Brown 1 Suzi Brown Mitos, Íconos y Tradiciones Inventadas 12 de diciembre de 2012
Las barreras entre la religión y la religiosidad: Es el tiempo para romperlas
Hoy, la religión más abundante en América Latina es el catolocismo, aún en las comunidades indígenas, pero esto no era siempre la verdad. Antes de la coloniazación de este continente, la gente tenía sus propias religiones y costumbres—ellos mismos que los europeos querían abolir. Pero las creencias y las sentimientos no se pueden eliminar completamente—siempre van a vivir bajo la superficie, surgiendo en los momentos de necesidad. Según un estudio publicado en la revista In Crescendo, América Latina tiene una populación católica de 43%, y una densidad católica más elevada del mundo, del 84%. Sin embargo, la iglesia católica todavía ve estas creencia de religión no oficial— que vienen de la tierra, de la gente, y que sigue sobreviviendo—como un riesgo a su autoridad. Pero este riesgo, que podemos nombrar la religiosidad popular, no va a disminuir en futuro previsible, y la iglesia católica y la sociedad católica tiene que aceptarla. Hoy es el tiempo de la alternativa—en la musica, la actitud, las fuentes de energía. Y en la religión también. Una religión alternativa está surgiendo, o, puede decir resurgiendo, en los paises Latinoamericanos. Esto es debido a la cultura postmoderana y urbana que está en expansión en América Latina. Juan Ruiz, autor de "Religiosidad
Brown 2 popular, agnosticismo, indiferencia, sincretismo religioso, y secularismo en la cultura urbana," un artículo publicado en In Crescendo, nota que esta religiosidad “se caracteriza por un individualismo y subjetivismo extremados, que se manifiestan en el pluralismo, el relativismo, el secularismo y el permisivismo moral, bajo el pretexto de una autonomía subjetiva que rechaza la normatividad de una verdad fundante y universal” (Ruiz). Cada uno de estos se puede caracterizar como la religiosidad popular, que viene directamente de la gente y sirve para las necesidades de una gente que no siente apoyada de la ‘religion oficial.’ Como se dice Ruiz con un tono muy de reproche, “En nuestra América se vuelve a los cultos precolombinos. De las religiones precristianas y sus mitologías pasamos a la magia, el ocultismo y el aumento de las sectas satánicas[…]esta religiosidad salvaje[…]es una especie de plastilina religiosa a partir de la cual cada uno fabrica sus dioses a su propio gusto, adaptándose a las necesidades propias” (Ruiz). Pero eso es lo que estaba allí en el primer lugar. Esto es lo que la gente quiere y necesita, y ¿cual es la religión, sino una cosa para dar comodidad? La religiosidad popular es la religión del pueblo, de las clases bajas y de la gente que vive en la periferia. Como John Maxwell noto en su trabajo en el periódico, Let’s Talk, mucha de la religiosidad tiene algunas de sus raíces en la matriz medieval del EuroAmericano devocionalismo, pero también incluye elementos que son indígenas al ‘Nuevo Mundo,’ como la adoración específica a la Virgen. Estos elementos expresan convicciones muy profundos sobre el universo y su propósito y posición así, el acceso a la divina, y como puede experimentar con las cosas de mundo desconocidas. Estas convicciones fueron formadas de experiencias tantas diferentes que las de los Europeos.
