mula cayó cuatro veces, pero por fortuna no me lastimé […] Sobre los caminos pendientes y resbalosos, frecuentemente las mulas se deslizaron veinte yardas inglesas sin poder contenerse y con peligro también para el jinete. Varias veces se rompió la cincha y yo aterrizaba sobre el cuello de la mula. Únicamente me podía sostener apretando las piernas sobre la cabeza del pobre animal (Cochrane, 1994: 214).

1827. Memorias del naturalista y científico Jean Baptiste Boussingault El científico Jean Baptiste Boussingault en su expedición por América del Sur, pasó por el Quindío y dejó registrada su experiencia en sus memorias, en el capítulo XV, titulado “Paso de la Cordillera por el Quindío”: 69

Para el transporte de una persona, un carguero exige 16 piastras y la comida; “el sillero” debe tener un paso suave, pues su carga viva está sentada sobre una silla de caña, suspendida por una banda que lleva sobre la frente el portador. El transportado debe permanecer inmóvil, mirando hacia atrás y con los pies reposando en un travesaño; en los sitios escabrosos como al atravesar un torrente sobre un tronco a manera de puente, el sillero recomienda al patrón que tiene sobre la espalda, cerrar los ojos. Es cierto que nunca sucede un accidente, pero da lástima ver al carguero sudando gruesas gotas a la subida y oírlo respirar, emitiendo un silbido tremendo; a pesar de las ofertas que me hizo un sillero de los más reputados preferí pasar la cordillera a pie (Boussingault, 1985: 74).

Hacienda las Cruces. América Pintoresca (1884)

1829. Manuel Mallarino, presidente encargado, en tránsito por el Quindío La narración del doctor Manuel Mallarino, en el año de 1829, es interesante y de las pocas escritas por criollos sobre el Paso del Quindío. De repente se rompe la nube que teníamos más cerca. Se dio la señal. El agua caída a borbotones, el rayo, a golpe redoblando, hería las orgullosas palmeras y los humildes arrayanes que al 70

estampido del trueno, repetido por mil ecos, parecía anunciar el desmoronamiento de las inmensas moles a cuyo pie nos hallábamos; de súbito apareció el huracán, los altos robles perdonados, por el rayo, sacudidos fuertemente se doblan, ceden, vuelven a erguir su cabeza secular; pero nuestro débil rancho incapaz de resistir el tremendo empuje, voló entero, dejándonos al descubierto, sin más amparo que nuestros encauchados, ni otro descanso que una piedra en que nos sentábamos a presenciar aquella horrible lucha. El furioso viento, entretanto, redobla sus esfuerzos, gira silbando en derredor del macizo tronco de una encina cercana, el árbol se mueve, cruje, cede al fin, y rueda en mil pedazos su hermosa copa por el declive del monte. ¡Oh, cuán terrible es una tempestad en el Quindío! Parece que el carro del Omnipotente todo y en las más altas cumbres y las derrumba y las aplana con el fulgor de los rayos, el estallido del trueno y el aterrador zumbido de los huracanes… Ser eterno, el desgraciado que te niegue, que venga al Quindío en una noche tempestuosa y dude después, si puede (Cit. en Arango, 2002: 71).

1830. La República La Convención Nacional de 1832 ratificó su creación como “República Neogranadina”, cuyas provincias eran Antioquia, Barbacoas, Bogotá, Cartagena de Indias, Magdalena, Neiva, Pamplona, Panamá, Pasto, Popayán, Socorro, Tunja, Vélez y Veraguas, las cuales pasarían a llamarse departamentos más adelante. Popayán comprendía los territorios de Ecuador hasta el río de Arquía por la banda occidental del Cauca, llegaba por la banda oriental y se extendía desde la Cordillera Central hasta el Océano Pacífico. 1830. Simón Bolívar cruza el Paso del Quindío Con Simón Bolívar el Paso del Quindío se convierte en una prioridad del estado, una necesidad de la reciente República Granadina. Carlos E. Restrepo nos relata el paso de Bolívar por estas montañas del Quindío. 71

Agobiado y enfermo, sigue su camino el mismo día 5 de enero de 1830 en las horas del mediodía, baja por la calle que hoy se llama de “La Paz”, convertida en una avenida moderna y elegante, sigue su camino por Cruces hasta el Alto del Roble, desciende a Boquía, sube a Barcinales (hoy Salento), donde existe una estatua en su homenaje que dice: “El libertador Simón Bolívar llegó a Salento el 5 de enero de 1830”, y salió hacia Mariquita vía Boquerón al día siguiente. Fue su última jornada por tierras quindianas y el 17 de diciembre de 1830 muere en San Pedro Alejandrino dejando a la patria libre y sin esclavos pero en medio de grandes dificultades políticas y administrativas (Restrepo, 1978: 27).

1830. Decreto del 25 de enero, del Libertador Simón Bolívar, sobre el Paso del Quindío Con este decreto se impulsa lo que más tarde sería una acción firme y decisiva para convertir el Paso en Camino. Considerando: Que uno de los medios eficaces que deben fomentar la agricultura, industria y comercio, es la apertura de los principales caminos y atendiendo a que sin la cooperación del gobierno no podría tener efecto sus deseos por la prosperidad nacional, por falta de otros medios capaces por sí solos de llevar a cabo estas empresas, he venido a decretar: Artículo 1º: Se abrirá un camino de herradura en el Paso de los Andes denominado Quindío, desde la ciudad de Cartago hasta Ibagué (Arango, 2002: 57).

1830. Un proyecto vial de La República Roberto Luis Jaramillo nos sigue guiando sobre la transformación del Paso del Quindío: Tal vez fue Bolívar en tiempo de la República que quiso que el paso se convirtiera en camino. Esto no se logró, después se dictaron leyes en los años 30, mediante las cuales se instaba a los campesinos para que se establecieran en las orillas de la trocha del 72

Quindío, para que construyeran sus casas, sus labranzas, tambos y pudieran asistir a los viajeros. Justamente la falta de comida, la falta de tambos en el Paso del Quindío, era lo que ocasionaba que fuera tenido como terrible y pánico pasar por la Cordillera de los Andes por el Quindío. Más adelante, en la administración de Pedro Alcántara Herrán, su ministro del interior, don Mariano Ospina Rodríguez, puso todo su empeño en construir el camino con dineros nacionales y desde entonces se comienza a hablar del Camino Nacional del Quindío, esto es importante para diferenciarlo de otros caminos reales o caminos provinciales o que después se llamaron caminos de primera, de segunda, aun de tercera categoría (Jaramillo, 1998).

1834. Se da la Ley del 5 de mayo El Paso del Quindío se comienza a ver como una vía fundamental para unir el centro con el occidente. El Senado y la Cámara de Representantes de la Nueva Granada, reunidos en congreso, promulgan una ley sobre la colonización y repartimiento de tierras baldías. La Ley es firmada por Francisco de Paula Santander. Decretan: Artículo 1º. Cuando algunos individuos quieran establecer en parajes desiertos o baldíos, a propósito para el establecimiento de nuevas poblaciones, el poder ejecutivo podrá conceder con tal objeto, hasta 12 mil fanegadas de tierras baldías por cada población. Véanse decretos de 21 de mayo de 1841, números 1303 de orden; decreto 17 junio de 1844, números 1573, y decreto 30 de abril de 1819, números 1896 de orden. Artículo 2º. A cada cabeza de familia se podrá asignar hasta 60 fanegadas en atención a sus recursos y al número de su familia, pero bajo ningún pretexto se dará tierras a individuos que no fijen su residencia en las nuevas poblaciones (Muñoz, 1993: 14).

1842. Año definitivo: El decreto de mayo 27 Año en que legislativamente el Paso se convertirá en un camino de herradura, sin dejar de ser un accidente geográfico. 73

El Senado y Cámara de Representantes de la Nueva Granada, reunidos en congreso, considerando: Que a pesar de las invitaciones que se han hecho hasta ahora, no se ha presentado un empresario que quería abrir el camino que atraviesa la montaña del Quindío, cuya fragosidad embaraza en gran manera las relaciones del comercio, y dificulta el tránsito de tropas en los casos necesarios, y como ya lo ha acreditado la experiencia; decretan: Artículo 1º. El poder ejecutivo aplicará para la construcción de un camino de herradura, desde Ibagué a Cartago, por la montaña del Quindío: 1º. Hasta la tercera parte del producto total del derecho nacional de caminos. 2º. El presidio o presidios que estime convenientes. 3º. El trabajo personal subsidiario de los cantones de Ibagué y Cartago. 4º. También podrá aplicar hasta doce mil pesos del tesoro nacional para el mismo objeto (Cit. en Arango, 2002: 61).

1842. Ramón Torres, uno de los mejores dibujantes José Caicedo Rojas, motivado por uno de los más famosos dibujos sobre el Paso, Modo de viajar por el Quindío, de Ramón Torres, construye un breve relato a partir de la ilustración: Cuando pasé por el Quindío, en 1842, no había más que una casucha a la entrada y otra a la salida. Ahora dicen que hay casas y tambos en La Palmilla, Las Tapias, El Moral, Buenavista, Toche, La Colorada, Las Cañas y Piedra de Moler; y dos poblaciones nacientes; una en Boquía y otra La Balsa, poblaciones que apenas merecen el nombre de tales (Caicedo, 1945).

1842. Pedro Alcántara Herrán crea tres presidios, uno de ellos en Boquía Jaime Lopera, en su libro La Colonización en el Quindío, se refiere a la creación de presidios. La mayoría de investigaciones 74

y referencias sobre la fundación de los pueblos que nacieron alrededor de la Cordillera Central en la parte occidental están de acuerdo en que el Paso del Quindío es el principal gestor de los procesos de colonización del Eje Cafetero. Al decidir el gobierno la creación de tres presidios (uno en Mariquita, otro en Cartagena y un tercero en el Estado del Cauca), la administración de Pedro Alcántara Herrán (1842) ordenó que los presos de Antioquia, Cauca y Panamá —que hubieran cumplido la mitad del tiempo de su condena— fueran destinados a trabajar en el mejoramiento y conservación del Camino del Quindío, ofreciéndoles como estímulo la rebaja de penas. Iniciados en 1843 los trabajos de recuperación entre El Roble y Pereira, los inspectores de entonces informaron que “en el trayecto entre Cartago e Ibagué no había una sola casa para hospedaje para los que atravesaban las extensas y solitarias selvas. Entonces dio orden al señor doctor Juan José Hoyos, entonces gobernador de la provincia del Cauca, para que se construyese una casa en Boquía como lugar de depósito y escala de viaje” (Lopera, 2005: 148).

Luego se expidió otra ley, “Sobre concierto de vagos para trabajar en el camino de montañas del Quindío” y se abrió la Penitenciaría de Boquía, a fin de llevar a cabo dichos trabajos con penados traídos de Antioquia, Cauca, Tolima y Panamá. Fue una colonia penal que funcionó a orillas del río Boquía. 1842. Composición y mejora del Paso Pedro Alcántara Herrán, presidente de la Nueva Granada, firmó un decreto legislativo el 27 de mayo, sobre la composición y mejora del Camino del Quindío. Decreta: División del camino. Artículo 1º. El camino de Ibagué a Cartago, que debe construirse por la montaña del Quindío, se considerará dividido en dos partes por la cumbre de la montaña, o por el punto de camino en que se separan las aguas que se dirigen al Cauca, de las que corren al Magdalena. Corresponde al gobernador de Mariquita hacer ejecutar la construcción del camino y de los puentes, tambos y 75

demás obras que deben hacer en él desde Ibagué hasta la cumbre de la cordillera; y el gobernador del Cauca igual tiene deber y facultad desde la parte del camino de la cumbre a Cartago (Arango, 2002: 63).

1850. Decretado Camino Nacional en el papel El decreto de Alcántara activó los mecanismos del Estado y el Paso del Quindío finalmente se convirtió en un camino diseñado para tal fin; se arreglaron los sitios críticos y se trazaron nuevos fragmentos para superar las dificultades de las montañas. Mientras tanto el país continúa buscando estabilidad administrativa. En 1850, a partir de junio, el Congreso emanó una ley donde declaraba como caminos nacionales a varias rutas. En 1853 es sancionada la carta constitucional de la República de la Nueva Granada; cinco años después, en 1858, es expedida la Constitución de la Confederación Granadina, que divide la república en Estados Federales bajo un régimen unitario. A los otros cinco años, en 1863, se expide la Constitución de los Estados Unidos de Colombia, firmada en Rionegro, Antioquia, de tipo federalista. Finalmente, después de 12 años, se logra la Constitución Política de 1886 que rigió al país hasta 1991. 1880. Por segunda vez decretado Camino Nacional En las últimas décadas del siglo XIX los colombianos que conformaban el poder político intentaban buscar un Estado ideal; los cambios permanentes de constitución no ayudaron mucho a la intervención real sobre el Paso del Quindío. No importó que fuera declarado en 1850 como “Camino Nacional”. Por ello el decreto más interesante para determinar cuándo dejar de hablar de Paso para tomar el término Camino, con las exigencias de ingeniería para llamarse como tal, es la Ley 27 del 26 de mayo de 1880, que nos permite visualizar acciones concretas de intervención del Estado. “Declara vía nacional el Camino del Quindío, dispone su composición y la construcción de los puentes sobre los ríos Toche y Quindío y sobre la quebrada Guadual” (Zuluaga, 2007: 301). 76

Es importante reflexionar sobre el significado que se tiene de la palabra “camino”; para muchos es un sinónimo de sendero, trocha, pica, o simplemente todo aquello que conduzca a cualquier lugar. No, hablar de camino es hablar de curvas, niveles, puentes, es decir, de ingeniería. Por ello es necesario, cuando se habla de las montañas del Quindío y su Paso, tener claro este detalle, porque no es posible que se refieran al Camino del Quindío, cuando se está hablando sobre el siglo XVI.

Cacería del Jaguar en el Quindío. Grabado de Edouard Riou

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Conclusión Las montañas del Quindío, con sus suaves valles y nido de cuencas, han estado ahí y todos los grupos humanos desde el inicio de las civilizaciones amerindias que hayan ocupado este territorio han presenciado esta misma diversidad, las lluvias torrenciales, los relámpagos inolvidables, la crecida de los ríos. Desde los prehispánicos hasta los patriotas y colonos del siglo XIX, todos vieron en el Paso del Quindío una entrada al riesgo y a la inclemencia de la naturaleza. La existencia de los cargueros marca la presencia de personajes que en algún momento tuvieron en su espalda la vida de los pasajeros, que además les confiaban sus bienes, en medio de una topografía nacida con profundos precipicios. La Palma de Cera y otras especies fueron protagonistas de esta ruta. Las penalidades del Paso obligaron a escribir sobre la experiencia de haberlo transitado. Afirmar haber estado en el Paso del Quindío se convirtió en reto y en logro, daba la sensación de haber penetrado una dimensión donde la adrenalina y el no quedarse dormido eran la consigna. Los tigrillos, los monos aulladores, las ranas, los loros, los ríos, eran los sonidos que acompañaban a los desafiantes viajeros en las largas caminatas que se iniciaban al amanecer hasta caer la noche. Nuestro interés era poder justificar la idea de que el Paso del Quindío corresponde a los años comprendidos entre 1600 y 1880, año en que se dieron los decretos necesarios para una intervención que lo habilitó como “camino de herradura”. Por tal motivo, nos aproximamos a las licitaciones y decretos que nos fueron dando una idea de la poca intervención del Estado en solucionar los múltiples problemas que la vía presentaba y de las quejas, reclamos y súplicas de los habitantes de los 79

poblados que se sentían atrapados en la selva. El Paso del Quindío contribuyó a la colonización de parte de la cordillera Central, convirtiéndose en padre de la mayoría de aldeas fundadas. El Paso, como todos los caminos, tiene una carga emocional y colectiva, que va dejando con el tiempo raíces y señales en la tierra; los viajeros, los guaqueros y más tarde los tenderos de los tambos y fondas, van construyendo lazos de tradición e historias cotidianas con los usuarios de los caminos. El rescate de la memoria cultural de los caminos es un ejercicio que contribuye a fortalecer lazos de pertenencia y crear conciencia de la importancia de no olvidar nuestros antecedentes como conglomerado. Hablar del Paso del Quindío es hablar de todos los pasos y caminos existentes en la patria, olvidados, abandonados, sin ninguna responsabilidad de parte de la sociedad civil, que no exige políticas claras sobre qué hacer con toda la malla vial de la Colonia y la República. Por ello, el Paso del Quindío se convierte en un personaje en la circulación de la memoria nacional. El Paso fue testigo de las guerras entre los Estados Soberanos, del sigilo lento de los guaqueros, de las pugnas civiles, como la famosa Guerra de los Mil Días, en la que el Camino del Quindío jugó un papel importante. Los procesos de colonización iniciados a mediados del siglo XIX dieron pie a la fundación de aldeas que tenían como punto de ingreso el Camino del Quindío, que llevó hasta las aldeas los nuevos inventos tecnológicos, los circos, las noticias, la moda y las primeras películas. El final del Camino del Quindío se da cuando los automóviles transforman los caminos en carreteras. Por ello, a mediados de 1930, se da vía libre a la carretera Ibagué – Cajamarca – Calarcá. Otro factor importante es el papel de los caminos en los procesos de confrontaciones militares; en este caso logramos referenciar 80

los hechos que se sucedieron en el Paso del Quindío durante la Independencia, encontrando evidencias de lo intransitable que se encontraba en 1810; el recorrido ese mismo año del patriota coronel Antonio Baraya, de la huida en 1813 el coronel Serviez, quien protagonizó una valiente retirada, las disposiciones del “Pacificador” Morillo para activar el Paso, el traslado permanente de las tropas de la gobernación de Popayán, hacen del Paso del Quindío protagonista del Bicentenario que queremos entender y revaluar. Hemos recorrido cronológicamente el nacimiento del Paso del Quindío hasta convertirlo, a mediados del siglo XIX, en un camino importante para la infraestructura vial del país y los esfuerzos de muchos personajes que actuaron positivamente para conformar esta vía y ponerla al servicio del progreso de estos pueblos de la cordillera Central.

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Segunda Parte

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Rodando por el Quindío. Filmaciones y Grabaciones (1927–1999)

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Imágenes y Cinemas del Quindío (2008) fue nuestra primera investigación sobre la memoria visual del departamento; allí intentamos contar la historia de la exhibición y de los teatros o cinemas en los doce municipios quindianos. La Fundación Cine Club El Mohán entrega ahora este recorrido por la historia de las filmaciones y grabaciones que dan cuenta del cine y del video en nuestro territorio (películas, telenovelas, documentales y comerciales). El auge cafetero dio como resultado diversos acontecimientos administrativos y económicos que elevaron la importancia de la región del Gran Caldas en el ámbito nacional. La filmación del acontecer cotidiano de nuestros pueblos es testimonio fundamental para la construcción de ciudadanía e identidad cultural. Actualmente los estados del mundo ven en la historia de sus cinematografías no sólo su pasado sino también perspectivas para enfrentar los retos futuros. Al instante de disparar una cámara de fotografía, de cine o de video, los ciudadanos contribuyen a conformar el registro visual de su entorno. Un archivo visual colectivo es nuestro aporte a la construcción de pertenencia porque establece referencias sólidas acerca del quehacer cultural y ciudadano. Un conglomerado sin cine o video es un grupo humano sin identidad visual, es decir, sin paisaje, sin el rostro de las gentes. 89

Rodando por el Quindío se inicia con las aseveraciones de algunos habitantes que dieron testimonio de haber visto cámaras filmando las celebraciones de la llegada del tren a la ciudad de Armenia en 1927 y termina con las imágenes satelitales producidas con ocasión del terremoto de 1999.

Afiche conmemorativo. 25 años de la Fundación Cine Club El Mohán

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Es poca la producción audiovisual en el Quindío en sus primeros cien años. Intentamos buscar, indagar y referenciar estas películas y videos; algunas existen, pero de la mayoría no sabemos su paradero. Lo emocionante es sorprendernos al encontrar imágenes del pasado en cualquier baúl de ayer, poder disfrutarlas y saber que se rescató un fragmento de patrimonio visual. Agradecimientos a los amigos, en especial a Álvaro Jaramillo Santa, que ayudó a construir este libro; don Aldemar Alcides Castaño; Betty Cáceres Triana; Fotografías Antiguas Mechas; archivo de Arturo Serna; Museo de Fotografía de Calarcá, de Luis Fernando Londoño; Vilma Orozco; Hernando Delgado Cortés; Hernán Prieto Torres; Nancy Ceballos Henao; al fotógrafo Jairo Ferrer Cohen, a Norma B. Gómez, al Cine Club Lumière, a los archivos del Centro Audiovisual de la Universidad del Quindío y del Cine Club El Mohán.

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I. El cine en el Quindío La realización cinematográfica es escasa en el Quindío del siglo XX. Sólo tres películas nacionales de ficción, con directores foráneos, fueron rodadas en este territorio. En el género documental, por su parte, existen realizadores pioneros que, aunque no son nacidos en el Quindío, desarrollaron aquí su vida y obra. El sonido del tren (1927) El territorio del Quindío se caracterizó en los inicios del siglo XX por su exuberante selva. A los pocos años, con la introducción de la colonización y el incremento acelerado del cultivo del café, se convirtió en un polo económico importante para el país. Ciudades como Armenia, Calarcá, Montenegro y en general los municipios de la Hoya del Quindío, fueron trascendentales para la conformación del recientemente creado departamento de Caldas (1905). La inauguración del Ferrocarril del Pacífico en Armenia, en el año 1927, es el acontecimiento social, económico y político más significativo que originó el Quindío para el país. La llegada del tren a Armenia se ha interpretado como “el salto de la mula al avión”. Existen diversas declaraciones de personas que asistieron a la inauguración del ferrocarril y advirtieron la presencia de grandes cámaras de cine registrando el inicio de las festividades desarrolladas para celebrar tan digno evento. Cuentan aquellos amigos míos, los abuelos, que los carnavales realizados duraron supuestamente ocho días, pero la verdad fue que la fiesta duró todo un mes y que “como esos carnavales, ellos no los han vuelto a ver”. Hasta el momento no se han encontrado imágenes cinematográficas sobre este evento de vital trascendencia para 93

los quindianos. Fotógrafos como Linder, Páez, Jaime o Duque, registraron con sus cámaras imágenes como las que ilustran este texto.

Entrada del Tren. Armenia (1927). Fotógrafo: Roberto Jaime

Entrada del Tren. Armenia (1927). Fotógrafo: Páez

El más célebre carnaval que haya registrado la historia de Armenia, llevado a cabo con motivo de la llegada del ferrocarril. El torneo que se caracterizó por el inusitado derroche de dinero, no busca fines económicos diferentes de los de obtener los gastos de representación necesarios para agasajar a los entonces ilustres 94

visitantes de la ciudad, General Alfredo Vásquez Cobo y Maestro Guillermo Valencia. La triunfadora Sofía fue coronada en el Teatro Municipal por el médico y poeta doctor Bernardo Villa Álvarez. Periódico Tigreros. Sin firma de autor.

Festividades de la llegada del Tren. Armenia (1927). Fotógrafo: Roberto Jaime

Estuve presenciando la llegada del Tren, en un 14 de Octubre del año 27. Eso fue una novedad en Armenia, los carnavales más famosos que se hayan realizado aquí. Son de esos carnavales que no se olvidan, ocho días de fiesta. Yo vi películas sobre la llegada del tren, filmaron mucho, y dentro del tren venían muchas cámaras, unas máquinas supremamente grandes, muy incómodas, las manejaban varias personas para poder manipularlas. Fabio Gómez Barrera, músico. Recuerdo los pasajes cuando estaban filmando los carnavales del 27 y la entrada del ferrocarril. Con unos amigos nos pasábamos por el frente de las cámaras a ver si quedábamos en la película. Cuando la mostraron no salí por ninguna parte, como era tanta gente que asistió a los carnavales y a la Estación. Alfredo Caicedo. 95

Carnavales de 1927

El historiador de cine Hernando Martínez Pardo hace un análisis del ambiente de producción de los noticieros cinematográficos a mediados de los años 20 en Colombia. 1924 y 1925 fueron años de gran actividad: se estrenaron dos noticieros cinematográficos, el Noticiero Nacional de la Empresa de los Hermanos Acevedo y el Sicla Journal de los Di Doménico. Se emprendió además la filmación de varios largometrajes, entre los que se cuentan: Como los muertos, Bajo el cielo antioqueño, El amor, el deber y el crimen, Alma provinciana, Suerte y Azar y Nido de Cóndores. Algunas de ellas fueron estrenadas en 1925, otras en el 26. Gonzalo Acevedo contaba en 1946 que él había fundado la empresa productora Acevedo e Hijos en 1924. Entre las producciones que fueron elogiadas en su época cita el Noticiero Nacional 96

y el Noticiero de Cineco que lo sucedió y que completaron más de 250 entregas. Hernando Martínez Pardo, Cuadernos de Cine, No. 2 (1976).

Las cámaras de cine utilizadas en la época empleaban una película llamada nitrato de celulosa, altamente inflamable y “prima hermana” de la pólvora. Los dueños de originales y copias procuraban deshacerse de ellas después de algún tiempo de ser usufructuadas. Muchas casas y bodegas se incendiaron por estas películas que se autodestruyen pasados los 50 años en condiciones de seguridad. En otros casos, la temperatura ambiente fue la culpable de múltiples explosiones. Su alto índice de peligrosidad reside en que, al oxidarse, el acetato de celulosa libera óxido de nitrógeno. En los últimos años las cinematecas de Suecia, Francia, México y otros países han sido víctimas de arrasadores incendios, perdiéndose gran parte de la historia del cine desde 1888 hasta 1951, año en que se cambia a la película de acetato, que no tiene los inconvenientes mencionados pero sí otros. Las películas a color que se realizaron entre los años 50 y 70 sufren decoloración, además de que las imágenes comienzan a verse como fantasmas. En el siglo XXI se encuentran superados todos los problemas técnicos de conservación con el advenimiento del rayo láser.

Logotipo de Acevedo e Hijos

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Don Arturo Acevedo en Armenia (1929) Los conocidos Hermanos Acevedo habían logrado posicionarse en el negocio del cine en Colombia realizando películas como Bajo el cielo antioqueño y La tragedia del silencio. Probablemente la persona más destacada sea el dentista Arturo Acevedo, quien viendo en 1929 que se habían realizado dos películas en el departamento de Caldas, una en Manizales (La madre, de Samuel Velásquez, 1926) y otra en Pereira (Nido de cóndores, de Alfonso Mejía Robledo y Máximo Calvo, 1926), decidió trasladarse a Armenia para proponerles a los quindianos la realización de una película. Esas dos películas del período mudo en el departamento de Caldas abrieron la posibilidad de que estos equipos de filmación realizaran registros en el paisaje de la Hoya del Quindío.