Brown 3 Entonces, según Johnson, autor de “Religiosidad Popular, the Virgin Mary, and Lutherans," este religiosidad popular, en el contexto Latinoamericano, “can be defined as the set of experiences, beliefs and rituals which moreor-less peripheral human groups create, assume and develop (within concrete socio-cultural and historical contexts, and as a response to these contexts) and which to a greater or lesser degree distance themselves from what is recognized as normative by church and society.” Estos creencias se distancian de lo que es recogido como normativo según la iglesia y la sociedad. A través de los rituales y experiencias, la religiosidad popular trata de encontrar una manera en que la gente marginal pueda acceder a dios, cuya realización ellos no pueden encontrar de los modos aceptados por la iglesia y la sociedad normativa. Según Alex Garcia-Rivera, un historiador citado por Johnson Maxwell, la religiosidad popular es, últimamente, la religión “in which faith is challenged, interpreted, and made one’s own” (Johnson). Las raíces de estos costumbres son antiguos, pero el evangelio expresado por Guadalupe está resurgiendo para que la gente pueda redescubrirlo. Todos los que viven en la periferia—los marginados y rechazados, los pobres y enfermeras— están reclamando el evangelio de la Guadalupe. Esto evangelio sirve para las armas principales para su propia liberación, y la fuente de una vida diferente de la que es engendrada por las mismas estructuras que le oprimieron y le deshumanizaron (Johnson). Pero la religiosidad popular no es algo que se creció completamente independiente de la iglesia católica. Obviamente, existió antes de la influencia católica en la región, pero como algo que nunca desapareció y recién está resurgiendo, no existe tan
Brown 4 separada de la iglesia en cada situación. En realidad, la religiosidad popular fue reconocida por la iglesia en los años noventa. En la segunda parte del Catecismo de la Iglesia Católica, se dice que, “Además de la liturgia sacramental y de los sacramentales, la catequesis debe tener en cuenta las formas de piedad de los fieles y de religiosidad popular. El sentido religioso del pueblo cristiano ha encontrado, en todo tiempo, su expresión en formas variadas de piedad en torno a la vida sacramental de la Iglesia: tales como la veneración de las reliquias, las visitas a santuarios, las peregrinaciones, las procesiones, el vía crucis, las danzas religiosas, el rosario, las medallas, etc.” Pero este reconocimiento no es decir que la iglesia está lista para aceptar todo esto como parte de su religión. El cuerpo del catolicismo puede ver claramente que la religiosidad popular existe—no es negable—pero al mismo tiempo, no están seguro del papel de estas expresiones de la religiosidad, porque ellas “prologan la vida litúrgica, pero no la sustituyen” (El Catecismo). Es decir, según los autoridades de la iglesia, la gente que practica la religiosidad popular todavía necesita el poder establecida de la iglesia. La iglesia piensa que “se necesita un discernimiento pastoral para sostener y apoyar la religiosidad popular […] y purificar y rectificar el sentido religioso que subyace en estas devociones.” Es claro que la iglesia solo ve estos otros formas de devoción como actos que tienen que ser cambiados, arreglados, por ningún otro que los oficiales católicos. Hay muchos ejemplos de este tipo de tensión, entre la gran cantidad y esfuerza de la religiosidad popular y la reacción de la gente que sola identifica con la iglesia. En la revista In Crescendo, refiere a la religiosidad popular como un “catolicismo popular,”
Brown 5 que contiene “la dimensión más profunda de la cultura latinoamericana” (Ruiz). Esta gente entiende la religiosidad solo en el contexto del catolicismo, como un grupo que está perdido, esperando a ser salvado. Ruiz dice que la religiosidad es un “tesoro de la Iglesia católica en América Latina,” pero solo en el contexto de evangelizar (Ruiz). Algunas personas en la iglesia ve los que están parcialmente desconectada con todos los principios de la iglesia estudiantes que solo necesitan aprender la manera correcta de vivir. Ellos piensan que la religiosidad popular he sufrido por el divorcio entres los élites y el pueblo, pero el propósito entero de la religiosidad popular es que no tiene los élites, y no los necesita. Otra tensión es que en muchos casos, la religiosidad popular ya ha entrado en la iglesia, mezclando con las costumbres oficiales y causando escándalo entre algunos de los católicos más tradicionales y dogmáticos. El sacerdote se llama Rodolfo Arroyo trabaja por la iglesía que contiene “el milagroso cuadro” de María, la desatanudos. Él cree en su poder y dijo que la gente viene a la iglesia, “cada vez más cuenta que la Virgen quería que se propagara esta advocación. Miles y miles de testimonios se multiplican sin medida. Esta Virgencita es muy milagrosa” (Sapia). Las tradiciones de devoción que rodean esta representación de la virgen ha invadido algunas lugares tradicionalmente católica, y Daniel Sapia, administrador de la organización “Conoceréis la Verdad,” habla de este observación con desaprobación. Aunque el cura anteriormente mencionada habla sobre el cambio brusco de la vida Parroquiana como un avance en la religión, Sapia lo ve con desdén. Él ha nombrado este cambio una “catequesis popular de dudosa ortodoxia doctrinal” y él piensa que, si las líneas entre la religiosidad popular y la iglesia sigue de cruzar, “la feligresía católica se va formando paulatina e inexorablemente una creencia