Nido de cóndores (1926)

Se encuentra en la ciudad el señor Dr. Don Arturo Acevedo, autor de Bajo el cielo antioqueño, La tragedia del silencio, y otras películas que honran el arte nacional. Es también fundador de la Sociedad de Autores de Colombia y desde hace muchos años viene explotando el negocio del cine hasta el punto de que hoy cuenta 98

con los elementos necesarios para filmar cualquier película (tiene el estudio correspondiente, las máquinas, etc.). El Dr. Acevedo ha manifestado que su deseo es quedarse en Armenia por algunos días y que ojalá tenga alguna ocupación que a su vez le dé nombre y resulte benéfica para la ciudad. La idea concebida por el Dr. Acevedo parece que fuera bastante importante y la sociedad debe hacer lo posible por llegar a algún negocio con ese señor. La comisión se entenderá con él y para la próxima sesión puede informar. Proposición: Nómbrese una comisión para que con el doctor Arturo Acevedo vea la manera de iniciar la filmación de una película que al propio tiempo manifieste el adelanto cultural de Armenia, muestre también sus progresos materiales y su codiciada riqueza. Que la comisión quede encargada de hacer algún contrato con el citado doctor Acevedo y lo presente a la Sociedad para su respectiva aprobación. Eudifacio Toro. Archivo de la Sociedad de Mejoras Públicas, abril 18 de 1929.

Arturo Acevedo, director

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Arturo Acevedo presenta el proyecto para la realización de una película en Armenia. En dicho documento se aprecia el tipo de producción que se realizaba en la época: El costo de la película lo considero en diez mil pesos ($ 10.000,oo) moneda legal. No quiere decir esto que la Sociedad tenga que desembolsar esta cantidad de sus fondos que, según me manifestó dicha comisión, se halla en un estado de penuria única. Para esto, sólo basta que cuatro o seis de los miembros accedan a prestar su firma para conseguir los fondos en uno de los bancos de la ciudad, teniendo en cuenta que, seis meses después de conseguido este dinero, se habrá cancelado la deuda, como trataré de demostrarlo. Durante la filmación de la película se pueden derivar grandes utilidades de algunas de sus escenas, por ejemplo: de la corrida de toros, en la forma que la llevaré a cabo, garantiza una entrada de $ 2.000,oo. De la filmación de dos o tres fábricas industriales, que llevarán el nombre que sus propietarios les tienen, producirán mínimo $ 1.000,oo, pues como ustedes comprenden, esta propaganda es de gran trascendencia para sus industrias. La escena de la clínica, que naturalmente tendrá que hacerse en la Clínica del Quindío, considero que sus propietarios no esquivarán su contingente pecuniario, que he considerado en $ 500,oo. En avisos y slogan de algunos almacenes, de los que necesariamente tendrá que hacerse mención en las leyendas, por ejemplo: Los vestidos de los artistas que toman parte en esta película fueron comprados en el almacén del Señor Julio Rendón E., el calzado ha sido aportado directamente por el señor Enrique Valencia. Los accesorios para la máquina industrial del señor X fueron comprados en el “Almacén Argentino”, del señor Jesús M. Gutiérrez Jaramillo y en “El Buen Gusto”, de Vicente Giraldo G., y así sucesivamente, tienen la certeza de que producirán, mínimo $ 1.500,oo. Como ustedes deducirán de lo expuesto hasta aquí, en el solo cubrimiento de la filmación hay posibilidad de una entrada de $ 5.000,oo, con esto justifico un ciego optimismo de mi parte porque voy basado en los buenos conocimientos adquiridos a este respecto. Además en el mes y medio que llevo de estadía en ésta, he podido apreciar la importancia que dan al aviso; y en la forma 100

que haré mi labor será una propaganda que dará la importancia que esta floreciente ciudad y sus industrias merecen, proyección por consecuencia futura a que está llamada. Bajo el cielo antioqueño tuvo un costo de $ 24.000,oo y en el tiempo que lleva de estar en explotación ha dado un producido líquido alrededor de $ 72.000,oo, como puedo comprobarlo (si esta honorable corporación lo exige) con la aseveración de su principal accionista, el señor Don Gonzalo Mejía, residente actualmente en Bogotá. El argumento de la película de que soy autor ya les fue leído a los señores Eudifacio Toro, Gustavo Ramírez y Alfredo Guzmán, quienes han debido rendir ya su informe. Estos mismos señores me insinúan asistir a la sesión, lo que haré gustoso; al concederme la palabra haré nuevamente el relato del argumento a los honorables socios asistentes, y en vista del interés que despierte mi relato, puedan decidir si merece su aprobación; y entonces, es condición especialísima que la entidad se sirva darme la colaboración de lo más florido de la sociedad en cuyo jardín he podido vislumbrar hermosísimas damas y gallardos caballeros, entre quienes puedo hacer la escogencia para mis protagonistas. Arturo Acevedo. Sociedad de Mejoras Públicas de Armenia (1929).

Almacén de don Vicente Giraldo

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Fabio Gómez Barrera

Fabio Gómez Barrera, en la comparsa de «La Familia Castañeda»

Músico y familiar del Coronel Carlos Barrera, uno de los primeros caciques políticos del Quindío a comienzos de siglo XX. Sin ser fotógrafo, fue propietario de uno de los archivos fotográficos más importantes de la región, del que se desconoce el paradero tras múltiples saqueos y la muerte del ilustre barítono y gestor cultural en un ancianato de Armenia. En una conversación con Fabio sobre sus recuerdos de las filmaciones en el Quindío, se expresó así: ¿Que he visto películas de Armenia? Muchas, aquí en las calles de Armenia he visto muchos documentales de esas épocas. Filmaron, me acuerdo, un documental en un avioncito chiquito, sacaron también unas fotos. Armenia no comprendía sino desde donde está Bavaria hasta el Parque Cafetero. Esa era Armenia, y desde la carrera 13 hasta la carrera 15 y 16 se extendía. Tomas aéreas, eso fue alrededor de 1935, salieron buenas fotos y buenas películas. Otro señor que filmó mucho y tomó mucha fotografía fue don Luciano de Foto Club; él era el gerente de Avianca en esa época, 102

él hacía esos vuelos sobre Armenia y tomó mucha fotografía y cine en 16 milímetros. Estuve cerca del cine en los años 30, con los Corpus, esos tan famosos en la Plaza de Bolívar. Situaron dos máquinas, supremamente grandotas, en unas tarimas, en la esquina de la carrera 14 con calle 21 y en la esquina de la carrera 14 con calle 20, unas máquinas grandes que funcionaban a pura manivela. Los Acevedo eran los que estaban dirigiendo el corto, ellos filmaron muchas películas sobre Armenia. Otro acontecimiento importante que recuerdo de esa época fue la presentación de la película María en el Teatro Municipal, con la orquesta del maestro Rafael Moncada, orquesta muy buena que había en esa época, compuesta por músicos de primera categoría. Por aquí pasaban músicos que venían de Bogotá y que iban de paso para Europa. Se quedaban mucho tiempo por aquí, porque les gustaba Armenia. Aquí se ganaba mucha plata, en esa época era costumbre en los hoteles de primera categoría y los cafés de primera categoría tener música viva. María, esa película la repitieron mucho, eran los llenos completos, la gente quedó muy impresionada por esta historia de amor que la mayoría de la gente ya había leído. Recuerdo que no conocíamos los famosos cortos, vinimos a conocerlos mucho después. Otro acontecimiento importante fue la inauguración del aeropuerto El Edén, con misa campal. Hubo mucha cosa, se tomó y se filmó mucho de la bendición de ese aeropuerto por el padre Londoño. La renta principal que tenía Armenia en esa época era el café, la región era cafetera, aquí mandaban los señores de la sociedad y muchos de ellos, los ricos de esa época, tenían las principales fincas cafeteras de Armenia y ese es el motivo por el cual Armenia no está industrializada, no tiene industria, porque esos señores no dejaron meter ninguna industria en Armenia, porque ellos creían que la única industria que podía existir era la cafetera. Aquí hubo industrias y las hicieron ir, les hicieron la guerra. Aquí estuvo la grande de Maizena, era grandísima, daba empleo a mucha gente; Bavaria se metió a la brava, después vinieron las plantas pasteurizadoras de leche, la primera de ellas fue por San Francisco. 103

El mirador de Armenia en esa época era el Bosque, no había tanto edificio, uno se subía al Bosque y divisaba perfectamente la ciudad. La mayoría de fotos están tomadas desde allí, era la parte más alta. En el Teatro Bolívar pasaron muchas películas de Armenia, en blanco y negro, yo iba a mirarlas con los amigos. Fabio Gómez Barrera, músico.

Plaza de Bolívar (1918)

Carnavales de Armenia (1935) Este documental de don Carlos Julio González, conocido como Linder, realizado con una cámara en 16 mm, refleja el ambiente en que vivían los ciudadanos de Armenia en la tercera década del siglo XX. Cuando todos estábamos convencidos de que el pionero del cine en el Quindío era don Marco Tulio Betancourt, se presenta el hijo de don Carlos con una película en 16 milímetros titulada Carnavales de Armenia 1935, y los negativos de las fotografías del libro Álbum de Armenia 1936, una especie de directorio de la ciudad y sus gentes. A partir de una convocatoria promovida por el Centro Audiovisual de la Universidad del Quindío y el Cine Club El Mohán, para que la ciudadanía participara en la Primera Muestra de 104

Cine y Vídeo del Quindío, Flading González presentó el documental Carnavales de Armenia 1935, único documento encontrado de la década de los treinta sobre Armenia y el Quindío.

Escombros de la Galería (1935). Foto Linder

Archivos de muchas partes de Colombia tengo de mi padre. Él no es quindiano, nació en Guayabal (Cundinamarca). Fundó la Linder en 1924 ó 25. El nombre lo tomó de un famoso piloto que se llamaba Lindbergh, a su hijo lo secuestraron y al secuestrador lo lincharon en Estados Unidos; fue un caso muy sonado en aquella época y así tomó la decisión de colocarle a la fotografía el nombre de Linder. Él se preocupó por conseguir un archivo muy completo, no sólo de personas sino de paisajes del Quindío. En el año de 1944 le vendió la fotografía Linder a Samuel Morales, un tío mío que quedó a cargo y desde ese momento, la fotografía Linder como tal, comenzó a decaer, porque mi tío no era fotógrafo, sino que le gustaba la rama de la marquetería. La Linder, con el tiempo, se fue convirtiendo en marquetería. Mi padre se trasladó a Bogotá y fundó el Almacén Cristal, él fue el primero que trajo a Colombia el famoso material plástico, acrílico, por allá en el 47. En los sucesos del 9 de abril fue de los poquitos almacenes del centro que no fue saqueado. La familia se movilizó al exterior y regresamos unos años después. Mi padre 105

era un hombre que no se podía estar quieto. Después fundó una fábrica que se llamó Cristal Autos, que fue la primera fábrica en Colombia de vidrio contra balas, y ya después le cogió mucho la cejuela y se retiró a los Estados Unidos, allá murió. Siempre fue un autodidacta, con muchas ideas e iniciativas. La película de mi padre nunca pasó por los teatros, la realizó como algo personal, como para tener un recuerdo de esta ciudad donde comenzó sus prósperos negocios. Flading González, entrevista.

Almacén Foto Linder

Los funerales de Olaya Herrera (1937) Aunque la película sobre Armenia de don Arturo Acevedo nunca se realizó, existen en los archivos de la fundación Patrimonio Fílmico referencias sobre filmaciones del Quindío; una de las primeras fue realizada finalizando la década del 30. Los Acevedo realizaron un documental llamado Funerales de Olaya Herrera, sobre los honores a los restos del ex presidente, quien murió en Roma el 18 de febrero de 1937. Dos meses después sus restos llegaron a Colombia y viajaron por el tramo entre Buenaventura y Bogotá. Los hermanos Acevedo realizaron un seguimiento terrestre del recorrido y en cada ciudad le rindieron los honores correspondientes. 106

Lo filmado en el Quindío consistió en una toma de unos cuatro o cinco segundos sobre la caravana de carros que subían hacia el sitio de la Línea. La llegada de la caravana a las ciudades de Armenia y Calarcá fue en horas de la tarde. Este documental es uno de los primeros en el ámbito nacional que registró las ciudades que cubrían dicho tramo.

Calarcá, años 40

Ciudades de Colombia (1937) Ese mismo año se efectuó un contrato verbal entre el municipio de Calarcá y los señores Enrique Peña y Alberto Santana, para realizar un documental sobre la ciudad. Este trabajo sería incluido en uno más grande, titulado Ciudades de Colombia. En este documento se menciona la filmación de los restos del ex presidente Olaya Herrera en su llegada a Calarcá. Medardo Osorio, Personero de Calarcá, quien en adelante se llamará el municipio, y los señores Enrique Peña y Alberto Santana, quienes se llamarán los contratistas, hemos celebrado un contrato verbal del cual dejamos constancia en la forma siguiente: Los contratistas se obligan a cincuenta metros de filmación de película de Calarcá para incluirlos en la película documental titulada Ciudades de Colombia y exhibirlos en el occidente colombiano y en el teatro de Calarcá, conjuntamente con la filmación de la llegada de los restos mortales del Dr. Olaya Herrera al puerto de 107

Buenaventura y su viaje hasta Calarcá, en marcha hacia la capital. La filmación se hará de las horas que indique el personero. Los contratistas se han obligado a entregar el film a entera satisfacción, entendiendo que queda de su propiedad, y a vender al municipio, si éste así lo resuelve, copia del film a veinte centavos ($ 0,20) metro, listo para proyectar. El municipio, por su parte, se ha obligado a pagar a los contratistas, la suma de ciento veinticinco pesos por este trabajo, pagaderos así: La cuarta parte, o sea treinta y un pesos con veinticinco centavos ($ 31.25), anticipados y el resto el día en que se haga la exhibición, en forma satisfactoria, en el teatro de Calarcá. Oficios recibidos. Abril 26 de 1937. Personería Municipal de Calarcá.

Don Aldemar Alcides Castaño y sus recuerdos (1942) Conocí a don Aldemar Alcides Castaño cuando salía a las once y media de la noche del Teatro Bolívar. Al verlo pasó por mi retina el asombro de tener en frente al doble del personaje de la película El Gabinete del doctor Caligari, vestido con un traje tan negro como el círculo que rodeaba sus ojos. Usaba una gabardina que le llegaba hasta más allá de las rodillas y que casi nunca se quitaba. A los pocos minutos de hablar con él, supe que don Aldemar no era un proyeccionista del montón. Comenzó a ser para mí como el personaje de la película Cinema Paraíso, filme que pretende rendirles un homenaje a los proyeccionistas y a los teatros de los pueblos apartados del mundanal ruido, de la moda y las celebridades. No conoció dicha película porque falleció, pero de seguro le hubiese gustado. Con don Aldemar realicé una serie de entrevistas en la Plaza de Bolívar a mediados de los ochenta, disfrutando de las bancas bajo los árboles. Me contaba y animaba a conocer más sobre la exhibición y producción del cine en el Quindío, pero un día se fue de este mundo y me quedaron sus relatos. 108

Sobre Armenia pasé un documental, me acuerdo mucho, pero lo hizo Paramount. Inclusive aquí, en este lugar donde estamos, cuadraron el camión con las cámaras, que en aquella época eran muy incómodas porque eran grandes, no eran de mano como las de ahora. Iban en un camión grande, voltearon por varias calles. Muy bonito les quedó. Eso fue en el 42, después vino el corto, muy bien narrado, hablaba del progreso de una ciudad, no había cumplido Armenia los 50 años, hablaban de que era una ciudad de tantos habitantes, mostraban unos tendidos de café. Estos cortos los acabaron porque los grabaron con unos impuestos muy altos y nunca más volvieron. Yo mismo lo pasé en el Teatro Bolívar como a los seis meses de ellos haber estado en la ciudad. Aldemar Alcides Castaño.

Don Aldemar Alcides Castaño

La novela Hombres Trasplantados (1944) En el archivo de una emisora de Calarcá, el sociólogo Álvaro Pareja encontró, entre otros documentos cedidos para esta investigación, un comentario sobre la posible filmación de uno de los libros más importantes de la literatura de la colonización en el Quindío, del calarqueño Jaime Buitrago: Hombres trasplantados. La literatura realizada en el Quindío no ha llegado 109

al cine ni a la televisión. Este es el único intento de realizar una película con tales características. La prensa de ayer trae la grata noticia del triunfo de Jaime Buitrago, uno de los hijos que enorgullecen y hacen a la ciudad. Todos conocemos sus excelentes producciones literarias, entre ellas la última novela sobre la colonización en el Quindío, Hombres trasplantados. Esta maravillosa obra será llevada a la pantalla por la empresa colombiana Ducrane. El escritor ha cedido sus derechos literarios. La filmación comenzará en enero de 1945 y será interpretada por los principales actores nacionales. Texto del Radioperiódico, 1944.

El Quindío (1948)

y sus hombres, de

Marco Tulio Betancourt

Marco Tulio Betancourt nació en Salamina en 1908 y murió en la ciudad de Calarcá. Fue el precursor, con don Carlos Julio González, de la filmación en el Quindío. Marco Tulio inició el cineclubismo en Calarcá y el departamento. Cuenta un amigo de Marco Tulio que “él tenía un hobby hasta muy bonito, tenía sinsontes y los ponía a cantar música clásica y uno pasaba por allí y oía: ta ta ta taaa, era un sinsonte”. Fui aficionado al cine desde pequeño en mi tierra, Salamina. El cine era mudo. Recuerdo que salía uno de cine y con un compañero nos lavábamos los pies en la pileta de la plaza, porque todos éramos descalzos. El calzado era para los domingos. En este teatro me encontré un paquete con ciento cuarenta y cuatro pesos, en ese tiempo era un platal. Me demoré para gastar esa plata, porque en esa época no se robaba nada a nadie. A usted se le perdía el reloj, iba al templo y estaba al pie de la estatua de San Antonio. Eso era lleno de objetos perdidos. Esperé algunos meses y no aparecía el dueño. Hubo una fiesta en Riosucio y me gasté cuatro pesos. Al tiempo un amigo me dijo: “Marco Tulio, no sea inocente que en ese teatro estaban unos ganaderos del Valle y como estábamos de feria, seguro ya se fueron”. Porque yo iba a la iglesia a ver si alguien decía que se le había perdido el dinero 110

o que le sacaron del bolsillo. Me fui para Manizales en mula, me estuve un tiempo con esa plata y allí compre mi primer equipo de fotografía. Marco Tulio Betancourt.

Entre los años 1948 y 1949, Marco Tulio Betancourt realiza su primera película, El Quindío y sus hombres, producida por Filmadoras Colombianas Marbel en los laboratorios de la Foto Luz de Calarcá. En esta película se destaca al poeta Baudilio Montoya, al industrial Vicente Giraldo y a otras personalidades del Quindío.

Vuelta a Colombia en automóvil a su paso por Armenia (1951)

De El Quindío y sus hombres se cuenta con las anotaciones a máquina sobre un volante de la Fotografía y Salón de belleza Lux, de propiedad de Marco Tulio. El volante tiene la siguiente información: “Si durante el día usted permanece ocupado, le tomamos su retrato de noche. Entrega y toma de retratos hasta las 10 de la noche. Gratis se tomará un artístico retrato a toda dama que se haga rizar en el Salón de Belleza Lux, local a continuación de la Fuente Dumbo, frente al Teatro Quindío en Calarcá”. 111

Publicidad del Salón de Belleza Lux

En dos volantes que anunciaban la publicidad de su Fotografía y Salón de Belleza Lux, Marco Tulio escribió a máquina la secuencia de los dos rollos para su documental El Quindío y sus hombres: Reinado de Belleza Centroamericano y del Caribe. Carrera automovilística Grancolombiana, etapa Cali–Manizales–Bogotá a su paso por Armenia. La pre–inauguración del aeropuerto El Edén, tuvo lugar el 18 de diciembre de 1948. Vemos entre los asistentes a los señores Jorge Jaramillo Arango, Sr. Roberto Restrepo y otros. Baile. Vemos a Chila Latorre —vestido a cuadros—. Tipo robusto con vestido negro. Termina con tipo con gafas oscuras, delgado, bigote, dama de frente. Sonia Gómez cantando en el circo. Creciente del Río Quindío. Armenia Ciudad Milagro, 60º aniversario. Dedicamos esta película a las gentiles candidatas al reinado del Carnaval —1949—, Carmelita Londoño y Stella Vélez. Un avión en el Aeropuerto. Poblado, Armenia. Plaza de Bolívar. Calles, Templos. Edificios. Personajes, Habitantes. Retrato Carmelita, Transeúntes. Revista en el colegio de los Hermanos Maristas. Banda de Guerra, Calles, transeúntes. Edición especial del periódico Satanás. Circo de Toros. Corrida Bufa. Baile en el Club América. Stella con collar de perlas, parada de frente con Héctor Gutiérrez Mejía. Termina: dama con un miquito en la mano. 112

En el segundo volante se encuentra escrito lo siguiente: Rollo 2. Narrador: Humberto Bernal T. Sacerdote—Varias damas. Stella con varias damas y caballeros—Desfile—Dos niños van corona. Sin empatar sigue: Después de corta ausencia, la princesa Stella regresa a la ciudad donde es aclamada por sus súbditos. Recibimiento en la Estación del Ferrocarril. Desfile. En el Circo de Toros, Stella en carroza, Carmelina a caballo. Becerrada (serpentinas en el suelo). Desfilan representantes de naciones —Chila al micrófono. Coronación de Carmelita (Aparece Stella en mal empate luciendo vestido diferente). Baile en el Club América. La familia Castañeda—Desfile. Escena de disfraces en el circo. Carrozas y comparsas. Baile de Fantasía en el Club América, Comida Campestre. Escenas oscuras como las del baile de fantasía. Escena en la Plaza de Bolívar. Misa Campal en el atrio. Los señores Vicente Jiménez y otros condecorados. Discursos. De los apuntes de Marco Tulio Betancourt.

Calarcá, acogedora, amable y gentil (1948) La segunda película de Marco Tulio, Calarcá, acogedora, amable y gentil (1948), en blanco y negro, con fragmentos a color, apareció en las festividades de los cien años de Armenia (1989). Al ver la película quedamos impresionados ante una obra técnicamente bien realizada referente a Calarcá (pueblo establecido en las estribaciones de la Cordillera Central), su arquitectura, sus gentes y costumbres. El documental se creía perdido. Su duración es de 45 minutos, fue realizado en 16 milímetros y pertenece a una familia tradicional de la zona. Si se lograra volver a 1948-1949 y realizar una muestra de cine colombiano, Calarcá, acogedora, amable y gentil sería una gran sorpresa. Es un documental etnográfico y bien editado aunque se encuentra sin sonido. Marco Tulio logró introducir su espíritu investigativo y costumbrista en el lenguaje visual con el que recreó su documental sobre Calarcá en la década de los años cuarenta. Saber de su existencia es ya un logro 113

importante; la única vez que lo vi fue en las celebraciones de los cien años de Armenia; andábamos buscando imágenes de la ciudad cuando apareció esta perla de Calarcá, que pasó desapercibida por el ajetreo de las actividades aniversarias. Olvidé el nombre de la familia propietaria del documental. Luis Fernando Ramírez también lo olvidó; en fin, espero que estos textos sobre la memoria visual del Quindío ayuden a encontrar imágenes cinematográficas, o de cualquier medio visual, que estén por ahí perdidas en los anaqueles y rincones de la memoria. Filmé estas películas y otros cortos sobre Calarcá y Armenia porque me gusta el cine. Tuve varios proyectos pero para hacer cine se necesita plata. Mis películas están inéditas. Al final creo que hice un rescate de la arquitectura y de los hombres que sobresalieron en ese tiempo en el Quindío. Marco Tulio Betancourt.

Marco Tulio Betancourt

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Navarro y Ordóñez: Armenia, Ciudad Milagro (1949) Marco Tulio adquirió a Navarro y Ordóñez una película en 16 milímetros realizada en 1949; la llamaron Armenia, Ciudad Milagro, documental que contiene la carrera automovilística Gran Colombiana, etapa Cali – Manizales – Bogotá y su paso por el Quindío, los Carnavales de Armenia del 49 y panorámicas generales de la ciudad y su vida social. La película fue adquirida por la Gobernación del Quindío. Recientemente Luis Fernando Londoño encontró evidencias de una promoción realizada por la Kodak a finales de la década del 40, obsequiándoles a los fotógrafos cámaras de 16 mm. Ahora sabemos por qué todos filmaron los mismos acontecimientos.

Firma de Navarro

Conocí a Navarro, era un hombre alto, más o menos delgado, era el fotógrafo más creativo. Si él veía unos moscos aquí, los tomaba en diferentes poses, para ver qué fotografía artística les sacaba. Llevaba muchachas al Páramo del Ruiz para retratarlas y fue el primero que tomó fotos al público en el estadio San José, a peso cada foto. Le decían que una vaca se había rodado y que la iban a sacar y se iba a sacarle fotos a la vaca. El tipo fue muy inquieto, hasta hizo cine. Las otras fotografías fuera de la de él, la Linder, la Páez y la Jaime, eran fotografías comunes y corrientes. Marco Tulio Betancourt. 115

Créditos de la película

Marco Tulio Betancourt Marco Tulio fue fotógrafo y cineasta, con una alta sensibilidad de hombre cívico, y uno de los primeros en desarrollar una obra cinematográfica en 16 milímetros de manera estética y coherente. Una película importante en el período mudo del cine colombiano fue María, de Jorge Isaacs, llevada al cine por Máximo Calvo y Alfredo del Diestro; fue filmada en Buga, en 1922. Marco Tulio admiraba tanto el libro como la película. Cierta noche dialogó con el maestro Hernando Salcedo Silva, considerado el padre del cineclubismo en Colombia; aquí algunas de sus apreciaciones: Hablé con Hernando Salcedo Silva por radio, él estaba hablando a la una de la madrugada por Caracol, el tema era la película María, que no se sabía dónde estaba. Yo llamé y hablé. Les dije: La María se pudrió en un juzgado en Cali porque tuvieron un pleito y demandaron a la compañía quedando embargada. Detuvieron la película y allá se acabó en un juzgado de Cali. Esa fue la historia que les conté, cosa que al maestro Salcedo le agradó. Le hablé sobre fotografías que tenía de la película, me dijo que él tenía muy pocas. 116

Esas fotografías de María las iban a exhibir con las leyendas, era como ver la película o leer el libro. Cuando pasaron María estaba yo jovencito. Las mujeres lloraban y lloraban, ¡qué barbaridad! La proyección era con orquesta y lloraba uno porque en el entierro de María tocaban «Libia», una pieza de Luis A. Calvo, muy triste, y también una canción italiana «Mari»: “[…] Oh, Mari, tantas noches, tantas noches perdidas por ti…”. Yo soy un llorón y lloré en esa película de principio a fin. La mayoría de los que la vieron en cine mudo están muertos. Me fui para la hacienda El Paraíso con un amigo y pasamos cinco días como bobos. Un amigo de una finca cercana me dijo: ¿Usted va para El Paraíso?, yo tengo las fotografías de la película, y se las compré. Cuando llegué a la hacienda pensé: Qué dicha ver a María, yo era idiotizado porque cuando niño leí el libro. Eso cree uno que es real y en cierta forma lo fue. De repente una mujer hermosa por el corredor con vestido blanco se para en las escaleras con una señora elegante. Salieron como yo quería. Me arrimo a saludarlas y les mostré las fotos, una de ellas era la hija de la dueña de la hacienda. Ella más tarde vendió El Paraíso al gobierno. Mira, me tocó ver ese espectáculo de creer ver a María, casi me caigo del susto. A mí se me brotaron las lágrimas cuando vi la fotografía y el anuncio de que Hernando Salcedo Silva había fallecido. Marco Tulio Betancourt.

Marco Tulio Betancourt

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Filmaciones en Córdoba y Quimbaya, años 50 Los sacerdotes Neftalí Duque y Luis E. Buitrago realizaron filmaciones en 16 milímetros en Córdoba y Quimbaya. Es interesante resaltar que la iglesia católica fue muy activa en la exhibición de la región; la presencia de los teatros parroquiales se dio en la mayoría de municipios. Estos documentales de las procesiones y la construcción de la iglesia de Quimbaya son de vital importancia para la cronología de las filmaciones en el Quindío. En Córdoba don Senén Gutiérrez recuerda algunos pormenores: El padre Neftalí Duque de Pijao también estuvo aquí de sacerdote. Realizó una película en 16 milímetros en forma de documental que duraba unos treinta minutos. A nosotros nos lo prestó una vez y lo presentamos en el teatro. Eso lo filma él aquí, en Córdoba, en una fiesta de la Virgen del Carmen; esa película la rodó por ahí en el 54. En la película se apreciaba la quema de pólvora porque había unos mineros en una finca que se llama La Mina, por La Concha. Esos tipos con una cantidad de pólvora, se venían quemando pólvora de forma exagerada desde la Siberia, la gente ayudando, cargando la virgen por las calles. El padre murió y esa película no se sabe dónde quedaría. Senén Gutiérrez, hijo del fundador del Teatro Córdoba.

Quimbaya, años 50

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Córdoba, años 50

Quimbaya es uno de los municipios que más consolidó la propuesta de la iglesia católica de explorar la exhibición del cine en la región. La existencia de los teatros parroquiales en el departamento y la construcción del Teatro Parroquial de Quimbaya, único en su género en el Quindío, que más tarde se llamó Teatro El Dorado, lo demuestran. El documental sobre la construcción del templo de Quimbaya es uno de los testimonios visuales más importantes con que cuenta el departamento. Tuve la oportunidad de verlo en 16 mm en el Centro Audiovisual de la Uniquindío. Fue realizado a color a mediados de la década del cincuenta. En forma detallada nos introduce en la construcción del templo, la mezcla, los obreros, las mulas trayendo ladrillo y, de vez en cuando, unas tomas generales de la plaza de Quimbaya. Se destaca el manejo de la cámara, logra tomas excelentes, paneos de varios ángulos del templo. Junto a la construcción se destaca la procesión del Día de Ramos, que permite ver tomas de las principales calles y de personas, lográndose apreciar los atuendos y las fisonomías de muchos habitantes de ese municipio. El documental tiene una duración aproximada de diez minutos. Diego Hernán Prieto. Centro Audiovisual de la Universidad del Quindío. 119

Luciano Moreno y el almacén Foto Club, años 50 Entre 1930 y 1950 las agencias norteamericanas incursionan en el mercado nacional. En 1953 el número de salas de cine en Colombia aumenta en un 32.85%, con una cobertura de 390 municipios. En esta época Luciano Moreno realizó en Armenia diversos cortos en 16 milímetros, la mayoría de ellos relacionados con los Carnavales de Armenia y su vida social. Se destacan la llegada del primer obispo en 1953, la inauguración del aeropuerto El Edén, los bailes de la cosecha y el más interesante, los sucesos de la caída de Rojas Pinilla en Armenia (1957). La totalidad del material cinematográfico desapareció en un incendio y el que se salvó de las llamas se perdió en la librería Foto Club. En 1954, con la introducción de la televisión durante el gobierno del general Rojas Pinilla, disminuye la asistencia a los cines. Quise hacer una película sobre un incendio y cuando sucedió el incendio era en mi casa, claro que no tuve tiempo para filmar sino para sacar algunas cosas. Mi vinculación con el cine fue esporádica, nosotros filmábamos en 16 mm, reuniones sociales, matrimonios, carnavales y algunos acontecimientos importantes que ocurrieran en la ciudad. En ese tiempo las películas se mandaban a Alemania si eran en blanco y negro, y a Estados Unidos las de color. Duraba seis meses el revelado. Traje con la ayuda del gobierno y por intermedio del Comité Intergubernamental para las Migraciones Europeas —organismo que colaboraba con los profesionales europeos después de la II Guerra Mundial— a los técnicos italianos; el fotógrafo Bruno Simoni y a los técnicos de laboratorio, Mario Sesbardella y un español, Fernández. Bruno Simoni era el más sobresaliente, doctor en economía, Caballero de la Cruz de Malta. Los traje de Italia a Armenia. Simoni estuvo conmigo un año. Se fue a trabajar con la televisión y al caer Rojas Pinilla salió automáticamente del país. Esos sucesos de la caída los filmamos desde una casa de la Plaza de Bolívar de Armenia. Aquí hubo disturbios, con el 120

fotógrafo Merino filmamos cuando la gente llevaba el busto de Rojas arrastrándolo por las principales calles de Armenia el 10 de Mayo de 1957. Luciano Moreno.

La llegada del Obispo a Armenia (1953)

Armenia, años 50 Documental sin editar, en 16 mm, de propiedad de la Fundación Cine Club El Mohán. Recoge imágenes del Cuerpo de Bomberos, sus máquinas, la construcción de la avenida Bolívar, el Orfanato, el Parque Sucre, la Plaza de Bolívar, la Galería de Armenia, las calles del centro de la ciudad y otros sitios de interés. Se desconocen los realizadores de este documental de unos 10 minutos de duración. Marco Tulio Lizarazo: Armenia, Ciudad Milagro (1957) En los años cincuenta se populariza la realización de documentales sobre las ciudades. El personero Municipal de Armenia, 121

interesado en un documental de las festividades de 1957, le dirige una carta al presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas de Armenia. Atentamente me permito manifestarle que este despacho está vivamente interesado, lo mismo que la Junta Central de Festejos, aprovechando la oportunidad de los carnavales que se avecinan, en efectuar la filmación de los sitios turísticos y de importancia que tiene la ciudad, lo mismo que sus regiones cafeteras y agrícolas en general. Es importante resaltar a Ud., la importancia que para la ciudad representa este sorprendente vehículo de propaganda, ya que la película en mención sería exhibida en todos los teatros de cine más importantes de esta República, por el término de un año. Animada con el propósito en referencia, esta oficina ha adelantado gestiones con la Grancolombiana Films, entidad suficientemente acreditada en el país, para la filmación de certámenes cívicos y documentales en general. Como quiera que se trata de una propaganda un poco costosa, pero que por su efectividad justificaría cualquier erogación, aspiro contar con el interés en cada una de las entidades cívicas de la ciudad a fin de realizar esta idea. Como muestra de los documentales levantados por la compañía filmadora en referencia, tengo en mi poder una película de 1000 pies, de la filmación de los carnavales de Barranquilla, en colores; película que se pasará en el Teatro Yanuba en la fecha de mañana a las 5:00 p.m., para lo cual le agradecería su gentil asistencia. Sin motivos para más y con sentimientos de alta consideración y aprecio, me suscribo como su más seguro y obsecuente servidor. Rodrigo Gómez Jaramillo, Personero Municipal de Armenia. Septiembre 12 de 1957.

La motivación del personero municipal dio los frutos esperados y Marco Tulio Lizarazo, siendo uno de los directores importantes en la historia del cine Colombiano, realizó un corto turístico sobre Armenia. Desde 1946 produjo 130 documentales, entre ellos la primera película a color, Panoramas colombianos 122

(1955). Es iniciador del cine móvil; Gaitán tomó su idea y de una vez lo sacó del mercado al crear desde el Ministerio de Educación un programa piloto para el país, consistente en camionetas equipadas con parlantes y proyectores que iban de pueblo en pueblo, estacionándose en los parques y en los barrios. En el Quindío existió un personaje a quien llamaban “Pinocho”, que tenía una camioneta con parlantes en la que visitaba los municipios.

Armenia, 1957

Marco Tulio Lizarazo es uno de los primeros directores colombianos que se va a hacer documentales por todo el mundo en los años 40 y 50. Su empresa, Grancolombiana Films, se crea alrededor de 1947. En el año de 1956 filma el cortometraje Armenia, Ciudad Milagro. Luis David Peña es nombrado gerente de Grancolombiana Films. Peña viaja a los Estados Unidos y establece contactos con la Columbia Pictures para producir películas documentales sobre Colombia; Lizarazo viaja a Europa para realizar el corto turístico Una mirada a Europa. Regresó al país y produjo los cortos publicitarios Club Campestre de Medellín y Club Hípico de Medellín; también realizó los cortos turísticos Un día en Medellín, Armenia, Ciudad Milagro y Cali, Ciudad de Progreso. 123

De Armenia, Ciudad Milagro se tiene copia en la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano. Cinemateca, Cuadernos de Cine, Marco Tulio Lizarazo.

Armenia, 1957

Armenia, años 60

124

Arturo Abella. Telediario, años 60 En los noticieros, antes de la aparición del video, las notas periodísticas eran realizadas en formato de cine de 16 milímetros. Uno de los periodistas sobresalientes del país fue don Arturo Abella y su noticiero Telediario cubrió diversos rincones de Colombia. En el Quindío realizó pequeñas notas, entre las que se destacaron: Inauguración de Fonda Veredal, Armenia, Caminata organizada por Panam en Armenia, Aeropuerto El Edén de Armenia, J. Emilio Valderrama, recorrido por el Quindío (1971). Adonías Rey: Amigo, realizador y empresario. Años 60–70

Adonías Rey

Fue un personaje importante en la consolidación de Calarcá como ciudad cultural del Quindío. Adonías fue director, empresario, exhibidor y sindicalista del cine. En 1964 adquirió una cámara de 8 milímetros e inició su carrera como soñador de imágenes, oficio que alternaba con su papel de agricultor y andariego. En un ciclo de cine realizado en la Cinemateca Distrital de Bogotá, llamado Cine Colombiano de 1950–1973, 125

aparece como participante. En el catálogo de la muestra, Adonías participa con El Poeta ha muerto, El mundo de los insectos, Querella de Navidad y Amazonas, tierra insólita. El poeta ha muerto. Tengo un documental que hice sobre la muerte de Baudilio Montoya con escenas de su vida, algunas cosas que yo tenía. Es un buen documento histórico de uno de los valores culturales que ha tenido Calarcá. Las películas las mostraba en el Teatro Yarí y eso se llenaba. Juan Diego Lozano. Fragmentos de entrevista a Adonías Rey (Calarcá).

Baudilio Montoya

En el libro Historia del Cine Colombiano, en el capítulo «Nuevos directores de 1960 a 1972», Hernando Martínez Pardo señala que las películas no tuvieron mayor repercusión, pero que es interesante consignarlas para completar la visión general del desarrollo cinematográfico a lo largo del periodo. En este paquete de nuevos directores se encuentra Adonías Rey Velásquez. 126

Adonías Rey ha filmado gran cantidad de material documental sobre el paisaje, costumbres y problemas de la región del Quindío. Tiene además tres cortometrajes: Querella de Navidad (sobre el poema del poeta quindiano Baudilio Montoya), Baudilio Montoya (la vida del poeta) y Réquiem por un marginado. Hernando Martínez Pardo, 1978.

En una entrevista concedida para el Canal Regional de Calarcá, Adonías Rey se expresó así: Un archivo bastante grande. Lo que ocurre, Juan Diego, es que todas esas películas están en 16 mm, hablar de pasarlas a 35 mm es una utopía, lo más aproximado sería pasarlas a video, hacerles una nueva edición y ese material puede ser aprovechado. Cuando filmamos las fiestas de Armenia, a un amigo mío que era administrador en el teatro caché de Cine Colombia en ese tiempo, el Teatro Izcandé, le dije que me alquilara el teatro dos días. Él me dio los días más malos de la semana, me dio el martes y el miércoles, la pasamos y no cabía la gente. Él dijo que esa película había hecho más taquilla que cualquier otra. En el año treinta se nota muy marcada la decadencia de Calarcá, lo que se pueda llamar progreso entre comillas, no es progreso de una comunidad tan dinámica, tan luchadora, tan batalladora como fue Calarcá hasta el año cuarenta, donde comienza a sentirse ese desgano. Yo diría que los calarqueños estamos perdiendo la raíz, estamos perdiendo los valores, el gran orgullo que nos da el acicate para luchar por este pueblo, entonces yo pienso que un grupo de calarqueños debería dedicarse, consagrarse a recuperar una serie de valores que se han perdido, a rescatar toda la vida de la literatura que existe, editada hace tiempo, pero no la volvieron a sacar, las ediciones de Baudilio Montoya, de Humberto Jaramillo y de muchos calarqueños que han escrito y quedaron inéditos para las próximas generaciones. El cine es la esencia de mi propia vida, yo estoy viendo cine desde los seis años, un primo mío me llevaba casi arrastradito a ver cine en el Teatro Municipal, que quedaba donde es el Palacio Municipal. Yo alcancé a ver películas del cine mudo porque contra lo que la gente piensa, el cine sonoro no llega cuando llega a Norte América, nace en el año 27. Y nosotros en el año 1934 127

seguíamos viendo cine mudo, no se hace la transición porque la tecnología es costosa para los empresarios de la época. Me tocó el privilegio de ver a Rodolfo Valentino en una copia nueva. Yo he pensado cerrar el Teatro Yarí y dejar el Teatro Quindío. En esta época es imposible sostener dos teatros. Pensé: usted de Calarcá y va dejar este pueblo sin cine, es un horror. Entonces, resolví hacer el sacrificio y abrir el Teatro Yarí. Tiene más tradición entre la gente, representa algo, es parte de esa memoria urbana. Hay un detalle muy curioso, al teatro le arreglamos el cielo raso como lo había hecho don Zuleyma, para que la nostalgia llegara a la gente, que fueron adolescentes y niños cuando el teatro estaba recién inaugurado. Lo hicimos así, mas no ha habido respuesta, yo creo que la guerra entre el cine y el video la va perdiendo el cine, y yo soy una víctima de eso. Hay una película, se puede decir que es autobiografía, porque es la vida de cada uno de los empresarios de cine. Se llama Cinema Paraíso, dirigida por un excelente director de cine italiano, Giuseppe Tornatore, que hizo esa película a los 32 años. Es un homenaje a todos los que han vivido y trabajado en el cine. El Teatro Yarí está abierto porque yo quiero seguir esperando que la gente vaya; hoy estamos dando La estrategia del Caracol, son tres o cuatro espectadores, a nadie le llama la atención, la película triunfadora en toda Europa, no sé por qué, por eso te digo que el video le está ganando la guerra al cine. Juan Diego Lozano, fragmentos de entrevista a Adonías Rey.

Panorámica de Calarcá

128

Tuve relación con el cine, primero como espectador, luego con un gran hombre que tenía un buen gusto para traer cine y era dueño del Teatro de Calarcá, que se llamaba Adonías Rey, muy conocido en aquella época. Tenía yo 18 años de edad cuando veía el cine que este señor traía hace 32 años, casi nada. Estaba en su apogeo todo el buen cine italiano, el buen cine francés y en general el buen cine europeo, eso nos despertó un buen gusto por el cine, apreciar mucho más la fotografía, mirar los argumentos. Adonías Rey tenía un buen gusto para ver cine, pero perdió por completo la ilusión de presentar buen cine desde que se empezó a dar el cine en video, él perdió la ilusión, de manera exagerada; habría podido continuar con esa tradición de presentador de buen cine. Era un hombre que soñaba mucho, empezó varias películas y no terminó ninguna, se perdió en la ensoñación y dejó de pisar con los pies la realidad cinematográfica, pero es un hombre muy importante porque tenía buen gusto para presentar el cine en el Quindío. Yo vi unas filmaciones de Adonías Rey, recuerdo el entierro de Baudilio Montoya, que eso lo hace cualquiera, vi unas tomas que hicieron en Belalcázar, con Orlando y gente de Calarcá, que era la historia de un guerrillero, pero eso nunca se editó, eran unas tomas ahí. Ahora dicen que son los antecesores o precursores del cine en el Quindío, si eso es ser precursores del cine en el Quindío, estamos llevados del… Orlando Montoya trabajó con Adonías, Orlando es un espíritu muy inquieto, es más joven que cualquier joven que quieras encontrar en la zona, a pesar de sus años, y ha sido un motor importantísimo para las letras en el Quindío, para las gentes de nuestra generación. Elías Mejía, poeta. Recuerdo cuando Darío Jaramillo, Adonías Rey y Guillermo Jaramillo se fueron para el Amazonas a filmar y de aventura, invirtieron una plata, porque un paseo de esos cuesta un billete. Eran tres tipos así, que les gustaba la carreta, viajar de Calarcá al Amazonas en esa época era una aventura. Ahora a usted lo llevan y le ponen las culebras, en esa época era una cosa asombrosa, a 129

mí me hacía reír mucho. Esta expedición la hacían para salirse de esa monotonía que había en Calarcá, era una especie de búsqueda de la gente, buscando una sensación, una experiencia, y el Amazonas era un nombre muy grande, era como “me voy a conquistar el Atlántico”, el Amazonas representa muchas cosas y más en esa época donde los medios de comunicación, como la televisión, eran tan populares. Ellos fueron hasta Manaos y realizaron un recorrido largo. Dejaron los negocios, eso fue todo un acontecimiento y una preparación; todo el mundo estaba pendiente del viaje, de la aventura por el Amazonas. Cuando llegaron fueron todos unos personajes, duraron más de un año contando historias del Amazonas. Nadie conocía el Amazonas en Calarcá a comienzos de los años sesenta. Todo el mundo era detrás de Adonías y de Cacharro. Ellos repetían y contaban y le sacaban jugo a eso. Alejandro Osorio.

Calarcá

Conocí a Adonías Rey porque él hacía parte de una trilogía muy importante que daba el cine aquí en el Quindío, con Fabio Gómez Palacio y Duván Rojas. Ellos manejaban los teatros. Fabio en Montenegro tenía sociedades en Sevilla junto con Adonías Rey y Duván. Tenían teatros en Calarcá, Armenia, Montenegro y Quimbaya. Cuando era Semana Santa o el lanzamiento de una película extraordinaria se pasaba en simultánea en estas ciudades. Las carreteras eran destapadas, había que programar las películas 130

con un margen de tiempo y se lograba a veces. Cuando la película estaba terminando en Montenegro, en Armenia estábamos en la mitad; en Calarcá se había iniciado y se estaba saliendo con el primer rollo para Sevilla. Eso era un maratón y confiando en la buena calidad de los vehículos. Ariel Ramírez.

Teatro Yarí (1960)

Con motivo de su muerte, el Cine Club el Mohán envió una nota al periódico La Crónica: Eran las dos y media de la tarde del 31 de diciembre de 1994 cuando el tic–tac de la alegría se detuvo por un instante para Adonías Rey. Un infarto lo hizo ingresar de urgencia a la Clínica de Calarcá. Su reacción fue positiva e inició una etapa de recuperación. Al despertar el 1 de enero sintió el olor de la primera cabañuela. Desde su lecho, el carrusel de la memoria comenzó a rodar; había nacido en Calarcá el 19 de junio de 1928. Muy joven comenzó a trabajar como ayudante y proyeccionista de cine. El tener que estar pendiente del hilo de las películas le hizo enamorarse del celuloide y le entró la calentura de conquistar el mercado del cine en Calarcá. A mediados de la década del 50 se reúne con dos amigos, Rogelio Montoya y Jaime Jaramillo; conforman una sociedad que con los años fue creciendo hasta llegar a estar comprometidos con cuatro teatros. Sus amigos, cansados del mal negocio en que se convirtió 131

la proyección del cine, deciden disolver la sociedad y Adonías continúa solo como empresario de cine con una cámara de 8 milímetros que había comprado a mediados de los años sesenta y, complacido, se dedica a filmar la flora, la fauna y la arquitectura en varios municipios del Eje Cafetero.

Réquiem para un marginado y Querella de Navidad Adonías Rey compra también una filmadora de 16 milímetros. Equipado, decide realizar, con un guión de Alfonso Chica y con una duración de 45 minutos, su primera película: Réquiem para un marginado, sobre la violencia campesina en la zona cafetera. El elenco estuvo conformado por 15 personas, de las cuales la estrella principal fue Orlando Montoya. La película se filmó en Belalcázar y el río Risaralda. Su segunda película fue Querella de Navidad, sobre el sepelio del poeta calarqueño Baudilio Montoya, filmada en 1965, basada en un poema del mismo Baudilio.

Calarcá, años 60

132

Dirigió otros documentales sobre festividades de Calarcá, Armenia y varios pueblos del Valle del Cauca. Toda esta memoria visual, la desarrolló en las décadas del 60 y el 70, mostrando la realidad de su entorno y proyectando reflexiones para vivir mejor. En su documental Amazonas, tierra insólita, encontramos un Adonías entusiasta y de espíritu aventurero. Con sus amigos construyó un catamarán y se lanzó al río Amazonas, de paseo y cine. Los trabajos sobre macrofotografías en el cine son sus realizaciones más curiosas. Adonías Rey fue reconocido en el ámbito nacional por su participación en los debates sobre realización y exhibición del cine colombiano, luchando denodadamente por derechos que consideraba justos. No entendía el tratamiento de las casas peliculeras ni la ausencia de políticas del Estado frente a la exhibición del cine en los pueblos; ausencia que al final terminó acabando con los pequeños teatros municipales. El hecho de manejar cuatro teatros, dos en Calarcá y dos en Sevilla (Valle), hacía de Adonías un profundo conocedor del mundo que se mueve detrás de la industria del cine, como empresario y como coleccionista de carteles o afiches de cine.

Adonías Rey

133

A las 6:30 de la mañana del miércoles 4 de enero, los pájaros de la Plaza de Bolívar de Calarcá anunciaron que su corazón marcó un destello y que su mirar se filtró a través de la pantalla blanca. Adonías acababa de partir como siempre, en la mañana. Lo recuerdo una tarde de 1979, bajo un torrencial aguacero, cuando Álvaro Nieto (otro amigo y cineclubista que se fue, director de la revista Termita), me llevó a conocerlo. Lo único que sabía de Adonías era la referencia que Hernando Martínez Pardo había incluido en su libro Historia del cine colombiano, donde cataloga a Adonías Rey Velásquez como uno de los directores regionales importantes; otro dato que tenía era el de su proverbial generosidad con los protagonistas culturales de Calarcá. Inmediatamente reconocí al hombre apasionado que no se deja acorralar por los obstáculos. Fue asesor permanente del Cine Club El Mohán y de muchos que le buscaban para escuchar sus consejos. Con Adonías parte un pedazo de poesía, una fragancia de solidaridad y ese carisma y amor por los hechos de la naturaleza y la cultura. Nunca concretamos la entrevista que siempre quise hacerle. Quería conocer sus reflexiones y puntos de vista sobre el papel futuro del cine. Adonías era un hombre informado sobre los avances tecnológicos. Por eso no le preocupaba la desaparición de los grandes formatos en cine. Lo que le inquietaba era qué hacer con los locales de los teatros. Durante once años tuvo cerrado el Teatro Yarí. Sus análisis apuntaban al tiempo en que los cinemas tendrían antena para captar las señales por satélite, con una programación semejante a la de los horarios comerciales actuales y con imágenes cada vez más nítidas, logrando la profundidad de campo que caracteriza la imagen fílmica. La última vez que hablamos, Adonías se sentía satisfecho por las conversaciones sostenidas con Colcultura sobre las salas concertadas, ya que él había entregado el Teatro Quindío para el montaje de un grupo teatral dirigido por Alfonso Chica, el guionista de su primera película. Aquella noche se habló de la programación que el Cine Club El Mohán realizaría para celebrar el centenario de la invención del cine. Quién, si no Adonías, para saber si de las películas escogidas existe copia en Colombia, cuáles eran las casas distribuidoras y el estado de las cintas. 134

El archivo fílmico de Adonías Rey debe encontrar un lugar apropiado para conservar la memoria visual de la región. Adonías es el primer realizador de cine argumental del Quindío y su archivo es el más grande y conocido hasta el momento sobre la zona cafetera. Quizá por ello, su amigo Lisandro Duque le hizo un homenaje al incluirlo en la película El Escarabajo, donde Adonías se representa a sí mismo, al hacer el papel de empresario de cine. Adonías seguramente debe sentirse muy cómodo donde se encuentre, y sus ojos de soñador se dejarán seducir una vez más por las actrices y las películas de sus años juveniles. Jorge Hernando Delgado Cáceres. La Crónica, 1995.

Fotograma de Calarcá, de Adonías Rey

Primer documental sobre el Departamento Nacimiento de una esperanza (1966)

del

Quindío:

La década del 60 es un referente importante para la historia del Quindío; simboliza un triunfo como región y conglomerado cultural y la independencia del departamento de Caldas les da autonomía a los quindianos para forjar su destino. Este proceso de separación se desarrolló desde el Congreso Nacional, después de que en la región la sangre maduraba los cafetales. El Quindío, luego de la “Violencia”, ha presentado una generación de hombres que por medio de la agresión y la lucha 135

armada se han destacado en el país; Pedro Marín, de Génova, reconocido internacionalmente como Tirofijo; los Vásquez Castaño, fundadores del Ejército de Liberación Nacional; el famoso Zarpazo y la muerte de Chispas en el Quindío dan muestra de lo azaroso que se volvió vivir en la región en la etapa de la violencia bipartidista. Los fotógrafos de las principales revistas del país se desplazaron a los municipios quindianos para registrar con sus cámaras las masacres de los años 50 en esta zona del país. El político Ancízar López, impulsor de la creación del departamento, contrató la realización de un documental sobre el proceso de negociación en el Congreso y la reacción de los quindianos ante su propósito final. El documental fue llamado Nacimiento de una esperanza (1966), única película sobre Armenia editada y montada con todos los rigores técnicos. Se trató de un mediometraje en blanco y negro, con sonido. El documental se inicia con los debates en el Congreso de la República hasta su aprobación final y el recibimiento en el aeropuerto El Edén, con los artífices del proyecto.