Brown 6 falsa” (Sapia). En esta situación, él está asustado que estas creencias mezcladas van a promover a María de una posición semi-diosa. Aunque María es parte de la cuenta históricamente cristiana, ella no representa la iglesia católica, y su devoción no es considerada parte de una práctica católica. Por eso, las variaciones de la virgen son símbolos de la religiosidad popular, y sus creyentes, la gente popular. Esta misma versión de la virgen, María la desatanudos, es muy popular en Argentina y está adorada por muchas partes. Esta advocación viene de Alemania por un cuadro expuesto en 1700 en la iglesia de San Peter am Perlach, de Augsburgo. El retrato representa una Mujer, María, con una cuerda entre sus manos, rodeando de unos nudos al extremo. Un elemento de la religiosidad popular es tener una relación más directa con “lo sagrado,” y toda la veneración de esta María está dirigido al objeto. Sus creyentes lleguen a la iglesia para festejar el aniversario de la entronización del “milagroso cuadro.” Acá el énfasis está en el cuadro específico, no en su imagen ni en sí misma como una santa. Puede ver la mezcla de catolicismo y sus alternativas en lo que dijo el sacerdote Rodolfo Arroyo, de que “un santuario es un templo en el que se venera la imagen o reliquia de un santo o una virgen de especial devoción” (Sapia). El espacio formal de la religión oficial—un santuario—acá se mezcla con los actos que forman lo que es la religiosidad popular. También con el uso de pronombre “una” en relación a la virgen implica que hay varias vírgenes y no la única María. Esto subraye la idea que es el objeto, y no un santo— la virgen u otra—que es el sujeto de la devoción. Otro ejemplo de la religiosidad popular en Argentina es también una mezcla, una combinación de la fe católica y las costumbres folkólricas de los inmigrantes Bolivianas. El folklórico implica una desviación de lo que es considerando “normal,” tras una
Brown 7 resistencia a las instituciones que se pone los practicantes del folklore en la margen, el espacio donde tiene lugar la religiosidad popular. Como inmigrantes de Bolivia, la vida en Argentina es difícil. En un país que valora la ‘blancura’ y que se basa su identidad nacional en esta misma cosa, la gente con una apariencia indígena, como tiene los Bolivianos, lucha contra el racismo y el juicio de los elites. En los años circundante la crisis de 2001, mucha gente culpó a los Bolivianos por el desastre de Buenos Aires y del país, y los Bolivianos fueron representando como una población que existió completamente en las márgenes de la sociedad. Pero ellos vinieron a Buenos Aires con costumbres indígenas que permiten que ellos encuentren nuevos modos de interpretar sus experiencias. A través de estas tradiciones—por ejemplo, la danza folklórica se llama Morenada—los inmigrantes pueden interactuar con las estructuras de poder, crear sus propias jerarquías, y desarrollar su sentido de si mismo y de grupo. Muchos de los inmigrante Bolivianos participan en la celebración de la santa patrona de Bolivia, y gran parte de los festejos es la danza folklórica morenada, también una manera de mostrar su cultura indígena. La morenada es bailada por una “fraternidad,” y este mismo grupo conduce los servicios grupales muy importantes. Estos servicios, que se llaman veladas, pasa por lo menos dos veces: a la empieza de la estación del ensayo, y otro al fin, antes de la gran fiesta de la Virgen de Copacabana. Esto es el evento principal y tiene lugar en Charrúa, el hogar simbólica de la colectividad Boliviana en Argentina. Aunque las veladas tienen gran parte en estas celebraciones folklóricas, la oración está llevado por un sacerdote católica de una clerecía especial de los inmigrantes bolivianos. La mayoría de los partidarios de la santa patrona son familias quien faltan el acceso a los estructuras del poder en la sociedad. Estas personas no tienen una voz
Brown 8 publica, y la devoción a la santa con las tradiciones indígenas les da una manera de expresarse y un grupo, a partir del cual surge su propia estructura. Esto es un caso en que la religiosidad popular y la religión oficial trabajan juntos y ayuda y apoya al otro. El ministerio Boliviano tiene un gran papel en el folklórico, “as much immigrant folkloric performance occurs within the context of religious ritual, and therefore in immigrant efforts to contest their wider material and symbolic exclusions.” Esta cita se pone las rituales religiosas en el mismo nivel de la búsqueda de su lugar en la vida Argentina y en de su identidad. Pero dentro de estas dos cosas es la costumbre folklórica de la morenada, entonces aceptando al folklore como algo que se alimenta a la religión. Participantes de estas celebraciones también reflejan en el acto de bailar como algo que intensifica su fe católica. Como dijo una de las bailarinas, Julia, “Al bailar ahora lo hago con fe por la Virgen, no[…]porque me gustaba bailar y nada mas.” Ellos se ponen un gran significado en el baile folklórico, y empiezan a pedirle a la Virgen que cumplan los milagros. Cuanto más baila, más creencia en las cosas de la iglesia: esta idea es bien mostrada por Julia, quien dice que, “Aparte que cuando fui a bailar[…]fue que empecé más a bailar así, con más fe, pidiendo a la Virgen[…]y es como todo se me fue cumpliendo[…]Entonces, bueno, así esos tres años fue para pedido y después bailé los otros tres años para agradecer a la Virgen todo lo que me dio porque todo lo que pedí que se me fue cumpliendo…” (Carmona). La danza folklórica y tradición indígena aumenta la fe para los Bolivianos, y la fe les da una razón de bailar. Este nivel de fe y devoción no sea posible sin el sin el folklore, y el folklore no sea tan fuerte sin la religión. Esta relación y tensión crea otra instancia de la religiosidad popular, y muestra su importancia así.