Ancízar López

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En esta película de 16 milímetros se encuentra la mayoría de la clase política del momento en la región, con tomas de la misa campal en las puertas de la Catedral de Armenia. El negativo de este documental se encuentra en custodia en el Banco de la República de Armenia y el positivo es del ex senador y primer gobernador del Quindío. Es el único documental que ha gozado de exhibición en los barrios y municipios, logrando una cobertura importante. El entonces senador incluía el documental como parte de su estrategia de promoción en las campañas electorales. El tesoro del Cacique (1966, 35 mm) El 2 de noviembre de 1966, en la ciudad de Manizales, se inició el rodaje de un largometraje titulado inicialmente Levy Chang, el mago, y, finalmente, El tesoro del Cacique. La película fue producida por Nélido Lima, nacido en las Islas Canarias, España. Según Mario López Vallejo, es el primer largometraje que se rodó en colores en Colombia; esta información es tomada del suplemento del Instituto Caldense de Cultura, en el proyecto de investigación titulado Filmar en Caldas, todo un rollo, de Wilson Escobar Ramírez y Alba Nelfy Bernal Orozco. En dicho documento se menciona el rodaje de algunas escenas en el Quindío. Antes de concluir el rodaje, el cual se extendió a algunos parajes de Risaralda y Quindío, la película ya tenía un nuevo título, El tesoro del Cacique, porque según el director identificaba más la mitología y la cultura de la región. La película fue exhibida el 25 de abril de 1967 en el Teatro San Nicolás, que funcionaba a un costado de la parroquia de los Agustinianos. Sin embargo, esta función fue privada, y contó con la asistencia de periodistas, funcionarios de Fomento y Turismo y del gobierno local. Durante mucho tiempo se esperó el estreno comercial de esta película en los teatros de la ciudad, pero nunca se dio, hecho que generó el rumor de que los productores no la presentaron en 137

Manizales para no verse obligados a pagar regalías a las personas que participaron en ella. Wilson Escobar y Alba Nelfy Bernal.

Quinientos cortometrajes de sobreprecio (1970–1980, 35 mm) La Cinemateca Distrital y el Archivo Fílmico Colombiano publicaron El cortometraje del sobreprecio (Datos 1970–1980), escrito por Carlos Álvarez. No existen indicios del Quindío en los 500 cortometrajes reseñados. En la presentación del texto, Claudia Triana de Vargas evoca la evolución del cortometraje en el país. Colombia se puede preciar de ser uno de los países en donde se dio la actividad cinematográfica a comienzos del siglo XX. No obstante, en nuestro país no se ha logrado la continuidad y estabilidad necesarias para consolidar la producción en la industria del cine. Es en la década de los 70 cuando el cortometraje colombiano encuentra las mejores condiciones para su desarrollo. La ley de fomento de la industria cinematográfica (9ª de 1942), se reglamenta a partir de 1971 en el Ministerio de Comunicaciones y los decretos dan lugar a que se produzca el fenómeno conocido como el “sobreprecio”. El gobierno autoriza a exhibir un cortometraje nacional con toda película extranjera y a cobrar un sobreprecio en la boleta de cine. Entre 1970 y 1980 se presentaron más de 500 cortometrajes al Ministerio de Comunicaciones Esta gran cantidad de cortometrajes, junto a los 131 directores y 164 empresas productoras registradas, muestra un movimiento sin precedentes e imposible de desconocer. Claudia Triana, fragmento.

Don Gaspar Vega: Armenia Ciudad Milagro (1970–1980, 16 mm) Don Gaspar Vega es un fotógrafo inquieto y de esos que no se varan en su oficio. Con una cámara de 16 milímetros dejó 138

registrados diversos acontecimientos de finales de las décadas 60 y 70 en Armenia. Realizó un documental que llamó Armenia, Ciudad Milagro. Sacaba fotos con su cámara filmadora y, con las colas de los rollos, se iba a filmar diferentes parajes. Reunió imágenes de la construcción del edificio de la Gobernación del Quindío y diversas tomas de obras arquitectónicas y parques de la ciudad.

Fotos Gaspar

Yo me inicié trabajando en fotografía con una cámara de 16 mm. Tomando foto a foto, pero me cansé, entonces los espacios que me quedaban los filmaba en lugares llamativos de la ciudad. Realicé un documental que se llama Armenia, Ciudad Milagro; los créditos de la película los hice a mano, no tenía tituladora, ni nada. Tenía el firme propósito de hacerme camarógrafo, pero poco a poco, me di cuenta de que se me salió de las manos. La película de 16 mm iba a quedar obsoleta con la aparición del video, pensé: esto está cambiando, inclusive Panamá no volvió a recibir estos rollos de 16 mm, había que enviarlos a Rochester, eso demoraba un largo tiempo. El documental lo filmé con una Bolex, era lo máximo, “la verraquera” de filmadora. En ese entonces el único que tenía cámaras era Adonías Rey, esto fue a finales de los sesenta. La cámara se la vendí a un amigo y dejé el cine por completo. Armenia, Ciudad Milagro, la presenté en el Aula Máxima Camilo 139

Torres de la Universidad del Quindío, invitado por el Cine Club El Mohán. Allá la criticaron por ser elitista, porque no saqué tugurios, las cosas feas y demacradas del pueblo. A mí no se me pasó por la mente ir a filmar lo más feo, lo más horrible. La Universidad estaba politizada en ese entonces; en el Aula Máxima había un mural de Ho Chi Mi; saqué la conclusión de cómo estaba eso de politizado. Gaspar Vega, fotógrafo.

Focine 10 años (1978–1988): Ninguna producción quindiana Focine, durante la gerencia de Helena Herrán de Montoya, publicó un libro titulado Focine 10 años. Muestra memoria visual. Focine fue constituido por el Decreto 1244 de 1978, como una empresa industrial y comercial del Estado con participación exclusiva de entidades públicas, vinculada al Ministerio de Comunicaciones. El libro es una recopilación de películas de largometraje, mediometraje, cortos, videos y filmografía de los reseñados. Los quindianos Luz Marina Botero, como actriz, y Ricardo Duque, como director artístico, aparecen en esta recopilación que abarca diez años, entre 1978 y 1988. La región del Quindío estaba virgen hasta el momento en el sentido visual para el país; son muy pocos, o ninguno, los referentes en esta reseña de Focine. Jairo Pinilla Téllez: Hijos del Viejo Caldas (35 mm) Claudia Triana escribió para la presentación de Cuadernos de Cine No. 8 de la Cinemateca Distrital, un perfil acertado sobre la obra del caleño Jairo Pinilla: Mientras unos la tildan de esquemática y rudimentaria, para otros es evidente su eficacia narrativa; si unos la acusan de simplista y maniquea, otros aprecian en ella el inefable encanto de lo ingenuo; lo que para unos aparece como cursi y de mal gusto es, para otros, perfectamente justificable como manifestación espontánea del “gusto popular”. Cuando unos condenan a Pinilla por hacer un cine anodino, ubicable entre las malas cinematografías de 140

cualquier lugar del mundo, otros afirman que difícilmente puede ser más auténticamente colombiano.

Con estos antecedentes, Pinilla se vino para el Quindío a buscar financiación para sus proyectos. En un artículo de su autoría, Jairo Pinilla Téllez escribe sobre su experiencia en el Quindío.

Jairo Pinilla

Jairo Pinilla habló con muchos capitalistas durante tres años pero ninguno se arriesgó a soltar ni un solo peso para la elaboración de su primer largometraje, cuyo nombre es Funeral siniestro. Viajó por todas las ciudades de Colombia en busca de un capitalista que se arriesgara a este primer ensayo de Pinilla, y al fin conoció a un comerciante de Armenia cuyo nombre es Rigoberto Valencia, quien se animó llevado por el éxito de un documental que Jairo hizo en el departamento del Quindío, Hijos del Viejo Caldas, el cual fue trasmitido por televisión durante las festividades de Calarcá. Rigoberto estaba dispuesto a invertir en Funeral siniestro, vino entonces a Bogotá y pidió referencias de Pinilla, las halló muy buenas hasta que conoció a un primo de Jairo que dijo que era un peligro arriesgar un capital tan grande; el primo lo 141

hizo por envidia de ver, tal vez, progresar a un familiar, opinión que desanimó totalmente a Rigoberto y así se arrepintió de tal inversión. Jairo Pinilla Téllez, director.

Súper 8 sobre el campo quindiano (1977) El director de cine Arturo Jaramillo, en una entrevista realizada por el escritor y crítico de cine Humberto Valverde en su libro Reportaje crítico al cine colombiano, sólo menciona el Quindío a partir del Festival de Súper 8, que realizó la Cinemateca Distrital con el apoyo de Colcultura y la revista Cuadernos de Cine. Se trata de un documental sobre el campo quindiano. De la película de súper 8 nos da referencias el director. El primer festival de Súper 8 expresa un cine con sus taras, en el sentido que trataba de superarse la idea de que este formato sólo sirve para bautismos. Algunas películas tenían ligazón con la realidad. Por ejemplo, la película sobre una fiesta campesina en el Quindío era muy limpia. Arturo Jaramillo, 1977.

La guaca (1980, 16 mm) Estudiantes de Tecnología Educativa, con la dirección de Ermanno Parodi, realizaron un mediometraje de ficción sobre una guaca. La realización en 16 mm se inició en las instalaciones de la antigua biblioteca de la Universidad del Quindío a mediados de los años 80. La trama giraba en torno al hecho de que unos estudiantes encuentran un plano de una guaca entre libros y revistas, y deciden ir a buscarla al municipio de Salento. Yo estuve allí, acampamos en Salento dos noches. Trabajamos en Boquía, recuerdo no haberme bañado esos dos días, el frío era verraco. Vilma Orozco, 1980. 142

Cortometraje: Manizales, Pereira y Armenia (1985, 35 mm) La empresa Cine Colombia y su filial Nueva Era realizaron un cortometraje sobre las tres ciudades del Eje Cafetero a partir de cuñas publicitarias. El documental tiene un narrador en off que nos cuenta cómo se realizó el proceso de colonización y el auge del cultivo del café, intercalando esta información con la publicidad de cada ciudad. De las tres ciudades, Armenia fue la que menos publicidad dio, limitando su tiempo en el cortometraje, que tiene una duración de ocho minutos. Jorge Ruiz Arcila: Cómo curar la neurosis (1986, 16 mm) El Cine Club El Mohán, el Centro Audiovisual y Macromedios ejecutaron, con el camarógrafo y director Jorge Ruiz Arcila (codirector y camarógrafo de algunos programas de Yuruparí), dos actividades importantes; la primera, un Taller teórico – práctico, con la realización de un corto en 16 mm titulado Cómo curar la neurosis, y el documental Vida y obra de Euclides Jaramillo Arango. José Manuel Perea, conocido como Josema, invitó a Jorge Ruiz Arcila para que realizara un taller de cine en la ciudad de Armenia, que arrojó el resultado expuesto en el primer producto. El proyecto se elaboró con guión de Jairo Ferrer Cohen, cámara de Jorge Hernando Delgado y María Inés Amézquita, ambientación y escenografía de Francisco “Pacho” Tejada, Adriana Echeverri como script, María Consuelo y Diego como actores; todo bajo la dirección general de Martha Lucía Usaquén. El taller se inició un viernes de esos que desde la mañana te anuncia que va ser rumbero. Nos vamos enterando que Jorge Ruiz Arcila era uno de los camarógrafos más destacados del país y que era poco valorado, porque Jorge se hizo camarógrafo fuera de nuestras fronteras y comenzó a ser conocido por la serie Yuraparí, al lado de Gloria Triana. Actualmente estaba esperando que pasara por él Werner Herzog, que lo llevaba como segunda cámara para la película Cobra Verde. En el cine colombiano había trabajado en Cóndores no entierran todos los días. Como a muchos creadores, 143

a Jorge no le gustaba hacer talleres y tirar mucha corriente teórica, él era un hombre práctico, descomplicado y profesional. Su presencia era motivada por el afecto que le tenía a Josema, su compadre, que le había pedido realizar un taller en Armenia. Josema era un hombre “triétnico”, de Palmira, amante de la salsa y de una locha impresionante, su gran tino eran las carretas sobre todos los temas del cine y de la rumba en Colombia. En la Universidad del Quindío, Josema es uno de los primeros iniciadores en los años setenta del cineclubismo dentro del Alma Máter.

Jorge Ruiz Arcila

Alrededor de 30 participantes conformaron el taller; Jorge propone realizar un corto de 3 minutos a color y en 16 mm y dice unas cuantas palabras de cómo se escribe un guión y que nos espera al otro día con los guiones para él escoger el mejor y prepararnos a realizarlo inmediatamente. Nos armamos en grupos y todos creían que los ganadores éramos los organizadores, pero no, al otro día, el mejor guión fue la historia Cómo curar la neurosis, del fotógrafo cartagenero Jairo Ferrer Cohen; como tal, él era el director del corto ganador, que trataba sobre la historia de una pareja que se encuentra en un momento difícil de su vida y deciden vivir cada uno una infidelidad y levantarse en la mañana todos abrazaditos. “Mi amor, ¿cómo te fue anoche? Bien ¿y a ti? Me encontré con unos amigos…”. Jairo Ferrer había escrito el guión porque en ese momento estaba viviendo esa situación, claro, le salió del alma. 144

Jairo Ferrer Cohen

Jairo Ferrer trabajaba para el diario La Tarde y tuvo que retirarse de la dirección del corto, ofreciéndomela a mí, porque la habíamos trabajado juntos en la madrugada. Yo le di las gracias y le tiré la pelota a Martha Lucía Usaquén, que le gusta dirigir y que las cosas le salen bien; sabiendo esto, cambié la dirección por el papel de camarógrafo, desplazando a otros que verdaderamente les correspondía ese cargo. El cuento era estar cerca de Jorge Ruiz. La historia se rodó en el Parque Fundadores, en una casa al frente del Hospital del Norte y una taberna llamada Picasso. Pacho Tejada rediseñó a Picasso y le dio un aire de discoteca con diseños y dibujos. Allí realicé la mejor toma, es un plano secuencial donde termina el corto y la película de la cámara. No teníamos película y el cálculo daba para hacer un paneo sobre la barra, llegar hasta el hombre que se encontraba bailando, pasar por el lado y terminar en un cuadro de Pacho en la pared. Y eso duró la película. Jorge Hernando Delgado Cáceres. 145

Jorge Hernando Delgado Cáceres

El documental de Euclides Jaramillo Arango (1986, 16 mm) Aprovechamos para hablar con Jorge Ruiz de la posibilidad de realizar un documental sobre la vida y obra de Euclides Jaramillo Arango. A Euclides la idea no le gustó, se sentía cansado. Los días pasaban y era necesario realizarle una entrevista para el cine a un personaje como él, llamado por el maestro Abadía Morales “Comandante del Estado Mayor del Folclor Colombiano”. Se comenzó a filtrar la noticia de que Euclides se iba a morir, su estado de salud era delicado. Sentirse rodeado de sus nietos era lo único que le interesaba, y hablar bien del Quindío y de sus gentes. Seguimos insistiendo. La salud de Euclides empeoraba; por intermedio de sus mejores amigos logramos que aceptara la realización del documental. Actualmente dicho documento se conserva inédito. 146

Llegó por fin el día de la filmación. Jorge se vino con el sonidista Rafael Umaña. En la mañana filmamos en su finca; él caminando por el Sendero del Amor, un lugar especial que tenía Euclides. Filmamos cerca al trapiche, jugando con sus nietos. Euclides, agotado, posó para las fotos y estuvo atento de las atenciones propias de un patriarca para con sus invitados.

Euclides Jaramillo Arango

El día que Jorge Ruiz Arcila fue a recoger el revelado de los rollos que filmamos sobre Euclides, llamó para contar con mucha emoción que su amigo, el director alemán Werner Herzog, pasaría por él para seguir al Brasil, donde terminarían la película Cobra Verde. A su regreso pudimos apreciar los dos documentales: Cómo curar la neurosis y Vida y obra de Euclides Jaramillo Arango. Archivo del Cine Club El Mohán.

La muerte atrapó una tarde a Jorge Ruiz, cuando peleaba su compadre, el Happy Lora. Un accidente con un cable de alta tensión lo electrocutó. Con este hecho el Cine Club perdió los negativos de los dos documentales. Del documental de Euclides se conserva el copión y del corto Cómo curar la neurosis, no tenemos nada. La heredera del material cinematográfico, después de algunas charlas, accedió a entregarnos las cintas, pero no eran esas, sino colas de películas, y nos hizo firmar un 147

documento donde consta que dicho material fue entregado. Esperamos que el hijo de Jorge Ruiz Arcila, más adelante, piense en el archivo fílmico de su padre, que hace parte del patrimonio fílmico del país, y podamos tener una copia del documental Cómo curar la neurosis, al que sólo le falta la sonorización.

Jorge Ruiz Arcila

Anoche murió Jorge Ruiz, mi amigo, mi hermano, mi dulce amigo, vital y alegre, seductor y confiado. Costeño “cachaquizado”. Tu cámara con tu cuerpo se cimbreaba al ritmo de la cumbia y el porro, con fluidez, seguridad y destreza mozona. Tu herencia te acompañaba en cada uno de tus gestos. La fotografía, Jorge, en una definición que tal vez hoy me inspiraste, son pedazos de vida arrancados al tiempo. Vicky Ospina, fotógrafa.

Euclides Jaramillo Arango

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Fotos de rodaje. Euclides Jaramillo Arango

El Cine Club El Mohán envió una carta a las entidades interesadas en financiar la producción del documental en el año de 1987. Algunos apartes: Euclides Jaramillo es una de las personalidades vivas más importantes en el panorama de lo que podemos denominar cultura de la colonización antioqueña, con grandes aportes a la literatura quindiana, en particular al folclor colombiano a través de sus trabajos sobre tradiciones y memoria cultural. Euclides reside en Armenia desde 1946 y en esta ciudad ha desarrollado toda su obra literaria y cívica; como escritor ha publicado 14 libros y como hombre cívico emprendió múltiples empresas en beneficio del desarrollo social y cultural de la región. 149

El Cine Club El Mohán se ha propuesto la realización de un documental en video ¾, 29 minutos de duración que tienen como objeto dejar un testimonio visual, para la historia del Quindío y sus futuras generaciones, de la vida de este intelectual, quien cumplió 76 años en noviembre pasado, cuya salud se deteriora y quien sintetiza el proceso sociopolítico de Armenia y el Quindío, siendo el testigo más ilustre de nuestro pasado cultural. Hemos filmado hasta el momento 800 pies de película en formato de 16 mm, que contienen una entrevista con Euclides realizada en su residencia y visuales de él en su finca. Se efectuó además la grabación de sonido que comprende las respuestas de Euclides y sonido ambiente de las diferentes localidades donde se filmó. Martha Lucía Usaquén. Archivo del Cine Club El Mohán, enero de 1987.

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II. Películas en el Quindío El departamento del Quindío ha servido de escenario para tres producciones nacionales en el siglo XX: La muerte es un buen negocio, Arrieros semos o Asistencia y Camas y Milagro en Roma. La muerte es un buen negocio, Salento (1979–1980) Los realizadores de esta producción, que dura 75 minutos, son Antonio Montaña y Ramiro Meléndez. Mauricio Laurens en su libro El vaivén de las películas colombianas (1988) hizo la siguiente reseña: Semejante bodrio nacional resulta inconcebible desde cualquier ángulo o punto de vista. Con la paciencia de quien asiste a una película colombiana por un deber casi patriótico, debemos decir francamente que no podría ser mayor tanta ofensa visual, sonora y narrativa. Una fotografía sombreada y desenfocada en pleno mediodía quindiano, escenas cortadas a machetazos y en medio de una acción que deja a sus personajes caminando en el vacío, unos diálogos doblados que se corean en serie y siguen el mismo plano, actores de televisión torpemente dirigidos y con llagas interpretativas, algunos detalles extremadamente vulgares y de insospechado mal gusto. El guión pudo haberse prestado para escenificar la rivalidad pueblerina, entre funerarias para ricos y pobres, con suficiente humor negro y manejo pintoresco de las circunstancias; sin embargo, aquí se llega a connotaciones obvias y caricaturescas. Mauricio Laurens. El vaivén de las películas colombianas, 1988. Participé en la película La muerte es un buen Negocio. Ellos reunieron a varias señoras, fuimos al cementerio a un entierro y teníamos que llorar. A los bomberos de Salento les pidieron el favor 151

de ir a echar agua, porque se necesitaba que lloviera, colocaron la manguera para que cayera agua. Pasó el entierro y después de eso un señor de los protagonistas se murió y nosotras teníamos que estar en la iglesia detrás del muerto, diciendo unas cosas, que tan buena persona que era y todo eso que uno dice cuando se muere alguien. Otra escena era ir a mirar el muerto. A mí a lo último me tocó en la iglesia que se estaba cayendo, me encontraba parada en la puerta de la iglesia y arrodillada con manto y vestido negro. Yo me paraba de allí y salía corriendo, mientras caían ladrillos. A nosotras no nos pagaron, lo hicimos por colaborar no más. Rosa González, Salento

La muerte es un buen negocio

Como bombero me tocó participar en la película La muerte es un buen negocio, echándole agua por los lados del cementerio, simulando como un aguacero, es lo único en que he participado; nos llamó un señor, que si íbamos a colaborarle para simular un aguacero con un pitón de niebla, fuimos al cementerio e hicimos la simulación con la máquina pequeña. Javier Echeverri, Salento. 152

La muerte es un buen negocio

Recuerdo que en esa época estaban construyendo parte del acueducto y el alcantarillado, estaban abriendo todo esto porque iban a pavimentar, había mucho hueco y siempre hubo varios accidentes dentro de la corrida de cámaras, se caían a los huecos, se caía la cámara, los actores. Con invierno y todo había cosas chistosas; recuerdo que en una toma que estaban haciendo por allá en el Alto de la Cruz, se rodaron con una cámara. Mandamos a hacer los ataúdes donde un amigo que le llamábamos “Colorete”, él era el que nos hacía todos esos cuentos. En esa época administraba “Mis Bohíos” y aparecieron siete mexicanos como extras, entre ellos unos actores y sus asistentes, trajeron mucho tequila, la pasamos bueno, les enseñamos mucho a los mexicanos en Salento. Arrieros semos y La muerte es un buen negocio, fueron impactantes para el pueblo; de las películas se sabe que fueron muy regulares. César Aguirre, Salento.

Arrieros semos o Asistencia y Camas, Salento (1980) La película Asistencia y Camas fue producida por Kinos Cinematografía y Jaime Giraldo, el guión y la dirección fueron realizados por Carlos Eduardo Uribe, la asistencia de dirección 153

y script fue de Mónica Silva, la producción corrió a cargo de Iván Soler. El montaje de Carlos Eduardo Uribe y Hernando González, fotografía y cámaras de Hernando González. Con una duración de 90 minutos, Arrieros semos contó con la participación de uno de los quindianos más importantes en el panorama del cine nacional, don Alfredo González. En el libro de Mauricio Laurens, ya citado, está la siguiente referencia: Tres fueron las razones que motivaron al cuentista Carlos Eduardo Uribe para lanzarse a la difícil aventura del largometraje nacional: enfrentarse a una tesis que se discute desde cuando el cine colombiano balbuceaba y que gira alrededor de cómo reflejar nuestra realidad, evidenciando el poder filmar con alpargatas y el carriel al hombro; adaptar en imágenes su primer contacto con la literatura y el costumbrismo paisa (nos educamos en Manizales con las lecturas de Rafael Arango Villegas, Asistencia y Camas es una novela esencial para nosotros, que debería ser conocida en todo el país) y, finalmente, el rescatar personajes del pasado y hurgar sus particularidades sociales, para así comprender mejor la herencia cultural. Los elementos pintorescos, sin caer en extravagancias o vulgaridades, constituyen el principal logro de una realización situada en el género inagotable y escasamente explotado en nuestro medio. Como guionista, Carlos Eduardo Uribe respetó la trama descrita en aquella novela publicada en 1934, modificó su estructura con respecto al tiempo, trasladó la acción hacia el presente e introdujo diálogos que originalmente no existían y se permitió modificar el título para evitar malos entendidos pornográficos. Según declaraciones del mismo director, quien hizo tres cortometrajes antes de abordar un formato mayor, varias circunstancias fueron previstas para obtener ese tono recreativo que se respira en sus escenas. En efecto, los proyectos de producción deberían coincidir con Semana Santa y aprovechar las ceremonias religiosas de Salento, sujetarse al proyecto de un humilde circo ambulante que venía desde Cali o madrugar para captar destellos matutinos siguiendo hábitos profesionales del camarógrafo Hernando González. 154

Aunque Arrieros semos pueda parecernos ridícula por momentos, llena de estereotipos y puntos comunes, tiene méritos como para no pasar desapercibida y generar manifestaciones de simpatía: su nivel local trasciende y abarca toda mentalidad nacional, se inclina hacia conflictos dramáticos y manejo prudente de situaciones tragicómicas. Su protagonista femenina, Dora Cadavid, se acopla al envejecimiento musical, breve pasillo de fondo y colores recursivos para pintar ambientes populares. Mauricio Laurens. El Vaivén de las películas colombianas, 1988.

Salento, 1988

Drama rural dirigido por Carlos Eduardo Uribe, basado en la novela de Rafael Arango Villegas, Asistencia y Camas. [...] Su argumento aborda el caso de una familia campesina que vive bajo la ordenanza de la matrona, Doña Petra. Esta mujer insiste en dejar la vereda e irse a vivir al pueblo, pues las niñas llegan a la edad de merecer y hay que casarlas bien. La intención es buena pero no las consecuencias. El padre se aleja del hogar por dedicarse al juego de gallos; el hijo mayor cae en la delincuencia y las hijas… pobrecitas. El viernes 12 de mayo de 1978 apareció en El Espectador una nota sobre este filme bajo el título de «Agonía de Dora Cadavid» (el artículo no lleva firma). En éste se anuncia la exhibición de la película con el título de Asistencia y Camas pero luego se estrenó como Arrieros Semos. 155

Filmada en cuatro semanas, esta película fue rodada en escenarios de Salento, Filandia, Quinchía y Pereira, así como otras regiones de los departamentos del Quindío y Risaralda. Tanto los actores como el equipo técnico que forman parte de este largometraje, tienen una larga experiencia no sólo en el cine nacional, sino en producciones extranjeras filmadas en Colombia. Su estreno fue en septiembre de 1979. Jaime García Saucedo. Diccionario de literatura colombiana en el cine. Inicialmente le colocaron Arrieros semos y luego la dejaron Asistencia y Camas, con Dora Cadavid, Mauricio Figueroa y Alfredo González. Casi todo lo grabaron aquí en mi casa y la revolcaron toda, en el patio grabaron el velorio, porque murió alguien. Eso se amontonaba mucha gente, no lo dejaban hacer a uno oficio ni nada, madrugaban a grabar, porque con ellos todo tiene que ser preciso. Vino mucha gente. Los actores viajaban a Pereira todos los días, en esa época en Salento no había tanto turismo, ni buenos hoteles, ni buenos restaurantes, ni nada de eso; en ese tiempo existía “Mis Bohíos”. Familia Carvajal, Salento.

Arrieros semos

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Una reseña elaborada para un diario de circulación nacional sobre la película Arrieros semos inicia con una reflexión acerca del cine nacional; referente a nuestro tema extractamos lo siguiente: Las películas colombianas no han llenado, hasta el momento, los mínimos requisitos de calidad. Arrieros semos y unas cuantas más muestran los pocos pasos que hemos dado en el terreno meramente técnico. Ya no ocurre, como en otros tiempos, que el personaje femenino le pise un callo al masculino, este abra desmesuradamente la boca y a los cinco minutos, cuando la cámara muestre un apacible paisaje sabanero, la sala se estremezca con el ¡ay! retardado. No, ahora el ¡ay! parece salir de la boca de quien es, y hay que agradecer que algo salga, porque nuestra parquedad de diálogo, debida al medio, a una sonorización deficiente, no la superó ni la nueva ola francesa. A propósito de diálogos, Arrieros semos está sumariamente basada en la novela Asistencia y Camas de Rafael Arango Villegas, clásico de la literatura caldense. Es curioso que siendo esa novela tan rica en diálogo chispeante y humorístico, el libretista haya optado por suprimirlo. Desde este punto de vista, el director Carlos E. Uribe hubiera debido utilizar como libreto el propio texto de Arango Villegas. En Colombia nos quejamos de la ausencia de buenos libretistas, pero hallamos un guión ya hecho, y aplaudido hace muchos años, y se lo entregamos a un libretista para que lo mejore. De buenas intenciones, dice el refrán, está empedrado el infierno. La película de Uribe es un pedrusco más en ese suelo candente. Las sobre actuaciones —especialmente de Dora Cadavid—, proclaman a gritos la inexistencia de un director. Creemos que Colombia debería reaccionar de alguna manera ante estos insultos a su potencia creativa, nacidos no sólo de la mediocridad de los empresarios, sino de una falta de conciencia de lo que el cine debe ser como arte y como industria. Artículo de prensa, Bogotá.

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Salento, años 80

César Aguirre es uno de los pioneros del turismo en Salento; cuando se realizaron Arrieros semos y La muerte es un buen negocio, participó como asistente de producción local. Le colaboré a esta gente, no como extra, sino consiguiéndoles los utensilios, como de utilero y en el sistema eléctrico. Ellos me decían dónde necesitaban energía, iba y se las montaba. La película Asistencia y Camas tiene mucho interior, esas escenas las hicieron en la casa de doña Nelly Cardona, don Camilo Carvajal y la señorita Alicia. Eran casas que concordaban con la historia que se estaba contando. Yo les colaboré en todo lo que pude porque aquí en el pueblito me conocía todo, lo que necesitaran de utensilios, de extras, todo lo que era utilería. En esa época trabajaba con el sistema eléctrico de la C. R. Q. en el municipio, como necesitaban el permiso para conectarse de luces, a partir de eso fue que me conocí con la gente, y ellos me fueron utilizando más, pidiéndome más favores. Les conseguía todo lo que necesitaban. Les conseguimos todos los viejitos, hasta los parábamos de la cama y los sacábamos de la casa. Era una felicidad encontrar en Salento cámaras. En Salento se realizan muchas grabaciones, viene mucho turista, y mucho camarógrafo, pero no hacen películas, sino grabaciones de música y de comerciales de televisión, vienen personas que cantan y tríos; hacen las grabaciones dentro del parque o buscando las afueras o la palma de cera. César Aguirre, habitante de Salento. 158

Milagro en Roma, Filandia (1987) Milagro en Roma, de Lisandro Duque, fue rodada en su parte inicial en el municipio de Filandia. La película hizo parte de un ciclo llamado Amores difíciles, basado en historias escritas por Gabriel García Márquez; fue presentada por la televisión española y obtuvo el premio a la mejor serie de televisión del año en ese país. La película ganó el premio a mejor guión en el festival de Montecarlo. El médico e intelectual Carlos E. Restrepo fue invitado a participar en la película y nos cuenta el argumento de lo filmado en Filandia.

Milagro en Roma

Yo me sentí bien porque me dieron un papel muy agradable, hice el papel de científico, cuando la niña que decían que estaba viva, la exhumaron, y conservaba todas sus facciones, decían que era un milagro que se había producido; lógicamente el pueblo sufrió un impacto por eso, porque toda la gente se alarmó. Trajeron 159

la niña muerta a su casa y se formó un tumulto, venían con alabanzas, rezos y yo también estaba como curioso, cuando una periodista me entrevistó y me preguntó qué opinaba de eso, yo simplemente le dije que encontraba ese hecho como muy natural por tratarse de que era un cadáver que se había conservado porque este era un medio ambiente para eso, porque la tierra conservaba una salinidad apropiada y, sobre todo, había que ver también las razones por las cuales se había muerto la niña, que yo las desconocía pero que según la clase de enfermedad, la droga con la que la habían tratado, eso podía conservarla, entonces daba el aspecto de que estuviera viva, pero en realidad no lo estaba. Entonces me encargué de contestar esta entrevista en esa forma, yo hasta me indigné un poco, al pueblo lo estaban engañando. La gente entró en una euforia, eran una cantidad de fanáticos, se arrodillaban y rezaban plegarias y hacían cosas, todos se contagiaron de que eso era así; al pueblo no hay que engañarlo. En esas llegó el obispo de Armenia y le hicieron un reportaje, él dijo que tampoco era así, que él no podía de alguna manera decir si la niña había resucitado; que dentro de sus funciones no podía santificar a nadie, eso le correspondería a Roma, al Santo Padre. Dijo que no hicieran más espectáculo con eso, que había que esperar; se presentó otro caso ahí, otros dijeron al papá de la niña que se debería llevar el cadáver a Roma, para que la canonizaran y la santificaran. El obispo dijo que era imposible y que él se oponía a todo eso y a que hubiese existido un eclipse ese mismo día, tampoco era así, que era un fenómeno natural, era necesario dejarlo que pasara, que era una simple coincidencia, pero los feligreses no quisieron aceptar lo que decía el cura, ni lo que decía yo, entonces, se arrodillaron y expresaron su devoción y cariño por la difunta que recién resucitaba; esa fue mi participación en la película de Lisandro Duque. Carlos E. Restrepo, actor.

Por la misma época, el diario La Patria publicó una noticia con el titular «Graban cinta en Filandia»: Se siguieron filmando en la jurisdicción del Municipio de Filandia, importantes escenas de la película Milagro en Roma, con la intervención de cientos de extras del departamento, propiamente del mismo municipio, y del conocido profesor Jaime Naranjo, 160

uno de los centrales, quien hace el papel de sacerdote en la cinta, y de otros distinguidos profesionales quindianos que fueron vinculados por los empresarios de la filmación italiana que será terminada este año y estrenada en 1988, según se anticipó. Los más hermosos y pintorescos paisajes urbanos y rurales de Filandia, están quedando grabados para la histórica película, segunda que se hace en territorio del Quindío, luego de que en Salento hace algunos años se filmaron escenas de otra película. Noticia de Prensa, La Patria, 1987. Con el eclipse y todo nos decían: “Ustedes se arrodillan y dicen eclipse, eclipse”, a los que estábamos por ahí, después nos íbamos para la casa donde estaban filmando la película, que era de Inés Duque, nos arrimamos una noche a rezar el Padre Nuestro y nos decían, récenlo con miedo, con miedo, y nosotros “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre”. Ellos filmaban de noche, en algunas escenas necesitaban bastante público, pero en otras no. Todos estábamos fascinados, el pueblo era lleno, de niños y adultos y si hasta la una de la mañana rodaban, la gente se quedaba allí, “noveleriando”; nosotras con otras compañeras, nos hicimos amigas de los artistas. Un día les conté una mentira a las compañeras Leticia Arévalo y Amparo Arévalo, para que se metieran de extras, a ellos les pagaban muy poquito, les dije que yo era extra, y que me habían dado, no recuerdo cuantos dólares; entonces don Alonso Taborda dijo: ¿Eso es verdad? Yo le dije que sí y que fuéramos por la noche, que allá nos pagaban; lo único que tiene que decir es “eclipse” o si no, no les pagan. Las compañeras me creyeron el cuento y fueron a inscribirse como extras; a Leticia le tocaba decir, cuando estaban donando la plata para llevar la niña a Roma, “yo dono estas joyas”; pero el director de la película le decía que lo dijera con más animo. La casa donde ellos filmaron es una casa muy bonita, estilo paisa; le dijeron a la compañera, usted nos alquila la casa y nosotros vamos a dañar unas paredes, pero volvemos y se las entregamos como estaba. Resulta que yo al principio no había ido a la casa, un día fui, cuando la vi, dije: “Ay bruta, qué es esta casa, qué pesar, 161

qué es esto tan horrible, no mijita, le voy a dedicar un disco que dice: la casa no es esta casa, el árbol ya no es aquel, han borrado hasta el recuerdo, entonces a qué volver”. Les llevé el disco para que lo escucharan porque esa casa era impresionante, parecía que se estuviera cayendo, aprendimos cómo hacen ellos esas maniobras para ver el eclipse. Esto fue una novedad para el pueblo, eso no se había visto aquí en Filandia lo que hace que yo vivo aquí. Edilma Inés Aguirre Suárez, docente.

Así terminamos la recopilación sobre el cine realizado desde 1927 hasta 1999 en formatos 8, Súper 8, 16 y 35 mm. Como punto final, vale la pena resaltar que el cine utiliza la imagen química y el video utiliza la imagen electrónica. En el primero se llama filmar; en el segundo, grabar.

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III. Telenovelas en el Quindío Dos telenovelas se realizaron en el siglo XX en el Quindío: Quieta Margarita y Café, con aroma de mujer. Quieta Margarita, en Pijao y Salento La región quindiana no participó en las bonanzas epilépticas del cine nacional, pero sí entró por la puerta grande de las telenovelas colombianas. Quieta Margarita en Pijao como centro. En La Casa de las dos Palmas, en Salento, fueron unas pocas escenas en la parte alta de Cocora. Una de las primeras telenovelas que adoptó a uno de los municipios del Quindío, como protagonista, fue Quieta Margarita. Beatriz Mesa Mejía escribió para Aeroaces, número 15, una nota de la que tomamos fragmentos. Al sur del departamento del Quindío, rodeado por bellas montañas, se encuentra un pequeño municipio que de un momento a otro se vio invadido de cámaras y estrellas de la televisión nacional. Su cotidianidad cambió y sus habitantes tuvieron la necesidad de ver de cerca cómo era aquello de la pantalla chica, lleno de luces, esplendor y aceleres naturales. El pueblo de calles angostas y habitantes serenos dejó atrás esa rutina diaria y era común ver interrumpidas las labores para disfrutar de una de las tantas escenas de la telenovela Quieta Margarita, la de mayor éxito en la televisión nacional del momento. Pijao se encuentra ubicado a 40 kilómetros de Armenia, la capital del Quindío, y se llega hasta él por una empinada carretera ya pavimentada, que se ve rodeada por verdes cafetales y provocativos cultivos de caña de azúcar. Por eso también han disfrutado tanto de las grabaciones de la telenovela y de ver desfilar por sus calles a Jesús Abel, a Pángara y al Mono; a Rosa Molina y a Sarita, pues 163

no es lo mismo verlos en “vivo y en directo”. Quieta Margarita consiguió que, de alguna manera, se reconociera a Pijao en todo el territorio nacional, al convertirse también en un protagonista más de la telenovela, sirviéndole de marco; sin embargo, mucho antes había sido reconocido como “el pueblo más lindo del departamento del Quindío”. Un nombre que ha querido conservar. Beatriz Mesa Mejía, 1989.

Quieta Margarita © Caracol TV

Don Jaime Zarasa Alzate, al preguntarle sobre Quieta Margarita, expresó lo siguiente: Yo la conocí toda porque eso fue aquí. El director era David Stivel; María Eugenia Dávila, Carlos Eduardo Arango, el papá de “la Mencha” representaba al dueño de una compra de café. En la finca de Alfonso Villa prestaban las bestias y allí mismo sirvió para algunas escenas de la telenovela, como las del matrimonio. Fue una época muy bonita donde hubo mucho turismo. El municipio no tenía la infraestructura para recibir tanto visitante que venía 164

a Pijao a ver la grabación, pero nosotros no podíamos albergar tanta gente, ni existía un hotel en el pueblo. El café El Danubio lo escogieron para las tomas de cantinas. Nosotros los habitantes del pueblo la pasamos bien y llegó mucho personal por aquí. Jaime Zarasa Alzate, habitante de Pijao.

Don Libaniel López es uno de los fotógrafos de Pijao; conoció y fue amigo de don José de la Cruz Rodríguez y de don José Ariza, a él le debe su afición, comprándole más tarde el entable. Puso su propia fotografía, conocida como Foto López. En el incendio del 10 de mayo de 1960, don Libaniel perdió parte de su archivo fotográfico. En el rodaje de la telenovela Quieta Margarita don Libaniel López fue invitado para que participara con su cámara, haciendo que tomaba una fotografía. Café, con aroma de mujer (1994)

Café, con aroma de mujer © RCN TV

Una de las telenovelas más importantes de los últimos tiempos fue, sin lugar a dudas, Café, con aroma de mujer; una telenovela que paralizó al país como ninguna otra lo había hecho. La región del Quindío tuvo la posibilidad de hacer conocer su paisaje y un poco la idiosincrasia de los pueblos que conforman la zona cafetera. La producción se desarrolló en Armenia, 165

Calarcá, Filandia y Salento, fundamentalmente. La historia de la telenovela tiene una estructura típica del melodrama de folletín, donde la pobre siempre se enamora del rico y, después de muchas dificultades, se unen para siempre y viven felices. Alejandro Romero perteneció al grupo de actores quindianos que participaron en dicha producción. Una de las personas que trabajaban en la producción es de Armenia y conocía mi trabajo con la Asociación de Teatro y me contactó para que reuniera un pequeño grupo de tres actores, Eloy Sáenz, Mario Ariza y Alejandro Romero. Estuvimos trabajando en la grabación de la telenovela, haciendo papeles de gente del campo, pero no simplemente trabajadores así, sino que teníamos cierta influencia y texto dentro del diálogo de la novela y llegamos allí, verdaderamente fue de esa forma, alcanzamos a grabar 8 capítulos y fue interesante trabajar con directores como Pepe Sánchez. Como anécdotas está mi parecido con Tijeiros, las mismas maquilladoras cuando me estaban arreglando el pelo notaron el parecido. Cuando el actor no estaba, la gente me pedía autógrafos, creyendo que yo era Tijeiros, lo hice firmando como Tano, obviamente. Cuando la gente nos vio en la telenovela sentía un poco más de identidad en el trabajo, porque sabía que los actores eran del Quindío. Sirvió también para mostrar que la región tenía opciones en el campo actoral. Es muy simpático el impacto que da la televisión; para esa instancia, yo llevaba 15 años trabajando teatro en el Quindío, montando obras, talleres y apoyando la actividad teatral. Esfuerzo un poco soterrado, que la gente no lo notaba, pero cuando hicimos una mínima participación en televisión, el impacto fue tremendo, gente que no me saludaba, comenzó a hacerlo, ya me conocían, era la fuerza que daba la televisión. Alejandro Romero, actor y titiritero. Las mujeres estábamos fascinadas con el novio de Gaviota, todo el mundo lo quería conocer y saludar; y los hombres con Gaviota, cuando eso no había ocurrido el incendio, porque Café se filmó más que todo en El Ganadero. Arriba en el balcón vivía doña Ester Marín, nosotros nos íbamos para donde Ester y nos reuníamos 166

allá cuando iban a grabar. Cuando el novio de Gaviota llegaba, la gente se amontonaba para que firmara autógrafos, las niñitas eran con cuadernos para que él les firmara y los niñitos con Gaviota. Nos metimos una barra de amigos donde Ester Marín a esperar a que llegaran, hicimos una picardía, estábamos allá y había mucha gente en el parque, teníamos el disco de La Gaviota, se lo colocamos a todo volumen a ver qué hacía la gente, el disco “Gaviota que de lo lejos vuela muy alto”, y todo mundo salió al parque y se amontonó al frente de esa casa y nosotros duro decíamos: —Hola Gaviota, hola Sebastián, pero eso eran puras mentiras y la gente intentando entrar a la casa, casi por las malas. Con Café vino gente de Armenia, de Pereira y de todas partes a conocer a los actores. Edilma Inés Aguirre Suárez.

Café, con aroma de mujer © RCN TV

Creo que se logró mostrar de una manera amplia todas las implicaciones y dimensiones que tiene el fenómeno televisivo, no solamente regional, sino nacional e internacional. Hubo un momento en la televisión colombiana en que miraron los procesos 167

de descentralización y de mostrar que nuestro país es un país de diversidades. Esos años de Café, Escalona, de Quieta Margarita, el talento de nuestros actores, directores y quienes apoyaron la empresa privada o estatal, estas empresas de dramatizados y telenovelas, son experiencias muy valiosas que han sido reconocidas en el ámbito internacional; nuestros productos se venden y es importante lo que esto representa para los artistas y los que hicieron esa inversión. Colombia es un país de regiones, de historias particulares. Los europeos están encantados viendo toda esta producción nacional, pero con un alto contenido de nuestras expresiones regionales. Álvaro Pareja Castro, sociólogo. El caso de Café fue una bomba, como estaba en apogeo Margarita Rosa de Francisco, vino muchísima gente y se hizo una buena fiesta en el pueblito; esa grabación que se hizo, se realizó en la ganadería de Antonio José González, hubo mucha gente y una rumba completa, en esa fiesta hubo un accidente y todo se acabó. Con la telenovela Café, el turismo se ha venido fomentando. César Aguirre, habitante de Salento.

Guión de Café, con aroma de mujer

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IV. El video en el Quindío El video apareció en 1965 cuando se puso en venta el primer aparato de videotape o magnetoscopio; en Colombia se llamó Betamax. El video en el Quindío se inició a comienzos de los ochenta en el ámbito profesional; para los aficionados las cámaras de betamax hicieron su aparición muy temprano en la región. Las cámaras portátiles o caseras son exploradoras de eventos cotidianos, para grabar a la familia, los paseos o simplemente la pirueta del perro en el parque. Esas imágenes se convierten en testimonios importantísimos en el rescate de la historia visual de cada uno de nuestros municipios. El video también hace parte de la memoria visual que intentamos rescatar. Armenia, fruto del esfuerzo (1980) Visualización de Gundizalbo Blanco y Luis Fernando Londoño. La producción, que estuvo a cargo del Centro Audiovisual de la Universidad del Quindío, contó además con las gráficas de Manuel Niño, la locución de Jairo Morales, la grabación de Javier Vargas y el acompañamiento periodístico de Ernesto Acero Cadena. Es uno de los documentales importantes para la historia de la ciudad; el montaje de la escultura y la entrevista con el maestro Arenas Betancur dan peso al trabajo realizado. Carta visual al presidente Turbay sobre el Quindío. Ermanno parodi (1981) En este documental en formato de ¾, se hace un diagnóstico del Quindío a los inicios de la década del 80. Realizado por el primer director del Centro Audiovisual de la Universidad del Quindío, el profesor Ermanno Parodi. 169

Monumento al Esfuerzo

Leoncio Aristizábal Leoncio es uno de los pioneros del video en la región. Con su empresa LeoVisión desarrolló un registro visual en su ciudad natal, La Tebaida, y continuó con los acontecimientos sociales y comerciales de Armenia y el Quindío.

Leoncio Aristizábal

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Para todos es conocido que el video llegó a nuestro medio hacia los años ochenta. Tuve la oportunidad de tener una cámara con la que recogía acontecimientos sociales importantes a nivel del municipio de La Tebaida y tomas de otros municipios del Quindío. Tengo un archivo donde se conservan esas primeras tomas en video de 1980, 1981, 1982 y 1985, con una cámara de video RCA, en formato VHS; una cámara bastante grande, de colgar y cuya alimentación inicialmente era con pilas y cuando se agotaron tocó colocarle una batería de carro. Imágenes de esa época, como la grabación de tomas de la obra de teatro El Quijote, en la Tebaida, tomas del municipio de Montenegro, de Génova. Su importancia radica en que fueron las primeras o unas de las primeras tomas que se lograron hacer en media pulgada en la región en los inicios de los años ochenta. Me inicié en la fotografía en la Universidad del Quindío, entré a estudiar Ingeniería Mecánica. En esa época se constituyó el Club de Fotografía conformado por Ermanno Parodi, donde se me abrieron las posibilidades de acercarme al Centro Audiovisual. Mis inicios fueron con Alejandro Vallejo, un periodista aficionado a la fotografía. Él revelaba y tomaba sus fotos y a través suyo conocí la fotografía. Este acercamiento a las imágenes me indujo a dedicarme a ella y tratar de conocerla en todas las formas. Comencé a leer revistas, supe que iban a llegar cámaras donde uno podía hacer sus propias películas. En esa época aún se seguía hablando de películas, no de video como ahora. Con este sistema se bajaban considerablemente los costos. Yo había tenido algunas incursiones en cine, había hecho un documental en Gorgona en 1979, cuando existía la prisión, incursiones que hacíamos en 8 milímetros; trabajábamos en un sistema artesanal total. A raíz de eso me entusiasmé muchísimo con la cuestión del video y, coincidencialmente, un amigo trajo un equipo de los Estados Unidos, pero él creyó que eso era muy fácil y aquí no encontró quién le ayudara, por lo pesado, lo difícil de manejar. Al tipo se la pasó la goma en un mes, y decidió venderlo y yo se lo compré sin tener ningún conocimiento de manejarlo, comencé a grabar todo lo que encontrara en mi camino. Con un amigo nos juntamos para cubrir los diversos actos sociales, como la elección de reinas, partidos de fútbol. La gente sabía 171

que existía un señor en La Tebaida que grababa. Así inicié la empresa que actualmente tengo que se llama LeoVisión. Mis conocimientos han sido autodidactas, tanto en fotografía como en video. El video de más envergadura que he realizado fue a una comunidad que se llama Las Veladoras, una comunidad española que se estableció inicialmente en el Quindío, y concretamente aquí en Armenia. Por razones políticas llegaron, inicialmente, de la Argentina. Perón las expulsó luego al Perú; allí tampoco les dieron cabida, llegaron a Cali buscando dónde quedarse y en Cali no recibieron apoyo y se vinieron a Armenia. Había un obispo que se encariñó de las monjitas y les dijo que se quedaran aquí y realizaron la primera congregación de ellas en América. Esas hermanas nos pidieron que les hiciéramos un video, precisamente, contando todo ese proceso que ellas tuvieron que vivir para sacar adelante su comunidad. Ese video nos demoró dos años de realización. Fundamentalmente fue realizado por un egresado de la carrera de Tecnología Educativa, el señor Jesús Mario Bernal Aguirre. Él fue el director de la parte de producción. Teníamos que recrear la época, por eso fue muy complejo buscar locaciones antiguas, trabajamos con personajes que no eran actores. Tuvimos que buscarlos entre la gente, en la calle. Como no teníamos experiencia, el presupuesto no nos alcanzó ni para arrancar. Leoncio Aristizábal. LeoVisión.

La Violencia (1981) En formato de ¾, este documental, de corte político, asume la historia de la Violencia en el Quindío con un excelente archivo de imágenes. Realización: Graciela Echeverri, Lorenzo Celis, Carmelita Aguirre, Mario Iván Laverde, Eliana de Sepúlveda. Camarógrafos: Gloria Inés Saavedra. Locución: Jorge Mario Salazar. Asesores de contenido: Carlos Ortiz y Rubén Darío Henao. 172

Montenegro, una sinfonía de flores. juan miguel kosztura (1981) En formato de ¾, este trabajo toma como punto de partida la Feria de las Flores en Montenegro; Kosztura realiza uno de los primeros documentales de reportería en el Quindío. El Encomendado a San José. Gundizalbo Blanco Abril (1983) En formato de ¾. Una de las primeras adaptaciones literarias realizadas a partir de un escritor regional. Del cuento El Encomendado a San José, escrito por Euclides Jaramillo Arango y puesto en escena por el grupo Falcada de la Universidad del Quindío. La parte técnica estuvo a cargo del quinto semestre de Tecnología Educativa de la Universidad del Quindío. Fue realizado en las localidades de Salento y Montenegro. Adaptación: Oscar Iglesias y Marco Tulio Mogollón. Actores: Jairo Sánchez, Miriam Taborda, Leonardo Lozano, Rosario Molina, Luis C. Echevarría, Rolando Torres, Fernando Serna; producción: Mery Varón, María Minota, Rocío Vásquez. Edición y montaje: Gundizalbo Blanco y Fernando Serna. Camarógrafo: Jorge Enrique Vega. Otros integrantes: Juan de la Cruz Herrera, María Cecilia Mora, Jorge Trujillo, Pedro Nel Mazo, Gilberto Cardona, Juan Evangelista A. y Clara Inés de los Ríos.

Euclides Jaramillo Arango (1986)

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El Cura Cóndor, con Carlos mayolo (1983) El Cine Club El Mohán ha participado en diversos proyectos de realización de videos, la mayoría de ellos producto de talleres. El primer taller de video que realizó fue con La Pájara Pinta Taller, a cargo de Pacho Tejada y la Corporación de Fomento y Turismo, con Lucas Grajales. Este proyecto se llamó Primer Taller de Expresión Cinematográfica, realizado del 20 al 25 de Junio de 1983. El trabajo contó con la dirección del director caleño Carlos Mayolo y con una intensidad de cuarenta horas. En este taller se logró aglutinar un excelente grupo de cineastas, realizando un video que se llamó El Cura Cóndor. A continuación la carta de promoción que se dirigió a las entidades para buscar financiación.

Carlos Mayolo

En el momento se está preparando para los días 20 a 25 de junio, el Primer Taller de Expresiones Cinematográficas, dirigido por el prestigioso director de cine colombiano Carlos Mayolo, uno de los más destacados directores del nuevo cine latinoamericano. El curso se dictará accionado por tareas de tipo práctico, comprendiendo: dirección, producción, edición, utilería, recursos escénicos, manejo de los hechos narrativos, guión y técnicas fílmicas. 174

Queremos extenderles cordial invitación y por su intermedio comunicar a todos los estudiantes y profesores de Arte y Medios, a que se vinculen de manera activa a tan importante suceso. Agradeceríamos toda la información y motivación que usted pueda ofrecer para el feliz término del propósito. Galería de Arte Centenario, La Pájara Pinta Taller, Cine Club El Mohán. Invitación, mayo 31 de 1983.