Brown 9 La religiosidad popular es una fuerza prolífica que ya ha penetrada la sociedad con los símbolos y los santuarios que we pueden ver en ambos la ciudad y el campo, en las salas de la gente y los camiones en la calle. Además de su presencia física, las idea de la religiosidad popular han impregnado varias niveles de la sociedad. Obviamente, la religiosidad popular tiene gran parte de las vidas de la clase baja—los sentimientos, creencias y tradiciones de la religiosidad vienen de esta clase, de la gente que reside en las márgenes de la sociedad que se llama ‘normal.’ Pero también, y cada vez más, la religiosidad, con sus símbolos y sus costumbres no oficiales, está encontrando su lugar en las esferas tradicionalmente reservadas para lo oficial. Muchas reliquias de la religiosidad se puede encontrar en las iglesias, y ahora hay muchos ejemplos de la cruz entre la religiosidad, y la religión. Aunque hay ministerios y curas que reconocen las practicas de la religiosidad popular, en algunos casos creen en ellas también, oficialmente, no es reconocido como una religión. Pero la división pagano-cristiano ahora no hay tanta diferencia en cuanto a los funcionarios de la iglesia les gustaría creer. Josef Piepper, un historiador citado en el trabajo de Manuel Delgado, “La 'religiosidad popular': En torno a un falso problema,” quiere presentar un argumento en que las costumbres tradicionalmente llamadas “paganas” son tan religiosas como las procesiones o las misas. La única diferencia es que las misas tiene lugar en las iglesias—dentro de la institución que tiene el poder de crear reglas y siempre tiene la última palabra. Mencioné una cruz entre la religiosidad y la religión, pero la realidad es que hay muchas características de este ‘catolicismo popular’ en lo que se nombra el catolicismo oficial.
Brown 10 Si deben o no deben, las practicas del catolicismo tienen mucho que ver con las practicas usualmente pensado como pagana: el uso de las reliquias, la adoración de la virgen, y la devoción extrema. “El catolicismo practicado es y ha sido siempre una religión absoluta e incontestablemente pagana, es decir idolátrica y politeísta,” pero es parte de una institución reconocida por la cultura, con poder (sin embargo disminuido) en todo el mundo (Delgado). Por eso, es más fácil ignorar, ciegamente, lo pagano en la iglesia, en cambio señalando, con desdén, lo mismo en una religión que no está sosteniendo de la misma estructura, poderosa y establecida. Es este misma sistema de apoyo que permite que el catolicismo esté exento de la categoría a que la religiosidad popular está relegada. Sí, la religiosidad popular en América Latina crea su fe alrededor de cosas y practicas de origen dudosa, pero el catolicismo también lo hice, exactamente como hice el sincretismo. En vez de diferenciar cada uno de estas representaciones de fe, “el nombre que recibe el conglomerado de esas prácticas y creencias no es otro que el de sencillamente, la religión”(Delgado).
Brown 11 Bibliografía Carmona, Alicia. "Bailar con fe: Folkloric Devotional Practice in a Bolivian Immigrant Community." Emisferica 5.1 (2008): n. pag. Web. . Sapia, Daniel. "Religiosidad Popular en el Catolicismo Romano." Conoceréis la verdad. N.p., n.d. Web. 10 Dec. 2012. . Ruiz, Juan Roger Rodriguez. "Religiosidad popular, agnosticismo, indiferencia, sincretismo religioso, y secularismo en la cultura urbana." In Crescendo 3.1 (2012): 153-66. Web. . Delgado, Manuel. "La 'religiosidad popular': En torno a un falso problema." Gazeta de Antropolgía. N.p., 1993. Web. 10 Dec. 2012. . Johnson, Maxwell E. "Religiosidad Popular, the Virgin Mary, and Lutherans." Let's Talk 12.1 (2007): n. pag. Print. . Catholic Church. Catechism of the Catholic Church. 2nd ed. Vatican: Libreria Editrice Vaticana, 2000. Web. (cf Concilio de Nicea II: DS 601;603; Concilio de Trento: DS 1822). .