La iniciación del Mohán (1986) Corto de ficción. Coordinación: Luz Mery Rincón y los estudiantes de Tecnología Educativa: Alba Lucía Sánchez, Luz Aída Serna, María Ligia Arcila, Oscar Montenegro; actuación de Fernando Henao y Gustavo Giraldo; camarógrafo: Jairo Ferrer Cohen; asistencia. Jorge Hernando Delgado Cáceres. Ese medio fue maravilloso, se podría hacer un escrito, con una cantidad de personajes implicados, una serie de esfuerzos, unos resultados concretos. La experiencia mía fue que una noche en el patio central, en la puerta al lado del pasillo que accede hacia el exterior de la plazoleta central de la Universidad del Quindío, viniendo por ahí, estaban los del Cine Club El Mohán y unos estudiantes de Tecnología Educativa y me propusieron realizar un video y que se necesita esto y lo otro; les dije, pues vamos para esa. Era un proyecto de tesis de Luz Mery Rincón y otras niñas de la universidad, Jorge les planteó la idea con una ficha técnica y unos recursos, llevándonos a sumarnos a una experiencia con el paisaje y la historia precolombina. El proyecto era La iniciación del Mohán, la puesta en escena del rito iniciático, y la condición del adulto dentro de las tribus precolombinas. Teníamos la conciencia de que en ese mismo punto, donde la queríamos hacer, ahí se había llevado a cabo un rito parecido. Aquella es una región que tiene potencia mágica. Se localiza vía Salento – Cocora, al final de la carretera, donde hoy se encuentra Truchas Cocora; en ese lugar grabamos. Los estudiantes participaron en todas las acciones del rodaje, pero nosotros no aparecemos en los créditos. 175

Conseguimos a un muchacho de Salento para que hiciera el papel del iniciado, resultó ser nieto del fundador de Salento, don Vicente Henao. El papel del Mohán viejo lo realizó Gustavo Giraldo García, un veterano de la Universidad del Quindío. Recuerdo una cantidad de antorchas en forma circular prendidas en la noche, el muchacho en una cama de guadua dentro del círculo de fuego, después de beber el brebaje de la selva, ve aves y corre por un camino donde él persigue a una mujer que aparecía y desaparecía. Pintamos un tramo de las piedras del río Quindío de colores. No había propiamente caminos por ese valle, donde se dice que arriba hay una laguna, que si hablas, llueve. El equipo revisaba el material en las noches en la Casa de la Cultura de Salento. Jairo Ferrer Cohen, fotógrafo (1986).

Castillo de Naipes (1986) Un aporte importante a la historia visual y arquitectónica de Armenia fue el proyecto en video del Cine Club El Mohán, un documental llamado Castillo de Naipes, sobre la demolición del Ancianato el Carmen, construcción del período Republicano ubicada donde actualmente se encuentra el Parque de la Vida. 176

Castillo de naipes

El patrimonio cultural existe si se encuentra conectado con la psiquis de los hombres y mujeres que ocupan su territorio. El patrimonio ante todo es una actitud mental. No son las casas, sino sus habitantes; no son las calles sino sus gentes; no es la arcilla sino los dedos; no son las flores, sino los besos. ¿Usted ha realizado alguna acción personal ante el patrimonio?... Yo hice un Castillo de Naipes. Actualmente el Eje Cafetero se encuentra formalizando trámites para declarar este territorio Patrimonio de la Humanidad. La Unesco extendió su cobertura de mirar la preservación y la conservación no sólo a las ciudades o monumentos inertes, sino que comenzó a declarar patrimonio de la humanidad a poblaciones vivas que tienen un comportamiento especial con la naturaleza y con ellos mismos. A partir de esta posibilidad, y observando las experiencias de algunos lugares del mundo que han sido beneficiados con esta apertura cultural, Colombia viene haciendo gestiones con un proyecto que ha denominado Paisaje Cultural Cafetero. Si esto se logra (sus promotores están muy convencidos), cualquier ciudadano joven o viejo que se encuentre en el Eje Cafetero deberá estar informado sobre su historia y su paisaje. Es decir, tener la capacidad de ser un guía cultural dispuesto a responderle a un visitante sus inquietudes sobre su cultura, nombrarle la flora y la fauna de la zona. Estamos conversando del patrimonio cultural que existe en nosotros y se concentra en las vísceras de cada habitante que lo siente, lo vive y lo defiende. 177

El patrimonio es una vibración que integra al ciudadano con su conglomerado; permite que él haga cosas por su cuenta. Como la que me ocurrió en una mañana de 1986 al pasar por el ancianato de Armenia y ver un par de volquetas y una cuadrilla de hombres demoliendo la edificación. Sentí la obligación de hacer algo por ese patrimonio arquitectónico que iba a desaparecer y decidí convocar a los amigos y entre todos montamos un documental de corte onírico. Hablé con el grupo de teatro de Vilma López, con Alejandro Romero, con el fotógrafo Jairo Ferrer Cohen y con Martha Lucía Usaquén. Ese mismo día efectuamos los trámites correspondientes para el permiso que debía dar la Alcaldía para poder estar en el sitio. Decidimos iniciar al otro día. Terrible error; a la cuadrilla de obreros le había ido bien en el primer día y tenían un tercio del edificio abajo. Ante esta realidad, mientras hablábamos en el lugar, el estruendo que se escuchaba al caer las paredes parecían gemidos que llegaban al corazón. La decisión fue grabar inmediatamente con los actores y con una puesta en escena a partir de los objetos encontrados en la edificación y sin tener en cuenta un guión predeterminado. Iniciamos el rodaje y sin pensarlo comencé a utilizar a los actores como marionetas; “póngase así, vaya y mire”. Al rato la mayoría del grupo de teatro se retiró, me exigían que tenía que haber un guión para ellos continuar, les parecía que estaban perdiendo el tiempo. Nos despedimos y les solicitamos que nos dejaran los trajes de época que habían llevado. Mientras hablábamos del tema de que era sin guión, caía una de las paredes principales del ala norte del edificio. Imposible cumplir sus deseos y, para colmo de males, poseíamos una cámara de video formato Betamax; sabíamos que grabar en Betamax es como escribir con tiza. El orfanato La Providencia se construyó con la ayuda de las Hermanas de los Pobres de San Pedro Claver, años más tarde Ancianato El Carmen. También funcionó allí la escuela Madre Marcelina, la parroquia del Espíritu Santo y el Instituto Pedagógico Nocturno. Fue construido en el año de 1921 y demolido en la primera alcaldía de David Barros Vélez. El video lo llamamos Castillo de Naipes. La fundación Cine Club El Mohán realizó la producción, efectuando una contribución importante a la historia visual y arquitectónica de Armenia. La construcción pertenecía al período Republicano y estaba ubicada donde actualmente se encuentra el Parque de la Vida. 178

Con el material en video me fui a Manizales en busca de uno de los arquitectos importantes en el tema del patrimonio arquitectónico del Eje Cafetero, como es Hernán Giraldo. Le interesó el proyecto y nos dijo lo siguiente: “El orfanato La Providencia o Ancianato El Carmen de Armenia era un edificio de la época republicana, con él se inició ese periodo no solamente en Armenia, sino en la región central del país y exactamente en lo que ahora se da a conocer como Eje Cafetero. Fue un edificio que presentó unas características especiales, dado que al tomar elementos de la arquitectura republicana tiene su aporte en una serie de elementos tradicionales de la región, es el caso de la guadua y los embutidos, que le confieren una técnica muy especial, esa combinación de lo republicano y una arquitectura que podríamos llamar tradicional. Es indudable que Armenia no se puede escapar de lo que en general le sucedió a la ciudad latinoamericana y en este caso a la región central del país en sus ciudades intermedias. Todos estos edificios de la arquitectura republicana, van a ser los edificios héroes de una guerra sin cuartel que se inició con una serie de demoliciones de construcciones que tenían un gran peso en la memoria urbana de la ciudad, es el caso del Ancianato de Armenia, un edificio conocido por todos los quindianos pero que poco a poco, con el advenimiento de nuevas tendencias sobre todo de arquitectura internacional, van perdiendo su puesto, van adquiriendo unos cambios a través de las nuevas inserciones que se hacen en la ciudad, lo que generalmente se denomina desarrollo. El traslado que hubo del Ancianato a otro sector de la ciudad le fue quitando parte de esa vitalidad, hasta posteriormente caer casi en un abandono total. Eso lo condujo a un estado ruinoso, que de alguna forma iba a acreditar y justificar su demolición. A esta, como a otras, seguimos llegando tarde; pero esto nos sirve de una gran experiencia para ver cuál va a ser el destino que le vamos a dar al patrimonio cultural arquitectónico de la ciudad y de hecho quedan otros edificios favorecidos por leyes nacionales; es el caso de la Estación del Ferrocarril. Es al ciudadano a quien le corresponde mantener y salvaguardar su propio patrimonio, esto lógicamente apoyado por diversas administraciones y las políticas que se pueden sugerir al respecto. 179

Esto debe hacerse mediante la adopción de políticas tendientes a rescatar y colocar en valor gran parte de nuestro patrimonio, entendido únicamente como las casas viejas y edificios antiguos. El patrimonio debe incluir todas las épocas arquitectónicas y, sobre todo, prever sobre una arquitectura del futuro, y buscar dentro de ella qué se puede hacer para mantener las diversas edificaciones de épocas muy diferentes por las cuales ha pasado la ciudad”. El texto de Hernán Giraldo hace parte del audio del video. El guión se inicia con un poema de María Mercedes Carranza y continúa con la puesta en escena de un chico que se esconde y decide dormir esa noche entre las ruinas del edificio; se queda dormido y sueña estar en el siglo XIX, es detenido y llevado a la pena capital. Con él existen otros personajes del sueño, como la joven y sus fantasías eróticas con la fotografía de un soldado, el cura que sale de un cajón largo que se encontraba en una pieza cercana a la cocina, la danzarina en la lluvia, la estatua que se mueve o la mujer que deambula por los pasillos. Tratamos de mezclar las vidas y los sueños que dentro de ese mismo edificio se hubieran podido llevar a cabo. Todavía se encontraban dentro de las ruinas objetos que relataban la historia del edificio: camas, juguetes, accesorios, nocheros, crucifijos, bacinillas, ropa, armarios, láminas del cielo raso, algunas estructuras de puertas; en la capilla se encontraban unas pinturas celestiales, una estatua y unas ánforas, grandes materas, piscina y pasillos interminables. El primer piso era con baldosa y el segundo de madera, como las escaleras. Comenzamos a montar escenografías en forma de nichos, mientras las paredes caían a nuestro alrededor. Trabajábamos en una puesta en escena al final de un corredor, cercanas a las habitaciones y, minutos más tarde, grabábamos su desaparición. Era emocionante llegar y enterarse cada día qué iba a pasar. En menos de tres días de aniquilación sólo quedó el cascarón. Era una desilusión ver caer el edificio y lo emocionante fue poder fotografiarlo. Más tarde encontramos imágenes de cine de los años 50 y con fotografías de archivos reconstruimos el edificio, lo más cercano a un castillo de naipes. Documentar el derrumbamiento 180

del orfanato La Providencia, o el Ancianato El Carmen de Armenia, fue entretenido. El desmoronamiento tuvo dos fases: la primera de ellas tumbó el 80% de la edificación, sólo dejaron la capilla. A los dos o tres meses la tumbaron por completo. Finalmente mezclamos el proceso de la demolición, a los trabajadores, los transeúntes que llegaban a llevarse los ladrillos y las paredes, porque las puertas y ventanas terminaron en fincas de la zona. La gente procedió a desenterrar el edificio. La investigación se centró en la vida de esta edificación y su influencia en el área, su trascendencia y significado como polo de desarrollo del norte de la ciudad. Tremendo edificio. Allí se localizaban las chambranas más largas de la zona cafetera. Fue orfanato, monasterio, colegio y en su capilla se casaban los personajes importantes del Quindío. La dirección, guión y segunda cámara me correspondió; la fotografía principal al cartagenero Jairo Ferrer Cohen; las actuaciones a Alejandro Romero, Jaime González, María Elena Urbano, María del Carmen Henao, Álvaro Saineda, Martha Lucía Usaquén, Luz Elena Cardona y otros amigos anónimos que llegaban y nos daban una manito. En las entrevistas intervinieron el especialista sobre patrimonio arquitectónico Hernán Giraldo, Adolfo Borda, Juan Diego Urrea, Henry Rengifo, Hernando Muñoz, Humberto Yánez, entre otros. Las fotografías fueron tomadas del archivo fotográfico del Cine Club El Mohán, Enrique Barros Vélez, José Ever “Mechas”. La edición fue financiada por un programa de las Naciones Unidas en el Quindío y realizada en los Estudios de Leoncio Aristizábal. La incipiente realización de documentales a finales del siglo XX en el Quindío hace de Castillo de Naipes un trabajo importante en el sentido arquitectónico e histórico. Desde otra mirada es la huella visual dejada como testimonio de un evento de interés local y regional. Lo trascendental de Castillo de Naipes es lograr sensibilizar al espectador sobre el patrimonio arquitectónico y visual, sin olvidar el deber que tienen el ciudadano o la ciudadana ante el patrimonio de su región. Jorge Hernando Delgado Cáceres. 181

Castillo de naipes

Pedro Páramo (1989) Juan Miguel Kosztura ha realizado diversos largometrajes en video de ¾ y algunos trabajos académicos y comerciales. Se destacan Una empresa para el Hombre (1981) y El sistema nervioso, un destello del universo. A partir de Juan Rulfo, que ha sido su inspiración visual, Kosztura se registra como el pionero del video argumental en el departamento. Sus trabajos Pedro Páramo (1989), Esa rígida palidez de la luna (1993) y La Cuesta de la Muerte (1995), lo consolidan como tal. En el 182

periódico Semilla Universitaria, Juan Miguel Kosztura escribió un artículo sobre lo que ha sido su obra, titulado El cine en la Universidad del Quindío. Pedro Páramo es el primer largometraje en video de la región. Reproducimos algunos apartes. El primer largometraje realizado en la Universidad del Quindío fue Pedro Páramo, en 1989; rodado en Quebrada Nueva, Valle; con el apoyo del Centro Audiovisual y la Unidad Móvil de Educación a Distancia, de la Universidad del Quindío. Fue enviado a México para ser pasado por varios canales, ha servido de material pedagógico en diferentes postgrados de literatura y exhibido en diferentes cine clubes. Juan Miguel Kosztura, Semilla Universitaria (2002).

Esa rígida palidez de la luna (1993)

Noticiero Quindío en marcha (1992) En distintos escenarios de la capital quindiana los habitantes de Armenia dieron testimonio de la importancia que para la región tienen las emisiones del canal regional Telecafé. Desprevenidos algunos, desconcertados otros o interesados en dar su propia opinión, los armenios respondieron a esta inquietud. Este primer encuentro con la opinión quindiana hace parte de un programa institucional que la Gobernación, con el apoyo técnico del Centro 183

Audiovisual de la Universidad del Quindío, emitió el miércoles 28 de Octubre, a las 10 de la noche por Telecafé. Como miembros de la Junta Directiva del ente televisivo regional, la Gobernación del Departamento y la Universidad del Quindío han asumido la producción del informativo Quindío en marcha, nombre del espacio que cuenta con la responsabilidad periodística de Gonzalo Uribe, jefe de prensa de la Gobernación, y la coordinación de Carlos Alberto Villegas, jefe de producción de medios del Centro Audiovisual. Para la realización de este espacio se contó con la experiencia en medios recogida por el Centro Audiovisual y con la colaboración de egresados y estudiantes del programa de Tecnología Educativa. La experiencia de realizar Quindío en marcha hace parte de un intenso trabajo en equipo, que busca recuperar la importancia del Centro Audiovisual como gestor de propuestas de comunicación. Carlos Alberto Villegas, La Crónica (1992).

Telecafé (1992) La televisión en Colombia se inició el 13 de junio de 1954 para celebrar el primer año de la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla, con transmisiones simultáneas a control remoto, desde el Palacio de Nariño en Bogotá hasta el Nevado del Ruiz; este último cubría la ciudad de Manizales. Como estaciones comenzaron a funcionar en Bogotá, Quindío y Cali. El departamento de Caldas fue una de las zonas privilegiadas del país al tener acceso a la TV desde sus inicios. Años más tarde instalaron en el Quindío la antena repetidora en el sitio El Madroño. En el año de 1976 se puso al servicio la estación repetidora Planadas, en el cerro Maracaibo, con un transmisor de 2 kilovatios, para las cubrir regiones del Quindío y Risaralda, ampliando los servicios de las cadenas 1 y 2 a cerca de 350.000 habitantes de esta zona. La agilidad y economía de la televisión cobró importancia por su cobertura y las herramientas empleadas para tales fines, como los satélites geoestacionarios que emiten a cerca de trescientas estaciones que cubren los cinco continentes. 184

Logo de Telecafé

En 1984 el gobierno nacional difundió el decreto autorizando los canales regionales de televisión, creándose en 1984 el canal regional Teleantioquia, seguido de Telecaribe y Telepacífico. Dos años después los tres departamentos que conformaron el Gran Caldas, acuerdan la constitución de un canal para la región, lo llamaron Telecafé; la imagen de lo nuestro continúa con la tradición que se le ha venido dando a la región en las últimas décadas, como es la de utilizar el grano de café como logotipo de la zona cafetera. Realizaremos un recorrido periodístico por algunos diarios y semanarios locales que les han hecho un seguimiento a los acontecimientos del canal desde su creación. Octubre 17. En un acto especial realizado en el teatro Los Fundadores de Manizales, y con la presencia de los ministros de Gobierno, Humberto de la Calle Lombana, y de Comunicaciones, William Jaramillo, hoy se inaugura el cuarto canal regional del país: Telecafé. A partir de las cuatro de la tarde, los televidentes podrán sintonizar su señal en el canal 7 o alternativo, en el 9. Puesto en marcha por la Sociedad Canal Regional Telecafé Limitada, representa un gran esfuerzo de muchos hombres y mujeres para 185

hacer realidad este deseo regional. La sociedad está conformada por los departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda (los socios gestores), aunque no se descarta la participación de sus vecinos, Tolima y Valle. Los televidentes verán, como una de las primeras imágenes, el rostro de Beatriz Gómez, presentadora de televisión oriunda de Manizales, para anunciar las notas del Himno Nacional en las voces de la Coral Santa María de la misma ciudad. La transmisión se hará en directo con el apoyo técnico y la unidad móvil de Inravisión. El canal tendrá una cobertura de casi 76% de la zona cafetera del Gran Caldas. Boletín de prensa. Inravisión, 1992. Telecafé es una idea y un producto tan nuestro como el verde de nuestras montañas. Era algo así como una manifestación de rebeldía frente al modelo que nació en 1954 con la llegada del medio televisivo a Colombia, y que cada vez distancia más a la capital de la llamada provincia. Telecafé será el mejor medio para recuperar y reafirmar nuestra identidad cultural regional. A pesar de que la política nos ha dividido en tres compartimientos administrativos, Quindío, Risaralda y Caldas, nuestras raíces, nuestra historia, nuestras costumbres, nuestra cultura de guadua y de café y nuestros “aparejos” seculares, el machete, la ruana y el carriel, aún se erigen como nuestros símbolos de colonización y de futuros conquistadores de la postmodernidad científico técnica. Telecafé será el más eficaz medio para recuperar nuestra unidad cultural y nuestro desarrollo social y económico, hoy debilitados por los separatistas artificiales de la política. Pensar la cultura desde los medios, y particularmente el televisivo, es asumir su trama como posibilidad de recrearla a través de la imagen originada por nosotros mismos. Si a las gentes de nuestra región no se les da esta oportunidad, se les descontextualiza de la época. No queremos que nuestros hijos borren de su memoria su cultura, su identidad. En tal sentido, Telecafé enfrenta desafíos que nos plantean los nuevos modos de ver y representar el mundo, de sentir gozar y desear. 186

Telecafé cubrirá una de las zonas más densamente pobladas de Colombia: 2.144.339 habitantes dentro del área de 13.386 km cuadrados. Dicha población está constituida por tres etnias: la población blanca –mestiza es la más numerosa y dos minoritarias, la indígena y la negra. Javier Castaño Mejía, ex gerente de Telecafé.

Telecafé en Armenia

Encargarse de muchas cosas a un tiempo es propio del acaparamiento estatal colombiano. En el Eje Cafetero, desde la configuración del ente Telecafé como institución regional para las comunicaciones televisivas, los gobernadores de Caldas, Risaralda y Quindío han querido contener y conducir en forma indelegable el establecimiento de televisión. Han sido muchas y muy frecuentes las reuniones de la junta directiva de Telecafé con la presencia de los tres gobernadores. Como si no les fuera conveniente delegar. Como si no se hubiera estimado necesaria la presencia de personas capaces de hacer la representación de los gobiernos seccionales del gobierno central. 187

El proverbio dice que “quien mucho abarca poco aprieta”, es decir, que quien emprende muchas cosas al tiempo no desempeña bien ninguna. Los gobernadores tienen suficientes obligaciones como para mantenerse físicamente en una empresa que necesita ejecutivos al margen de las consideraciones político–convencionales que deben surgir en cada junta. Jorge Eliécer Orozco Dávila, noviembre de 1992. Opinión Cafetera: ¿Usted por qué renunció? Fabio Olmedo Palacio: “Ya no hay qué hacer en Telecafé, es muy difícil estar en una empresa con tantos problemas. El sentido de la expresión de lo nuestro, que es la finalidad del canal, no se ha podido concretar. Y nos hemos dedicado a pasar en este canal enlatados americanos y convirtiéndonos prácticamente en un telecable más...” Entrevista a Fabio Olmedo Palacio. Revista Opinión Cafetera, septiembre de 1993. No está viendo lo nuestro, el canal no tiene identidad, y eso es lo que hay que ver en un canal regional de televisión. Canal Regional es prender un espejo, verse a sí mismo, es la única ventana que tenemos para que alguien se vea, que vea sus costumbres, su forma de vestir, su forma de hablar. Doménico Restrepo, 1996.

Equipo francés de TV en el sitio de La Línea (1992) Armenia fue visitada por la Cadena de Televisión Francesa DFI, para realizar un documental sobre los camioneros colombianos, especialmente durante el paso de La Línea —límites del Quindío y Tolima—, sitio que se halla entre los más altos del mundo para tráfico pesado. El trabajo se inicia con el seguimiento fílmico de un camionero, Farid Morales, que partirá desde Bucaramanga, pasará por Bogotá y posteriormente llegará a La Línea, donde será filmada la mayor parte de los aspectos en la vida cotidiana de quienes habitan el lugar y de aquellos que complementan la experiencia de los camioneros. 188

“La Línea es un microcosmos”, dijo Tony Comiti, reportero del canal francés DFI. Uno de los aspectos más increíbles es el gran cambio de temperatura, casi 20 grados, en la poca distancia que separa a Armenia de La Línea. La película destacó la gran frecuencia con que se presentan accidentes de tránsito en el lugar, la incomparable belleza de sus paisajes, la idiosincrasia de sus gentes, la actividad de las familias y los mecánicos, el trabajo de las grúas y las demás características del sector. El documento fílmico tendrá una duración de una hora y será transmitido exclusivamente para la televisión. “Lo que más nos llamó la atención de la personalidad de los camioneros colombianos es su sentimiento de independencia, lo que los hace diferentes a los otros países del mundo, donde estas actividades tienen mayor control de las empresas a las que pertenecen”, dijeron miembros de la televisión francesa. En el trabajo también se tendrá en cuenta la labor que desarrolla la Policía Vial en las carreteras nacionales, especialmente en el tramo de La Línea, donde las condiciones geográficas dificultan su accionar. El equipo está conformado por cuatro franceses y un colombiano. Estos trabajos serán transmitidos a través del canal de la televisión francesa, con difusión en buena parte de Europa. Diario La Crónica. Julio de 1992.

Luis Fernando Londoño TV En los años 90 surge una empresa llamada Luis Fernando Londoño TV, en Calarcá; la única programadora con una trayectoria de varios documentales en video para el canal regional Telecafé y el ámbito nacional. Por la calidad de sus gentes, el Quindío ya tiene su propia imagen. Uno de tantos canales es Telecafé y una de las programadoras es Luis Fernando Londoño TV, que en los últimos días se ha constituido en la parte visual del Quindío y del Eje Cafetero ante Colombia. La programadora ha realizado programas en el departamento, en los cuales el público se ha visto bien representado. Ahí están los músicos, pintores, teatreros, y con ellos los hermosos paisajes de esta tierra quindiana. Detrás de 189

cada programa hay un hombre de vida artística; es Luis Fernando Londoño Aristizábal, nacido en Calarcá. Muchos han sido los videos, entre ellos videos institucionales para Bogotá, videos oficiales para el Reinado Nacional de Calarcá; hasta la fecha ha realizado 109 programas de media hora en el canal local de Calarcá. Realizó 22 programas de media hora cada uno en el canal de Armenia, en 1994. La elaboración, producción y postproducción, pilotos para la licitación de Telecafé del año 95 con Cafetal TV, en programas como Fuera de serie, Días tras día, Familia Jaramillo a la orden. La realización de comerciales para las fiestas de Armenia en el año 94. Con la Universidad del Quindío, grabación de programas en el Instituto de Bellas Artes. En la parte musical la realización del programa Herboteco, en 1995. Contratación con Telecafé del programa Pentagrama musical. Programador del canal regional Telecafé con los espacios Domingos espectaculares. Para la programadora Victoria TV, grabación de programas como Entrevista a tres bandas y Cóctel. En el año de 1995, corresponsal de UNDC noticias.

Luis Fernando Londoño

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Otras actividades han sido la transmisión en directo del sorteo de la Lotería del Quindío por el canal regional Telecafé; la dirección y producción del Magazín Armenia 106 años, emisión diaria por Telecafé. Ha elaborado videos promocionales para la Cámara de Comercio de Armenia, Cenexpo, Telecalarcá, Fundación Yarumo Blanco, Sevilla, finca Las Camelias, Parque Nacional de la Cultura Cafetera, Cosechadora Automática de Café, Imex. También ha realizado el video Canto General, de Neruda; realizador del video de Juan Carlos Gaviria, Cautiverio. Cada uno de los trabajos ha gozado de aceptación. Uno de sus últimos trabajos, Álbum Musical del Quindío, se trasmitió por Telecafé y en la actualidad se sigue pasando por seriales; con la financiación del Fondo Mixto para la Cultura y las Artes del Quindío, consta de 13 videos, uno por cada municipio y otro por el departamento. Por su trabajo, recientemente Luis Fernando Londoño se mereció El Cafeto de Oro, máxima distinción que otorga la alcaldía de Armenia a los trabajadores del arte; fue así como el jurado calificador acertó en la entrega del reconocimiento, ya que a Luis Fernando Londoño se le conoce como un hombre entregado de lleno a la TV, y lo más importante, en cada programa se está entregando la imagen quindiana. Diario La Crónica, Octubre de 1996.

Un mes después apareció en La Crónica un artículo titulado «Luis Fernando Londoño TV: Una programadora que abandonaría el Quindío». Parece mentira pero es la verdad, lo que se tiene en la región no se aprecia; uno de estos casos es la programadora Luis Fernando Londoño TV, que desde Calarcá, y de una forma silenciosa, pero profesional, se ha empeñado en mostrar la buena imagen de esta tierra quindiana ante Colombia; pero desdichadamente parece ser que el mismo pueblo no se ha percatado de ello, menos los gobernantes. Para que esta programadora siga en este departamento, se requiere de más apoyo de las entidades e instituciones, es gente quindiana que todo lo ha entregado por su región y que de manera constante mucho aporta; pero que poco se le retribuye a quienes trabajan 191

por todos. “El departamento no apoya nada y debo buscar nuevas alternativas, en la actualidad la mayoría de los trabajos son para Risaralda y Caldas”, así se manifiesta Luis Fernando Londoño en sus mismos estudios mientras que sigue alistando programas para el canal regional Telecafé. “Ante mi constante trabajo, el único estímulo ha sido El Cafeto de Oro, entregado en forma reciente por la Alcaldía de Armenia”. Son hasta la fecha 25 años de trabajo por la buena imagen de la región; desde el año 71 y hasta la fecha muchos programas ha realizado Luis Fernando Londoño, en cada uno de ellos siempre por el rescate y la proyección de los pueblos. La mayoría de los programas se encaminan a la proyección de los valores artísticos de la región. “Pero no me explico por qué debo pagar a Sayco por la transmisión de estos programas, si mi único objetivo es resaltar el talento local. Es un trabajo que la misma entidad Sayco debería estar realizando; ahora la realizo y me cobran por ello. Esto no se justifica”. La Crónica, noviembre de 1996.

Luis Fernando Londoño

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Familia Jaramillo a la orden (1994) El grupo de teatro de Cafetal Televisión realizó el dramatizado costumbrista Familia Jaramillo a la orden. El grupo está conformado por profesionales graduados en diferentes disciplinas, así: Arley Arias, Gilma Arbeláez, Jorge Eliécer García, Ebristelia Moreno, César Augusto Ramírez, Ana María Moreno, Inés Jaramillo, John Jaramillo Ramírez, Yolanda Arango, Ángela Viviana Triana, Juan Diego Montoya, Leonardo Botero, Samaria Márquez y Francisco Márquez, gerente general de Cafetal TV. Familia Jaramillo a la orden es la historia de una vida cotidiana, común y corriente. No es una historia trágica, no tiene violencia física, aunque sí mucha psicológica. La tragedia y la aventura que diariamente se desarrolla dentro de cada quien contienen más acción y suspenso que una novela policíaca. Este dramatizado costumbrista no está conformado por un argumento truculento. Está lleno de lo sorprendente que hay dentro del aparente simple hecho de vivir normalmente. Aprovecha para hablar de nuestras tradiciones, costumbres y folclor, mostrando la geografía quindiana. Boletín Informativo de Cafetal Televisión. Con la instalación del segundo transmisor en el Cerro Gualí, quedó completa la red de transmisores del canal regional Telecafé, lo que le da una excelente imagen y una completa cobertura regional y algunos departamentos vecinos. Pero esta buena noticia no termina ahí. Desde el pasado domingo comenzó el primer programa realizado con actores, personal técnico, libretos, dirección y producción Made in Armenia. Se da entonces inicio al primer dramatizado de nuestra televisión local, Familia Jaramillo a la orden. Marleny Hoyos (Ana María) y Arley Arias (el abuelo), hacen parte del elenco. […] Los actores no cobraron un peso para su producción, fueron dos años de trabajo y esfuerzo para lograr finalmente un trabajo que hoy está a la orden de nuestra televisión todos los domingos a las 5:30 p.m. Norberto Calle. La Tarde, abril 25 de 1994. 193

La cuesta de la muerte. Juan Miguel Kosztura (1995) Basada en el cuento «La cuesta de las comadres», de Juan Rulfo. Con la producción del programa de Tecnología Educativa de la Universidad del Quindío y la Escuela de Filosofía y Letras de Colima (México). Participaron Alfonso Chica, Alejandro Osorio, Luis Fernando Suárez, Elías Mejía. Este largometraje fue pasado por la Televisión Española, así como en diferentes canales mexicanos y de Estados Unidos. Cuando volví al Quindío me encontré con los amigos y estaba Kozstura con el proyecto de hacer La cuesta de la muerte. Comenzamos a trabajar, con un papel simple, y terminé haciendo el papel que tiene la fuerza en la película. La búsqueda del lenguaje latinoamericano me interesa en el proceso de construcción del cine. Hicimos ese trabajo con él, hay cosas buenas pero hay fallas técnicas que se podían arreglar y que por descuido no se hicieron. Se quedó encasillada como producto académico, como propuesta de universidad, cerrada. La experiencia me permitió cambiar algunas relaciones con el trabajo en el papel que me correspondió, encontré una confrontación con la historia del poder, con los personajes. Como he tenido una formación con el teatro, manejé la distancia, identificando lo que yo puedo concebir como elementos de violencia. En ese proceso de identificación fui ubicando los orígenes históricos del poder latinoamericano que están alimentados en las leyes del terror, la lucha por la tierra, el desplazamiento. Todo eso en el video se plantea, es la parte rescatable, pero me parece que la propuesta, en la participación de la alternativa latinoamericana, se queda. Alejandro Osorio Rivera, actor. A mí me llama la atención el trabajo de Kosztura respecto a la recuperación de los textos de Juan Rulfo. El primer trabajo que hicimos, Pedro Páramo (1989), es un trabajo interesante. Rescato los textos, las imágenes, aunque hay problemas de doblaje. No se trabajaba con los mejores equipos, en ese sentido la obra hay que pulirla. 194

La cuesta de la muerte

Luego trabajamos el cuento «La cuesta de las comadres». El video que hicimos se llamó La cuesta de la muerte. Es un trabajo realizado en la vereda Los Guaduales, por el Municipio de la Victoria, en el Valle. Este trabajo mejora la calidad en relación con Pedro Páramo; mejoran los equipos, la fotografía, mejora el doblaje. Es un trabajo que se ha presentado en canales nacionales e internacionales. El trabajo siguiente fue Anacleto Morones. He dedicado parte de mi vida al teatro y al video, las posibilidades de surgir en este medio son muy remotas, el Quindío está en pañales en cuanto a cine. Se necesita colaboración, patrocinio. He realizado la mayor parte de mi obra en teatro con el grupo Odeón, con Artistas a la Calle de Calarcá, con Orlando Montoya, Elías Mejía, con el grupo de la Universidad del Quindío, el grupo de Bellas Artes y grupos de teatro juvenil. Luis Fernando Suárez Arango, actor. 195

Iván prada, camarógrafo nacional en el Quindío Se radicó en Armenia en el año de 1992. Ha venido desarrollando actividades importantes en el video de la región a través de trabajos institucionales y en la publicidad. De los trabajos suyos se destacan los realizados con Jorge Alí Triana y Pepe Sánchez en calidad de camarógrafo. Amparo Muñoz y el video ambientalista (1994–1996) Video Súper 8. Amparo Muñoz es una manizalita de gran empuje, egresada de Tecnología Educativa de la Universidad del Quindío, dedicada al video comercial y varios proyectos, de los cuales se destacan la Conservación de suelos de laderas, Por los senderos de la naturaleza quindiana, Modelo para la participación comunitaria. El Cine Club el Mohán elaboró con su empresa un documental sobre el Centro Experimental de la Guadua en Córdoba (1995) y el documental ambientalista Líquenes y musgos de la fundación Bosque de Niebla. Se destaca uno de sus últimos documentales, Plan de manejo integral de la cuenca de río Gris y río Lejos, donde involucra a la comunidad. De Pasolini a Pasolini. Gundizalbo Blanco (1996) Formato ¾, Universidad del Quindío, V Semestre de Tecnología Educativa, Taller de cine. En este trabajo participaron Augusto Osorio, Luz Aída Quintero, Julián Sánchez, Nicolás Uribe, Luis Carlos Londoño, Fernando Vega, Nancy Quiroz, Nelsy Ariza, Gloria Cardona, Adriana Martínez, entre otros. La cámara fue de Ariel Ramírez y la edición estuvo a cargo de Luis Carlos Londoño. Ermanno Parodi trató de hacer unos documentales en 16 mm, pero video no. Esos documentales tuvieron problemas para revelado, montaje. Después de realizar El encomendado a San José, se realizaron tres películas más con el trabajo de mis estudiantes. 196

Juan Miguel hizo otras. De las más importantes realizadas con mis estudiantes es la De Pasolini a Pasolini y después viene otra donde son más autónomos. Yo asumí una función de supervisión, desde lejos mirar el trabajo de ellos. De Pasolini a Pasolini es buena en sus dos terceras partes; al final los muchachos entran en una crisis administrativa porque estos proyectos tienen de interesantes que no es solamente hacer el cine sino conseguirse la plata, administrarla, ponerla en funcionamiento. Los muchachos al final del montaje De Pasolini a Pasolini entraron en el problema de que usted comió hamburguesa y a mí me tocó perro. Entran en el problema administrativo, que a mí no me dieron para el transporte y usted se vino en taxi, empezó una crisis de ese tipo en el interior del grupo y se nota en la película. Al final, “terminemos esto como sea”. Pero su primera parte es buena. Gundizalbo Blanco Abril. Universidad del Quindío, 1996. De Pasolini a Pasolini se hizo a una sola cámara; haciendo el doblaje hubo problemas entre los protagonistas y eso se quedó así. Faltan por arreglar en diálogos cinco minutos. La película tiene muchas locaciones, hay un bosque, varias casas. Se utilizó una construcción que tiene una arquitectura particular, por Circasia. Es una casa que tiene arcos por todo su corredor y allí se grabó una escena con monjes, una persecución que hay ahí; es como un sueño, se trabajó bien, se lograron ambientes agradables. Ariel Ramírez, sonido.

Encanto sin gloria, ¾ (1996) Realizado por la Universidad del Quindío y el programa de Tecnología Educativa como taller de cine del V semestre, con la participación de Jesús Mario Bernal, William Díaz, Blanca Nury Yara, Francisco J. Sánchez, Natacha Pimienta, Luz Dary Velandia, Alba Lucía García, Margarita María Echeverri, Luz Dolly Giraldo y Ariel Arias. Una de las mejores experiencias con estudiantes de la Universidad del Quindío. Dirección: Gundizalbo Blanco Abril; guión: Adriana Echeverri, Blanca 197

Nury Yara; cámara: John Edgar González; VTR: Carlos Arturo Molina, Natacha Pimienta y Gloria Elizabeth; caracteres: Diego Hernán Prieto. Encanto sin gloria es la mejor, tiene más manejo de ritmo, más manejo técnico. También participaron los estudiantes en la parte técnica y en la parte artística. Ya había una experiencia de video de 5 a 10 minutos, había una experiencia acumulada en el montaje. Esa es la mejor muestra de lo que he trabajo con estudiantes. Gundizalbo Blanco Abril. Universidad del Quindío, 1996.

Las Beatificadoras. Juan Miguel Kosztura (1996) Corresponde al cuento «Anacleto Morones», de Juan Rulfo. Participaron en este largometraje Luis Fernando Suárez, Orlando Montoya, Lyda Rodríguez, Miriam Ortiz, Oliva Jiménez. El video trata de diez mujeres que piden a Lucas Lucatero, ayudante de Anacleto Morones —un santero— que vaya hasta Amula a testificar ante el cura la santidad de su patrón. Pero Lucas se niega, a pesar de los ruegos de las mujeres. Poco a poco se van yendo, cansadas de suplicar, hasta que sólo queda una. Con este tema se elaboró el guión y se rodó la película Las Beatificadoras, en Corozal y en zona rural de Obando, en el norte del Valle del Cauca. Fue una producción hecha con estudiantes del programa de Tecnología Educativa y el aporte técnico y de equipos del Centro Audiovisual de la Universidad del Quindío. Las mujeres estuvieron representadas por amas de casa de Armenia que, con gran entusiasmo, desarrollaron sus papeles, desafiando las altas temperaturas de los lugares de rodaje. Lucas Lucatero y Anacleto Morones estuvieron representados por Luis Fernando Suárez y Orlando Montoya, quienes habían participado antes en los largometrajes Pedro Páramo (1989) y La cuesta de la muerte (1995). 198

El equipo de trabajo estuvo constituido por aproximadamente sesenta personas, entre actores y personal técnico, con quienes estuve rodando durante tres meses en los sitios antes señalados. Sin embargo, las actividades del equipo, además de la producción, tuvieron que ver con la labor social desarrollada en Corozal y los otros sitios del rodaje. Semanalmente se llevaban juguetes para ser repartidos entre los niños; se organizaban encuentros deportivos con la población y las actrices fueron madrinas de los niños que iban a celebrar las primeras comuniones. Además, cada semana se realizaban actividades de recreación. Fue un gran compromiso con la comunidad. Juan Miguel Kosztura. Periódico Semilla Universitaria (2002).

Las Beatificadoras

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Las Beatificadoras

Con el paso del tiempo nos encontramos con el taller de cine de la Universidad del Quindío, con Juan Miguel Kosztura, que ha realizado tres largometrajes sobre la obra de Juan Rulfo y un cortometraje sobre un cuento de Gabriel García Márquez. He participado en las películas que el hombre ha hecho. Una basada en Pedro Páramo, que llamaron Esa rígida palidez de la luna; luego vino Las Beatificadoras, basada en «Anacleto Morones», un cuento de Juan Rulfo, y la tercera basada en el cuento de Juan Rulfo que se llama «La cuesta de las comadres»; se le cambió el nombre, no sé por qué les cambian el nombre, tal vez por cuestiones de derechos de autor o cosas de esas. Juntos, Miguel y yo, hemos trabajado en las películas: él como director y yo en dos como actor, en la primera que hago de Juan Preciado y en la última de alcalde militar; en las cuatro hago doblaje, hay dos en las que no aparezco como personaje. Viéndolo desde otro punto de vista, Juan Miguel, lento y no tiene magia; por supuesto estamos hablando de un cine experimental, de un director que está haciendo un esfuerzo por adquirir experiencia y poner en práctica sus conocimientos teóricos. Elías Mejia, poeta. 200

El color del dolor. Juan Miguel Kosztura (1996) Basada en el cuento «Un día de estos», Gabriel García Márquez. La adaptación fue realizada a partir de un Taller de Semiótica de la Imagen; colaboraron Asuapac de Calarcá, la Universidad del Quindío. Participaron: Wilson Millán, Luis Carlos Quintero, Olga Lucía Jaramillo, Martha Duque y Julián Velásquez.

El color del dolor

Realicé la producción del video El color del dolor, adaptado de un cuento de García Márquez, teniendo en cuenta que la producción de cine y video en el Quindío es nula; nosotros conseguimos los recursos, la ambientación y las cámaras. La Universidad colaboró poco, sólo nos prestaron las cámaras. La historia del video es un dolor de muela de un personaje de pueblo. El video se realizó en Filandia. Se hizo la producción con la Universidad del Quindío. Juan Miguel Kosztura fue el director de la película y el productor José Diego Jaramillo. El pueblo se portó bien, el dentista y el malo eran del pueblo, trabajamos con las gentes de Filandia. José Diego Jaramillo, Universidad del Quindío (1996). Yo conozco trabajos de Juan Miguel Kosztura. Me parecen aceptables en cuanto a la parte visual. Yo diría que Juan Miguel Kosztura es un maestro en lo visual, pero son trabajos que dejan mucho 201

que desear en la parte sonora. Para mí el cine es una integración de todos los códigos, eso es lastimosamente lo que no hemos podido hacer. Luz Amparo Palacios.

El Parque Nacional del Café (1996) Homenaje a la cultura cafetera. Cámara: Jorge Eliécer Díaz; edición: Luis F. Londoño; producción: Clara Victoria Maya; realización: Edgar Manchego. Trabajo profesional que logra fusionar lo turístico y lo cultural.

Carátula del video

Hay que partirse el cuello para ver una estrella. Fernando Patiño Cano (1995) Asistencia de Octavio Ospina Pérez; cámara de Orlando Montoya Gómez y Nicolás Osorio Cuesta. Entrevista a Noel Estrada; documental sobre este prestigioso poeta del preciosismo 202

verbal, reconocido en su época a nivel latinoamericano. La realización estuvo a cargo de la Universidad del Quindío y el Colegio Nacional de Periodistas, capitulo Quindío. Pacho Tejada Imagen, color, alegría, risa, voluntad, desapego; eso era Pacho Tejada. Aunque no fue un innovador, sí fue un pionero. Era pintura, teatro, duende. Pacho representaba esa libertad, desnudarse porque le da la gana, pintarse de mil colores y crear capas de luciérnagas gigantes. Sólo se le ocurrían a Pacho. Al final la Pájara Pinta era Pacho Tejada. Alejandro Romero, titiritero.

Pacho Tejada

Manuel Sierra, director de Falcada, desarrolló con Pacho propuestas tan descabelladas como montar a Pedro Páramo con una escenografía inamovible. Allí lo conocí. Ese mismo día se comprometió conmigo a realizar el logotipo del Cine Club El Mohán. Diseñó diversos plegables, como el catálogo para el Mes de la Cultura en 1982. Con este catálogo se puede aproximar a la obra de Pacho: agresiva, directa, cosa difícil, porque muchas veces estaba uno ahí. Pacho se le salía a uno de las manos en el sentido plástico y en las proporciones económicas. En el teatro Falcada 203

gestó el movimiento cultural de los años ochenta. De allí Pacho pasó a fundar La Pájara Pinta, con su hermano Juan Carlos. En la Pájara Pinta Pacho cristalizó sus muñecos gigantes y la comparsa como propuestas de vida. Jorge Flórez cuenta que cuando entregaron el local de la Pájara Pinta, sacaron tantos muñecos a la calle, que detuvieron el tráfico. Flórez recuerda la matriz de yeso que hizo del rostro de Pacho; por eso muchas máscaras que aún andan por ahí, son el rostro de Pacho Tejada. Los vientos de agosto arrasaron los abrazos que daba Pacho Tejada, diseñador y actor de origen tolimense. Decidió partir un miércoles, el día de mercurio, para montar su escena del juicio final. Se van desapareciendo los amigos, los vemos voltear las esquinas para verlos partir. Lo conocí como actor y escenógrafo del grupo Falcada de la Universidad del Quindío, dirigido por Manuel Sierra, donde desarrolló diseños teatrales, en el segundo piso del aula máxima Camilo Torres de la Uniquindío. Se la habían tomado, en todo el sentido de la palabra, convirtiendo el recinto en un ambiente cultural sin precedentes en la Universidad del Quindío a finales de la década del 70. La alegría de los zancos hace de la Pájara Pinta un alboroto en las calles de la ciudad. Pájaros gigantes se tomaron el espacio público y lo convirtieron en carnaval. Pacho realizó diversas cuñas radiales. Su mejor afiche lo realizó para el Cine Club El Mohán, sobre un ciclo de cine colombiano, acompañado por otro de una exposición canina. En los 80, Pacho hace vínculos culturales con la gente de Pereira. Viaja por los Andes a conocer el nido de los cóndores. Viaja a España y en Barcelona trabaja en escenografías. Regresa al mundo de la Candelaria en Bogotá, donde realiza un documental de su propuesta estética; con este trabajo, Jorge Alí Triana lo contrata de asistente del cubano que dirigió la escenografía de Ilona llega con la lluvia. Jorge Hernando Delgado Cáceres.

Un paisaje hecho milagro. Telecafé (1995) Dirigida por Tiresias y presentada por Socorro Jaramillo. Edición: Valeria Zukierbraum. Con personajes de la región contando anécdotas del territorio. 204

John Vélez Uribe. Telecafé (1996) Un especial sobre este quindiano; fue dirigido por Lupi Herrera Ramírez y presentado por Andrea Londoño Ramírez y Socorro Jaramillo. Sobresale de este programa el empleo de materiales de 1948, pertenecientes a Marco Tulio Betancourt, que sirven como base para la entrevista realizada. El sonido de Ariel Ramírez (1990–1999) Encargado del sonido en el Centro Audiovisual de la Universidad del Quindío, ha estado presente en diversos documentales y experiencias realizadas en el Quindío. Ariel se ha desempeñado como camarógrafo y editor. En la retrospectiva de cine, nos habló de su visión y los obstáculos de las producciones regionales. Mi charla se basa sobre la parte sonora de los videos y parte del cine en el departamento del Quindío. Nosotros prácticamente todo lo hacemos con las uñas y a los estudiantes de Tecnología les ha tocado trabajar con este parámetro. La música, como el texto, es rica en significados. Se desconoce lo que tenemos. Colombia es un país que tiene más de 400 ritmos, somos el país con más ritmos musicales en el mundo. Sin embargo, esa riqueza no se tiene en cuenta a la hora de programar un trabajo de video o de cine; siempre se busca que la música sea clásica. Eso es un error que nosotros estamos acostumbrados a ver en televisión. Para no ir muy lejos hemos conocido las rancheras a través del cine y la televisión mexicana. Con los mexicanos sucede que sus protagonistas y su música son propios; con los venezolanos, su hablar y su música son propios. Allí no están mostrando el modelo americano, sino que buscan lo propio, su identidad, pero en nuestro caso no. En la Universidad no se busca lo propio y hemos tenido que luchar mucho contra el interés del profesor cuando se pretende musicalizar un guión con música colombiana, nos da pena colocar un bambuco. Hemos encontrado también, en los videos que tiene el Centro Audiovisual, que los mismos estudiantes son los actores y cuando la persona está actuando, también está colaborando con 205

un cable o una luminaria. No tenemos la capacidad técnica para manejar un dramatizado. Cuando el actor tiene que leer un texto lo hace en una forma recitada, o cuando entramos a un estudio de grabación, el personaje se llena de miedo, no tiene la capacidad de manejar la voz como lo hace un actor profesional. Eso se le abona a la buena voluntad: tienen que trabajar, recoger dinero, comprar su propio vestuario y entre todos hacer una película. Pero al estudiante en la mayoría de los casos se le deja solo, previamente no hay ensayo, para que cada uno maneje su personaje. Al movilizarnos no llevamos los equipos suficientes para recoger un buen sonido. La mayoría de estos audios hay que fabricarlos en estudio, se nos complican las cosas. Hemos encontrado que en algunos lugares la luz eléctrica no ha llegado, hay que conseguir una planta eléctrica, y por muy lejana que se coloque interfiere el sonido. De esa manera hay que grabar, con base en ese sonido, hacer un doblaje, y el doblaje se hace también con los mismos actores, pero ellos no tienen capacidad de hacer el doblaje como debe ser, entonces el personaje pierde fuerza, calidad. Hay que tener el mismo cuidado con la imagen. La imagen es un lenguaje que agregado al texto nos da un todo, un final visual completo.

Mario Grisales. Centro Audiovisual, Universidad del Quindío

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Nosotros en la Universidad hemos realizado videos tipo documental; los estudiantes han desarrollado dramatizaciones. En los años de 1982 o 1983, cuando se hacía cine, siempre teníamos problemas en la parte técnica. Se han buscado actores de teatro para doblar algunas voces; resultan más declamadores. La Tecnología Educativa es más bien un diseñador de paquetes de educación para aplicarlo en determinados estratos de la población y fuera de ello trabajar una serie de medios. Ariel Ramírez, Centro Audiovisual, Universidad del Quindío.

Álbum musical del Quindío Este trabajo sigue la línea del Álbum musical del mundo y se realizó en cada uno de los municipios, recogiendo su historia, paisaje y arquitectura. El Fondo Mixto para la promoción de la Cultura y las Artes del Departamento acogió el proyecto con colaboración de la Secretaría Departamental de Cultura. El rodaje duró cuatro meses de pueblo en pueblo y fue dirigido por Luis Fernando Londoño. Tuvimos la experiencia con el Álbum musical del Quindío. Ese álbum musical recoge una experiencia internacional bastante conocida en la televisión. Posteriormente Inravisión retomó el esquema internacional y realizó el Álbum musical colombiano. En el Quindío también se retomó con Luis Fernando Londoño Televisión. Ellos se basaron en el formato internacional y se hizo patrocinado por el Fondo Mixto y la Gobernación del Quindío, con el compromiso de que este material iba a ser difundido sistemáticamente por los canales regionales y Telecafé. Para nosotros es importante haber asesorado la parte de los textos musicales que hicieran referencia al mapa regional musical. Cada municipio —en la posibilidad de lo que teníamos recuperado y conocido— se podía identificar. Nosotros tenemos algunas críticas en cuanto queríamos que el Álbum musical del Quindío y del país no fuera un pretexto turístico para mostrar espacios urbanos y rurales sino las tradiciones y el patrimonio arquitectónico nuestro. Pero la música en este trabajo fue un pretexto, en el sentido que no era consecuente con el título, álbum musical. Nosotros 207

entendemos como álbum ver ilustrados a nuestros autores, compositores e intérpretes en las diferentes épocas, con sus historias y expresiones musicales. Es simplemente un material, exclusivamente turístico, no musical, la música sigue siendo allí una banda sonora, un fondo musical. Nosotros queríamos resaltar la historia y al patrimonio que tenemos. Álvaro Pareja Castro. Centro de Documentación e Investigación Musical del Quindío.

Quindío: Edén de los Quimbayas (1997) El periódico La Crónica publicó una reseña sobre el video Quindío: Edén de los Quimbayas.

Fruto de ese interés por conocer la historia, surge para el departamento el video titulado Quindío: Edén de los Quimbayas. Trabajo investigativo de Sandra María Bañol y Hernando Alberto Gómez, ambos estudiantes de Tecnología Educativa de la Universidad del Quindío, y que con base a una investigación entregan un documento histórico fruto de 10 meses de trabajo. En él se recopila de una forma gráfica y textual cómo surge el Quindío y toda su evolución, que son captadas a través de cámaras con un estudio previo de lugares y que, si bien es primera 208

vez que estos estudiantes lo hacen, llegan al público con sentido profesional. Allí no está sólo el manejo de imágenes, está el contenido logrado a través de entrevistas, dando con ello el conocimiento de identidad y pertenencia; muestra al departamento en toda su esencia. Es un video que entrelaza el proceso de una región donde se conjuga la arquitectura, la colonización, sin escatimar el saqueo a los mismos Quimbayas. Precisamente por lo acertado en sus ideas, el video Quindío: Edén de los Quimbayas fue presentado la semana pasada en el evento Crea, que se realizó en Quimbaya, quedando seleccionado para la fase departamental. Alber Deylan, La Crónica (1997).

Historia del Gran Cauca (1997) Un diario regional destacó en 1997 la grabación de un programa histórico sobre la zona cafetera desde sus inicios como ente territorial. La noticia quedó registrada:

Desde ayer miércoles y durante el fin de semana se encuentra en la capital quindiana la programadora U.V.T.V, del Valle, para grabar el video que será denominado Historia del Gran Cauca. Esta actividad forma parte de un proyecto financiado por los Fondos Mixtos de los departamentos de Nariño, Chocó, Risaralda y Quindío; estas entidades se reunieron para hacer un trabajo que ayude a la recuperación histórica, ya que prácticamente hasta la fecha, el público colombiano y en especial el occidente, desconoce esta parte. Para este proyecto, y para el departamento del Quindío, se cuenta con el apoyo y la asesoría del Centro de Documentación Musical del Quindío. La Historia del Gran Cauca es un proyecto de la Universidad del Valle. A través de una serie de publicaciones que salieron en un periódico, se realizaron unas 18 ediciones, bajo formato magazín, que luego se compilaron en un libro publicado en la Universidad 209

del Valle. Esta Historia del Gran Cauca, recorría toda esa zona de casi de nueve departamentos. Nos invitaron a participar a historiadores de la Universidad del Quindío: a Olga Cadena, Jaime Sepúlveda, Álvaro Pareja. El programa fue lanzado por el canal regional Telepacífico. Lo financiaron los Fondos Mixtos de cinco o seis departamentos con un costo de unos 40 millones de pesos. Era una primera experiencia, yo la asesoré, sustenté la importancia de abrir inter regionalmente actividades que invitaran al trabajo interdisciplinario. Diario La Crónica, 1997. No nos quedó el sabor en cuanto a lo que aportó el Quindío como socio de ese proyecto para que la región hubiera quedado expresada, conocida, divulgada de una manera más precisa, creemos que no se logró. Los que manejaron la parte conceptual, analizar y procesar la información, fue un grupo de la Universidad del Valle. Con el respeto que tenemos de estos grupos de estudio de alto nivel no creemos que se haya logrado integrar al equipo de historiadores del Departamento del Quindío para la elaboración, producción y asistencia de manera más precisa. Quedamos con un sabor en una crítica sana, de mantener esa expectativa departamental, una mayor integración con nuestros investigadores, maestros cultores. Con nuestros gestores culturales, no como invitados de piedra sino invitados a ver los productos que han elaborado otros. Álvaro Pareja Castro, Investigador musical.

Huellas (1998) El boletín del Centro Audiovisual presenta algunas acciones de dicho organismo. Respecto a la serie Huellas, anuncia lo siguiente. Fruto del convenio firmado entre la rectoría y el canal de televisión Telecafé, se han emitido cuatro programas de la serie Huellas, gracias al concurso en la parte de edición de Luis Fernando Londoño TV y el material audiovisual del archivo del Cine Club El Mohán. Boletín, Diego Hernán Prieto (1998). 210

Diego Hernán Prieto Torres

Una lectura arquitectónica (1998) Miguel Ángel Rojas y José Duván Rojas realizaron, unos días antes del terremoto, un documental: Armenia: una lectura arquitectónica. Con guión de Miguel Ángel Rojas Arias, locución de Orlando Montoya, cámara de José Duván Rojas y edición de Luis Fernando Londoño. En el mes de diciembre de 1998 entregué para la Dirección de Cultura del municipio de Armenia, Armenia: Una lectura arquitectónica, que señala cómo se inició la arquitectura en Armenia, hasta el bahareque, que hoy miramos como signo de pobreza. En ese video captamos el Castillo de Getsemaní, la Estación del Ferrocarril, el puente de don Nicolás, las casas donde se inició la cultura arquitectónica de la ciudad, por el Parque Uribe. Todo eso se cayó. José Duván Rojas, camarógrafo.

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V. El terremoto en el Quindío (25 de enero de 1999) El suceso más nefasto en la región ha sido el terremoto de 1999, que dejó en el Quindío marcadas cicatrices. De un momento a otro el Quindío se filtró por todos los satélites del planeta con esta catástrofe. Las agencias de noticias registraron las imágenes de unas ciudades desoladas y tristes. El día del terremoto se iniciaba en Armenia el rodaje de dos videos argumentales como producto del taller Imaginando Nuestra Imagen, con participación de 25 jóvenes. El diario La Crónica, en la edición del lunes 25 de enero de 1999, titula «Inician rodaje de dos videos en Armenia». El Fondo Mixto para la Cultura y las Artes del Quindío, la Sección Cinematográfica del Ministerio de la Cultura, con colaboración de la Gerencia Cultural del departamento, la Universidad del Quindío, Fernando Londoño Televisión y el Cine Club El Mohán, iniciarán hoy lunes 25 de enero el rodaje de dos videos como producto del Taller “Imaginando Nuestra Imagen”, que se viene realizando desde el año anterior. Los videos que se rodarán son los siguientes: Video Marketing, que trata sobre la vida del hombre y su destino en la muerte que ronda en las calles colombianas. Un Paseo en la noche, el argumento se basa en la historia de un grupo de travestis que refleja el ambiente urbano de la Ciudad Milagro. Los videos serán realizados por veinticinco jóvenes que desempeñan todos los oficios, como dirección, cámara, asistencia de dirección, utilería, guión, screen, player, etc. El trabajo será exhibido por los canales regionales y por Señal Colombia, indicó el productor Jorge Hernando Delgado Cáceres. Diario La Crónica, 25 de enero de 1999. 213

La Crónica

40 segundos de horror Con el título 40 segundos de horror, circula la edición de febrero 1 de 1999 de la revista Cromos. Un reportaje de María del Rosario Arrázola, «Sobre héroes y tumbas»:

Carátula de la revista Cromos

A medida que pasaban las horas, las informaciones eran mucho más precisas. A las tres de la tarde se confirmó plenamente que el epicentro del sismo fue ubicado en Córdoba, un municipio quindiano que queda a unos 16 kilómetros de Armenia. Una 214

cámara del canal Caracol, que había salido de Cali rumbo a Bogotá luego de cubrir el partido entre Colombia y Dinamarca, fue la primera en captar las imágenes del desastre en la capital del Quindío. Revista Cromos. María del Pilar Arrázola, febrero de 1999.

El terremoto contado desde adentro. la tragedia continúa Los periodistas Oscar Escamilla y José Luis Novoa escribieron su experiencia con el terremoto. Una vez en carretera, a Luis Fernando le sonó el celular. —Luis Fernando, ¿qué pasó en Armenia? —le preguntó desde Bogotá Ricardo Galán, subdirector del noticiero de televisión CM&. — No hombre, no sucedió nada —le contestó Luis Fernando y colgó de inmediato porque conocía el “acelere” de Galán, y sabía que los noticieros de Bogotá no perdonaban que ocurriera algo y que los camarógrafos no estuvieran ahí. Luis Fernando, que además de fotógrafo de Café 7 días, es camarógrafo de varios noticieros de carácter nacional, comenzó a preocuparse porque llevábamos un buen rato intentando, sin ningún resultado, comunicarnos con Juan Pablo Díaz —corresponsal de varios medios nacionales— y con cualquiera de nuestros periodistas amigos en Armenia o con nuestras oficinas y casa. Acababa de colgar a Galán cuando el celular sonó nuevamente. Era otra llamada de un noticiero bogotano; eso significa que algo grave estaba pasando, porque los periodistas de la capital del país tampoco se podían comunicar con sus corresponsales. Luis Fernando apagó bruscamente el aparato y el terror se desató dentro de la camioneta. Yo iba en el puesto de adelante y él en el de atrás. De pronto dijo: “Hermano, a mi mamá le pasó algo, ¡creo que ella está mal y que en Armenia sucedió algo!”. […] Sólo después de otro rato empezó a notar que el televisor atraía más gente. Cuando se acercó al aparato vio las frenéticas imágenes de un camarógrafo aficionado o asustado, que el canal privado Caracol estaba transmitiendo en directo desde Armenia. Creyó reconocer un sector de la carrera 18, cerca del centro de la ciudad. Esa cámara no la está manejando “El Peludo”, pensó 215

en voz alta. Se refería a Luis Fernando Herrera, el fotógrafo de Café 7 días y de El Tiempo en Armenia, a quien había conocido en constantes viajes. Le molestó que, fuera quien fuera el camarógrafo, no dejara de bambolear la cámara de lado a lado. No dejaba ver bien el edificio destruido que tenía en un primer plano […] —“Hermano, ahí está la televisión internacional, y si se dan cuenta de que usted está compartiendo el producto de los robos, lo pueden empapelar y se le tira toda la carrera” —dijo. La tragedia continúa. Fragmentos. Oscar Escamilla, José Luis Novoa.

Carátula del libro

Canal 42 de Chicago (1999) El equipo del Canal 42 de Chicago, estuvo por varios días trabajando en la zona del desastre. Ariel Ramírez fue cámara en dicha producción. 216

Recuerdo del terremoto muchísimas versiones; quienes pasamos el susto y no tuvimos pérdidas. Diferente al que tuvo pérdida, familiares o a quien rescataron de los escombros. El equipo de video no lo teníamos a mano. Ese día se estaba grabando en un taller, el equipo se quedó encerrado en un edificio del centro de la ciudad. Se cayeron los edificios de los lados menos ese, y sólo rescatamos el equipo ocho días después. Yo tuve la oportunidad de trabajar después del terremoto con el Canal 42 de Chicago. El periodista llegó buscando al camarógrafo. En Bogotá no encontró a nadie, todo el mundo estaba ocupado, fue a Cali y también le dijeron que no, pues el destino era Armenia. En una parada que hizo en Palmira, no me explico quién le pudo haber dicho que yo era la persona que él buscaba. Llegó a Armenia, buscó en Calarcá, me localizó y estuvimos trabajando toda una semana en el departamento. Fue una experiencia rica, con condiciones de trabajo diferentes, me dijo “no use trípode”. Se lograban entrevistas; me llamó la atención que todos los encuadres a las personas eran de acercamiento. Necesitábamos ver el gesto que se recoge en los ojos, en la boca, en ese sector de la cara, nada más, y se lograron unas tomas fantásticas. Niños con su carita sucia, con la huella de las lágrimas en las mejillas. Ariel Ramírez, camarógrafo.

Move a mountain Productions (1999) Un equipo inglés, Move a Mountain Productions, dirigido por Elizabeth Mckay, vino a Armenia para realizar un especial sobre el terremoto. El equipo estaba apoyado por la fundación inglesa Save the Children. El equipo constaba de la directora, Elizabeth Mckay, un camarógrafo y un asistente. En ese momento participaba con una de las ONG internacionales que se encontraban en la zona. Cuando llegaron al asentamiento del 25 de enero, donde me encontraba, venía de resolver una información sobre la muerte de un niño que no se tenían medios para enterrarlo. Le propuse al equipo que grabaran el “cambuche” donde se encontraba el cadáver del niño y el entierro con la comunidad. Duraron tres horas para pensarlo, el hilo conductor que ellos traían no encajaba con esa historia específica. 217

Al final aceptaron, se grabó al niño en el cambuche. La salida hasta donde se había improvisado la capilla, los niños con las cintas, la salida al cementerio, creo, porque en esa última toma no los volví a ver. Ellos en la camioneta los llevaron hasta el cementerio. Seguramente allí realizarían las tomas finales. Realicé un seguimiento fotográfico del niño y del rodaje. Cine Club El Mohán. Jorge Hernando Delgado Cáceres.

Tarjeta de la productora

Rodaje del documental

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Ojos al Eje (1999) Este trabajo estuvo a cargo del Fondo para la Reconstrucción y Desarrollo Social del Eje Cafetero, Forec, una entidad creada por el presidente Andrés Pastrana para la reconstrucción. El Quindío se dividió en gerencias zonales, creándose una gerencia transversal de comunicaciones, liderada por la corporación Viva la Ciudadanía. Dicha gerencia coordina el periódico de la reconstrucción, llamado El Ejemplar. En una entrevista, el director de Viva la Ciudadanía, Ricardo Corredor, se expresó así: La reconstrucción del Eje Cafetero tiene un espacio de media hora en la televisión nacional. Todos los jueves a las 8:30 de la noche se transmite por Señal Colombia el programa Ojos al Eje, una serie de televisión documentada, dedicada a presentarle al público nacional el modelo de reconstrucción del Eje Cafetero. Más que la acción de levantar nuevamente las casas y la infraestructura física, este seriado muestra la trascendencia de la participación activa de la sociedad civil, representada por las ONGs en el proceso que generó el sismo, como un ejemplo nacional de construcción de bienes públicos de manera transparente. —Si algo le va a quedar al país de la reconstrucción del Eje Cafetero, es el aprendizaje de esta experiencia, de este modelo de gestión pública sin antecedentes en Colombia y que está siendo tenido en cuenta por el Banco Mundial para ser aplicado en otras situaciones de desastre en el mundo —dijo Ricardo Corredor Cure, director de Ojos al Eje—. Estamos frente a una oportunidad concreta que tiene el país de construir sociedad y ciudadanía a través de la participación y de un proyecto colectivo —añade. Los capítulos de la serie cuentan con la dirección y producción de Ricardo Corredor Cure, uno de los creadores de la serie Muchachos a lo bien, ganadora de uno de los premios India Catalina —Cartagena— en 1997, y la realización de Valeria Zukierbraum, joven documentalista argentina radicada en Pereira. Cuenta además con la asesoría periodística de Ramón Jimeno. Ojos al Eje se emitirá en la Señal Colombia, los jueves a las 8:30 de la noche, con una duración de 15 capítulos de media hora cada uno, con la realización de Ricardo Corredor y Valeria 219

Zukierbraum; asistencia de dirección de Juan Carlos Benjumea; investigación de Oscar Arango, Camilo Domínguez, Lina Holguín; fotografía de Hugo Arias y producción de Televisar Producciones, Pereira. Periódico El Ejemplar. Número 12.

Ojos al Eje

La riqueza de esta región, para Ricardo Corredor Cure, director de Ojos al Eje, proyecto para televisión sobre el proceso de reconstrucción, es descubrir aspectos que no estaban muy claros, como son: la colonización antioqueña, la cultura cafetera y la violencia de los años 50. Estos elementos explican el empuje, el individualismo y la desconfianza —declara Corredor Cure. Esta inquietud de guardar en la pantalla lo que sucede en las calles y en cada rincón del Eje, producción nacional con formato documental – periodístico en donde toda la narración se desarrolla a partir de los testimonios de los actores de la reconstrucción, se hace con recursos, equipos y personal de la región; las entrevistas son con fondos de campo abierto, en movimiento y mezclado con imágenes de archivo Café 7 días. «Cine y TV bajo el cielo del Eje», febrero de 2000. 220

Terremoto en Armenia. LeoVisión (1999) El pionero el video en el Quindío, Leoncio Aristizábal, realizó un documental sobre las calles y las casas de Armenia. El panorama era desolador. Video del Terremoto (1999) Inicia con la Armenia de tres meses atrás hasta llegar al terremoto y sus consecuencias. Logra captar los saqueos al centro de la ciudad y acciones comunitarias. La copia reseñada no contenía los créditos de sus realizadores.

Terremoto de Armenia

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VI. Archivos Centro Audiovisual de la Universidad del Quindío A raíz de la Primera Retrospectiva de Cine y Video del Quindío, el Centro Audiovisual de la Universidad del Quindío catalogó su material existente acerca del departamento; actualmente cuenta con material en formato de ¾, VHS y DVD. El Centro Audiovisual nace con el acuerdo No. 020 de junio 16 de 1978. En el año de 1980 pasa como un organismo de servicio al sector docente, administrativo y a la comunidad en general, dependiente de la Vicerrectoría Académica de la Universidad.

Cámara de 16 mm. Centro Audiovisual de la Universidad del Quindío

Dentro de las funciones dadas en 1988, el Centro Audiovisual deberá realizar las ayudas audiovisuales y actividades de divulgación que se requieren en cada uno de los programas académicos y mantener un archivo de fácil acceso. Al promover relaciones de intercambio en el campo audiovisual y de medios 223

de comunicación social, programar y realizar cursos de actualización y capacitación en el manejo de los medios audiovisuales, servir de centro de recursos de medios audiovisuales para la comunidad, el Centro Audiovisual se constituye como organismo importante en el fortalecimiento de las producciones regionales. La existencia de la carrera de Tecnología Educativa —como pionera en el Eje Cafetero— reactivó los trabajos regionales, al capacitar un grupo considerable de Tecnólogos Educativos. En la Primera retrospectiva de Cine y Video del Quindío, se presentaron las siguientes películas y videos, en su mayoría pertenecientes al Archivo del Centro Audiovisual, dirigido en su orden cronológico por Ermanno Parodi, Cecilia Peña, Luz Amparo Palacios, Gundizalbo Blanco, Juan Miguel Kosztura y Diego Hernán Prieto, entre otros. En video de ¾ de pulgada, VHS y Betamax se encuentran los siguientes documentales y argumentales: Réquiem para un marginado. Adonías Rey, 1964. Armenia 100 años. Armando Plata Camacho, 1966. Armenia. Blanco y Londoño, 1980. Autoconstrucción de Vivienda. Tomas Saurith y María Inés Amézquita, 16 mm. Carta visual al presidente Turbay sobre el Quindío. Ermanno Parodi, 1981. Montenegro, una sinfonía de flores. Juan Miguel Kosztura, 1981. El Río Quindío, diagnóstico de los años 80. El Encomendado a San José. Gundizalbo Blanco Abril, 1983. Café. Germán Gutiérrez, 1983. Renacer. Arturo Cardona, 1985. Castillo de naipes. Jorge Hernando Delgado y Jairo Ferrer, 1986. Iniciación del Mohán. VIII Semestre Tecnología Educativa y Cine Club El Mohán. La cestería en el Quindío. Rocío H. de Walteros. La destrucción ecológica del río Quindío. Esneda Quiroga. Colonización y fundación de Calarcá. Carlos Miguel Ortiz, Otto Morales, 1986. La explotación de material de río. Alberto Agudelo, Armando Caviedes. 224

Recursos naturales del Quindío. JCC Televisión Quindío. Pijao: Un ambiente sostenible. Gundizalbo Blanco Abril, Gonzalo Uribe. Agroturismo en el Quindío. Profesor Yarumo. Patasola: Rito campesino. Azeneth Buitrago, Martha Isabel Garzón. Última entrevista con Adonías Rey. Luis Fernando Londoño. Álbum musical del Quindío. Luis Fernando Londoño. Corta historia de los antecedentes del Quindío. Diego Hernán Prieto. Hacia un plan integral de Armenia. Universidad del Quindío. El problema del ferrocarril de Armenia. Alberto Arias, Jairo Morales. Centro Nacional para el estudio del bambú y la guadua. Amparo Muñoz, Jorge H. Delgado. La ventana al medio ambiente. Juan de la Cruz Herrera, Margarita Vila. La palma de cera, un dinosaurio vegetal. C. R. E. Universidad de Caldas, Juan Vélez. Plan de manejo integral subcuenca río Gris – río Lejos. Amparo Muñoz. Alto cañón del Quindío. JCC Televisión, Pereira. Quindío en marcha. Centro Audiovisual, Universidad del Quindío. Por los senderos de la naturaleza. Amparo Muñoz. Las aventuras del profesor Yarumo. Jorge Otálora. Los suelos del departamento del Quindío. Julián Sánchez. Centro Cultural y Museo Quimbaya. Oliva, José Manuel Perea. Líquenes y musgos. Amparo Muñoz y Jorge Hernando Delgado. El Parque de los Nevados. Amparo Muñoz. Encanto sin gloria. Gundizalbo Blanco, Adriana Echeverri. De Pasolini a Pasolini. V Semestre de Tecnología Educativa. Departamento paisaje. Telepacífico, Sary Nessim, 1994. Agroturismo. TV Producciones, Universidad Católica, 1995. Esa rígida palidez de la luna. Juan Miguel Kosztura. La cuesta de la muerte. Juan Miguel Kosztura, 1995. Parque Nacional del Café. Empaque y vámonos, Agroturismo en el Quindío. 1996. Amigo, ayúdame a envejecer. El problema del Ferrocarril. III Festival Universitario de Duetos. 225

Festival Aéreo en Armenia; Te ven Quindío: visión panorámica del departamento. Hay que romperse el cuello para ver una estrella. Entrevista a Noel Estrada. Programa sobre la época de la Violencia. Archivo, Centro Audiovisual, Universidad del Quindío.

Patrimonio fílmico colombiano La Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano ha recibido por diversos medios, películas y videos sobre el Quindío. Entre las entidades que tienen derechos sobre esas imágenes se encuentran: Compañía Colombiana de Seguros, Focine, Audiovisuales, Datos y Mensajes, María Constanza Mejía, Programadores Asociados TV, Círculo de Periodistas de Bogotá, Presidencia de la República, Aminta Beltrán de Lizarazo, Telediario de Arturo Abella, Fundación Cinemateca Colombiana, Colcine, Álvaro Escallón Villa, Colparticipar, Gloria Gaitán. Estos fragmentos de películas, en su mayoría en 16 milímetros, tienen algunas 20 o más segundos; son pedazos de noticieros, cuando estos se realizaban en 16 mm. Las visitas presidenciales o las inauguraciones importantes del municipio de Armenia se encuentran registradas. En el catálogo la mayoría de las películas carecen de fecha, lo que dificulta la clasificación. Seguiremos el orden establecido por ellos: Panorámicas Armenia–Montenegro. Los Acevedo, 1942. 16 mm. Hechos y Gentes. La violencia en el Quindío. 1963, 16 mm. Hechos y Gentes, Documental de Armenia. 1964, 16 mm. Reina del Café. 1965, 16 mm. Firma, escritura y venta del aeropuerto Armenia. 16 mm. Tomas de Armenia. 35 mm. Manifestación política en Armenia. 16 mm. Misael Pastrana Borrero con delegaciones políticas del Quindío. Visita del Presidente Lleras a Armenia. El Quindío. Teletigre, 16 mm. Ciclismo, décima novena etapa. 16 mm. 226

Prosocial, impulso al turismo. 16 mm. Armenia – Ibagué. 16 mm. Armenia sin agua. Serie, 16 mm. Terminal de Transportes de Armenia. 1979, 16 mm. Prosocial. Calarcá, 16 mm. Asamblea Nacional de Acopi en Armenia. 16 mm. Hernán Jaramillo Ocampo, gira por Armenia. Buenavista, 16 mm. Alfonso López en Armenia. 16 mm. El agua del Quindío. 1993, 16 mm. Campeonato Suramericano de Fútbol. 1993, NTSC. César Gaviria Trujillo. NTSC. Sena, 25 años de trabajo en la formación. 16 mm. Ernesto Samper Pizano de visita al Quindío. 1997, NTSC. Por las rutas de Colombia. Serie, NTSC. Macheteros del Quindío. 1999, NTSC. Guasca de plátano. NTSC. Comparsa familia Castañeda. NTSC. Feria Artesanal. NTSC. Feria de Artesanos con Ricardo Franco. NTSC. Desfile en Pijao. NTSC. Inauguración Barrio Yulima. NTSC. Inauguración del Centro de Recreación Comfenalco. NTSC. Discurso de Turbay Ayala en la plaza de Armenia. NTSC.

La Señal Colombia Uno de los problemas en la investigación es la carencia de documentos y la ausencia de registros. El país no tiene una cultura de la conservación. Inravisión no tiene un archivo catalogado de su material cinematográfico, que se inició a mediados de 1954. La Señal Colombia tiene un registro de sus programas del cual extractamos lo relativo al Quindío. La mayoría de los documentales son informativos y turísticos. Programa Musicales Colombianos: Sol y Luna. Programa De Paso: Parque del Café. Programa La Chiva: Eje Cafetero. La Grandeza de los Nevados: Programa Reportaje a Colombia. Quindío, Parque del Café. 227

Parque de los Nevados, Calarcá, Yipao, Valle de Cocora, Montenegro. Programa Es su Turno: Reconstrucción del Eje Cafetero. Programa Mente abierta. Grupo Musical El Zaguán de las Guitarras. Programa Toros y Toreros: Armenia. Programa Mujer Campesina: Mamá Lulú. Programa Giros: Parque del Café. Programa Modestia aparte. Cenexpo Armenia, Madres Líderes de Armenia. Programa Colombia Fin de Siglo: El terremoto de fin de siglo. La zona rural después del terremoto.

La producción teatral en el departamento del Quindío En este libro, de Blanca Cecilia Ramos e Isabel Cristina Villanueva (2001), se reseñan las obras de teatro grabadas. En su orden: A la diestra de Dios Padre. Tenoquim. Charles Baudelaire o las Flores del Mal. Corporación Camerín. Cuidemos el medio ambiente: La quebrada. Teatro Infantil de títeres de Pijao. De cómo María sabe la muerte de su hijo. Luz Marina Botero. De sueños y olvidos. Colegio Rufino Sur. El Circo del payaso Chiquitín. Proyecto de investigación, Universidad del Quindío. El cornudo apaleado. Grupo Shakespeare de Circasia. El soplón. Corporación Teatro Camerín. El renacuajo paseador. Tenoquim. La bola de oro. Grupo Experimental Docente. La fuerza del hombre. Grupo Experimental Docente. La muerte de los inocentes. Luz Marina Botero. La sangre más transparente. Tenoquim. Las aventuras de Colón. Café Arte Los amores de don Perlimplín con Belisa en su jardín. Instituto de Bellas Artes. Modesta y postmortem propuesta. Luz Marina Botero. Personajes. Instituto de Bellas Artes. Que tu esposa no lo sepa. Teatro Tramoya. Vida, tiempo y futuro. La Loca Compañía. 228

Museo Gráfico y Audiovisual del Quindío Coordinado por Luis Fernando Londoño. Se encuentran imágenes de Calarcá en formato de cine y video. Archivo de la Fundación Cine Club El Mohán La fundación ha recibido en donación una película (1980) de 35 mm sobre las tres ciudades principales del antiguo Caldas, fragmentos en 16 milímetros de Armenia de los años 50, 12 minutos en 16 milímetros sobre Euclides Jaramillo Arango, 50 videos sobre diversos documentales y largometrajes reseñados en este libro.

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Este libro se terminó de imprimir en los talleres del Centro de Publicaciones de la Universidad del Quindío (Armenia, Colombia) en el mes de abril de 2011. 230